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1 A LAS PUERTAS DEL CIELO De: Rubén Darío Gil

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Teatro venezolano

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A LAS PUERTAS DEL CIELO

De: Rubén Darío Gil

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Rubén Darío Gil

A LAS PUERTAS DEL CIELO

De: Rubén Darío Gil

Personajes:

El chupa

El Obispo

EL Joven

EL Ángel

ESPACIO TOTALMENTE BLANCO.

Obispo: (Se despierta y mira a su alrededor). Dios mío, ¿Dónde

estoy?

Chupa: (Se levanta y camina maltrechadamente) Que ratón tan

arrecho. Bueno, como decía mi tío Armindo, que en paz descanse,

lo mejor para un buen ratón es seguir tomando. (Mira al joven

tirado en el suelo). Este es uno de los míos. Compadre, ¿No tiene

por casualidad algún remedio para el ratón?.... Este está peor que

yo. Compadre, me siento mal, necesito curar mi borrachera, ¿no

tendrá usted por casualidad algo que me haga entrar en calor, algo

así como un traguito de caña clara o champaña francesa?

Joven: (Se levanta violentamente). ¿Quién es usted? ¿En dónde

estoy?... Qué lugar tan extraño… (Gritando) ¡Que vaina es esta!

Obispo: Joven, mejore su lenguaje, que está usted delante de alta

autoridad eclesiástica.

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Joven: (Lo mira de arriba bajo) ¿y quién es usted?

Obispo: Monseñor Humberto Pérez Otero, Obispo de esta ciudad.

Joven: (mirando todo sin reconocer en dónde está)¿En dónde

estamos?

Obispo: Este lugar es sospechoso.

Chupa: Estamos en el cielo.

Obispo: No puede ser.

Chupa: Creo que estamos muertos.

Obispo y Joven: ¿Muertos?

Joven: Yo no estoy muerto….Es un broma.

Chupa: Si no estamos muertos, ¿Podrías tu explicarme porque

estamos sobre una nube?

Joven: Que nube ni que nube, esto es una pesadilla.

Chupa: Yo no soy la pesadilla de nadie. Créame, estamos a las

puertas del cielo.

Obispo: Insisto que estoy soñando.

Chupa: Yo soy borracho pero no estúpido. Miren a su

alrededor….Todo es blanco como si estuviéramos dentro de una

nube; y además esa puertota….

(El joven se golpea la cara fuertemente)

Chupa: ¿Qué haces?

Joven: Trato de despertarme, tengo que salir de esta pesadilla.

(El obispo observa al joven y comienza a golpearse la cara

también. Todos se cachetean mutuamente, pero al ver que

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ninguno se despierta se voltean hacia el público y gritan en coro:

¡Estamos Muertos!)

Obispo: No puede ser…. No puede ser.

Chupa: Tenía razón mi tío Clementino cuando me dijo que si seguía

tomando iba acabar mal.

Joven: Por qué, por qué…. Maldito negocio. ¡Traidores!, Nunca debí

confiar en esas ratas, pero necesitaba el dinero urgentemente.

¡Qué he hecho! Perdóname mamá, qué error cometí, no puede ser.

Ahora estoy muerto, en un lugar solitario y extraño, lejos de tu

ternura. ¡Maldito negocio!

Obispo: ¿De qué hablas?

Joven: … alguien me disparo.

Obispo: A mí también… (se toca todo el cuerpo) alguien me

disparo.

Joven: ¡Maldito negocio! ¡Maldito negocio!

Chupa: ¡Gua! ¿Cuál Negocio?

Joven: El de la pobreza, el del hambre, el mío… Mi madre se está

muriendo. Lo hice por ella. Necesitaba ese dinero urgentemente.

¿Quién sería? ¿A quién mate?

Obispo: Así que eres un asesino.

Chupa: (Dramatizando) No me mate, no me mate, yo le pagare lo

que sea, entienda que soy un hombre casado con dos hijos (pausa)

no tienes cara de asesino muchacho pendejo.

Obispo: Los asesinos no van al cielo.

Joven: Entonces esto es el infierno, porque yo mate a alguien.

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Obispo: ¿A quién?

Joven: Supongo que a un pez gordo, nunca le vi la cara. Me

pagaron para eliminarlo. Parece que sabía mucho de algo. Yo iba a

tomar el dinero para mi madre, porque ella necesitaba una

operación, pero me mataron. Yo sentí el disparo y luego esto y

ustedes.

Obispo: Yo Salí de mi casa como siempre… no! Hoy era un día

especial, iba a hablar con el Presidente. Por fin esos malditos iban

a parar en la cárcel por corruptos. (Pausa) A mí también me

mataron, Yo sentí el disparo; vi al hombre parado entre la 35 con

11, sabía que me estaba esperando, así que acelere y entonces oí

un disparo; no pude controlar el carro y….desperté aquí con

ustedes…

Joven: ¿Dijo usted que el hombre estaba parado entre la 35 y 11?

Obispo: Si.

Joven: ¿A qué hora?

Obispo: Mas o menos a las ocho de la mañana.

Joven: No puede ser. ¿Su carro era un mercedes blanco?

Obispo: (Lo mira detenidamente) Eras tú…., esa camisa, tú fuiste

el que me disparo. Te voy a matar.

Chupa: Ya está muerto.

Obispo: No importa, será un muerto al cuadrado.

(El obispo persigue al Joven por todo el escenario, hasta que el

Chupa se pone en medio de los dos).

Chupa: Dijo usted que el hombre estaba parado entre la 35 y 11.

Obispo: Si.

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Chupa: Yo oí el disparo, voltie para mirar que estaba pasando,

cuando un carro blanco venia directo hacia mí, corrí pero no pude,

sentí un gran dolor y entonces desperté aquí con ustedes. Tú me

mataste. Te voy a….

Obispo: ¡Ya estamos muertos!

Chupa: Mi tío Armindo tenía la razón cuando dijo que el pobre es el

que paga los platos rotos.

Obispo: Yo no tengo la culpa de tu muerte. (Señalando al joven). Él

fue quien me mato.

Chupa: Así que tu eres el culpable.

Joven: Yo también fui víctima de alguien. A mí me mato la

sociedad y las ganas de vivir… (Al obispo) tú estabas metido en

algo grande, en algo, tú estabas involucrado en un asunto del

gobierno. Tuvimos que matarte antes de que mandaras a matar a

un grupo de personas honestas.

Obispo: A ti te usaron. (Pausa) ¿Qué sabes tú del problema?

Joven: Nada.

Obispo: Prepárate para ser juzgado por la justicia divina.

Chupa: (pausa) ¿Y ahora qué?

Obispo: Eso es lo que me he estado preguntando desde hace

tiempo ¿Y ahora qué?

Joven: Entremos por esta puerta.

Chupa: Es la puerta del cielo.

Joven: (Caminando hacia la puerta). Entremos.

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Obispo: (Detiene al joven) Yo primero, que soy el representante de

la iglesia. Estoy seguro que Jesús me está esperando.

Chupa: Y a mí la virgen.

Obispo: ¡Blasfemo!

Chupa: Como dijo mi tío florindo, en boca cerrada, no entran

moscas. Discúlpame mi curita, fue solamente un mal chiste.

Obispo: Que te puede costar el cielo.

Joven: Yo entrare primero.

Obispo: ¡no! Yo primero.

(El obispo y el joven pelean en la entrada)

Joven: Yo primero.

Obispo: Yo primero.

Joven: Yo primero.

Obispo: Yo primero.

(Chupa saca un pito y lo toca fuertemente)

Chupa: Yo primero.

Obispo: Estas loco, yo primero.

Joven: Yo primero.

(Los tres se pelean por entrar de primero al cielo. Un ángel muy

vistoso con grandes alas doradas abre la gran puerta y observa

detenidamente la pelea).

Ángel: Vaya, vaya, vaya… ¿Qué está pasando aquí? Tres nuevos

pajaritos para la gran jaula. Bienvenidos a la puerta 465 del cielo,

tendrán una entrevista con San Pedro, para ver si son aceptados.

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Pero antes tienen que llenar este cuestionario, ustedes saben,

asuntos formales de la administración.

(Todos toman la planilla)

Ángel: Regresare cuando termine el cuestionario. (Mira al joven

con gran interés). A ti te conozco.

Chupa: (al publico) Como diría mi tío Altagracio, ese Ángel es

medio raro.

Ángel: (Al Chupa) ¿Dijo algo usted de mi? Mucho cuidado, yo tengo

influencias allá dentro.

Obispo: Dígale a San Pedro que Monseñor Pérez Otero lo está

esperando. El me conoce.

Ángel: Lo dudo, (Al Joven) Pronto estarás en el Reino de Dios. No

recuero dónde, cómo y por qué, pero a ti te conozco.

Ángel: (Señalando hacia abajo) …no es la primera vez que yo he

estado allá. Quizás…

Joven: Quizás.

Chupa: Me huele a quemado.

Ángel: Mis alas, mis alas… Porque me asustas. Pensé que me

estaba quemando. Otro chiste de esos y no entras.

Chupa: Como diría mi tío Pancracio. La cague.

(El Ángel se retira pero el Chupa lo detiene)

Chupa: Señor Ángel, Señor Ángel…

Ángel: Y ahora que.

Chupa: No se leer ni escribir.

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Ángel: (Arrebatándole el cuestionario al Chupa) Que problema con

la Chusma, el cielo debería ser para personas con clase. Leeré las

preguntas para los tres, pero antes, deben tomar la pastilla de la

verdad, para que el cuestionario sea respondido es forma

fidedigna porque ningún mentiroso cruza por esa puerta.

EL ÁNGEL SACA UN FRANCO Y LE PONE UNA PASTILLA EN LA

BOCA A LOS TRES.

Ángel: (Pausa) Nombre.

Obispo: Humberto Pérez Otero.

Chupa: A mi llaman el Chupa (Dolor) Ok, mi nombre es Agapito

Mogollón.

Joven: Carlos José Contreras.

Ángel: Muy bonito nombre. Edad.

Obispo: 44 años. (Dolor) 52 años. (Dolor) Está bien, 62 años

cumplidos recientemente.

Chupa: No se mi edad, mis padres perdieron la partida de

nacimiento.

Joven: 25 años.

Ángel: Muy joven para morir, pero estamos alegres de tenerte aquí.

Joven: Yo no, prefiero mi mundo.

Ángel: No tienes idea de lo que hay mas allá de esa puerta. Dentro

podrás tener todo lo que tú quieras, la vida no es tan mala entre

los santos y las santas. Yo por lo menos me divierto mucho aquí

en la puerta. No pagan bien pero San Pedro sabe recompensar mis

desvelos y dedicación. (Pausa). Profesión.

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Obispo: Servidor de Cristo rey. (Dolor) servidor de los intereses de

la iglesia de la parroquia. (Dolor) de mis intereses personales.

Ángel: Gracias por tu honestidad.

Chupa: Yo soy limpia botas (Dolor) vago.

Joven: Estudiante.

Ángel: (Canta) Me gustan los estudiantes

Porque son la levadura

Del pan que saldrá del horno

Con toda su sabrosura.

(Pausa) Religión.

Obispo: Católico, apostólico y romano. (Dolor) libre pensador.

Chupa: Libre pensador.

Joven: Ateo.

Ángel: ¡Comunista! A la jerarquía celestial no le gustan los

comunistas, creer en el poder del perraje es muy peligroso. Claro

que les haremos un pequeño lavado cerebral para evitar

problemas ideológicos. (Pausa) Estado civil.

Obispo: Soy un sacerdote, por supuesto que estoy soltero. (Dolor)

Está bien, yo tengo mi mujercita pero solamente la veo de vez en

cuando. (Dolor) Todos los días.

Chupa: Soltero.

Joven: Soltero.

Ángel: Muy bien. (Pausa) Sexo.

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Obispo: Varón. (Dolor) Okey, tengo mis problemas pero soy un

varón.

Chupa: Macho Vernáculo.

Joven: Heterosexual.

Ángel: Estoy sorprendido por su cooperación, bueno chicos ¿Creen

ustedes que todos somos iguales?

Obispo: Todos somos hijos de Dios. (Dolor) a excepción de los

negros y los judíos.

Chupa: De los ricos.

Joven: De los burócratas.

Ángel: ¿Cuál ha sido su peor pecado?

Obispo: Robarme el dinero de los fieles, tomar ron en vez de vino

en la misa, tener relaciones sexuales con mis monaguillos,

hacerme la paja todos los días, escupir en la mesa de las hostias,

tener fantasías sexuales con las mas ancianas de la parroquia,

desearle el infierno a todos los moribundos, tirarle dardos a la

fotografía del papa en mi cuarto, no conocer la biblia

completamente, pensar que nuestro señor Jesús tenía relaciones

anales con magdalena, dudar de su venida, creer que buda era

mejor que Jesús, maldecir a los niños que llorar en la misa,

desearle la desgracia a cada matrimonio que caso, odiar al

cardenal, haber miedo en un rincón de la capilla Sixtina y por

ultimo mi peor pecado es el de pellizcar a los niños del bautizo

para que lloren de la arrechera.

Ángel: (Se retira del obispo violentamente) eres un pecador, dudo

que San Pedro te deje entrar, mejor habla con San Alejo, el tiene

también algunas de tus mañas, fíjate que el logro que el Marqués

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de Sade entrara al cielo, por esta misma puerta, gracias a sus

influencias. (Al chupa) ¿Y cuál ha si tu peor pecado?

Chupa: Haber nacido.

Ángel: Muy inteligente de tu parte, pero también dudo de tu

entrada definitiva a este santo lugar. Odio a los pordioseros,

huelen mal y eso me da alergia.

Chupa: Maldito Ángel, (Tratando de ahorcarlo) Te voy a desplumar.

Ángel: Auxilio…., Auxilio.

(Una gran centella car sobre la espalda del chupa acompañada de

un estruendoso trueno).

Ángel: La próxima vez te vas derechito al infierno (Pausa)

terminemos el cuestionario (Al joven) Tu turno.

Joven: Mi mayor pecado ha sido el de la pobreza, todo lo que me

ha pasado en esta vida por mi pobreza, desde robar hasta llegar a

matar a ese obispo que está aquí con nosotros.

Ángel: Dios sabrá recompensarte, recuerda que es más fácil que

un camello por el ojo de una aguja que un rico entre al reino de los

cielos.

Obispo: Pero el me asesinó.

Ángel: Por tu culpa, ¿Es que acaso se te olvido porque te quitó la

vida?

Obispo: Porque le pagaron para hacerlo (al joven) ya te veré al

infierno, deja que hable con San Pedro y con San Alejo.

Ángel: Te voy a refrescar la memoria, hace un año atrás tu

conociste a un hombre llamado Ricardo Acosta, cuya profesión era

narcotraficante…

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Obispo: No sigas, no sigas que te pueden oír.

Joven: Yo quiero saberlo todo.

Ángel: (Al publico) Como me gusta el chisme. El tal Ricardo Acosta

le ofreció una fuerte suma de dinero a nuestro querido Monseñor

Pérez Otero, así que dentro de la cruz que el señor obispo mando a

hacer en el Vaticano, hizo una entrada muy sospechosa a la

ciudad de Miami y allí la famosa cruz, por orden de esta rata fue

rellenada con cocaína, mandrax, marihuana de Filipinas, opio de

Turquía, además de una buena cantidad de revistas pornográficas.

Obispo: ¡Mentira! (Dolor) ¡Verdad!, pero ahora estoy arrepentido de

mis pecados.

Ángel: No conforme con eso, mando a matar a Ricardo Acosta por

orden del mismo Presidente, para así quedarse con todo el botín.

Joven: No entiendo, Porque el mismo presidente fue quien me

pagó para matar al hombre del mercedes blanco.

Ángel: Porque él se quiso quedar con todo el botín. Por eso te

mataron a ti también, para que no hablaras.

Chupa: Y por supuesto el pendejo de la historia soy yo.

Ángel: Siempre tiene que haber uno.

Voz: (Muy fuerte) Dejen de hablar pistoladas y terminen el

cuestionario.

Ángel: Esta bien, Papa Dios. Usted sabe como soy yo. Terminemos

con las preguntas. ¿Cree usted que merece la entrada al cielo?

Obispo: A pesar de todos mis pecados, yo he pasado toda mi vida

al servicio… De mis interés y de Dios. ¡Claro que merezco el cielo!

Ángel: Eso lo veremos.

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Chupa: Yo merezco más que el cielo.

Ángel: (Ríe) El pobre siempre vive de ilusiones… Y muere de

desengaños.

Joven: Quiere decir que yo tampoco merezco el cielo, porque yo

también soy pobre.

Ángel: Tu eres un pobre indiferente, la vida te hizo pobre, al chupa

lo hizo pordiosero.

Joven: No veo la diferencia, para mi es lo mismo.

Ángel: Lo que pasa es que tú eres un pobre inteligente. Aquí en el

cielo tendrás un tratamiento especial. Yo me encargare de eso.

Chupa: Para su propio beneficio.

Obispo: Te voy a denunciar ante San Pedro como corrupto. Tienes

mucho interés en que este jovencito entre al cielo.

Ángel: Porque es un buen hombre.

Chupa: A este angelito lo que le gusta es que lo desplumen.

Ángel: ¡Dios!, te pido que me cambies para otra puerta. Odio la

puerta 465, este trabajo no es para mi nivel.

Obispo: ¿Qué clase de gente entra por esta puerta?

Ángel: La puerta 465 del cielo es para la chusma que muere en

forma insólita, en otras palabras, ridículas como ustedes.

Obispo: Yo no soy chusma.

Ángel: Por algo estas en esta puerta.

Obispo: Por accidente, yo soy un ministro de Dios. Deseo hablar

con algún represéntate del cielo ahora mismo.

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Ángel: Yo soy un representante del cielo, guardián de una de las

puertas.

Chupa: No eres más que un portero, dudo que tengas influencias

allá adentro.

Obispo: No eres más que un sirviente.

Chupa: Un pobre muerto como nosotros.

Obispo: Un Ángel desgraciado.

Chupa: Un explotado más.

Ángel: Soy un siervo de Dios.

Obispo: Un esclavo, por alguna razón estas en la peor puerta del

cielo.

Joven: Si yo fuera tú, me quejara inmediatamente ante las

autoridades.

Chupa: Eres un marginado, un pobre loco, un don nadie, un cero a

la izquierda, un angelucho…

Obispo: No llegas ni a Ángel de la guarda.

(El Ángel se siente en un rincón de la habitación, muy deprimido)

Ángel: ¿Por qué me hacen esto? Yo solamente cumplo con mi

deber.

Joven: Tienes que aprender a protestar por tus derechos.

Ángel: No puedo.

Joven: Grita, grita dile a Dios que no estás de acuerdo con tu

trabajo.

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Ángel: En el cielo esta prohibido protestar. El que lo hace esta

condenado a vagar por toda la eternidad.

Joven: Eres un estúpido.

Ángel: Debemos aprender a ser humildes y aceptar nuestro

destino.

Chupa: Como diría mi tío Maigualido, a este le tienen la pata

encima.

Ángel: Ustedes tienen la razón. (Mira con enojo a su alrededor)

¡Coño de la Madre!

(Un centellazo cae sobre el Ángel y este se queda tranquilo)

Voz: ¡A trabajar, Ángel, sino quieres tener problemas!

Ángel: Perdóname, Diosito, es que esta gente me metió ideas

subversivas en la cabeza.

Voz: Recuerda que son comunistas.

Joven: ¿Qué tiene usted en contra de los comunistas?

Ángel: No te va a responder, aun no perteneces a su reino.

Joven: Quiere decir que el cielo es una monarquía, ¿no es así?

Ángel: Es así. Dios decide por todos nosotros, él lo sabe todo y lo

puede todo.

Joven: Es un tirano.

Obispo: ¡Cállate! Dios no es un tirano, Dios es Dios.

Joven: Tu estas al servicio de su tiranía, reclutando fieles para

que luego les vengan a servir como esclavos. Prefiero el infierno.

Obispo: El diablo es otro tirano.

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Chupa: Es el tirano de la maldad.

Joven: Fue el único capaz de protestar ante Dios y por eso lo

expulsaron. ¿Por qué tengo que hacer lo que Dios quiera?

Obispo: Porque es la verdad, con el se vive mejor.

Joven: ¡Maldito tirano! Si te agarro, te degolló.

Ángel: ¡Cállate, por favor!, me vas a meter en un peo. (al joven)

Lastima que seas comunista pero aquí te laváramos el cerebro.

Ultima Pregunta, ¿Qué significa para ustedes la palabra amor?

Obispo: Para mí la pablara amor significa ayudar al prójimo. (Dolor)

Entender el prójimo como uno mismo. (Dolor) Está bien, amor para

mi es igual al sexo, pero yo tengo claro que se puede amar a un

amigo o a un familiar. Amor es todo y es nada. Todo en la vida lo

hacemos por amor.

Chupa: Amor al dinero, a la lujuria, al pecado, a la vida fácil, Amor

a uno mismo. Amor es…

Ángel: ¡Que poco originales son ustedes!. No tienen la menor idea

de lo que es el verdadero amor. (Al joven) amor, amor, amor….

¿Qué es para el amor?

Joven: No quiero responder a esa pregunta (Dolor) ¡Maldita sea

este lugar! (Dolor) Esto no es amor.

Ángel: Dime que es para ti el amor.

Joven: Nunca he amado. (Dolor) Amor es Dolor.

Ángel: que complicados son ustedes. Es tan fácil hablar con la

verdad.

Joven Cuando se tiene la verdad.

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Ángel: Y ahora…. La hora de la verdad, antes de hablar con el

jurado les daré unas recomendaciones de mi parte, para que no

digan que soy un mal Ángel. Muéstrense siempre sinceros y

arrepentidos, nunca menciones la palabra infierno y por favor no

critiquen a San Alejo, el es medio raro y muy sensible, si se siente

ofendido el los botara del cielo. (Pausa) ¿Quién será el primero?

Chupa: Yo quiero ser el primero.

Ángel: Esta bien. (Entran al cielo. Saca un trompeta que esta

colgando en la puerta y la toca.) Atención miembros del divino

jurado, el señor Agapito Mogollón hace su entrada.

(El chupa camina detrás del Ángel, le toca el trasero, el Ángel se

enoja pero lo ignora. El chupa ríe a carcajadas. Salen. El obispo y

el joven se miran largamente sin decir una palabra).

Obispo: Estoy nervioso.

Joven: Yo también, siempre le tuve miedo a la justicia. Siempre

me sentí culpable de algo, cada vez que un policía me miraba, yo

me sentía como un criminal en potencia, culpable de lo que hice y

no hice, pero nunca estuve antes en un tribunal… Estoy cagao.

Obispo: No habrá manera de escaparse. Yo sé que voy derechito al

infierno si me enfrento al jurado.

Joven: (Señalando al obispo) Allí al frente hay un hueco (Camina

hacia el proscenio)

Obispo: ¡Cuidado!, ese es el fin de cielo.

Joven: ¿Y el principio de qué?

Obispo: De la nada. Ese es el abismo sin fin.

Joven: Pero más allá del abismo, estoy viendo algo. Parecen seres

humanos.

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Obispo: Parecen… pero no lo son. Son demonios, representantes

del infierno. Estado esperando por nosotros. Todos los expulsados

del cielo van al infierno, ellos son del comité de recepción.

Joven: Tiene que haber una salida.

Obispo: Saltemos al pozo sin fin.

Joven: Esta bien, no estaremos en el cielo ni en el infierno, sino en

la nada.

Obispo: ¿Cómo sería vivir en la nada?

Joven: Por lo menos yo siempre viví sin nada, me será fácil

adaptarme. (Se toman de las manos)

Obispo: Estoy preparado para el gran salto.

Joven: Si, pero antes tengo que pedirte disculpas por haberte

asesinado.

Obispo: Yo también me siento culpable por no haber cumplido con

mi misión de sacerdote.

Joven: Contemos hasta las tres y luego saltamos.

Obispo: Bien.

Obispo y Joven: Uno… Dos… y…. Tres… (Ninguno de los dos se

atreve a saltar).

Joven: Soy un cobarde. Prefiero enfrentarme al juicio.

Obispo: Pues yo si voy a saltar. Adiós. (Intenta saltar pero se

detiene). Ya tengo la solución.

Joven: No voy a saltar.

Obispo: Claro que vas a saltar, pero no al pozo sin fin, sino sobre el

Ángel. El guardián de esta puerta gusta de ti. ¿Por qué no lo

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seduces y luego lo sobornamos para que no deje escapar? ¿Qué te

parece?

Joven: ¿Y si no se deja?

Obispo: Nada perdemos con intentarlo. (Ve a la puerta). Angelito….

Angelito…. Angelito…. (El Ángel sale todo apurado)

Ángel: ¿Qué quieres? Estamos el pleno juicio.

Joven: Deseo hablar contigo de algo muy especial.

Ángel: Ahora no, mas tarde. Tendremos toda la eternidad para

conocernos.

Joven: TU sabes que el jurando me enviara al infierno por asesino.

Ángel: Yo te voy a ayudar.

Joven: Ahora si recuerdo donde te conocí.

Ángel: Me lo dices mas tarde.

Joven: (Le toca las alas al Ángel muy afectivamente). Quiero

decírtelo ahora.

Ángel: Por favor, que esta es una casa decente.

Joven: Nosotros nos conocimos en la de baby.

Ángel: Yo no sé de lo que me estás hablando.

Joven: Te conocí en el burdel disimulado “La mariposa azul”, allá

en un pequeño pueblo…

Ángel: Esto pertenece a mi pasado.

Joven: Yo quiero que me hagas lo mismo que aquel día, ¿Te

recuerdas? El día que inauguraron “La Mariposa Azul” tú te paraste

disimulado para el baño y yo te seguí, entonces…

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Ángel: ¡Cállate!, que te van a oír. Esto lo hice en una de esas

vacaciones locas que uno tiene.

Joven: Ahora tengo ganas de…

Ángel: Allí tienes al monseñor. Quizás el te sirva de algo.

Obispo: Así que en tus vacaciones te la pasas de burdel en burdel.

Trabajando en los baños. ¿Qué pasara si se lo cuento al jurado?

Ángel: No te creerán.

Joven: (Con ternura) ¿Tú me crees capaz de eso?

Ángel: Si, no eres el primero que intenta sobornarme en esta

puerta. Me voy para el tribunal, el Chupa debe de estar por salir.

(Sale y Regresa). Si ustedes dicen algo de eso, van a saber lo que

es un Ángel arrecho. (Truenos. Sale el Ángel)

Obispo: Mejor nos callamos.

Joven: Tú y tus ideas, ahora v a ser peor. ¿No tienes otra idea?

Obispo: Estoy pensando…, estoy pensando…

(Sonido de trompeta. Sale el Ángel y abre la puerta, atrás viene el

Chupa vestido de Ángel. Las alas y la toga son más cortas que las

del Ángel guardián.

Chupa: (Saltando de la alegría) ¿Qué les parece?

Joven: Eres un vendido. Gran cosa,… un Ángel.

Chupa: estas envidioso.

Ángel: El próximo.

(El obispo y el joven se miran la cara e ignoran el llamado del

Ángel).

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Ángel: ¿Quién va a ser el segundo? (Silencio)

Chupa: No sean cobardes, a mi me trataron muy bien.

Ángel: Carlos José Contreras, el tribunal lo está esperando.

Joven: Que pase primero el obispo, el es un representante de su

negocio allá en la tierra.

Obispo: El Ángel dijo claramente, Carlos José Contreras y ese es

tu nombre. Hasta ahora pensaba que eras un joven con ideales

firmes y debo confesarte que sentí algo de envidia, pero ahora me

doy cuenta que no eres más que una gallina.

Joven: No soy ninguna gallina, me siento como una gallina por que

se que voy a ser juzgado por un tribunal moralista, por hombres

que dicen ser santos y creen que la vida es el puro rezar y hacer el

bien. Yo no voy a servir al tirano que tiene a su santo pueblo hecho

un mierdero. No voy a entrar.

Ángel: Carlitos por favor.

Joven: Tengo miedo.

Chupa: No hay nada que temer.

Joven: Estoy cansado de ver el mundo desde abajo y ahora que

estoy aquí arriba tengo miedo. No quiero ser juzgado.

Ángel: Carlitos, el tribunal está esperando.

Joven: Yo les ahorrare el trabajo. (Gritando) ¡Soy culpable de

todo..! ¡Asesino, comunista, vago, maniático sexual, habla paja,

seudo-intelectual, mal hijo, ateo!... ¡Déjenme en paz!

Chupa: Esta muy nervioso. (Lo lleva hasta la entrada de la puerta)

Mejor es que entres. Todo saldrá bien.

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Ángel: Entra Carlitos, yo estaré a tu lado durante el juicio. (El

Ángel y el joven salen).

Chupa: Pronto será tu turno.

Obispo: No me lo recuerdes.

Chupa: Me siento muy bien. Soy un hombre nuevo. Estoy seguro

que si mi tío Jacinto me viera ahorita diría ¡ay! A mi sobrino le

salieron alas con plumas, pero estoy seguro que en el fondo

estaría orgulloso de mí.

Obispo: (llora repentinamente) jamás pensé que este día iba a

llegar. Para ser realista, nunca pensé que el cielo existiría.

Chupa: Pero usted es un obispo.

Obispo: La culpa la tiene mi madre. Yo recuerdo el día cuando le

dije, mama, quiero ser un astronauta, y ella se hecho a reír y luego

le dije, entonces porque te ríes, y ella me pregunto con otra

pregunta ¿Para qué quieres ser astronauta? Y yo le respondí, para

conocer el cielo. Ella al día siguiente me prometió que me iba a

llevar a una escuela donde conocería el cielo muy bien; después

de muchos años de estudio, llego el día de la graduación y mi

sorpresa fue cuando en el momento de la juramentación me

llamaron sacerdote y no astronauta, muy indignado fui a la

dirección del plantel para reclamar el mal entendido pero el señor

director me dijo que mi profesión era la de astronauta espiritual,

en ese momento no entendí un carajo, hasta que hace algunos

años atrás que me di cuenta que estudie en la escuela

equivocada. (Llora de nuevo) Estoy perdido. Tengo que escapar,

tengo que escapar, tengo que… (Al Chupa) Tú me vas a ayudar a

escapar.

Chupa: No puedo, podría perder mis alas.

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Obispo: (Se arrodilla ante el chupa). Por favor, ayúdame a salir de

aquí.

Chupa: ¿Para donde?

Obispo: (Señalando al publico) Mas allá del abismo sin fin, están

los demonios esperándonos, pero mas allá del mas allá, hay algo

que nadie sabe pero que esta allá y para allá quiero ir.

Chupa: No entendí un coño.

Obispo: Quiero que me ayudes a escapar para el otro lado del cielo

que no es el infierno sino otra cosa que nadie sabe.

Chupa: Ese lugar está prohibido para los habitantes del cielo.

Obispo: Solamente quiero que me des la colita hasta la puerta del

otro lado.

Chupa: Pero, ¿Cómo?

Obispo: Volando. Recuerda que ahora tienes alas y puedes volar.

Chupa: No lo había pensado.

Obispo: Llévame entonces, antes de que vengan por mí.

Chupa: pero me meteré en un lio. ¿Qué les voy a decir?

Obispo: Dile que yo te obligue poniéndote un cuchillo en el cuello.

Chupa: No puedes matar a un muerto, Nadie te creerá.

Obispo: Diles entonces que intente arrancarte las alas sino me

llevabas para el otro lado.

Chupa: Voy a arriesgarme, pero nunca he volado.

Obispo: Te doy el chance para que practiques.

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(El Chupa se monta sobre una de las nubes que están más altas e

intenta volar pero cae aparatosamente)

Chupa: No es tan fácil como lo pensé.

Obispo: Tienes que pegar una pequeña carrerita para que agarres

impulso.

(El Chupa se pega de la gran puerta, corre y da un salto pero

vuelve a caer).

Chupa: No se cual es el error.

Obispo: trata de concentrarte de nuevo. Para un Ángel volar tiene

que ser algo natural.

Chupa: Voy a intentarlo de nuevo. (Cierra los ojos). Concentración.

Soy liviano como una pluma, puedo volar, puedo volar como los

pájaros, puedo volar. (Pausa) No puedo volar.

Obispo: Tienes que vencer el miedo, ponte aquí en el medio, Cierra

los ojos… (EL obispo se sube sorpresivamente a las espaldas del

chupa). ¡Vuela! ¡Vuela!

(El Chupa comienza a gritar fuertemente y se cae con el obispo a

sus espaldas. El ángel entra apresurado y queda paralizado ante la

escena.

Ángel: ¿Es que no hay respeto para este santo lugar? Podrían

hacerlo en otro sitio y con menos escándalo. (Murmurando) Yo los

entiendo, pero tienen que ser más cuidadosos. (Al obispo) Quien

iba a creerlo.

Obispo: Es un mal entendido.

Ángel: Claro, claro, yo entiendo esos malos entendidos.

Chupa: Estaba tratando de volar.

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Ángel: Y de qué manera (Pausa) Les tengo una sorpresa. Entra

Carlitos….

(El joven entra vestido de ángel, con alas y la toga más corta que

las del chupa).

Joven: Fui perdonado por mis pecados. Ahora soy un angelito.

Chupa: ¡Felicitaciones! Ahora le toca al Monseñor.

Obispo: No voy a ir.

Ángel: Pues tendrás que hacerlo.

Obispo: Soy Monseñor y merezco un trato especial.

Ángel: Pues te daremos un trato especial. (A los nuevos Ángeles)

Ayúdenme, muchachos.

(Los tres ángeles agarran al obispo por los pies y lo arrastran

hasta que la puerta y este se resiste maldiciendo al cielo, se

agarra a las hojas de la puerta y los tres ángeles hacen todo los

posible para descargarlo de ella.

Joven: Hagámosle cosquillas.

(Los tres le hacen cosquillas que por fin el obispo se despega de la

reja. El ángel lo arrastra por los pies y sale)

Chupa: que hombre tan difícil

Joven: Lo más probable es que el tribunal lo rechace.

Chupa: Yo pensé que el tribunal te iba a rechazar.

Joven: Me perdonaron

Chupa: Pero ¿Qué paso con tu carácter revolucionario?

Joven para qué coño me sirve ahora.

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Chupa: Pero ahora será un esclavo mas del tirano.

Joven: Este es nuestro destino. Tenemos que ser humildes.

Chupa: Estas loco. Recuerda tu origen. Aquí se come bien, se vive

bien; mientras que allá se come mierda.

Joven: Ayer fue ayer, Hoy es hoy. Mi pasado no cuenta.

Chupa: Me das asco. Y yo que pensé en tener un aliado en este feo

lugar.

Joven: Mi único aliado es Dios.

Chupa: ¡Maldición!, No me hables de esa manera. (Pausa) Se que

estas tramando algo. Probablemente quieres seducir de nuevo al

guardián de esta puerta.

Joven: te prohíbo que hables de esa manera. Si vuelves a decir

otra vez algo indecoroso frente mí, me veré en la obligación de

hablar con San Pedro para que te castigue.

Chupa: Esta bien, San Carlitos, no volverá a pasar.

(Gran Pausa)

Chupa: Una pregunta ¿te permitirá ver a tu madre de nuevo?

Joven: Mi madre está bien ahora. En el tribunal yo les cambie la

salud de mi madre por mi carácter. Ahora tengo que ser dócil y

nunca protestar. Mientras yo sea un hombre respetuoso de todas

las leyes divinas mi madre mejorara de salud, pero si al contrario

me comporto rebelde y difícil, la salud de mi madre empeorara y

caerán muchas desgracias sobre mi familia.

Chupa: ¡Que desgraciados!

Joven: No me hagas protestar.

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Chupa: Así es mejor. Así no pienso en mi desgracia. Ahora viviré

en el eterno silencio, nada me perturbara, ni un mal pensamiento

cruzara por mi mente. Todo sea por el bien de los míos. No me

hablen, no me busquen que yo no existo más.

Voz: (Muy fuerte e indignado) ¡Fuera!... ¡Fuera!... ¡Fuera!...

(El obispo sale corriendo, llevando nada más que una corta toga

sin alas. EL ángel lo saca a patadas del lugar).

Voz: ¡Fuera de este santo lugar! Serás condenado a vivir más allá

del abismo sin fin, con los demonios.

Obispo: Piedad para este pobre viejo.

Ángel: El que mal anda, mal acaba. Vete con tus demonios que yo

me quedo con los angelitos. (Al joven y al Chupa) Entren al reino

de Dios. Tendremos una fiesta especial para darles la bienvenida,

luego habrá un concierto de gala para ustedes. Esta noche

tendremos a mi querido Carlitos Gardel cantando a dúo con Sor

Jana Inés de la Cruz. Ella es muy buena, pero Carlitos…

Obispo: ¿Qué será de mí?

Ángel: Cuando llegue la noche, los demonios que están acechando

este lugar constantemente, vendrán. Son unos pequeños seres

deformes con olor a vinagre y alas retorcidas. Que mañana tenga

que lavar todo esto; cada vez que los demonios vienen a buscar a

un nuevo miembro, dejan esto lleno de orines, mierda, semen y

sangre por todos lados. Así es su ceremonia bautismal.

Chupa: ¿Ceremonia bautismal?

Ángel: Si, ellos bautizan a sus nuevos miembros violándolos aquí

en mi santa puerta. Luego se orinan y se cagan sobre las victimas

hasta que estas admitan que desean estar con ellos. Al final de la

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noche los demonios se los llevan para el lugar que esta más allá

del abismo sin fin.

Obispo: ¡Qué asco! Tengan piedad de mí. Yo no quiero vivir con los

demonios, soy alérgico al vinagre. Les prometo que me portare

bien.

Ángel: Siento pena por ti, pero el jurado ya emitió su juicio. Lo

lamento mucho. Bueno, mis muchachos, es hora de que estos

angelitos recojan sus alas.

Chupa: Adiós, Monseñor.

Joven: Adiós, Monseñor.

Obispo: No me dejen aquí, por favor.

Ángel: Hasta nunca, Monseñor. Las puertas del cielo se te cierran

para siempre.

Joven: (Agarra al ángel por el cuello y lo arrastra hasta el

proscenio). No voy a dejar que se cometa esa injusticia en contra

del Monseñor. O todos entramos al cielo, o ninguno entra.

Chupa: (Agarra al ángel por los pies) Yo sabía que no eras un

traidor.

Ángel: ¡Carlitos, tu madre está sufriendo ahora por lo que estás

haciendo. No se te olvide el pacto que tienes con el tribunal.

Voz: ¡Suelten a ese ángel, carajo, que me van hacer arrechar!

Joven: Lo soltamos pero con una condición.

Voz: Nadie le pone condiciones a Dios. Yo soy el Todopoderoso.

Chupa: Entonces tiraremos a este ángel al abismo sin fin.

(El chupa y el joven mueven al ángel de un lado al otro)

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Ángel: Que horrible final para este querubín. Dios, ayúdame.

Voz: Por favor, no le hagan daño a mi ángel preferido, el es el

único que me comprende en mis noches de soledad, el es mi

verdadera mano derecha.

Joven: Si quieres ver de nuevo a tu aliado amiguito, debes

escuchar nuestras condiciones.

Voz: ¡Desgraciados!, irán todos al infiernos por desobedientes.

Joven: Nos vamos al infierno, pero con tu amiguito. Yo creo que el

diablo se va a dar un banquete esta noche.

Voz: Eso nunca ¿Cuáles son sus condiciones?

Joven: Queremos regresar a la tierra ahora mismo.

Voz: ¡NO!

Chupa y Joven: (Moviendo al Ángel) A la una.. A las dos… y a las…

Voz: Esta bien, está bien. Se irán a la tierra ahora mismo, pero por

favor suelten a mi querubín.

Joven: Cuidado con una trampa.

Voz: Yo no soy tramposo. Lo que digo lo cumplo.

Joven: Nos iremos a la tierra con las siguientes condiciones:

Primero, no nos vas a molestar mas nunca, segundo, seremos

millonarios; tercero fama y poder; cuarto no sufriremos de

enfermedades y por ultimo entraremos al cielo cuando nos toque

morir.

Voz: Es un chantaje, pero lo hare por mi querubín. Suéltenlo.

Joven: Nada de trampas.

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Voz: Ya les dije que tengo una sola palabra. (El chupa y el joven

sueltan al Ángel y este sale corriendo para la puerta). Entren al

túnel de luz, estarán en la tierra en pocos segundos. (Los tres

entran corriendo al túnel de luz y se van perdiendo).

Voz: Esos estúpidos creyeron que yo realmente les iba a conceder

poder, fama y fortuna, como si yo tuviera poder en la tierra. (El

ángel y la voz ríen sin contenerse). Bueno, querido, ya es hora de

que cierres el negocio. Poder, fama y fortuna, que bolas.

Ángel: (Cerrando la puerta). Fin a otro día más de trabajo. (Se

limpia la toga) Eso me para por trabajar con el perraje. (El ángel

Sale)

FIN.