9 hunters moonsong (1)

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Entertainment & Humor


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Moonsong

Traducido por Krispipe

Corregido por Nikola

El mal nunca muere…

Después de escapar de los horrores de la Dimensión Oscura, Elena y sus

amigos no pueden esperar para asistir a la universidad de Dalcrest, el

hermoso campus cubierto de hiedra donde los padres de Elena se

conocieron. La vida con Stefan es mejor que nunca, y con sus amigos más

cercanos Bonnie, Meredith y Matt a su lado, Elena sabe que será su mejor

año. Incluso Damon parece haber cambiado realmente y se lleva bien con

todo el mundo.

Pero para Elena, alejarse de Fell´s Church no quiere decir que haya dejado

atrás su oscuro pasado. Cuando los estudiantes empiezan a desaparecer

del campus, cada nuevo amigo es de repente un potencial enemigo. El

pánico pronto se propaga y los amigos luchan para protegerse

mutuamente.

A continuación Elena descubre un secreto oculto durante mucho tiempo,

uno que la perturba hasta la médula, y se da cuenta de que la tragedia

puede ser inevitable. ¿Podrá Elena escapar de su destino? ¿Y será Stefan o

Damon el que la coja si se cae?

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CAPITULO 1

Querido Diario:

Estoy muy asustada.

Mi corazón late con fuerza, mi boca está seca y mis manos están

temblando. He enfrentado mucho y sobrevivido: vampiros, hombres lobo,

fantasmas. Cosas que nunca imaginé que fueran reales. Y ahora estoy

aterrada. ¿Por qué?

Simplemente porque me voy de casa.

Y sé que todo esto es completa y locamente ridículo. Apenas me estoy

yendo de casa, realmente. Estoy yendo a la universidad, sólo a pocas horas

conduciendo de esta querida casa donde he vivido desde que era un bebé.

No, no voy a empezar a llorar otra vez. Voy a estar compartiendo

habitación con Bonnie y Meredith, mis dos mejores amigas en el mundo

entero. En la misma residencia, sólo a un par de pisos de distancia va a

estar mi amado Stefan. Mi otro mejor amigo, Matt, estará a sólo un paseo

por el campus. Incluso Damon estará en un apartamento en el pueblo

cercano.

Honestamente, no podía quedarme más cerca de casa a menos que no me

moviera en absoluto de esta casa. Estoy siendo un ejemplo de cobarde.

Pero parece que acabo de conseguir mi vuelta a casa, mi familia, mi vida,

después de estar exiliada durante tanto tiempo, y ahora de repente tengo

que salir de nuevo.

Supongo que estoy asustada en parte porque estas últimas semanas del

verano han sido maravillosas. Nos llenamos de todo el placer que

hubiéramos tenido estos últimos meses, si no hubiéramos estado luchando

contra los kitsune, viajando por la Dimensión Oscura, luchando con el

fantasma de los celos, y todos las demás cosas extremadamente no

divertidas que hemos hecho, en tres gloriosas semanas. Tuvimos picnics y

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comidas campestres y fuimos a nadar y de compras. Hicimos un viaje a la

feria del condado, donde Matt ganó para Bonnie un tigre de peluche y se

volvió de color rojo brillante cuando ella chilló y saltó a sus brazos. Stefan

incluso me besó mientras estábamos sentados en la parte superior de la

noria, igual que cualquier chico normal podría besar a su novia en una

hermosa noche de verano.

Estábamos muy felices. Normales en una manera que pensaba que nunca

podría volver a serlo.

Eso es lo que me asusta, me imagino. Tengo miedo de que estas semanas

hayan sido un intermedio brillante y dorado y ahora que las cosas están

cambiando, regresemos de nuevo a la oscuridad y el horror. Es como dice

aquel poema que leímos en clase de inglés el otoño pasado: Nada dorado

puede permanecer. No para mí.

Incluso Damon…

El ruido de pies en el piso de abajo la distrajo, y la pluma de Elena Gilbert

se desaceleró. Ella levantó la vista hacia el último par de cajas esparcidas

por la habitación.

Stefan y Damon deben estar aquí para recogerla. Pero quería terminar su

pensamiento, expresar la última preocupación que la había estado

molestando durante estas semanas perfectas. Se volvió hacia su diario,

escribiendo más rápido para que pudiera recoger sus pensamientos antes

de tener que irse.

Damon ha cambiado. Desde que derrotamos al fantasma de los celos, él ha

estado… más amable. No sólo conmigo, no sólo con Bonnie, con quien

siempre ha tenido un punto suave, sino también con Matt y Meredith.

Todavía puede ser intensamente irritante e imprevisible, sino no sería

Damon, pero no tiene ese borde cruel. No como antes.

Él y Stefan parecen haber llegado a un entendimiento. Saben que los amo a

ambos, y sin embargo, no han permitido que los celos se interpongan entre

ellos.

Son cercanos, actuando como verdaderos hermanos de una manera que no

he visto antes. Hay un delicado equilibrio entre nosotros tres que ha

durado el final del verano. Y me preocupa que cualquier paso en falso de

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mi parte lo haga derrumbarse y al igual que su primer amor, Katherine,

separe a los hermanos. Y entonces perderemos a Damon para siempre.

Tía Judith llamó en tono impaciente. —¡Elena!

—¡Voy! —respondió Elena. Rápidamente garabateó unas cuantas oraciones

más en su diario.

Aún así, es posible que esta nueva vida sea maravillosa. Tal vez encuentre

todo lo que he estado buscando. No puedo aferrarme a la escuela

secundaria, o a mi vida aquí en casa, para siempre. Y, ¿quién sabe? Tal vez

lo dorado pueda permanecer.

—¡Elena! ¡Tu transporte está esperando!

Tía Judith estaba sin duda estresándose ahora. Ella había querido conducir

a Elena hasta la escuela ella misma.

Pero Elena sabía que no sería capaz de despedirse de su familia sin llorar,

por lo que le había pedido a Stefan y Damon que la llevaran en su lugar.

Sería menos embarazoso ponerse emocional aquí en casa que llorar en

todo el campus de Dalcrest. Desde que Elena había decidido ir con los

hermanos Salvatore, tía Judith había estado trabajando en cada pequeño

detalle, ansiosa de que la carrera de Elena en la universidad podía no

comenzar perfectamente sin ella allí para supervisar. Todo era porque la tía

Judith la amaba, Elena lo sabía.

Elena cerró el diario azul cubierto de terciopelo y lo dejó caer en una caja

abierta. Se puso en pié y se dirigió a la puerta, pero antes de abrirla, se

volvió para mirar su habitación por última vez.

Estaba tan vacía, con sus posters favoritos desaparecidos de las paredes y

la mitad de sus libros sacados de su estantería. Sólo un poco de ropa se

mantenía en su cómoda y armario. El mobiliario estaba todavía en su lugar.

Pero ahora que la habitación estaba despojada de la mayor parte de sus

posesiones, se sentía más como una habitación de hotel impersonal que el

refugio acogedor de su infancia.

Habían pasado muchas cosas aquí. Elena podía recordar acurrucarse con su

padre en el asiento para leer de la ventana juntos cuando era una niña. Ella

y Bonnie y Meredith, y Caroline, que había sido su buena amiga, también,

una vez, habían pasado por lo menos cien noches contando secretos,

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estudiando, vistiéndose para el baile y simplemente pasando el rato. Stefan

la había besado aquí, por la mañana temprano, y desapareció rápidamente

cuando la tía Judith llegó a despertarla. Elena recordó la sonrisa cruel,

triunfante de Damon cuando lo invitó la primera vez, lo que parecía hace

un millón de años. Y, no hace mucho tiempo, su alegría cuando había

aparecido aquí una oscura noche, después de que todos pensaban que

estaba muerto.

Se oyó un silencioso golpe en la puerta, y se abrió. Stefan estaba en el

umbral, mirándola.

—¿Lista? —dijo—. Tu tía está un poco preocupada. Piensa que no vas a

tener tiempo para desempacar antes de la orientación si no nos vamos.

Elena se levantó y se acercó a envolver sus brazos alrededor de él. Él olía a

limpio y madera, y puso la cabeza en su hombro.

—Ya voy —dijo—. Es difícil decir adiós, ¿sabes? Todo está cambiando.

Stefan se volvió hacia ella y atrapó su boca suavemente en un beso.

—Lo sé —dijo cuando terminó el beso, y pasó el dedo suavemente a lo

largo de la curva de su labio inferior—. Llevaré esas cajas abajo y te daré

unos minutos más. Tía Judith se sentirá mejor si ve el camión recibiendo

las maletas.

—Está bien. Enseguida bajo.

Stefan salió de la habitación con las cajas, y Elena suspiró, mirando a su

alrededor otra vez. Las azules y floreadas cortinas que su madre había

hecho para ella cuando Elena tenía nueve años todavía se cernían sobre las

ventanas. Recordó a su madre abrazándola, sus ojos un poco llorosos,

cuando su niñita le dijo que era demasiado grande para las cortinas de

Winnie Pooh.

Los propios ojos de Elena se llenaron de lágrimas, y se metió el cabello

detrás de las orejas, reflejando el gesto que su madre utilizaba cuando

estaba pensado mucho. Elena era muy joven cuando sus padres murieron.

Tal vez si hubieran vivido, ella y su madre serían amigas ahora, podrían

conocerse como iguales, no sólo como madre e hija.

Sus padres habían ido a la universidad de Dalcrest, también. Allí es donde

se habían conocido, en realidad. En la planta baja sentada en la parte

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superior del piano había una imagen de ellos en sus trajes de graduación

sobre el césped soleado en frente de la biblioteca de Dalcrest, riendo,

increíblemente jóvenes.

Tal vez ir a Dalcrest llevaría a Elena más cerca de ellos. Tal vez aprendería

más sobre las personas que ellos habían sido, no sólo la mamá y el papá

que había conocido cuando era pequeña, y encontraría a su familia perdida

entre los edificios neoclásicos y los jardines verde profundo de la

universidad.

No se iba, en realidad no. Se movía hacia delante.

Elena apretó la mandíbula con firmeza y salió de su habitación, apagó la

luz cuando se fue.

En la planta baja, tía Judith, su marido, Robert y la hermana de Elena de

cinco años, Margaret, estaban reunidos en el pasillo, esperando, mirando a

Elena mientras bajaba las escaleras.

Tía Judith estaba inquieta, por supuesto. No podía evitarlo aún; sus manos

se estaban torciendo juntas, alisando su pelo o jugando con sus

pendientes.

—Elena —dijo—, ¿estás segura de que has empacado todo lo que

necesitas? Hay tantas cosas que recordar —frunció el ceño.

La ansiedad obvia de su tía hizo más fácil para Elena sonreír

tranquilizadora y abrazarla. Tía Judith la abrazó con fuerza, relajándose por

un momento, y sorbió por la nariz. —Te voy a echar de menos, cariño.

—Yo también te echaré de menos —dijo Elena, y apretó a tía Judith cerca,

sintiendo temblar sus propios labios. Dio una risa temblorosa—. Pero

volveré. Si me olvido de algo o si tengo nostalgia, volveré de vuelta para un

fin de semana. No tengo que esperar a acción de gracias.

Junto a ellas, Robert pasó de un pie al otro y se aclaró la garganta. Elena

soltó a la tía Judith y se volvió hacia él.

—Ahora, sé que los estudiantes universitarios tienen un montón de gastos

—dijo—. Y no queremos que tengas que preocuparte por el dinero, así que

tienes una cuenta en la tienda estudiantil, pero… —abrió su cartera y le

entregó a Elena un puñado de billetes—. Por si acaso.

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—Oh —dijo Elena, conmovida y un poco nerviosa—. Gracias, Robert, pero

en realidad no tienes que hacerlo.

Él le dio una palmadita en el hombro torpemente. —Queremos que tengas

todo lo que necesites —dijo con firmeza. Elena le sonrió con gratitud,

dobló el dinero, y lo puso en su bolsillo.

Junto a Robert, Margaret fulminaba con la mirada obstinadamente hacia

sus zapatos. Elena se arrodilló ante ella y tomó las manos de su hermanita.

—¿Margaret? —solicitó.

Sus grandes ojos azules la miraron. Margaret frunció el ceño y sacudió la

cabeza, su boca en una delgada línea.

—Voy a echarte mucho de menos, Meggie —dijo Elena, atrayéndola hacia

sí, con los ojos llenos de lágrimas. El suave pelo de diente de león de su

hermana pequeña rozó la mejilla de Elena—. Pero voy a estar de vuelta

para acción de gracias, y tal vez puedas venir a visitarme al campus. Me

gustaría mostrar mi hermanita a todos mis nuevos amigos.

Margaret tragó saliva. —No quiero que te vayas —dijo en una pequeña voz

triste—. Siempre te estás yendo.

—Oh, cariño —dijo Elena impotente, abrazando a su hermana más cerca—.

Siempre vuelvo, ¿no?

Margaret recordaba lo que había sucedido realmente en Fell´s Church en el

último año. Los Guardianes se habían comprometido a cambiar los

recuerdos de cada uno de esos meses oscuros en que los vampiros,

hombres lobo, y kitsune casi habían destruido la ciudad, y cuando Elena

había muerto y resucitado, pero parecía haber excepciones. Caleb

Smallwood recordaba, y a veces la cara de inocencia de Margaret parecía

extrañamente saber.

—Elena —dijo tía Judith de nuevo, su voz espesa y llorosa—, es mejor que

te vayas.

Elena abrazó a su hermana una vez más antes de marchar. —Está bien —

dijo, poniéndose de pie y recogiendo su bolso.

—Llamaré esta noche y les haré saber cómo me estoy acomodando.

Tía Judith asintió con la cabeza, y Elena le dio otro rápido beso antes de

limpiarse los ojos y abrir la puerta principal.

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Damon y Stefan estaban apoyados contra la camioneta que Stefan había

alquilado, sus cosas empaquetadas en la parte posterior. Mientras ella

daba un paso adelante, ambos levantaron la mirada y, al mismo tiempo, le

sonrieron.

Oh. Eran tan hermosos, ambos, que al verlos todavía se agitaba después de

tanto tiempo. Stefan, su amor Stefan, sus ojos verde hoja brillando al verla,

era precioso con su perfil clásico y esa dulce y besable pequeña curva en

su labio inferior.

Y Damon, todo piel pálida luminiscente, ojos de terciopelo negro, y pelo de

seda, era elegante y mortal a la vez.

La brillante sonrisa de Damon hacía algo en su interior que se extendía y

ronroneaba como una pantera reconociendo a su compañero.

Ambos pares de ojos la miraban con amor, posesivamente.

Los hermanos Salvatore eran suyos ahora. ¿Qué iba a hacer ella al respecto?

El pensamiento le hizo fruncir el ceño y la hizo tener una corazonada

nerviosamente. Luego, conscientemente alisó las arrugas de su frente,

relajándose, y les devolvió la sonrisa. Lo que vendría, vendría.

—Es hora de irnos —dijo, e inclinó su rostro hacia el sol.

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CAPITULO 2

Traducido por Krispipe

Corregido por Nikola

Meredith sostuvo el medidor neumático firmemente contra la válvula de su

neumático trasero derecho mientras lo chequeaba. La presión estaba bien.

La presión de las cuatro ruedas estaba bien. El anticongelante, aceite, y

líquidos de transmisión estaban todos llenos, la batería del coche era

nueva, y el gato y la rueda de repuesto estaban en perfecta forma. Debería

haberlo sabido. Sus padres no eran del tipo de no ir a trabajar para verla

irse a la universidad. Ellos sabían que no necesitaba mimos, pero le habían

demostrado su amor asegurándose de que todos los preparativos

estuvieran hechos, que ella estaba a salvo y perfectamente preparada para

cualquier cosa que pudiera suceder. Por supuesto, no le dirían que lo

habían comprobado todo, sino que querrían que continuara protegiéndose

a sí misma.

No había nada que tuviera que hacer ahora excepto irse. Lo cual era lo

único que no quería hacer.

—Ven conmigo—dijo sin levantar la vista, menospreciando el débil temblor

que oía en su propia voz—. Sólo por un par de semanas.

—Sabes que no puedo—dijo Alaric mientras pasaba la mano ligeramente

por encima de su espalda—. No querría irme si voy contigo. Es mejor así.

Tendrás la oportunidad de disfrutar de las primeras semanas de

universidad igual que todos los demás estudiantes nuevos, sin nadie que te

entretenga. Después iré y te visitaré pronto.

Meredith se volvió hacia él y lo encontró mirándola. Su boca tensa, sólo la

más mínima contracción, y pudo ver que despedirse de nuevo, después de

sólo unas pocas semanas juntos, era tan difícil para él como para ella.

Se inclinó y lo besó suavemente.

—Mejor que hubiera ido a Harvard—murmuró—. Mucho más cerca.

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A medida que el verano había terminado, ella y Matt se habían dado cuenta

que no podían dejar a sus amigos y dirigirse fuera del estado a la

universidad a la que habían planeado. Todos habían pasado por muchas

cosas juntos, y querían estar juntos, para protegerse entre sí, más de lo

que querían ir a cualquier otro lugar.

Su hogar había sido casi destruido más de una vez, y sólo el chantaje de

Elena a la Corte Celestial lo había restaurado y salvado a sus familias. No

podían irse. No mientras fueran los únicos en pie contra la oscuridad de

ahí fuera, la oscuridad que se establecería siempre por el Poder de las

líneas mágicas que cruzaban el área alrededor de Fell´s Church. Dalcrest

estaba lo suficientemente cerca para que fueran capaces de volver si el

peligro amenazaba de nuevo.

Tenían que proteger su casa.

Así que Stefan había ido a las oficinas administrativas en Dalcrest y

utilizado su mojo vampiro. De repente, Matt tenía la beca de fútbol para

Dalcrest que había convertido a favor de Kent State de vuelta en la

primavera, y Meredith estaba no simplemente en espera como un novato

entrante sino que estaba ubicada en el mejor dormitorio triple con Bonnie y

Elena. Lo sobrenatural los había salvado, para variar.

Sin embargo, ella había tenido que renunciar a un par de sueños para

llegar aquí. Harvard. Alaric a su lado.

Meredith movió la cabeza. Esos sueños eran incompatibles, de todos

modos. Alaric no podría haber ido a Harvard con ella. Alaric estaba aquí en

Fell´s Church investigando sobre los orígenes de todas las cosas

sobrenaturales que habían sucedido en la historia de la ciudad. Por suerte,

Duke le estaba permitiendo contar este hacia su disertación sobre lo

paranormal.

Y él sería capaz de controlar la ciudad del peligro al mismo tiempo. Ellos

tendrían que estar separados, por ahora, sin importar a dónde Meredith

optara por ir, pero al menos Dalcrest estaba a una distancia para ir

manejando.

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La piel de Alaric tenía un bronceado suave, y una dispersión de pecas

doradas cruzaban sus pómulos. Sus rostros estaban tan cerca que ella

podía sentir el calor de su aliento.

—¿Qué estás pensando?—Su voz era un murmullo.

—Tus pecas—dijo—. Son magníficas. —Entonces ella respiró hondo y se

alejó—. Te amo—dijo Meredith, y luego se apresuró antes de que una ola

de nostalgia pudiera abrumarla—, me tengo que ir —tomó una de sus

maletas sentadas en el coche y la balanceó en el maletero.

—Yo también te amo—dijo Alaric, y cogió su mano y la apretó con fuerza

por un momento, mirándola a los ojos. Luego la soltó y puso la última

maleta en el maletero y cerró la puerta. Meredith lo besó, rápido y fuerte, y

se apresuró al asiento del conductor. Una vez que estuvo sentada a salvo,

el cinturón de seguridad puesto, el motor en marcha, se permitió mirarlo

de nuevo.

—Adiós—dijo a través de la ventanilla abierta—. Te llamaré esta noche.

Cada noche.

Alaric asintió con la cabeza. Sus ojos estaban tristes, pero él sonrió y

levantó una mano en señal de despedida.

Meredith se retiró del camino con cuidado. Sus manos estaban a las diez y

dos, y mantuvo los ojos en la carretera y la respiración constante. Sin ni

siquiera mirara, sabía que Alaric estaba de pie en el camino, mirando su

coche alejarse de su vista. Ella era una cazadora de vampiros, una

estudiante estrella, y totalmente sensata en todas las situaciones.

No necesitaba llorar, después de todo, iba a ver a Alaric de nuevo. Pronto.

Mientras tanto, iba a ser una verdadera Sulez: lista para cualquier cosa.

***

Dalcrest es hermoso, pensó Elena. Había estado aquí antes, por supuesto.

Ella, Bonnie y Meredith habían manejado todo el camino hasta llegar a la

Fiesta de la Fraternidad Junior un año, cuando Meredith había estado

saliendo con un chico universitario. Y recordaba vagamente a sus padres

trayéndola a un evento de la familia de ex-alumnos, cuando ella era

pequeña.

Pero ahora que era parte de la escuela, ahora que sería su hogar durante

los próximos cuatro años, todo se veía diferente.

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—Muy elegante—comentó Damon cuando el coche pasó entre las grandes

puertas doradas en la entrada de la escuela y siguió conduciendo junto los

edificios de ladrillo de imitación Georgiana y mármol neoclásico—. Es decir,

para América.

—Bueno, no todos podemos crecer en palacios italianos—respondió Elena

distraídamente, muy consciente de la ligera presión del muslo de él junto

al de ella. Estaba sentada en la parte delantera de la camioneta entre Stefan

y Damon, y no había mucho espacio. Tener a ambos tan cerca era

tremendamente molesto.

Damon rodó sus ojos y le dijo a Stefan: —Bueno, si tienes que jugar a ser

humano y asistir a la universidad otra vez, hermanito, por lo menos no

elegiste un lugar demasiado horrible. Y, por supuesto, la compañía

compensará cada inconveniente—añadió galantemente con una mirada a

Elena—. Pero sigo pensando que es una pérdida de tiempo.

—Y sin embargo, aquí estás—dijo Elena.

—Sólo estoy aquí para mantenerte fuera de problemas—replicó Damon.

—Vas a tener que disculpar a Damon —dijo Stefan a Elena suavemente—.

No lo entiendo. Fue expulsado de la Universidad en los viejos tiempos.

Damon se rió. —Pero me divertí mucho mientras estuve allí—dijo—. Hubo

toda clase de placeres que un hombre podía tener en la universidad. Me

imagino que las cosas han cambiado un poco, sin embargo.

Ellos estaban pinchándose el uno al otro, Elena lo sabía, pero no había ese

borde duro y amargo que solían usar en sus peleas. Damon estaba

sonriendo por encima de su cabeza a Stefan con un afecto irónico, y los

dedos de Stefan estaban sueltos y relajados en el volante.

Puso una mano sobre la rodilla de Stefan y la apretó. Damon se puso tensó

al lado de ella, pero cuando lo miró, él estaba mirando a través del

parabrisas, su cara neutra. Elena quitó su mano de la rodilla de Stefan. Lo

último que quería hacer era alterar el delicado equilibrio entre ellos tres.

—Aquí estamos—dijo Stefan, arrancando una enredadera del edificio—. La

casa Pruitt.

La residencia se alzaba por encima de ellos, un edificio de ladrillo alto con

una torreta de un lado, las ventanas brillaban en el sol de la tarde.

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—Se supone que es la mejor residencia en el campus—dijo Elena.

Damon abrió la puerta y salió rápidamente, luego se dio la vuelta y le dio a

Stefan una larga mirada—. La mejor residencia del campus, ¿verdad? ¿Has

estado usando tus poderes de persuasión para beneficio personal, joven

Stefan?—sacudió la cabeza—. Tu moral se está desintegrando.

Stefan salió por su propio lado y se giró para dar a Elena una mano cortés.

—Es posible que finalmente se me esté pegando—le dijo a Damon, sus

labios temblaban ligeramente con diversión—. Estoy en la torre en una

habitación simple. Hay balcón.

—Qué bueno para ti—dijo Damon, sus ojos moviéndose rápidamente entre

ellos—. ¿Este es un dormitorio para chicos y chicas, entonces? Los pecados

del mundo moderno. —Su cara se quedó pensativa por un momento y

luego dio una sonrisa brillante y empezó a sacar el equipaje del maletero.

Le había parecido casi solitario a Elena por un segundo, lo cual era ridículo,

Damon no estaba sólo nunca, pero esa fugaz impresión fue suficiente para

hacerle decir impetuosamente: —Puedes venir a la universidad con

nosotros, Damon. No es demasiado tarde. Podrías vivir en el campus con

nosotros.

Sintió a Stefan congelarse. Luego él tomo una respiración lenta y se deslizó

junto a Damon, alcanzando una pila de cajas. —Puedes —dijo

tranquilamente—. Podría ser más divertido de lo que piensas intentar la

universidad otra vez, Damon.

Damon sacudió la cabeza, burlándose. —No, gracias. Dejé la academia

hace varios siglos. Seré mucho más feliz en mi nuevo apartamento en la

ciudad, donde puedo mantener un ojo en ti sin tener que vivir a lo pobre

con los estudiantes.

Él y Stefan se sonrieron el uno al otro con lo que parecía perfecta

comprensión.Bien, pensó Elena, con una curiosa mezcla de alivio y

decepción. Ella no había visto el nuevo apartamento aún, pero Stefan le

había asegurado que Damon estaría, como siempre, viviendo en el regazo

del lujo, por lo menos tanto como la ciudad más cercana pudiera ofrecer.

—Vamos, chicos—dijo Damon, recogiendo varias maletas sin esfuerzo y

dirigiéndose hacia la residencia. Stefan alzó su torre de cajas y le siguió.

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Elena cogió una de las cajas y los siguió, admirando su gracia natural, su

fuerza y elegancia. A medida que pasó unas cuantas puertas abiertas, oyó

a una chica simular un aullido, luego se rió con su compañera de cuarto.

Una caja enorme de la pila de Stefan se inclinó mientas él empezó a subir

las escaleras, y Damon la atrapó con facilidad a pesar de las maletas.

Stefan le dio un guiñó casual de agradecimiento.

Habían pasado siglos como enemigos. Se habían matado el uno al otro,

una vez. Cientos de años odiándose uno al otro, unidos por la miseria, los

celos y la tristeza. Katherine les había hecho eso, tratando de tenerlos a

ambos cuando cada uno la quería sólo a ella.

Todo era diferente ahora. Habían llegado muy lejos. Desde que Damon

había muerto y regresado, desde que habían luchado y derrotado al

fantasma de los celos, habían llegado a ser socios. Había un

reconocimiento implícito de que iban a trabajar juntos para proteger a un

pequeño grupo de seres humanos.

Más que eso, había un cauteloso, pero muy real, afecto entre ellos.

Confiaban el uno en el otro, sentirían perderse uno al otro de nuevo. No

hablaban de ello, pero ella sabía era verdad.

Elena cerró los ojos por un segundo. Sabía que ambos la amaban. Los dos

sabían que ella los amaba.Aunque, corrigió su mente

conscientemente, Stefan es mi verdadero amor. Pero algo más en ella, esa

pantera imaginaria, se estiró y sonrió. Pero Damon, mi Damon…

Sacudió la cabeza. No podía separarlos. No podía permitir que se pelearan

por ella. No haría lo que Katherine había hecho. Si llegara el momento de

elegir, elegiría a Stefan. Por supuesto.¿Lo harías? La pantera ronroneó con

pereza, Elena trató de impulsar el pensamiento fuera. Todo podía colapsar

tan fácilmente. Y dependía de ella asegurarse de que no volviera a suceder.

CAPITULO 3

Traducido por Mais020291

Corregido por Nikola

Bonnie arregló sus rulos rojos mientras se apuraba a través del enorme

césped de Dalcrest.

Era tan hermoso aquí. Pequeños caminos de laja bordeaban el céspeden

dirección a los varios tipos de dormitorios y salones de clase. Flores

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brillantes y de colores,petunias, alegrías, margaritas, estaban creciendo por

todos lados, por los lados del camino y en frente de los edificios.

El escenario humano es bastante hermoso también, pensó Bonnie, mientras

miraba disimuladamente a un chico de bronce acostado en una toalla,

cerca del borde del césped. Aunque, no lo suficientemente disimulada, el

chico levantó su cabeza peluda y le guiñó. Bonnie se rió y caminó más

rápido, con sus mejillas sonrojadas. Honestamente, ¿él no debería estar

desempacando o estableciendo su habitación o algo parecido? No sólo

estar recostado medio desnudo y guiñando a cualquier chica como un

gran… coqueto.

La mochila con las cosas que Bonnie había comprado en la librería del

campus chocó gentilmente en su mano. Por supuesto, ella no había podido

comprar libros todavía, así cómo no se podían inscribir en las clases hasta

el día siguiente, pero resultó que la librería vendía de todo. Ella había

conseguido grandes cosas: una taza de Dalcrest, un oso de peluche

utilizando un polo con el logo de Dalcrest, y un par de cosas que serían

muy útiles, como un organizador eficiente para la ducha, para poner las

cosas de higiene, y una colección de lapiceros de cada color del arcoíris.

Tenía que admitir que estaba emocionada por empezar la universidad.

Bonnie movió la bolsa a su mano izquierda y flexionó sus dedos

acalambrados de la derecha. Emocionada o no, todas estas cosas que había

comprado eran pesadas.

Pero las necesitaba. Este era su plan: iba a convertirse en una nueva

persona en la universidad. No completamente nueva; se gustaba en sí, en

su mayoría. Pero se iba a convertir más en una líder, más madura, el tipo

de persona donde la gente decía: “Pregúntale a Bonnie”, o “Confía en

Bonnie”, en lugar de, “Oh, Bonnie”, que era completamente diferente.

Estaba determinada a salir de las sombras de Meredith y Elena. Ambas eran

estupendas, por supuesto, sus absolutas mejores amigas, pero ellas ni

siquiera se daban cuenta de lo terriblemente a cargo que estaban todo el

tiempo. Bonnie quería convertirse en una persona estupenda,

completamente a cargo, a su propia merced.

Además, tal vez conocería a un chico realmente especial. Que sea lindo.

Bonnie no podía culpar ni a Meredith ni a Elena por el hecho de que toda la

vida en la secundaria, habían tenido varias citas, pero ningún enamorado

serio. Pero, el simple hecho era que, incluso si todo el mundo creía que

eras linda, si tus mejores amigas eran hermosas, inteligentes y poderosas,

el tipo de chico que buscaba enamorarse, podía encontrarte en

comparación, menos… brillante.

Aunque tenía que admitir que estaba aliviada de que ella, Meredith y Elena

estuviesen viviendo juntas. No quería estancarse en sus sombras, pero

ellas aún eran sus mejores amigas. Y, después de todo…

Un ruido sordo. Alguien se golpeó contra Bonnie y perdió el hilo de sus

pensamientos completamente. Ella dio unos pasos hacia atrás. Un cuerpo

de hombre se tambaleó contra ella, de nuevo, y, en poco tiempo, golpeó su

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rostro contra su pecho y ella tropezó, cayendo al lado de otra persona.

Había chicos por todos lados, empujándose entre ellos, bromeando y

argumentando, sin prestarle atención, como si ella estuviese metiéndose

entre ellos; hasta que de pronto una mano fuerte la sujetó en medio de la

confusión.

Cuando encontró sus pies, estos estaban moviéndose de nuevo, cinco o

seis cuerpos de hombre deslizándose y empujándose entre ellos, sin

detenerse para disculparse, como si no se hubiesen dado cuenta de ella,

como si fuera nada más que un obstáculo inanimado en su camino.

Excepto por uno de ellos. Bonnie se encontró observando una camisa azul

y un torso delgado con buenos brazos musculosos. Se enderezó y se

acomodó el cabello, y la mano que agarraba su brazo la soltó.

—¿Estás bien?—preguntó una voz suave.

Estaría mejor si casi no me hubieses lanzado al suelo, Bonnie estaba a

punto de decirlo. Se le había cortado la respiración, y su mochila estaba

pesada, y este chico y sus amigos seriamente necesitaban observar hacia

dónde estaban yendo. Luego, miró hacia arriba, y sus ojos se encontraron

con los de él.

¡Caray! El chico era hermoso. Sus ojos eran claros, realmente azules, el

azul del cielo en madrugada o en una mañana de verano. Sus facciones

eran pequeñas, las cejas arqueadas, los pómulos salientes, pero su boca

era suave y sensual. Y, ella nunca había visto ese color de cabello antes,

excepto en los niños pequeños, ese rubio blanquecino puro que hacía

pensar en playas tropicales debajo del cielo de verano…

—¿Estás bien? —repitió él más fuerte, un gesto de preocupación arrugando

su frente.

Bien. Bonnie podía sentir cómo se sonrojaba desde sus pies hasta las raíces

de su cabello. Acababa de estar mirándolo con la boca abierta.

—Estoy bien—dijo, intentando mantenerse de pie—. Supongo que no

estaba mirando hacia dónde iba.

Él sonrió, y un pequeño silbido corrió a través de Bonnie. Su sonrisa era

hermosa, también, y levantaba todo su rostro.

—Eso es lindo de tu parte—dijo él—, pero creo que tal vez nosotros

deberíamos haber estado mirando hacia dónde íbamos en lugar de

empujarnos entre nosotros por todo el camino. Mis amigos a veces se

ponen un poco… rudos.

Él miró más allá, y Bonnie miró por encima de su hombro. Sus amigos se

habían detenido y estaban esperándolo más abajo. Mientras Bonnie

observaba, uno de ellos, un chico alto y moreno, golpeó a uno de ellos en

la parte de atrás de la cabeza, y un momento después estaban

golpeándose y empujándose de nuevo.

—Sí, ya puedo ver eso—dijo Bonnie, y el chico hermoso rió. Su risa hizo

que Bonnie también sonriera y regresó su atención a esos ojos.

—Bueno, por favor, acepta mi disculpa —dijo él—. Estoy realmente

apenado. —Sostuvo su mano—. Mi nombre es Zander.

Page 18: 9 hunters moonsong (1)

Su apretón era lindo y firme, su mano larga y cálida alrededor de la de ella.

Bonnie sintió que se sonrojaba de nuevo, y arrojó sus rulos rojos hacia

atrás y pegó la barbilla con valentía en el aire. No iba a actuar toda

nerviosa. ¿Y, qué importaba si él era hermoso? Ella era amiga, de alguna

manera, con Damon. Ella tenía que ser inmune a los chicos hermosos por

ahora.

—Soy Bonnie—dijo ella, sonriéndole—. Este es mi primer día aquí.

¿También eres estudiante de primer año?

—Bonnie—dijo pensativamente, diciendo su nombre como si lo estuviera

degustando—. No, ya estoy aquí hace un tiempo.

—Zander… Zander. —Los chicos empezaron a cantar, sus voces tornándose

más rápido y fuertes mientras repetían—. Zander… Zander… Zander.

Zander hizo una mueca, su atención regresando hacia sus amigos. —Lo

siento Bonnie, tengo que irme—dijo—. Tenemos una clase de…—Se

detuvo—. Una cosa del club. Pero, como dije, estoy muy apenado, casi te

golpeé. Espero pronto verte de nuevo, ¿está bien?

Él sacudió su mano una vez más, le dio una pequeña sonrisa y se fue,

caminando más rápido cuando se acercó a sus amigos. Bonnie lo observó

reunirse a su grupo de chicos. Justo antes de doblar, Zander volteó la vista

hacia ella, hizo esa hermosa sonrisa, y agitó su mano en señal de

despedida.

Bonnie alzó su mano para despedirse de vuelta, accidentalmente chocando

su pesada mochila contra su costado mientras él se alejaba de su vista.

Increíble, pensó, recordando el color de sus ojos. Puede que me esté

enamorando.

***

Matt se apoyó en la pila tambaleante de maletas que había agrupado en la

entrada de su habitación. —Maldita sea—dijo al tiempo que intentaba abrir

la puerta. ¿Le habían dado la llave correcta?

—¡Hola!—Una voz dijo detrás de él, y Matt se sacudió, dejando caer una

maleta en el suelo—. Ups, lo siento por eso. ¿Eres Matt?

—Sí—dijo Matt, intentando abrir una vez más la puerta, pero finalmente lo

consiguió. Él volteó, sonriendo—. ¿Tú eres Christopher?—La universidad le

había dicho el nombre de su compañero de cuarto y que él también estaba

en el equipo de fútbol, pero los dos no se habían visto.

Christopher se veía bien. Él era un chico grande con un buen cuerpo, una

sonrisa amigable y cabello corto. Él se pasó la mano por el cabello mientras

retrocedía para dar lugar a la pareja alegre que estaba detrás.

—Hola, tú debes ser Matt—dijo la mujer, que estaba llevando una alfombra

enrollada y un banderín de Dalcrest—. Soy Jennifer, la madre de

Christopher, y este es Mark, su padre. Es un placer conocerte. ¿Tus amigos

están por aquí?

—Eh, no, acabo de llegar por mi cuenta—dijo Matt—. Mi casa, en Fell’s

Church, no está lejos de aquí —cogió sus maletas y las colocó dentro de la

habitación, apurándose para alejarse de la familia de Christopher.

Page 19: 9 hunters moonsong (1)

El cuarto era bastante pequeño. Había una litera por la pared, un pequeño

espacio en mitad de la habitación y dos mesas y roperos, uno al lado del

otro, en la otra pared.

Las chicas y Stefan, sin duda estaban viviendo con lujo, pero no se veía

muy bien que Stefan use su Poder para encontrar una vivienda digna para

Matt. Ya se veía lo suficientemente mal que Matt tome la vacante de otro

estudiante y el espacio de alguien más en el equipo de fútbol.

Stefan le había hablado sobre eso. —Mira, Matt. —Él había dicho, sus ojos

verdes serios—. Entiendo cómo te sientes. A mí tampoco me gusta

influenciar en las personas para obtener lo que quiero. Pero el hecho es

que, necesitábamos quedarnos juntos. Con las líneas de Poder que corren

por toda la parte del país, tenemos que estar en guardia. Nosotros somos

los únicos que sabemos.

Matt tuvo que estar de acuerdo cuando Stefan se lo puso de esa manera.

Tuvo que rechazar la habitación de la residencia lujosa que Stefan había

arreglado para él, y tomó lo que la oficina de vivienda le había asignado.

Tuvo que aferrarse, al menos, a una pizca de su honor. Además, si él

estaba en la misma habitación que los demás, hubiese sido difícil rechazar

el compartir cuarto con Stefan. Le caía bien Stefan, pero la idea de vivir con

él, de observarlo con Elena, la chica que Matt casi pierde y seguía amando

a pesar de lo que había pasado, era mucho. Y, sería divertido conocer

nuevas personas, expandir sus horizontes después de haber pasado toda

su vida en Fell’s Church.

Pero la habitación era horriblemente pequeña.

Y, parecía que Christopher tenía un montón de cosas. Él y sus padres

subían y bajaban las escaleras, transportando un sistema de sonido, una

pequeña refrigeradora, un televisor, una Wii. Matt empujó sus tres maletas

en la esquina y lo ayudó a traer todo.

—Por supuesto que compartiremos el refrigerador y las cosas de

entretenimiento —dijo Christopher, mirando las maletas de Matt, que

estaban llenas de nada más que ropa y tal vez algunas sábanas y toallas—.

Si llegamos a descubrir dónde podemos poner todo. —La mamá de

Christopher estaba rondando por todo el cuarto, ordenando a su padre en

dónde poner las cosas.

—Perfecto, gracias…—empezó a decir Matt, pero el papá de Christopher,

después que finalmente había colocado el televisor encima de los roperos,

se volteó a mirar a Matt.

—Oye—dijo—. Me acabo de dar cuenta, si eres de Fell’s Church, ustedes

fueron los campeones de estado el año pasado. Tú debes ser un jugador.

¿En qué posición juegas?

—Eh, gracias—dijo Matt—. Soy jugador de ataque.

—¿De la primera cadena?—preguntó el papá de Christopher.

Matt se sonrojó. —Sí.

Ahora todos lo estaban mirando.

Page 20: 9 hunters moonsong (1)

—¡Caray!—dijo Christopher—. Sin ofender hombre pero, ¿por qué estás

viniendo a Dalcrest? Digo, estoy emocionado por jugar, pero podrías haber

ido por ejemplo a, División Uno.

Matt se encogió de hombros incómodo. —Eh, tuve que quedarme cerca a

casa.

Christopher abrió su boca para decir algo más, pero su madre le dio una

pequeña sacudida en la cabeza y él la cerró de nuevo. Genial, pensó

Matt.Probablemente piensan que tengo problemas familiares.

Tenía que admitir que le preocupada un poco el estar con personas que

conocían lo que él había dejado. Las chicas y Stefan realmente no

entendían el fútbol. Aunque Stefan había jugado en el equipo de

secundaria del colegio con él, su posición media era más que todo del tipo

aristocrático de la época Renacentista Europea: los deportes eran

pasatiempos divertidos que mantenían el cuerpo en forma. A Stefan

realmente no le importaba.

Pero Christopher y su familia entendían lo que significa dejar pasar la

oportunidad de jugar en un equipo universitario de fútbol de alto rango.

—Entonces—dijo Christopher de pronto, como si estuviera pensando cómo

cambiar de tema—, ¿qué cama quieres? A mí no me importa si me toca

arriba o abajo.

Todos miraron hacia la litera, y fue ahí cuando Matt lo vio por primera vez.

Debió de haber llegado cuando él estaba ayudando a Christopher con sus

maletas. Un sobre crema estaba encima de la litera inferior, hecha de un

papel grueso como si fuera una invitación a una boda. Al frente estaba

escrito en caligrafía: “Matthew Honeycutt”.

—¿Qué es eso, querido?—preguntó curiosa la madre de Christopher.

Matt se encogió de hombros, pero él empezaba a sentir un repiqueteo de

excitación en su pecho. Había escuchado algo sobre que ciertas personas

en Dalcrest recibían invitaciones, unas que recientemente habían aparecido

pero que él siempre pensó que eran un mito.

Moviendo el sobre hacia un lado, vio un sello azul de cera teniendo la

impresión de una decorada letra V.

Huh. Después de mirar el sobre por unos segundos, él lo dobló y lo metió

en su bolsillo trasero. Si es que pensaba lo que era, se supone que lo tenía

que abrir cuanto estuviera solo.

—Supongo que es el destino diciéndonos que la litera de abajo es tuya—

dijo Christopher amigablemente.

—Sí—dijo Matt distraído, su corazón latiendo rápido—. Discúlpenme por

un minuto, ¿está bien?

Salió hacia el pasillo, tomó un gran respiro y abrió el sobre. Adentro había

más de ese papel grueso con la caligrafía y una estrecha franja de tejido

negro. Él leyó:

Fortis Aeturnus

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Por generaciones, los mejores y más inteligentes de la Universidad de

Dalcrest, han sido escogidos para unirse a la Sociedad Vitale. Este año, tú

has sido seleccionado.

Deseamos que aceptes este honor y te conviertas en uno de nosotros; ven

mañana por la noche, a las ocho en punto, a la entrada principal del

campus. Debes estar con los ojos vendados y vestido como si fuese una

ocasión seria.

No le digas a nadie.

El pequeño pulso de excitación en el pecho de Matt se incrementó hasta

que pudo escuchar el latido de su corazón en sus oídos. Se dejó caer a lo

largo de la pared y tomó un gran respiro.

Había escuchado historias de la Sociedad Vitale. Se decía que el grupo de

actores conocidos, escritores famosos, y generales de la Guerra Civil con

los que contaba Dalcrest dentro de sus alumnos, eran miembros. El

pertenecer a esta sociedad legendaria se supone que aseguraba tu éxito, te

relacionaba con una red secreta increíble que te ayudaba por toda tu vida.

Y, más que eso, se hablaba de hechos misteriosos, de secretos revelados

sólo a los miembros. Y, se supone que tenían fiestas impresionantes.

Pero sólo eran rumores, las historias de la Sociedad Vitale, y nadie se

atrevía a admitir que pertenecía ahí. Matt siempre pensó que la sociedad

secreta era un mito. La universidad en sí, rechazaba vehemente cualquier

conocimiento de esta Sociedad, y Matt creía que la gente que trabajaba en

admisión había inventado todo eso, intentando hacer parecer la

universidad un poco más exclusiva y misteriosa de lo que realmente era.

Pero ahora, él miró el papel crema entre sus manos, estaba la evidencia,

que todas esas historias podían ser verdad. Podía ser una broma, suponía,

un truco de alguien que estaba jugando con los recién llegados. Aunque,

no se sentía como un juego. El sello, la cera, el papel costoso; todo parecía

como un gran esfuerzo, no tenía sentido que todofuera una broma.

La sociedad más exclusiva, más secreta en Dalcrest, era real. Y ellos lo

querían a él.

CAPITULO 4

Page 22: 9 hunters moonsong (1)

Traducido por Mais020291

Corregido por Nikola

—Confía en Bonnie en conocer a un chico en tu primer día de universidad

—dijo Elena. Ella, cuidadosamente, colocó el esmalte sobre las uñas de

Meredith, pintándolas de un rosa suave. Pasaron la tarde en la orientación

para ingresantes con el resto de compañeros de cuarto, y ahora todo lo

que querían era relajarse—. ¿Estás segura que este es el color que debe

ser?—preguntó Elena a Meredith—. No se ve como una puesta de sol de

verano para mí.

—Me gusta—dijo Meredith, moviendo los dedos de los pies.

—¡Cuidado! No quiero manchar mi nuevo cubrecama.—Le advirtió Elena.

—Zander es tan hermoso—dijo Bonnie, estrechándose lujosamente sobre

su propia cama al otro lado de la habitación—. Esperen a conocerlo.

Meredith le sonrió a Bonnie. —¿Acaso no es un sentimiento maravilloso?

¿Cuando acabas de conocer a alguien y sientes como si hay algo entre los

dos, pero no estás segura de lo que va a pasar?—dio un suspiro exagerado,

rodando sus ojos, simulando un desmayo—. Es todo acerca de la

anticipación, y te emocionas con sólo verlo. Me encanta esa primera parte.

—Su tono era ligero, pero había algo solitario en su rostro. Elena estaba

segura que, a pesar de lo compuesta y calmada que Meredith se veía, ella

ya estaba extrañando a Alaric.

—Seguro—dijo Bonnie, amigablemente—. Es increíble, pero quiero llegar a

la siguiente etapa de una vez. Quiero tener esa relación dónde nos

conocemos uno al otro muy bien, un enamorado serio en lugar de un

simple Cupido. Como ustedes tienen. ¿Eso es mejor, verdad?

—Eso creo—dijo Meredith—. Pero no deberías apurar esa etapa de nos-

acabamos-de-conocer, porque sólo tienes un tiempo limitado para

disfrutarlo. ¿Verdad, Elena?

Elena secó, con un poco de algodón, las esquinas de las uñas pintadas de

Meredith, y pensó en el tiempo en que conoció a Stefan. Con todo lo que

había pasado, era difícil creer que sólo había pasado un año.

Lo que más recordaba era su determinación a estar con Stefan. No

importaba lo que se interpusiese en su camino, ella sabía clara y

firmemente, que él sería de ella. Y luego, en esos días, una vez que él era

de ella, fue glorioso. Se sentía como si la pieza que le faltaba había

regresado a su lugar.

—Correcto—dijo finalmente, respondiéndole a Meredith—. Después, las

cosas se vuelven más complicadas.

Al principio, Stefan había sido un premio que Elena había querido ganar:

sofisticada y misteriosamente. Él era el precio que Caroline quería,

también, y Elena nunca dejó que ella le ganara. Pero luego Stefan había

dejado que Elena vea el dolor y la pasión, la integridad y la nobleza que él

tenía dentro y ella se había olvidado de la competencia y amó a Stefan con

todo su corazón.

Page 23: 9 hunters moonsong (1)

¿Y, ahora? Ella aún amaba a Stefan con todo lo que tenía, y él la amaba a

ella. Pero ella amaba a Damon, también, y a veces ella lo entendía,

planeador, manipulador, y peligroso Damon, más que a Stefan. Damon era

como ella en algunas cosas: él también perseguía lo que quería. Ambos se

conectaban en un nivel básico de instinto, donde Stefan era demasiado

bueno y honorable para entender. ¿Cómo podías amar a dos personas al

mismo tiempo?

—Complicado.—Se burló Bonnie—. ¿Más complicado que nunca estar

segura si le gustas a alguien o no? ¿Más complicado que tener que esperar

al lado del teléfono a ver si tienes una cita el sábado por la noche o no?

Estoy lista para lo complicado. ¿Sabían que el cuarenta y nueve por ciento

de las mujeres estudiantes de universidad, conocen a sus futuros esposos

en el campus?

—Tú inventaste esa estadística—dijo Meredith, levantándose y acercándose

a su propia cama, con cuidado de no malograr sus uñas.

Bonnie se encogió de hombros. —Está bien, tal vez lo hice. Pero les

apuesto que es un porcentaje alto, de todos modos. ¿Elena, tus padres no

se conocieron aquí?

—Sí—dijo Elena—. Creo que tuvieron una clase juntos en segundo año.

—Qué romántico—dijo Bonnie feliz.

—Bueno, si te casas, tienes que conocer a tu futuro marido en algún lado—

dijo Meredith—. Y hay un montón de posibles y futuros conyugues en la

universidad. —Ella frunció el ceño ante la cubierta de seda en su cama—.

¿Ustedes creen que puedo secar mis uñas más rápido si uso la secadora de

pelo, o voy a malograr la pintura? Quiero irme a dormir.

Examinó la secadora de pelo como si fuera el punto focal de un

experimento de ciencias, su rostro rígido. Bonnie la estaba mirando de

arriba hacia abajo, su cabeza recostada al final de la cama y sus rulos rojos

sobando el piso, sus pies contra la pared. Elena sintió un gran amor por

ambas. Ella recordaba las incontables fiestas de pijamas que habían tenido

en el colegio, antes que sus vidas se volvieran… complicadas.

—Me encanta estar las tres juntas—dijo—. Espero que todo el año sea de

esta manera.

Ahí fue cuando escucharon las sirenas.

Meredith observó a través de las persianas, coleccionando hechos,

intentando analizar qué estaba sucediendo fuera de la Casa para

Estudiantes. Una ambulancia y varios carros policía estaban estacionados

en toda la calle, sus luces suavemente parpadeando rojo y azul. Las luces

encendieron la cuadra, y estaba lleno de oficiales.

—Creo que deberíamos ir afuera—dijo.

—¿Estás bromeando?—preguntó Bonnie, detrás de ella—. ¿Por qué

querríamos hacer eso? Estoy en pijama.

Meredith la miró. Bonnie estaba de pie, sus manos en su cadera, sus ojos

marrones indignados. Ella estaba usando un pijama muy dulce con un

estampado de un cono de helado.

Page 24: 9 hunters moonsong (1)

—Bueno, rápido, ponte unos jeans—dijo Meredith.

—¿Pero, por qué? —preguntó Bonnie.

Los ojos de Meredith se encontraron con los de Elena, y ambas asintieron

enérgicamente.

—Bonnie—dijo Elena pacientemente—, tenemos la responsabilidad de

chequear todo lo que sucede aquí. Tal vez queramos ser alumnas normales

de universidad, pero sabemos la verdad sobre el mundo, la verdad que

otras personas no se dan cuenta, sobre los vampiros, hombres lobo y

monstruos, y necesitábamos asegurarnos de que lo que sucede ahí afuera

es parte de la verdad. Si es un problema humano, la policía podrá hacerse

cargo. Pero si es algo más, es nuestra responsabilidad.

—Honestamente —se quejó Bonnie, ya alcanzando su ropa—, ustedes

tienen un complejo de salvar a las personas o algo así. Después de llevar

psicología, voy a diagnosticarlas.

—Y después pediremos disculpas—dijo Meredith agradablemente.

En su camino hacia la puerta, Meredith cogió el estuche de terciopelo que

contenía sus estacas. Estas eran especiales, diseñadas para combatir tanto

a los adversarios humanos como sobrenaturales, y estaba hecha con

especificaciones que su familia había dado por generaciones. Solo una

Sulez podía tener algo como eso. Ella las acarició, sintiendo las púas

afiladas de los diferentes materiales que puntuaban al final: plata para los

hombres lobo, madera para los vampiros, fresno blanco para los Antiguos,

hierro para todas las criaturas misteriosas, agujas hipodérmicas para

llenarlas con pociones. Ella sabía que no podía sacar su estuche afuera, no

cuando estaba rodeado de policías y personas inocentes, pero ella se sintió

más fuerte cuando pudo sentir el peso en su mano.

Afuera, el bochorno del día de septiembre de Virginia, había dado una

noche fría, y las chicas caminaban rápido hacia el tumulto, alrededor de la

cuadra.

—No mires como si estuviéramos yendo hacia ahí—susurró Meredith—.

Pretende que estamos yendo hacia uno de los edificios. Como el centro de

estudiantes. —Ella se abrió un poco, como si se dirigiese más allá de la

cuadra, y luego se acercó de nuevo, mirando hacia la policía que estaba

alrededor del césped, pretendiendo estar sorprendidas por la actividad a su

lado. Elena y Bonnie la siguieron, mirando por todos lados con los ojos

abiertos.

—¿Chicas, las puedo ayudar en algo? —Uno de los hombres de seguridad

del campus preguntó, acercándose y bloqueándoles el paso.

Elena le sonrió suplicante. —Estábamos en camino hacia el centro de

estudiantes, y vimos a todos aquí. ¿Qué está pasando?

Meredith estiró su cabeza para ver más allá. Todo lo que pudo ver fue un

grupo de policías hablando uno con el otro y más hombres de seguridad.

Algunos oficiales estaban arrodillados, cuidadosamente revisando el

césped. Analistas de la escena del crimen, pensó vagamente, deseando

saber más sobre el procedimiento de lo que había visto en la televisión.

Page 25: 9 hunters moonsong (1)

El oficial de seguridad dio un paso hacia un lado para bloquear su vista. —

Nada serio, sólo una chica que tuvo un pequeño problema por caminar por

aquí sola —dio una sonrisa tranquilizadora.

—¿Qué tipo de problema?—preguntó Meredith, intentando observar.

Él se desplazó, bloqueando la línea de visión de nuevo. —Nada para

preocuparse. Todos van a estar bien esta vez.

—¿Esta vez?—preguntó Bonnie, frunciendo el ceño.

Él se aclaró la garganta. —Ustedes simplemente quédense juntas por la

noche, ¿está bien? Asegúrense de caminar en pares o grupos cuando estén

fuera del campus, y estarán bien. Seguridad básica, ¿entendieron?

—¿Pero, qué le pasó a la chica? ¿Dónde está?—preguntó Meredith.

—Nada para preocuparse—dijo, más firme esta vez. Sus ojos se enfocaron

en el estuche negro de Meredith—. ¿Qué tienes ahí?

—Palos de billar—mintió—. Vamos a jugar billar en el centro de

estudiantes.

—Que se diviertan—dijo, en un tono de voz que claramente era un

despido.

—Lo haremos—dijo Elena dulcemente, su mano en el brazo de Meredith.

Esta abrió la boca para hacer otra pregunta, pero Elena ya la estaba

empujando lejos del oficial y hacia el centro de estudios.

—Oye.—Meredith se quejó silenciosamente, cuando estuvieron fuera de

vista—. No terminé de hacer preguntas.

—Él no nos iba a decir nada—dijo Elena. Su boca era una línea recta—. Te

apuesto que ha pasado más de alguien metiéndose en pequeños

problemas. ¿Viste la ambulancia?

—¿Realmente no vamos al centro de estudiantes, verdad?—preguntó

Bonnie—. Estoy muy cansada.

Meredith sacudió su cabeza. —Pero, deberíamos regresar a nuestra

habitación por atrás del edificio. Se verá sospechoso si regresamos por

donde vinimos.

—Eso fue espeluznante, ¿verdad?—dijo Bonnie—. ¿Ustedes creen… —hizo

una pausa, y Meredith pudo ver como tragaba—, ¿ustedes creen que algo

malo sucedió?

—No lo sé—dijo Meredith—. Él dijo que una chica se metió en un pequeño

problema. Eso puede significar muchas cosas.

—¿Ustedes creen que alguien la atacó?—preguntó Elena.

Meredith le dio una mirada significante. —Tal vez—dijo—. O tal vez algo lo

hizo.

—Esperemos que no—dijo Bonnie, temblando—. Tengo suficientes cosas

que me durarán para siempre. —Cruzaron detrás del edificio de ciencias,

por un pasillo oscuro, solitario y redondo, de regreso a sus habitaciones, la

entrada iluminaba como un faro delante de ellas. Las tres se apresuraron,

acercándose a la luz.

—Tengo mi llave—dijo Bonnie, sintiéndolas en el bolsillo de sus jeans.

Abrió la puerta, y ella y Elena ingresaron rápido a la habitación.

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Meredith se detuvo y miró de nuevo hacia la cuadra, luego hacia el cielo

oscuro del campus. Cualquier “problema” que había pasado, y cualquiera

sea la causa humana o algo más, ella sabía que necesitaba estar en buenas

condiciones, lista para pelear.

Casi podía escuchar la voz de su padre, diciendo: “El tiempo de diversión

se ha terminado, Meredith”. Era momento de enfocarse en entrenar de

nuevo, tiempo para trabajar en su destino como protectora, como una

Sulez, para mantener a las personas inocentes a salvo de la oscuridad.

CAPITULO 5

Traducido por Corazona

Corregido por Nikola

El sol era demasiado brillante. Bonnie se cubrió los ojos con una mano y

miró a su alrededor con inquietud mientras caminaba a través de la plaza

hacia la librería. Le había tomado demasiado tiempo irse a dormir luego de

haber regresado a su cuarto la noche anterior. ¿Y si algún loco estaba

acechando el campus?

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Es plena luz del día. Se dijo a sí misma. Hay personas en todas partes. No

tengo nada de quetemer.Pero, las cosas malas también pueden suceder

durante el día. Las chicas fueron llevadas a autos por horribles hombres, o

golpeadas en la cabeza y llevadas a lugares oscuros. Los monstruos no

sólo acechaban en la noche. Después de todo, ella conocía a varios

vampiros que daban paseos durante el día, todo el tiempo. Damon y Stefan

nunca la aterrorizaron, no más. Pero había otros monstruos diurnos. Tan

sólo quisiera sentirme a salvo por una vez, pensó melancólicamente.

Estaba llegando al área donde la policía había estado buscando la noche

anterior, todavíaestaba bloqueada con una cinta amarrilla. Los estudiantes

estaban cerca en grupos de dos o tres, hablando en voz baja. Bonnie

observo una mancha marrón cobriza sobre el pavimento, pensó que podría

ser sangre, así que caminómás rápido a medida que pasaba. Hubo un

crujido en los arbustos. Bonnie caminó aún más rápido, imaginando la

mirada de unos ojos salvajes ocultos entre la maleza, observó a su

alrededor nerviosamente. Nadie estaba mirando en su dirección. ¿Podrían

ayudarla si gritaba?

Corrió el riesgo de volver a mirar el arbusto, ¿debería tan sólo salir

corriendo?, y se detuvo, avergonzada por los furiosos latidos de su

corazón. Una pequeña y linda ardilla saltó tímidamente debajo de las

ramas. Olisqueó el aire, luego atravesó el pavimento y subió a un árbol

detrás de la cinta policial.

—Francamente, Bonnie McCullough, eres una idiota.—Bonnie murmuró

para sus adentros. Un chico que pasaba en otra dirección la escuchó y rió

disimuladamente, haciendo que Bonnie se ruborizara de ira.

En el momento enque llegó a lalibrería,su rubor estaba bajo control. Tener

latípica tez de una pelirroja era una lástima, todo lo que sentía era

transmitido por el rubor o la palidez de su piel.Sin embargo, con un poco

de suerte sería capaz de manejar un simple viaje para comprar libros sin

humillarse a sí misma.

Bonnie había comenzado a familiarizarse con la librería cuando había

tenido su día de compras ayer,pero no había investigado realmente la parte

de libros en la tienda. Hoy, sin embargo, tenía la lista de libros para las

clases que habíaregistrado, además necesitabaabastecerse de algunos

estudios serios. Jamás había sido una gran admiradora de la escuela,pero

tal vez la universidad sería diferente. Cuadrando sus hombros, se volvió

decididamente lejosde las cosas brillantes, hacia los libros de texto.

La lista era tediosamente larga.Encontró la introducción al libro de texto de

Psicología con cierta sensación de satisfacción: Sin duda, esto le daría la

terminología para diagnosticar a sus amigos. Los estudiantes de primer

año del seminario de Inglés, estaban asignados a una serie de novelas, por

lo que vagó a la sección de ficción, tirando a su paso“El rojo y

negro”,“Oliver Twist” y la “Edad de la Inocencia”.

Dio vuelta en la esquina en busca del resto de W´s, con la intención de

agregar“Al Faro” a su creciente pila de libros, se quedóestática.

Page 28: 9 hunters moonsong (1)

Zander. El hermoso, hermoso Zander se escondía con gracia junto a una

estantería, su cabeza blanca y rubia se inclinaba sobre un libro. Él aun no

la había visto, por lo queBonniede inmediatose deslizó enel pasilloanterior.

Se recostó contra la pared, respirando con dificultad. Podía sentir que sus

mejillas volvían a encenderse, el horrible rubor que la delataba.

Cuidadosamente, se asomó en la esquina. Él no había reparado en ella,

seguía leyendo con atención.Hoy llevaba una camiseta gris, y su cabello de

aspecto suave, se curvaba ligeramente en su nuca. Su rostro parecía tener

una especie de tristeza con sus preciosos ojos azules escondidos bajo esas

largas pestañas y sin señal de su fabulosa sonrisa. Tenía grandes sombras

bajo sus ojos.

El primer instinto de Bonnie fue el de alejarse. Podía esperar y encontrara el

libro de Virginia Woolf mañana; no es como si fuera a leerlo hoy.

Realmente no quería que Zander pensara que ella estaba acosándolo. Sería

mejor que él la viera en algún sitio, cuando estaba distraída. Si se acercaba

ella sabría que él estaba interesado.

Después de todo, quizás no estaba interesado en Bonnie. Había sido una

especie de coqueteo cuando había corrido hacia ella, pero casi la había

hecho caer. ¿Y si él tan sólo estaba siendo amable? ¿Y si ni siquiera

recordaba a Bonnie?

Nop. Mejor dejar pasar este momento y esperar hasta cuando estuviera

mejor preparada. Ni siquiera estaba usando delineador, por Dios. Tomando

su decisión, Bonnie dio vuelta firmemente lejos.

Aunque, por otra parte…

Bonnie dudó. Había habido una conexión entre ellos, ¿verdad? Ella había

sentido algo cuando sus ojos se encontraron. Él le sonrió como si

realmente estuviera viéndola, más allá del error y la agitación.

¿Quéhabía pasado con la decisión que había tomadoel día

anterior,caminando de regreso a su dormitorio desde esta misma librería?

Si ellaiba a convertirse enuna persona magnífica, segura y abandonar las

sombras de sus amigas,no podía huircada vez queveía a unchico que le

gustaba.

Bonnie siempre había admirado la forma en que Elena lograba obtener todo

lo que quería. Ella simplemente iba por ello y nada podía interponerse en

su camino.Cuando Stefan había ido por primera vez a la Fell´s Church, él

no había querido tener nada que ver con Elena. Ciertamente, no cayó entre

sus brazos y comenzó un increíble y eterno romance. Pero eso no le había

importado a Elena. Ella iba a tener a Stefan incluso si eso la mataba.

Y, bueno, la había matado, ¿no?

Bonnie se estremeció. Sacudió ligeramente su cabeza. El punto era que si

querías encontrar el amor, no podías tener miedo de tratar, ¿verdad?

Levanto su barbilla con determinación en el aire. Por lo menos ya no estaba

sonrojada. Sus mejillas estaban tan frías, que seguramente su piel estaba

blanca como la de Blancanieves, pero definitivamente no estaba

ruborizada. Por lo que eso era algo.

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Antes de que volviera a cambiar de idea, caminó rápidamente alrededor de

la esquina en el pasillo de atrás donde Zander se mantenía leyendo.

—¡Hola!—dijoella, con su voz un poco chillante—.Zander.

Él mirópara arriba, yesa sonrisaincreíble y hermosa se extendió por su

rostro.

—Bonnie—dijo con entusiasmo—. Hey, estoy muy contento de verte. Estaba

pensando en ti antes.

—¿En serio? —preguntó Bonnie, y de inmediato quiso golpearse a sí

misma por lo entusiasta que había sonado.

—Sí—dijo en voz baja—. Lo estaba.—Sus ojos azul cielo encontraron los de

ella—. Estuve deseando tener tunúmero de teléfono.

—¿En serio?—Bonnie preguntó de nuevo, y esta vez ni siquiera le importó la

forma en que había sonado.

—Claro—dijo.Frotando sus pies contra la alfombra, como si estuviera un

poco nervioso, un calor floreció en el interiorde Bonnie. ¡Estaba nervioso

por hablar con ella!—.Yo estaba pensando.—Zandercontinuó—, Tal vez

podríamos hacer algo alguna vez. Es decir, si quieres.

—Oh—dijo Bonnie—. Quiero decir,¡sí! me gustaría. Situquieres.

Zander volvió a sonreír, era como si su pequeño rincón de la sección de

ficción se iluminara con una luz brillante. Bonnie tuvo que obligarse a sí

misma a notambalearse hacia atrás, él era tan magnífico.

—¿Qué tal este fin de semana? —preguntó Zander, y Bonnie, de repente se

sintió como la luz y la dinámica, como si pudiera flotar en el aire, le

devolvió la sonrisa.

***

Meredith puso su pie izquierdo a un paso detrás de ella, levantó su talón

derecho, moviéndose en una posición trasera con sus manos levantadas

fuertemente, los puños juntos, en un movimiento de bloqueo.Luego

deslizó su piehacia los ladosen unaposición de frente y golpeó hacia

adelante con el puñode su mano izquierda. Le encantaba moverse en una

figura.Cada movimiento era coreografiado, y lo único que podía hacer era

practicar una y otra vez hasta quetoda la figurafluía enun modelo de

precisión, gracia y control. Las figuras de Taekwondo eran perfectas, y

Meredith disfrutaba de la perfección.

Lo más increíble era queuna vez que conocía bien las figuras, estas se

volvíantan naturales como respirar, podía estar listapara cualquier cosa.En

una pelea, ella sería capaz de sentirel próximo movimiento de su oponente

y contrarrestar con un bloque, o una patada o un puñetazo sin ni siquiera

pensarlo.

Ella se volvió con rapidez, bloqueando alto con la mano derecha y bajo con

la izquierda. Meredith sabía que era preparación. Si estaba tan preparado

para que su cuerpo pudiera sentir el movimiento que necesitaba hacer sin

que su cerebro se viera involucrado,entonces sería capaz de protegerse a sí

misma y a todos los demása su alrededor.

Page 30: 9 hunters moonsong (1)

Hace un par de semanas, cuando ella y sus amigos habían sido atacados

por el fantasma,y ella había sufrido un esguince en su tobillo, sólo Stefan

había tenido el poder suficiente para proteger a Fell´s Church.

Stefan, un vampiro.

Los labios de Meredith se apretaron cuando automáticamente dio una

patada hacia delante con su pie derecho, deslizándose en la postura del

tigre, y bloqueando con su mano izquierda.

Le gustaba Stefan, y confiaba en él, en verdad lo hacía, pero aún… podía

seguir imaginando generación tras generación de Sulezes revolcándose en

sus tumbas, maldiciéndola,si supieranque había dejadoa ella y a

susamigostan vulnerable, con sólo un vampiro entre ellos y el peligro. Los

vampiros son el enemigo.

No Stefan, claro. Ella sabía que, a pesar de toda su formación, podría poner

su fe en Stefan. Damon, por otro lado… Sin importar lo útil que Damon

había sido en un par de batallas, sin importar, lo bastante agradable y,

franco, fuera-de-su-personaje como se había comportado durante las

últimas semanas, Meredith no se atrevía a confiar en él.

Pero si entrenaba duro, y se perfeccionaba como una guerrera, Meredith no

tendría que hacerlo. Se movió en una posición a su derecha y dio un

puñetazo afilado y limpio hacia delante con su mano derecha.

—Buen golpe —dijo una voz detrás de ella.

Meredith se dio vuelta para ver a una chica afroamericana de cabello corto

apoyarse contra la puerta del cuarto de práctica, observándola.

—Gracias—dijo Meredith, sorprendida.

La chica se adentró en lahabitación.—¿Qué eres?—preguntó—, ¿un cinturón

negro?

—Sí—dijo Meredith, y no pudo dejar de añadir con orgullo—, en taekwondo

y karate.

—Hmm—dijo la muchachacon los ojos brillantes—. Yo hago taekwondo y

aikido. Mi nombre es Samantha. He estado buscando una compañera de

entrenamiento. ¿Te interesa?

A pesar de laindiferenciade su tono, Samantha estaba saltando con

impaciencia sobre las puntas de sus pies,una sonrisa pícara amenazaba

con curvarse en las esquinas de su boca, los ojos de Meredith se

estrecharon.

—Claro—dijo ella, con una actitud radiante—. Muéstrame lo que tienes.

La sonrisa de Samantha se agrandó. Se quitó los zapatos y caminó sobre la

alfombra de práctica al lado de Meredith. Ellas se enfrentaron, evaluándose

la una a la otra. Era una cabeza más baja que Meredith y delgada, pero con

músculos fuertes y elegantes, además se movía con tanta gracia como la

de un gato.

La anticipación en los ojos de la chica mostraba su creencia sobre que

Meredith iba a ser fácil de superar. Ella pensaba que Meredith era una de

esas alumnas, que era sólo figuras y técnica sin instinto de lucha real.

Meredith conocía muy bien a ese tipo de luchadores, había conocido a

Page 31: 9 hunters moonsong (1)

muchos en las competiciones. Si eso era lo que pensaba de Meredith, ella

estaba a punto de tener sorpresas.

—¿Lista?—preguntó Samantha. Meredith asintió, ella inmediatamente lanzó

un puñetazo mientras que su pie opuesto se movía intentando barrer los

pies de Meredith. Meredith reaccionó instintivamente, bloqueando el golpe,

esquivando los pies, y luego trato de barrer una patada, la cual ella evitó,

sonriendo abiertamente con simple placer.

Intercambiaron un par de golpes y patadas, y, a regañadientes, Meredith

tuvo que aceptar que estaba impresionada.Esta chicaera rápida, más rápida

que la mayoría de los oponentes con los que ella había combatido

antes,incluso en el nivelde cinturón negro, además de ser mucho más

fuertede lo que parecía.

Aunque, era demasiado arrogante, una luchadora agresiva en vez de

defensiva, la forma con la que se había precipitado a dar el primer golpe, lo

demostraba. Podría usar esa arrogancia en su contra.

Samanthacambió su peso, y Meredithse deslizó por debajo de sus

defensas, dando una patada mientras giraba su talón rápidamente,

golpeando firmemente enlaparte superior del muslo. Se tambaleóun poco,

y Meredith se alejó de ella rápidamente.

La cara de Samantha cambió de inmediato. Se estaba enojando ahora,

Meredith podía decir, que eso, también era un debilidad. Tenía el ceño

fruncido, los labios apretados, mientras que Meredith mantenía su propio

rostro deliberadamente en blanco. Los puños y los pies de Samantha se

movían con rapidez, pero perdió algo de precisión mientras se aceleraba.

Meredith fingió caer de nuevo bajo el asalto, haciendo fintas para mantener

a su oponente fuera de balance, apoyándose contra una esquina mientras

que bloqueaba los golpes de Samantha. Cuando prácticamente estuvo

acorralada, enrolló su brazo contra el puño de Samantha, deteniéndola

antes de que pudiera golpearla, y luego barrió su pie.

Samantha salió disparada, capturada por la patada baja de Meredith, y

cayendo pesadamente en la lona. Se quedó allí y simplemente miró a

Meredith por un momento, con su cara atontada mientras que Meredith se

inclinaba sobre ella, repentinamente dudosa. ¿Había herido a Samantha?¿La

chica estaría enojada y se marcharía enfadada?

Entonces el rostro de Samantha se transformó en una amplia y

brillante sonrisa.

—¡Eso fue increíble! —dijo—. ¿Me puedes mostrar ese movimiento?

Page 32: 9 hunters moonsong (1)

CAPITULO 6

Traducido por Corazona

Corregido por Nikola

Cuidadoso, Matt tanteó con su pie a lo largo del camino hasta que

encontró el césped, luego avanzó a su propia manera, sosteniendo sus

manos en frente de él hasta que tocó la áspera corteza de un árbol.

Probablemente no habría mucha gente dando vueltas fuera de la puerta

principal del campus, pero quería no tener a nadie viéndolo, con los ojos

vendados, vestido con su traje y corbata de bodas y funerales, conociendo

que lucía como un idiota.

Por otro lado, quería que el que viniera por él fuera capaz de encontrarlo.

Sería mejor parecer un idiota al aire libre ahora y formar parte de la

Sociedad Vitale que esconderse y pasar el resto de la noche con los ojos

vendados entre los arbustos. Matt avanzó de regreso a donde creía que

estaba la puerta, tropezó. Agitando sus manos, se las arregló para

recuperar el equilibrio de nuevo.

De repente, deseó haberle dicho a alguien hacia dónde iba. ¿Qué pasaría si

alguien que no erade la Sociedad Vitale le había dejado la nota? ¿Qué

Page 33: 9 hunters moonsong (1)

pasaría si este era un plan para atraparlo a él solo? ¿Algún tipo de trampa?

Matt pasó su dedo por debajo de su sudoso y demasiado apretado cuello.

Después de todas las cosas extrañas que habían sucedido en el último año,

no podía dejar de ser paranoico.

Si desaparecía ahora, sus amigos nunca sabrían lo que le había sucedido a

él. Pensó en los ojos azules y sonrientes de Elena, su clara y buscadora

mirada. Lo echaría de menos si desaparecía, lo sabía, aunque ella nunca lo

había amado de la manera que él había querido. La sonrisa de Bonnie

perdería su notadespreocupada si Matt se iba, y Meredith se haría más

tensa y dura, empujándose a sí misma hacia lo más difícil. Él les importaba.

Sin embargo, la invitación de la Sociedad Vitale era clara: no decirle a

nadie. Si quería entrar en el juego, tenía que jugar con sus reglas. Matt

entendió las reglas.

Sin previo aviso, dos extraños lo agarraron de los brazos, uno a cada lado.

Instintivamente, Matt luchó, y oyó un gruñido de exasperación de la

persona a su derecha.

—Fortis Aeturnus—susurró la persona a su izquierda como una contraseña,

su cálido aliento contra la oreja de Matt.

Dejó de luchar. Ese había sido el lema de la carta dela Sociedad Vitale,

¿verdad? Era en latín, estaba bastante seguro. Deseó haberse tomado el

tiempo para averiguarlo que significaba. Dejó que las personas

que agarraban sus brazos lo guiaran a través del césped y el pavimento.

—Sube—susurró la persona a su izquierda, y Matt avanzó con cuidado,

escalando lo que parecía ser la parte trasera de una furgoneta. Manos

firmes empujaron su cabeza hacia abajo para evitar que se golpeara con el

techo de la furgoneta, Matt se acordó de aquella época terrible del verano

pasado, cuando había sido arrestado, acusado de atacar a Caroline. La

policía había empujado, de esa misma forma, su cabeza cuando le

pusieron las esposas en la parte trasera de la patrulla. Su estómago se

hundió recordando el temor, pero lo sacudió. Los Guardianes habían

borrado a todos cualquier recuerdo de la falsa acusación de Caroline, justo

de la misma manera que ellos habían cambiado todo lo demás.

Las manos lo guiaron a un asiento y le ataron un cinturón de seguridad

alrededor. Parecía haber gente sentada a cada lado de él, abrió su boca

para hablar, ¿para decir qué?, no sabía.

—Quédate quieto—susurró la voz misteriosa, Matt cerró la boca

obedientemente. Forzó la vista para ver algo más allá de la venda en sus

ojos, incluso un toque de luz o sombra,pero todo estaba oscuro. Los pasos

resonaron en todo el piso de la furgoneta, luego las puertas se cerraron, y

escuchó el motor ponerse en marcha.

Mattse sentó. Trató de hacer un seguimiento de las vueltas de la

camioneta, pero perdió la cuenta de las derechas e izquierdas después de

unos pocos minutos y en su lugar se sentó en silencio, esperando a ver lo

que iba a pasar.

Page 34: 9 hunters moonsong (1)

Después de unos quince minutos, la furgoneta se detuvo. Las personas a

ambos lados de Matt se enderezaron, y él se puso tenso. Escuchó que las

puertas delanteras se abrían y cerraban, luego los pasos rodearon la

furgoneta antes de quelas puertas traseras se abrieran.

—Recuerda el silencio—ordenóla voz que le había hablado antes—.Serás

guiado a la siguiente etapa de tu viaje.

La persona a su lado lo rozó mientras se levantaba, Matt le escuchó

tropezar en lo que sonaba como la grava bajo sus pies mientras se lo

llevaban lejos. Escuchó con atención, pero, una vez que esa persona se fue,

tan sólo escuchó los movimientos nerviosos de las otras personas sentadas

en la furgoneta. Saltó cuando las manos volvieron a agarrar sus brazos. De

alguna manera se había acercado de nuevo a él; ni siquiera lo había

escuchado.

Las manos le ayudaron a salir de la furgoneta, luego lo guiaron a través de

lo que parecía ser una acera o un patio, donde sus zapatos golpearon

primero contra la grava, después el pavimento. Sus guías procedieron a

hacerlo subir una serie de escalones, a través de una especie de pasillo, y

luego hacia abajo otra vez. Contó tres giros antes de volver a detenerse.

—Espera aquí—dijo la voz, luego sus guías se apartaron.

Matt trató de averiguar dónde se encontraba. Podía oír a la gente,

probablemente sus compañeros de la furgoneta, pasando en silencio, pero

nadie dijo nada. A juzgar por los ecos de sus ligeros movimientos, estaban

en un gran espacio: ¿Un gimnasio? ¿un sótano? Probablemente, un sótano,

después de bajar todas esas escaleras.

Detrás de él llegó el silencioso clic de una puerta cerrándose.

—Ahora pueden quitar sus vendas—dijo una nueva voz, profunda y

segura.

Matt desató su venda y miró a su alrededor, parpadeando mientras sus

ojos se acostumbraban ala luz. Era una luz tenue, indirecta, que apoyaba

su teoría del sótano, pero si se trataba de un sótano, este era el más lujoso

que jamás había visto.

La habitación era enorme, se extendía en la penumbra hasta el otro

extremo, el piso y las paredes eran paneles en madera oscura y pesada.

Los arcos y pilares sostenían el techo, a intervalos, y habían algunos tipos

de figuras en ellos: la cara astuta y retorcida de lo que podría ser un

duende le lanzó una mirada lasciva desde un pilar, la figura de un ciervo

corriendo atravesaba un arco. Sillas y mesas de terciopelo rojo arraigado y

de madera pesados se alineaban en las paredes. Matt y los otros se

enfrentan a un gran arco central, coronado por una gran letra “V”

ornamentada hecha de diferentes tipos de metales brillantes, altamente

pulidos, elaborados y soldados entre sí. Debajo de la“V”estaba el mismo

lema que había aparecido en la carta: Aeturnusfortis.

Echando un vistazo a las personas cercanas a él, Matt vio que no era el

único con sentimiento confuso y temeroso. Allí parecían haber otras quince

personas, provenientes dediferentes clases: no había manera de que el

Page 35: 9 hunters moonsong (1)

hombre alto, encorvado, con la gran barba fuera un estudiante de primer

año.

Una chica pequeña con rostro redondo y rizos cortos de color castaño

llamó su atención. Ella arqueo sus cejas hacia él, ensanchando su boca en

una expresión exagerada de aturdimiento. Matt sonrió abiertamente tras

ella, su estado de ánimo se aligeró. Se movió más cerca de ella y acababa

de abrir la boca para susurrar una introducción, cuando fue interrumpido.

—Bienvenidos—dijo la voz profunda y autoritaria que había dado

instrucciones deque se quitaran las vendas, un joven se acercó al arco

central, directamente debajo de lagran“V”.Detrás de él veníaun círculode

los demás, al parecer una mezcla de chicos y chicas, todos vestidos de

negro y con máscaras. El efecto debería haber sido excesivo, pensó Matt,

pero en cambio las figuras enmascaradas parecían misteriosas y distantes,

retuvo un temblor.

El hombre bajo el arco era el único que no llevaba una máscara. Era un

poco más bajo que las figuras silenciosas a su alrededor,con el pelo oscuro

y rizado, sonrió cálidamente mientras estiraba sus manos hacia Matt y los

demás.

—Bienvenidos—dijo de nuevo—, a un secreto. Pueden haber oído rumores

de la Sociedad Vitale, la organización más antigua y más ilustre de

Dalcrest. Se trata de una sociedad que a menudo se habla en voz baja, pero

de la que nadie sabe la verdad. Nadie, excepto sus miembros. Soy Ethan

Crane, el actual presidente de la Sociedad Vitale, y estoy encantado de que

ustedes hayan aceptado nuestra invitación.

Hizo una pausa y miró a su alrededor. —Ustedes han sido invitados a

comprometerse, porque son lo mejor de lo mejor. Cada uno de ustedes

tiene diferentes fortalezas. —Él gesticulo hacia el chico alto y barbudo,

Matt lo había notado—.Stuart Covington aquí esla mente científica más

brillante de la clase de ultimo año, quizás una de las más prometedoras en

el país. Sus artículos sobre la biogenética ya han sido publicados en

numerosas revistas.

Ethan caminó entre la multitud y se detuvo junto aMatt. Tan cerca, que

pudo ver que los ojos de Ethan eran de un color avellana casi dorado, lleno

de calor. —Matt Honeycutt entra a Dalcrest como un jugador titular en el

equipo de fútbol después de haber dirigido a su escuela secundaria al

campeonato del estado el año pasado. Pudo elegir su programa

universitario de Futbol y eligió venir aDalcrest.—Matt bajó la cabeza con

modestia, y Ethan le apretó el hombro antes de caminar hasta detenerse en

la linda chica de rostro redondo.

—Junior Chloe Pascal es, como todos aquellos que asistieron a la feria de

arte del año pasado conocen, la artista más talentosa en el campus. Sus

esculturas dinámicas e interesantes le han ganado el Premio Gershner

durante dos años consecutivos. —Dio una palmadita en el brazo de Chloe

mientras que ella se sonrojaba.

Page 36: 9 hunters moonsong (1)

Ethan fue pasando de un miembro a otro de su pequeño grupo,

enumerando los logros. Matt tan sólo escuchaba la mitadmientras miraba a

su alrededor hacia las expresiones absortas en los rostros de los otros

candidatos, dio la impresión de una amplia gama de talentos, y que se

trataba de una recopilación de lo mejor de lo mejor, un conjunto de

triunfadores del campus. Él parecía ser el único de primer año.

Sentía como si Ethan hubiera encendido una vela demasiado brillante en su

interior: él, Matt, quien había sido el menos especial en su grupo de

amigos, estaba sobresaliendo.

—Como pueden ver—dijo Ethan, regresando al frente del grupo—, cada

uno tiene habilidadesdiferentes. Los cerebros, la creatividad, el atletismo,

la capacidad de guiar a otros. Estas cualidades, cuando se unen, pueden

convertirlos en el grupo de más elite y poder, no sólo en el campus, si no

durante toda la vida. La Sociedad Vitale es una organización con una larga

historia, y una vez que son un miembro de la sociedad, son uno de por

vida. Siempre—levantó un dedo en advertencia, con el rostro serio—. Sin

embargo, esta reunión es tan sólo el primer paso en el camino de

convertirse en un Vitale. Y es un camino difícil.—Les sonrió de nuevo—.Yo

creo, nosotros creemos, que todos ustedes tienen lo que se necesita para

convertirse en unVitale. No habrían sido invitados a comprometerse si

nocreyéramos que son dignos.

Matt enderezólos hombros y puso la cabeza en alto. Miembro menos

notable de su grupo de amigoso no, él había salvado al mundo, o al menos

su ciudad natal, más de una vez. Incluso si hubiera sido uno de un equipo

en ese entonces, estaba bastante seguro de que podía manejar cualquier

cosa que la Sociedad Vitale le arrojara.

Ethan le sonrió directamente.—Si creen estar preparados para el

compromiso de la Sociedad Vitale, para guardar nuestros secretos y ganar

nuestra confianza, den un paso adelante ahora.

Sin vacilar, Matt dio un paso adelante. Chloe y el barbudo hombre, Stuart,

salió con él, mirando a su alrededor, vio que cada una de los candidatos se

habían movido hacia adelante juntos.

Ethan se acercó a Matt y se apoderó de la solapa de su traje. —Aquí—dijo,

rápidamente clavando algo en él y dejándolo ir—. Usa esto en todo

momento, pero discretamente. Debes mantener tu compromiso con

lasociedad secreta. Nos estaremos comunicando. Felicitaciones. —Le dio

una breve sonrisa, genuina, y se trasladó a Chloe, diciéndole lo mismo a

ella.

Matt se volvió la solapa y miró a la pequeña V de color azul oscuro que

Ethan había puesto en él. Nunca había pensado antes acerca de

fraternidades o sociedades secretas, o cualquier tipo de organización que

no fueran un equipo deportivo. Pero esto, siendo el único de primer año

que quería la legendaria Sociedad Vitale, era diferente. Ellos vieron algo en

él, algo especial.

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7

Traducido por Krispipe

Corregido por Nikola

—Hubiera sido difícil encontrar un grupo de colonos menos adecuados

para construir una colonia completamente nueva que los ciento cinco

hombres que navegaban por el río desde la bahía de Chesapeake en 1605

y fundaron Jamestown—conferenció el profesor Campbell desde la parte

delantera de la clase de Elena—. Si bien había un par de carpinteros, un

albañil, un herrero, y tal vez una docena de trabajadores entre ellos, estos

estaban superados en número por los autoproclamados señores que

constituían casi la mitad del grupo.

Hizo una pausa y sonrió con ironía. —Señores en este caso significaba

hombres sin profesión u oficio. Muchos de ellos eran hombres perezosos y

ociosos hombres que se habían unido a la expedición de la London

Company con la esperanza de obtener un beneficio sin darse cuenta de la

cantidad de trabajo que iba a implicar realmente la fundación de una

colonia en el Nuevo Mundo. Los colonos desembarcaron en primavera, y

para finales de septiembre, la mitad de ellos habían muerto. En enero,

Page 38: 9 hunters moonsong (1)

cuando el capitán Newport volvió con suministros y más colonos, sólo

permanecían treinta y ocho de los colonos originales.

Perezosos y despistados, escribió Elena claramente en su

cuaderno. Muertos en menos de un año.

Historia del Sur era su primera clase, y la Universidad estaba demostrando

ya ser una experiencia reveladora. Sus profesores de la escuela secundaria

siempre habían insistido en el valor y la iniciativa cuando hablaban de los

primeros colonos de Virginia, no en el infortunio.

—El jueves hablaremos sobre la leyenda de John Smith y Pocahontas.

Vamos a discutir los hechos y cómo se diferencian de la propia versión de

Smith, ya que tenía una tendencia hacia la autopromoción—anunció el

profesor Campbell.

—La tarea de lectura está en el plan de estudios, así que por favor vengan

preparados para un animado debate la próxima vez. —Él era un hombre

gordo, pequeño y enérgico, cuyos pequeños ojos negros barrieron la clase

y aterrizaron infaliblemente en Elena mientras que añadía—, ¿Elena Gilbert?

Por favor, quédese después de la clase un momento. Me gustaría hablar

con usted.

Ella tuvo tiempo para preguntarse, nerviosamente, cómo sabía él cuál de

sus estudiantes era ella mientras el resto de la clase se dispersaba fuera de

la sala, unos pocos parándose para hacerle preguntas a él. Ella no había

hablado durante su conferencia, y había cerca de cincuenta estudiantes en

la clase.

Cuando el último de sus compañeros desapareció por la puerta, ella se

acercó a su escritorio.

—Elena Gilbert—dijo paternalmente, sus brillantes ojos buscando los de

ella—. Pido disculpas por ocupar tu tiempo. Pero cuando me enteré de tu

nombre, tenía que preguntar.

Él hizo una pausa, y Elena respondió obedientemente: —¿Preguntar qué,

profesor?

—Conozco el nombre Gilbert, ya ves—dijo—, y cuanto más te miro, más

me recuerdas a alguien, dos alguien, quienes alguna vez fueron muy

queridos amigos míos. ¿Puedes ser la hija de Elizabeth Morrow y Thomas

Gilbert?

—Si, lo soy—dijo Elena lentamente. Tenía la esperanza de poder conocer a

alguien que conociera a sus padres aquí en Dalcrest, pero se sentía raro

escuchar sus nombres, de todos modos.

—¡Ah!—Él entrelazó sus dedos a través de su estómago y le dio a ella una

sonrisa de satisfacción—. Te pareces mucho a Elizabeth. Eso me

sorprendió mucho cuando entraste en la habitación. Pero hay un toque de

Thomas en ti, también, no nos engañemos. Algo en tu expresión, creo.

Verlo me devuelve a mis días como estudiante. Era una chica encantadora,

tu madre, simplemente encantadora.

—¿Usted fue a la Universidad aquí con mis padres?—preguntó Elena.

Page 39: 9 hunters moonsong (1)

—Desde luego que sí. —Los pequeños ojos negros del profesor Campbell

se ampliaron—. Fueron dos de los mejores amigos que he tenido. Nos

hemos perdido la pista unos de los otros durante los años, me temo, pero

me enteré del accidente —desató los dedos y le tocó el brazo

tímidamente—. Lo siento mucho.

—Gracias. —Elena se mordió el labio—. Nunca hablaban mucho sobre sus

años de universidad. Tal vez al hacerse mayores, lo habrían hecho…—Su

voz se apagó, y se dio cuenta con espanto que sus ojos se habían llenado

de lágrimas.

—Oh, querida, no quería molestarte. —El profesor Campbell se palpó los

bolsillos de la chaqueta—. Y no tengo un pañuelo de papel cuando lo

necesito. Oh, por favor no llores.

Su expresión cómica de angustia hizo que Elena le dedicara una sonrisa

con los ojos llorosos, y él se relajó y le devolvió la sonrisa. —Ahí, eso está

mejor—dijo—. Ya sabes, si te gustaría saber más acerca de tus padres y

cómo eran en aquel entonces, estaría feliz de poder contarte sobre ellos.

Tengo todo tipo de historias.

—¿En serio? —dijo Elena esperanzada. Sintió un destello de emoción. Tía

Judith hablaba con Elena sobre su madre a veces, pero los recuerdos que

compartían eran en su mayoría de su infancia. Y Elena realmente no sabía

mucho sobre el pasado de su padre: había sido hijo único y sus padres

habían muerto.

—Claro, claro—dijo el profesor Campbell alegremente—. Ven a mis horas

de oficina, y te contaré todo sobre nuestras travesuras en los viejos

tiempos. Estoy allí todos los lunes y viernes, de tres a cinco, y pondré una

alfombra de bienvenida para ti. Hablando metafóricamente, por supuesto.

Te serviré algo del horrible café del departamento.

—Gracias, profesor Campbell—dijo Elena—. Me encantaría.

—Llámame James—dijo él—. No es nada en absoluto. Todo lo que pueda

hacer para hacerte sentir a gusto aquí en Dalcrest—ladeó la cabeza hacia

un costado y la miró con curiosidad, sus ojos tan brillantes y curiosos

como los de un pequeño animal—. Después de todo, como hija de

Elizabeth y Thomas, debes de ser una chica muy especial.

***

El gran cuervo negro fuera de la ventana de la sala de conferencias

caminaba de un lado al otro, cerrando y abriendo sus poderosas garras

alrededor de la rama a la que estaba encaramado.

Damon quería transformarse de nuevo en vampiro, subir a través de la

ventana, y tener una rápida pero eficaz sesión de interrogatorio con ese

profesor.

Pero a Elena no le gustaría eso.

Ella era tan ingenua, maldita sea.

Si, si, ella era su hermosa, brillante, inteligente princesa, pero era

ridículamente ingenua, también; todos lo eran. Damon con irritación

arregló sus erizadas plumas de vuelta a una elegancia iridiscente. Ellos

Page 40: 9 hunters moonsong (1)

eran muy jóvenes. En ese punto, Damon era capaz de mirar atrás y decir

que nadie aprendía nada en la vida, no durante sus primeros cien años más

o menos. Tenías que ser inmortal, en realidad, para tener el tiempo para

aprender a mirar por uno mismo correctamente.

Elena continuaba mirando a su profesor con demasiada confianza. Después

de todo lo que había pasado, todo lo que había hecho, para ella era

demasiado fácil pausarse en la complacencia, todo lo que el hombre tenía

que hacer era colgar la promesa de la información sobre sus padres frente

a ella, y felizmente trotaría a reunirse con él en su oficina siempre que él lo

sugiriera. Boba sentimental. ¿Qué podía el hombre posiblemente contarle

que fuera de alguna importancia real?

Nada podía devolverle a sus padres.

El profesor no era un peligro, lo más probable. Damon lo había probado

con su Poder, sin sentir nada sino el parpadeo de una mente humana, sin

aumento de energía oscura respondiendo desde el pequeño hombre, sin

oleaje de emociones violentas o perturbadoras. Pero no podía estar seguro,

¿no? El poder de Damon no podía detectar todos los monstruos, no podía

predecir cada giro del corazón humano.

Pero el verdadero problema aquí era Elena. Ella había olvidado claramente,

que había perdido todo su Poder, que los guardianes la habían despojado

de vuelta a ser sólo una vulnerable, frágil chica mortal. Ella pensaba,

erróneamente, que podría protegerse a sí misma.

Todos ellos eran así. Damon se había enfurecido al principio al darse

cuenta lentamente de que estaba empezando a sentir que todos ellos eran

seres humanos. No sólo su hermosa Elena y el pequeño pájaro rojo, sino

todos ellos, la bruja Sra. Flowers y la cazadora y el cabeza cuadrada del

chico también. Los dos últimos ni siquiera le gustaban, pero se sentía

obligado a mantener un ojo en ellos, para evitar que se dañaran a sí

mismos a través de su estupidez innata.

Damon no era el que quería estar aquí. No, la “vamos todos unan sus

manos y bailen para promover nuestra educación juntos” idea no era suya,

y la había tratado con el debido desprecio. Él no era Stefan. No iba a perder

el tiempo haciéndose pasar por uno de los chicos mortales.

Pero se había encontrado, para su consternación, no queriendo perderlos,

tampoco.

Era embarazoso. Los vampiros no eran animales de carga, no como los

seres humanos. No se suponía que le importara lo que les sucediera. Estos

chicos deberían ser la presa, y nada más.

Sin embargo, estar muerto y volver, luchando contra el fantasma de los

celos y liberar la envidia enfermiza y la miseria que lo había mantenido

cautivo desde que era un ser humano, había cambiado a Damon. Con esa

bola dura de odio fuera de su pecho, donde había vivido durante tanto

tiempo, se encontraba más ligero. Casi como si le…importara.

Page 41: 9 hunters moonsong (1)

Embarazoso o no, se sentía sorprendentemente cómodo, teniendo esta

conexión con el pequeño grupo de seres humanos. Él habría muerto, otra

vez, antes de admitirlo en voz alta, sin embargo.

Chascó su pico un par de veces mientras Elena le decía adiós a su profesor

y abandonaba el salón de clases. Luego Damon extendió sus alas y aleteó

hasta un árbol al lado de la entrada del edificio.

Cerca de allí, un hombre delgado y joven empezó a publicar un folleto con

la foto de una chica en otro árbol, y Damon voló a obtener una mirada más

cercana. Estudiante desaparecida, decía la parte superior del folleto, y

debajo de la imagen estaban los detalles de una desaparición nocturna: sin

pistas, sin pruebas, sin idea de dónde podía estar Taylor Harrison de

diecinueve años. La sospecha de algo sucio. La promesa de una

recompensa de su ansiosa familia a cambio de información que condujera

a su regreso a salvo.

Damon dejó escapar un graznido áspero. Había algo mal aquí. Había

sabido esto—había sentido algo un poco fuera de este campus tan pronto

como había llegado hace dos días, aunque no había sido capaz de poner su

dedo en ello. ¿Por qué si no iba a haber sido tan preocupado por su

princesa?

Elena salió del edificio y comenzó a cruzar el patio, metiendo su larga

cabellera dorada detrás de las orejas, ajena al cuervo negro que volaba de

árbol en árbol encima de ella. Damon iba a averiguar lo que estaba

pasando aquí, e iba a hacerlo antes de que lo que fuera tocara cualquiera

de sus seres humanos.

Especialmente a Elena.

8

Traducido por Mais020291

Corregido por Nikola

—Puf, no creo que haya algo en la barra de comida que quiera comer.—

Elena le dijo a Stefan—. No puedo ni identificar la mitad de las cosas.—

Stefan observó pacientemente mientras ella pasaba por la barra de

ensaladas.

—Esto no está nada mejor —dijo ella, levantando una cuchara grande con

requesón para luego dejarla caer de nuevo en el contenedor—. Pensé que

la comida de la universidad sería más comestible que la de la cafetería de

nuestro colegio, pero aparentemente, estaba equivocada.

Stefan hizo un sonido vago de asentimiento y observó alrededor para

buscar un lugar dónde sentarse. Él no comería. La comida humana no tenía

mucho sabor para él ahora, y había usado su Poder para llamar a una

paloma a su balcón esa misma mañana. Eso le había dado una cantidad

suficiente de sangre para poder sostenerlo hasta la tarde, dónde tendría

que volver a cazar.

Page 42: 9 hunters moonsong (1)

Una vez que Elena se hizo su propia ensalada, él la llevó hacia la mesa

vacía que había visto.

Ella lo besó antes de sentarse y un estremecimiento de placer corrió a

través de él mientras sus mentes se tocaban. La relación familiar entre los

dos volvió a su lugar, y él sintió la alegría de Elena, contentade estar con él

en sus nuevas y normales vidas. Además, un entusiasmo la recorrió, y

Stefan envió un pensamiento interrogativo entre los dos, preguntándose

qué había pasado desde que se habían visto esa mañana.

Elena rompió el beso y le respondió su pregunta silenciosa.

—Mi profesor de historia, Campbell, conoció a mis padres cuando

estuvieron en la universidad —dijo. Su voz era calmada, pero sus ojos

estaban brillantes, y Stefan pudo sentir lo mucho que significaba esto para

ella—. Él era un muy buen amigo de ellos. Me puede contar historias,

partes de sus vidas que yo nunca conocí.

—Eso es genial —dijo Stefan, feliz por ella—. ¿Cómo estuvo la clase?

—Estuvo bien —dijo Elena, empezando a comer su ensalada—. Las

primeras semanas hablaremos sobre la época colonial —miró hacia arriba,

con su tenedor en el aire—. ¿Y, tú? ¿Cómo estuvo tu clase de filosofía?

—Bien. —Stefan hizo una pausa. Bien no era realmente lo que quiso decir.

Había sido extraño el estar sentado en una clase de universidad de nuevo.

Él había atendido a la universidad un par de veces durante su larga

historia, había visto los cambios en la educación. Al principio, sus

compañeros de clase habían sido un número selecto de jóvenes con dinero,

y ahora había una mayor diversidad de chicos y chicas. Pero, había una

similitud esencial entre todas estas experiencias. Los discursos largos del

profesor, los estudiantes aburridos o ansiosos. Una cierta superficialidad

de pensamiento, una persona tímida, esquivando exponer sentimientos

más profundos.

Damon tenía razón. Stefan no pertenecía aquí; él estaba haciendo un papel,

de nuevo. Matando un poco de su tiempo ilimitado. Pero Elena, la miró, sus

ojos azules brillantes se posaron en él, ella si pertenecía aquí. Ella merecía

la oportunidad de una vida normal, y él sabía que ella no hubiese venido a

la universidad sin él.

¿Le podía decir algo de esto? No quería apagar el entusiasmo en esos ojos

lapislázuli, pero se había prometido a sí mismo que siempre sería honesto

con ella, la trataría como una igual. Abrió su boca, esperando poder

explicar algo de lo que sentía.

—¿Has oído acerca de Daniel Greenwater? —preguntó una chica que estaba

cerca, su voz era alta, llena de curiosidad mientras ella y sus amigos se

sentaban en las sillas vacías al otro lado de la mesa. Stefan cerró su boca y

volteó su cabeza para escuchar.

—¿Quién es Daniel Greenwater? —preguntó alguien.

—Mira —dijo la primera chica, abriendo el periódico que sostenía en sus

manos. Observando, Stefan vio que era el periódico del campus—. Es un

estudiante de primer año y acaba de desaparecer. Dejó el centro de

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estudiantes cuando cerró ayer por la noche, y su compañero de cuarto dice

que él nunca regresó a la habitación. Es realmente escalofriante.

Los ojos de Stefan se encontraron con los de Elena, y ella alzó una ceja,

pensativa. ¿Podría ser esto algo que deberían investigar?

Otra chica al final de la mesa se encogió de hombros. —Probablemente él

se sintió estresado y se fue a casa. O tal vez su compañero de cuarto lo

mató. Tú sabes que obtienes buenas notas si tu compañero de cuarto

muere.

—Eso es un mito —dijo Stefan, ausente, y las chicas lo miraron en

sorpresa—. ¿Podría ver el papel por un momento, por favor?

Se lo pasaron y Stefan estudió la figura del frente. Una foto del libro de fin

de año de la secundaria le sonreía, un chico flaco, con cabello lacio y ojos

amigables. Un rostro que reconocía. Él había pensado que el nombre le

sonaba familiar.

—Vive en nuestra residencia —dijo suavemente a Elena—. ¿Lo recuerdas de

la orientación? Él se veía feliz de estar aquí. No creo que se haya ido, no

por voluntad propia.

Elena lo miró, sus ojos abiertos, comprendiendo. —¿Crees que algo malo le

ha pasado? Algo raro estuvo pasando en la cuadra la primera noche que

llegamos —tragó—. Dijeron que una chica se había metido en un

problema, pero los policías realmente no nos querían decir nada. ¿Crees

que eso esté relacionado con la desaparición de Daniel Greenwater?

—No lo sé —dijo Stefan—, pero estoy preocupado. No me gusta nada que

esté fuera de lo común. —Se puso de pie—. ¿Estás lista para irte? —Elena

asintió, aunque la mitad de su almuerzo aún estaba pendiente. Stefan

devolvió educadamente el periódico a las chicas y siguió a Elena hacia

afuera.

—Tal vez estamos paranoicos porque estamos acostumbrados a que

sucedan cosas terribles —dijo Elena, una vez que estuvieron en el pasillo,

subiendo la colina hacia su residencia—. Pero las personas desaparecen

todo el tiempo. Chicas que son acosadas o atacadas algunas veces. Es

desafortunado, pero no significa que haya un tema siniestro detrás de

todo.

Stefan se detuvo, observando el volante pegado en el árbol por la

cafetería.Estudiante desaparecida, decía, con una foto de una chica debajo

de este. —Prométeme que vas a tener cuidado, Elena —dijo—. Diles a

Meredith y a Bonnie también. Y, a Matt. Ninguno de ustedes debería andar

solo por el campus. Al menos en la noche.

Elena asintió, su rostro pálido, observando la figura del volante. Stefan

sintió una punzada aguda de resentimiento, a pesar de su ansiedad. Ella

había estado tan entusiasmada cuando se encontraron para almorzar, y

ahora ese entusiasmo había desaparecido.

Enredó sus brazos alrededor de su cintura, deseando sostenerla,

mantenerla a salvo.—¿Por qué no salimos esta noche? —dijo—. Tengo un

grupo de estudio, pero no debe tardar mucho. Podemos salir del campus

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para cenar. ¿Tal vez podrías quedarte conmigo esta noche? Me sentiría

mejor si sé que estás a salvo.

Elena lo miró, sus ojos brillando, resistiendo la risa. —Ay, mientras esa sea

la única razón por la que me quieres en tu habitación —dijo, sonriendo—.

No me gustaría pensar que tienes planes con mi virtud.

Stefan pensó en la piel crema de Elena y su cabello de seda de oro, en su

calidez, el rico vino de su sangre. La idea de tenerla de nuevo en sus

brazos, sin su tía Judith o la señora Flowers, era intoxicante.

—Claro que no—murmuró, inclinando su cabeza hacia ella—. No tengo

planes. Sólo vivo para servirte. —La besó de nuevo, mandándole todo su

amor y anhelo por ella.

Arriba de sus cabezas, Stefan escuchó un graznido estridente y

movimiento de unas alas y aún con sus labios sobre los de Elena, él frunció

el ceño. Elena se dio cuenta de su tensión repentina y se alejó de él,

siguiendo su mirada hacia el cuervo negro que lanzaba sus graznidos por

encima de ellos.

Damon. Observándolos, observando a Elena, como siempre.

***

—Excelencia. —La voz de Ethan se escuchó por todo el patio de baloncesto,

donde todas las personas estaban reunidas. Empezaba a amanecer, y no

había nadie alrededor excepto por Ethan y los chicos, muertos de sueño—.

Cómo sabrán desde nuestra primera reunión, cada uno de ustedes es un

ejemplo del máximo de uno o más tipos de éxito. Pero eso no es

suficiente. —Se detuvo, mirando rostro por rostro—. No es suficiente que

cada uno de ustedes tenga un pedazo de lo mejor. Ustedes pueden reunir

todos estos atributos en sí mismos. Durante este curso, descubrirán

mundos dentro de ustedes que nunca han imaginado.

Matt rozó sus zapatillas contra el asfalto e intentó mantener la expresión

escéptica en su rostro. Él sabía que, esperar lograr altas notas académicas

o artísticas, era un largo camino.

Él no era particularmente modesto, pero era realista, y podía listar sus

mejores cualidades: atleta, buen amigo, chico honorable. No era estúpido,

tampoco, pero si salir con honores en intelecto y creatividad eran pre-

requisitos para ser parte de la Sociedad Vitale, él podía rendirse ahora.

Rascando la parte trasera de su cuello, miró alrededor a los demás. Era

reconfortante ver que la mayoría de ellos estaban con expresiones de

pánico apenas contenidas: aparentemente “agrupando todos estos

atributos” no era algo con lo que habían contado. Chloe, la chica linda de

cara redonda que había visto en la primera reunión, lo miró y le guiñó, un

movimiento rápido de sus pestañas, y él le sonrió, sintiéndose

extrañamente feliz.

—Hoy día —anunció Ethan—, trabajaremos en atletismo. —Matt suspiró

con alivio. Podía hacerlo en atletismo.

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A su alrededor, vio que todos se rendían. Los intelectuales, los líderes, los

genios creativos, ellos no buscaban ser evaluados en sus poderes atléticos.

Un murmuro rebelde suave se escuchó entre ellos.

—No se pongan de mal humor —dijoEthan, riendo—. Les prometo que,

para el momento en que se vuelvan miembros completos de la sociedad,

cada uno de ustedes alcanzará el pico de perfección física. Por primera vez,

sentirán qué es lo que significa estar verdaderamente vivo. —Sus ojos

brillaron con esperanza.

Ethan regresó a listar las tareas. Estaban por embarcarse a correr quince

millas, con varios obstáculos en el camino. —Prepárense para ensuciarse—

dijo, alegre—. Pero, estén atentos: si no completan la corrida en tres horas,

no serán invitados a continuar en el siguiente paso de este proceso —

sonrió—. Sólo los mejores pueden convertirse en miembros de la Sociedad

Vitale.

Matt miró alrededor y vio que todos los demás, incluso los que se veían

como si nunca hubiesen dejado el laboratorio de ciencias o la biblioteca,

estaban atándose de nuevo los cordones de sus zapatillas y estirándose,

con expresiones determinadas.

—Dios mío. —Una voz dijo, a su lado. Era una linda voz, con un timbre

especial, una voz que venía de algún lugar más profundo que Virginia, y

Matt estaba sonriendo antes de mirar alrededor y darse cuenta que era

Chloe—. Me imagino que eres la única persona aquí que no va a tener un

montón de problemas con esto —dijo.

Era tan linda. Pequeños hoyuelos se veían en sus mejillas cuando

sonreía, su cabello corto y oscuro caía en rulos detrás de sus orejas. —

Hola, soy Matt —dijo él, sonriéndole de vuelta.

—Ya lo sabía —dijo ella, alegre—. Tú eres nuestra estrella del fútbol.

—Y tú eresChloe, la artista increíble —dijo él.

—Ay. —Se ruborizó—. No sé sobre ello.

—Me encantaría ver tu trabajo algún día —dijo él, y la sonrisa de ella se

agrandó.

—¿Algún consejo para hoy día? —preguntó ella—. Nunca corro a menos

que esté por perder el bus y creo que estoy a punto de arrepentirme.

Su rostro era tan atractivo que por un momento Matt quiso abrazarla. En

lugar de eso, frunció el ceño y miró hacia el cielo. —En estas condiciones

—dijo—, lo mejor es inclinar tus brazos en un ángulo de cincuenta grados

hacia el suelo y correr con un paso ligeramente largo.

Chloe lo miró por un minuto y luego rió. —Te estás burlando de mí —dijo

ella—. Eso no es justo. No tengo idea sobre esto.

—Te ayudaré —dijo Matt, sintiéndose bien—. Podemos hacerlo juntos.

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Traducido por Mais020291

Corregido por Nikola

¿Dónde estás? Elena escribió el mensaje impaciente. Se supone que Stefan

debería encontrarse con ella en su habitación hace más de veinte minutos.

¿Su grupo de estudio ya debería de haber terminado, verdad? Ella se moría

de hambre.

Caminó alrededor de la habitación, ocasionalmente mirando hacia los

árboles oscuros detrás de las ventanas. No era costumbre de Stefan el

llegar tarde.

Revisó su celular. Era muy rápido para intentar comunicarse de nuevo con

él.

Afuera, algo oscuro se movió, y ella jadeó.

Luego, observó por encima de su cabeza. Sólo eran las ramas del árbol,

moviéndose en la brisa. Se acercó, intentando ver más allá de las

reflexiones en el vidrio. Su habitación estaba en el tercer piso; no podía

haber nadie sentando tan arriba. Al menos nadie humano. Elena se

estremeció.

—Elena —dijo una voz fría y clara desde afuera.

Con un chirrido que sonó como un conejo asustado, Elena se echó hacia

atrás, presionando una mano en su corazón palpitante. Después de un

momento, se acercó a la ventana y la abrió.

—Damon —dijo—. Me asustaste horrible. ¿Qué estás haciendo aquí?

Había un brillo de dientes blancos en la oscuridad. Un tono burlón se sintió

en su respuesta. —Por supuesto que esperando a que me invites a tu

habitación.

—No necesitas una invitación —dijo Elena—. Tú me ayudaste a mudarme.

—Lo sé —dijo Damon, sonriendo—. Estoy siendo todo un caballero.

Elena dudó. Confiaba en Damon, claro que sí, pero esto se veía muy

íntimo. Damon afuera en la oscuridad, Elena sola en la habitación, ninguna

de sus compañeras de cuarto. Él había estado en su habitación en su casa,

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pero la Tía Judith y Robert habían estado en el pasillo. Se preguntaba si a

Stefan le importaría que ella esté a solas con Damon, pero borró el

pensamiento. Él confiaba en ella, eso era lo que importaba.

—Elena.—La voz de Damon era suave pero insistente—, déjame entrar

antes que caiga.

Rodando sus ojos, ella dijo:—Nunca te caerías. Y, si lo hicieras, puedes

volar. Pero igual puedes entrar.

Con un suave movimiento, más rápido que lo que su ojo podía seguir,

Damon estaba de pronto a su lado. Ella tuvo que retroceder un paso. Ojos

y cabello oscuros como la noche, piel pálida y luminosa, sus características

perfectamente cortas. Incluso olía bien. Sus labios se veían tan suaves…

Elena se dio cuenta que se estaba inclinando hacia él, sus propios labios

separándose, y luego se alejó. —Detente —dijo.

—No estoy haciendo nada —dijo Damon, inocentemente. Cuando Elena

arqueó una ceja, él se encogió de hombros y le lanzó una corta y brillante

sonrisa. Ahí, pensó Elena. Esa es la razón por la que Stefan puede que le

moleste que Damon esté aquí—. Está bien. Sólo te estoy bromeando.

Él observó alrededor de la habitación y arqueó una ceja. —¿Por qué, Elena?

—dijo él—. Estoy casi decepcionado. Tú y tus amigas están siendo tan

fieles a sí mismas, que provoca escribir sobre ustedes.

Elena siguió sus ojos. El lado de la habitación de Bonnie era un desastre, un

tumulto de animales de peluche, objetos rechazados, y accesorios de

Dalcrest. En contraste, el área de Meredith estaba ordenada, los libros

alineados alfabéticamente, un sólo lapicero de plata en la mesa, al costado

de su laptop, su cama pulcramente envuelta en un edredón de seda con

estampado gris y blanco. Su ropero y su vestidor estaban cerrados, pero

Elena sabía que adentro la ropa de Meredith estaba organizada por tipo,

color y temporada. Damon tenía razón: con tan sólo mirar hacia las partes

del cuarto, podías decir que Meredith era racional, sofisticada,

cuidadosamente controlada y privada; mientras que Bonnie era

desordenada y amante de la diversión.

¿Y, con las cosas de Elena? ¿Qué decían de ella? Observó su parte de la

habitación con un ojo crítico. Pinturas de arte de sus exhibicionistas

favoritos, su cepillo de plata y su peine alineados en el vestidor, sábanas

azules que sabía que combinaban con sus ojos y cabello. ¿Era alguien que

estaba siempre preocupada por lo que era adecuado? No estaba segura.

Damon le sonrió de nuevo, sin el tono de burla esta vez. —Ni lo pienses

por segunda vez, princesa —dijo, afectivamente—. Tú eres más que tus

posesiones.

—Gracias —dijo Elena, secamente—. Así que, ¿acabas de caer en mi

ventana sólo para saludarme?

Él se acercó y colocó un mechón de pelo detrás de su oreja. Estaban de pie,

muy cerca, y Elena retrocedió un poco. —Pensé que, tal vez, ahora que eres

una chica universitaria, podíamos salir esta noche y divertirnos.

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—¿Diversión? —dijo Elena, aún distraída por su boca—. ¿Qué clase de

diversión?

—Tú sabes —dijo él—, sólo un poco de comida, un par de bebidas. Cosa de

amigos. Nada para preocuparse.

—Claro. —Elena dijo, firmemente—. Suena bien. Pero no puedo esta noche.

Stefan y yo vamos a salir a cenar.

—Por supuesto —dijo Damon. Asintió apenas y se supone que era una

sonrisa de apoyo tan obvia, que ella tuvo que reprimir la risa. De apoyo,

amigable, y modesto no eran miradas naturales de Damon.

Él estaba intentando ser su amigo aunque todos sabían que había más que

eso entre los dos. Desde que él había muerto y resucitado, ella sabía que él

había intentando cambiar sus relaciones con Stefan y con ella, para estar

con ellos de una manera que él nunca había estado. No podía ser fácil para

el pobre Damon, intentando ser bueno. Estaba fuera de práctica.

El celular de Elena vibró. Ella leyó el mensaje de texto de Stefan: Lo siento.

El grupo de estudio sigue en pie. Parece que me demoraré una hora más.

¿Nos encontramos más tarde?

—¿Problemas? —Damon la estaba mirando, con la misma sonrisa inocente

y amigable, y el afecto por él recorrió el cuerpo de Elena. Damon era su

amigo. ¿Por qué no podía salir con él?

—Cambio de planes —dijo, enérgicamente—. Saldremos, pero sólo por un

rato. Tengo que regresar aquí para encontrarme con Stefan en una hora —

escribió rápidamente el mensaje de texto a Stefan para hacerle saber que

iba a agarrar un poco de comida. Luego miró hacia arriba para ver la

sonrisa triunfante de Damon mientras él se acercaba para agarrar su brazo.

***

Bonnie caminó a través del campus, prácticamente saltando al ritmo de la

melodía feliz en su cabeza. Una cita con Zander, la lalalala. Todo se daría

con el tiempo, también. Había estado esperando impaciente durante toda

la semana para ver a Zander de nuevo, y aunque habían hablado por

teléfono, ella no había posado sus ojos en él, aunque claro está que lo

había estado buscando.

Al menos estaba a punto de verlo. La lalalala. Amoroso y hermoso Zander.

Llevaba puesto unos jeans y una especie de top plateado que al menos la

hacía ver como si tuviera un poco de escote. Es un buen traje, pensó, un

poco subestimado para salir, pero también un poco especial. Sólo en caso

de que ellos decidieran ir a una discoteca o algo de último minuto. Zander

no le había dicho lo que planeaba, sólo le había dicho que se encontraban

afuera del edificio de ciencias. La lalalala, tarareó.

Bonnie disminuyó el paso, y el tono en su cabeza murió cuando vio las

luces parpadeantes iluminando a un grupo de personas más allá. Estaban

reunidas en el patio en frente de una de las residencias.

Acercándose, se dio cuenta que era un grupo de chicas sosteniendo velas.

La luz vacilante de las velas lanzaba sombras a través de sus serios rostros.

Apoyados contra la pared de la residencia había tres fotos, dos chicas y un

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chico. A través del césped en frente de ella estaban amontonadas flores,

cartas y osos de peluche.

Sin saber si romper el silencio, Bonnie tocó uno de los brazos de una de las

chicas. —¿Qué está sucediendo aquí? —susurró.

—Es una vigilia candelaria por las personas desaparecidas —susurró la

chica de vuelta.

¿Personas desaparecidas? Bonnie escaneó los rostros de las fotografías.

Jóvenes, sonrientes, de su edad. —¿Todos fueron estudiantes aquí? —

preguntó, horrorizada—. ¿Qué les pasó?

—Nadie sabe —dijo una chica, su mirada seria—. Sólo desaparecieron. ¿No

oíste sobre esto?

El estómago de Bonnie dio un revuelto. Ella conocía a la chica que había

sido atacada, o algo, en la cuadra la primera noche, pero no sabía acerca

de ninguna persona desaparecida. Igual, su instinto le había advertido de

tener miedo al caminar por el campus la otra vez. Podría haber estado en

peligro.

—No —dijo suavemente—. No escuché nada —cerró sus ojos e inclinó su

cabeza, silenciosa mientras mandaba la esperanza de estas tres personas

que se veían felices pudiesen ser encontradas, sanas y salvas.

A la distancia, una sirena empezó a sonar.

—Algo ha pasado.

—¿Crees que alguien haya sido atacado?

Un murmullo de voces atemorizadas empezó a escucharse mientras las

sirenas se acercaban. Una chica cerca a Bonnie empezó a sollozar, un

sonido de miedo.

—¿Está bien, cuál es el problema aquí? —dijo una voz nueva y autoritaria, y

Bonnie miró hacia arriba y vio a dos oficiales del campus caminando hacia

la multitud.

—Nosotras… eh… —La chica que le había hablado a Bonnie señaló las

fotos y flores contra la pared—. Estamos teniendo una vigilia. Por las

personas desaparecidas.

—¿Para qué son esas sirenas? —Otra chica preguntó, su voz alzándose.

—Nada para preocuparse —dijo el oficial, pero su rostro de suavizó cuando

observó a la chica que sollozaba. Bonnie se dio cuenta que él no era tan

mayor que ella.

—¿Desaparecida? —dijo él a la chica—. Te ayudaremos a regresar a casa.

Su compañero miró alrededor de la multitud. —Es tiempo de dejar esto y

regresar adentro —dijo, seriamente—. Júntense y tengan cuidado.

—Pensé que dijo que no había nada por lo que preocuparse —dijo otra

chica, molesta—. ¿Por qué no nos dice nada?

—No hay nada que ustedes ya no sepan —dijo el hombre, pacientemente—

. Hay personas desaparecidas. Nunca puedes ser lo suficientemente

cuidadosa.

Si no hay nada de lo que preocuparse, ¿por qué tenemos que tener

cuidado? Bonnie se preguntaba aquello, pero guardó las palabras y se

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apuró hacia el pasillo, hacia el edificio de ciencias dónde Zander le había

sugerido encontrarse.

La idea de intentar tener una visión, de ver si podía aprender algo sobre las

personas desaparecidas, pasó por la mente de Bonnie, pero lo alejó. Ella

odiaba eso. Odiaba la pérdida de control cuando se insertaba en una de

sus visiones.

De todas maneras, no funcionaba. Sus visiones siempre habían sido acerca

de personas que conocía, sobre problemas inmediatos que estaban

enfrentando. Ella no sabía nada acerca de las personas desaparecidas. Se

mordió el labio y caminó más rápido. El entusiasmo sobre su cita se había

ido y ya no se sentía segura ahora. Pero al menos si llegaba a Zander, no

estaría sola.

Sin embargo, cuando llegó al edificio de ciencias, Zander no estaba. Bonnie

dudó y miró alrededor, nerviosamente. La esquina del campus se veía

desértica.

Intentó abrir la puerta del edificio, pero estaba cerrada. Claro que lo

estaba, no habían clases tan tarde. Alcanzó su mochila, luego gruñó

cuando se dio cuenta que había dejado el teléfono en su habitación.

De pronto, se sintió muy expuesta. El policía del campus había dicho que

se tenían que quedar juntos, no caminar solas en la noche, pero ahí estaba

ella, completamente sola. Una briza fría removió su cabello y ella tembló.

Se estaba tornando horriblemente tarde.

—Bonnie. Psst, ¡Bonnie!

Era la voz de Zander. ¿Pero, dónde estaba?

Bonnie no veía nada más que la cuadra negra, las luces de la pista

lanzando pequeños círculos en los pasillos. Encima de ella, las hojas

sonaban con el viento.

—¡Bonnie! Aquí arriba.

Mirando hacia arriba, finalmente ella encontró a Zander en el techo,

mirando abajo hacia ella, su cabello pálido, casi brillando en la luna.

—¿Qué estás haciendo ahí arriba? —preguntó, confundida.

—Ven aquí —invitó, apuntando hacia la escalera de emergencia al lado del

edificio. Estaba unos pies más arriba del suelo.

—¿En serio? —Bonnie dijo dubitativa. Caminó hacia la escalera. Podía subir,

estaba casi segura, pero se vería ridícula e incómoda subiendo en ella. ¿Y

qué pasaba si la encontraban? Realmente no había leído las reglas del

campus profundamente, ¿pero el subir por la escalera de emergencia hacia

el techo de un edificio cerrado no estaría contra las reglas?

—Vamos, Bonnie —dijo Zander. Sus pies chocando contra el techo, él corrió

hacia el escape de emergencia, bajó por la escalera y cayó hacia el suelo,

cayendo en pose de gato al lado de Bonnie. Se arrodilló y cruzó sus

manos—. Te impulsaré hacia arriba, así puedes alcanzarla.

Bonnie tragó, luego puso su pie en las manos de Zander y se estiró hacia la

escalera. Una vez que puso su pierna en el peldaño inferior, lo demás fue

facilísimo, aunque el metal áspero arañó sus manos. Se tomó un momento

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para agradecer a todos los poderes del universo por haber decidido usar

unos jeans en lugar de una falda esta noche.

Zander la siguió hacia arriba, hasta que los dos finalmente estuvieron

arriba en el techo.

—¿Está permitido estar aquí arriba? —preguntó Bonnie, nerviosa.

—Bueno—dijoZander, lentamente—, probablemente no. Pero siempre

vengo aquí, y nadie me ha dicho que no lo haga —sonrió con esa sonrisa

cálida y maravillosa y agregó—. Este es uno de mis lugares favoritos.

Bonnie tenía que admitir que era una linda vista. Debajo de ellos, el

campus se estiraba, boscoso, verde y misterioso.

Aunque, si alguien más la llevaba ahí arriba, ella se hubiese quejado sobre

el oxidado escape de emergencia y del techo de concreto, y hubiera

sugerido que tal vez una cita debería involucrar ir a algún lado. ¿Por qué

esta era una cita, verdad? Momentáneamente se congeló y entró en pánico,

intentando recordar lo que Zander le había dicho exactamente cuando le

sugirió encontrarse ahí. Ella no recordaba las palabras exactas, pero

definitivamente tenían un sentimiento e idea de cita: ella ya no era una

niña, sabía cuando alguien la estaba invitando a salir.

Y, Zander era tan lindo, sí que valía la pena un esfuerzo.

—Es hermoso aquí arriba —dijo, sin convicción, y luego, miró alrededor

hacia el cemento plano y sucio—. Digo, estando tan arriba.

—Estamos cerca a las estrellas —dijo Zander, y la sostuvo de la mano—.

Ven por aquí. —Su mano era cálida y fuerte, y Bonnie la agarró

estrechamente. Él tenía razón, las estrellas eran hermosas. Era divertido ser

capaz de mirarlas más de cerca, aquí, encima de los árboles.

La llevó hacia la esquina del techo, donde una sábana antigua y vieja

estaba colocada junto a una caja de pizza y un par de latas de gaseosa. —

Todas las comodidades de casa —dijo él. Luego, suavemente—. Sé que

esta no es una cita de lujo, Bonnie, pero quería compartir esto contigo.

Pensé que apreciarías lo especial que es estar aquí.

—Claro que sí —dijo Bonnie, halagada. Un ánimo pequeño y secreto la

llenó: ¡Hurra! ¡Zander definitivamente sabe que estamos en una cita!

Muy pronto, Bonnie se encontró recostada en el costado de Zander, su

brazo alrededor de sus hombros, comiendo una rica, caliente y grasosa

pizza, y mirando a las estrellas.

—Vengo solo por aquí muchas veces—le contó Zander—. Una vez, el año

pasado, me recosté aquí y observé una gran luna llena ser absorbida por la

sombra de la tierra en un eclipse. Era casi del tono negro sin la luz de la

luna llena, pero aún podía ver su forma roja oscura en el cielo.

—Los vikingos pensaban que los eclipses eran causados por dos lobos, uno

que quería comerse el sol, y otro que quería comerse la luna —dijo—. Me

he olvidado quién quería comerse la luna, pero así pasase un eclipse solar

o lunar, se suponía que las personas debían hacer un montón de ruido

para espantar al lobo.

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Zander la miró. —Es un pedazo de información casual para saber. —Él

sonrió mientras lo dijo.

Bonnie se retorcía de placer bajo la fuerza de su sonrisa. —Estoy interesada

en mitología —dijo—. En Druidas y Celtas, principalmente, pero en mitos e

historias en general. Los Druidas estuvieron en la luna, también: ellos

tenían toda una astrología basada en el calendario lunar. —Se sentó,

disfrutando la mirada de admiración de Zander—. Como, ahora mismo,

desde finales de Agosto hasta finales de Septiembre, estamos en el mes de

la Luna Artística. Pero, en un par de semanas, estaremos en el mes de la

Luna Agonizante.

—¿Eso qué significa? —preguntó Zander. Él estaba muy cerca de ella,

mirándola fijamente a los ojos.

—Bueno, significa que es un tiempo de finales —dijo Bonnie—. Se trata de

la muerte y el sueño. El año Druida empieza de nuevo, después de

Halloween.

—Mmm… —Zanderla seguía mirando, atentamente—. ¿Cómo es que sabes

tanto, Bonnie McCullough? —Una pequeña sonrisa jugaba en su boca.

—Mm, mis ancestros fueron Druidas y Celtas —dijo Bonnie, sintiéndose

estúpida—. Mi abuela me contó que somos descendientes de las

sacerdotisas de Druidas, es por eso que a veces veo cosas. Mi abuela,

también.

—Interesante —dijoZander, suavemente. Su tono se volvió más ligero—.

¿Así que ves cosas, verdad?

—En serio —dijo Bonnie, seriamente, mirándolo de vuelta. Ella no quiso

contarle. Ella no quería verse rara, no en su primera cita, pero ella tampoco

quería mentirle.

Tan azul. Los ojos de Zander eran profundos como el mar, y ella se estaba

insertando cada vez más adentro. No había nada arriba de ella, nada abajo,

ella estaba cayendo suavemente.

Volteando rápidamente, Bonnie quitó sus ojos de los de Zander. —Lo

siento —dijo, sacudiendo su cabeza—. Eso fue extraño. Creo que casi me

quedo dormida por un minuto.

—No te preocupes por ello —dijo Zander, pero su rostro se veía rígido y

extraño. Luego él lanzó esa cálida y encantadora sonrisa de nuevo y se

puso de pie—. Vamos, quiero enseñarte algo.

Bonnie se puso de pie lentamente. Todavía se sentía un poco extraña, y

presionó su mano contra su cabeza por un instante.

—Por aquí —dijo Zander, tirando de ella por la otra mano. La llevó hacia la

esquina del techo y subió a la estrecha cornisa que estaba alrededor.

—Zander—dijo Bonnie, horrorizada—. ¡Baja! ¡Puedes caerte!

—No nos caeremos —dijo Zander, sonriéndole—. Sube.

—¿Estás loco? —dijo Bonnie. A ella nunca le habían gustado mucho las

alturas. Recordaba estar cruzando una vez un puente alto, junto con

Damon y Elena. Ellos tenían que hacerlo para salvar a Stefan, pero ella

nunca lo hubiera podido hacer si no fuera porque Damon había usado su

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Poder y la había convencido de que ella era una acróbata, una

funambulista[1]donde las alturas no eran nada para ella. Cuando él la

liberó de su Poder, después de que habían cruzado el puente, su miedo

retroactivo había sido nauseabundo.

Aun así, había logrado cruzar el puente, ¿verdad? Y, ella se había

prometido a sí misma que tendría más confianza, sería más fuerte, ahora

que estaba en la universidad. Miró hacia arriba, a Zander, que le estaba

sonriendo; dulcemente y con entusiasmo, su mano se extendió. Ella la

tomó y se dejó ayudar a subir hacia la cornisa.

—Ay —dijo ella, cuando estuvo arriba. El suelo nadó vertiginosamente y

ella alejó sus ojos de ahí—. Ay. No, esta no es una buena idea.

—Confía en mí —dijo Zander, y tomó su mano así él la estaba sosteniendo

con seguridad—. No dejaré que te caigas.

Bonnie observó sus ojos azules de nuevo y se sintió confortada. Había algo

franco y sencillo en su mirada. —¿Qué debo hacer? —preguntó ella, y

estaba orgullosa cuando su voz sonó firme.

—Cierra tus ojos —dijoZander, cuando ella lo hizo—, y coloca tu pie

derecho arriba de la repisa.

—¿Qué? —preguntó Bonnie, y casi abre sus ojos de nuevo.

—Confía en mí—dijoZander de nuevo, y esta vez hubo un trasfondo de risa

en su voz. Dudando, Bonnie levantó su pie.

Justo ahí, el viento sopló y Bonnie sintió como si el viento estuviera a punto

de moverla y lanzarla hacia el cielo como una cometa cuya cuerda se había

roto. Ella agarró con más fuerza las manos de Zander.

—Está todo bien —dijo él con dulzura—. Es increíble, Bonnie, te lo

prometo. Sólo déjate ser. La vida no vale la pena si uno no toma riesgos.

Inhalando profundamente y luego soltando el aire, Bonnie se forzó a

relajarse. El viento estaba haciendo volar sus risos por todos lados,

sonando en sus oídos, chocando contra su ropa y con su pierna en alto.

Mientras se relajaba, ella se sintió casi como si fuese levantada,

gentilmente, hacia el cielo, el aire alrededor de ella, dándole apoyo. Era

como volar.

Bonnie se dio cuenta que se estaba riendo con verdadero placer y abrió los

ojos, mirando directamente hacia Zander. Él también estaba riendo, y

sosteniéndole estrechamente, anclándola a la tierra como si estuviera a

punto de volar. Nunca se había sentido tan consciente de su sangre

zumbando a través de sus venas, de cada nervio capturando las

sensaciones del aire de alrededor.

Ella nunca se había sentido tan viva.

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10

Traducido por krispipe

Corregido por Nikola

El pub donde terminaron Elena y Damon estaba animado y lleno de gente,

pero por supuesto Damon se aseguró de no tener que esperar por una

mesa. Él descansaba sobre un lado de la cabina, viéndose arrogante y

relajado como un gran gato hermoso, y escuchaba tranquilamente como

Elena hablaba. Elena se encontró charlando alegremente, llenándolo de

todos los pequeños detalles de su vida universitaria hasta el momento, del

descubrimiento de que el profesor Campbell conocía a sus padres y de las

personalidades de los otros estudiantes que había conocido en sus clases.

—El ascensor estaba realmente lleno, y lento, y mi compañera de

laboratorio estaba contra los botones. De alguna manera ella empujó el

botón de alarma, y la alarma empezó a sonar. —Elena tomó un sorbo de su

refresco—. De repente, una voz salió de la nada y preguntó: “¿Tienen una

emergencia?” Y ella dijo: “No, fue un accidente”, Y la voz dijo, “¿Qué? No

puedo oír”. Fue así, de un lado al otro, hasta que ella empezó a gritar:

“¡Accidente! ¡Accidente!”

Damon dejó de dibujar patrones en la condensación de su vaso con un

dedo y la miró a través de sus pestañas, sus labios torcidos en una sonrisa.

—Cuando se abrieron las puertas en la planta baja, había cuatro hombres

de seguridad parados allí con un botiquín médico —terminó Elena—. No

sabíamos qué hacer, así que simplemente caminamos más allá de ellos.

Cuando salimos del edificio empezamos a reírnos. Fue tan vergonzoso,

pero no podíamos dejar de reír.

Damon dejó que su leve sonrisa se ampliara en una mueca, no su habitual

y fresca torcedura de labios o su breve, brillante y enigmática sonrisa

existe-entonces-se ha ido, sino una sonrisa honesta-a-Dios mejilla-

resoplando, ojos-entrecerrados. —Me gustas así —dijo él de pronto.

—¿Así cómo? —preguntó Elena.

—Relajada, supongo. Desde que nos conocimos, has estado en medio de

una crisis u otra. —Él levantó su mano y apartó un rizo de la cara de ella,

tocando suavemente su mejilla.

Elena era vagamente consciente del camarero parado al lado de la mesa,

esperando a que miraran hacia arriba, y le contestó con un toque de

coquetería: —Ah, ¿y supongo que tú no tienes nada que ver con esto?

—Yo no diría que soy el que ha tenido la mayor parte de la culpa, no —dijo

Damon con frialdad, su sonrisa desvaneciéndose. Miró hacia arriba, sus

ojos penetrantes y cómplices—. Hola, Stefan.

Elena se congeló por la sorpresa. No era el camarero, entonces. Stefan. Una

mirada hacia él y se estremeció, su estómago cayó. Su cara podía haber

estado tallada en piedra. Estaba mirando la mano de Damon, todavía

extendida sobre la mesa hacia Elena.

—Hey —dijo ella tímidamente—. ¿Cómo fue tu grupo de estudio?

Page 55: 9 hunters moonsong (1)

Stefan la miró fijamente. —Elena, he estado buscándote por todas partes.

¿Por qué no contestas al teléfono?

Sacando su teléfono, Elena vio que había varios mensajes y textos de

Stefan. —Oh, no, lo siento mucho —dijo—. No lo escuché sonar.

—Se suponía que nos encontraríamos —dijo Stefan rígidamente—. Llegué a

tu habitación y habías desaparecido. Elena, la gente ha estado

desapareciendo en todo el campus.

Él había estado asustado, asustado de que algo terrible le hubiera pasado a

ella. Sus ojos estaban aún ansiosos. Comenzó a acercarse a consolarlo. El

hecho de que ella hubiera perdido el Poder que había tenido tan

brevemente era difícil de aceptar para Stefan, lo sabía. Pensaba que su

condición de mortal la hacía frágil, y tenía miedo de perderla. Tendría que

haberlo pensado, debería haberle dejado más que un mensaje de texto

rápido diciendo que volvería pronto.

Antes de que pudiera tocarlo, la mirada de Stefan giró hacia Damon. —

¿Qué está pasando? —preguntó a su hermano, su voz llena de frustración—

. ¿Es por eso que nos seguiste a la universidad? ¿Para concentrarte en

Elena?

La mirada de dolor que cruzó el rostro de Damon fue sólo una sombra sutil

y se fue tan rápido que Elena no estaba del todo segura de si la había visto

realmente. Sus rasgos se establecieron en una expresión de perezoso

desprecio, y Elena se uso tensa. La paz entre los hermanos era muy frágil,

lo sabía, y sin embargo le había permitido a Damon coquetear con ella.

Había sido muy estúpida.

—Alguien debe mantenerla a salvo, Stefan —dijo Damon arrastrando las

palabras—. Estás demasiado ocupado jugando a ser humano otra vez, ¿no?

Grupos de estudio —levantó una ceja con desdén—. Estoy sorprendido de

que te hayas dado cuenta de que algo está pasando en torno a este

campus. ¿Preferirías a Elena sola y en peligro que pasando tiempo

conmigo?

Líneas de tensión se estaban formando alrededor de la boca de Stefan. —

¿Estás diciendo que no tienes una segunda intención aquí? —preguntó.

Damon hizo un gesto con la mano despectivamente. —Tú sabes lo que

siento por Elena. Elena sabe lo que siento por Elena. Incluso el amante de

los deportes Mutt sabe cómo son las cosas entre nosotros. Pero el

problema no soy yo, hermanito, eres tú y tus celos. Tu deseo de ser un

humano ordinario. —Damon hizo entre comillas con los dedos—, y aún

continuar con Elena, quien apenas es ordinaria. Quieres tener tu torta y

comerla, también. No he hecho nada malo. Elena no habría venido conmigo

si ella no quisiera.

Elena se estremeció de nuevo. ¿Era esta la manera en que iba a ser

siempre? ¿Cualquier pequeño paso en falso por su parte iba a fijar a Damon

y Stefan en el cuello de uno en el otro? —Stefan… Damon —imploró, pero

no le hicieron caso.

Page 56: 9 hunters moonsong (1)

Estaban mirándose el uno al otro. Stefan se acercó, flexionando sus puños,

y Damon apretó la mandíbula, incitando silenciosamente a Stefan a hacer

un movimiento. Por primera vez, Elena vio un parecido entre ellos.

—No puedo hacer esto —dijo. Su voz sonaba pequeña y suave para sus

propios oídos, pero los dos hermanos Salvatore la oyeron y giraron sus

cabezas hacia ella con una velocidad inhumana.

—No puedo hacer esto —dijo de nuevo, más fuerte y más firme esta vez—.

No puedo ser Katherine.

Damon frunció el ceño. —¿Katherine? Créeme, cariño, aquí nadie quiere

que seas Katherine.

Stefan, su cara debilitándose, dijo: —Elena, cariño…

Elena lo interrumpió. —Escúchame. —Ella limpió sus ojos—. He estado

caminando sobre cáscaras de huevo, tratando de mantener esta, esta cosa

que hay entre nosotros tres triturándonos. Si algo bueno ha salido de todo

lo que ha pasado, es que se han encontrado el uno al otro, que

comenzaron a ser hermanos de nuevo. No puedo… —respiró hondo y trató

de encontrar una voz realista en algún lugar dentro de sí misma.

—Creo que debemos tomarnos un descanso —dijo rotundamente—. Stefan,

te quiero mucho. Eres mi alma gemela, lo eres todo para mí. Lo sabes. —Lo

miró suplicante, rogándole silenciosamente que entendiera. Luego sus ojos

se movieron de él a Damon, que estaba mirándola con el ceño fruncido—.

Y Damon, tú eres parte de mí ahora. Yo… siento por ti. —Ella miró de uno

al otro, sus manos apretadas entre sí—. No puedo perder a ninguno de los

dos. Pero tengo que averiguar quién soy ahora, después de todo lo que ha

pasado, y tengo que hacerlo sin preocuparme por destruir la relación entre

ustedes dos. Y tienen que averiguar cómo pueden ser amigos entre sí,

incluso si estoy en la vida de ambos.

Damon dejó escapar un ruido escéptico, pero Elena continuó hablando.

—Lo entenderé —tragó saliva—, si no pueden esperar por mí. Pero

siempre, siempre los amaré. A los dos. En formas diferentes. Pero por

ahora, no puedo estar con ustedes. Con ninguno de ustedes.

Ella se estaba rompiendo de nuevo, y sus manos temblaron cuando se secó

los ojos.

Damon se inclinó sobre lo mesa, una pequeña sonrisa torcida flotando en

sus labios. —Elena, ¿acabas de romper con nosotros dos?

Las lágrimas se secaron al instante. —Damon, nunca estuve saliendo

contigo —dijo con enojo.

—Lo sé —respondió él, y se encogió de hombros—. Pero no tengo duda de

que acabo de ser abandonado. —Él miró a Stefan, luego rápidamente lejos,

con una expresión cerrada.

Stefan se veía desolado. Por un momento, su rostro estaba tan sombrío

que no era difícil creer que tenía más de quinientos años de edad. —Lo que

tú quieras, Elena —dijo. Comenzó a acercarse a ella, luego puso su mano

de nuevo a su lado—. No importa nada, yo siempre te amaré. Mis

sentimientos no van a cambiar. Tómate el tiempo que necesites.

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—Está bien —dijo Elena. Se puso de pie temblando. Sentía como si se fuera

a poner enferma. La mitad de ella quería tirar de Stefan hacia ella, besarlo

hasta que la expresión rota en su cara se fuera. Pero Damon la estaba

mirado, su propio rostro inescrutable, y tocando a cualquiera de ellos se

sentía… mal—. Necesito estar sola por un tiempo —les dijo.

En cualquier otro momento, sabía, ambos se habrían opuesto a la idea de

ella caminando por el campus sola. Habrían discutido, la habrían seguido si

no volvía caminando con ellos, todo para mantenerla segura bajo su

protección.

Ahora, sin embargo, Stefan se apartó para dejarla salir de la cabina, su

cabeza gacha. Damon se quedó muy quieto y miró cómo se iba, sus ojos

encapuchados.

Elena no miró atrás mientras cruzó la puerta del pub. Sus manos

temblaban y sus ojos estaban llenos de lágrimas una vez más. Pero

también se sentía como si hubiera llevado algo muy pesado por un tiempo

y se lo hubiera quitado finalmente.

Esta podría ser la mejor elección que he tomado en mucho tiempo, pensó.

***

Querido Diario:

Cada vez que recuerdo la expresión en la cara de Stefan cuando le dije que

necesitaba espacio, mi pecho duele. Es como si no pudiera respirar.

Nunca quise hacerle daño a Stefan. Nunca. ¿Cómo podría? Estamos tan

cerca, tan inmersos el uno en el otro que es como un pedazo de mi alma,

sin él, no estoy completa.

Pero… amo a Damon, también. Es mi amigo, mi oscura imagen en el

espejo, el inteligente, conspirador que hace lo que sea para conseguir lo

que quiere pero tiene una profunda bondad en su interior que no todo el

mundo ve. No puedo imaginar mi vida sin Damon, tampoco.

Stefan quiere aferrarse a mí con tanta fuerza. Él cuida de su hermano, lo

hace, y Damon se preocupa por él, también, y teniéndome entre ellos se

estropea eso.

Los tres nos hemos mantenido tan juntos por las crisis con las que hemos

tenido que lidiar recientemente, mi muerte y renacimiento, el ataque de

Klaus, el retorno de Damon desde el borde de la muerte, el ataque del

fantasma, que cada movimiento que hemos hecho, cada pensamiento que

hemos tenido, se ha envuelto con los otros dos. No podemos seguir así. Sé

que he hecho lo correcto. Sin mí entre ellos, pueden llegar a ser hermanos

de nuevo. Y entonces podré separar los hilos enredados de mi relación con

ellos sin tener que temer que cualquier movimiento que haga romperá el

tenue vínculo entre nosotros.

Es la decisión correcta. Pero aún así, me siento como si estuviera muriendo

lentamente. ¿Cómo puedo vivir aunque sea un poco de tiempo sin Stefan?

Todo lo que puedo hacer es tratar de ser fuerte. Si simplemente aguanto, lo

conseguiré esta vez. Y al final, todo será maravilloso. Tiene que serlo.

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11

Traducido por Krispipe

Corregido por Nikola

—¿Café, querida? —El profesor Campbell. James, se recordó Elena a sí

misma, le preguntó. Ante su movimiento de cabeza, él fue dando tumbos a

sus pies y trajinó con la pequeña cafetera posada encima de una pila

tambaleante de papeles.

Le trajo una taza de café, con crema y azúcar, y se sentó feliz en su silla,

mirando a través de su abarrotado escritorio hacia ella con una expresión

de inocente disfrute. —Creo que tengo algunas galletas —ofreció—. No es

casero, pero es bastante sabroso ¿no?

Elena sacudió la cabeza cortésmente y tomó un sobro de café. —Está muy

bueno —dijo, y le sonrió. Hacía unos días que desde que le había dicho a

Stefan y Damon que tenía que tomar un descanso de ellos. Después de una

muy necesaria sesión de llantos con Bonnie y Meredith, había hecho todo

lo posible para ser normal, ir a clase, almorzar con sus amigos, mantener

una máscara valiente. Parte de este intento de normalidad era llegar a las

horas de oficina de James, para poder escuchar sobre sus padres, incluso a

pesar de que no podían estar allí para consolarla, hablar sobre ellos le

ofrecía un poco de consuelo.

—¡Dios mío! —exclamó James—. Tienes el rostro de Elizabeth, y luego,

cuando sonríes, el hoyuelo de Thomas aparece. Justo el mismo que el suyo,

en un solo lado. Le daba cierto encanto desaliñado.

Elena se preguntó si debía agradecer a James. La estaba felicitando, en

cierto modo, pero eran elogios realmente dirigidos a sus padres, y se sentí

un poco presuntuoso estar agradecida por ellos.

Ella se conformó con decir: —Me alegro de que pienses que me parezco a

mis padres. Recuerdo que cuando era pequeña pensaba que eran muy

elegantes. —Se encogió de hombros—. Creo que todos los niños pequeños

piensan que sus padres son hermosos.

—Bueno, tu madre ciertamente lo era —dijo James—. Pero no es sólo tu

apariencia. Tu voz suena como la suya, y los comentarios que hiciste en

clase esta semana me recordaron cosas que tu padre habría dicho. Él era

muy atento. —Se adentró en los cajones de su escritorio y, después de un

rato hurgando, sacó una lata de galletas de mantequilla—. ¿Seguro que no

quieres una? Ah, bueno —escogió una para él y le dio un mordisco—. Sí,

como te decía, Elizabeth era extremadamente encantadora. No llamaría a

Thomas encantador, pero tenía encanto. Tal vez así es como se las arregló

para ganar el corazón de Elizabeth al final.

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—Oh. —Elena agitó su taza de café con aire ausente—. ¿Ella salió con otros

chicos, entonces? —Era ridículo, pero había imaginado a sus padres

siempre estando juntos.

James se echó a reír. —Ella era toda una rompecorazones. Imagino que tú

también lo eres, querida.

Elena pensó con tristeza en los consternados suaves ojos verdes de Stefan.

Ella nunca había querido hacerle daño. Y Matt, con quién había salido en la

escuela secundaria y que había estado silenciosamente enamorado de ella.

No se había enamorado, o incluso estado realmente interesado, en nadie

más desde entonces. Rompecorazones, sí.

James la estaba mirando con ojos brillantes y curiosos. —¿No una

rompecorazones feliz, entonces? —dijo él en voz baja. Elena lo miró con

sorpresa, y colocó su taza de café con un pequeño tintineo. Él se

enderezó—. Elizabeth Morrow —dijo con seria voz enérgica—, era una

estudiante de primer año cuando la conocí. Ella siempre estaba haciendo

cosas, sobre todo conjuntos increíbles y diseñó el vestuario para el grupo

de teatro. Tu padre y yo éramos estudiantes de segundo año en ese

tiempo, estábamos en la misma fraternidad, y éramos amigos cercanos, y

él no podía dejar de hablar de esta chica increíble. Una vez que la conocí,

fui arrastrado hacia su órbita, también.

Él sonrió. —Thomas y yo teníamos algo especial cada uno sobre nosotros:

yo estaba dotado académicamente, y Thomas podía hablar con cualquier

persona de cualquier cosa. Pero ambos éramos bárbaros culturales.

Elizabeth nos enseñó sobre arte, sobre teatro, sobre el mundo más allá de

los pequeños pueblos del sur, donde habíamos crecido. —James se comió

otra galleta, lamiendo el azúcar de sus dedos distraídamente y suspiró

profundamente—. Pensé que seríamos amigos para siempre —dijo—. Pero

fuimos en direcciones diferentes al final.

—¿Por qué? —preguntó Elena—. ¿Pasó algo?

Sus brillantes ojos se alejaron de los de ella. —Por supuesto que no —dijo

él con desdén—. Sólo la vida, supongo. Pero cada vez que camino por el

pasillo del tercer piso, no puedo dejar de detenerme a ver nuestra

fotografía”. Dio una risa medio consciente, acariciando su estómago—.

Mayormente vanidad, supongo. Me reconozco joven con más facilidad que

al viejo hombre gordo que veo en el espejo ahora.

—¿De qué estás hablando? —preguntó Elena, confundida—. ¿El pasillo del

tercer piso?

La boca de James hizo una “O” redonda de sorpresa. —Por supuesto, no

sabes todas las tradiciones de la universidad todavía. El largo corredor en

la tercera planta de este edificio tiene imágenes de todos los diferentes

períodos de la historia de Dalcrest. Incluida una bonita foto de tus padres y

un servidor.

—Voy a tener que echarle un vistazo —dijo Elena sintiéndose un poco

emocionada. Ella no había visto muchas fotos de sus padres antes de

casarse.

Page 60: 9 hunters moonsong (1)

Hubo un golpe en la puerta, y una pequeña chica con gafas se asomó. —

Oh, lo siento —dijo, y empezó a retirarse.

—No, no, querida —dijo James jovialmente, llegando a sus pies—. Elena y

yo estábamos conversando sobre viejos amigos. Usted y yo tenemos que

tener una conversación seria sobre su tesis de grado tan pronto como sea

posible. Ven, pasa. —Le dio a Elena una absurda pequeña media

reverencia—. Elena, vamos a tener que continuar esta conversación más

adelante.

—Por supuesto —dijo Elena, y se levantó, estrechando la mano que James

le ofreció.

—Hablando de viejos amigos —dijo él tranquilamente mientras ella se

volvía para irse—, conocí a una amiga tuya, la Dra. Celia Connor, justo

antes de iniciar el semestre. Ella mencionó que estabas viniendo para aquí.

Elena se dio la vuelta, mirándolo fijamente. ¿Él había conocido a Celia?

Imágenes llenaron la mente de Elena: Celia sostenida en los brazos de

Stefan mientras viajaba más rápido que cualquier humano, desesperado

por salvar su vida, Celia esquivando el fantasma en una habitación llena de

llamas. ¿Cuánto sabía James? ¿Qué le había contado Celia?

James le sonrió son suavidad. —Pero hablaremos más tarde —dijo.

Después de un momento, Elena asintió y salió a trompicones de su oficina,

su mente acelerada. La chica que estaba esperando sostuvo la puerta

abierta para ella.

En el pasillo externo, Elena se apoyó contra la pared e hizo balance por un

momento. ¿Le habría dicho Celia a James que Stefan y Damon eran

vampiros, o cualquier cosa sobre la propia Elena? Probablemente no. Celia

se había convertido en una amiga al final de su batalla con el fantasma. Ella

habría mantenido sus secretos. Además, Celia era una académica muy

inteligente. No les habría contado nada a sus colegas que pudiera hacerles

pensar que estaba loca, incluido el que había conocido vampiros reales.

Elena sacudió la inquietud que sentía desde el final de su conversación con

James y enseguida pensó en la imagen que él le había dicho. Subió las

escaleras hasta el tercer piso para ver si podía encontrarla ahora.

Resultó que el “corredor del tercer piso” no era un problema de encontrar.

Mientras que el segundo piso era un laberinto de pasillos y oficinas de

profesores subdivididas unas en otras, cuando salió de la escalera en el

tercer piso descubrió que era un largo pasillo que iba desde un extremo

del edificio al otro.

En contraste con el parloteo de la gente trabajando en el segundo piso, el

tercer piso parecía abandonado, silencioso y tenue. Puertas cerradas se

sentaban a intervalos regulares a lo largo de la sala vacía.

Por todo el pasillo, entre las puertas, colgaban grandes fotografías. Cerca

de la escalera, donde empezó a buscar, parecían como si fueran de tal vez

el cambio de siglo: los chicos peinados de lado y con trajes sonriendo

rígidamente, las chicas en blusas de cuello alto y faldas largas con el pelo

Page 61: 9 hunters moonsong (1)

recogido en lo alto de sus cabezas. En una, una fila de chicas llevaban

guirnaldas de flores por alguna olvidada ocasión del campus.

Había fotos de carreras de barcos y picnics, parejas vestidas para bailes,

fotos de equipo. En una foto, el reparto de algún juego de estudiantes,

quizás de los años mil novecientos veinte o los años treinta, las chicas con

tablillas de lengüeta cortas, los chicos con divertidas cubiertas sobre sus

zapatos, se reían divertidos en el escenario, sus bocas congeladas abiertas,

sus manos en el aire. Un poco más adelante, un grupo de hombres jóvenes

con uniformes del ejército miraban hacia ellos seriamente. Sus mandíbulas

firmemente establecidas, sus ojos determinados.

Al moverse por el pasillo, las fotos cambiaron del blanco y negro al color,

la ropa era menos formal; los peinados se hicieron más largos, a

continuación más cortos, más desordenados, después más elegantes. A

pesar de que la mayoría de las personas en las fotografías se veían felices,

algo acerca de ellos hizo que Elena se sintiese triste. Tal vez fue lo rápido

que el tiempo parecía pasar en ellas: toda esa gente había sido de la edad

de Elena, estudiantes como ella, con sus propios miedos y alegrías y

sufrimientos, y ahora habían desaparecido, envejecido o muerto.

Pensó brevemente en una botella metida profundamente en su armario en

casa, conteniendo el agua de la vida eterna que ella había robado

accidentalmente a los Guardianes. ¿Era esa la respuesta? Empujó el

pensamiento fuera. Esa no era la respuesta aún, sabía eso, y había tomado

la muy clara decisión de no pensar en esa botella, no decidir nada, no

ahora. Tenía tiempo, tenía más vida que vivir naturalmente, antes de

querer preguntarse esa pregunta.

La imagen de la que James había hablado estaba cerca del extremo de la

sala. En ella, su padre, su madre, y James estaban sentados en la hierba

debajo de un árbol en el patio. Sus padres se inclinaban hacia adelante en

animada conversación, y James, una versión mucho más delgada, con el

rosto casi irreconocible debajo de una desordenada barba, estaba sentado

hacia atrás y los miraba, su expresión aguda y divertida.

Su madre parecía increíblemente joven, su cara suave, sus ojos muy

abiertos, su sonrisa grande y brillante, pero también era de alguna manera

exactamente la madre que Elena recordaba. El corazón de Elena dio un

latido doloroso pero feliz al verla. Su padre estaba más embobado que el

distinguido padre que Elena había conocido, y su estampada camisa color

pastel era un desastre fashion de proporciones épicas, pero había un

elemento esencial de su padre en él que hizo a Elena sonreír.

Se dio cuenta del pin en su horrible camisa de color pastel al principio.

Pensó que era una mancha, pero luego, inclinándose hacia adelante, hizo la

forma de una pequeña “V” azul oscuro. Mirando las otras figuras, se dio

cuenta de su madre y James estaban usando los mismos pines, su madre

medio oculto por unos largos rizos dorados cayendo a través de él.

Extraño. Dio unos golpecitos con el dedo lentamente contra el cristal sobre

la fotografía, tocando una V y después las demás. Le preguntaría a James

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sobre los pines. ¿Acaso no había mencionado que él y su padre habían

estado en una fraternidad? Tal vez tenía algo que ver con eso. ¿No les

daban los chicos de las fraternidades pines a sus novias?

Algo dio un codazo en los bordes de su mente. Había visto uno de estos

pines en alguna parte. Pero no podía recordar dónde, así que se encogió de

hombros. Por lo que quiera que fuera que estaba ahí, era algo que ella no

sabía sobre sus padres, otra faceta de su vida para descubrir aquí. No

podía esperar para saber más.

12

Traducido por Krispipe

Corregido por Nikola

—Buena práctica —dijo Christopher, deteniéndose junto a Matt cuando

salió de los vestuarios—. Tienes algunos buenos movimientos, hombre.

—Gracias —dijo Matt, tratando de calzar sus zapatos—. Tú también te ves

bastante bien.

Se dio cuenta de que Christopher iba a ser un compañero de equipo sólido,

el tipo de persona que hacía su trabajo y se centraba en el panorama

general, trabajando para ayudar al resto del equipo. Él era un buen

compañero de cuarto, también, generoso y tranquilo. Ni siquiera roncaba.

—¿Quieres saltarte el comedor y pedir una pizza? —preguntó Christopher—

. Esta es mi noche para vencerte al Guitar Hero, lo siento.

Matt se rió. En el par de semanas que habían estado viviendo juntos, él y

Christopher habían estado trabajando a su manera a través de todos los

juegos de la Wii que Christopher había traído con él a la escuela. —Está

bien, te veré de vuelta en la habitación.

Christopher le dio una palmada en la espalda, sonriendo ampliamente.

Después de que Christopher se fuera, Matt tomó tiempo para juntar sus

cosas, dejando que los otros chicos salieran del vestuario antes que él.

Tenía ganas de caminar de regreso al dormitorio solo esta noche. Eran un

buen grupo de chicos, pero estaba dolorido y cansado. Entre las prácticas

de fútbol y las actividades comprometidas de la Sociedad Vitale, nunca

había trabajado su cuerpo tan duro. Se sentía bien.

Él se sentía bien. Incluso la más estúpida de las actividades Vitale, y

algunas de ellas eran bastante estúpidas: habían tenido que trabajar en

Page 63: 9 hunters moonsong (1)

equipos para construir viviendas de papel de periódico la otra noche, eran

un tipo de diversión, porque estaba empezando a conocer alguna gente

maravillosa. Ethan había tenido razón. Como grupo, las promesas eran

inteligentes, decididas, con talento, todo lo que cabía esperar. Y él era uno

de ellos.

Sus clases eran interesantes, también. De vuelta en la escuela secundaria

había obtenido los grados bien, pero había hecho mayormente lo que tenía

que hacer para pasar. La guerra civil, geometría, química, matar a un

ruiseñor: todos sus trabajos escolares tenían una especie de mezcla de su

vida real de amigos y deporte. Algo de lo que estaba haciendo en Dalcrest

era así, también, pero en la mayoría de sus clases, estaba empezando a ver

conexiones entre las cosas. Se estaba haciendo la idea de que historia,

lenguaje, ciencia, y literatura eran todas partes de la misma cosa, la

manera en que la gente pensaba y las historias que contaban, y era

realmente interesante.

Es posible, pensó Matt, con una sonrisa burlona, que esté “floreciendo” en

la Universidad, como había predicho el consejero de la escuela secundaria.

No estaba totalmente oscuro aún, pero ya era tarde. Matt aceleró el paso,

pensando en la pizza.

No había mucha gente vagando por el campus. Matt supuso que estaban

en la cafetería o encerrados en sus habitaciones, asustados. Él no estaba

preocupado, sin embargo. Pensó que había un montón de objetivos más

vulnerables que un jugador de fútbol.

Una brisa se inició, agitando las ramas de los árboles en el patio y

acercando a Matt el olor de la hierba. Todavía parecía verano. En los

arbustos, algunas luciérnagas tempranas se encendían y se apagaban. Él

rodó los hombros disfrutando los estiramientos después de una larga

práctica.

Más adelante, alguien gritó. Un chico, pensó Matt. El grito se cortó de

repente.

Antes de que pudiera incluso pensar, Matt estaba corriendo hacia el

sonido. Su corazón latía con fuerza, y trató de obligar a sus cansadas

piernas a moverse más rápido. Ese es un sonido de puro pánico, pensó

Matt. Aguzó el oído, pero no oyó nada excepto sus propias respiraciones

irregulares.

Cuando llegó alrededor del edificio de negocios, una figura oscura que

había estado inclinada sobre algo en la hierba se quitó, sus piernas largas y

flacas volando. Se movió rápido, y su cara estaba completamente oculta

por una capucha. Matt no pudo ver si era un chico o una chica.

Él inclinó su propio paso a la carrera detrás de la figura de negro pero llegó

un alto repentino por la forma en la hierba. No era sólo una forma. Por un

momento, la mente de Matt se negó a procesar lo que estaba viendo. El

rojo y dorado de un jersey de fútbol. Líquido húmedo y espeso se extendía

a través de él. Una cara familiar.

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Entonces, todo encajó en su enfoque. Se dejó caer de rodillas. —

Christopher, oh no, Christopher.

Había sangre por todas partes. Matt frenéticamente palpó el pecho de

Christopher, tratando de averiguar dónde podía poner presión para tratar

de detener la hemorragia. En todas partes, en todas partes, viene de todas

partes.Todo el cuerpo de Christopher estaba temblando, y Matt presionó

sus manos contra la remojada camiseta de fútbol para tratar de mantenerlo

quieto.

Sangre fresca corría en gruesas corrientes de color carmesí en contra del

color rojo brillante del material del jersey.

—Christopher, hombre, aguanta, vas a estar bien. Vas a estar bien —dijo

Matt, y sacó su teléfono para marcar el 911. Sus manos estaban cubiertas

de sangre ahora, y el teléfono era un horrible desastre mientras lo llevaba a

la oreja.

—Por favor —dijo con voz temblorosa—, estoy en la Universidad de

Dalcrest, cerca del edificio de negocios. Mi compañero de cuarto, alguien

atacó a mi compañero de cuarto. Está sangrando mucho. Está inconsciente.

—El operador de 911 comenzó a hacerle algunas preguntas y Matt trató de

concentrarse.

De repente, Christopher abrió los ojos, tomando una profunda bocanada

de aire.

—Christopher —dijo Matt, dejando caer su teléfono—. Chris, van a enviar

una ambulancia, aguanta.

El temblor empeoró, los brazos y las piernas de Christopher vibraron a un

ritmo rápido. Sus ojos se posaron en la cara de Matt y su boca se abrió.

—Chris —dijo Matt, tratando de sujetarlo, tratando de ser suave—, ¿quién

te hizo esto? ¿Quién te atacó?

Christopher jadeó de nuevo, un sonido ronco tragando saliva.

Entonces el temblor se detuvo, y se quedó inmóvil. Sus párpados se

deslizaron por encima de sus ojos.

—Chris, por favor aguanta —rogó Matt—. Ya vienen. Te van a ayudar. —Se

agarró a Christopher, lo sacudió un poco, pero Christopher no se movió,

no respiraba. Las sirenas sonaron en la distancia, pero Matt sabía que la

ambulancia llegaba demasiado tarde.

13

Traducido por Krispipe

Corregido por Nikola

Bonnie agarró el muffin de plátano y nuez junto a su pecho como si fuera

una especie de ofrenda sagrada. Simplemente no podía llevarse a sí misma

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a tocar en la puerta de Matt. En su lugar, puso sus grandes y suplicantes

ojos marrones sobre Meredith y Elena.

—Oh, Bonnie —murmuró Meredith, llegando más allá de ella, desplazando

la pila de rosquillas y el cartón de zumo de naranja que llevaba golpeando

con fuerza la puerta.

—No sé que decir —susurró Bonnie, angustiada.

Entonces la puerta se abrió y apareció Matt, con los ojos rojos y pálido.

Parecía de alguna manera más pequeño y encorvado en sí mismo de lo que

Bonnie lo había visto nunca. Abrumado con pena, ella olvidó sus nervios y

se lanzó en sus brazos, dejando caer el muffin en el proceso.

—Lo siento mucho —dijo ella atragantándose, lágrimas corrían por su cara.

Matt se aferró a ella con fuerza, inclinándose y enterrando la cabeza en su

hombro—. Está bien —dijo ella finalmente, desesperadamente, acariciando

la parte posterior de su cabeza—. Quiero decir, no, no está… por supuesto

que no está… pero te queremos, estamos aquí.

—No pude ayudarle —dijo Matt débilmente, su cara todavía presionada

contra el cuello de Bonnie—. Hice mi mejor esfuerzo, pero murió de todos

modos.

Elena y Meredith se unieron a ellos, envolviendo sus brazos en torno a Matt

desde ambos lados.

—Lo sabemos —dijo Elena, frotándole la espalda—. Hiciste todo lo que

pudiste por él.

Matt retiró sus brazos finalmente y gesticuló alrededor de la habitación. —

Todo esto es suyo —dijo—. Sus padres no se sienten listos para limpiar sus

cosas todavía, le dijeron a la policía. Me está matando verlo todo aquí

cuando él no está. Pensé en embalarlo para sus padres, pero hay una

posibilidad de que la policía pueda querer mirar entre sus cosas.

Bonnie se estremeció ante la idea de lo que los padres de Christopher

debían estar pasando.

—Te traemos algo para comer —dijo Meredith—. Apuesto a que no has

comido desde hace siglos. Tal vez te ayude a sentirte mejor.

Las chicas fueron de aquí para allá, guardando el desayuno que habían

traído para Matt, después lo convencieron para que probara algo, cualquier

cosa. Él bebió un poco de zumo y tomó una rosquilla, con su cabeza baja.

—Estuve en la comisaría toda la noche —dijo—. Tuve que contar una y otra

vez lo que pasó.

—¿Qué pasó? —preguntó Bonnie tentativamente.

Matt suspiró. —Realmente me gustaría saberlo. Sólo vi a alguien vestido de

negro huyendo de Christopher. Quise perseguirlo, pero Chris necesitaba mi

ayuda. Y luego murió. Lo intenté, pero no pude hacer nada. —Su frente se

arrugó en un ceño fruncido—. Lo realmente extraño, sin embargo —dijo

lentamente—, es que, a pesar de que vi a una persona huyendo, la policía

cree que Christopher fue atacado por algún tipo de animal. Él estaba…

bastante rasgado.

Page 66: 9 hunters moonsong (1)

Elena y Meredith intercambiaron una mirada de alerta. —¿Un vampiro? —

dijo Meredith—. ¿O un hombre lobo, quizá?

—Estaba pensando en eso —admitió Matt—. Tiene sentido. —Sin que

pareciera darse cuenta terminó su rosquilla, y Elena aprovechó su

distracción para deslizar alguna fruta en su plato.

Bonnie se abrazó a sí misma. —¿Por qué? —preguntó—. ¿Por qué es que,

donde quiera que vayamos, cosas extrañas y temibles suceden a nuestro

alrededor? Pensé que una vez que dejáramos Fell Church las cosas serían

diferentes.

Nadie discutió con ella. Por un rato, todos se sentaron en silencio, y Bonnie

sentía como si se estuvieran apretujando, tratando de protegerse de algo

frío y horrible.

Finalmente, Meredith alargó la mano y tomó una rodaja de naranja del

plato de Matt. —Lo primero que tenemos que hacer, entonces, es

investigar y tratar de averiguar si estos ataques y desapariciones son

sobrenaturales —masticó pensativamente—. Por mucho que me duela decir

esto, quizá deberíamos contarle a Damon esto. Él es bueno en este tipo de

cosas. Y Stefan debe saber lo que está pasando, también —miró a Elena, su

voz suave—. Voy a hablar con ellos, ¿está bien Elena?

Elena se encogió de hombros. Bonnie podía decir que estaba tratando de

mantener su expresión en blanco, pero sus labios temblaban. —Por

supuesto —dijo después de un minuto—. Estoy segura de que ambos

comprobarán las cosas de todos modos. Ya sabes lo paranoicos que son.

—No sin razón —dijo Meredith con sequedad.

Los ojos de Matt estaban mojados. —Pase lo que pase, necesito que me

prometan algo —dijo—. Por favor, tengan cuidado. No puedo… perder a

nadie más, ¿vale?

Bonnie se acurrucó más cerca de él, poniendo una mano sobre la suya.

Meredith se acercó y puso su mano sobre las de ambos, y Elena agregó la

suya a la pila. —Nosotros cuidamos unos de otros —dijo Elena.

—Una promesa —dijo Bonnie, tratando de sonreír—. Siempre miraremos

unos por los otros. Haremos que todos estemos seguros.

En ese momento, mientras murmuraban en acuerdo, ella estuvo segura de

que podrían hacerlo.

***

Meredith se volvió y dio un paso adelante, balanceando su bastón hacia

abajo para golpear en las rodillas muy acolchadas de Samantha.

Samantha esquivó el golpe, y luego señaló con su propio bastón en línea

recta hacia la cabeza de Meredith. Meredith bloqueó el golpe, y luego

metió su bastón en el pecho de Samantha.

Samantha se tambaleó hacia atrás y perdió el equilibrio.

—Wow —dijo, frotándose la clavícula y mirando a Meredith con una mezcla

de resentimiento y aprecio—. Eso dolió, incluso con el relleno. Nunca he

entrenado con alguien tan fuerte antes.

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—Oh, bueno —dijo Meredith con modestia, sintiéndose absurdamente

satisfecha—, practico mucho.

—Uh-huh —dijo Samantha, mirándola—. Vamos a tomar un descanso. —Se

dejó caer en la esterilla, y Meredith, su bastón equilibrado en una mano, se

sentó a su lado.

No era su bastón, por supuesto, no el de la caza especial. No podía llevar

su bastón de asesina, herencia de la familia, al gimnasio, era claramente un

arma mortal personalizada. Pero habría estado encantada de poder

enseñarle a Samantha que podía luchar con un bastón de cuatro metros de

largo y que tenía un extra.

Samantha era rápida, inteligente y feroz, una de las mejores compañeras

de guanteo que jamás había tenido. Luchando, Meredith había sido capaz

de bloquear la sensación de impotencia que había tenido en la habitación

de Matt esta mañana. Había algo muy patético en ver todas las cosas de

Christopher sentadas ahí listas para él, cuando él nunca iba a volver. Tenía

uno de esos pequeños jardines Zen falsos sobre su escritorio, la arena

perfectamente arreglada. Tal vez el día anterior, Christopher, había cogido

el pequeño rastrillo en la mano y alisado la arena, y ahora él no volvería a

tocar nada de nuevo.

Y era su culpa. Meredith apretó su bastón, sus nudillos se blanquearon.

Tenía que aceptarlo. Si tenía el poder de ser una fuerza potente contra la

oscuridad, una cazadora y asesina de monstruos, tenía la responsabilidad,

también.

Todo lo que había conseguido a través y matando a alguien en su territorio

había sido un fracaso y su vergüenza.

Tenía que trabajar más duro. Practicar más, patrullar el campus, proteger a

la gente.

—¿Estás bien? —rompió la voz de Samantha a través de los pensamientos

de Meredith. Sorprendida, Meredith vio a Samantha mirándola con sus

grandes y solemnes ojos oscuros, hacia los dientes y los puños apretados

de Meredith.

—No del todo —dijo Meredith con sequedad—. Um. —Se sentía como si

tuviera que explicar su severidad—. ¿Has oído acerca de lo que pasó

anoche, el chico que fue asesinado? —Samantha asintió con la cabeza

lentamente, con una expresión indescifrable—. Bueno, él era el compañero

de habitación de un buen amigo mío. Y estuve con mi amigo hoy, tratando

de ayudarlo. Fue… inquietante.

La cara de Samantha pareció endurecerse, y trepó sobre sus rodillas. —

Escucha, Meredith —dijo—, te prometo que no va a suceder de nuevo. No a

mi vista.

—¿A tu vista? —preguntó Meredith suavemente. De repente, sintió

dificultades para respirar.

—Tengo responsabilidades —dijo Samantha. Bajó la mirada a sus manos—.

Voy a atrapar a este asesino.

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—Es un gran trabajo —dijo Meredith. No era posible, ¿verdad? Pero

Samantha era una buena luchadora, y lo que estaba diciendo… ¿por qué

creía que era la responsable de detener al asesino?— ¿Qué te hace pensar

que puedes hacerlo? —preguntó.

—Sé que es difícil de creer, y no debería estar contándotelo, pero necesito

tu ayuda. —Samantha estaba mirándola directamente a los ojos,

prácticamente vibrando con seriedad—. Soy una cazadora. Me criaron

para… tengo un deber sagrado. Toda mi familia por generaciones, hemos

luchado contra el mal. Soy la última de nosotros. Mis padres murieron

cuando yo tenía trece años.

Meredith abrió la boca, sorprendida, pero Samantha negó con la cabeza

con fuerza, empujando la simpatía que Meredith fuera. —Ellos no habían

terminado de formarme —continuó—, y necesito que me ayudes a mejorar,

más rápido. No soy lo suficientemente fuerte todavía.

Meredith la miró.

—Por favor, Meredith —dijo Samantha—. Sé que suena loco, pero es

verdad. La gente depende de mí.

Incapaz de contenerse, Meredith se echó a reír.

—No es una broma —dijo Samantha, saltando sobre sus pies, con los

puños apretados—. Esto es… no debería haber dicho nada. —Se dirigió

hacia la puerta, con la espalda tan recta como un soldado.

—Samantha, espera —llamó Meredith. Samantha se volvió hacia ella con un

rostro lleno de furia. Meredith dio una respiración rápida y trató

desesperadamente de recordar algo que había aprendido cuando era niña,

pero nunca tuvo la oportunidad de utilizar. Doblando sus dedos meñiques

juntos, elaboró sus pulgares para hacer un triángulo, el signo secreto de

saludo entre los cazadores.

Samantha se la quedó mirando, su rostro perfectamente blanco. Meredith

se preguntó si se acordaba de la señal correctamente. ¿Se la habría la

familia de Samantha incluso enseñado? Meredith sabía que había otras

familias por ahí, pero nunca había conocido a ninguna antes. Sus padres

habían dejado la comunidad de cazadores antes de que ella naciera.

A continuación Samantha, moviéndose tan rápido como lo había hecho

cuando habían luchado, estaba ante ella, sujetando sus brazos.

—¿En serio? —dijo Samantha—. ¿En serio?

Meredith asintió con la cabeza, y Samantha echó los brazos a su alrededor

y la agarró con fuerza. El corazón le latía tan fuerte que Meredith podía

sentirlo. Meredith se puso rígida en un primer momento, ella no era del

tipo sensiblero, a pesar de tener mejores amigas con violento afecto como

Bonnie durante años, pero luego se relajó en el abrazo, sintiendo el

delgado y muscular cuerpo de Samantha bajo sus brazos, así como el suyo.

Tenía la extraña sensación de familiaridad, como si hubiera estado perdida

y hubiera encontrado a su verdadera familia al fin. Meredith sabía que no

podía contar nada de aquello, y parte de ella sentía que estaba

traicionando a Elena y Bonnie sólo por pensar de esa manera, pero no

Page 69: 9 hunters moonsong (1)

podía evitarlo. Samantha se retiró, sonriente y llorosa, enjugándose los

ojos y la nariz.

—Estoy actuando estúpida —dijo—. Pero esto es lo mejor que me ha

pasado. Juntas, podemos luchar contra esto —dio un resoplido medio

histérico y miró a Meredith con grandes ojos brillantes—. Siento que he

hecho una nueva mejor amiga —dijo.

—Sí —dijo Meredith, sin llorar, sin reír, fría como siempre en el exterior

pero, en el interior, sintiendo como si se estuviera rompiendo en felices

pedazos—. Sí, creo que tienes razón.

14

Traducido por Krispipe

Corregido por Nikola

Matt se encogió de hombros miserablemente. Había venido a la reunión de

promesas porque no quería quedarse en su cuarto solo, pero ahora

deseaba no haberlo hecho. Había estado evitando a Elena, Meredith y

Bonnie, esto no era culpa de ellas, pero demasiada violencia había

sucedido alrededor de ellos cuatro el año pasado, demasiada muerte.

Había pensado que podría ser mejor estar con otras personas, personas

que no habían visto la cantidad de oscuridad que había en el mundo, pero

no era así. Sentía casi como si estuviera envuelto en plástico de burbujas,

espeso y nublado. Mientras las otras promesas se movían y hablaban,

podía verlos y oírlos, pero se sentía separado de ellos, todo parecía sordo y

tenue. Se sentía frágil, también, como si eliminar la capa protectora

pudiera hacerle caer aparte.

Mientras él permanecía de pie entre la multitud de promesas, Chloe se

acercó y se detuvo junto a él, tocándole el brazo tranquilizadoramente con

su pequeña y fuerte mano. Una brecha apareció en el plástico de burbujas,

y pudo sentirla realmente con él. Puso su mano sobre la de ella y la apretó

con gratitud.

La reunión de promesas era en el cuarto con paneles de madera donde se

habían reunido la primera vez. Ethan aseguró que este era sólo uno de los

muchos escondites secretos, los demás sólo estaban abiertos a los

miembros completamente iniciados. Matt había descubierto a estas alturas

que incluso esta sala de promesas tenía varias entradas: una a través de

una vieja casa en las afueras del campus, que debía haber sido a través de

la cual los habían traído la primera vez, una a través de un cobertizo cerca

de las canchas, y una a través de sótano de la biblioteca. El suelo por

debajo de la escuela debe ser un laberinto de túneles para que tantas

entradas terminen en un sólo lugar, pensó, y tuvo una visión inquietante

de los estudiantes caminando a través de la hierba caliente por el sol

mientras, unos cuantos centímetros más abajo, infinitos túneles oscuros se

abrían debajo de ellos.

Ethan estaba hablando, y Matt sabía que normalmente estaría colgado de

sus palabras. Hoy, la voz de Ethan inundaba a un Matt casi desconocido, y

Page 70: 9 hunters moonsong (1)

Matt dejó que sus ojos siguieran las figuras enmascaradas vestidas de

negro de los miembros Vitale que paseaban por la habitación detrás de

Ethan. Torpemente, se preguntó sobre ellos, sobre cómo las máscaras los

disfrazaban lo suficientemente bien que él nunca estaba seguro de si

reconocía a cualquiera de ellos en el campus. Cualquiera de ellos, salvo

Ethan. Matt se preguntó con curiosidad qué hacía al líder inmune a tales

restricciones. Igual que los túneles debajo del campus, el anonimato de los

Vitale era un poco inquietante.

Finalmente, la reunión terminó, y las promesas empezaron a gotear fuera

de la habitación. Algunos le dieron unas palmaditas en la espalda a Matt o

le murmuraron palabras simpatizantes, y él entró en calor al darse cuenta

de que les importaba, que de alguna manera se habían llegado a sentir

como amigos a través de todas las tontas actividades de vinculación de

promesas.

—¿Esperas un minuto, Matt? —Ethan estuvo a su lado repentinamente. Ante

la mirada de Ethan, Chloe apretó el brazo de Matt y lo soltó.

—Nos vemos más tarde —murmuró. Matt la observó mientras ella cruzó la

habitación y salió por la puerta, su cabello rebotando contra la parte

posterior de su cuello.

Cuando volvió a mirar a Ethan, la cabeza de él estaba inclinada hacia un

lado, sus ojos dorados considerando. —Es bueno ver que tú y Chloe son

tan cercanos —declaró Ethan, y Matt se encogió de hombros torpemente.

—Sí, bueno… —dijo.

—Encontrarás que los otros Vitale son quienes te pueden entender mejor

—dijo Ethan—. Serán los que estarán junto a ti durante la Universidad, y

para el resto de tu vida —sonrió—. Al menos, eso es lo que me sucedió a

mí. Te he estado observando, Matt —prosiguió.

Matt se tensó. Algo acerca de Ethan cortó a través de la sensación de

burbuja, pero no de la forma reconfortante en que Chloe lo hizo. Ahora

Matt se sintió expuesto en lugar de protegido. La agudeza de su mirada,

tal vez, o la manera en que Ethan siempre parecía creer firmemente en

todo lo que estaba diciendo.

—¿Si? —dijo Matt con cautela.

Ethan sonrió. —No seas tan paranoico. Es una cosa buena. Cada promesa

Vitale es especial, es por eso que son elegidos, pero cada año hay uno que

es aún más especia, que es un líder entre los líderes. Puedo ver que, en

este grupo, eres tú, Matt.

Matt se aclaró la garganta. —¿En serio? —dijo, halagado, sin saber muy

bien qué decir. Nadie le había llamado líder antes.

—Tengo grandes planes para la Sociedad Vitale este año —dijo Ethan, sus

ojos brillantes—. Vamos a pasar a la historia. Vamos a ser más poderosos

de lo que jamás hayamos sido. Nuestro futuro es brillante.

Matt dio una media sonrisa y asintió con la cabeza. Cuando Ethan hablaba,

su voz cálida y persuasiva, esos ojos dorados constantes sobre Matt, Matt

lo podía ver, también. Los Vitale lideraban no sólo el campus, sino, algún

Page 71: 9 hunters moonsong (1)

día, el mundo. Matt se transformaría del chico común que sabía que

siempre había sido en alguien seguro y de ojos claros, un líder entre

líderes, como Ethan decía. Podía imaginarlo todo.

—Quiero que seas mi mano derecha aquí, Matt —dijo Ethan—. Tú me

puedes ayudar a dirigir a estas promesas a la grandeza.

Matt asintió con la cabeza una y otra vez, los ojos de Ethan en los suyos,

sentía un rubor de orgullo, la primera cosa buena que había sentido desde

la muerte de Chris. Él lideraría los Vitale, de pie al lado de Ethan. Todo

sería mejor. El camino estaba libre a proa.

***

De hecho, Keynes postuló que la actividad económica fue determinada por

la demanda agregada. Por decimoquinta vez en media hora, Stefan leyó la

sentencia sin entrar a comprenderla.

Todo parecía tan inútil. Había tratado de distraerse con investigación de

asesinato del campus, pero sólo lo había puesto más ansioso por no poder

estar al lado de Elena, viendo por sí mismo que ella estaba a salvo. Cerró el

libro y dejó caer la cabeza entre las manos.

Sin Elena, ¿qué estaba haciendo aquí?

La habría seguido a cualquier parte. Era tan hermosa que a veces le dolía

mirarla, como duele mirar hacia el sol. Ella brillaba como el sol con su

cabello dorado y sus ojos de lapislázuli, su delicada piel que contenía justo

el menor toque de rosa.

Pero había más en Elena que la belleza. Su belleza por sí sola no habría

mantenido la atención de Stefan mucho tiempo. De hecho, su parecido con

Katherine casi lo había ahuyentado. Sin embargo, bajo su exterior

fríamente hermoso había una mente rápida que siempre estaba trabajando,

haciendo planes, y un corazón que era muy protector con todos los que

amaba.

Stefan había pasado siglos buscando algo que lo hiciera sentirse vivo otra

vez y nunca se había sentido tan seguro de nada como lo había estado de

Elena. Era ella, la única para él. ¿Por qué no podía ella estar segura de él?

No importa lo que Elena decía sobre Stefan siendo el único, el hecho era:

las dos únicas chicas que había amado en su larga, larga vida, ambas

habían amado no sólo a Stefan sino también a su hermano.

Stefan cerró sus ojos, frotó el puente de su nariz entre los dedos, luego se

apartó del escritorio. Quizá estaba hambriento. En unos pocos pasos

rápidos, cruzó la sala pintada de blanco, a través de sus propias

posesiones y los elegantes muebles baratos que la escuela había expedido,

y estaba en el balcón. Fuera, la noche olía a jazmín y al escape de los

automóviles. Stefan extendió los tentáculos de Poder suavemente en la

noche, preguntando, buscando… algo… allí. Una pequeña mente se aceleró

en respuesta a la suya. Su oído, más cortante que el de un ser humano,

recogió las débiles quejas de sonar, y un murciélago pequeño y peludo

Page 72: 9 hunters moonsong (1)

aterrizó en la barandilla del balcón atraído por su Poder. Stefan lo recogió,

manteniendo un repiqueteo suave de Poder entre su mente y la del

murciélago, y lo miró pensativamente, lo miró mansamente, su pequeña

carita de zorro en alerta. Stefan bajó la cabeza y bebió, con cuidado de no

tomar demasiado de la pequeña criatura. Hizo una mueca ante el sabor y

luego liberó el murciélago, quién aleteó tentativamente, un poco aturdido,

cogió velocidad y se perdió de nuevo en la noche.

No había estado terriblemente hambriento, pero la sangre despejaba su

mente. Elena era muy joven. Tenía que recordar eso. Ella aún era más joven

de lo que él había sido cuando se convirtió en vampiro, y necesitaba

tiempo para experimentar la vida, para que su camino la llevara de vuelta a

Stefan. Él podía esperar. Tenía todo el tiempo del mundo.

Pero la echaba tanto de menos.

Reuniendo sus fuerzas, saltó desde el balcón y aterrizó suavemente en el

suelo. Había una cama de flores allí, y metió la mano en ella, sintiendo

pétalos tan suaves como la seda. Una margarita, fresca e inocente. La cogió

y volvió al interior de la residencia, utilizando la entrada principal en esta

ocasión.

Fuera de la puerta de Elena dudó. Podía oír los sonidos ligeros de su

movimiento por ahí, su distintivo olor, embriagador olor. Ella estaba sola, y

él tuvo la tentación de simplemente tocar. Quizá ella lo estaba anhelando,

justo como como él la anhelaba a ella. Si estuvieran solos, ¿se fundiría en

sus brazos a pesar de sí misma?

Stefan sacudió la cabeza, su boca apretada. Tenía que respetar los deseos

de Elena. Si ella necesitaba tiempo separados, él podía darle eso. Mirando

la margarita blanca, suavemente la equilibró en la parte superior del pomo

de la puerta de Elena. Ella encontraría la flor y sabría que era de él. Stefan

quería que Elena supiera que podía esperar por ella, si eso era lo que

necesitaba, pero que él estaba pensando en ella, siempre.

15

Traducido por Krispipe

Corregido por Nikola

Mientras se dirigía a la puerta de su dormitorio, Elena rebuscó en su bolso,

chequeando una lista mental: billetera, llaves, teléfono, brillo de labios,

delineador de ojos, cepillo para el pelo, ID de estudiante. Cuando abrió la

puerta, algo cayó al suelo.

Una perfecta margarita blanca se había caído al suelo. Elena se agachó y la

recogió. Girándola en la mano, sintió un dolor repentino y agudo en el

pecho.Dios, me olvidé de Stefan. No tenía dudas de que la margarita era de

él. Esto era él haciéndole saber que estaba pensando en ella sin dejar de

respetar su espacio.

Page 73: 9 hunters moonsong (1)

El dolor en su pecho fue sustituido poco a poco por un dulce y brillante

sentimiento. Parecía tan tonto y artificial evitar hablar con Stefan. Ella lo

amaba. Y, más allá de eso, era uno de sus mejores amigos. Elena sacó su

teléfono para llamarlo. Y entonces se detuvo. Tomando una respiración

profunda, puso el teléfono de vuelta en el bolso.

Si hablaba con Stefan, querría verlo. Si lo veía, querría tocarlo. Si lo tocaba,

todo habría terminado. Se encontraría a sí misma cayendo en él, enredada

en amor. Y entonces levantaría la vista y vería los oscuros ojos

inescrutables de Damon mirándolos y sentiría que tiraban de ella hacia él.

Y entonces los hermanos se encontrarían uno al otro, y el amor, el dolor y

la furia pasarían por sus rostros, y todo se pondría en marcha otra vez.

Se había sentido bien alejarse de ellos por un tiempo, incluso aunque

estaba desgarradora, espantosa y terriblemente sola, también. Pero, desde

entonces, Elena había sentido una calma asentarse sobre ella. No era feliz,

exactamente, era como si estuviera cubierta con moretones, y si no tenía

cuidado, el dolor la inundaría al recordar lo que había hecho. Pero también

se sentía como si hubiera estado conteniendo el aliento por semanas y

ahora fuera capaz de exhalar.

Sabía que Stefan la estaría esperando cuando estuviera lista para

enfrentarse a él de nuevo. ¿No era eso lo que la margarita quería decir?

Metió la flor dentro de su bolso y se alejó por el pasillo, taconeando con

firmeza. Elena iba a salir con sus amigos, iba a pasarlo bien, y no iba a

pensar en Stefan, o Damon. O incluso en las desapariciones o la muerte de

Christopher. Elena suspiró bajo el peso de todo. Durante varios días,

habían estado en duelo, y ahora Elena y sus amigos necesitaban abrazar la

vida de nuevo. Se merecían una noche de libertad. Necesitaban recordar

por qué estaban luchando.

***

—Ahí está —escuchó Elena decir a Bonnie al entrar en el bar lleno de

gente—. ¡Elena! ¡Por aquí!

Bonnie, Meredith y una chica que Elena no conocía estaban sentadas en

una mesita junto a la pista de baile. Habían invitado a Matt a venir con

ellas, pero había dicho que tenía que estudiar, su cara educadamente

cerrada, y ellas supieron que no estaba listo todavía y que necesitaba un

tiempo a solas.

Meredith, elegante y relajada, le dio una fría sonrisa a Elena en señal de

saludo y le presentó a su amiga Samantha. Samantha era delgada, de ojos

brillantes y alerta. Parecía como si tuviera energía de sobra, pasando de un

lado a otro, charlando sin parar.

Bonnie también parecía estar claramente enérgica esta noche y empezó a

hablar tan pronto como Elena llegó a la mesa. Bonnie es valiente, pensó

Elena. La muerte de Christopher le había sorprendido, y estaba tan

preocupada por Matt como cualquiera de ellos, pero ella sacaba la barbilla

y sonreía, cotilleaba y seguía adelante con la vida tan fuerte como podía,

porque ellas habían decidido que así era como sería esa noche.

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—Te pedí una Coca Cola —dijo Bonnie—. Me pidieron el carnet de

identidad así que no pude conseguir nada más. ¿Sabes una cosa? —Se

pausó dramáticamente—. Llamé a Zander y me dijo que definitivamente iba

a tratar de llegar aquí esta noche. ¡No puedo esperar a que lo conozcan! —

Bonnie estaba casi saltando de su asiento con emoción, sus rizos rojos

moviéndose por todas partes.

—¿Quién es Zander? —preguntó Samantha inocentemente.

Meredith le dio a Elena una mirada astuta. —Ya sabes, no estoy segura —

dijo con fingida confusión—. Bonnie nos habló de él.

—Sí —agregó Elena, sonriendo—. No creo que lo mencionaras en absoluto,

¿verdad?

—Cierren la boca, chicas —dijo Bonnie amablemente, y apoyándose sobre

la mesa hacia Samantha, comenzó a alabar todas las virtudes de Zander a

su nueva audiencia. Elena dejó que su mente vagara. Ella lo había oído

todo, noche tras noche en su dormitorio últimamente: los ojos de Zander,

la sonrisa de Zander, el tímido encanto de Zander, el cuerpo muy caliente

de Zander, palabras de Bonnie. Como Zander y Bonnie estudiaba juntos en

un rincón escondido y alejado de la biblioteca y Zander traía a Bonnie

aperitivos secretos, incluso a pesar de que iba totalmente en contra de las

reglas de la biblioteca. La forma en que hablaban por teléfono todas las

noches, las largas pausas aterciopeladas cuando parecía que Zander estaba

a punto de susurrar algo íntimo, algo que nadie sino Bonnie podía saber,

pero entonces en lugar de eso hacía una broma que hacía a Bonnie reír

como una loca. Había algo muy dulce sobre Bonnie con un flechazo. Elena

realmente esperaba que este tipo fuera digno de ella.

—Aún no me ha besado —agregó Bonnie con los ojos muy abiertos—.

Pronto, sin embargo. Espero.

—El primer beso —dijo Samantha, y movió las cejas—. ¿Tal vez esta noche?

Bonnie simplemente se rió en respuesta.

Ese dolor estaba de vuelta en el pecho de Elena, y presionó su mano contra

el esternón. Durante su primer beso con Stefan, el mundo se había

derrumbado y habían sido sólo ellos dos, labios y almas tocándose. Todo

había parecido tan claro entonces.

Ella tomó una respiración profunda y reprimió las lágrimas. No iba a

recordar nada esta noche; sólo iba a pasar un buen rato con sus amigas.

Tener a Samantha allí, Elena pronto se dio cuenta, iba a ser una gran ayuda

con eso. Si hubieran estado sólo Elena, Meredith y Bonnie, habrían

terminado discutiendo el asesinato de Christopher y las desapariciones en

el campus, peinando obsesivamente sobre las muy pocas cosas que sabían

y teorizando sobre todo lo que no. Pero con Samantha allí, tenían que

mantener la conversación ligera.

De alguna manera Bonnie dejó el tema del maravilloso Zander y empezó a

leerle la mano. —Mira —dijo a Samantha—. ¿Ves la línea que cruza la palma

hacia abajo, a través de las otras tres líneas? Esa es la línea de la fortuna,

no todo el mundo tiene eso.

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—¿Qué quiere decir? —dijo Samantha, mirando la palma de su mano con

gran interés.

—Pues —dijo Bonnie, frunciendo el ceño—, cambia de dirección mucho,

¿ves aquí? ¿y aquí?, lo que significa que tu destino va a cambiar debido a

fuerzas externas influyendo en ti.

—Hmm —dijo Samanta—. ¿Sobre amor? ¿Voy a encontrar a alguien

increíble esta noche?

—No —dijo Bonnie despacio, y su voz cambió, tomando un tono superficial

casi plano. Elena miró rápidamente para ver que las pupilas de Bonnie

estaban dilatadas, sus ojos miraban lejos de la palma de la mano de

Samantha en la distancia—. No esta noche. Pero hay alguien esperando por

ti que lo va a cambiar todo. Te encontrarás con él pronto.

—Bonnie —dijo Meredith bruscamente—. ¿Estás bien?

Bonnie pestañeó, y sus ojos se focalizaron de nuevo.

—Por supuesto —dijo ella, sonando confundida—. ¿Qué quieres decir?

Elena y Meredith intercambiaron una mirada, ¿Bonnie se había deslizado en

una visión? Antes de que pudieran preguntarle, un grupo de chicos estaban

de repente en su mesa, riendo, gritando, maldiciendo. Elena frunció el ceño

hacia ellos.

—Hola, preciosa —dijo uno, mirando fijamente a Elena—. ¿Quieres bailar?

Elena empezó a sacudir la cabeza, pero otro de los chicos se dejó caer en

el asiento junto a Bonnie y le echó el brazo alrededor. —Hola —dijo—. ¿Me

extrañaste?

—Zander —exclamó Bonnie, sus mejillas se pusieron rosadas con deleite.

Así que este es Zander, pensó Elena, y lo miró secretamente, mientras sus

tres amigos se establecían en la mesa, también, presentándose

alegremente, pareciendo hacer el máximo ruido al arrastrar las sillas

maniobrando para sentarse al lado de las chicas. Zander era lindo, claro,

tenía que admitir eso. Pelo rubio claro y una sonrisa preciosa. No le

gustaba mucho la forma en que estaba tirando de Bonnie cerca, volviendo

la cabeza hacia él, con las manos corriendo sin descanso sobre sus

hombros, incluso mientras hablaba sobre su cabeza hacia sus amigos.

Parecía ser muy posesivo para un tipo que ni siquiera la había besado.

Elena miró a Meredith para ver si ella estaba pensando lo mismo. Meredith

estaba escuchando, con una sonrisa divertida, al chico junto a ella, Marcus,

creía que se llamaba, el amigo de Zander con el pelo marrón, explicando su

rutina de levantamiento de pesas.

—Vamos —dijo otro amigo de Marcus de forma sucinta, uniéndolos con

una bandeja llena de vasos de chupito—. Vamos a jugar a cuartos.

Bonnie rió. —No les permiten servirnos aquí. Somos menores de edad.

El chico sonrió. —Está bien. Yo he pagado por ellos, no tú.

—¿Quieres bailar? —Spencer, el que se lo había pedido a Elena un minuto

antes, dijo de nuevo, pidiéndoselo a Samantha esta vez.

—¡Claro! —dijo ella, y se puso de pie. Los dos se perdieron rápidamente

entre la multitud en la pista de baile.

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—Dios, estaba tan borracho la noche anterior. —El chico junto a Elena,

Jared, dijo, inclinando su silla hacia atrás sobre dos patas y considerando

su alegría. Su amigo a su lado le lanzó una mirada durante un minuto,

luego sirvió un trago en su regazo.

—¡Hey! —En un momento, se pusieron de pie y empujaron entre ellos, el

chico que había servido la bebida riendo, la cara roja y enfadada de Jared.

—Ya basta, ustedes —dijo Zander—. No quiero que me expulsen de aquí

también.

¿También? Elena levantó las cejas. Este chico y sus amigos eran sin duda

demasiado salvajes para la inocente Bonnie. Elena miró a Meredith de

nuevo para confirmar, pero ella seguí perdida en el mundo del deporte,

ahora dando su opinión sobre el mejor entrenamiento con pesas para artes

marciales.

Bonnie chilló de risa y rebotó cuarto directamente en uno de los vasos.

Todos los chicos aplaudieron.

—¿Y ahora qué? —dijo sin aliento, sus ojos brillando.

—Ahora tú eliges a alguien para que beba —dijo el chico que tenía las

bebidas.

—Zander, por supuesto —dijo Bonnie, y Zander le dio una sonrisa larga y

lenta que incluso Elena tuvo que admitir que era devastadora y bebió,

entonces le guiñó un ojo mientras se reía de nuevo.

Bonnie parecía… realmente feliz. Elena no podía recordar la última vez que

la había visto reír así. Debía haber sido al menos hace un año, antes de que

las cosas se hubieran vuelto locas en Fell´s Church.

Elena suspiró y miró alrededor de la mesa. Estos chicos eran ruidosos,

forcejeando y empujándose unos a otros, pero eran lo suficientemente

amables. Y este era el tipo de cosa que la gente tenía en la universidad,

¿no? Si esto hacía a Bonnie feliz, Elena debía al menos tratar de llevarse

bien con ellos.

Samantha y Spencer regresaron a la mesa, ambos riendo, y Samantha se

desplomó en su asiento. —No más —dijo, alzando las manos para

defenderse de él—. Necesito un descanso. Eres un loco, ¿lo sabías?

—¿Vendrás tú a bailar conmigo, entonces? —dijo Spencer suplicante a

Elena, ampliando sus grandes ojos marrones de cachorrito hacia ella.

—Va intentar recogerte —advirtió Samantha—. Y sumergirte. Y hacerte

girar. Pero no te preocupes, voy a estar en ese suelo en muy poco tiempo.

—Bastante, ¿por favor? —dijo Spencer, haciendo su cara aún más patética.

Bonnie se rió triunfante mientras rebotaba otro cuarto en el vaso.

Bailando con un grupo de amigos no estoy traicionando a nadie, pensó

Elena. Además, ella era soltera ahora. Más o menos, de todos modos.

Debía divertirse en la universidad, abrazar la vida. ¿No era ese el punto

central de esta noche? Se encogió de hombros. —Claro, ¿por qué no?

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16

Traducido por Krispipe

Corregido por Nikola

Cuando Stefan caminó por la residencia de Elena de nuevo, la margarita

había desaparecido, y el sutil aroma de su champú cítrico permanecía en el

pasillo.

No había duda de que ella estaba con Meredith y Bonnie, y podía depender

de Meredith para protegerla. Se preguntó si Damon estaría observándolas,

si se habría acercado a Elena. Una amaga cadena de envidia se enroscó en

el estómago de Stefan. Era difícil ser el bueno a veces, el que iba a cumplir

con las reglas, mientras que Damon hacía lo que quería.

Se recostó contra la puerta del cuarto de Elena. Había una ventana a través

del pasillo y mientras observaba la fría media luna alta en el cielo, pensó en

su silenciosa habitación, en los libros de economía y filosofía que lo

esperaban.

No. No iba a volver allí. No podía estar con Elena, pero no tenía que estar

solo.

En el exterior, hubo un enfriamiento en el aire por primera vez desde que

la universidad había empezado, y el calor sofocante de un verano de

Virginia estaba finalmente dando paso al otoño. Stefan encorvó sus

hombros y metió las manos en los bolsillos de los pantalones vaqueros.

Sin saber realmente dónde iba, Stefan se dirigió fuera del campus. Una

vaga idea de cazar en los bosques cruzó por su mente, pero no tenía

hambre, sólo inquietud, y se alejó de la pista que conducía a ese camino.

En su lugar, vagó por las calles de la pequeña ciudad alrededor de la

universidad.

No había mucho que hacer. Había unos cuantos bares con estudiantes

universitarios y un par de restaurantes, ya cerrados. Stefan no podía

imaginar querer presionarse en un bar lleno de gente caliente ahora.

Quería estar rodeado de gente, quizá, pero no demasiada, no demasiado

cerca, no lo suficientemente cerca para sentir el repiqueteo de la sangre

por debajo de sus pieles. Cuando era infeliz, como esta noche, podía sentir

algo duro y peligroso aumentando en su interior, y sabía que tenía que

tener cuidado con el monstruo que llevaba dentro.

Dobló otra manzana, escuchando la suave huella de sus propios pasos en

contra de la acera. Cerca del final de la calle, un débil ruido de música vino

de un edificio en mal estado cuya parpadeante señal de neón decía BILLAR

EDDIE. Ninguno de los pocos coches en el estacionamiento tenía la etiqueta

del parking de Dalcrest. Era evidente que era un lugar de pueblerinos, no

de estudiantes.

Si Stefan no hubiera tenido esa llameante y enojada soledad en su interior,

no habría entrado. Él se veía como un estudiante, era un estudiante, y esto

no parecía un lugar dónde le dieran la bienvenida a los estudiantes. Pero la

cosa horrible en su interior se agitaba con la idea de tal vez tener una

razón para lanzar un golpe o dos. En el interior, que estaba bien iluminado

Page 78: 9 hunters moonsong (1)

pero sucio, el aire era espeso y azul con humo de tabaco. Una vieja canción

de rock estaba sonando en una máquina de discos en la esquina. Seis

mesas de billar estaban en el centro de la habitación, con pequeñas mesas

redondas a sus lados, y una barra en el extremo final. Dos de las mesas de

billar y algunas de las mesas redondas estaban ocupadas por población

local, quienes pasaron sus ojos a la deriva por encima de él de manera

neutra y luego se alejaron.

En la barra, Stefan vio una espalda familiar, una oscura y elegante cabeza.

A pesar de que había estado seguro de que Damon estaría siguiendo a

Elena, no estaba sorprendido de verlo. Stefan tenía detenido su Poder,

concentrado en su propia miseria, pero siempre había sido capaz de sentir

a su hermano. Si hubiera pensado en él, habría sabido que su hermano

estaba allí.

Damon, igualmente sorprendido, dio media vuelta y ladeó el vaso a Stefan

con una sonrisita irónica. Stefan se acercó a él.

—Hola, hermanito —dijo Damon en voz baja cuando Stefan se sentó—. ¿No

deberías estar escondido en alguna parte, llorando la pérdida de la bella

Elena?

Stefan suspiró y se dejó caer en el taburete. Poniendo los codos en la

barra, apoyó la cabeza en sus manos. De repente, estaba terriblemente

cansado. —Vamos a no hablar de Elena —dijo—. No quiero pelear contigo,

Damon.

—Entonces no lo hagas —dándole una palmada en el hombro, Damon se

levantó de su asiento—. Vamos a jugar al billar.

Una cosa sobre vivir cientos de años, sabía Stefan, era que tenía tiempo

para conseguir ser realmente bueno en las cosas. Versiones de billar

habían estado alrededor tanto tiempo como él y Damon, aunque a él le

gustaba más la versión moderna, le gustaba el olor de la tiza y el chirrido

de la punta de cuero en el momento justo.

Los pensamientos de Damon parecían estar corriendo en el mismo camino.

—¿Recuerdas cuando éramos niños y jugábamos billar en los jardines del

palacio de padre? —preguntó mientras acumulaba las bolas.

—Juego diferente, sin embargo, en ese entonces —dijo Stefan—. Ve delante

y rompe.

Podía imaginarlo claramente, los dos haciendo el tonto cuando todos los

adultos estaban en el interior, empujando las bolas por la hierba hacia sus

objetivos con las pesadas mazas, en un juego que era un cruce entre el

billar moderno y el croquet. En aquellos días, Damon era salvaje, propenso

a las peleas con los mozos de cuadra y las noches merodeando por las

calles, pero aún no tan enojado como lo sería cuando crecieron hasta

convertirse en adolescentes. En aquel entonces, dejaba que su adorado

más tímido hermano menor lo siguiera y tuviera una cuota en sus

aventuras.

Elena tenía razón en una cosa, se confesó a si mismo. Le gustaba salir con

Damon, ser hermanos de nuevo. Cuando había encontrado a Damon en el

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bar hace un momento, había sentido un pequeño rayo en la soledad que

portaba con él. Damon era la única persona que lo recordaba como un

niño, la única persona que lo recordaba con vida.

Quizá podían ser amigos, sin Katherine o Elena entre ellos por un tiempo.

Tal vez algo bueno podía salir de esto.

Billiart, billar, o pool, a Damon siempre le había gustado jugar. Era mejor

que Stefan, y después de cientos años de práctica, Stefan era bastante

bueno.

¿Cuál era la razón por la que Stefan estaba tan sorprendido cuando Damon

rompió las bolas girando alegremente por toda la mesa, pero ninguna en

los huecos?

—¿Qué pasa? —preguntó, levantando una ceja a Damon mientras daba tiza

a su propio taco.

He estado observando a los lugareños, dijo Damon silenciosamente. Hay

un par de pulidos estafadores aquí. Quiero llamar su atención hacia

nosotros. Empujarlos para variar.

Vamos, añadió Damon rápidamente mientras Stefan vacilaba. No es malo

empujar a los estafadores. Es como matar asesinos, un servicio público.

Tu brújula moral está muy sesgada, le disparó Stefan, pero no podía dejar

de sonreír. ¿Cuál era el daño, realmente? —Dos bolas en el agujero de la

esquina —añadió en voz alta. Hizo el disparo y hundió dos bolas más antes

de que intencionalmente raspara la superficie y dio un paso atrás para

dejar a Damon tomar su turno.

Siguieron así, jugando bastante bien pero no demasiado para parecer un

par de chicos engreídos de la universidad que conocían su camino

alrededor de un taco de billar, pero sin ser ningún reto para un estafador

profesional. Damon simuló frustración cuando falló un tiro divertido a

Stefan. Stefan había olvidado que era muy divertido formar parte de las

conspiraciones de Damon. Stefan ganó por un par de bolas, y Damon sacó

una billetera llena de dinero.

—Me has pillado, hombre —dijo con una voz ligeramente ebria que no

sonaba como la suya y le tendió un billete de veinte. Stefan parpadeó.

Cógelo, pensó Damon hacia él. Algo sobre el conjunto de su mandíbula le

recordó a Stefan de nuevo la manera en que Damon era cuando eran niños,

la manera en que mentía a su padre sobre sus desventuras, confiando en

que Stefan lo respaldaría. Damon estaba confiando en él sin ni siquiera

pensar en ello, se dio cuenta Stefan.

Stefan sonrió y lo guardó en el bolsillo trasero del pantalón. —¿Coloco las

bolas de nuevo? —sugirió, y se dio cuenta de que estaba también haciendo

sonar su voz un poco más joven, un poco más borracha, de lo que

normalmente lo haría.

Jugaron otra partida, y Stefan le entregó el billete de veinte de vuelta. —

¿Otro? —preguntó.

Damon comenzó a juntar las bolas, y luego sus manos fueron más

despacio. Lanzó una mirada a Stefan y luego de vuelta a las bolas. —

Page 80: 9 hunters moonsong (1)

Escucha —dijo, tomando una respiración profunda—, siento todo lo que

está pasando con Elena. Si yo —vaciló—. No puedo dejar de sentir lo que

siento por ella, pero no tenía la intención de hacer las cosas más difíciles

para ti. O para ella.

Stefan se le quedó mirando. Damon nunca se disculpaba. ¿Era él en serio?

—G-Gracias —dijo.

Damon se quedó mirando más allá de él y su boca se torció en su

repentina y brillante sonrisa. Carnada, dijo en silencio. Demasiada para el

momento de sinceridad de hermanos.

Dos chicos estaban acercándose hacia ellos. Uno de ellos era bajito y ligero

con pelo rubio, el otro grueso, grande y oscuro.

—Hola —dijo el más bajo—. Nos preguntamos si querrías jugar en equipos,

mezclarnos un poco. —Su sonrisa era brillante y fácil, pero sus ojos eran

astutos y vigilantes. Los ojos de un depredador.

Sus nombres eran Jimmy y David, y eran verdaderos profesionales.

Mantuvieron el juego cerrado, esperando hasta después del tercer juego

para sugerir elevar la apuesta para hacer las cosas un poco más

interesantes.

—¿Cien? —sugirió Jimmy casualmente—. Yo puedo hacerlo, si quieres.

—¿Qué tal más? —dijo Damon, sonando borracho otra vez—. ¿Stefan,

todavía tienes quinientos en su billetera?

Stefan no los tenía, en ninguna parte cerca de él, pero no creía que fuera a

necesitar pagar. Asintió con la cabeza pero, con un vistazo a Damon, jugó

reacio. —No sé, Damon… —dijo.

—No te preocupes por eso —dijo Damon expansivamente—. Dinero fácil,

¿verdad?

Jimmy estaba observándolos, con los ojos alerta. —Quinientos entonces —

estuvo de acuerdo con una sonrisa.

—Voy a romper —dijo Damon, y entró en acción. Después de un momento,

Stefan apoyó su palo de billar contra la pared. No iba a tener oportunidad

de disparar, ninguno de ellos la tenía; Damon movía con la precisión de un

reloj de bolsillo una bola después de otra.

No estaba haciendo ningún esfuerzo por ocultar que él y Stefan estaban

dirigiendo una estafa, y las caras de Jimmy y David se oscurecieron

peligrosamente mientras las últimas bolas se sacudían en sus agujeros.

—Paga —exigió Damon drásticamente, dejando su taco. Jimmy y David se

dirigieron hacia ellos con el ceño fruncido.

—¿Ustedes se creen muy listos, ¿no? —gruñó David.

Stefan se equilibró sobre ambos pies, listo para luchar o huir, lo que

Damon quisiera. No tendría ningún problema en ahuyentar a estos chicos,

pero con las desapariciones y ataques en el campus, prefería no llamar la

atención sobre ellos mismos.

Damon, fresco y relajado, miró a Jimmy y David, sus manos abiertas. —

Creo que quieren pagar el dinero que nos deben —dijo con calma.

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—Oh, eso es lo que piensas, ¿verdad? —dijo Jimmy con sarcasmo. Cambió

el agarre de su taco de billar, y ahora lo estaba reteniendo más como un

arma.

Damon sonrió y se desató una ola de Poder en la habitación. Incluso

Stefan, que medio se lo esperaba, se enfrió cuando Damon levantó la

máscara humana por un momento, sus negros ojos fríos y mortales. Jimmy

y David se tambalearon hacia atrás como si hubieran sido empujados por

manos invisibles.

—Está bien, no te enojes —dijo Jimmy, su voz temblando. David estaba

parpadeando, como si hubiera sido golpeado por una toalla húmeda,

claramente no estaba seguro de lo que acababa de suceder. Jimmy abrió la

cartera y contó quinientos dólares en billetes de cincuenta en la mano de

Damon.

—Ahora es hora de que vuelvan a casa —dijo Damon en voz baja—. Tal vez

no quieran jugar al billar por un tiempo.

Jimmy asintió con la cabeza y no parecía ser capaz de parar de asentir. Él y

David se alejaron, moviéndose rápidamente hacia la puerta.

—Horripilante —comentó Stefan. Había un lugar vacío en su pecho aún, un

doloroso vacío de la falta de Elena, pero se sentía mejor de lo que lo había

hecho cuando ella salió por la puerta sola. Esta noche, se dio cuenta con un

leve shock, se había divertido con Damon.

—Oh, soy terrorífico —coincidió Damon ligeramente, metiendo el dinero en

los bolsillos. Stefan levantó una ceja. No le importaba el dinero, pero era

típico de Damon asumir que era suyo. Damon sonrió—. Vamos hermanito,

voy a comprarte una bebida.

17

Traducido por Sprinkling

Corregido por Nikola

—¡Eso fue asombroso! Seriamente. —Bonnie dijo feliz, saltando con sus

manos en Zander—. Soy, como, la Reina de los Cuartos. ¿Quién sabia que

tenia este talento escondido?

Riendo, Zander arrojo sus brazos alrededor de sus hombros y la acerco. —

Eres muy impresionante —estuvo de acuerdo—. Juegos de beber, visiones,

astrología. ¿Algunas otras habilidades que debería saber?

Acurrucándose contra el, Bonnie frunció el ceño simulando concentración.

—No algo en lo que pueda pensar. Sólo ten cuidado de lo asombrosa que

soy en general. —Su remera era suave y usada, y Bonnie inclino su cabeza

un poco para descansar su mejilla contra el—. Estoy contenta de que

tengamos a nuestros amigos juntos —dijo—. Pienso que Marcus y Meredith

realmente congenian, ¿no lo crees? No románticamente, del todo, lo que es

bueno desde que Meredith tiene un súper serio novio, pero es como que

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ellos comparten el mismo lenguaje secreto de deportista. Tal vez podamos

pasar el rato todos juntos en un grupo de nuevo alguna vez.

—Si, Meredith y Marcus realmente están unidos a sus entrenamientos. —

Zander estuvo de acuerdo, pero había una vacilación en su voz que hizo a

Bonnie parar de caminar y lo miro bruscamente.

—¿No te gustan mis amigas? —pregunto, herida. Ella, Meredith y Elena

siempre habían tenido lo que en privado llamaban una “Hermandad

Velociraptor”. Cruza una de ellas y las otras dos se acercaran a protegerla.

A Zander tenían que gustarle.

—No, me gustan mucho. —Zander le aseguro. Vacilo, luego añadió—, Elena

parece como… incomoda, quizás. ¿Tal vez no seamos el tipo de gente que

le agrada?

Bonnie se puso rígida. —¿Estas llamando a mi mejor amiga una snob? —

preguntó.

Zander le acaricio la espalda apaciguadoramente. —Algo así, supongo.

Quiero decir, bien, pero sólo un poco snob. El más agradable tipo de snob.

Sólo quiero agradarle.

—Ella no es una snob. —Bonnie dijo indignada—. Y aun si lo fuera, ella

tiene mucho para ser una snob. Ella es hermosa e inteligente y una de las

mejores amigas que tuve jamás. No le hice nada. Y ella no me hizo nada,

tampoco. Así que no hay problema si es una snob —concluyó, mirándolo.

—Ven aquí. —Zander dijo. Estaban cerca del edificio de música, y él la

empujo dentro de un rincón iluminado por la puerta de entrada—. ¿Te

sientas conmigo? —preguntó, instalándose en los escalones de ladrillo y

tirando de su mano.

Bonnie se sentó, pero estaba determinada a no acurrucarse con él de

nuevo. En su lugar, ella mantuvo distancia entre ellos y se quedó

obstinadamente al cabo de la noche, su mandíbula firmemente quieta.

—Escucha, Bonnie. —Zander dijo, poniendo un largo rizo rubio fresa fuera

de sus ojos—. Conoceré mejor a Elena, y estoy seguro de que le gustaré. La

conoceré y me gustará, también. ¿Sabes porque voy a conocerla mejor?

—No, ¿por qué? —dijo Bonnie, mirándolo de mala gana.

—Porque quiero conocerte mejor. Estoy planeando gastar un montón de

tiempo contigo, Bonnie McCullough. —La empujo gentilmente con su

hombro, y Bonnie se derritió.

Los ojos de Zander eran tan azules, azules como la mañana del primer día

de las vacaciones de verano. Allí había inteligencia y risa con sólo un toque

de ansia salvaje. Él se inclino más cerca, y Bonnie estaba segura de que

estaba por besarla, su primer beso por fin.

Ella inclino su cabeza hacia atrás para encontrar sus labios, sus pestañas

aleteando cerradas. Después de un momento de esperar por un beso que

no llegó, ella se incorporó de nuevo y abrió sus ojos. Zander estaba parado

mas allá de ella, fuera en la oscuridad del campus, ceñudo.

Bonnie se aclaró la garganta.

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—Oh —dijo—, lo siento, Bonnie, me distraje por un minuto.

—¿Distraído? —Bonnie haciéndose eco indignadamente—. ¿Qué significa

que tu…?

—Espera un segundo. —Zander puso un dedo en los labios de ella,

callándola.

—¿Escuchaste algo? —Bonnie preguntó, inquietantes hormigueos subiendo

por su espalda.

Zander se puso de pie. —Lo siento, sólo me acorde de algo que tenia que

hacer. Te alcanzo luego, ¿ok?

Con una ondulación a medias, sin siquiera mirar a Bonnie, galopó fuera en

la oscuridad.

La boca de Bonnie cayó abierta. —¡Espera! —dijo, poniéndose de pie—.

¿Sólo te estas yendo dejándome aquí? —Zander se había ido—. ¿Sola? —

finalizó con una diminuta voz.

Genial. Bonnie camino hacia la mitad del camino, mirando alrededor, y

esperó un minuto para ver si allí había alguna señal de Zander volviendo.

Pero no había ni una a la vista. Ella no podía escuchar más sus pisadas.

Allí había piscinas de luz bajo las lámparas de la calle en el camino, pero

no llegaba muy lejos. La brisa hizo crujir las hojas de los árboles en el

patio, y Bonnie se estremeció. No había sentido en quedarme allí, Bonnie

pensó, y comenzó a caminar.

Por los primeros pocos escalones hacia abajo del camino hacia su

dormitorio, Bonnie estaba realmente caliente y humillada. ¿Cómo pudo

Zander haber sido tal escama? ¿Cómo pudo dejarla sola en mitad de la

noche, especialmente después de todos los ataques y desapariciones en el

campus? Ella pateo viciosamente un guijarro en su camino.

Algunos pasos más lejos, Bonnie paro de estar tan enojada.

Estaba muy asustada; el miedo estaba presionando el enojo fuera de ella.

Debería haberse dirigido de nuevo a su dormitorio cuando Meredith y Elena

lo hicieron, pero les aseguro, alegremente, que Zander caminaría con ella

de vuelta. ¿Cómo sólo la había dejado? Ella envolvió sus brazos alrededor

de si misma estrechamente y se fue tan rápido como podía sin realmente

correr, sus estúpidos zapatos de tacones para salir a bailar pellizcando y

haciendo las bolas de sus pies doler.

Era realmente tarde; la mayoría de las otras personas que vivían en el

campus debían estar metidos en sus camas ya. El silencio era inquietante.

Cuando los pasos comenzaron detrás de ella, fue aun peor.

No estaba segura de que estaba realmente escuchándolos al principio.

Gradualmente, comenzó a ser consciente de su debilidad, y rápido camino

en la distancia, alguien moviéndose ligeramente y rápido. Ella hizo una

pausa y escucho, y los pasos crecieron más sonoros y rápidos todavía.

Alguien estaba corriendo hacia ella.

Bonnie aceleró, tropezando con sus pies por la prisa.

Sus zapatos patinaron en una piedra suelta en el camino y cayo,

protegiéndose con sus manos y una rodilla. El impacto pico lo suficiente

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como para traer lágrimas a sus ojos, pero ella pateó sus zapatos, sin

preocuparse de dejarlos atrás. Trepó levantándose y corrió más rápido.

Los pasos de su persecutor eran más sonoros ahora, empezando a

alcanzarla. Su ritmo era extraño: fuertes pisadas periódicas con rápidos,

ligeros golpes en el medio. Bonnie notó con horror que había más de una

persona persiguiéndola.

Sus pies patinaron de nuevo, y apenas pudo recuperar el equilibrio,

tambaleándose hacia los lados algunos pasos para mantenerse y no caerse,

perdiendo más terreno.

Una pesada mano callo en el hombro de Bonnie, gritó y dio media vuelta,

su puño levantado en un desesperado intento de defenderse.

—¡Bonnie! —Meredith exclamó, atrapando los hombros de Bonnie—. ¿Qué

estas haciendo aquí afuera tu sola?

Samantha se acercó desde detrás de ella, llevando los zapatos de Bonnie, y

se dobló, jadeando por aire.

—Eres demasiado rápida para mi, Meredith —dijo.

Bonnie se tragó un sollozo de alivio. Ahora que estaba a salvo, se sentía

como para sentarse y ponerse histérica. —Me asustaste —dijo.

Meredith la miro furiosa. —¿Recuerdas como prometimos mantenernos

juntas? —Los ojos grises de Meredith eran tempestuosos—. Se suponía que

estarías con Zander hasta que fueras segura a casa.

Bonnie, a punto de responder acaloradamente que no había sido su

elección estar allí fuera sola, de repente cerró su boca y asintió.

Si Meredith sabia que Zander había dejado sola a Bonnie aquí afuera, ella

nunca, nunca lo perdonaría. Y Bonnie estaba enojada con Zander por

dejarla, pero no estaba tan enojada, no tan enojada como para poner a

Meredith contra él. Tal vez tenía una explicación. Y ella aun esperaba ese

beso.

—Lo siento. —Bonnie dijo abyectamente, manteniéndose en sus pies—.

Tienes razón, debería haberlo sabido mejor.

Apaciguada, Meredith balanceó un brazo sobre los hombros de Bonnie.

Samantha silenciosamente le tendió a Bonnie sus zapatos, y Bonnie se los

puso de nuevo. —Vamos a caminar con Samantha de vuelta a su

dormitorio, y luego vamos a casa juntas —dijo indulgentemente—. Estarás

bien con nosotras.

Al doblar la esquina de la habitación, Elena se hundió y se inclino contra el

corredor por un momento. Esta había sido una larga, larga noche. Había

habido bebidas, y baile con el enorme peludo Spencer quien, como

Samantha le había advertido, trato de atrapar a Elena y andar alrededor

suyo.

Las cosas se pusieron fuertes y se agravaron, y al mismo tiempo, su

corazón se hirió. No estaba segura que quería navegar el mundo sin

Stefan. Es sólo por ahora, se dijo a si misma, enderezándose y

perseverando alrededor de la esquina.

—Hola, princesa —dijo Damon. Elena se puso rígida por la sorpresa.

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Descansando en el suelo en frente de su puerta, Damon de alguna manera

se las arreglo para verse elegante y perfectamente sereno en lo que habría

sido una posición difícil para cualquier otro. Mientras ella se recuperaba

del asombro de que él estuviese allí, Elena estaba sorprendida por el

estallo de alegría que ascendió en su pecho ante la vista de él.

Tratando de ignorar el feliz pequeño salto dentro de ella, dijo

categóricamente: —Te dije que no quería verte por un momento, Damon.

Damon se encogió de hombros y se levanto graciosamente.

—Querida, no vine aquí a suplicar por tu mano. —Sus ojos se quedaron en

su boca por un momento, pero luego siguió en un seco y desprendido

tono—. Sólo estoy chequeándote a ti y al pequeño cardenal, asegurándome

de que no hayas desaparecido con cualquier echado a perder en este

campus.

—Estamos bien. —Elena dijo secamente—. Aquí estoy, y Bonnie está

caminando a casa con su nuevo novio.

—¿Nuevo novio? —Damon preguntó, levantando una ceja.

Él siempre había tenido algo, una conexión con Bonnie, Elena sabia, y

adivinó que su ego no podría estar encantado de que ella hubiese pasado

del pequeño enamoramiento que tenia por el. —¿Y como volviste a casa? —

Damon pregunto ácidamente—. Note que no encontraste un nuevo novio

que te proteja. No aun, de todos modos.

Elena enrojeció y mordió su labio pero rechazo morder el anzuelo. —

Meredith justo dejo de patrullar alrededor del campus. Note que no

preguntaste por ella. ¿No quieres asegurarte de que ella este a salvo?

Damon resoplo. —Compadezco al vampiro por el que ella va —dijo,

sonando mas admirado que nada mas. ¿Puedo entrar? Ten en cuenta que

estoy siendo amable de nuevo, esperando por ti aquí en este sucio pasillo

en lugar de mi confortable cama.

—Puedes entrar por un minuto. —Elena dijo a regañadientes, y abrió su

bolso para hurgar por las llaves.

Oh. Sintió una punzada repentina de dolor. En la parte superior de su

bolso, más aplastada y marchita ahora, estaba la margarita que había

encontrado fuera de su dormitorio al principio de la noche. La toco

gentilmente, renuente a ponerla a un lado en la caza de sus llaves.

—Una margarita —dijo Damon secamente—. Muy dulce. No pareces estar

cuidándola mucho, de todas formas.

Intencionalmente ignorándolo, Elena agarro sus llaves y cerro el bolso. —

¿Así que piensas que las desapariciones y ataques son debido a vampiros?

¿Te refieres a algo sobrenatural? —pregunto, desbloqueando la puerta—.

¿Qué descubriste, Damon?

Encogiéndose de hombros, Damon la siguió hacia la habitación.

—Nada —respondió sombríamente—, pero ciertamente no pienso que los

chicos perdidos sólo se asustaran y se fueran a casa o a Daytona Beach o

algo. Pienso que necesitas ser cuidadosa.

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Elena se sentó en su cama, levantando sus rodillas, y descansó su pecho en

ellas. —¿Has usado tu Poder para tratar de ver que esta sucediendo? —

preguntó—. Meredith dijo que te preguntaría.

Damon se sentó junto a ella y suspiro. —Querida, tan poco como me gusta

admitirlo, aun mi Poder tiene limites —dijo—. Si alguien es mucho mas

fuerte que yo, como Klaus era, se puede esconder. Si alguien es mucho

más débil, usualmente no hace una impresión suficiente para que lo

encuentre a menos que ya lo conozca. Y por alguna ridícula razón —

frunció el ceño—, nunca puedo sentir a los hombres lobos del todo.

—¿Así que no puedes ayudar? —Elena dijo, consternada.

—Oh, no dije esto. —Damon dijo. Tomó una perdida hebra del dorado

cabello de Elena con un largo dedo—. Bonito —dijo distraídamente—, me

gusta tu cabello hacia atrás, así. —Ella tembló alejándose de él, y él bajo su

mano—. Sigo buscando —continuó, sus ojos brillando—, no he tenido una

buena caza en mucho tiempo.

Elena no estaba segura que debería de encontrar esto reconfortante, pero

lo hizo, de un temeroso modo. —¿Serás implacable, luego? —preguntó, un

pequeño escalofrió yendo a través de ella, y él asintió, sus largas y negras

pestañas medio velando sus ojos.

Ella estaba un poco soñolienta y se sentía más feliz ahora que había visto a

Damon, aunque sabía que no debería haberlo dejado entrar.

Ella lo extrañaba, también. —Sería mejor que te fueras —dijo,

bostezando—. Déjame saber lo que descubras.

Damon se paró, vacilando al final de la cama. —No me gusta dejarte aquí

sola —dijo—. No con todo lo que estuvo pasando. ¿Dónde están esos

amigos tuyos?

—Estarán aquí. —Elena dijo. Algo generoso en ella la hizo añadir—. Pero si

estás preocupado, puedes dormir aquí si quieres. —Ella lo había extrañado,

lo había hecho, y él estaba siendo un perfecto caballero. Y tenia que

admitir, ella se sentiría más a salvo con él allí.

—¿Puedo? —Damon arqueo una malvada ceja.

—En el piso. —Elena dijo firmemente—. Estoy segura de que Bonnie y

Meredith estarán contentas por tu protección, también. —Esto era una

mentira.

Mientras Bonnie podría estar emocionada de verlo, había una decente

oportunidad de que Meredith pudiera patearlo a propósito cuando cruce la

habitación. Quizás aun se pusiera unas botas especiales con punta afilada

para hacerlo.

Elena se levanto y saco una manta de repuesto del armario para él, luego

se dirigió a cepillarse los dientes y cambiarse. Cuando volvió, lista para la

cama, él estaba acostado en el piso, envuelto en la manta. Sus ojos se

demoraron por un minuto en la curva de su cuello que llega hasta el

camisón de encaje blanco, pero no dijo nada.

Elena se subió a su cama y apago la luz. —Buenas noches, Damon —dijo.

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Hubo una suave corriente de aire. Luego de repente susurro suavemente en

su oído. —Buenas noches, princesa. —Fríos labios barrieron su mejilla y

luego se fueron.

18

Traducido por Krispipe

Corregido por Nikola

A la mañana siguiente, Elena se despertó y se encontró con que Damon se

había ido, su manta doblada a los pies de la cama. Meredith estaba

vistiéndose para un entrenamiento de mañana, con los ojos soñolientos y

en silencio, sólo asintió con la cabeza cuando Elena pasó por su lado. Elena

había aprendido hace mucho tiempo que era inútil conversar con Meredith

antes de que tomara su primera taza de café. Bonnie, que no tenía clases

hasta esa tarde, era sólo un bulto bajo las sábanas.

Sin duda, Meredith hubiera dicho algo si hubiera notado a Damon en el

suelo, pensó Elena mientras se dejaba caer en la cafetería para tomar un

bollo antes de la clase. Tal vez Damon no se había quedado. Elena se

mordió el labio, pensando en eso, pateando piedritas en su camino a clase.

Había pensado que se quedaría, que quería tratar de mantenerla a salvo.

¿Era justo que le gustara eso y que sintiera más de una punzada de dolor

ante la idea de que él se había ido?

No quería que Damon estuviera enamorado de ella, ¿verdad? ¿no era parte

de la razón por la que puso su romance con Stefan en espera de modo que

ella y Damon pudieran desahogarse? Pero…

Soy una persona horrible, se dio cuenta.

Reflexionar sobre su propia fatalidad tomó a Elena todo el camino a su

clase de Historia del Sur, donde estaba garabateando tristemente en su

cuaderno cuando el Profesor Campbell, James, entró. Aclarándose la

garganta ruidosamente, se dirigió a la parte delantera de la clase, y Elena a

regañadientes atrajo la atención de sus propios problemas para prestarle

atención a él.

James se veía diferente. Inseguro de sí mismo, notó Elena. Sus ojos no

parecían tan brillantes como de costumbre, y parecía ser de alguna manera

más pequeño.

—Ha habido otra desaparición —dijo en voz baja. Un ansioso murmullo se

alzó en el resto de la clase, y él levantó la mano—. La víctima esta vez, y

pensamos que podemos decir en este punto que estamos hablando sobre

víctimas, no simples estudiantes dejando el campus, es, por desgracia, una

estudiante de esta clase. Courtney Brooks está desaparecida; fue vista por

última vez caminando de regreso a su dormitorio desde una fiesta anoche.

Escaneando la clase, Elena trató de recordar a Courtney Brooks. Una chica

alta y tranquila, con el cabello color caramelo, pensó, y vio el asiento vacío

de la chica.

James levantó la mano otra vez para calmar el creciente clamor de las

asustadas y emocionadas voces. —A causa de esto —dijo lentamente—,

creo que tenemos que posponer nuestra permanente discusión de la época

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colonial para que pueda contarles un poco sobre la historia de la

Universidad de Dalcrest —miró alrededor a las caras confusas de la clase—.

Esto no es, ya ven, la primera vez que cosas inusuales ocurren en este

campus. —Elena frunció el ceño, mirando a sus compañeros de clase, vio la

confusión reflejada en sus rostros.

—Dalcrest, como muchos de ustedes sin duda saben, fue fundada en 1889

por Simon Dalcrest con el objetivo de educar a los hijos ricos de la

postguerra de la aristocracia del Sur. Él dijo que quería que Dalcrest fuera

considerada como el “Harvard del Sur” y que él y su familia estuvieran a la

vanguardia de la intelectualidad y el mundo académico en el siglo que

pronto empezaría. Esto está muy frecuentemente destacado en las

historias oficiales del campus.

—Es menos conocido que las esperanzas de Simon fueron estrelladas en

1895, cuando su hijo natural de veinte años, William Dalcrest, fue

encontrado muerto con otras tres personas en los túneles debajo de la

escuela. Era lo que parecía ser un pacto suicida. Ciertos materiales y

símbolos se encontraron en los túneles con los cuerpos que sugerían

algunos vínculos a la magia negra. Dos años después la esposa de Simon,

Julia Dalcrest, fue brutalmente asesinada en lo que hoy es el edificio de

administración, el misterio que rodea su muerte nunca fue resuelto.

Elena miró alrededor a sus compañeros de clase. ¿Habían sabido eso? Los

folletos de la universidad mencionaban cuando fue fundada la escuela y

por quien, pero nada sobre suicidios y asesinatos. ¿Túneles bajo la escuela?

—Julia Dalcrest es una de los al menos tres fantasmas que se rumorea que

frecuentan la escuela. Los otros fantasmas son una chica de diecisiete años

que se ahogó, una vez más en circunstancias misteriosas, cuando visitó un

fin de semana de danza en 1929. Se dice que vaga llorando a través de los

pasillos de la Casa McClellan, dejando gotear charcos de agua detrás de

ella. El tercero es un chico de veintiún años que desapareció en 1953 y

cuyo cuerpo fue encontrado tres años más tarde en el sótano de la

biblioteca. Su fantasma se ha visto entrar y salir de las oficinas en la

biblioteca, corriendo y mirando hacia atrás con terror, como si lo

estuvieran persiguiendo.

—También hay rumores de algunos otros sucesos misteriosos: un

estudiante desapareció en 1963 durante cuatro días y volvió a aparecer,

diciendo que había sido secuestrado por duendes.

Una risita nerviosa corrió a través de la clase, y James hizo un gesto con el

dedo para reprender a su audiencia. Parecía estar animándose, creciendo

de nuevo en su habitual bajo la atención de la clase.

—El punto es —dijo—, que Dalcrest es un lugar inusual. Más allá de los

duendes y fantasmas, se han producido una gran cantidad de

acontecimientos inusuales documentados, rumores y leyendas de mucho

más que las surgidas en todo el campus cada año. Muertes misteriosas.

Sociedades secretas. Cuentos de monstruos.

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Hizo una dramática pausa en torno a ellos. —Les pido, que no se

conviertan en parte de la leyenda. Sean inteligentes, estén a salvo, y

permanezcan juntos. Pueden retirarse.

Los alumnos se miraron con inquietud, asustados por esa abrupta

despedida, con aún más de la mitad de una hora aún de clase. En cualquier

caso, empezaron a recoger sus posesiones juntos y goteando fuera de la

habitación de dos en dos y tres en tres.

Elena cogió su bola y corrió hacia la parte delantera de la clase.

—Profesor —dijo—. James.

—Ah, Elena —dijo James—. Espero que estuvieras prestando atención hoy.

Es importante que las chicas jóvenes estén en guardia. Los chicos jóvenes,

también, realmente. Lo que sea que afecta a este campus no parece

discriminar. —De cerca, estaba pálido y preocupado, mayor de lo que había

estado al principio del semestre.

—Estaba muy interesada en lo que dijiste acerca de la historia de Dalcrest

—dijo Elena—. Pero no estabas hablando de lo que está sucediendo ahora.

¿Qué crees que está pasando aquí?

La cara del profesor Campbell se arrugó en líneas aún más sombrías, y sus

brillantes ojos miraron más allá de ella. —Bueno, querida —dijo—, es difícil

de decir. Sí, muy difícil. —Se pasó la lengua por los labios nerviosamente—.

He pasado mucho tiempo en esta escuela, ya sabes, años y años. No hay

muchas cosas que no creería en este punto. Pero simplemente no lo sé —

dijo en voz baja, como si estuviera hablando consigo mismo.

—Había una cosa que quería preguntarte —dijo Elena, y él la miró con

atención—. Fui a ver la imagen que me contó. La tuya con mis padres

cuando eran estudiantes de aquí. Todos llevaban el mismo pin en la

imagen. Era azul y en forma de una V. —Estaba lo suficientemente cerca de

James para sentir todo su cuerpo sacudido por la sorpresa.

Su rostro perdió su lúgubre seriedad y se quedó en blanco. —Ah, ¿sí? —

dijo—. No puedo imaginar lo que era, me temo. Probablemente algo que

Elizabeth hizo. Ella siempre fue muy creativa. Ahora, querida, realmente

debo apurarme.

Él se deslizó más allá de Elena y se escapó, corriendo fuera del salón de

clases a pesar de algunos estudiantes tratando de detenerle con preguntas.

Elena lo miró alejarse, sintiendo sus propias cejas subiendo con sorpresa.

James sabía más de lo que estaba diciendo, estaba segura. Si no le decía

nada, y no estaba dándose por vencida por el momento, tendría que buscar

en otro lugar. Aquellos pins eran significativos, su reacción lo demostraba.

¿Qué clase de misterio podía estar vinculado a un pin? ¿Había James dicho

algo sobre sociedades secretas?

***

—Después de que mis padres murieran —dijo Samantha a Meredith—, fui a

vivir con mi tía. Ella viene de una familia de cazadores, también, pero no

sabía nada al respecto. No parecía querer saber. Continué haciendo artes

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marciales y todo lo que pude aprender por mí misma, pero no tenía a nadie

que me entrenara”.

Meredith dirigió su linterna hacia los oscuros arbustos sobre el edificio de

música y agitó el haz de luz alrededor. Nada que ver excepto plantas.

—Hiciste un buen trabajo enseñándote a ti misma —dijo a Samantha—.

Eres inteligente, fuerte y cuidadosa. Sólo necesitas seguir confiando en tus

instintos.

Había sido idea de Samantha patrullar el campus juntas después de la

puesta de sol, echar un vistazo a los lugares donde la chica desaparecida,

Courtney, había estado ayer por la noche, para ver si podían encontrar

algo.

Meredith se había sentido poderosa en el comienzo de la noche, a punto

de pelear, con su hermana cazadora a su lado. Pero ahora, a pesar de que

era interesante patrullar con Samantha, ver la vida de cazadora a través de

sus ojos, estaba empezando a sentir como si estuvieran deambulando por

ahí aleatoriamente.

—La policía encontró el suéter en alguna parte por aquí —dijo Samantha—.

Tenemos que mirar alrededor en busca de pistas.

—Está bien. —Meredith se contuvo de decir que la policía ya había pasado

por aquí con perros, en busca de pistas, y había una buena posibilidad de

que ellos hubieran encontrado cualquier cosa que hubiera que encontrar.

Recorrió la linterna sobre la hierba y el camino—. Tal vez sería mejor hacer

esto durante el día, cuando podamos ver mejor.

—Supongo que tienes razón —dijo Samantha, agitando su propia linterna—

. Es bueno que estemos aquí por la noche, sin embargo, ¿no te parece? Si

estamos patrullando, podemos proteger gente. Mantener las cosas bajo

control. Caminamos con Bonnie a casa anoche y la mantuvimos a salvo.

Meredith sintió un atisbo de ansiedad. ¿Qué pasa si no lo hubieran hecho ir

con ellas? ¿Podría haber sido Bonnie la desaparecida, en vez de Courtney?

Samantha miró a Meredith, una pequeña sonrisa acurrucándose en la

comisura de su boca. —Es nuestro destino, ¿verdad? Para lo que hemos

nacido.

Meredith le devolvió la sonrisa, olvidando su momentánea ansiedad. Le

encantaba el entusiasmo de Samantha para la caza, su esfuerzo constante

para mejorar, para luchar contra la oscuridad. —Nuestro destino —estuvo

de acuerdo.

En el patio, alguien gritó.

Entrando en acción sin siquiera pensar en ello, Meredith empezó a correr.

Samantha estaba a unos pasos detrás de ella, ya luchando para seguirle el

ritmo. Necesitaba trabajar su velocidad, comentó fríamente la parte de

Meredith que estaba siempre tomando notas.

El grito, agudo y asustado, llegó de nuevo, un poco a la izquierda. Meredith

cambió de dirección y corrió hacia él.

¿Dónde? Estaba cerca, pero no podía ver nada. Dirigió su linterna sobre el

suelo, buscando.

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Ahí. En el terreno cercano, yacían dos figuras oscuras, una fijando a otra en

el suelo.

Todo se congeló por un momento, y entonces Meredith corrió hacia ellas,

gritando: —¡Basta! ¡Fuera! ¡Fuera! —Y un segundo después, la figura que

había depositado a la otra en el suelo estaba en marcha y corriendo en la

oscuridad.

Sudadera negra, jeans oscuros, la tomadora de notas dijo con calma. No se

puede saber si se trata de un chico o una chica.

La persona que había sido acorralada era una chica, y se estremeció y gritó

cuando Meredith pasó corriendo junto a ella, pero Meredith no podía

detenerse. Samantha estaba detrás de ella para poder ayudar a la chica.

Meredith tenía que coger a la figura que huía. Sus largas zancadas

devoraron el suelo, pero no fue lo suficientemente rápida.

A pesar de que iba tan rápida como podía, la persona de negro era más

rápida. Hubo un atisbo de palidez cuando la persona miró atrás hacia ella y

se fundieron en la oscuridad. Meredith corrió, buscando, pero no había

nada que encontrar.

Por último, se detuvo. Jadeando, tratando de recobrar el aliento, barrió el

haz de luz de la linterna sobre el suelo, buscando alguna pista. No podía

creer que hubiera fracasado, que había dejado al atacante escapar.

Nada. No había rastro. Habían llegado tan cerca, y aun así, todo lo que

sabían era que la persona que había atacado a esta chica llevaba ropa de

color negro y era un corredor increíblemente rápido. Meredith maldijo y dio

patadas al suelo, luego se dirigió de vuelta atrás.

Aproximándose con calma, se dirigió hacia la víctima. Mientras Meredith

estaba persiguiendo al atacante, Samantha había ayudado a la chica a sus

pies, y ahora la chica estaba acurrucada cerca del lado de Samantha,

secándose los ojos con un pañuelo desechable.

Moviendo la cabeza a Meredith, Samantha dijo: —No vio nada. Piensa que

fue un hombre, pero no vio su cara.

Meredith apretó los puños. —Maldita sea. No he visto nada. Fue tan

rápido… —Su voz se apagó mientras un pensamiento la golpeaba.

—¿Qué es? —preguntó Samantha.

—Nada —dijo Meredith—. Se escapó. —En su mente, repitió la visión

momentánea del pelo pálido que había visto cuando el atacante le devolvió

la mirada. Esa pálida sombra, la había visto en alguna parte hace poco

tiempo.

Recordó a Zander, el rostro hacia Bonnie. Su pelo rubio era el mismo

inusual de la sombra. No era suficiente para continuar, no lo suficiente

como para decirle a nadie. Una impresión momentánea de un color no

significaba nada. Meredith empujó el pensamiento fuera, pero, mientras

miraba a la oscuridad de nuevo, rodeó sus brazos a su alrededor, de

repente con frío.

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19

Traducido por Krispipe

Corregido por Nikola

Nadie iba a mentir a Elena Gilbert y salirse con la suya.

Elena marchó a lo largo de la ruta a la biblioteca, la indignación

manteniendo su cabeza alta y con fuertes pasos. ¿Así que James pensaba

que podía fingir que no recordaba nada sobre los pines en forma de V? La

forma en que sus ojos habían saltado fuera de los suyos, el leve rubor rosa

en sus mejillas regordetas, todo en él había gritado que había algo allí,

algún secreto sobre él y sus padres que no quería contarle.

Si él no iba a decírselo, ella iba a descubrirlo por sí misma. La biblioteca

parecía un lugar lógico para empezar.

—Elena —gritó una voz, y ella se detuvo. Había estado tan concentrada en

su misión que había caminado casi junto a Damon, apoyado en un árbol

fuera de la biblioteca. Él le sonrió con una inocente expresión interrogante,

sus largas piernas estiradas frente a él.

—¿Qué estás haciendo aquí? —dijo ella bruscamente. Era muy extraño,

simplemente verlo aquí en la luz del día en el campus, como si fuera parte

de una imagen superpuesta sobre otra. Él no pertenecía a esta parte de su

vida, no a menos que ella lo trajera consigo.

—Disfrutar de la luz del sol —dijo Damon con sequedad—, y del paisaje. —

El gesto de su mano abarcó los árboles y los edificios del campus, así como

una bandada de chicas guapas riendo en el otro lado de la trayectoria—.

¿Qué estás haciendo tú aquí?

—Yo voy a esta universidad —dijo Elena—. Así que no es raro para mí

rondar cerca de la biblioteca. ¿Ves mi punto?

Damon se rio. —Has descubierto mi secreto, Elena —dijo poniéndose de

pie—. Estaba aquí con la esperanza de verte. O alguno de tus amiguitos.

Me siento tan solo, ya sabes, incluso Mutt sería una distracción bienvenida.

—¿En serio? —preguntó.

Él le dirigió una mirada, sus oscuros ojos divertidos. —Por supuesto que

siempre quiero verte, princesa. Pero estoy aquí por otra razón. Se supone

que debo estar investigando las desapariciones, ¿recuerdas? Así que tengo

que pasar algún tiempo en el campus.

—Oh. De acuerdo. —Elena consideró sus opciones. Oficialmente, no debía

estar rondando a Damon en absoluto. Los términos de su paréntesis, o

simplemente ruptura, se corrigió a sí misma, con Stefan eran que no vería a

ninguno de los hermanos Salvatore, no hasta que ellos trabajaran en sus

propios problemas y las cosas entre ellos tres tuvieran tiempo para

enfriarse. Pero ya había violado esto dejando a Damon dormir en el suelo

de su habitación, mucho más importante que ir a la biblioteca juntos.

—¿Y qué vas a hacer? —le preguntó Damon—. ¿Algo con lo que te pueda

ayudar?

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En definitiva, un viaje a la biblioteca debía ser lo suficientemente inocente.

Elena tomó una decisión. Ella y Damon eran supuestamente amigos,

después de todo. —Estoy tratando de encontrar alguna información sobre

mis padres —dijo—. ¿Quieres ayudarme?

—Ciertamente, querida —dijo Damon, y tomó su mano. Elena sintió un leve

escalofrío de inquietud. Pero sus dedos eran tranquilizadoramente firmes

en los de ella, y empujó las dudas lejos.

La antigua bibliotecaria a cargo de la sala de archivos les explicó cómo

buscar en la base de datos de registros escolares y Elena y Damon se

establecieron en un ordenador de la esquina.

—Uf —dijo Damon, hurgando con desdén en una tecla—. No me molestan

los ordenadores, pero los libros y las imágenes deben ser reales, no en una

máquina.

—Pero de esta manera todos pueden verlos —dijo Elena pacientemente.

Había tenido este tipo de conversación con Stefan antes. Los hermanos

Salvatore podían ser de edad universitaria, pero había algunas cosas sobre

el mundo moderno, que simplemente no entraban en sus cabezas.

Elena hizo click en la sección de fotos de la base de datos y tipeó el

nombre de su madre, Elizabeth Morrow.

—Mira, hay un montón de fotos —escaneó a través de ellas, buscando la

que había visto colgada en el pasillo. Vio un montón de actores y fotos de

varias producciones teatrales. James le había dicho que su madre era una

estrella en el diseño, pero parecía que ella estaba en algunas producciones,

también. En una, la madre de Elena estaba bailando, con la cabeza echada

hacia atrás, su pelo yendo a todas partes.

—Se parece a ti. —Damon estaba contemplando la imagen, su cabeza

inclinada hacia un lado, sus ojos oscuros fijos—. Más suave aquí, sin

embargo, alrededor de la boca —señaló con un dedo largo—, y su cara es

más inocente que la tuya. —Su boca se torció burlona, y lanzó una mirada

de reojo a Elena—. Una chica más agradable que tú, supongo.

—Soy agradable —dijo Elena, herida, y clickeó rápidamente para encontrar

la imagen que estaba buscando.

—Eres demasiado inteligente para ser agradable, Elena —dijo Damon, pero

Elena apenas estaba escuchando.

—Aquí estamos —dijo. La fotografía era justo como la recordaba: James y

sus padres bajo un árbol, ansiosos e imposiblemente jóvenes. Elena amplió

la imagen, centrándose en el pin en la camiseta de su padre. Sin duda una

V. Era azul, un azul oscuro y profundo, podía ver eso ahora, el mismo tono

que los anillos de lapislázuli que Damon y Stefan llevaban para protegerse

del sol.

—He visto uno de esos pins antes —dijo Damon abruptamente. Frunció el

ceño—. No me acuerdo donde, sin embargo. Lo siento.

—¿Lo has visto recientemente? —preguntó Elena, pero Damon simplemente

se encogió de hombros—. James me dijo que mi madre hizo los pins para

todos ellos —dijo, acercando el zoom tanto que lo único que podía ver en

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la pantalla era la imagen granulada de la V—. No le creo, sin embargo. Ella

no hacía joyería, no era su tipo de cosas. Y no parece hecho a mano, a no

ser que fuera hecho por alguien con un estudio de joyería actual. Eso es

una especie de esmaltado en la V, creo —tipeó V en el motor de búsqueda,

pero regresó sin nada—. Ojalá supiera qué significaba.

Con otro gracioso encogimiento de hombros, Damon alcanzó el ratón y

acercó el zoom dentro y fuera de diferentes partes de la imagen. Detrás de

ellos, la bibliotecaria hizo ruido con un libro, y Elena miró atrás hacia ella

para encontrar los ojos de la mujer fijados en ellos con una intensidad

desconcertante.

Su boca se apretó cuando sus ojos se encontraron con los de Elena, y

apartó la mirada, caminando un poco más lejos a lo largo del pasillo. Elena

se quedó con la horrible sensación de la bibliotecaria estaba aún

mirándolos y escuchándolos.

Se volvió para susurrar algo al respecto a Damon pero fue capturada de

nuevo por el simple imprevisto de él, de él aquí. Simplemente no encajaba

en la monótona y ordinaria estación de computadoras de la biblioteca, era

como encontrar un animal salvaje acurrucado en tu escritorio. Como un

ángel oscuro preparando gachas en tu cocina.

¿Lo había visto bajo las luces fluorescentes antes? Algo sobre la

iluminación traía limpia palidez a su piel, proyectaba largas sombras sobre

sus pómulos, y caía sin un reflejo en el terciopelo negro de su cabello y

ojos. Un par de botones del cuello de su camisa estaban abiertos, y Elena

se encontró a sí misma hipnotizada por los cambios sutiles de los largos

músculos de su cuello y hombros.

—¿Qué será la Sociedad Vitale? —preguntó él de repente, haciéndola salir

de su ensimismamiento.

—¿Qué? —preguntó ella, confusa—. ¿De qué estás hablando?

Damon hizo click en el ratón y desplazó el zoom, centrado esta vez en el

cuaderno en el regazo de su madre. Las manos de su madre, bonitas

manos, notó Elena, más bonitas que las suyas, que tenía un poco torcidos

los dedos meñiques, estaban extendidas sobre el libro abierto, pero entre

los dedos, Elena pudo leer: Vit l Soci d.

—Supongo que eso es lo que dice —dijo Damon, encogiéndose de

hombros.

—Puesto que estás buscando algo que empieza con V. Podría decir algo

más, por supuesto. ¿Vital Socialmente, tal vez? ¿Era tu madre una abeja

reina social como tú?

Elena ignoró la pregunta. —La Sociedad Vitale —dijo lentamente—. Siempre

pensé que era un mito.

—Dejen la Sociedad Vitale en paz. —El silbido llegó de detrás de ellos, y

Elena se dio la vuelta.

La bibliotecaria se encontraba curiosamente imponente enmarcado en

contra de las estanterías, a pesar de sus zapatos de tenis y suéter de color

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pastel. Su rostro estaba tensó y centrado en Elena, su cuerpo alto. Elena

sintió instintivamente una amenaza.

—¿Qué quiere decir? —preguntó Elena—. ¿Sabe algo al respecto?

Frente a una pregunta directa, la mujer pareció reducir el tamaño de la

figura amenazante que había sido un segundo antes por el de una mujer

ordinaria, ligeramente difuminada, de edad. —Yo no sé nada —murmuró,

frunciendo el ceño—. Todo lo que puedo decir es que no es seguro

meterse con los Vitales. Cosas suceden alrededor de ellos. Incluso si tienes

cuidado. —Ella comenzó a deshacerse de su libro.

—¡Espera! —dijo Elena, medio levantándose—. ¿Qué tipo de cosas?

¿En qué tipo de cosas habían participado sus padres? Ellos no habrían

hecho nada malo, ¿verdad? No los padres de Elena. Pero la bibliotecaria

sólo caminó más rápido, las ruedas de su carro chillando cuando dobló la

esquina en otro pasillo.

Damon dio una risa baja. —No te dirá nada —dijo, y Elena lo miró—. Ella no

sabe nada, o está demasiado asustada para decir lo que sabe.

—Eso no es útil, Damon —dijo Elena con fuerza. Presionó sus dedos contra

las sienes—. ¿Qué hacemos ahora?

—Investigar la Sociedad Vitale, por supuesto —dijo Damon. Elena abrió la

boca para oponerse, y Damon la hizo callar, dibujando un frío dedo sobre

su boca. Su toque fue suave en los labios, y ella medio levantó la mano

hacia él—. No te preocupes por lo que una vieja tonta tiene que decir —le

dijo—. Pero si realmente queremos conocer los secretos de esta sociedad,

probablemente necesitamos mirar en un lugar distinto a la biblioteca.

Él se puso de pie y le tendió la mano. —¿De acuerdo? —preguntó. Elena

asintió con la cabeza y tomó su mano entre las de ella. Cuando se trataba

de descubrir secretos, excavar en lo que la gente quería mantener oculto,

sabía que podía poner su fe en Damon.

—Cógelo, Zander —murmuró Bonnie en el teléfono.

El teléfono dejó de sonar, y una precisa voz mecánica le informó que era

bienvenida a dejar un mensaje en el buzón de voz. Bonnie colgó. Ya había

dejado un par de mensajes de voz, y no quería que Zander pensara que

estaba loca o más despistada de lo que inevitablemente haría cuando viera

su lista de llamadas perdidas.

Bonnie estaba bastante segura de que ella estaba pasando por las “cinco

etapas de ser abandonada”. Casi había llevado a cabo la “negación”, donde

estaba convencida de que algo tenía que haberle sucedido, y se movió

rápidamente a la “ira”. Más tarde, sabía, iba a caer la “negociación”, la

“depresión”, y finalmente, esperaba, la “aceptación”.

Aparentemente, su clase de psicología ya le estaba siendo útil.

Hacía días que él había huido precipitadamente, dejándola sola frente al

edificio de música. Cuando se enteró de que una chica desapareció esa

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misma noche, al principio Bonnie estaba enojada y asustada por ella

misma. Zander la había dejado sola. ¿Qué pasaba si hubiera sido Bonnie la

desaparecida? Luego comenzó a preocuparse por Zander, temiendo que

estuviera en problemas. Parecía tan dulce, y en consecuencia dentro de

ella, que era casi imposible para ella creer que Zander simplemente estaría

evitándola de repente.

¿No darían sus amigos la voz de alarma en el caso de que Zander

desapareciera, sin embargo? Y cuando pensó eso, Bonnie se dio cuenta de

que no sabía cómo ponerse en contacto con cualquiera de los chicos, que

no había visto a ninguno de ellos en el campus desde esa noche.

Bonnie se quedó mirando el teléfono mientras frescos zarcillos de

preocupación crecían y se retorcían en su interior. En realidad, ella estaba

teniendo un momento difícil para moverse a la “ira” cuando todavía no

estaba del todo segura de que Zander estaba a salvo.

El teléfono sonó.

Zander. Era Zander.

Bonnie agarró su teléfono. —¿Dónde has estado? —exigió, con voz

temblorosa.

Hubo una larga pausa en el otro extremo de la línea. Bonnie estaba a punto

de colgar cuando Zander finalmente habló. —Lo siento mucho —dijo—. No

tenía la intención de asustarte. Algunas cosas de familia surgieron

inesperadamente, y he tenido que estar fuera de contacto. Ya estoy de

vuelta ahora.

Bonnie sabía que Elena o Meredith habrían dicho algo conciso y cortante

aquí, algo para dejar que Zander supiera exactamente lo poco que

apreciaba ser olvidada, pero no se atrevía. Zander sonaba duro y cansado,

y hubo una ruptura en su voz cuando dijo que lo sentía que le hizo desear

perdonarlo.

—Me dejaste fuera sola —dijo en voz baja—. Una chica desapareció esa

noche.

Zander suspiró, un largo sonido triste. —Lo siento —dijo de nuevo—. Fue

una cosa terrible hacerlo. Pero sabía que estarías bien. Tienes que creer

eso. No te hubiera dejado en peligro.

—¿Cómo? —preguntó Bonnie—. ¿Cómo lo sabes?

—Sólo confía en mí, Bonnie —dijo Zander—. No te lo puedo explicar ahora,

pero no estabas en peligro esa noche. Te hablaré de eso cuando pueda, ¿de

acuerdo?

Bonnie cerró los ojos y se mordió el labio. Elena y Meredith nunca habrían

aceptado este tipo de explicación a medias, lo sabía. Ni media explicación,

sólo una disculpa y una evasión. Pero ella no era como ellas, y Zander

sonaba sincero, desesperado porque le creyera. Era su elección, lo sabía:

confiar en él, o dejarlo ir.

—Está bien —dijo—. Está bien, te creo.

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Zander dejó escapar otro suspiro, pero sonaba como uno de alivio esta vez.

—Déjame compensarte —dijo—. ¿Por favor? ¿Qué tal si te llevo a algún

lugar este fin de semana, a cualquiera que quieras ir?

Bonnie dudó, pero estaba empezando a sonreír para sí misma. —Hay una

fiesta en la residencia de Samantha el sábado —dijo—. ¿Nos encontramos a

las nueve?

***

—Hay algo raro pasando en la biblioteca —dijo Damon, y Stefan se movió

con sorpresa ante su repentina aparición.

—No te había visto —dijo suavemente, mirando a la oscuridad del balcón,

donde Damon estaba apoyado en la barandilla.

—Acabo de aterrizar —dijo Damon, y sonrió—. Literalmente. He estado

volando alrededor del campus, comprobando las cosas. Es una sensación

maravillosa, cabalgando la brisa mientras el sol se pone. Deberías probarlo.

Stefan asintió con la cabeza, manteniendo su rostro neutro. Ambos sabían

que una de las pocas cosas que Stefan envidiaba de Damon era su

capacidad para transformarse en un pájaro. No valía la pena, sin embargo,

tendría que beber sangre humana con regularidad para tener un Poder tan

fuerte como el de Damon.

El rostro de Elena se alzó en el ojo de su mente, y él empujó su imagen

fuera. Ella era su salvación, la que lo conectaba con el mundo de los seres

humanos, la que lo impedía hundirse en la oscuridad. Creer que su

separación era sólo temporal era lo que lo mantenía en marcha.

—¿No extrañas a Elena? —preguntó Stefan, y la cara de Damon se clausuró

de inmediato, poniéndose dura y en blanco. Stefan suspiró para sus

adentros. Por supuesto que Damon no extrañaba a Elena, porque él sin

duda estaba yendo a verla todo el tiempo. Él había sabido que Damon no

cumpliría las normas.

—¿Qué te pasa? —le preguntó Damon. Su voz estaba casi preocupada, y

Stefan se preguntó lo que parecería su propia cara para obtener este tipo

de reacción en Damon. Damon quién probablemente sólo había visto a

Elena.

—A veces soy un idiota —le dijo secamente Stefan—. ¿Qué quieres Damon?

Damon sonrió. —Quiero que vengas a hacer un trabajo de detective

conmigo, hermano. En realidad, nada es mejor que verte de mal humor, la

frente, las arrugas de expresión melancólica en tu cara.

Stefan se encogió de hombros. —¿Por qué no? —Stefan saltó abajo por el

balcón con perfecta gracia, y Damon lo siguió rápidamente.

Mientras Damon lideraba el camino a su destino, le contó a Stefan los

detalles. O más bien, el vago escenario que Stefan podía deducir por la

explicación de Damon. Damon nunca fue de una revelación completa. Todo

Stefan sabía era que algunas investigaciones en la biblioteca habían

provocado una vaga advertencia de una vieja bibliotecaria. El interior de

Stefan se rió ante la idea de una frágil anciana cuadrándose contra Damon

sobre multas de biblioteca.

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—¿Qué estabas buscando? —preguntó Stefan, tratando de obtener

cualquier información más sustancial—. ¿De qué es de lo que ella quería

mantenerte alejado? —Se movió en la áspera rama de la encina en la que

los dos estaban sentados, tratando de ponerse cómodo. Damon tiene la

costumbre de sentarse en los árboles, notó Stefan. Esto debe ser un efecto

secundario de pasar tanto tiempo como un pájaro. Estaban en una misión

de vigilancia fuera de la casa de la bibliotecaria, pero lo que exactamente

estaban buscando, Stefan no estaba seguro.

—Sólo algunas viejas fotografías de la historia de la escuela —dijo

Damon—. No importa. Sólo quiero asegurarme de que ella es humana. —Él

miró por la ventana más cercana a su árbol, donde una anciana estaba

bebiendo té y viendo la televisión.

Stefan observó con irritación que Damon parecía mucho más a gusto en el

árbol de lo que lo hacía Stefan. Estaba inclinado hacia adelante, apoyado

sin problemas en una rodilla, y Stefan podía sentir sus inquisitivos envíos

de Poder hacia la mujer, tratando de averiguar si había algo inusual en ella.

Su equilibrio parecía muy precario, y estaba completamente centrado en la

anciana. Stefan avanzó hacia Damon en la rama, extendió una mano, y de

repente le dio un empujón.

Fue muy satisfactorio. Damon, su compostura sacudida por una vez, él

dejó escapar un grito ahogado y se cayó del árbol. En el aire, se convirtió

en un cuerpo y voló de nuevo hacia arriba, sentándose en una rama por

encima de Stefan y mirándolo con un siniestro resplandor. Damon graznó

su disgusto por Stefan en voz alta.

Stefan miró por la ventana otra vez. La mujer no parecía que hubiera

escuchado los gritos de Damon o el graznido del cuervo, ella simplemente

estaba cambiando canales. Cuando volvió a mirar a Damon, su hermano

había recuperado su forma habitual.

—Creía que jugar una mala pasada iría en contra de tu precioso código

moral —dijo Damon, fastidiosamente alisándose el pelo.

—No realmente —dijo Stefan, con una sonrisa—. No pude contenerme.

Damon se encogió de hombros, pareciendo aceptar los juegos de Stefan

con buen carácter, y miró a través de la ventana de la bibliotecaria de

nuevo. Ella se había levantado para hacerse otra taza de té.

—¿Sentiste algo de ella? —preguntó Stefan.

Damon sacudió la cabeza. —O ella está ocultándonos brillantemente su

verdadera naturaleza o sólo es una bibliotecaria peculiar. —Se empujó de

la rama y saltó, cayendo ligeramente en la hierba mucho más abajo. De

cualquier manera, he tenido suficiente, añadió silenciosamente.

Stefan le siguió, aterrizando al lado de Damon en la parte inferior del árbol.

—No me necesitas para nada de esto, Damon —dijo—. ¿Por qué me pides

que te acompañe?

La sonrisa de Damon fue brillante en la oscuridad. —Sólo pensé que

vendría bien algo de ánimo —dijo simplemente. Era evidente que no era la

Page 99: 9 hunters moonsong (1)

bibliotecaria por lo que Stefan debía estar preocupado sobre la actuación

peculiar.

20

Traducido por Sprinkling

Corregido por Nikola

Este camino era peor que una pista de obstáculos, pensó Matt. Y armar

una casa de periódico. Y un paseo en el fuego. Esta era definitivamente la

peor promesa que había hecho hasta ahora.

Él giró el cepillo de dientes en su mano para realmente entrar en el

pequeño nicho que recorre la parte inferior de las paredes de empeño de la

Vitale Society. El cepillo de dientes se puso negro con la antigua suciedad y

las colgantes telarañas, y Matt torció el gesto con disgusto. Su espalda ya

estaba dolorida por doblarla.

—¿Cómo te esta yendo, soldado? —Chloe preguntó, en cuclillas junto a él,

una goteante esponja en una mano.

—Honestamente, no estoy seguro de como fregar esta habitación va a

ayudarnos a desarrollar honor y liderazgo y todas las cosas de las que

Ethan estuvo hablando. —Matt dijo—. Pienso que este tan sólo era un

modo de ahorrar un par de dólares en un servicio de limpieza.

—Bien, dicen que limpieza esta junto a devoción. —Ella le recordó. Chloe

rió. A él realmente le gustaba su risa. Era de un modo burbujeante y

plateado.

Internamente, se rodó los ojos. Burbujeante y plateada. Ella tenía una linda

risa, y eso era todo.

Ellos habían pasado un montón de tiempo juntos desde la muerte de

Christopher. Matt sentía que nada podía ser tan malo como vivir con todas

la cosas de Christopher cuando se había ido, pero los padres de Chris

vinieron e hicieron las maletas, gentilmente dándole una palmaditas en la

espalda a Matt como si mereciera algún tipo de simpatía cuando ellos

había perdido a su único hijo. Y con sólo el vació espacio donde las cosas

de él habían estado, todo era un millón de veces peor.

Meredith, Bonnie, y Elena habían tratado de confortarlo.

Ellas deseaban tanto que él estuviera bien de nuevo que se sentía culpable

de no estarlo, haciéndole más difícil estar alrededor de ellas.

Chloe había empezado a ir a la sala, pasando el rato con él o llevándolo a

la cafetería o donde sea con ella, poniéndolo en contacto con el mundo

Page 100: 9 hunters moonsong (1)

cuando se sentía como bloqueándose lejos. Había algo muy simple sobre

ella. Elena, la única chica que había amado, hasta ahora, una parte de el

susurró, era mucho más trabajoso estar cerca.

Por dentro, se estremeció por su propia deslealtad a Elena, pero era

verdad. Ahora estaba empezando a levantarse y tomar interés por las cosas

de nuevo. Y fue notando con fresca sorpresa el lindo hoyuelo que Chloe

tenía en su mejilla derecha, o cuan brillante era su rizado cabello oscuro, o

cuan elegantes y bonitas eran sus manos a pesar del hecho de que

generalmente estén manchadas con pintura.

Hasta ahora, aunque, ellos eran solamente amigos. Tal vez… tal vez era

hora de cambiar esto.

Chloe chasqueó sus dedos frente a su rostro, y Matt se dio cuenta de que

había estado mirándola. —Estas bien, ¿no? —preguntó, un pequeño

fruncimiento de ceño arrugando su frente, y Matt tuvo que contenerse para

no besarla justo en ese momento.

—Sí, sólo haciendo espacio —dijo, sintiendo un rubor arrastrándose sobre

sus mejillas. Estaba sonriendo como un bobo, él lo sabía—. ¿Quieres

ayudar con estas paredes?

—Seguro, ¿por qué no? —Chloe respondió—. Mojaré la parte de debajo de

la pared, y tu continua haciendo lo que sea que estabas haciendo con el

pequeño cepillo de dientes.

Trabajaron sociablemente juntos por un momento, Chloe de vez en cuanto

“por accidente”, a propósito tiraba agua jabonosa a la cabeza de Matt.

Mientras trabajaban rápidamente a lo largo del panel de madera, el nicho

bajo el zócalo se hizo más profundo, hasta que no hubo mucho más nicho

que una brecha. Matt deslizó el cepillo de dientes hacia abajo para fregar,

hombre, pero estaba sucio allí abajo, y sintió que algo cambiaba.

—Hay algo aquí abajo —le dijo a Chloe, presionando su mano lisa contra el

piso y trabajó con sus dedos en la brecha. Deslizó sus manos y el cepillo

de dientes alrededor, tratando de desplazar lo que estaba abajo hacia ellos,

pero no pudo controlarlo.

—Mira —dijo Chloe después de un momento—, pienso que el panel se

desliza hacia arriba desde aquí. —Ella movió la sección de madera hasta

que esta hizo un chirrido estridente y ella fue capaz de levantarla—. Huh —

dijo, perpleja—. Wow, es como un compartimiento secreto. Parece como si

no hubiese sido abierto por un tiempo, pienso.

Una vez que manejó fácilmente el levantar el panel, pudieron ver que el

espacio detrás de este era pequeño, sólo un pie más o menos de ancho y

alto y unos centímetros de profundidad. Estaba lleno de telarañas. Dentro

había algo rectangular, envuelto en tela que probablemente una vez había

sido blanco pero ahora era gris por la suciedad.

—Es un libro. —Matt dijo, levantándolo. La mugre en la parte de afuera de

la tela estaba abultada y suave, y salió de sus manos. Desenvolviéndolo,

encontró que el libro adentro estaba limpio.

—Wow. —Chloe dijo suavemente.

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Se veía viejo, realmente viejo. La cubierta era de escamas de oscuro cuero,

y los bordes de las páginas estaban ásperas como si hubiesen sido

cortados a mano en lugar de con una maquina. Inclinando el libro un poco,

Matt pudo ver los restos de dorado que debían haber sido una vez el título,

pero estaba desgastado ahora.

Matt lo abrió por la mitad. Adentro, estaba escrito a mano, negra tinta

inscribiendo ordenadamente en fuertes trazos. Y totalmente indescifrable.

—Pienso que es latín ¿tal vez? —dijo Matt—. ¿Sabes algo de latín?

Chloe sacudió la cabeza. Matt retrocedió a la primera página, y una palabra

salió hacia él. Vitale.

—Tal vez es una historia de la Vitale Society. —Chloe dijo—. O antiguos

secretos de los fundadores. ¡Genial! Debemos dárselo a Ethan.

—Sí, seguro. —Matt dijo, distraído. Giró un par de páginas más, y la tinta

cambió de negra a marrón oscuro. Se ve como sangre seca, pensó, y se

estremeció, luego apartó la imagen. Era sólo algún tipo de vieja tinta,

descolorida que se volvió marrón con el tiempo.

Reconoció una palabra, escrita tres, no, cuatro veces en la página: Mort.

Significaba muerte, ¿no? Matt trazó la palabra con sus dedos, frunciendo el

ceño. Espeluznante.

—Se lo mostrare a Ethan. —Chloe dijo, saltando y sacándole el libro. Cruzó

la habitación e interrumpió la conversación de Ethan con otra chica. Del

otro lado de la habitación, Matt vio el rostro de Ethan romperse en una

lenta sonrisa mientras tomaba el libro.

Después de unos minutos, Chloe volvió, sonriendo. —Ethan estaba

realmente emocionado —dijo—. Él dijo que nos contará sobre el después

de conseguir a alguien que traduzca el libro.

Matt asintió. —Es estupendo —dijo, empujando lejos lo último de su

inquietud. Esta era Chloe, animada, riéndose, y trataría de no pensar sobre

muerte o sangre o nada morboso alrededor de ella—. Hey —dijo, alejando

los pensamientos oscuros, enfocándose en los reflejos dorados en su

negro cabello—. ¿Vas a ir a la fiesta en la casa de los McAllister esta noche?

***

Tal vez no había vuelta atrás, Elena pensó, mirándose críticamente en el

espejo. Tiró el pasador fuera de su cabello y dejo cerrados los abrojos

dorados, liso y planchado, abajo alrededor de sus hombros. Mucho mejor.

Se veía bien, notó, recorriendo con sus ojos desapasionadamente sobre su

reflejo. Su corto vestido negro con tiras acentuaba su piel rosa pétalo y

pálido cabello, y sus ojos azul oscuro parecían enormes.

Sin Stefan, pensó, ¿qué importa como me vea?

Miró su propia boca apretada en el espejo como si alejara el pensamiento.

Por mucho que extrañara la sensación de las manos de Stefan en las suyas,

sus labios en los suyos, por mucho que quisiera estar con él, era imposible

ahora.

Ella no podía ser Katherine. Y su orgullo no la dejaría sólo estar abatida,

tampoco. No es para siempre, se dijo a si misma sombríamente.

Page 102: 9 hunters moonsong (1)

Bonnie llegó y arrojó sus brazos alrededor de los hombros de Elena, con

respecto a ambas en el espejo. —Lucimos bastante lindas, ¿no? —preguntó

alegremente—. ¿Lista para ir?

—Te vez increíble —dijo Elena, mirando a Bonnie con afecto. Su amiga

menor estaba prácticamente brillando con entusiasmo, ojos centelleando,

sonrisa brillante, mejillas sonrojadas, melena de rojo cabello volando como

si tuviera vida propia, y su corto vestido azul y zapatos de tacones con tiras

eran adorables. La sonrisa de Bonnie grande.

—Vamos. —Meredith dijo, todo negocios. Estaba elegante y practica con

jeans y una suave y equipada remera gris que combinaba con sus ojos. Era

difícil saber en que estaba pensando Meredith, pero Elena la había

escuchado murmurando a Alaric en el teléfono tarde a la noche. Supuso

que Meredith, de corazón, tal vez no iba a estar en la fiesta de cualquier

forma.

Afuera, la gente caminaba rápido en largos, silenciosos grupos, mirando

alrededor nerviosamente mientras iban. Nadie se demoraba, nadie estaba

solo.

Meredith se detuvo a mitad de camino y se puso rígida, de repente

preocupada por una amenaza potencial. Elena siguió su mirada. Estaba

equivocada: una persona permanecía sola. Damon estaba sentado en un

banco fuera de su dormitorio, su cara inclinada hacia el cielo como si

estuviese disfrutando del sol a pesar de la oscuridad de la tarde.

—¿Qué quieres, Damon? —Meredith dijo, cautelosamente. Su voz no era

realmente ruda, habían pasado esto, trabajando juntos ese verano, pero no

era amigable, y Elena sentía erizarse detrás.

—Elena, por supuesto. —Damon dijo perezosamente, alzándose y

suavemente tomando el brazo de Elena.

Bonnie miró hacia atrás y adelante entre ellos, perpleja. —Pensé que no

ibas a estar con ninguno de ellos por un tiempo —le dijo a Elena.

Damon habló rápidamente en el oído de Elena. —Es sobre la Vitale Society.

Tengo una pista.

Elena vaciló. No les había contado a sus amigas sobre los indicios que ella

y Damon habían encontrado de que la Vitale Society pueda ser más que un

mito, o que tal vez estén conectados con sus padres de algún modo. No

había realmente mucho para continuar aun, y no se sintió lista para hablar

sobre la posibilidad de que sus padres tal vez habían estado mezclados

con algún tipo de secreto oscuro o como se sentía, viendo las imágenes de

ellos cuando eran jóvenes.

Decidiéndose, se giró hacia Meredith y Bonnie. —Tengo que ir con Damon

por un minuto. Es importante. Se los explicare después. Las veo en la fiesta

en un ratito.

Meredith frunció el ceño pero asintió, y dirigió a Bonnie hacia la casa de los

McAllister. Mientras se iban, Elena podía escuchar a Bonnie diciendo: —

Pero no era el punto central…

Page 103: 9 hunters moonsong (1)

Manteniendo su mano firmemente metida bajo el brazo de Elena, Damon la

llevó en la dirección opuesta. —¿Dónde estamos yendo? —preguntó ella,

sintiéndose muy cautelosa de la suavidad de la piel de Damon y de la

fuerza de su agarre.

—Vi a una chica vistiendo uno de esos prendedores de la foto. —Damon

respondió—. La seguí a la biblioteca, pero una vez que estuvo adentro,

sólo desapareció. La busque por todos lados. Luego, una hora después,

salió por las puertas de la librería de nuevo. ¿Recuerdas cuando te dije que

necesitábamos buscar respuestas en algún otro lugar que la biblioteca? —

sonrió él—. Estaba equivocado. Algo esta sucediendo allí.

—¿Tal vez sólo no la viste? —preguntó Elena en voz alta—. Es una

biblioteca grande, ella pudo haberse escondido en un cubículo de estudio o

algo.

—La hubiese encontrado —dijo Damon brevemente—, soy bueno

encontrando gente. —Sus dientes se mostraron blancos por un momento

debajo de las luces de la calle.

El problema era que la biblioteca era demasiado normal. Una vez dentro,

Elena miro alrededor a los pisos alfombrados de gris, las sillas beige, las

filas y filas de estantes de libros, zumbantes luces fluorescentes. Este era

un lugar para estudiar. No se veía como si algún secreto estuviese allí

escondido.

—¿Subiendo las escaleras? —sugirió ella.

Tomaron las escaleras en lugar del elevador y empezaron su camino hacia

abajo desde lo más alto de las escaleras. Yendo de piso en piso,

encontraron… nada. Gente leyendo y tomando notas.

Libros, libros, y más libros. En el sótano, había una habitación con

maquinas expendedoras y pequeñas mesas para recreos de estudio. Nada

inesperado.

Elena hizo una pausa en el corredor de las oficinas de administración cerca

de la maquina expendedora. —No vamos a encontrar nada —le dijo a

Damon. Su rostro se torno en frustración, y ella añadió—, te creo que algo

esta sucediendo aquí, lo hago, pero sin pistas, no sabemos aun que

estamos buscando.

La puerta detrás de ella, marcada con Oficina de Investigación, se abrió, y

Matt salió.

Se veía cansado, y Elena sintió un rápido fogonazo de culpa. Después de la

muerte de Christopher, ella y Meredith y Bonnie tenían la intención de

quedarse cerca de Matt. Pero él estaba siempre ocupado con fútbol o

clases y no parecía querer tenerlas alrededor.

Ella notó con sorpresa que no le había hablado en días.

—Oh, hey, Elena —dijo Matt, viéndose sorprendido—. ¿Vas a la fiesta esta

noche? —saludo a Damon con un torpe cabeceo.

—Mutt. —Damon reconoció, dándole una media sonrisa, y Matt rodó los

ojos.

Page 104: 9 hunters moonsong (1)

Mientras hablaban sobre la fiesta y clases y el nuevo seminovio de Bonnie,

Elena catalogó su impresión de Matt. Cansado, sí, sus ojos estaban un

poco rojos, y había crudeza en sus labios que no había estado unas

semanas antes. Pero ¿por qué olía tan fuerte a jabón? No era como si

estuviese particularmente limpio, ella pensó, inspeccionando la línea de

suciedad bajando en la mejilla de Matt. Se veía como si algo hubiese caído

en su cabeza. Era casi como si hubiese estado limpiando algo. Algo

realmente sucio.

Golpeada por un nuevo pensamiento, miró su pecho.

¿Seguramente no estaría vistiendo una de los pins V? Como si fuera

consiente de lo que ella se estaba preguntando, Matt presionó su chaqueta

más estrechamente alrededor suyo.

—¿Qué estas haciendo en esta oficina? —le preguntó abruptamente.

—Uh. —El rostro de Matt estaba en blanco por un segundo, y luego levantó

la mirada hacia la puerta, al cartel diciendo Oficina de Investigación—.

Investigando, por supuesto —dijo—. Me tengo que ir —añadió—. Te veré

en la fiesta mas tarde, ¿si, Elena?

Se había medio dado vuelta, cuando Elena impulsivamente lanzo su mano

para atrapar su brazo.

—¿Dónde has estado, Matt? —preguntó—. Raramente te he visto.

Matt sonrió, pero no se encontró con sus ojos.

—Fútbol —dijo—. El balón del colegio es una gran cosa. —Gentilmente se

alejó de su restrictiva mano—. Más tarde, Elena. Damon.

Lo vieron marcharse, y luego Damon asintió hacia la puerta de la que Matt

había salido. —¿Podemos?

—¿Podemos qué? —Elena preguntó, perpleja.

—Oh, como que esto no era sospechoso —dijo Damon. Puso su mano en la

perilla, y Elena escuchó el cierre a presión mientras la forzaba para que se

abriera.

Adentro era una habitación muy aburrida. Un escritorio, una silla, una

pequeña alfombra en el suelo. ¿Tal vez demasiado aburrido?

—¿Una oficina de investigación sin libros? ¿O incluso sin una computadora?

—preguntó Elena. Damon inclinó su cabeza hacia un lado, considerándolo,

luego, con un movimiento rápido, puso a un lado la manta.

Debajo de esta, estaba la clara línea de una puerta-trampa. —Bingo —

murmuró Elena. Caminó hacia allí, casi agachándose para tratar y hacer

palanca para abrirla, pero Damon la tiró hacia atrás.

—Quien sea que este usándola puede aun estar ahí abajo —dijo—. Matt se

acaba de ir, y dudo que estuviese solo.

Matt. Lo que sea que estaba sucediendo, Matt lo sabía.

—Tal vez debería hablar con él —dijo Elena.

Damon frunció el ceño. —Vamos a esperar hasta que sepamos que esta

sucediendo con él —dijo—. No sabemos en qué esta envuelto. Esto puede

ser peligroso para ti. —Él había tomado su brazo de nuevo y la estaba

empujando gentilmente, llevándola fuera de la habitación.

Page 105: 9 hunters moonsong (1)

—Volveremos más tarde.

Elena lo dejo sacarla de allí, pensado en lo que él había dicho. ¿Peligroso?

pensó. ¿Seguramente Matt no haría nada que pudiese ser peligroso para

Elena?

21

Traducido por Krispipe

Corregido por Nikola

—¿Qué te está tomando tanto tiempo? —preguntó Bonnie, rebotando en las

pelotas a sus pies.

—Deja de ser tan hiperactiva —dijo Meredith ausente, estirando el cuello

para ver por encima de la multitud fuera de McAllister. Había algún tipo de

cuello de botella por la entrada de la residencia que estaba desacelerando

a todo el mundo. Ella se estremeció en su delgado top; estaba empezando

a enfriarse la noche.

—La seguridad está en la puerta —dijo Bonnie mientras se acercaba a la

entrada—. ¿Están pidiendo los carnés a la gente para entrar? —Su voz era

chillona con indignación.

—Están comprobando que disponen de un carné de estudiante —dijo

alguien en la multitud—, para asegurarse de que no eres un asesino

enloquecido de fuera del campus.

—Sí —dijo su amigo—. Sólo se permiten asesinos del campus.

Un par de personas se echaron a reír nerviosamente. Bonnie se quedó en

silencio, mordiéndose el labio, y Meredith se estremeció de nuevo, esta vez

por razones que no tenían nada que ver con el frío.

Cuando finalmente llegaron a la parte delantera de la línea, los guardias de

seguridad dieron una rápida mirada a sus documentos de identidad y los

agitaron. En el interior, estaba lleno y música estaba bombeando, pero

nadie parecía estar en un estado de ánimo de fiesta. Gente estaba de pie

en pequeños grupos, hablando en voz baja y mirando nerviosamente a su

alrededor. La presencia de los guardias de seguridad había hecho que todo

el mundo recordara el peligro que acechaba oculto en el campus. Cualquier

persona podía ser responsable, incluso alguien en la sala en ese momento.

Mientras pensaba en esto, Meredith dio un vistazo a la habitación, los otros

estudiantes a su alrededor cambiaron de inocentes a siniestros. Ese chico

de pelo rizado de le fraternidad en la esquina, ¿estaba mirando a su guapa

compañera con algo más que simple deseo? Las caras de extraños se

torcían viciosamente, y Meredith respiró hondo, calmándose a sí misma

hasta que cada uno parecía normal de nuevo.

Samantha se estaba acercando a ella, un vaso de plástico rojo en su mano.

—Aquí —dijo ella, entregándole a Meredith una soda—. Todo el mundo

está en el borde esta noche, es escalofriante. Mejor que estemos alerta y

no bebamos —dijo, ya en la misma longitud de onda que Meredith.

Page 106: 9 hunters moonsong (1)

Bonnie apretó el brazo de Meredith en señal de despedida y se fue al

interior de la multitud en busca de Zander. Meredith dio un sorbo a su

bebida y miró con recelo a los extraños que la rodeaban.

A pesar del malestar general que pesaba sobre la fiesta, algunas personas

estaban tan envueltas unas en otras que iban a pasar un buen rato de

todos modos. Vio a una pareja besarse, totalmente centrados el uno en el

otro como si no hubiera nadie más en el mundo que les importara. No

estaban preocupándose por los atentados y desapariciones en la escuela, y

Meredith se encontró sintiendo una punzada de envidia. Echaba de menos

a Alaric, lo extrañaba con un profundo anhelo que se quedaba con ella,

incluso cuando no estaba conscientemente pensando en él.

—El asesino podría estar aquí mismo, en esta fiesta —dijo Samantha con

tristeza—. ¿No deberíamos ser capaces de sentir algo? ¿Cómo podemos

proteger a cualquiera si no sabemos a quien nos estamos enfrentando?

—Lo sé —dijo Meredith. La multitud se apartó, y vio un rostro que no

esperaba: Stefan, apoyado en la pared. Sus ojos se iluminaron cuando la

vio, y miró más allá de ella con una media sonrisa esperanzadora ya

formándose en sus labios.

Pobre chico. No importaba lo que pensara Meredith sobre la decisión que

Elena tomó de tomar un descanso, y para que conste, Meredith pensaba

que Elena estaba haciendo lo correcto, su enredo con los dos hermanos

Salvatore significaba que había estado rumbo a problemas, ella no podía

compadecerse de él. Stefan tenía el aspecto de alguien que estaba

experimentando la misma punzada aguda de soledad y deseo que

experimentaba Meredith cuando pensaba en Alaric. Debía ser peor para él,

porque Elena estaba tan cerca y porque decidió separarse de él contra su

voluntad.

—Discúlpame un segundo —le dijo a Samantha, y se dirigió a Stefan.

Él la saludó amablemente y le preguntó sobre sus clases y su

entrenamiento de cazadora, aunque ella sabía que él estaba deseando

hablar de Elena. Tenía tan buenos modales, siempre.

—Ella no está aquí todavía, pero está definitivamente viniendo —le dijo,

interrumpiendo una de sus bromas—. Ella tenía que ver algo primero. —Su

rostro floreció en una sonrisa de alivio agradecido, y luego frunció el ceño.

—¿Elena viene aquí sola? —preguntó—. ¿Después de todos los ataques?

—No —le aseguró Meredith. Ella no había pensado en eso y no creía que le

debiera contar que Elena estaba con Damon—. Ella está con otras personas

—resolvió para decirle y se alegró de que su respuesta pareció satisfacerle.

Meredith dio un sorbo a su bebida y confió sombríamente en que Elena

tuviera el sentido de no traer a Damon a la fiesta.

***

Matt vio a Chloe a través del cuarto. Esta noche era la noche. Basta de

jugar, suficiente de intercambio de miradas y abrazos suaves y platónicos,

y apretones de manos. Quería saber si ella sentía lo mismo que él, si ella

sentía que había algo entre ellos que valía la pena explorar.

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Ella estaba hablando con alguien, un chico que él reconoció de Vitale, y su

pelo castaño rizado brillaba suavemente en la luz de arriba. Había tanta

vida en Chloe: la forma en que se reía, la forma en que escuchaba lo que el

chico estaba diciendo, atenta y comprometida, su rostro concentrado.

Matt quería besarla, más que nada.

Así que empezó a trabajar su camino a través de la habitación hacia ella

asintiendo con la cabeza a la gente que conocía, mientras pasaba a su

lado. No quería parecer demasiado fuera de onda y ansioso, no como si

fuera haciendo una línea recta hacia ella, pero no quería detenerse y

perderla entre la multitud, tampoco.

Matt.

Matt se sacudió como si hubiera sido picado, como si el saludo silencioso

lo hubiera golpeado. Se giró a ver de dónde venía, encontró a Stefan justo

detrás de él y frunció el ceño irritablemente hacia él. Odiaba cuando Stefan

se metía en su cabeza, como ahora.

—Podrías haber dicho hola —le dijo a Stefan, tan suavemente como pudo—

. Ya sabes, en voz alta.

Stefan agachó la cabeza en tono de disculpa, sus mejillas ruborizándose.

—Lo siento —dijo—. Eso fue grosero por mi parte, pero sólo quería llamar

tu atención. Hay mucho ruido aquí. —Él hizo un gesto señalando alrededor,

y Matt se preguntó, como a veces hacía antes, cómo la vida de un

adolescente moderno le parecía al vampiro. Stefan había experimentado

más de lo que Matt probablemente haría jamás, pero la música rock a alto

volumen y la prensa de cuerpos a su alrededor parecía hacerle sentir

incómodo, mostrando grietas en su disfraz de persona joven. Él se

esforzaba, por el amor de Elena, Matt lo sabía.

—Estoy esperando a Elena —dijo Stefan—. ¿La has visto? —Las líneas de su

rostro estaban ansiosas, e igual que eso, la imagen que Matt tenía de

Stefan como alguien demasiado viejo, demasiado fuera de lugar aquí, se

rompió. Stefan se veía dolorosamente joven, deseoso y preocupado.

—Sí —dijo Matt—. La vi en la biblioteca. Dijo que vendría más tarde. —Se

mordió la lengua para no agregar que la había visto allí con Damon, de

todas las personas. Matt no estaba muy seguro de lo que había pasado

entre Elena y los hermanos, pero pensaba que Stefan no necesitaba saber

que Elena y Damon estaban juntos.

—Se supone que debo mantenerme alejado de ella —confesó Stefan con

tristeza—. Ella siente que se está metiendo entre Damon y yo, y quiere un

poco de tiempo para que todos trabajemos las cosas antes de que

podamos estar juntos de nuevo —miró a Matt, casi suplicante—. Pero

pensé que ya que hay tanta gente aquí, no es como si fuéramos a estar

solos.

Matt tomó un trago de su cerveza, su mente trabajando furiosamente.

Ahora sabía que había hecho bien en no mencionar que Damon y Elena

habían estado juntos. ¿A qué juego estaba jugando Elena ahora?

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Fue un shock, también, darse cuenta de hasta qué punto había conseguido

estar fuera del círculo. ¿Cuándo había sucedido todo esto? Desde la muerte

de Christopher, había estado evitando a sus amigos, gastando tanto

tiempo centrado en la Sociedad Vitale que se había perdido este gran

desarrollo de sus vidas. ¿Qué más se había perdido?

Stefan seguía mirándolo como si estuviera esperando algún tipo de

aprobación, y Matt se frotó la parte de atrás de su cuello, pensativo, luego

ofreció: —Debes hablar con ella. Dejar que sepa lo infeliz que eres sin ella.

El amor vale la pena correr el riesgo.

Mientras Stefan asentía con la cabeza, considerándolo, los ojos de Matt

buscaron a Chloe entre la multitud una vez más. El chico que había estado

hablando con ella se había ido, y ella estaba sola, por el momento,

mordiéndose el labio mientras miraba a su alrededor. Matt estaba a punto

de justificarse y dirigirse hacia ella cuando otra voz habló en su oreja.

—Hola, Matt, ¿cómo te va? —Ethan llegó a su lado, sus ojos marrones

dorados centrados en Matt. Matt se sintió enderezarse y tirar hacia atrás

los hombros, tratando de verse leal y honorable, un candidato prometedor,

todo lo que la Vitale quería que fuera. Matt vio esta reacción a Ethan en

otras promesas así: lo que fuera que Ethan quería ser o hacer, ellos

también lo querían. Algunas personas eran líderes naturales, supuso.

Charlaron durante un minuto, no sobre la Sociedad Vitale, por supuesto, no

delante de Stefan, sino simples cosas de amigos sobre fútbol y clases y la

música que estaba sonando, y después Ethan volvió el calor de su sonrisa

en Stefan.

—Oh, eh, Ethan Crane, Stefan Salvatore. —Matt los presentó, y agregó: —

Stefan y yo fuimos juntos a la secundaria.

Stefan y Ethan empezaron a charlar, y Matt miró a Chloe otra vez. Ella no

estaba en el último lugar donde él la había visto, y comenzó a entrar en

pánico, hasta que la encontró de nuevo en la multitud, moviéndose al ritmo

de la música.

—No puedo no notar simplemente un ligero acento, Stefan. —Estaba

diciendo Ethan—. ¿Eres originario de Italia?

Stefan sonrió con timidez. —La mayoría de la gente no lo escucha ya —

dijo—. Mi hermano y yo, nosotros dejamos Italia hace mucho tiempo.

—Oh, ¿tu hermano viene aquí también? —preguntó Ethan, y Matt decidió

que ambos parecían lo bastante felices juntos y que estaba bien que se

fuera ahora.

—Me pondré al día con ustedes más tarde —dijo. Tomando otro trago de

cerveza, Matt se dirigió entre la multitud, derecho hacia Chloe. Sus ojos

brillaban, sus hoyuelos se estaban mostrando, y supo que era el momento

adecuado. Como le había dicho a Stefan, por amor valía la pena correr el

riesgo.

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22

Traducido por Krispipe

Corregido por Nikola

Bonnie supo el momento en que Zander y sus amigos llegaron a la fiesta,

porque el nivel del ruido se fue hacia arriba. Honestamente, Zander era

más tranquilo que sus amigos, más o menos, por lo menos alrededor de

Bonnie, pero como grupo, eran definitivamente salvajes.

Era un poco irritante, en realidad.

Pero cuando Zander apareció a su lado, golpeando a Marcus con la cadera

en una pared en su camino, y le dio su larga, lenta sonrisa, sus dedos de

los pies se acurrucaron en el interior de sus zapatos de tacón alto y se

olvidó de lo que le estaba molestando.

—¡Hola! —dijo ella—. ¿Está todo bien? —Él ladeó una ceja

inquisitivamente—. Quiero decir, dijiste que algo ocurría con tu familia, y

por eso habías estado… ocupado.

—Oh, sí. —Zander inclinó la cabeza hacia abajo para hablar con ella, y su

cálido aliento acarició a través del cuello de Bonnie mientras él suspiraba—.

Mi familia es bastante complicada —dijo—. A veces me gustaría que las

cosas fueran más fáciles. —Se le veía triste, y Bonnie impulsivamente tomó

su mano, entrelazando sus dedos a través de la de él.

—Bueno, ¿qué pasó? —preguntó ella, buscando un tono de comprensión y

fiabilidad. Un tono de novia confiable—. Tal vez yo pueda ayudar. Ya sabes,

una oreja fresca y todo eso.

Zander frunció el ceño y se mordió el labio. —Supongo que es como que…

no tengo responsabilidades. Mi familia entera está en una posición donde

hay promesas que hemos hecho y tipos de cosas que tenemos que cuidar.

Y a veces lo que quiero hacer y lo que tengo que hacer no se alinean.

—¿Podrías ser más impreciso? —preguntó Bonnie en broma, y Zander

resopló una media risa—. En serio, ¿a qué te refieres? ¿Qué tengo que

hacer? ¿Qué quieres que haga?

Zander la miró por un momento y luego su sonrisa se ensanchó. —Vamos

—dijo, tirando de su mano. Bonnie fue con él, abriéndose paso a través de

la fiesta y subiendo las escaleras. Zander parecía saber donde estaba

yendo; giró un par de esquinas, entonces empujó una puerta.

En el interior había un dormitorio común: un par de sofás raídos, una mesa

golpeada. El proyecto de arte de alguien, un gran lienzo cubierto de

manchas de pintura, se inclinaba contra la pared.

—¿Vives en este dormitorio? —le preguntó a Zander.

—No —dijo, sus ojos fijos en su boca. Tiró de ella hacia él y puso las

manos en sus caderas. Y entonces él la besó.

Fue el beso más increíble que Bonnie había experimentado nunca. Los

labios de Zander eran tan suaves, pero firmes, y hubo pequeños fuegos

artificiales yendo a través de todo el cuerpo de Bonnie. Ella levantó la mano

y la ahuecó contra la mejilla de él, sintiendo los fuertes huesos de su rostro

y los leves rasguños de barba contra la palma de su mano.

Page 110: 9 hunters moonsong (1)

Una vez más, se sentía como lo había hecho durante su primera cita, de pie

sobre el techo, cuando había sentido como si estuviera volando. Por lo

tanto libre, y con un tipo de alegría salvaje zumbando a través de ella.

Deslizó su mano en la parte posterior de su cuello, sintiendo el fino y

pálido cabello rubio suavemente contra sus dedos.

Cuando el beso terminó, ninguno de los dos habló durante un momento,

sólo se inclinaron uno contra el otro, respirando fuerte. Sus rostros

estaban tan cerca, y los ojos azules brillantes de Zander estaban fijos en

ella, cálida e intencionadamente.

—De todos modos, eso es lo que quiero hacer, ya que preguntas. Deseas…

—Su voz se quebró—. ¿Deseas volver a la fiesta ahora?

—No —dijo Bonnie—, todavía no. —Y esta vez, ella lo besó a él.

***

—Oh, gracias a Dios —dijo Chloe cuando Matt se acercó a ella—. Estaba

empezando a sentirme como el más grande florero.

Ella arrugó la nariz suplicante hacia él. Su nariz, que se inclinaba sólo un

poco, estaba salpicada de pecas, y tenía un bonito arco de cupido en la

boca. Él quería tirar suavemente sobre los suaves tirabuzones marrones de

sus rizos, sólo para enderezarlos y luego soltarlos de nuevo en su forma.

—¿Qué quieres decir? —dijo él, tirando de vuelta juntos, aunque fue

dolorosamente consciente de que su voz sonaba medio tonta—. ¿Un

florero?

—Oh, simplemente… —agitó una mano vagamente hacia la multitud.

—No hay casi nadie que conozca aquí a parte de ti y Ethan. Esta fiesta está

completamente llena de estudiantes de primer año.

El corazón de Matt dio un vuelco. Se había olvidado de que Chloe era una

junior. Eso no debería ser un gran problema, en realidad, ¿no? Pero ella

sonaba como si pensara que los estudiantes de primer año estaban por

debajo de ella, o algo. Desdeñosa, era la palabra que estaba buscando para

describir el tono de su voz.

—Pensé que la fiesta parecía estar bien —dijo él con voz débil.

Chloe frunció los labios en broma, entonces le dio un suave puñetazo en el

brazo. —Bueno —dijo ella en voz baja—, no hay más que el espacio

suficiente para un estudiante de primer año en mi vida. ¿Cierto, Matt?

Eso fue más una señal esperanzadora. El problema es que Matt se dio

cuenta de que su única experiencia de citas había estado en preguntar a

chicas sobre las que no se preocupaba realmente, sino que sólo estaba

pensando como posibles citas para bailes o lo que sea, o estaba en Elena.

Quien, sí, le importaba muchísimo, pero que sabía durante el tiempo

suficiente y lo suficientemente bien que podía contar con que le dijera que

sí.

Sin embargo, pensó que podía ver una apertura aquí.

—Chloe —dijo—, me preguntaba si…

Page 111: 9 hunters moonsong (1)

Matt se interrumpió cuando Ethan se unió a ellos, sonriendo ampliamente.

Por primera vez, Matt sintió un destello de irritación hacia él. Ethan era tan

inteligente con la gente. ¿No podía ver que interrumpía un momento aquí?

—Me gustó tu amigo Stefan —le dijo Ethan a Matt—. Parecía muy

sofisticado para un estudiante de primer año, muy bien hablado. ¿Piensas

que es porque es europeo?

Matt se encogió de hombros como respuesta, y Ethan se volvió hacia

Chloe.

—Hola, cariño —dijo, poniendo un brazo alrededor de ella y besándola

suavemente en los labios.

Y sí, wow, tal vez Ethan se había dado cuenta de que estaba

interrumpiendo un momento. No fue un beso largo, pero estaba allí sobre

los hombros de Chloe. Cuando terminó, Chloe le sonrió a Ethan, sin

aliento, y los ojos de Ethan se movieron hacia Matt, sólo por un segundo.

Matt quería doblarse de forma correcta y hundirse en el pegajoso suelo

teñido de cerveza bajo sus pies. Pero en lugar de eso forzó una sonrisa e

inclinó su cerveza a Ethan.

Porque Chloe, la adorable, dulce, divertida, fácil de llevar Chloe, tenía

novio. Tendría que haber previsto que no sería el único que veía lo

increíble que era ella. Y Matt habría retrocedido sin importar quien fuera el

novio de Chloe. Él no quería ser del tipo qué se metía en las relaciones de

otras personas, nunca lo había sido.

¿Pero siendo Ethan el novio de Chloe? ¿Ethan, el líder de la Sociedad Vitale,

el que le había hecho sentir a Matt como si fuera especial, como si fuera el

mejor? Puesto que era Ethan, Matt sólo iba a tener que apretar los dientes e

ignorar la sensación de vacío en el pecho. Iba a ser fuerte y mantenerse

incluso de pensar en lo que podría haber sido con Chloe.

Había algunas líneas que no podía cruzar. Nunca.

23

Traducido por Krispipe

Corregido por Nikola

—No sé cómo se hizo tan tarde —dijo Elena por tercera vez mientras corría

por el camino del patio—. Bonnie y Meredith probablemente estarán

preocupadas por mí.

—Ellas saben que estás conmigo —dijo Damon, siguiendo un ritmo

imperturbable a su lado.

—No creo que encuentren eso reconfortante —dijo Elena, y se mordió la

lengua cuando Damon le disparó una expresiva mirada.

—Después de todo el tiempo que hemos estado luchando codo con codo,

¿aún no confían en mí? —dijo él con voz sedosa—. Estaría terriblemente

herido. Si me importara lo que ellos pensaran.

Page 112: 9 hunters moonsong (1)

—No quiero decir que ellos piensen que me harás daño —dijo Elena—. Ya

no. O que no me protegerás. Supongo que se preocupan por que podrías…

podrías propasarte conmigo. O algo.

Damon se detuvo y la miró. Luego cogió su mano y la sostuvo, corriendo

un dedo por el interior de su brazo, trazando la vena que conduce desde la

muñeca de Elena hasta su codo. —¿Y tú que piensas? —preguntó él,

sonriendo suavemente.

Elena retiró la mano, mirándolo. —Es evidente que ellos tienen un punto —

dijo—. Ya basta. Sólo amigos, ¿recuerdas?

Suspirando profundamente, Damon empezó a caminar de nuevo, y Elena se

apresuró para alcanzarlo.

—Me alegro de que decidieras venir a la fiesta conmigo —dijo ella

finalmente—. Será divertido. —Damon le lanzó una mirada de terciopelo

negro a través de sus pestañas, pero no dijo nada.

Siempre es divertido estar con Damon, pensó Elena, escuchando el sonido

de sus propios tacones y viendo su sombra crecer y desaparecer mientras

caminaban debajo del alumbrado público. O por lo menos, siempre era

divertido cuando Damon estaba de buen humor y nada estaba tratando de

matarlos, dos circunstancias que deseaba que coincidieran con más

frecuencia.

Stefan, el dulce y querido Stefan, era el amor de su vida. No tenía ninguna

duda sobre eso. Pero Damon la hacía sentir sin aliento y excitada,

arrastrada por algo más grande que sí misma. Damon la hacía sentir como

si fuera especial.

Y él estaba más tolerante de lo normal esta noche. Después de que Matt se

fuera, habían buscado en la biblioteca un poco más, y luego Damon sacó

chips y sodas de las máquinas expendedoras del sótano. Se sentaron en

una de las mesitas y hablaron y se rieron. No era nada lujoso o elegante,

nada que ver con las fiestas en las que lo había acompañado en la

Dimensión Oscura, pero era cómodo y divertido, y cuando miró su

teléfono, se sorprendió al ver que había pasado una hora.

Y ahora Damon se ofreció para ir a una fiesta de barril de colegio. Tal vez

estaba tratando de llevarse bien con sus amigos. Tal vez podrían ser

realmente amigos, una vez que las cosas de alguna manera funcionaran

entre Stefan y él.

Elena había llegado a este punto en sus cavilaciones cuando de pronto

sintió la inconfundible sensación de desagradable hormigueo de que

estaba siendo observada. Los pequeños pelos en la parte posterior de su

cuello se levantaron.

—Damon —dijo en voz baja—. Hay alguien mirándonos.

Las pupilas de Damon se dilataron mientras olfateaba el aire. Elena podría

decir que él estaba lanzando inquisitivos zarcillos de Poder, buscando un

incremento en respuesta, por alguien centrándose en ellos.

Page 113: 9 hunters moonsong (1)

—Nada —dijo él después de un momento. Metió la mano bajo su brazo,

tirando de ella más cerca—. Podría ser sólo tu imaginación, princesa, pero

tendremos cuidado.

El cuero de la chaqueta de Damon era suave en el lado de Elena, y se

abrazó con fuerza a él mientras daban un paso para salir a la carretera que

dividía el campus.

Justo en frente de ellos, un choche que había estado al ralentí aceleró su

motor. Sus faros ardieron, cegando a Elena. Los brazos de Damon se

cerraron alrededor de su cintura, apretando el aliento de ella.

Los neumáticos del coche chirriaron y salió disparado hacia ellos. Elena

entró en pánico, oh Dios, oh Dios, pensó sin poder hacer nada, y se

congeló. Entonces estaba navegando por el aire, Damon agarrándola con

tanta fuera que le hacía daño.

Cuando llegaron a la hierba en el otro lado de la carretera, Damon hizo una

breve pausa, ajustando su control sobre Elena, y Elena miró hacia el coche,

que había pasado por donde ellos se encontraban un momento antes y se

deslizó de nuevo de vuelta alrededor de un cambio de sentido. Ella no

podía ver nada, ni qué tipo de coche era ni nada sobre el conductor; detrás

de las luces brillantes, era sólo una descomunal forma oscura.

Una descomunal forma oscura que estaba girando en la hierba y

regresando tras ellos. Damon maldijo y tiró de ella adelante, corriendo en

lugar de volar ahora, los pies de Elena casi no tocaban el suelo. Su corazón

latía con fuerza. Se dio cuenta de que Damon veía obstaculizada su

máxima velocidad, manteniendo a Elena agarrada. Esquivaron alrededor de

la esquina de un edificio y se apoyaron en la pared, rodeados por arbustos.

El coche se precipitó, luego giró, dejando largas marcas de ruedas, y

avanzó pesadamente de nuevo a la carretera.

—Lo hemos perdido —susurró Elena, jadeando.

—¿Molestaste a alguien últimamente, princesa? —preguntó Damon, sus

ojos agudos.

—Yo debería estar preguntándote eso —respondió Elena. Luego se abrazó

a sí misma. De repente tenía mucho frío—. ¿Crees que podría ser por la

Sociedad Vitale? —preguntó, con voz temblorosa—. ¿Algo sobre ellos y mis

padres?

—No sabemos quién o qué pudo haber estado al otro lado de la trampilla

—contestó Damon sombríamente—. O quizá Matt…

—Matt no —dijo Elena con firmeza—. Matt nunca me haría daño.

Damon asintió con la cabeza. —Es verdad. Él es ridículamente honorable,

tu Matt. —Le dio una pequeña sonrisa torcida—. Y te ama. Todo el mundo

te ama, Elena. —Se quitó la chaqueta y la colocó sobre los hombros de

ella—. Una cosa es cierta, sin embargo. Si el conductor de ese coche

pensaba que yo era humano, ahora sabe que soy diferente.

Elena tiró de la chaqueta más fuerte a su alrededor. —Me salvaste —dijo en

un hilo de voz—. Gracias.

Page 114: 9 hunters moonsong (1)

Los ojos de Damon eran suaves mientras él puso sus brazos alrededor de

ella.

—Siempre te salvaré, Elena —prometió—. ¿No lo sabes a estas alturas? —

Sus pupilas se dilataron y tiró de ella más cerca—. No puedo perderte —

murmuró.

Elena sintió que estaba cayendo. El mundo estaba siendo tragado en los

ojos de medianoche de Damon, y ella estaba cayendo con él, en la

oscuridad. Una pequeña parte de ella decía no, pero a pesar de esto se

inclinó hacia él y reunió su boca con la de él.

***

Stefan tamborileó con los dedos contra la pared detrás de él, miró a su

alrededor a todas las personas atascadas demasiado juntas: hablando,

riendo, discutiendo, bebiendo, bailando. Su piel estaba repleta de

ansiedad. ¿Dónde estaba ella? Matt dijo que la había visto en la biblioteca

hace más de una hora, que ella había estado pensando en venir a la fiesta a

continuación.

Componiendo su mente, Stefan comenzó a abrirse paso hacia la salida. Tal

vez Elena no lo quería en contacto con ella ahora mismo, pero la gente

estaba muriendo y desapareciendo. Valdría la pena tenerla enojada con él,

siempre y cuando supiera que ella estaba bien.

Pasó a Meredith, enfrascada en una conversación con su amiga, y dijo: —

Voy a buscar a Elena. —Tuvo la rápida impresión de que vaciló,

comenzando a tender una mano para detenerlo, pero la dejó detrás. Abrió

la puerta y salió al aire fresco de la noche. La seguridad del campus estaba

aún en la puerta revisando documentos, pero lo dejaron pasar sin

comentarios, sólo estaban interesados en la gente que trataba de entrar a

la fiesta.

Afuera, el viento corría entre los árboles sobre su cabeza y una media luna

cabalgaba alta y blanca por encima de los edificios que lo rodeaban. Stefan

envió su Poder en torno a él, sintiendo las distintivas huellas de Elena.

No pudo sentir nada, aún no. Había también mucha gente junta allí, y

Stefan sólo podía sentir huellas enredadas de miles de seres humanos, sus

emociones y fuerza vital se mezclaban juntas en un gran rumor subyacente

que era imposible para él, a esta distancia, elegir un individuo en

particular, aunque fuera tan singular como Elena.

Si se hubiera alimentado de sangre humana recientemente, esto habría

sido fácil. Stefan no podía dejar de pensar con nostalgia de que manera el

Poder había aumentado a través de él cuando había bebido regularmente

de sus amigos. Pero eso fue cuando Fell’s Church necesitaba su mejor

defensa contra el kitsune. Él no bebería sangre humana sólo por placer o

conveniencia.

Stefan comenzó a caminar rápidamente por el patio, todavía enviando

inquisitivos dedos de Poder alrededor y por delante de sí mismo. Si no

podía localizar a Elena de esa manera, se dirigiría a donde fue vista por

Page 115: 9 hunters moonsong (1)

última vez. Esperaba que, mientras se acercaba a la biblioteca, su Poder

recogiera algún atisbo de ella.

Todo su cuerpo estaba repiqueteando ansiosamente. ¿Qué pasa si Elena

había sido atacada, si había desaparecido misteriosamente y nunca

regresaba, dejándole esta extraña distancia entre ellos como su último

recuerdo del uno con el otro? Stefan caminó más rápido.

Estaba a medio camino a la biblioteca cuando el distintivo sentido de Elena

lo golpeó como un puñetazo. En algún lugar cercano.

Echó un vistazo a izquierda y derecha y entonces la vio. Un horrible dolor

le atravesó el pecho, como si realmente pudiera sentir su corazón

rompiéndose. Ella estaba besando a Damon. Estaban medio escondidos en

las sombras, pero sus pálidas pieles y el pelo rubio de Elena brillaban.

Estaban centrados sólo el uno en el otro, de modo que, a pesar de su

Poder, Damon no estaba al tanto de la presencia de Stefan, ni siquiera

cuando caminó hacia ellos.

—¿Es por esto que querías tomar un tiempo aparte, Elena? —preguntó

Stefan, su voz sonaba hueca y distante. Finalmente lo notaron, alejándose

uno del otro, la pálida cara de Elena en shock.

—Stefan —dijo—. Por favor, Stefan, no, no es lo que parece. —Ella tendió

una mano hacia él, luego la retiró vacilante.

Todo parecía tan lejano para Stefan; era consciente de que estaba

temblando, tenía la boca seca, pero sentía casi como si estuviera mirando a

alguien más dolorido. —No puedo hacer esto —dijo—. No de nuevo. Si

lucho por ti, voy a acabar destruyéndonos a todos. Igual que con Katherine.

Elena estaba negando con la cabeza hacia atrás y hacia delante, con las

manos extendidas hacia él implorando una vez más. —Por favor, Stefan —

dijo.

—No puedo —dijo Stefan de nuevo, alejándose, su voz delgada y

desesperada.

Entonces, por primera vez, miró a Damon, y una furia candente se estrelló

contra él, ignorando el entumecimiento alejado de inmediato. —Todo lo

que haces es tomar —le dijo Stefan amargamente—. Esta es la última vez.

No somos hermanos más.

La cara de Damon se abrió una fracción de segundo con consternación, sus

ojos muy abiertos, como si estuviera a punto de hablar, y luego se

endureció de nuevo, su boca girando con desprecio, y sacudió su cabeza

hacia Stefan. Muy bien, ese gesto indicaba, entonces piérdete.

Stefan se tambaleó hacia atrás, y luego se giró y corrió, moviéndose con

toda la gracia sobrenatural y velocidad a su mando, dejándolos muy por

detrás, incluso mientras Elena gritaba: —¡Stefan!

24

Traducido por Jessie_Maddox

Page 116: 9 hunters moonsong (1)

Corregido por Nikola

Riéndose, Bonnie se tropezó bajando las escaleras, su pies se salían de su

zapato de tacón alto.

—Aquí tienes, Cenicienta —dijo Zander, cogiendo el zapato y

arrodillándose en frente de ella. Él la ayudó a deslizar el zapato en su pie,

sus dedos cálidos y firmes contra su empeine.

Bonnie le dio una burlona reverencia, intentando aguantar la risa. —

Gracias, mi lord —dijo ella coqueteando.

Se sentía fabulosa, tan ridícula y feliz. Era casi como si estuviera borracha,

pero ella sólo se tomó unos sorbos de cerveza. No, ella estaba borracha.

Borracha de Zander, de sus besos, de sus suaves manos y sus grandes ojos

azules. Ella alcanzó su mano, y él le sonrió, esa sonrisa larga y lenta, y

Bonnie absolutamente se estremeció.

—Parece que la fiesta está terminando —dijo ella nada más llegaron a la

segunda planta. Era bastante tarde, casi las dos en punto. Había sólo unos

pocos grupos de hardcore fiesteros a la izquierda; un grupo de muchachos

de fraternidad junto al barril, chicas del departamento de teatro bailando

con fuertes balanceos de sus manos, una pareja sentada cogidos de la

manos en la parte superior de las escaleras metidos en una profunda

conversación. Meredith, Stephan, Samantha y Matt se han ido, y si Elena

llegó, también se ha ido. Los amigos de Zander también se han ido o han

sido echados.

—Adiós, adiós. —Bonnie dijo a las pocas personas que se quedaron. Ella no

ha tenido la posibilidad de hablar con alguno de ellos, pero ellos parecían

agradables. Quizás la próxima vez que ella fuera a una fiesta, ella se

quedaría más tiempo y hablaría con las personas que no ha conocido

antes.

Mirando a todos sus nuevos amigos, amigos que ha hecho en el campus.

Bonnie dio una especial despedida a la pareja que había visto últimamente

con Matt, un chico deportista cuyo nombre ella pensaba que era Ethan y

esa chica con rizos oscuros y con hoyuelos. No eran de primer año. Ella

amaba esta noche a todos, pero ellos se lo merecían más, porque ellos

habían visto el estupendo chico que era Matt. Ellos le devolvieron la

despedida, un poco dudosos, y la chica le sonrió, mostrando sus profundos

hoyuelos.

—Ellos parecen agradables. —Bonnie dijo a Zander, y él le echó un vistazo

mientras abría la puerta.

—Hmmm —dijo él sin comprometerse, y lo que vio en sus ojos, sólo por un

minuto, hizo temblar a Bonnie.

—¿No lo son? —dijo ella nerviosamente. Zander miró de vuelta a ella, y su

brillante cálida sonrisa se deslizó en su cara. Bonnie se relajó; la frialdad

que ella había visto en los ojos de Zander debe haber sido sólo un truco de

la luz.

Page 117: 9 hunters moonsong (1)

—Desde luego que lo son, Bonnie —dijo él—. Sólo me he distraído por un

segundo. —Él envolvió su brazo sobre sus hombros, acercándola, y dejó

caer un beso en su frente. Ella suspiró, acurrucándose a él.

Caminaron juntos por un momento. —Mira las estrellas —dijo Bonnie

suavemente. La noche era clara y las estrellas lucían brillantes en el cielo—.

Es porque está empezando a hacer frío por la noche por lo que podemos

verlas tan bien.

Zander no contestó, sólo hizo un sonido profundo en su garganta de

nuevo, y Bonnie le echó una mirada a través de sus pestañas—. ¿Quieres ir

a desayunar conmigo por la mañana? —preguntó ella—. Los domingos, la

cafetería hace una especie de “haz-tu-propio-waffle”, con un montón de

diferentes aderezos. Están deliciosos.

Zander estaba miraba fijamente a la distancia con la misma expresión de

medio-escuchando que él había tenido la última vez que caminaron a

través del campus juntos. —¿Zander? —Bonnie preguntó con cautela, y él

frunciéndole el ceño, mordiendo su labio pensativo.

—Lo siento —dijo. Él quitó su brazo de los hombros de Bonnie y

retrocediendo unos pocos pasos, sonrió forzadamente. Su cuerpo entero

estaba tenso, como si él estuviera a punto de echar a correr.

—¿Zander? —preguntó ella de nuevo, confusa.

—Olvidé algo —dijo Zander, esquivando la mirada de ella—. Tengo que

volver a la fiesta.

—Oh, iré contigo —se ofreció Bonnie.

—No, está bien. —Zander estaba apoyándose en una pierna y luego en

otra, mirando a los hombros de Bonnie como si, de repente, él quisiera

estar en cualquier lugar menos con ella. De repente, él se adelantó hacia

ella y la besó con torpeza, golpeando sus dientes, y luego dio un paso

atrás y se volvió, caminando en la otra dirección. Sus pasos alargados,

pronto él estaba corriendo lejos de ella, desapareciendo en la noche. Una

vez más. Él no volvió a mirar atrás.

Bonnie, de repente sola, se estremeció y miró alrededor, a la oscuridad en

todos lados. Ella se sentía tan feliz hace un minuto, y ahora se sentía fría y

consternada, como si le hubieran echado un cubo lleno de agua fría.

—Tienes que estas bromeando —dijo en voz alta.

***

Elena estaba temblando tanto que Damon tenía miedo de que ella se

deshiciera en pedazos. Él envolvió sus brazos alrededor de ella para

reconfortarla y ella lo miró sin llegarlo a ver realmente, con sus ojos

vidriosos.

—Stefan… —gimió suavemente, y Damon tuvo que luchar contra una

punzada de irritación. Así que Stefan estaba sobreactuando.

¿Qué más era nuevo? Damon estaba aquí, estaba con ella y apoyándola, y

Elena necesitaba darse cuenta de ello.

Él sintió la tentación de agarrar a Elena por la barbilla con firmeza y hacer

que ella le mirara.

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En los viejos tiempos, habría hecho precisamente eso. Diablos, en los

viejos tiempos, habría enviado una ráfaga de energía a Elena hasta que

fuera dócil en sus manos, hasta que ella ni siquiera recordara el nombre de

Stefan. Sus caninos picaban con nostalgia pensándolo. Su sangre era como

el vino.

No es que esperara que Elena cediera sumisamente ante su energía,

aunque hubiera funcionado, él admitió a sí mismo, su boca curvándose

ante una sonrisa.

Pero él ya no era así. Y él no la quería de esa manera. Él estaba tratando

tan duro, a pesar de que él odiaba incluso admitirlo a sí mismo, de ser

digno de Elena. Para ser digno de Stefan, incluso si se llegara a eso.

Había sido reconfortante finalmente tener a su hermano pequeño

mirándole con algo más que con odio y repugnancia. Bueno, eso se acabó.

La tregua provisional, los comienzos de la amistad, la fraternidad, lo que

había entre Stefan y él, se había ido.

—Vamos, princesa —murmuró a Elena, ayudándola a subir las escaleras

hacia su puerta—. Sólo un poco más.

No podía sentir que se besaron. Ella era tan hermosa, estaba tan viva y tan

vibrante en sus brazos. Y ella sabía tan bien. Y la amaba, lo hacía, tanto

como su corazón era capaz. Su boca se curvó de nuevo, y él podía probar

su propia amargura. Elena nunca iba a ser suya, ¿lo era? Incluso cuando

Stefan le dio la espalda a Elena, el tremendo idiota, era en todo lo que ella

pensaba. La mano libre de Damon, la que no estaba en el hombro de Elena

protegiéndola, se curvó en un puño.

Ellos alcanzaron la habitación de Elena y Damon buscó en el bolso de Elena

sus llaves para abrirle la puerta.

—Damon —dijo ella, volviéndose en el umbral de su puerta para mirarlo

directamente a los ojos por primera vez desde que Stefan los cogiera

besándose. Se le veía pálida todavía, pero decidida, su boca formando una

línea recta—. Damon, fue un error.

El corazón de Damon empezó a pesar como una piedra, pero él contempló

su mirada fija en él. —Lo sé —dijo, su voz salió firme—. Todo se

solucionará al final, princesa, ya verás —obligó a sus labios a sacar una

sonrisa tranquilizadora, de apoyo. La sonrisa de un amigo.

Después Elena se había ido, la puerta de su habitación cerrándose

firmemente detrás de ella. Damon se giró sobre sus pasos, maldiciendo y

dando patadas a la pared detrás de él. Se rompió, y él la pateó de nuevo

con satisfacción en el sentimiento amargo de ver cómo se rompía el yeso.

Hubo un refunfuñado silencio viniendo desde detrás de las puertas en el

piso y Damon podía oír los pasos de alguien que se acercaba para

investigar de donde procedía el ruido. Si tuviera que lidiar con alguien

ahora, seguramente lo mataría. Eso no sería una buena idea, no importa lo

mucho que podría disfrutar de eso, no con Elena justo aquí.

Lanzándose hacia una ventana de la sala abierta, Damon sin problemas se

transformó en un cuervo en el aire. Fue un alivio estirar sus alas y coger el

Page 119: 9 hunters moonsong (1)

ritmo para volar y sentir la brisa contra sus plumas, levantándole y

sosteniéndole. Voló a través de la ventana con un par de compases fuertes

de sus alas y se lanzó en la noche. Cogiendo aire, planeó imprudentemente

alto a pesar de la oscuridad de la noche. Él necesitaba una ráfaga de aire

contra su cuerpo, necesitaba distracción.

25

Traducido por Isane33✰

Corregido por Nikola

Querido Diario:

No puedo creer lo tonta, infiel y despreciable idiota que soy.

Nunca debí haber besado a Damon, o dejar que él me besara.

La mirada en el rostro de Stefan cuando nos encontró fue desgarradora.

Sus rasgos estaban tan rígidos y pálidos, como si estuviera hecho de hielo,

y sus ojos brillaban con lágrimas. Y luego pareció que una luz se apagó en

su interior, y me miró como si me odiara. Como si fuera Katherine. Sin

importar lo que haya pasado entre nosotros, Stefan nunca me miró así

antes.

No lo creeré. Stefan nunca podría odiarme. Cada latido de mi corazón me

dice que nuestro destino es estar juntos, que nada puede separarnos.

He sido tan estúpida, y le he hecho daño a Stefan, a pesar de que era la

única cosa que nunca quise hacer. Pero este no es el fin para nosotros.

Una vez que le pida disculpas y le explique que fue testigo de un momento

de locura, me va a perdonar. Una vez que lo pueda tocar de nuevo, él verá

cuanto lo lamento.

Fue sólo la adrenalina por haber estado tan cerca de la muerte, por ese

coche que nos perseguía. Ni Damon ni yo realmente deseábamos al otro,

ese beso fue simplemente nosotros aferrándonos fuertemente a la vida.

No, no puedo mentir. No aquí. Tengo que ser honesta conmigo misma,

aunque finja con los demás. Quería besar a Damon. Quería tocar a Damon.

Siempre he querido hacerlo.

Pero no tengo que hacerlo. Soy capaz de detenerme, y lo haré. No le quiero

causar más dolor a Stefan.

Stefan lo entenderá, comprenderá que voy a hacer todo lo posible para

hacerlo feliz otra vez, y entonces me perdonará.

Este no puede ser el fin. No voy a dejar que lo sea.

Elena cerró su diario y marcó el número de Stefan, una vez más, dejando

sonar el teléfono hasta que se fue al buzón de voz y luego colgó. Ella lo

había llamado varias veces la noche anterior, y luego, una y otra vez esta

mañana. Stefan podía ver sus llamadas, ella lo sabía. Él siempre llevaba su

teléfono. También siempre respondía; parecía sentir cierta obligación de

estar disponible puesto que tenía el teléfono con él.

Page 120: 9 hunters moonsong (1)

El hecho de que no estaba respondiendo significaba que la estaba evitando

a propósito.

Elena sacudió su cabeza con fuerza y marcó de nuevo. Stefan iba a

escucharla. No iba a dejar que la rechazara. Una vez que le explicara y él la

perdonara todo podría volver a la normalidad. Ellos podrían poner fin a

esta separación que los estaba haciendo tan infelices a ambos,

evidentemente, esto no había resultado como ella pretendía.

Pero, ¿qué es exactamente lo que iba a decir? Elena suspiró y se dejó caer

de espaldas sobre su cama, su corazón hundiéndose. A parte de la

adrenalina de la persecución del coche, todo lo que realmente podía decir

es que no había querido que el beso con Damon ocurriera, que no lo

quería, no sinceramente. Ella quería a Stefan. Lo único que podía decirle

era que eso no fue algo que había esperado o planificado. Que Damon no

era al que ella quería. No realmente. Que ella siempre elegiría a Stefan.

Esto tendría que ser suficiente. Elena marcó de nuevo.

Esta vez, Stefan contestó su llamada.

—Elena —dijo secamente.

—Stefan, por favor, escúchame —dijo Elena rápidamente—. Lo siento

mucho. Yo nunca…

—No quiero hablar sobre eso —dijo Stefan, interrumpiéndola—. Por favor,

deja de llamarme.

—Pero, por favor, Stefan…

—Te quiero, pero… —La voz de Stefan era suave pero fría—. No creo que

podamos estar juntos. No si yo no puedo confiar en ti.

La comunicación se cortó. Elena alejó el teléfono de su oreja y lo miró por

un momento, perpleja, antes de darse cuenta de lo que había sucedido.

Stefan, su querido, querido Stefan, que siempre había estado allí para ella,

que la amaba sin importar lo que hacía, le había colgado el teléfono.

***

Meredith levantó un pie detrás de su espalda, lo agarró con ambas manos,

respiró profundo, y poco a poco levantó el pie más alto, estirando sus

músculos cuádriceps.

Se sentía bien estirar, para que la sangre circule después de su larga

noche. Ella tenía muchas ganas de entrenar con Samantha. Había un nuevo

movimiento que Meredith había descubierto, un poco inspirado en el

kickboxing, que pensaba que a Sam le iba a encantar, una vez que

superara el shock de haber sido derribada por Meredith, una vez más.

Samantha se había estado volviendo cada vez más rápida y más segura de

sí misma a medida que ellas seguían ejercitándose juntas, y Meredith

definitivamente quería mantenerla alerta.

Eso era, sería estupendo entrenar con Samantha, si Samantha de hecho

llegara. Meredith miró su reloj. Sam tenía casi veinte minutos de retraso.

Por supuesto, que la noche anterior habían estado fuera hasta tarde. Pero

aun así, no era como si Samantha no se presentara cuando decía que iba a

Page 121: 9 hunters moonsong (1)

hacerlo. Meredith se volvió hacia su teléfono para ver si tenía un mensaje,

después llamó a Samantha. No contestó.

Meredith dejó un rápido mensaje de voz, luego colgó y volvió al

estiramiento, tratando de ignorar el leve estremecimiento de desasosiego

que la atravesaba. Movió sus hombros en círculos, estiró los brazos por

detrás de su espalda.

Quizás Samantha simplemente lo olvidó y había apagado su teléfono. Tal

vez se quedó dormida. Samantha era un cazador, ella no estaba en peligro

de quien sea o lo que sea, que estaba al acecho en el campus.

Suspirando, Meredith dejó su rutina de ejercicios. No iba a ser capaz de

enfocarse hasta ver como estaba Samantha, a pesar de que la otra chica

probablemente estaba muy bien.

Indudablemente bien. Recogiendo su mochila, se dirigió hacia la puerta.

Podía ponerse a correr de camino hacia allá.

El sol brillaba, el aire era fresco, y los pies de Meredith golpearon los

senderos a un ritmo regular mientras serpenteaba entre las personas que

vagaban por el campus. En el momento en que llegó a la residencia de

Samantha, estaba pensando que tal vez a Sam le gustaría ir por una

agradable carrera de larga distancia con ella en lugar de entrenarse hoy.

Ella llamó a la puerta de Samantha, diciendo: —¡Levántate y brilla,

dormilona! —La puerta, sin el seguro, estaba un poco abierta por el viento.

—¿Samantha? —dijo Meredith, empujando la puerta para abrirla más.

El olor le pegó primero. Como óxido y sal, con un profundo olor a

descomposición, era tan fuerte, que Meredith se tambaleó hacia atrás,

tapando con una mano su nariz y su boca.

A pesar del olor, Meredith al principio no pudo entender lo que estaba

sobre las paredes. ¿Pintura? , se preguntó, su cerebro sintiéndose débil y

lento. ¿Por qué estaría Samantha pintando? Era tan rojo. Ella entró por la

puerta lentamente, aunque algo dentro de ella estaba empezando a gritar.

No, no, escapa.

Sangre. Sangresangresangresangre. Meredith ya no se sentía lenta y

perezosa: su corazón latía con fuerza, su cabeza le daba vueltas, su

respiración era fuerte y rápida.

La muerte estaba en esta sala.

Tenía que ver. Tenía que ver a Samantha. A pesar de todos los nervios de

su cuerpo instándola a correr, a oponerse, Meredith siguió avanzando.

Samantha boca arriba, debajo de ella la cama empapada de rojo sangre.

Parecía que ella había sido destrozada. Tenía los ojos abiertos mirando

fijamente hacia el techo, sin pestañear.

Ella estaba muerta.

26

Traducido por Sprinkling

Page 122: 9 hunters moonsong (1)

Corregido por Nikola

—¿Esta segura de que no quiere que llamemos a sus padres, señorita? —La

voz del oficial de seguridad del campus era brusca pero delicada, y sus

ojos estaban preocupados.

Por un segundo, Meredith se permitió tener la imagen de tener la clase de

padres que el debería estar imaginando: unos que se precipitarían para

rescatar a su hija, abrigándola y llevándola a casa hasta que las horribles

imágenes de la muerte de su amiga se desvanecieran. Sus padres sólo

dirían que continúe con el trabajo. Le dirían que cualquier otra reacción era

una falla.Si se dejaba ser débil, más gente moriría. Más aún porque

Samantha había sido una cazadora, de una familia de cazadores, como

Meredith. Meredith sabía exactamente lo que diría su padre si ella lo

llamara. “Esto será una lección para ti. Nunca estás segura.”

—Estaré bien —le dijo al guardia de seguridad—. Mis compañeras de

habitación están arriba.

La dejo ir, mirándola subir las escaleras con una angustiada expresión. —

No se preocupe, señorita —la llamó—. La policía atrapará a este chico.

Meredith se mordió una réplica, como que estaba poniendo mucha fe en la

policía, tenían que encontrar pistas sobre qué pasó con la gente perdida o

resolver la muerte de Christopher. Él estaba sólo tratando de reconfortarla.

Ella asintió hacia él y dio una pequeña ondulación.

Ella no había sido más exitosa que la policía, ni siquiera con la ayuda de

Samantha. No había estado tratando lo suficientemente duro, había estado

demasiado distraída con el nuevo lugar, la nueva gente.

¿Por qué ahora? Meredith se preguntó de repente. No había ocurrido antes,

pero esta era la primera muerte, ataque, o desaparición que tomaba lugar

en un dormitorio en lugar de afuera en el patio o en los caminos del

campus. Lo que esto sea, vino específicamente detrás de Samantha.

Meredith recordó la negra figura que ella había ahuyentado después de que

atacó a una chica, una chica que dijo que no recordaba nada. Meredith

recordó el flash de cabello pálido mientras la figura se daba la vuelta.

¿Murió Samantha porque estuvieron muy cerca del asesino?

Sus padres estaban en lo correcto. Nadie estaba nunca seguro. Tenía que

trabajar más duro, necesitaba continuar con el trabajo y seguir todas las

pistas.

Arriba, la cama de Bonnie estaba vacía. Elena levantó la vista de donde ella

estaba tendida, acurrucada en su cama. Parte de Meredith notó que el

rostro de Elena estaba húmedo con lágrimas y sabía que usualmente

tendría que reducir todo para reconfortar a su amiga, pero ahora tenía que

enfocarse en encontrar al asesino de Samantha.

Meredith cruzó hacia su closet, abriéndolo, y sacó una pesada cartera

negra y el estuche para el bastón de cazador.

—¿Dónde está Bonnie? —preguntó, lanzando la cartera en su cama y

desabrochándola.

Page 123: 9 hunters moonsong (1)

—Se fue antes de que me levantara —respondió Elena, su voz vacilante—.

Pienso que tenía un grupo de estudio esta mañana. Meredith, ¿qué esta

sucediendo?

Meredith volteó la cartera abierta y comenzó a sacar sus cuchillos y a

arrojar estrellas.

—¿Qué esta sucediendo? —Elena preguntó de nuevo, más insistentemente,

sus ojos amplios.

—La muerte de Samantha —dijo Meredith, revisando los bordes de su

cuchillo contra su pulgar—. Fue asesinada en su cama por quien sea que

este acechando en el campus, y tenemos que detenerlo. —El cuchillo podía

ser más afilado, Meredith había estado dejando correr el mantenimiento de

sus armas, y buscó en el bolso por una piedra para afilar.

—¿Qué? —Elena dijo—. Oh, no, oh, Meredith, lo siento. —Lágrimas

comenzaron a correr por su rostro de nuevo, y Meredith la miró,

sosteniendo el bolso con el bastón en el.

—Hay una pequeña caja negra en mi escritorio con pequeñas botellas de

diferentes extractos de pociones dentro —dijo—. Acónito, verbena, veneno

de serpiente. No sabemos con que estamos tratando exactamente, así que

mejor llena las hipodérmicas con una variedad de cosas. Ten cuidado —

añadió.

La boca de Elena cayó abierta, y luego, después de algunos segundos, la

cerró firmemente y asintió, secándose las mejillas con las palmas de sus

manos. Meredith sabia que su mensaje: “llora luego, actúa ahora”, había

sido recibido y que Elena, como siempre, trabajaría con ella.

Elena puso el bastón en su cama y encontró la caja de pociones en el

escritorio de Meredith. Meredith miró mientras Elena entendía como llenar

las pequeñas hipodérmicas insertándolas en el palote de hierro del bastón,

sus firmes dedos sacándolas y trabajándolas cuidadosamente abiertas. Una

vez que estaba segura de que Elena sabía que estaba haciendo, Meredith

volvió a afilar su cuchillo.

—Deben haber venido por Samantha con un propósito. No fue una víctima

de oportunidad —dijo Meredith, sus ojos en el cuchillo mientras señalaba

rítmicamente contra la piedra para afilar—. Pienso que necesitamos asumir

que quien sea, sabe que lo estamos buscando, y esto es por lo tanto por

qué estamos en peligro. —Se estremeció, recordando el cuerpo de su

amiga—. La muerte de Samantha fue brutal.

—Un auto trató de chocar a mí y a Damon anoche —dijo Elena—. Hemos

estado tratando de investigar algo extraño en la biblioteca, pero no se si es

el por qué. No pude echarle un vistazo al conductor.

Meredith hizo una pausa en afilar su cuchillo. —Te dije que Samantha y yo

ahuyentamos a alguien atacando a una chica en el campus —dijo

pensativamente—, pero no te dije una cosa, porque no estaba segura. Y

aun no estoy segura. —Le dijo a Elena sobre su impresión de la figura

vestida de negro, incluyendo la momentánea expresión de palidez sobre la

sudadera, casi blanco cabello.

Page 124: 9 hunters moonsong (1)

Elena frunció el ceño, sus dedos titubeando en el bastón. —¿Zander? —

preguntó.

Ambas miraron a la desecha cama de Bonnie.

—A ella realmente le gusta. —Meredith dijo lentamente—. ¿No sabría si

sucediera algo mal con el? tu sabes… —hizo un vago gesto alrededor de su

cabeza, tratando de indicar la historia de visiones de Bonnie.

—No podemos contar con ello —dijo Elena, frunciendo el ceño—. Y ella no

recuerda las cosas que ve. No pienso que él sea correcto para Bonnie —

continuó—. Él es algo, quiero decir, es lindo, y amigable, pero parece

apagado de alguna manera, ¿no? Y sus amigos son idiotas. Sé que es un

largo camino de tener terribles amigos a ser suficientemente peligroso

para hacer algo así, pero no confío en el.

—¿Puedes hablarle a Stefan para que lo mire? —Meredith preguntó—. Sé

que están teniendo un tiempo de no salir, pero esto es importante, y un

vampiro sería el mejor para mantener un ojo en él. —Stefan se veía tan

triste la otra noche, pensó distante. ¿Por qué Elena no debía llamarlo? La

vida era corta. Sintió la hoja del cuchillo contra su garganta de nuevo.

Mejor. Poniendo el afilado cuchillo abajo, buscó otro.

Elena no estaba respondiendo, y Meredith levanto la vista para verla

mirando fijamente al bastón, su boca temblando. —Yo… Stefan no esta

hablándome —dijo en una pequeña explosión—. No pienso… no sé si nos

ayudaría —cerró su boca firmemente, claramente no queriendo hablar de

esto.

—Oh —dijo Meredith. Era duro imaginar a Stefan no haciendo lo que Elena

quería, pero era también claro que Elena no quería hablarle de eso—.

¿Debería llamar a Damon? —sugirió a regañadientes. El vampiro más viejo

era un dolor, y ella realmente no confiaba en él, pero era ciertamente

bueno siendo sigiloso.

Elena tomó aire y luego asintió enérgicamente. —No, yo lo llamo —dijo—.

Le pediré a Damon que investigue a Zander.

Meredith suspiró y se inclinó contra la pared, dejando caer el cuchillo en su

cama. De repente, estaba terriblemente cansada. Esperar por Samantha en

el gimnasio esta mañana pareció como un millón de años atrás, pero

todavía no era la hora del almuerzo. Ella y Elena miraron la cama de Bonnie

de nuevo.

—Tenemos que hablarle de Zander, ¿no? —Elena preguntó

tranquilamente—. Le tenemos que preguntar con quien estuvo toda la

noche. Y tenemos que protegerla.

Meredith asintió y cerró sus ojos, dejando a su cabeza descansar contra la

frialdad de la pared, luego abrió los ojos de nuevo. Cansada como estaba,

sabía que las imágenes de la muerte de Samantha volverían a ella si se

dejaba descansar por un momento. No tenía tiempo para descansar, no

mientras el asesino estaba fuera. —Ella no va a estar feliz por esto.

27

Traducido por Krispipe

Page 125: 9 hunters moonsong (1)

Corregido por Paola Salvatore

Rebotar.

Rebotar.

Rebotar.

Agitar.

Atrapar.

Rebotar.

Rebotar.

Agitar.

Atrapar.

Stefan estaba en la línea de tiro libre en la cancha de baloncesto vacía,

driblando y tirando mecánicamente la pelota a través de la red. Se sentía

vacío por dentro, un autómata haciendo perfectos disparos idénticos.

Realmente no le gustaba el baloncesto. Para él, carecía del contacto

satisfactorio del fútbol y la precisión matemática del billar. Pero era algo

que hacer. Había pasado toda la noche y toda la mañana, y no podía

soportar el interminable ritmo de sus propios pies en el campus, o la visión

de las cuatro paredes de su habitación.

¿Qué iba a hacer ahora? No parecía tener mucho sentido ir a la escuela sin

Elena a su lado. Trató de bloquear sus recuerdos de los siglos vagando

solo por el mundo, sin ella, sin Damon, que precedían su llegada a Fell´s

Church. Echó el cierre a sus emociones, lo más fuerte que pudo,

obligándose a sí mismo a anestesiarse, pero no pudo evitar preguntarse

vagamente si siglos de soledad estaban reservados para él de nuevo.

—Tienes un gran talento —dijo una sombra, dando un paso fuera de las

gradas—. Tenemos que reclutarte para el equipo de baloncesto, también.

Matt, reconoció Stefan, anotando otra canasta. A continuación le lanzó la

pelota a él. Matt se alineó con cuidado a la canasta y tiró, la pelota rodeó el

aro antes de caer a través.

Stefan esperó a que Matt corriera a buscar la pelota, luego se volvió hacia

él.

—¿Estabas buscándome? —preguntó, con cuidado de no preguntar si Elena

lo había enviado.

Pareciendo sorprendido, Matt negó con la cabeza. —Nah. Me gusta tirar

canastas cuando tengo que pensar que hacer. Ya sabes.

—¿Qué pasa? —preguntó Stefan.

Matt se frotó la nuca, avergonzado. —Había esta chica que me gustaba,

sobre la que he pensado un tiempo, con ganas de invitarla a salir. Y, eh…

resulta que ella ya tiene novio.

—Oh. —Después de unos minutos, Stefan se dio cuenta de que debía

responder con algo más—. Lamento escuchar eso.

—Sí —suspiró Matt—. Ella es muy especial. Pensé… no lo sé, sería bueno

tener algo parecido a lo que tú y Elena tienen. Alguien a quien amar.

Stefan hizo una mueca. Sentía como si Matt hubiera torcido un cuchillo en

su intestino. Lanzó el balón en la canasta, sin apuntar esta vez, y rebotó

Page 126: 9 hunters moonsong (1)

con fuerza contra el tablero. Matt saltó para atraparlo, y luego se acercó a

él, ofreciéndole una mano.

—Hey, hey, Stefan. Tómatelo con calma. ¿Qué pasa?

—Elena y yo no nos estamos viendo más —dijo Stefan rotundamente,

tratando de ignorar la punzada de dolor al decir las palabras—. La… la vi

besando a Damon.

Matt miró a Stefan en silencio por lo que pareció un largo tiempo, sus ojos

azul pálido constante y compasivo. Stefan fue golpeado fuertemente por el

recuerdo de que Matt había amado a Elena, también, y que habían estado

juntos antes de que Stefan entrara en escena.

—Mira —dijo Matt finalmente—. Tú no puedes controlar a Elena. Si hay una

cosa que sé de ella, y la he conocido por nuestras vidas enteras, es que ella

siempre va a hacer lo que quiera hacer, sin importar lo que se interponga

en su camino. No se le puede detener. —Stefan comenzó a asentir con la

cabeza, lágrimas calientes ardiendo detrás de sus ojos—. Pero —añadió

Matt—, también sé que, al final, tú eres el indicado para ella. Ella nunca se

ha sentido de la forma que lo hace por ti por nadie más. Y ya sabes, estoy

empezando a descubrir que hay otras chicas por ahí, pero no creo que tú

lo vayas a hacer. Lo que sea que está pasando con Damon, Elena volverá

contigo. Y serías un idiota si no la dejaras, porque ella es la única para ti.

Stefan se frotó el puente de la nariz. Se sentía frágil, como si sus huesos

fueran de cristal. —No lo sé, Matt —dijo con voz cansada.

Matt sonrió con simpatía. —Sí, pero yo sí —le lanzó el balón a Stefan y éste

lo cogió de forma automática—. ¿Quieres jugar a Caballo?

Él estaba cansado y dolorido, pero, mientras regateaba el balón, pensando

que tendría que ir un poco fácil para dar a Matt una oportunidad, Stefan

sintió una agitación de esperanza. Tal vez Matt tenía razón.

***

—¿Están locas? —gritó Bonnie. Ella siempre había pensado que “verse rojo”

era sólo una metáfora, pero estaba tan enojada que en realidad estaba

viendo el más toque de color escarlata en todo, como si toda la habitación

se hubiera sumergido en agua teñida de sangre.

Meredith y Elena intercambiaron una mirada. —No estamos diciendo que

haya nada malo con Zander —dijo Meredith suavemente—. Es sólo que

queremos que tengas cuidado.

—¿Cuidado? —Bonnie dio una medio risa, un poco amarga y empujó más

allá de ellas para tomar una bolsa de lona de su armario.

—Están celosas —dijo sin mirarlas. Descomprimió la bolsa y comenzó a

volcar la ropa.

—¿Celosas de qué, Bonnie? —preguntó Elena—. Yo no quiero a Zander.

—Celosas porque yo soy finalmente la que tiene un novio —replicó Bonnie.

—Alaric está de vuelta en Fell´s Church y tú rompiste con tus dos novios, y

no les gusta verme feliz cuando ustedes son miserables.

Elena cerró la boca con fuerza, con manchas blancas mostrándose en sus

pómulos, y se alejó. Mirando a Bonnie atentamente, Meredith dijo: —Te

Page 127: 9 hunters moonsong (1)

dije lo que vi, Bonnie. Nada está definido, pero me temo que la persona

que atacó a la chica podría haber sido Zander. ¿Puedes decirme dónde

estaban después de que nos dejaron en la fiesta anoche?

Centrándose en rellenar con sus jeans favoritos en lo que ya estaba

empezando a parecer una bolsa de hacinamiento, Bonnie no contestó.

Podía sentir un molesto rubor delator expandiéndose por su cuello y su

rostro. Ella podía agarrar su cepillo de dientes y una crema hidratante del

cuarto de baño en su camino al pasillo.

Meredith se acercó a ella, sus manos abiertas y extendidas

conciliadoramente.

—Bonnie —dijo suavemente—. Queremos que seas feliz. Realmente lo

queremos. Pero queremos que estés segura, también, y nos preocupa que

Zander podría no ser todo lo que crees que es. ¿Tal vez podrías mantenerte

alejada de él, sólo por un ratito? ¿Mientras comprobamos las cosas?

Bonnie subió la cremallera de su bolso, lo tiró por encima del hombro, y se

dirigió a la puerta, pasando junto a Meredith sin mirarla. Tenía la intención

de salir pero, en el último minuto, dio la vuelta en la puerta para

enfrentarlas de nuevo, incapaz de callarse lo que estaba pensando.

—Lo que me está matando aquí —dijo—, es lo hipócritas que son ustedes

dos. ¿No se acuerdan cuando el Sr. Tanner fue asesinado? ¿O el vagabundo

que casi murió en el Puente Wickery? —Ella realmente estaba temblando de

furia—. Todo el mundo en el pueblo pensó que Stefan era responsable.

Todas las evidencias apuntaban a él. Pero Meredith y yo no lo creímos,

porque Elena nos dijo que ella sabía que Stefan no podía haberlo hecho,

que él no lo habría hecho. Y le creímos, a pesar que no tenía ninguna

prueba que darnos —señaló, mirando fijamente a Elena, que bajó sus ojos

al suelo—. Yo había pensado que podían confiar en mí de la misma manera

—miró hacia atrás y adelante entre ellas—. El hecho de que estén

sospechando de Zander a pesar de que estoy aquí de pie, diciendo que él

no le haría daño a nadie, deja claro que no me respetan —dijo con

frialdad—. Tal vez nunca lo hicieron. —Bonnie salió de la habitación,

enganchando la correa de la bolsa de lona más alta en el hombro.

—Bonnie —oyó detrás de ella y se volvió a mirar una vez más. Meredith y

Elena estaban tras ella, con idénticas expresiones de frustración en sus

rostros.

—Voy con Zander —dijo Bonnie secamente. Eso les mostraría lo que

pensaba sobre sus sospechas de él.

Cerró la puerta tras ella.

28

Traducido por krispipe

Corregido por LadyPandora

Page 128: 9 hunters moonsong (1)

—Por supuesto que Bonnie está molesta —dijo Alaric—. Este es su primer

novio de verdad. Pero vosotras tres habéis pasado por muchas cosas

juntas. Ella regresará a ti, y te escuchará, una vez que tenga la oportunidad

de calmarse.

Su voz era profunda y amorosa, y Meredith cerró los ojos y sostuvo el

teléfono con más fuerza junto a su oído, imaginando su apartamento de

alumno de postgrado con el cómodo sofá de color marrón y las estanterías

de cajas de leche. Nunca había deseado con tanta fuerza estar allí.

—¿De todos modos, qué pasa si le sucede algo? —dijo Meredith—. No

puedo esperar a que Bonnie supere su enfado conmigo si está en peligro.

Alaric hizo un ruido pensativo en el teléfono, y Meredith podía imaginarlo

arrugando la frente como lo hacía cuando estaba analizando un problema

desde diferentes ángulos.

—Bueno —dijo al fin—. Bonnie ha estado pasando un montón de tiempo

con Zander, ¿verdad? ¿Un montón de tiempo a solas? Y ha estado bien

hasta el momento. Creo que podemos concluir que, aunque Zander sea el

que está detrás de los ataques en el campus, no tiene planeado hacerle

daño a Bonnie.

—Creo que tu razonamiento tiene algo engañoso—dijo Meredith, sin

embargo, se sintió extrañamente reconfortada por sus palabras.

Alaric dio un pequeño resoplido de risa y sorpresa.

—No me llames fanfarrón —dijo—. Tengo la reputación de ser lógico.

Meredith escuchó el crujido de la silla del escritorio de Alaric al otro lado

de la línea y se lo imaginó recostado, el teléfono metido en sus hombros,

las manos detrás de su cabeza.

—Siento mucho lo de Samantha —dijo con la voz sobria.

Meredith se metió más en su cama, apretando la cara contra la almohada.

—No puedo hablar de eso todavía —dijo ella, cerrando sus ojos—. Sólo

tengo que averiguar quién la mató.

—No sé si eso va a ser útil —dijo Alaric—. Pero he estado haciendo algunas

investigaciones sobre la historia de Dalcrest.

—¿Como los fantasmas y los extraños misterios en todo el campus de los

que habló el profesor de Elena en la clase?

—Bueno, aún hay más en la historia de la universidad que lo que él les

contó —dijo Alaric.

Meredith pudo oírlo revolver los papeles, probablemente hojeando las

páginas de uno de sus cuadernos de investigación.

—Dalcrest parece ser algo así como un punto de acceso paranormal. Ha

habido incidentes que suenan como ataques de vampiros y hombres lobo a

lo largo de su historia, y esta no es la primera vez que ha habido una serie

de misteriosas desapariciones en el campus.

—¿En serio? —Meredith se sentó—. ¿Cómo puede mantenerse la

universidad abierta si la gente desaparece todo el tiempo?

—No es todo el tiempo —dijo Alaric—. La última gran ola de desapariciones

fue durante la Segunda Guerra Mundial. Hubo un montón de movilidad

Page 129: 9 hunters moonsong (1)

demográfica en ese momento, y aunque los estudiantes desaparecidos

dejaban amigos y familiares atrás, la policía asumió que los jóvenes

desaparecidos se habían escapado para alistarse y las mujeres para casarse

con soldados o para trabajar en fábricas de municiones. El hecho de que

los estudiantes nunca volvieron de nuevo parece haber sido ignorado, y los

casos no fueron relacionados.

—Un trabajo estupendo por parte del departamento de policía —dijo

Meredith con acritud.

—También hay un montón de comportamientos extraños en el campus —

dijo Alaric—. Hermandades de mujeres en los años setenta practicando

magia negra, ese tipo de cosas.

—¿Alguna de esas hermandades siguen activas? —preguntó Meredith.

—No esas específicamente —dijo Alaric—. Pero es algo a tener en cuenta.

Puede que haya algo en el campus que haga a las personas más propensas

a experimentar con lo sobrenatural.

—¿Y qué es eso? —preguntó Meredith, dejándose caer en su espalda de

nuevo—. ¿Cuál es su teoría, profesor?

—Bueno, no es mi teoría —dijo Alaric—. Pero encontré a alguien online que

sugiere que puede ser que Dalcrest esté en algún lugar con una gran

concentración de cruce de líneas de ley, del mismo modo que en Fell´s

Church. Esta parte de Virginia tiene un gran poder sobrenatural, pero

algunas partes incluso más que otras.

Meredith frunció el ceño. Las líneas de ley, las líneas fuertes de Poder

corriendo por debajo de la superficie de la tierra, brillaban como balizas en

el mundo sobrenatural.

—Y alguna gente teoriza que, donde hay líneas de ley, las barreras entre

nuestro mundo y las Dimensiones Oscuras son más delgadas —continuó

Alaric.

Haciendo una mueca, Meredith recordó las criaturas a las que Bonnie, Elena

y ella se habían enfrentado en la Dimensión Oscura. Si fueran capaces de

cruzar, llegar a Dalcrest como el kitsune había llegado a Fell´s Church,

todo el mundo estaba en peligro.

—Sin embargo, no tenemos ninguna prueba de esto —dijo Alaric

tranquilizadoramente, apresurándose a llenar el silencio entre ellos—.

Todo lo que sabemos es que Dalcrest tiene una historia de actividad

sobrenatural. Ni siquiera sabemos con certeza si eso es a lo que nos

estamos enfrentando ahora.

Una imagen de los muertos ojos en blanco de Samantha llenó la mente de

Meredith. Había habido una mancha de sangre a través de su mejilla por

debajo de su ojo derecho. La escena del crimen había sido tan espantosa, y

Samantha había sido asesinada tan horriblemente.

Meredith creyó en su corazón que la teoría de Alaric podía ser correcta: no

había manera de que Samantha hubiera sido asesinada por un ser humano.

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29

Traducido por Jessie_Maddox

Corregido por LadyPandora

—Deberíais estar orgullosos.

Los componentes de la Sociedad Vitale estaban alineados en el salón bajo

tierra, justo como habían estado el primer día cuándo se quitaron las

vendas. Enfrente de ellos, bajo del arco, los “Vitales” con máscaras negras

les miraban sin hacer ruido.

Ethan caminaba entre los componentes, con los ojos llenos de vida.

—Deberíais estar orgullosos —repitió—. La Sociedad Vitale os ha ofrecido

una oportunidad. La oportunidad de convertiros en uno de nosotros, de

uniros a una organización que puede daros un gran poder, que puede

ayudaros en vuestro camino al éxito. Ethan paró y les miró.

—No todos vosotros valíais la pena —dijo seriamente—. Os hemos visto, lo

sabéis. No solo cuándo estáis aquí o haciendo uno de los eventos de

promesa, sino todo el tiempo. Los candidatos que no pudieron hacerlo,

quiénes no se merecían unirse a nosotros, fueron eliminados.

Matt miró alrededor. Era verdad, había unos pocos de los que habían

estado en la primera quedada. Ese señor, alto y barbudo que era una

especie de genio de la biogenética, no estaba. Esa chica rubia delgada,

quién Matt recordaba obstinadamente de la carrera, tampoco estaba allí.

Solo habían quedado diez.

Ethan levantó sus manos como si estuviera dándoles una especie de

bendición.

—Por último es hora de que seáis iniciados, de convertiros en miembros de

la Sociedad Vitale, de enseñar nuestros secretos y caminar a nuestro lado.

Matt sintió una oleada de orgullo cuando Ethan les sonrió a todos. Sintió

como los ojos de Ethan se clavaban durante un momento más largo en él

que en los demás, y como su sonrisa era más cálida para Matt. Como si

Matt fuera, entre estos componentes excepcionales, especial.

Ethan empezó a caminar a través de la multitud y habló de nuevo, esta vez

sobre las preparaciones que necesitaban ser hechas para sus iniciaciones.

Le pidió a un par de los “componentes” que trajeran rosas y lilas para

decorar la habitación, sonaba como si esperase que fueran a comprarlas en

una floristería, y a otros a encontrar velas. Francamente, se acordó de Elena

y las otras chicas planeando el baile del instituto.

—Está bien —dijo Ethan, señalando a Cloe y a una chica de cabello largo

cuyo nombre era Anna—. Me gustaría que vosotras dos fuerais a la

herboristería y comprarais hierba mate, guaraná, espino, ginseng,

camomila y danshen[1]. ¿Queréis escribirlo?

Matt se animó un poco. Las hierbas eran místicas y misteriosas, como

corresponde a una sociedad secreta, aunque el ginseng y la manzanilla

sólo le recordaron el té que su madre bebía cuando tenía un resfriado.

Ethan se movió hacia Matt, y este esperó preparado para ser enviado en

busca de un poche. Pero Ethan, bloqueándole los ojos a Matt, inclinó la

Page 131: 9 hunters moonsong (1)

cabeza un poco, lo que le indicó a Matt que debería reunirse con él aparte

del resto del grupo. Matt corrió a reunirse con Ethan un poco

intrigado. ¿Qué es lo que Ethan no podía decir delante de los demás?

—Tengo un trabajo especial para ti, Matt —dijo Ethan, frotando sus manos

juntas en un placer evidente ante la perspectiva—. Quiero invitar a tu

amigo Stefan Salvatore a unirse a nosotros.

—¿Perdona? —dijo Matt, confundido.

—Para ser un miembro de la Sociedad Vitale —explicó Ethan—. Le echamos

de menos cuándo seleccionamos al principio de año a los candidatos, pero

ahora que me he reunido con él, creo que… pensamos… —E hizo un gesto

con la mano en el silencio mirando a las figuras enmascaradas del otro

lado de la habitación—, que sería un complemento ideal para nosotros.

Matt frunció el ceño, no quería quedar como un idiota en frente de Ethan,

pero algo le parecía fuera de lo normal.

—Pero no ha hecho ninguna de las cosas de las promesas, ¿no es

demasiado tarde para que él forme parte de este año?

Ethan sonrió un poco, sólo una inclinación final de sus labios.

—Creo que podemos hacer una excepción para Stefan.

—Pero… — comenzó Matt a protestar, pero en vez de eso le devolvió

la sonrisa a Ethan—. Lo voy a llamar y veré si está interesado —prometió.

Ethan le dio una palmada en la espalda a la ligera.

—Gracias Matt, eres un natural de Vitale, lo sabes. Estoy seguro de que

puedes convencerle.

Ethan se alejó, y Matt le miró preguntándose porqué la alabanza se sentía

amarga en este momento.

Fue porque no tenía sentido, decidió Matt, caminando de regreso a su

dormitorio después de la reunión promesa. ¿Que tenía tan especial Stefan

para que Ethan hubiera decidido que tenía que tenerlo ahora y no esperar

al próximo año? Bueno sí; vampiro, era lo que tenía de especial Stefan,

pero nadie lo sabía. Y era guapo y sofisticado, siempre tenía una imagen

europea que tenía a todas las chicas de la secundaria cayendo a sus pies,

pero él no era tan guapo, y había un montón de estudiantes extranjeros en

el campus.

Matt se quedó inmóvil. ¿Estaba celoso? Quizás no era justo que a Stefan le

ofrecieran inmediatamente algo por lo que Matt se había esforzado, algo

que Matt pensaba que era sólo suyo.

Pero, y ¿qué? No era culpa de Stefan si Ethan quería darle un tratamiento

especial. Stefan estaba sufriendo tras la ruptura con Elena, tal vez le haría

bien unirse a la Sociedad Vitale. Y sería divertido tener a uno de sus amigos

en la sociedad. Stefan se lo merecía, la verdad: era valiente y noble, un

líder, aunque no había manera de que Ethan y los demás se pudieran

enterar.

Tirando firmemente a la basura cualquier pensamiento de si era justo o no,

Matt sacó su móvil y llamó a Stefan

—Oye —dijo—. ¿Te acuerdas de ese tipo Ethan?

Page 132: 9 hunters moonsong (1)

***

—Supongo que no lo entiendo —dijo Zander. Su brazo alrededor del

hombro de Bonnie se sentía fuerte y sólidamente tranquilizador y su

camiseta, donde había enterrado su cara contra él, olía a algodón limpio y

suavizante—. ¿Que era por lo que tú y tus amigas estabais peleando?

—El punto es que no confían en mi juicio —dijo Bonnie, secándose los

ojos—. Si hubiera sido cualquiera de ellos, no habrían sido tan rápido en

sacar conclusiones.

—¿Conclusiones acerca de que? —preguntó Zander, pero Bonnie no

respondió. Después de un momento, Zander extendió la mano y recorrió

suavemente con el dedo lo largo de la línea de su mandíbula y otra vez por

sus labios, con sus ojos fijos en su rostro—. Por supuesto que puedes

quedarte aquí cuanto quieras, Bonnie. Estoy a tu servicio —dijo en un tono

extrañamente formal.

Bonnie miró alrededor de la habitación de Zander con interés, nunca había

estado antes aquí, de hecho, ella había tenido que llamarle para averiguar

en qué residencia dormía, y cómo era de extraño que una novia no lo

supiera, pero si hubiera tratado de imaginar como sería su habitación,

habría asumido que estaría desordenada y típica de chico: viejas cajas de

pizzas en el suelo, ropa sucia, olores extraños, tal vez un cartel de una

chica medio desnuda en la pared… Pero, de hecho, era justo lo contrario.

Era muy básica y sin complicaciones; nada en la parte superior del

escritorio, sin cuadros en las paredes o alfombras en el suelo. La cama

estaba hecha con pulcritud.

Una cama individual. En la que estaban los dos sentados. Ella y su novio.

Bonnie sintió un aumento de calor a lo largo de su cara. En silencio maldijo

a su costumbre de ruborizarse, estaba segura de que incluso sus orejas

eran de un color rojo brillante. Sólo había pedido a su novio si ella podría

pasar a su habitación. Y, por supuesto, que era precioso y encantador

besarlo, era probablemente la experiencia más impresionante de su vida

hasta ahora, pero ella había empezado a besarle la noche anterior. ¿Qué

pasa si él creía que estaba sugiriendo algo más?

Zander se quedó mirándola pensativamente mientras Bonnie se ruborizaba.

—¿Sabes? —dijo Zander—. Puedo dormir en el suelo, no estaba

esperando… —Se interrumpió y ahora se sonrojaba también. La vista de

Zander nervioso inmediatamente hizo que Bonnie se sintiera mejor. Ella le

dio una palmada en el brazo.

—Lo sé —dijo—. Le he dicho a Meredith y a Elena que eras un buen tipo.

Zander frunció el ceño.

—¿Que? ¿Creen que no lo soy?

Cuando Bonnie no respondió, el la soltó lentamente, inclinándose hacia

atrás para echar un vistazo de cerca a su cara.

—Bonnie, cuándo estabas teniendo esa gran pelea, ¿era por mi?

Bonnie se encogió de hombros, envolviendo sus brazos alrededor de ella

misma.

Page 133: 9 hunters moonsong (1)

—Está bien, guau.

Zander se pasó la mano por el pelo

—Lo siento, sé que Elena y yo en realidad no nos caemos bien, pero estoy

seguro de que nos llevaremos mejor cuando nos conozcamos. No vale la

pena dejar de ser amigas de ellas.

—No es…

Las lágrimas brotaron en los ojos de Bonnie. Zander estaba siendo tan

dulce, y no tenía ni idea de cómo Elena y Meredith le habían hecho daño

—No te lo puedo contar —dijo.

—¿Bonnie? —Zander la acercó—. No llores, no puede ser tan malo.

Bonnie empezó a llorar más fuerte, con las lágrimas por sus mejillas, se

aferró a ella.

—Cuéntamelo.

—No es que simplemente no les gustes, Zander —dijo entre sollozos—.

Piensan que podrías ser el asesino.

—¿Qué? ¿Por qué?

Zander retrocedió, casi saltando a través de la cama, con el rostro blanco y

en shock. Bonnie le explicó lo que Meredith creyó ver, su impresión de que

el pelo bajo la capucha de la sudadera del atacante era de Zander.

—Lo cual es tan injusto —concluyó ella—. Porque aun cuando ella vio lo

que pareció ver, no es como si fueras la única persona con el pelo rubio en

el campus. Están haciendo el ridículo.

Zander contuvo el aliento, con los ojos muy abiertos, se sentó, quieto y en

silencio durante unos segundos. Luego extendió la mano y la puso bajo la

barbilla de Bonnie, volviendo la cara para que ellos se miraran directamente

a los ojos.

—Nunca te haría daño, Bonnie —dijo lentamente—. Me conoces, me

observas, ¿crees que soy un asesino?

—No —dijo Bonnie, con los ojos llenos de lágrimas—. No lo pienso, nunca

lo hice.

Zander se inclinó y la besó, sus labios suaves contra los de ella, como si

estuvieran sellando algún tipo de pacto.

Bonnie cerró los ojos y se apoyó en el beso. Se estaba enamorando de

Zander, lo sabía. Y, a pesar del hecho de que él se había escapado la otra

noche, justo antes del asesinato de Samantha, ella estaba segura de que él

no era el asesino.

[1]Danshen: es una sustancia utilizada en Medicina China para promover la

circulación de sangre y tratar la enfermedad vascular.

30

Traducido por Krispipe

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Corregido por Nikola

—¿Cappuccino y un croissant? —dijo la camarera, y, ante el asentimiento

de Elena, los puso sobre la mesa. Elena colocó sus cuadernos a un lado

para dejar espacio. Los exámenes parciales se acercaban, encima de todo

lo que estaba sucediendo. Elena había intentado estudiar en su habitación,

pero estaba demasiado distraída por la cama vacía de Bonnie. Ella y

Meredith estaban mal sin Bonnie.

No había mejorado mucho aquí en el café, tampoco, a pesar de conseguir

una de las principales mesas grandes al aire libre sobre la que podía

extender sus libros. Había intentado, pero su mente se mantuvo de regreso

a la muerte de Samantha.

Samantha era una buena chica, pensó Elena. Elena recordó cómo sus ojos

se iluminaban cuando se echaba a reír y la forma en que rebotaba en la

punta de sus pies como si estuviera explotando por moverse, correr, bailar,

demasiado llena de energía para quedarse quieta.

Meredith no hacía nuevos amigos tan fácilmente, pero la cuidada frialdad

que usualmente llevaba con los extraños se había relajado en torno a

Samantha.

Cuando Elena había dejado el dormitorio, Meredith estaba al teléfono con

Alaric. Tal vez él sabría qué decir, cómo consolarla. No queriendo

interrumpir la conversación, Elena le dejó una nota indicando donde

estaría, si Meredith la necesitaba.

Revolviendo el café, Elena levantó la vista para ver a Meredith acercándose

a ella. La chica más alta se sentó frente a Elena y le clavó sus graves ojos

grises. —Alaric dice que Dalcrest es un punto caliente para la actividad

paranormal —dijo—. Magia negra, vampiros, hombres lobo, el paquete

completo.

Elena asintió con la cabeza y añadió más azúcar a la taza. —Justo como el

profesor Campbell dio a entender —dijo, pensativa—. Tengo la sensación

de que sabe más de lo que está diciendo.

—Tienes que presionarlo —dijo Meredith con fuerza—. Si a él le gustaban

tus padres tanto, se va a sentir como que te tiene que contar la verdad. No

tenemos tiempo que perder. —Ella extendió la mano y partió un trozo del

croissant de Elena—. ¿Puedo coger esto? No he tenido nada para comer

hoy, y estoy empezando a sentirme mareada.

Mirando las líneas tensas en el rostro de Meredith, las sombras oscuras

bajo sus ojos, Elena sintió una punzada de simpatía. —Por supuesto —dijo,

empujando el plato hacia ella—. Acabo de llamar a Damon para reunirse

conmigo —miró como Meredith diezmaba el croissant, revolviendo aún

más el azúcar en su café. Elena sintió necesitad de comodidad.

No pasó mucho tiempo antes de que vieran a Damon caminar por la calle

hacia ellas, con su pelo liso y perfecto, su toda negra ropa casual elegante,

gafas de sol. Cabezas giraban mientras él caminaba, y Elena vio claramente

a una chica perder el equilibro y caerse de la acera.

Page 135: 9 hunters moonsong (1)

—Eso fue rápido —dijo Elena, mientras Damon sacaba una silla y se

sentaba.

—Soy rápido —contestó Damon—, y dijiste que era importante.

—Lo es —dijo Elena—. Nuestra amiga Samantha está muerta.

Damon hizo un gesto con la cabeza en reconocimiento. —Lo sé. La policía

está por todo el campus. Como si fueran a ser capaces de hacer algo.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Meredith, mirando hacia él.

—Bueno, estos asesinatos no caen exactamente bajo la agencia de policía,

¿verdad? —Damon estiró el brazo y le arrancó a Elena la taza de café de su

mano. Tomó un sorbo, y luego hizo una pequeña mueca de disgusto—.

Cariño, esto es demasiado dulce.

Las manos de Meredith eran bolas en sus puños, y Elena pensó que tenía

que acelerar las cosas. —Damon, si sabes algo sobre esto, por favor

cuéntanos.

Damon le devolvió su capuccino y señaló a la camarera que le trajera uno

para él. —Si te digo la verdad, querida, no sé mucho sobre la muerte de

Samantha, o la del compañero de habitación de Mutt, cualquiera que fuera

su nombre. No pude acercarme lo suficiente a los cuerpos para tener

alguna verdadera información. Pero he encontrado evidencias definitivas de

que hay otros vampiros en el campus. Unos descuidados —torció la cara en

la misma expresión que había hecho después de la degustación del café de

Elena—. Probablemente recién convertidos, supongo. Sin ninguna técnica.

—¿Qué tipo de evidencias? —preguntó Meredith.

Damon la miró sorprendido. —Los cuerpos por supuesto. Se deshicieron

muy mal de los cadáveres. Tumbas poco profundas, hogueras, ese tipo de

cosas.

Elena frunció el ceño. —¿Así que las personas que han desaparecido fueron

asesinadas por vampiros?

Damon agitó un dedo hacia ella burlonamente. —Yo no he dicho eso. Los

cuerpos que examiné, y déjenme decirles, excavar una tumba poco

profunda era realmente la primera vez para mí, no eran los mismos que

desaparecieron del campus. No sé si los otros estudiantes que

desaparecieron fueron asesinados por vampiros o no, pero alguien fue.

Varios alguienes. He estado tratando de encontrar a estos vampiros, pero

no he tenido suerte. Aún.

Meredith, que normalmente se habría sumado a Damon comentando sobre

ésta siendo la primera vez que excavaba una tumba, se quedó pensativa.

—Vi el cuerpo de Samantha —dijo vacilante—. No me pareció un típico

ataque de vampiros. Y de la manera en que Matt describió el cuerpo de

Chirstopher, no creo que lo hiciera, tampoco. Estaban… —Ella tomó una

respiración profunda—, mutilados. Desgarrados.

—Podría ser una manada de vampiros realmente enojados, o descuidados

—dijo Damon—. O podrían ser hombres lobo feroces. Es más su estilo. —

La camarera apareció con su capuccino, y él le dio las gracias

amablemente. Ella se retiró, ruborizándose.

Page 136: 9 hunters moonsong (1)

—Hay otra cosa —dijo Elena una vez que la camarera estaba fuera del

alcance de audición. Miró inquisitivamente a Meredith, quién asintió con la

cabeza hacia ella—. Estamos preocupadas por Bonnie y su nuevo novio. —

Rápidamente, esbozó las razones que tenían para sospechar de Zander y

de la reacción de Bonnie a sus preocupaciones.

Damon levantó una ceja cuando terminó su bebida. —¿Así que piensas que

el pequeño cardenal podría estar en peligro? —sonrió—. Me ocuparé de

ella, princesa. No te preocupes.

Dejando caer unos cuantos dólares en la mesa, se levantó y caminó por la

calle, desapareciendo en un bosque de areces. Unos minutos más tarde, un

gran cuervo negro con brillantes plumas iridiscentes se elevó por encima

de los árboles, agitando sus alas con fuerza. Dio un graznido estridente y

se fue volando.

—Eso fue sorprendentemente amable de su parte —dijo Meredith. Su cara

todavía estaba cansada y demacrada, pero su voz estaba interesada.

Elena no tenía que mirar para saber que su amiga estaba mirándola

especulativamente. Ojos recatadamente bajos, sintiendo sus mejillas color

rosa, tomó otro sorbo de su capuccino. Damon estaba en lo cierto. Era

demasiado dulce.

31

Traducido por Krispipe

Corregido por Nikola

Page 137: 9 hunters moonsong (1)

¿Por qué siempre quieren estar en la cima de los edificios? Pensó Bonnie

irritada. En el interior. En el interior se está muy bien. Nadie se cae y muere

si están en el interior de un edificio. Pero aquí estamos.

Mirar las estrellas desde lo alto del edificio de ciencias durante una cita con

Zander era romántico. Bonnie estaría en otro pequeño picnic durante la

noche, ellos dos. Pero una fiesta en un techo diferente, con un grupo de

amigos de Zander no era romántico, ni siquiera un poco.

Ella tomó un sorbo de su bebida y se trasladó fuera del camino sin mirar

siquiera al oír el topetazo de los cuerpos goleando el suelo y los gruñidos

de la lucha de los chicos. Después de dos días viviendo con Zander, estaba

empezando a obtener el nombre de sus amigos: Tristan y Marcus eran los

que estaban rodando por el suelo con Zander. Jonah, Camden, y Spencer

estaban haciendo algo que ellos llamaban parkour, que mayormente

parecía implicar correr como idiotas y casi caerse de la azotea. Enrique,

Jared, Daniel, y Chad estaban todos jugando un elaborado juego de

bebidas en la esquina. Había un par de tipos más que merodeaban

alrededor a veces, pero éste era el grupo principal.

A ella le gustaban, realmente. La mayor parte del tiempo. Ellos eran

bulliciosos, claro, pero siempre eran muy agradables con ella:

consiguiendo sus bebidas, inmediatamente tendiéndole sus chaquetas si

tenía frío, diciéndole que no tenían idea de que veía ella en un perdedor

como Zander, lo que era claramente su forma de declarar lo mucho que lo

amaban y que estaban felices de que él tuviera una novia.

Miró a Zander, que estaba riendo mientras realizaba una llave a Tristan y le

frotaba los nudillos sobre la parte superior de la cabeza. —¿Te rindes? —

dijo, y gruñó sorprendido cuando Marcus, gritando con alegría, los abordó

a ambos.

Habría sido más fácil si hubiera otras chicas alrededor a las que pudiera

llegar a conocer. Si Marcus, que era muy lindo al estilo melenudo de

Bigfood, o Spencer, que tenía el tipo de elegancia de niño rico de muy buen

gusto que algunas muchachas encuentran muy atractivo, tuvieran una

novia habitual, Bonnie tendría a alguien para intercambiar una mirada

irónica mientras los chicos actuaban como necios.

Pero, a pesar de que alguna chica aparecía ocasionalmente aferrándose al

brazo de alguno de los chicos, Bonnie nunca volvía a verla después de

aquella noche. A excepción de Bonnie, Zander parecía viajar en un mundo

casi exclusivamente masculino. Y, tras dos días siguiendo el desfile de

machos por la ciudad, Bonnie estaba empezando a cansarse de eso. Echaba

de menos tener chicas para hablar. Echaba de menos a Elena y a Meredith,

en concreto, a pesar de que todavía estaba enojada con ellas.

—Hey —dijo ella, haciendo su camino a Zander—. ¿Quieres salir de aquí un

rato?

Zander envolvió su brazo alrededor de sus hombros. —Um. ¿Por qué? —

preguntó, inclinándose para besar su cuello.

Bonnie rodó los ojos. —Esto es un poco fuerte, ¿no te parece? Podríamos ir

a dar un paseo agradable y tranquilo o algo así.

Page 138: 9 hunters moonsong (1)

Zander pareció sorprendido pero asintió con la cabeza. —Por supuesto, lo

que quieras.

Ellos hicieron su camino hasta la escalera de incendios, seguidos por unos

cuantos gritos de los amigos de Zander, que parecían creer que él estaba

yendo por comida y que en breve volvería con alitas calientes y tacos.

Una vez que estaban a una cuadra de distancia de la fiesta en la azotea, el

ruido se desvaneció y esto fue apacible, excepto por el sonido distante de

un coche de vez en cuando en las carreteras cercanas. Bonnie sabía que

debería sentirse con los pelos de punta, caminando por la noche por el

campus, pero no lo hacía. No con la mano de Zander en al suya. —Esto es

agradable, ¿verdad? —dijo Bonnie feliz, contemplando la media luna sobre

sus cabezas.

—Sí —dijo Zander, balanceando su mano entre ellos—. Ya sabes, yo solía ir

en largas caminatas, carreras, realmente, con mi padre por la noche. Muy

lejos del país, bajo la luz de la luna. Me encanta estar fuera en la noche.

—Oh, eso es dulce —dijo Bonnie—. ¿Ustedes siguen haciendo eso cuando

estás en casa?

—No. —Zander vaciló y se encogió de hombros, su pelo colgando en su

rostro. Bonnie no podía leer su expresión—. Mi papá… él murió. Hace

tiempo.

—Lo siento mucho —dijo Bonnie sinceramente, apretando su mano.

—Estoy bien —dijo Zander sin dejar de mirar sus zapatos—. Pero ya sabes,

no tengo hermanos o hermanas, y los chicos se han convertido en una

especie de familia para mí. Sé que pueden ser un dolor a veces, pero son

realmente buenos. Y son importantes para mí —miró a Bonnie por el rabillo

de sus ojos.

Él se veía tan aprensivo, Bonnie sintió una aguda punzada de afecto para

él. Era dulce que Zander y sus amigos fueran tan cercanos, esto debía

haber sido las cosas de familia que él tenía que enfrentar la otra noche. Él

era leal, mucho más de lo que ella sabía. —Zander —dijo—. Sé que son

importantes para ti. No quiero alejarte de tus amigos, tonto. —Ella levantó

la mano para envolver sus brazos alrededor de su cuello y lo besó

suavemente en la boca—. Tal vez sólo por una hora o dos a veces, pero no

por mucho tiempo, te lo prometo.

Zander le devolvió el beso con entusiasmo, y Bonnie se estremeció toda

hasta sus pies.

Aferrándose el uno al otro, se dirigieron a un banco por el lado del camino

y se sentaron a besarse un poco más. Zander se sentía tan bien bajo sus

manos, todo elegantes músculos y piel suave, y Bonnie pasó las manos por

sus hombros, a lo largo de sus brazos, por sus costados.

A su contacto, Zander de repente hizo una mueca.

—¿Qué te pasa? —dijo ella, levantando su cabeza hacia el lado de la de él.

—Nada —dijo Zander, alcanzándola—. Estuve jugando un poco con los

chicos, ya sabes. Ellos juegan duro.

—Déjame ver —dijo Bonnie, agarrando el borde de su camiseta, medio

preocupada y medio queriendo simplemente verificar los abdominales de

Page 139: 9 hunters moonsong (1)

Zander. Él había resultado ser sorprendentemente modesto, teniendo en

cuenta que estaban compartiendo habitación.

Haciendo una mueca de nuevo, él aspiró aire a través de sus dientes

mientras Bonnie levantaba su camiseta. Ella abrió la boca. Todo el costado

de Zander estaba cubierto de feos moretones negros-púrpura.

—Zander —dijo Bonnie horrorizada—, éstos se ven realmente mal. No

recibes golpes como estos sólo jugando un poco. —Ellos parecen como si

estuvieras luchando por tu vida, o alguna otra persona lo estuviera, pensó,

y apartó esas palabras.

—No son nada. No te preocupes —dijo Zander, tirando de la camiseta hacia

abajo. Comenzó a rodear con sus brazos alrededor de ella de nuevo, pero

Bonnie se alejó, sintiéndose vagamente enferma.

—Me gustaría que me cuentes qué pasó —dijo.

—Lo hice —dijo Zander confortablemente—. Ya sabes lo locos que se

ponen estos chicos.

Eso era cierto, ella nunca había conocido a chicos tan alborotadores.

Zander la alcanzó de nuevo, y esta vez Bonnie se acercó a él, volviendo la

cara hacia arriba para que la besara. A medida que sus labios se

encontraron, recordó a Zander diciéndole: “Tú me conoces. Tú me ves”.

Lo conocía, se dijo Bonnie a sí misma. Podía confiar en Zander.

***

Cruzando la calle, Damon se paró a la sombra de un árbol, viendo a Bonnie

besar a Zander.

Tenía que admitir que sentía una pequeña punzada, viéndola en los brazos

de otra persona. Había algo tan dulce en Bonnie, y ella era valiente e

inteligente bajo ese exterior de algodón de azúcar. El ángulo de la brujita

le añadía un toque de sabor, también. Siempre había pensado en ella como

suya.

Por otra parte, ¿el pequeño cardenal no se merecía a alguien propio? Por

mucho que a Damon le gustara, no la amaba, él sabía eso. Viendo

iluminarse la cara del chico larguirucho en respuesta a su sonrisa, pensó

que tal vez este lo haría.

Después de besarse durante unos pocos minutos más, Bonnie y Zander se

pusieron en pie y caminaron de la mano, hacia lo que Damon sabía que era

la residencia de Zander. Damon los siguió, manteniéndose en las sombras.

Resopló un aliento de burlona risa. Estoy ablandándome en mi

vejez, pensó. De vuelta en los viejos tiempos se habría alimentado de

Bonnie sin pensárselo dos veces, y aquí estaba, preocupado por su vida

amorosa.

Aun así, sería bueno que la pelirroja pudiera ser feliz. Si su novio no era

una amenaza.

Damon esperaba que la feliz pareja desapareciera en el dormitorio juntos.

En su lugar, Zander besó a Bonnie y la vio entrar, luego se dirigió atrás.

Damon le siguió, manteniéndose oculto, mientras él volvía a la fiesta donde

habían estado antes. Unos pocos minutos más tarde, Zander volvió a bajar,

seguido por su manada de ruidosos chicos.

Page 140: 9 hunters moonsong (1)

Damon se contrajo en irritación. Dios me libre de los chicos universitarios,

pensó. Ellos iban probablemente a atiborrarse en un bar de alimentos

grasosos. Después de un par de días vigilando a Zander, estaba listo para

volver con Elena e informar de que el muchacho no era culpable de nada

más que de ser ordinario.

En vez de dirigirse hacia el bar más cercano, sin embargo, los chicos

corrieron por todo el campus, rápidos y decididos, como si tuvieran un

importante destino en mente. Llegando al borde del campus, se dirigieron

hacia el bosque.

Damon les dio unos segundos y a continuación los siguió.

Él era bueno en esto, era un depredador, un cazador natural, por lo que le

llevó unos minutos de escucha, de enviar su Poder fuera, de finalmente

correr a través del bosque, negras ramas chasqueando delante de él, para

darse cuenta de que Zander y sus chicos habían desaparecido.

Finalmente, Damon se detuvo y se apoyó contra un árbol para recuperar el

aliento. El bosque estaba en silencio excepto por el sonido inocente de

diversas criaturas del bosque ocupadas en sus actividades y su propio

jadeo irregular. Esa manada de chicos ruidosos y molestos se le habían

escapado, desapareciendo sin el menor rastro. Apretó los dientes y apisonó

su ira por haber sido evitado, hasta que fue mayormente curiosidad sobre

cómo lo habían hecho.

Pobre Bonnie, pensó Damon mientras fastidiosamente alisaba y ajustaba su

ropa. Una cosa estaba muy clara: Zander y sus amigos no eran del todo

humanos.

***

Stefan se estremeció. Todo esto era un poco extraño.

Estaba sentado en un sillón de terciopelo con respaldo en un enorme

cuarto subterráneo, mientras estudiantes universitarios vagaban alrededor

arreglando flores y velas. La habitación era impresionante, Stefan les daría

lo siguiente: cavernosa pero elegante. Pero los pequeños arreglos de flores

parecían presuntuosos y falsos de alguna manera, como un escenario

montado en el Vaticano. Y las figuras con máscaras negras que estaban al

acecho en el fondo de la sala, observando, lo ponían nervioso.

Matt lo había llamado para contarle sobre algún tipo de sociedad secreta a

la que se había unido, y que el líder quería que Stefan se uniera también.

Stefan acordó reunirse con él y hablar de ello. Nunca fue mucho de unirse,

pero le gustaba Matt, y esto era algo que hacer.

Esto alejaría su mente de Elena, había pensado. Acechando el campus, y se

sentía como acechando, cuando vio a Elena, con la forma en que sus ojos

fueron atraídos irresistiblemente hacia ella mientras se apresuró a salir de

la vista, la había visto. A veces ella estaba con Damon. Las uñas de Stefan

se clavaron en sus manos. Conscientemente relajándose, volvió su atención

de nuevo a Ethan, que estaba sentado en una pequeña mesa de él.

—Los miembros de la Sociedad Vitale tienen un lugar muy especial en el

mundo —decía, inclinándose hacia adelante, sonriendo—. Sólo lo mejor de

Page 141: 9 hunters moonsong (1)

lo mejor puede aspirar a ser escogidos, y las cualidades que buscamos

creo que están muy bien ejemplificadas en ti, Stefan.

Stefan asintió cortésmente y dejó vagar su mente otra vez. Las sociedades

secretas eran algo sobre lo que en realidad sabía poco. La escuela de

noche de Sir Walter Raleigh en la Inglaterra Isabelina luchó con lo que

entonces era el conocimiento prohibido: la ciencia y la filosofía que la

iglesia declaró fuera de límites. II Carbonari de regreso a casa en Italia

trabajó para alentar a la rebelión contra el gobierno de las distintas

ciudades-estado, con el objetivo de la unificación de toda Italia. Damon,

Stefan sabía, jugueteó con los miembros del Club Fuego Infernal en

Londres unos pocos meses en la década de 1700, hasta que se aburrió con

su postura y la blasfemia.

Todas esas sociedades secretas, sin embargo, tenían algún tipo de

propósito. Rebelarse contra la moral convencional, perseguir la verdad, la

revolución.

Stefan se inclinó hacia delante. —Perdóname —dijo cortésmente—, pero

¿cuál es el punto de la Sociedad Vitale?

Ethan pausó su medio discurso para mirarlo, y luego mojó sus labios. —

Bueno —dijo lentamente—, los verdaderos secretos y rituales de la

Sociedad no pueden ser revelados a los forasteros. Ninguna de las

promesas conoce nuestras verdaderas prácticas y propósitos, todavía no.

Pero les puedo decir que hay innumerables beneficios en ser uno de

nosotros. Viajes, aventuras, poder.

—¿Ninguna de las promesas conoce su verdadero propósito? —preguntó

Stefan. Su inclinación natural a mantenerse alejado se estaba convirtiendo

en más decidida—. ¿Por qué no te poner una máscara como los demás?

Ethan lo miró sorprendido. —Yo soy la cara de la Vitale para las promesas

—dijo simplemente—. Ellos necesitan a alguien conocido para guiarlos.

Stefan tomó su decisión. No quería ser guiado.

—Disculpa, Ethan —dijo formalmente—, pero creo que yo no sería un

candidato apropiado para su organización. Agradezco la invitación. —

Empezó a levantarse.

—Espera —dijo Ethan. Sus ojos eran grandes y dorados y había una

expresión hambrienta en ellos—. Espera —dijo lamiéndose los labios de

nuevo—. Nosotros… tenemos una copia de Hominis Dignitate de Pico della

Mirandola. —Él tropezó con las palabras como si no supiera muy bien lo

que eran—. Uno viejo, de Florencia, una primera edición. Conseguirías

leerlo. Podrías tenerlo si quieres.

Stefan se puso tenso. Había estudiado el trabajo de Mirandola en razón y

filosofía con entusiasmo cuando estaba vivo, cuando era un joven que se

preparaba para la universidad. Tuvo un repentino deseo visceral de sentir

el cuero viejo y el pergamino, ver el tipiado de los primeros días de la

imprenta, mucho mejor de alguna manera que los modernos libros

configurados por ordenador. No había manera de que Ethan supiera que

debería ofrecerle ese libro específico. Sus ojos se estrecharon.

Page 142: 9 hunters moonsong (1)

—¿Qué te hace pensar que eso me gustaría? —susurró, inclinándose sobre

la mesa hacia Ethan. Podía sentir el poder surgiendo a través de él,

alimentado por su furia, pero Ethan no se encontró con sus ojos.

—Yo… me dijiste que te gustan los libros antiguos, Stefan —dijo, y dio una

pequeña risa falsa, mirando a la mesa—. Pensé que estarías interesado.

—No, gracias —dijo Stefan, bajo y con rabia. No podía forzar a Ethan a

mirarlo a los ojos, no con todas esas personas alrededor, así que después

de un momento, se puso de pie—. Rechazo tu oferta —le dijo a Ethan

brevemente—. Adiós.

Se acercó a la puerta sin mirar atrás, manteniéndose derecho y alto. Miró a

Matt, que estaba hablando con otro estudiante, mientras llegaba a la

puerta y, cuando Matt lo miró a los ojos, le hizo un gesto y un movimiento

de cabeza, tratando de telegrafiar una disculpa. Matt asintió con la cabeza,

decepcionado pero sin discutir.

Nadie trató de detener a Stefan mientras salía de la habitación. Pero él

tenía la sensación de nervios en la boca del estómago. Había algo mal aquí.

No sabía lo suficiente como para disuadir a Matt de unirse, pero decidió

vigilar la Sociedad Vitale. Mientras cerraba la puerta detrás de él, pudo

sentir a Ethan observándolo

32

Traducido por Krispipe

Corregido por Paola Salvatore

La luz de la luna brillaba en la ventana, iluminando una larga franja de la

cama de Elena.

Meredith había estado dado vueltas un tiempo, pero ahora Elena podía oír

su respiración constante. Era bueno que Meredith estuviera durmiendo,

pues se estaba agotando trabajando de manera constante, patrullando

todas las noches, asegurándose de que todas sus armas estaban en

óptimas condiciones, salvaje de frustración por no ser capaz de encontrar

ninguna pista sólida sobre la identidad del asesino.

Elena estiró las piernas bajo las sábanas y giró su almohada para descansar

su cabeza sobre el lado más fresco. Ramas golpearon su ventana, y Elena

movió sus hombros contra el colchón, tratando de calmar su ocupada

mente. Deseaba que Bonnie llegara a casa.

El golpeteo en la ventana volvió, de nuevo, con fuertes golpes autoritarios.

Poco a poco, Elena cayó en la cuenta, un poco tarde, que no eran los

árboles cuyas ramas tocaban la ventana. Con el corazón latiendo con

fuerza, se sentó con un suspiro.

Ojos negros como la noche se asomaron a la ventana, piel tan pálida como

la luz de la luna. Al cerebro de Elena le tomó un minuto para comenzar a

Page 143: 9 hunters moonsong (1)

trabajar de nuevo, para entonces estaba fuera de la cama y abriendo la

ventana.

Él fue tan rápido y elegante que en el momento en que cerró la ventana y

se dio la vuelta, Damon estaba sentado en su cama, recostado sobre sus

codos y pareciendo totalmente relajado.

—Vaya cazadora de vampiros que es —dijo con frialdad, mirando a

Meredith mientras ella hacía un suave sonido en su almohada. Su mirada,

sin embargo, era casi cariñosa.

—Eso no es justo —dijo Elena—. Está agotada.

—Algún día su vida puede depender de que se mantenga despierta incluso

cuando está agotada —dijo Damon deliberadamente.

—Está bien, pero hoy no es ese día —dijo Elena—. Deja a Meredith

tranquila y dime lo que has descubierto sobre Zander. —Sentándose con

las piernas cruzadas en la cama junto a él, se inclinó hacia delante para

darle a Damon toda su atención.

Damon tomó su mano, suavemente entrelazando sus dedos con los de ella.

—No he descubierto nada definitivo —dijo—, pero tengo sospechas.

—¿Qué quieres decir? —dijo Elena, distraída. Damon le acariciaba el brazo

ligeramente con la otra mano, toques de pluma, y ella se dio cuenta de que

él la observaba con atención. Interiormente, se encogió de hombros un

poco.

¿Qué importaba, después de todo? Stefan la había dejado, no había ninguna

razón ahora para alejar a Damon. Echó un vistazo más a Meredith, pero la

chica de cabello oscuro estaba aun profundamente dormida.

Los ojos oscuros de Damon brillaban en la luz de la luna. Él pareció darse

cuenta de lo que estaba pensando, porque se acercó más a ella en la cama,

atrayéndola firmemente hacia él.

—Tengo que investigar un poco más —dijo Damon—. Definitivamente hay

algo extraño en él y en los chicos con los que corre por ahí. Son

demasiado rápidos, por una cosa. Pero no creo que Bonnie esté en peligro

inmediato.

Elena se puso rígida en sus brazos.

—¿Qué pruebas tienes de eso? —preguntó—. Y no se trata sólo de Bonnie.

Si alguien está en peligro, tiene que ser nuestra principal prioridad.

—Los vigilaré, no te preocupes. —Él se rió entre dientes, un seco sonido

íntimo—. Él y Bonnie están sin duda acercándose. Parecen embobados.

Elena dobló y separó sus cuidadosas manos, sintiéndose ansiosa.

—Si él puede ser peligroso, si hay algo malo en él como has dicho,

tenemos que advertirle sobre él. No podemos quedarnos sentados mirando

y esperando a que haga algo mal. Para entonces, podría ser demasiado

tarde.

Damon tiró de su espalda hacia él, su mano plana y firme contra su lado.

—Ya has intentado advertir a Bonnie, y no funcionó, ¿verdad? ¿Por qué te

escucharía ahora que ha pasado más tiempo con él, uniéndose con él, y

nada malo ha pasado? —Él negó con la cabeza—. No va a funcionar,

princesa.

Page 144: 9 hunters moonsong (1)

—Ojalá pudiéramos hacer algo —dijo Elena miserablemente.

—Si hubiera conseguido echar un vistazo a los cuerpos —dijo Damon

pensativo—, podría tener más de una idea de lo que podría estar detrás de

esto. ¿Supongo que irrumpir en la morgue está fuera de cuestión?

Elena consideró esto.

—Creo que probablemente se habrán deshecho de los cuerpos ya —dijo

dubitativa—, y no estoy segura de donde los llevarían a continuación.

¡Espera! —Ella se sentó con la espalda recta.

—La oficina de seguridad del campus podría tener algo, ¿no? ¿Registros, o

tal vez incluso imágenes de los cuerpos de Christopher y Samantha? Los

funcionarios del campus estaban por todas las escenas del crimen antes de

que la policía llegara allí.

—Podemos chequear eso mañana, sin duda —dijo Damon casualmente—.

Si eso te hace sentir mejor.

Su voz y su expresión eran casi desinteresadas, provocadoramente, y una

vez más, Elena sintió la extraña mezcla de deseo e irritación que con

frecuencia le provocaba Damon. Quería empujarlo lejos y tirar de él más

cerca al mismo tiempo.

Ella había casi decidido empujarlo lejos cuando él se volvió a mirar toda su

cara.

—Mi pobre Elena —dijo en un suave murmullo, sus ojos brillando en la luz

de la luna. Pasó una mano suave por el brazo de ella, el hombro y el cuello,

llegando a apoyarlo gentilmente en la línea de su mandíbula—. No puedes

escapar de las criaturas oscuras, ¿verdad, Elena? No importa cómo lo

intentes. Vienes a un nuevo lugar, encuentras un nuevo monstruo. —Le

acarició la cara con un dedo. Sus palabras estaban casi burlándose, pero su

voz era suave y sus ojos brillaban de emoción.

Elena apoyó la mejilla contra su mano. Damon era elegante e inteligente, y

algo en él le hablaba a la parte oscura, secreta de ella. No podía negar que

estaba atraída por él, que siempre había estado atraída por él, incluso

cuando se conocieron y le daba miedo. Y Elena lo había amado desde

aquella noche de invierno cuando se despertó como vampira y él se

preocupó por ella, la protegió y le enseñó lo que necesitaba saber.

Stefan la había dejado. No había ninguna razón por la que no debiera

hacer esto.

—Siempre quiero alejarme de las criaturas oscuras, Damon —dijo.

Él se quedó en silencio un momento, su mano acariciando su mejilla

automáticamente, y luego la besó. Sus labios eran como la seda fría contra

los de ella, y Elena se sintió como si hubiera estado vagando durante horas

por un desierto y había dado finalmente con una bebida fría.

Ella lo besó más duro, dejando ir su mano para enredar sus dedos en su

suave cabello.

Apartándose de su boca, Damon besó su cuello con suavidad, esperando el

permiso. Elena dejó caer la cabeza atrás para darle un mejor acceso. Oyó la

respiración de Damon silbar a través de sus dientes, y él la miró a los ojos

Page 145: 9 hunters moonsong (1)

un momento, su cara suave y más abierta de lo que nunca la había visto,

antes de bajar la cabeza hasta su cuello de nuevo.

Las picaduras de avispa gemelas de sus colmillos dolieron un momento, y

entonces ella se deslizó en la oscuridad, siguiendo una cinta de doloroso

placer que la llevó a través de la noche, la llevó a Damon. Elena sintió su

alegría y asombro al tenerla a ella en sus brazos sin culpa, sin reservas. A

cambió ella dejó que él sintiera su felicidad y su confusión sobre quererlo a

él y aún amar a Stefan, su dolor por la ausencia de Stefan. No había culpa,

ahora no, pero había un gran agujero en forma de Stefan en su corazón, y

ella dejó que Damon lo viera.

Está todo bien, sintió Elena de él, no completamente en palabras, sino en

una satisfacción sólida como una roca, como el ronroneo de un gato. Todo

lo que quiero es esto.

33

Traducido por Isane33✰

Corregido por Nikola

Ethan había, se percató Matt, totalmente perdido los papeles. La habitual

compostura alegre del tipo había desaparecido, y él estaba supervisando

los preparativos para la iniciación con la intensidad de un sargento.

—¡No! —gruñó desde el otro lado de la habitación. Se precipitó y dio una

palmada en la pierna de una chica que estaba de pie sobre una silla

entretejiendo rosas en la V de metal soldada en la parte superior del arco

central.

—¡Ay! —gritó ella, dejando caer las rosas en el suelo—. Ethan, ¿cuál es tu

problema?

—Nosotros no ponemos nada en la V, Lorelai —dijo con frialdad, y se

inclinó para recoger las flores—. Debes respetar los símbolos de la

Sociedad Vitale. Es una cuestión de honor. Cuando nuestro líder,

finalmente se una a nosotros, tenemos que demostrarle que somos

disciplinados, que somos capaces —empujó las rosas de regreso a sus

manos—. Nosotros no hacemos eso de cubrir con basura por completo el

símbolo de nuestra organización.

Lorelai lo miró fijamente. —Lo siento. Pero pensé que eras el líder de la

Sociedad Vitale, Ethan.

Todo el mundo había dejado de trabajar para ver la crisis de Ethan.

Al darse cuenta de que él era el centro de atención, Ethan respiró

profundamente, claramente tratando de recuperar su compostura.

Finalmente se dirigió a todos, desquitándose bruscamente con sus

palabras. —Estoy tratando de prepararlos, y de preparar esta cámara, para

la ceremonia de iniciación. Para ustedes. —Su voz fue aumentando

constantemente mientras miraba en torno a ellos—. Y es cuando me entero

de que, a pesar de todas sus promesas, son un grupo de incompetentes. Ni

siquiera pueden colocar una vela o mezclar algunas hierbas sin mi ayuda.

Nos estamos quedando sin tiempo, podría simplemente estar haciéndolo

todo por mí cuenta.

Page 146: 9 hunters moonsong (1)

Matt miró a su alrededor a las otras promesas. Sus rostros estaban

sorprendidos y cautelosos. Al igual que él, todo el tiempo todos habían

estado mejorando por Ethan y se sentían halagados y animados por sus

elogios. Ahora su modelo a seguir se había convertido en ellos, y nadie

parecía saber cómo reaccionar. Chloe, colocando las velas en el arco,

estaba ansiosa, sus labios estaban apretados con fuerza. Miró rápidamente

a Matt y luego apartó su mirada, hacia Ethan.

—Sólo dinos que quieres que hagamos, Ethan —dijo Matt, dando un paso

hacia adelante. Trató de mantener su nivel de voz tranquilizador—.

Daremos nuestro mejor esfuerzo para que todo sea perfecto.

Ethan lo fulminó con la mirada. —Ni siquiera pudiste conseguir que tu

amigo Stefan se uniera a nosotros —dijo con amargura—. Una simple

tarea, y fracasaste.

—Oye —dijo Matt, ofendido—. Eso no es justo. Traje a Stefan a hablar

contigo. Si él no está interesado, es su decisión. No tiene que unirse a

nosotros.

—Pongo en duda tu compromiso con la Sociedad Vitale, Matt —dijo Ethan

rotundamente—. Y la conversación con Stefan Salvatore no ha terminado.

—Él pasó junto a Matt, mirando brevemente al resto de las promesas

reunidas alrededor de él—. No hay mucho tiempo, todo el mundo. Vuelvan

al trabajo.

Matt podía sentir el inicio de un dolor de cabeza comenzando en sus

sienes. Por primera vez, se preguntó si tal vez él no quería unirse a la

Sociedad Vitale después de todo.

***

—Podría tener esta puerta abierta en un solo segundo —dijo Damon,

irritado—. En lugar de eso aquí estamos, esperando.

Meredith suspiró y movió con cuidado la horquilla en la cerradura. —Si

fuerzas la puerta, Damon, sabrán de inmediato que alguien entró en la

oficina de seguridad del campus. En lugar de forzar la cerradura, podemos

pasar desapercibidos, ¿vale? —La horquilla se enganchó en algo, y ella

la deslizó hacia arriba con cuidado, tratando de girarla para atrapar el

pasador de la cerradura para poder mover el interruptor. Entonces, la

horquilla se dobló, y ella perdió el ángulo. Gimió y buscó otra horquilla en

su bolsa. —Veintisiete armas —se quejó—. Traje veintisiete armas

diferentes a la universidad y ni una sola forzó la cerradura.

—Bueno, no puedes estar preparada para todo —dijo Elena—. ¿Qué tal si

utilizas una tarjeta de crédito?

—Estar preparada para todo es una especie de descripción de mi trabajo —

murmuró Meredith. Se sentó sobre sus talones y se quedó mirando la

puerta. El cierre era bastante débil: no sólo Damon, sino que ella o Elena

fácilmente podrían haberla forzado. Y sí, una tarjeta de crédito o algo

similar, probablemente funcionaría muy bien. Dejó caer la horquilla en su

bolso abierto, en su lugar sacó su billetera y encontró su identificación de

estudiante.

Page 147: 9 hunters moonsong (1)

El ID se deslizó directamente en la rendija entre la puerta y el marco de la

puerta, ella lo movió un poco con cuidado, y, bingo, fue capaz de deslizar

fácilmente la cerradura hacia atrás y abrir la puerta.

Meredith sonrió por encima del hombro a Elena, arqueando una ceja. —Eso

fue extrañamente satisfactorio —dijo.

Una vez estuvieron dentro y la puerta fue cerrada con llave una vez más

detrás de ellos, Meredith comprobó para asegurarse que las ventanas

estaban cubiertas, y luego encendió las luces. La oficina de seguridad

estaba amueblada sencillamente: paredes blancas, dos escritorios, cada

uno con un ordenador, una con una taza de café mediana olvidada encima,

y un archivador. Había una planta marchitándose en la ventana, sus hojas

estaban secas y oscurecidas.

—¿Estamos seguros de que ninguno de los oficiales va a aparecer y

atraparnos? —preguntó Elena con nerviosismo.

—Te lo dije, he comprobado sus rutinas —respondió Meredith.

—Después de las ocho, todos salvo uno de los guardias de seguridad en

servicio están patrullando el campus. El que no está patrullando está

sentado en el vestíbulo de la planta baja del edificio de administración,

manteniéndose en contacto por radio con los demás y ayudando a los

estudiantes que dejan las llaves dentro de sus dormitorios y esas cosas.

—Bueno, vamos a acabar con esto —dijo Damon—. Particularmente no me

entusiasma la idea de pasar toda la noche en este pequeño agujero

deprimente.

Su voz sonaba tanto bien educada como aburrida, como siempre, pero

había algo diferente en él. Estaba de pie muy cerca de Elena, tan cerca que

su brazo estaba rozando el de ella, y, mientras Meredith observaba, su

mano se acercó a tocar la espalda de Elena muy ligeramente, sólo con la

punta de sus dedos. Había una curvatura ligera y discreta en su boca, casi

como si Damon estuviera aún más satisfecho de sí mismo que de

costumbre.

—Bueno —preguntó él, echando un vistazo a Meredith—. ¿Y ahora qué,

cazadora?

Elena se apartó de él y se arrodilló frente al archivador antes de que

Meredith pudiera responder, abriendo el cajón superior. —¿Cuál era el

apellido de Samantha? Probablemente su archivo está de acuerdo con eso.

—Dixon —dijo Meredith, apartando el pequeño impacto que tenía cada vez

que alguien se refería a Samantha en tiempo pasado. Era sólo que… había

estado tan llena de vida—. Y Christopher era Nowicki.

Elena hojeó los archivos de los dos cajones, sacando primero una gruesa

carpeta y luego una segunda. —Los tengo. —Abrió la carpeta de Samantha

y su garganta emitió un sonido un poco enfermo—. Son… peor de lo que

pensaba —dijo, con voz temblorosa, mientras miraba las imágenes de la

escena del crimen. Pasó unas cuantas páginas—. Y aquí está el informe del

forense. Dice que murió a causa de la pérdida de sangre.

—Déjame ver —dijo Meredith. Tomó el archivo y se obligó a estudiar las

imágenes de la escena del crimen para ver si había dejado pasar algo

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cuando había estado allí. Sus ojos se mantenían alejados del pobre cuerpo

indefenso de Sam, así que tragó saliva y se centró en las áreas alejadas del

cuerpo, el suelo y las paredes del cuarto de Samantha—. ¿Pérdida de

sangre debido a que fue asesinada por un vampiro? ó ¿porque hay mucha

sangre en todas partes? —Estaba orgullosa de cuan estable estaba su voz,

de cualquier forma era más estable que la de Elena.

Ella tendió la carpeta hacia Damon. —¿Qué piensas? —preguntó.

Damon tomó la carpeta y estudió las fotos desapasionadamente, movió de

un tirón unas cuantas páginas para leer el informe del médico forense.

Luego tendió la mano hacia Elena para tener el archivo de Christopher y

también lo hojeó.

—No puedo decir nada con certeza —dijo después de unos minutos—. Al

igual que con los cuerpos que he encontrado, podrían haber sido

asesinados por hombres lobo, que son primitivos como este. O podría

haber sido vampiros descuidados. Demonios, fácilmente. Incluso los seres

humanos podrían hacer esto, si fueron motivados lo suficiente.

Elena hizo un suave sonido de negación, y Damon de repente le mostró su

brillante sonrisa.

—Ah, no olvidemos que los seres humanos pueden idear formas de

violencia mucho más creativas que lo que algunos simples monstruos

hambrientos pueden hacer, cariño. —Nuevamente serio, él miró las

fotografías una vez más—. Sin embargo, puedo decirles que más de una

criatura o persona fue responsable.

Su dedo trazó una línea en una de las imágenes, y Meredith se obligó a

mirar. Manchas de sangre salpicaban en forma de amplios arcos por la

habitación, más allá de los brazos extendidos de Samantha.

—¿Ven la forma en la sangre rociada aquí? —preguntó Damon—. Alguien

sostenías sus manos y otra persona sostenía sus pies, y al menos otro, tal

vez más, la mató. —Hojeó la carpeta abierta de Christopher de nuevo—. Es

lo mismo. Esto podría ser evidencia de que los hombres lobo son los

culpables, ya que les gusta viajar en manadas, pero no es una prueba

sólida. Pueden conseguir grupos de casi cualquier cosa. Incluso de

vampiros: no todos son tan autosuficiente como lo soy yo.

—Aunque Matt vio a una sola persona, o lo que sea, cerca del cuerpo de

Chris —señaló Elena—. Y él llegó hasta allí realmente pronto después de

que Christopher gritara.

Damon hizo un gesto despectivo con la mano. —Así que fueron rápidos —

dijo—. Un vampiro podría hacerlo antes de que un ser humano tuviera

tiempo de reaccionar hasta incluso de gritar. Casi cualquier cosa

sobrenatural podría. La velocidad viene en el paquete.

Meredith se estremeció. —Un paquete entero de algo —dijo, aturdida—.

Uno que podría haber sido lo suficientemente malo.

—Un paquete que es mucho peor —coincidió Damon—. ¿Están listas para

irnos ahora?

—Mejor comprobamos y verificamos si hay algo más y luego limpiarnos —

dijo Elena—. ¿Quieres hacer guardia afuera? Siento como que estamos

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realmente tentando a la suerte por estar aquí tanto tiempo. Podría dar

algún tipo de señal si ves que alguien se acercaba o usar tu poder para

deshacerte de ellos. ¿Por favor?

Damon sonrió con coquetería. —Voy a ser tu perro guardián, princesa,

pero sólo porque eres tú.

Meredith esperó hasta que salió para decir secamente: —Hablando de

perros, ¿recuerdas cuando Damon mató al perro faldero de Bonnie?

Elena abrió el primer cajón del archivador de nuevo y empezó a revisarlo

metódicamente. —No quiero hablar de esto, Meredith. De todos modos fue

Katherine quien mató a Yangtze.

—Simplemente no creo que te des cuenta en lo que te estás metiendo aquí

—dijo Meredith—. La no excelente relación de Damon con el material.

Las manos de Elena vacilaron en su avance eficiente. —Yo no… no es así —

dijo—. No es una relación, no quiero una relación con alguien, salvo Stefan.

Meredith frunció el ceño, confundida. —Bueno, entonces, que…

—Es complicado —dijo Elena—. Me preocupo por Damon, lo sabes. Estoy

viendo hacia donde las cosas podrían ir con él. Hay algo entre nosotros,

siempre lo ha habido. Con Stefan desaparecido… —Su voz se quebró—.

Tengo que darle una oportunidad. Sólo… sólo dejémoslo en paz por ahora,

¿de acuerdo? —Ella cogió la carpeta de Samantha para ponerla de nuevo en

el cajón. Los labios le temblaban, y Meredith estaba a punto de profundizar

en el tema: no lo iba a dejar en paz. No cuando Elena estaba molesta e

involucrada, más involucrada de lo que había estado antes, con el

peligroso vampiro Damon. Pero Elena la interrumpió. —Uh —dijo—. ¿Qué

crees que significa esto?

Meredith estiró el cuello para ver de lo que ella estaba hablando, y Elena

señaló. En la parte frontal del interior del archivo de Samantha estaba

escrita una V grande en color negro. Tomó el archivo de Christopher. —

Éste, también —dijo, mostrándolo a Elena.

—¿Vampiros? —preguntó Elena—. ¿La Sociedad Vitale? ¿Qué más comienza

con V y podría tener que ver con estos asesinatos?

—No sé —empezó a decir Meredith, cuando de repente escuchó el ruido de

un motor de un coche deteniéndose fuera del edificio. Un graznido

estridente llegó a través de la ventana.

—Ese es Damon —dijo Elena, empujando el archivo de Christopher de

nuevo en el gabinete—. Si no queremos que él tenga que forzar a todas las

fuerzas de seguridad, es mejor salir de aquí rápido.

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34

Traducido por Krispipe

Corregido por Nikola

—Me gusta tu lugar —le dijo Elena a Damon, mirando alrededor.

Se había sorprendido cuando la invitó a cenar. Una cita convencional era

algo que ella jamás asociaría con Damon, pero en su camino ella había

sentido un hormigueo de emoción y curiosidad. A pesar de haber vivido en

el mismo palacio que Damon en la Dimensión Oscura, nunca había visto

una casa que él hubiera hecho por sí mismo. Pese a su insolencia, se dio

cuenta, Damon era extrañamente privado.

Habría esperado que su departamento estuviera góticamente decorado en

negros y rojos, como las mansiones de vampiros que había visitado en la

Dimensión Oscura. Pero no era así en absoluto. En cambio, era

minimalista, pulcro y elegante en su sencillez, con paredes pálidas, un

montón de ventanas, muebles en vidrio y metal, y colores suaves y frescos.

Esto le convenía de alguna manera. Si no mirabas muy profundamente en

sus ojos oscuros y antiguos, él podría haber sido un hermoso joven

modelo o arquitecto, vestido de negro a la moda, firmemente arraigado en

el mundo moderno.

Pero no del todo moderno. Elena se detuvo en la sala de estar para admirar

la vista sobre la ciudad: las estrellas brillaban en el cielo por encima de las

tenues luces de las casas y los faros de los coches en las carreteras. En una

mesa de vidrio y cromo debajo de la ventana, algo brillaba intensamente.

—¿Qué es esto? —preguntó, cogiéndolo. Parecía como un balón dorado

revestido con una tracería de diamantes, justo el tamaño adecuado para

caber cómodamente en la palma de su mano.

—Un tesoro —dijo Damon, sonriendo—. A ver si puedes encontrar el cierre

en el lado.

Elena sintió la esfera con dedos cuidadosos, finalmente encontrando un

pasador ingeniosamente oculto y presionándolo. La pelota se desarrolló en

sus manos, dejando al descubierto una pequeña figura dorada. Un colibrí,

vio Elena, sosteniéndolo para inspeccionarlo, el oro perseguido con rubíes,

esmeraldas y zafiros.

—Gira la llave —dijo Damon, llegando detrás de ella, una mano fría en cada

uno de sus costados. Elena encontró la pequeña tecla debajo del ave y la

presionó. El pájaro arqueó el cuello y extendió sus alas, moviéndose lenta y

suavemente, mientras una delicada melodía comenzó a sonar.

—Es hermoso —dijo ella.

—Hecho para una princesa —le dijo Damon, sus ojos fijos en el ave—. Un

pequeño y delicado juguete, de Rusia antes de la revolución. Ellos tenían

artesanos allí en aquellos días. Un lugar divertido para estar, también, si no

eras un campesino. Palacios, fiestas, y cabalgar a través de la nieve en

trineos cargados de pieles.

—¿Estuviste en Rusia durante la revolución? —preguntó Elena.

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Damon rió, un sonido seco, poco agudo. —Estuve allí antes de la

revolución, querida. ”Salir antes de que las cosas vayan mal”, ese siempre

ha sido mi lema. Nunca me importó lo suficiente como para quedarme y

ver las cosas a través hasta el final. Antes de conocerte, de todos modos.

Cuando la música dejó de sonar, Elena se medio giró, con ganas de ver la

cara de Damon. Él le sonrió y llegó a tomarle la mano, cerrando el pájaro

de nuevo en su esfera. —Quédatelo —dijo. Elena trató de protestar, este

sin duda no tenía precio, pero Damon se encogió de hombros—. Quiero

que lo tengas —dijo—. Además, tengo un montón de tesoros, tiendes a

acumular cosas cuando vives varias vidas.

La hizo pasar al comedor, donde la mesa estaba puesta para uno. —

¿Tienes hambre, princesa? —preguntó—. He traído comida para ti.

Le sirvió una sopa increíble, algo que no reconoció, era suave y

aterciopelado en su lengua, con un toque de especias, seguida por una

pequeña ave asada, que Elena diseccionó cuidadosamente con el tenedor,

sus pequeños huesos resquebrajándose. Damon no comió, él nunca comía,

pero bebió una copa de vino y miró a Elena, sonriendo mientras ella le

contaba sobre sus clases, asintiendo con la cabeza seriamente cuando le

contó la factura que le estaba pasando a Meredith el patrullar cada noche.

—Esto estaba maravilloso —dijo al fin, aun picoteando la rica tarta de

chocolate sin harina que había tomado de postre—. Creo que es la mejor

comida que he tenido.

Damon sonrió. —Quiero darte lo mejor de todo —dijo—. Debes tener el

mundo a tus pies, ya sabes.

Algo en Elena se agitó. Dejó el tenedor y se levantó, acercándose a la

ventana para contemplar las estrellas de nuevo. —Has estado en todas

partes, ¿no es así, Damon? —preguntó. Apretó la palma de la mano contra

el vidrio.

Damon se acercó detrás de ella y la atrajo frente a él, acariciando

suavemente su cabello. —Oh, Elena —dijo—. He estado en todas partes,

pero lo que pasa con el mundo es que no deja de cambiar, así que siempre

es nuevo y excitante. Hay tantos lugares que quiero mostrarte, verlos a

través de tus ojos.

La besó en el cuello, sus caninos presionando suavemente contra la vena

en el lado de su garganta, a continuación puso las manos sobre sus

caderas, girándola de nuevo hacia la ventana, donde una extensión de

estrellas brillaban contra la noche. —La mayoría de las personas nunca ven

una décima parte de lo que el mundo humano tiene —murmuró en su

oído—. Sé extraordinaria conmigo, Elena. —Su aliento era caliente en su

garganta—. Sé mi princesa oscura.

Elena se apoyó en él temblando.

***

Querido Diario:

Ya no sé quién soy.

Esta noche, con Damon, casi podía imaginar mi vida si tomara lo que él me

ofrecía, convirtiéndome en su “princesa oscura”. Nosotros dos, de la mano,

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fuerte, hermosa y libre. Todo lo que quisiera sin tener que levantar un

dedo, desde joyas a ropa y comida maravillosa. Una vida por encima de las

preocupaciones que suelo tener, en algún lugar lejano. Experimentando y

viendo maravillas que ni siquiera puedo imaginar.

Tendría que ser un mundo sin Stefan, sin embargo. Él me ha excluido, por

completo. Pero viéndome con Damon, no sólo besándonos, sino siendo

quién Damon quiere que sea, le haría daño, lo sé.

Y no puedo soportar hacer eso.

Es como si hubiera dos caminos delante de mí. Uno en la luz del día, y

siendo la chica normal que pensé que quería ser: fiestas y clases y

finalmente, un trabajo y una casa y una vida normal. Stefan quiere darme

eso. El otro es en la oscuridad, con Damon, y estoy empezando a darme

cuenta de lo mucho que el mundo tiene para ofrecer, y cuánto quiero

experimentar todo lo que contiene.

Siempre he pensado que Stefan estaría conmigo en el camino iluminado.

Pero ahora lo he perdido, y ese camino parece tan solitario. Tal vez el

camino oscuro es realmente mi futuro. Tal vez Damon tiene razón, y le

pertenezco a él, en la noche.

***

—No puedo esperar para ver si sorpresa —rió Bonnie cuando ella y Zander

cruzaron el césped de la mano en el edificio de ciencias—. Eres tan

romántico. Espera que se lo cuente a los muchachos.

Zander le dio un beso ligero como una pluma en la mejilla, sus labios

cálidos. —Ya sé que he perdido todos mis puntos de tío guay por ti. Canté

karaoke contigo ayer por la noche.

Bonnie soltó una risita. —Bueno, después de que te introduje en Dirty

Dancing, teníamos que cantar el gran dúo, ¿verdad? No puedo creer que

nunca hubieras visto esa película antes.

—Eso es porque yo solía ser viril —admitió Zander—. Pero ahora he visto el

error en mi camino. —Él le dio una de sus sonrisas lentas, y las rodillas de

Bonnie casi se doblaron—. Fue una película linda.

Llegaron a la parte inferior de la escalera de incendios, y Zander la impulsó

y luego subió detrás de ella. Cuando llegaron al techo, Zander hizo un

gesto expansivo en el lugar delante de ellos. —Para nuestro aniversario de

seis semanas, Bonnie, una recreación de nuestra primera cita.

—¡Oh! ¡Es tan dulce! —Bonnie miró alrededor. Había una harapienta manta

del ejército, cubierta con una caja de pizza y refrescos. Las estrellas

brillaban arriba, como lo habían hecho seis semanas antes. Esto era dulce,

una idea romántica, aunque su primera cita no había sido tan

sorprendente. Luego se corrigió a sí misma: en realidad había sido una

cita muy sorprendente, a pesar de que había sido sencilla.

Ella se sentó en la manta, y luego se asomó a la caja de pizza y sonrió

voluntariamente. Olivas, embutidos y setas. Su favorita. —Al menos una

mejora en la recreación, sin embargo, veo.

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Zander se sentó junto a ella y le pasó el brazo alrededor de los hombros.

—Por supuesto sé lo que te gusta en tu pizza ahora —dijo—. Tengo que

prestarle atención a mi chica.

Bonnie se acurrucó bajo su brazo, y compartieron la pizza, mirando las

estrellas y hablando cómodamente sobre esto y aquello. Cuando la pizza

había desaparecido, Zander limpió cuidadosamente la grasa de sus manos

con una servilleta, y luego llevó ambas manos de Bonnie en las suyas. —

Necesito hablar contigo —dijo seriamente, sus ojos de color azul celeste

fijos en los de ella.

—Está bien —dijo Bonnie, nerviosa, un destello de pánico se inició en su

estómago. Sin duda, Zander no la habría traído todo el camino hasta aquí y

recreando su primera cita si tuviera planificado romper con ella, ¿verdad?

No, esto era una idea ridícula. Pero parecía tan solemne y preocupado—.

No estás enfermo, ¿verdad? —preguntó, horrorizada por la idea.

La comisura de la boca de Zander se contrajo en una sonrisa. —Eres tan

divertida, Bonnie —dijo—. Simplemente dices lo que pasa por tu cabeza.

Esa es una de las razones por las que te amo. —El corazón de Bonnie saltó

en su garganta, y sintió que sus mejillas se sonrojaban. ¿Zander la amaba?

Zander se puso serio otra vez. —Hablo en serio —dijo—. Sé que es muy

pronto, y no tienes que sentir como si necesitaras decir algo nuevo, pero

quería que sepas que me estoy enamorando de ti. Eres increíble. Nunca me

he sentido así antes. Nunca.

Lágrimas de feliz sorpresa saltaron en los ojos de Bonnie, y sorbió por la

nariz, apretando las manos de Zander firmemente. —Yo siento eso,

también —dijo con un hilo de voz—. Estas últimas semanas han sido

increíbles. Quiero decir, no creo que jamás me haya divertido tanto como

contigo. Nos tenemos el uno al otro, ¿sabes?

Se besaron, un beso largo, lento y dulce. Bonnie se inclinó contra Zander y

suspiró con satisfacción. Nunca había estado tan a gusto. A continuación

Zander se apartó.

Bonnie se acercó a él, pero Zander le cogió las manos de nuevo y la miró a

los ojos. —Es porque me estoy enamorando de ti —dijo lentamente—, que

tengo que decirte algo. Tienes derecho a saberlo. —Él apretó sus ojos

fuertemente por un momento, luego los volvió a abrir, mirando a Bonnie

como si quisiera saltar a su cabeza y saber cómo iba a reaccionar ella a lo

siguiente que dijo—. Soy un hombre lobo —dijo rotundamente.

Bonnie se sentó congelada por un momento, su mente luchando por

entender. Entonces lanzó un grito y apartó las manos de él, poniéndose de

pie. —Oh no —jadeó—. ¡Oh Dios mio! —Imágenes estaban corriendo a

través de su mente: la cara retorcida de Tyler Smallwood, grotescamente

prolongándose en un hocico, sus ojos amarillos y sus nuevos ojos de

pupilas hundidas mirándola con un odio feroz, sediento de sangre.

Meredith desplomándose en su cama como una muñeca abandonada, sus

ojos en blanco, mientras les contaba cómo el cuerpo de Samantha había

sido mutilado. El flash de pelo rubio que Meredith había visto cuando

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persiguió a una figura vestida de oscuro lejos de una chica gritando. Los

negros hematomas en el costado de Zander.

—Meredith y Elena estaban en lo cierto —dijo, apartándose de él.

—¡No! No, no es así, Bonnie, por favor —dijo Zander, luchando con sus pies

de modo que se quedaron frente a frente. Su rostro estaba pálido y tenso—

. Soy un buen hombre lobo, lo juro, yo no… no lastimo a la gente.

—¡Mentiroso! —gritó Bonnie, furiosa—. He conocido hombres lobo, Zander.

¡Para convertirte en uno tienes que ser un asesino! —Con esto, ella estaba

fuera, descendiendo por la escalera de incendios a la relativa seguridad de

la tierra.No mires atrás, no mires atrás, golpeando en su cabeza. Vete,

aléjate.

—¡Bonnie! —Zander llamó desde lo alto de la escalera de incendios, y ella

le oyó bajar ruidosamente detrás de ella.

Bonnie saltó los últimos metros desde el final de la escalera de incendios y

aterrizó, tropezando. Se enderezó y comenzó a correr inmediatamente.

Tenía que entrar, tenía que encontrar algún lugar en el que no estuviera

sola.

Por el rabillo del ojo, vislumbró movimiento en las sombras del edificio.

Jared y Tristan y, oh no, el gran y musculoso Marcus. Hombres lobo, se dio

cuenta, igual que Zander, parte de su manada. Bonnie pensó que se estaba

moviendo tan rápidamente como podía, pero, a medida que ellos entraron

en la luz, ella encontró un chorro fresco de velocidad.

—¡Bonnie! —llamó Jared con la voz ronca, y ellos fueron detrás de ella.

Ella estaba corriendo más rápido de lo que nunca lo había hecho, sollozos

jadeantes se arrancaban de su pecho, pero no era lo suficientemente

rápido. Estaban cerca de ella; podía escuchar sus fuertes pasos

alcanzándola.

—Sólo queremos hablar contigo, Bonnie —llamó Tristan, su voz nivelada y

calmada. Ni siquiera sonaba sin aliento.

—Detente —dijo Marcus—. Espera por nosotros.

Y oh Dios, él estaba llegando a su lado ahora, y Tristan a su otro lado,

interrumpiéndola. Se movieron más cerca, encerrándola.

Bonnie se detuvo, las manos en sus rodillas, tratando de recuperar la

respiración. Ardientes lágrimas corrían por su cara y goteaban de su

barbilla. La habían capturado. Había corrido y corrido, tan rápido como

pudo, pero no había sido capaz de conseguirlo. Los tres chicos paseaban a

su alrededor, encerrándola, sus rostros cautelosos.

Habían fingido ser sus amigos, pero ahora parecían cazadores, rodeándola.

Habían mentido, todos ellos.

—Monstruos —murmuró ella como una maldición, y se puso derecha,

todavía jadeando. La habían atrapado, pero no la habían derrotado todavía.

Ella era una bruja, ¿no? Apretó los puños y comenzó a entonar bajo su

respiración los hechizos de protección que la Sra. Flowers le había

enseñado para protección y defensa. No creía que pudiera vencer a tres

hombres lobo, no sin el tiempo para hacer un círculo mágico, sin ningún

tipo de suministros, pero tal vez podría herirlos.

Page 155: 9 hunters moonsong (1)

—Chicos, esperen. Deténganse. —Zander estaba viniendo ahora, corriendo

a través de los jardines de la universidad hacia ellos. Incluso a través de las

lágrimas calientes nublando su visión, Bonnie pudo ver lo hermoso que era,

lo elegante y natural corredor, sus largas piernas devorando la distancia, y

su corazón le dolió un poco más. Lo había amado tanto. Siguió entonando,

sintiendo el poder construyéndose en su interior como la presión de una

lata de soda sacudida, a punto de explotar.

Zander se detuvo cuando los alcanzó, apretando el hombro de Marcus con

una mano. Los otros tres le miraron.

—Ella se escapó de nosotros —dijo Tristan, y sonaba desconcertado y

resentido.

—Sí —dijo Zander—. Lo sé. —Lágrimas corrían por la cara de Zander,

también, notó Bonnie, y él no hacía ningún movimiento para borrarlas. Se

limitó a mirarla, sus hermosos ojos azules muy abiertos,

desgarradoramente triste. —Retrocedan, chicos —dijo sin apartar la vista

de Bonnie. Entonces, le agregó a ella—, haz lo que tengas que hacer.

Bonnie dejó de entonar, dejando que la energía acumulada se drenara. Dio

un áspero jadeo de aire, y luego, rápida como una flecha, su corazón

latiendo como si fuera a estallar fuera de su pecho, se echó a correr.

35

Traducido por Eva Medina

Corregido por Nikola

La noche de la iniciación para los nuevos miembros de la Sociedad Vitale

finalmente llegó. La tenebrosa sala estaba iluminada sólo por la dorada luz

de las velas colocadas alrededor y por el fuego de las antorchas que

estaban en las paredes. En la parpadeante luz, los animales tallados en la

madera de los pilares y los arcos parecían casi moverse. Matt, vestido con

una toga oscura como los otros iniciados, miraba a sus alrededores con

orgullo. Ellos habían trabajado duro y la sala lucía asombrosa.

En frente de la sala, bajo del arco más grande, había una larga mesa

cubierta por una tela roja oscura, haciéndola parecer un altar. En el centro

de la mesa había un enorme cuenco de piedra, casi como una fuente

bautismal, y alrededor de ella había rosas y orquídeas. Muchas flores

estaban dispersas en el suelo y la fragancia de las flores pisoteadas era tan

fuerte que era mareante. Las promesas se pusieron en fila, igualmente

distanciados, ante el altar.

Como si pudiera percibir su orgullo en cómo había salido todo, Chloe puso

su oscura capucha hacia atrás un poco y se inclinó hacia él para murmurar:

—Fabuloso, ¿eh?.

Page 156: 9 hunters moonsong (1)

Matt le sonrió. ¿Y qué si ella está saliendo con otra persona? A él aún le

gustaba. Él quería que fueran amigos, incluso si eso es lo único que podía

haber entre ellos.

Él tiró de su toga avergonzado, la tela era pesada y no le gustaba la manera

en la que ésta bloqueaba su visión periférica.

Los miembros de la Sociedad Vitale enmascarados zigzaguearon

silenciosamente entre las promesas, repartiendo copas llenas de alguna

clase de líquido. Matt lo olfateó y olía a jengibre y camomila y a algún otro

perfume familiar, así que para eso usaron las hierbas.

Él sonrió a la chica que se lo dio a él, pero no obtuvo respuesta. Los ojos

de detrás de la máscara se deslizaron neutralmente sobre él y ella siguió

adelante. Una vez que él fuese un miembro de la Sociedad Vitale, él sabría

quienes son los actuales miembros, los podría ver sin sus máscaras. Él le

dio un sorbo a su copa e hizo una mueca: esto sabía raro y amargo.

El tenue crujido de las capas moviéndose por el suelo se silenciaron

cuando la última copa se repartió y los enmascarados se retiraron bajo el

arco de detrás del altar para mirar. Ethan dio un paso adelante, subió al

altar y se echó hacia atrás su capucha.

—Bienvenidos —dijo él, levantando sus manos hacia la asamblea de

promesas—. Bienvenidos al verdadero poder, finalmente. —La luz de la

vela osciló por encima de su rostro, transformándolo en algo desconocido

y casi siniestro. Matt se movió nerviosamente y tomó otro poco de la

amarga mezcla herbal.

—¡Brindemos! —dijo Ethan. Él elevó su propia copa y las promesas elevaron

las suyas. Él dudó por un momento, y entonces dijo—, para ir más allá del

velo y descubrir la verdad.

Matt levantó su copa y la vació como las otras promesas. La mezcla dejó

una sensación arenosa en su lengua y él la raspó contra sus dientes.

Ethan miró a las promesas y sonrió, manteniendo las miradas con uno

después de otro. —Todos ustedes han trabajado tan duro —dijo él

cariñosamente—. Cada uno de ustedes ha alcanzado la cumbre de

inteligencia, fuerza y habilidad de liderazgo. Juntos serán una fuerza a

tener en cuenta. Han estado perfectos.

Matt se las arregló para contenerse de rodar los ojos. Era agradable ser

alabado, por supuesto, pero a veces Ethan era un poco demasiado

¿perfecto? Matt dudó de que eso fuera incluso posible. A él le parecía que

siempre podías esforzarte en ser un poco más, o un poco menos, algo. Tú

puedes desear siempre ser un poco mejor. Pero incluso si él puede,

después de todo, ser perfecto, sospechaba que eso tomaría más que

algunos recorridos de obstáculos y algunos ejercicios de problemas a

resolver en grupo para hacerlo.

—Y ahora es tiempo finalmente de descubrir su intención. —Ethan

continuó—. Es hora de completar la última etapa en su transformación de

alumnos ordinarios a verdaderos avatares del poder. —Él tomó una

plateada taza limpia y brillante del altar y la metió en el cuenco de piedra

en frente de él—. Con cada paso que den en la evolución, habrá que hacer

Page 157: 9 hunters moonsong (1)

sacrificios. Lamento cualquier dolor que esto pueda causarles.

Confórmense con saber que el dolor será temporal. Anna, camina hacia

delante.

Hubo una leve agitación entre las promesas. La charla sobre sufrimientos y

sacrificios era diferente al usual énfasis que Ethan le daba a horror y poder.

Matt frunció el entrecejo. Algo iba mal.

Pero Anna, que parecía pequeña en su gran toga, caminó sin dudarlo hacia

el altar y se sacó la capucha.

—Bebe —dijo Ethan tendiéndole la taza plateada. Anna parpadeó indecisa y

luego, con sus ojos fijos en Ethan, vació la taza. A medida que ella le

devolvía la taza a Ethan, ella se lamía los labios automáticamente, y Matt la

miró más atentamente. En la parpadeante luz de la vela, sus labios

parecían anormalmente rojos y resbaladizos.

Entonces Ethan la guió alrededor del altar y la abrazó. Él sonrió y su rostro

cambió, sus ojos se dilataron y sus labios retrocedieron en un gruñido. Sus

dientes parecían tan largos, tan afilados. Matt trató de gritar una

advertencia, pero se dio cuenta con horror que él no podía mover sus

labios, no podía dibujar el aliento para gritar.

Él supo, de repente, que había sido un tonto.

Ethan clavó sus colmillos hasta el fondo en el cuello de Anna. Matt se

tensó, intentando correr hacia ellos, para atacar a Ethan y mandarlo lejos

de Anna. Pero no se podía mover nada. Debía estar bajo algún tipo de

compulsión. O quizá algo en la bebida, algún ingrediente mágico, los hizo

a todos dóciles y tranquilos. Vio impotente como Anna luchó por unos

momentos, luego se relajó, con sus ojos rodando hacia su cabeza.

Bruscamente, Ethan dejó caer su cuerpo al suelo. —No se asusten —dijo él

amablemente, mirando a las horrorizadas y congeladas promesas—. Todos

nosotros. —Él hizo un gesto hacia los silenciosos enmascarados Vitale

detrás de él—, pasamos por esta iniciación recientemente. Deben

prepararse a ustedes mismos para sufrir lo que es sólo una muerte

pequeña y temporal, y entonces serán uno de nosotros, un verdadero

Vitale. Nunca envejecerán, nunca morirán. Poderosos para siempre.

Los afilados y blancos dientes y dorados ojos brillaban a la luz de la vela,

Ethan estiró el brazo hacia la siguiente promesa y Matt se tensó otra vez

preparado para gritar, para luchar. Ethan continuó: —Stuart, camina hacia

delante.

***

Elena olía tan bien, rico y dulce como una madura fruta exótica. Damon

quería simplemente enterrar su cabeza en la suave piel de la curva de su

cuello e inhalarla durante una década o dos. Enlazando su brazo con el de

ella, él la acercó a él.

—Tú no puedes entrar conmigo —le dijo ella por segunda vez—. Soy capaz

de hacer hablar a James sobre mis padres, pero no creo que él hable si hay

alguien más ahí. Sea cual sea la verdad sobre la Sociedad Vitale y sobre mis

padres, estoy segura de que él se avergüenza de ello. O se asusta o… algo.

Page 158: 9 hunters moonsong (1)

—Sin prestar atención a lo que ella estaba haciendo, Elena se agarró al

brazo de Damon más firmemente.

—Bien —dijo Damon testarudamente—. Esperaré fuera. No dejaré que él

me vea. Pero no vas a caminar por el campus en la noche tú sola. No es

seguro.

—Sí, Damon —dijo Elena en un tono convincente de mansedumbre y

descansó su cabeza en su hombro. La esencia alimonada de su champú se

mezclaba con la esencia de Elena. Damon suspiró con satisfacción.

Ella se preocupaba por él, él sabía eso, y Stefan se borró a sí mismo del

cuadro. Ella es todavía joven, su princesa, y un corazón humano puede

curarse. Tal vez, sin Stefan, ella podría finalmente ver cuan cerca estaba

ella, en mente y alma, a Damon, cuan perfectamente encajaban ellos

juntos.

En cualquier caso, ella era de él ahora. Él levantó su mano libre y acarició

su cabello, su sedoso cabello se moldeaba bajo sus dedos y sonrió.

La casa del profesor estaba apenas fuera del campus, justo al otro lado de

la calle. Ellos habían llegado al final del campus cuando la presencia

familiar que los había estado acechando en los últimos tiempos se

aproximó.

Damon se dio la vuelta para observar las sombras, llevando a Elena con él.

—¿Qué pasa? —preguntó Elena alarmada.

Sal, pensó Damon con exasperación, mandando su silencioso mensaje

hacia la espesa sombra del montón de robles. Sabes que no puedes

esconderte de mí.

Una oscura sombra se separó del resto, caminando hacia el sendero. Stefan

miraba al suelo, con los hombros hundidos y sus manos a los lados. Elena

lanzó un grito ahogado, un pequeño sonido herido.

Stefan se ve terrible, pensó Damon, con lástima. Su rostro parecía hundido

y tenso, con sus pómulos más prominentes de lo usual, y Damon apostaría

a que no había comido apropiadamente. Damon sintió una punzada de

desasosiego. Él no encontraba placer en causar dolor a su hermano. Ya no.

—¿Bueno? —dijo Damon elevando sus cejas.

Stefan lo miró. No quiero pelear contigo, Damon, dijo él silenciosamente.

Entonces no lo hagas, Damon le respondió y la boca de Stefan se retorció

en una media sonrisa de reconocimiento.

—Stefan —dijo Elena de repente, sonando como si la palabra se hubiese

sacudido fuera de ella—. Por favor, Stefan.

Stefan miró hacia el sendero bajo sus pies, no encontrándose con sus ojos.

—Te sentí cerca, Elena, y yo sentí tu ansiedad —dijo él con cansancio—.

Pensé que estabas en problemas. Lo siento, estaba equivocado. No debí

haber venido.

Elena se puso rígida y sus largas y oscuras pestañas cayeron sobre sus

ojos, escondiendo, Damon casi podía asegurar, el principio de lágrimas.

Un largo silencio se extendió entre ellos. Finalmente, irritado por la

tensión, Damon hizo un esfuerzo por romperlo. —Así que —dijo él con

indiferencia—, entramos en la oficina de seguridad del campo anoche.

Page 159: 9 hunters moonsong (1)

Stefan miró hacia arriba con un parpadeo de interés. —Oh, ¿encontraron

algo útil?

—Fotografías de las escenas de los crímenes, pero no fueron de mucha

ayuda —dijo Damon encogiéndose de hombros—. Los archivos estaban

marcados con una V negra, así que estamos tratando de encontrar su

significado. Elena está yendo a hablar con su profesor sobre la Sociedad

Vitale, para ver si esto puede tener algo que ver con ellos.

—La… ¿Sociedad Vitale? —dijo Stefan dudoso.

Damon movió su mano desdeñosamente. —Una sociedad secreta en la que

los padres de Elena estuvieron —dijo él—. ¿Quién sabe? Quizá no sea nada.

Pasando una mano sobre su rostro, Stefan parecía estar pensando mucho.

—Oh, no —murmuró él. Entonces, mirando a Elena por primera vez, él

preguntó—. ¿Dónde está Matt?

—¿Matt? —repitió Elena sobresaltada en su nostalgiosa contemplación de

Stefan—. Um, creo que tiene algún tipo de encuentro esta noche. Quizá

algún asunto del futbol.

—Me tengo que ir —dijo Stefan e inmediatamente se había ido. Con sus

capacidades aumentadas, Damon pudo escuchar los pasos de Stefan

alejándose. Pero para Elena, él sabía, Stefan no era nada más que una

silenciosa imagen borrosa.

Elena se volvió hacia Damon, con su rostro arrugándose en lo que él

reconoció como el preludio de más lágrimas. —¿Por qué me seguía si no

quería hablar conmigo? —dijo ella con la voz ronca por el pesar.

Damon apretó los dientes. Él estaba tratando duramente de ser paciente,

de esperar para que Elena le diera su corazón, pero ella seguía pensando

en Stefan. —Él te dijo —dijo él, manteniendo su voz uniforme—. Él quiere

asegurarse de que estás segura, pero él no quiere estar contigo. Pero yo sí.

—Renganchando su brazo firmemente con el suyo, él tiró de ella hacia

adelante—. ¿Vamos?

36

Traducido por Jessie_Maddox

Corregido por Nikola

Cuando abrió la puerta y vio a Elena, el rostro de James se arrugó, sólo por

una fracción de segundo, y se echó atrás como si estuviera considerando

cerrarle la puerta en la cara. Entonces pareció pensarlo mejor y la abrió

más, su cara plegándose en su sonrisa familiar.

—¿Por qué Elena? —dijo él—. Querida, no esperaba visita a esta hora. Me

temo que no sea el mejor momento. —Él se tocó el cuello—. Estaría

encantado de verte en la escuela, durante las horas de tutoría. Lunes y

Page 160: 9 hunters moonsong (1)

viernes, ¿recuerdas?, ahora si me disculpas. —Y, todavía sonriendo, se echó

hacia atrás e intentó cerrar la puerta en su cara.

Pero Elena balanceó su mano y le paró. —Espera —dijo rotundamente—.

James, sé que no querías hablar conmigo sobre pins, pero es importante.

Necesito saber más sobre la Sociedad Vitale.

Sus negros ojos brillantes se desviaron de ella hacia otro lugar, como si se

avergonzara. —Si, bien —dijo él—. El problema es desde luego que sin

vigilancia un alumno, cualquier alumno, entiendes, querida, no

estrictamente tú, esté en casa de su profesor. El malvado mundo en el que

vivimos, ya sabes. —Y con una suave sonrisa, él se colocó firmemente

contra la puerta—. Hay lugares y momentos.

Elena se echó atrás. —No creo ni por un minuto que estás intentando que

me vaya porque mi visita sea inapropiada —dijo ella—. No puedes

deshacerte de mi tan fácilmente, muchas personas corren peligro.

—Sé que tu y mis padres formaban parte de la Sociedad —continuó Elena—

. Necesito que me digas lo que sea que has estado callando estos días,

creo que Vitale está relacionada con las muertes y desapariciones del

campus, y tenemos que pararlo. Eres mi único enlace en este punto, James.

—Él vaciló, sus ojos llenos de emoción, y Elena lo convenció con su

mirada—. Más personas van a morir, pero tú puedes salvarlos, ¿lo harás?

James vaciló visiblemente y luego pareció rendirse por una vez, dejando

caer sus hombros. —No sé si algo que te cuente podrá ayudar —dijo, y le

dejó el camino libre a través del pasillo y su casa. La cocina estaba luciendo

limpia, con las superficies blancas impolutas, ollas de cobre, cestas llenas y

alegres paños de cocina y toallas colgadas de ganchos estaban

organizados en la parte superior de los armarios. Impresiones enmarcadas

de frutas y verduras colgadas en las paredes a intervalos. James le sentó en

la mesa y él se entretuvo haciendo una taza de té para ella.

Elena esperó pacientemente hasta que finalmente se detuvo junto a ella

con dos tazas de té. —¿Leche? —preguntó y le entregó la jarra sin mirarla a

los ojos—. ¿Azúcar?

—Gracias —dijo Elena, luego se inclinó sobre la mesa y puso su mano

sobre la de él manteniéndola así hasta que él alzó sus ojos para mirarla—.

Dime —dijo Elena.

—No sé nada acerca de los asesinatos —dijo James de nuevo—. Créeme, no

me habría guardado este secreto si pensara que alguien corría peligro.

Elena asintió con la cabeza. —Yo sé que no lo harías —dijo—. Incluso si no

hay una conexión con mis padres, tengo derecho a saber —le dijo Elena.

James suspiró, un largo sonido susurrante. —Esto fue hace mucho tiempo,

te entiendo —dijo—. Éramos jóvenes y un poco ingenuos. La sociedad

Vitale era una fuerza del bien, en aquel entonces. Adorábamos a espíritus

naturales y nos llamaba la energía de la tierra sagrada. Éramos una fuerza

positiva en la sociedad, interesados principalmente en el amor, la paz y la

creatividad. Hemos servido a otros. He oído decir que la Sociedad Vitale ha

cambiado desde aquellos días, que tiene elementos más oscuros tomados

sobre él. Pero yo no sé mucho sobre ellos ahora. Yo no me he involucrado

Page 161: 9 hunters moonsong (1)

con la Vitale durante años, no desde los acontecimientos que te voy a

contar.

Elena tomó un sorbo de té y esperó. Los ojos de James viajaron a su cara,

casi con timidez, luego se fijaron en la mesa. —Un día —dijo lentamente—,

un extraño hombre llegó a una de nuestras reuniones secretas. Él era… —

James cerró los ojos y se estremeció—. Nunca había visto a un ser de tanto

poder, o que irradiara una sensación de paz y amor. Todos nosotros no

teníamos ninguna duda de que estábamos en presencia de un ángel. Se

llamaba así mismo El Guardián. —Involuntariamente, Elena aspiró una

bocanada a través de sus dientes, silbando. Los ojos de James se abrieron

de golpe y él le dirigió una larga mirada—. ¿Los conoces? —En su

movimiento de cabeza, se encogió de hombros un poco—. Bueno, te

puedes imaginar como nos afectó.

—¿Qué quería El Guardián? —preguntó Elena, su estomago

estremeciéndose. Había conocido a Los Guardianes y a ella no le gustaban.

Fueron Los Guardianes, con frialdad y eficiencia, los que se negaron a traer

a Damon de vuelta cuando murió en la Dimensión Oscura. Y fueron Los

Guardianes quienes causaron el accidente que mató a sus padres al

intentar matar a Elena. Todos Los Guardianes que había conocido eran de

sexo femenino, sin embargo; ella ni siquiera sabía que había guardianes

varones también.

Elena sabía que, hermosas como los guardianes parecían ser, ellos no eran

ángeles, no estaban en el lado del bien, o para el caso, el lado del mal. Sólo

creía en la Orden. Podían ser muy peligrosos.

James miró brevemente, a continuación, jugueteó con el vaso de té y la

servilleta delante de él. —¿Quieres un bollo? —preguntó. Ella sacudió la

cabeza y lo miró fijamente y él suspiró de nuevo—. Tienes que entender

que tus padres eran muy jóvenes. Idealistas.

Elena tenía la sensación de hundimiento de que se iba a encontrar algo

profundamente desagradable. —Sigue —dijo.

En vez de continuar, sin embargo, James dobló la servilleta en cuadrados

pequeños y precisos, más y más pequeños, hasta que Elena se aclaró la

garganta. Entonces empezó otra vez. —El guardián nos dijo que había una

necesidad de un nuevo tipo de Guardián. Uno que sería mortal, en la

Tierra, y quién poseería poderes especiales que se necesitan para mantener

el equilibrio entre las fuerzas sobrenaturales buenas y malas en la Tierra.

En el transcurso de su visita, Elizabeth y Thomas, que eran jóvenes y

brillantes, buenos y profundamente enamorados, y que tenían un futuro

brillante por delante de ellos, fueron elegidos para ser los padres de este

Guardián mortal.

Dejó la servilleta desenvolverse en sus manos y miró a Elena significativa.

Le tomó un momento para recuperar el aliento.

—¿Yo?, ¿estás bromeando? yo no… —cerró la boca—. Tengo bastantes

problemas —dijo rotundamente. Hizo una pausa—. Espera, ¿por qué crees

que mis padres estaban siendo ingenuos? —le preguntó bruscamente—.

¿Qué hicieron?

Page 162: 9 hunters moonsong (1)

James bebió un sorbo de té. —Francamente, creo que necesito un poco

más antes de continuar —dijo—. He mantenido este secreto durante mucho

tiempo y todavía tengo que decirte la peor parte. —Se puso de pie y hurgó

en uno de los armarios, con el tiempo sacando una botella pequeña llena

de ámbar líquido. Se lo ofreció a Elena interrogante, pero ella negó con la

cabeza. Estaba bastante segura de que iba a necesitar la cabeza clara para

el resto de esta conversación. Se sirvió una cantidad generosa en su propia

taza.

—Por lo tanto —dijo él, sentándose de nuevo. Elena se dio cuenta de que él

todavía estaba ansioso, pero también que estaba empezando a disfrutar de

contar la historia. Era un chismoso natural y esto era aún más familiar para

él, porque era un chisme sobre los padres de Elena, la gente que tanto

conoció—. Thomas y Elisabeth estaban tremendamente halagados, por

supuesto.

—Y… —Elena le solicitó.

James entrelazó los dedos a través de su estómago y la miró, sus ojos

ensombrecidos. —Estuvieron de acuerdo en que, cuando la niña tuviera

doce años, los Guardianes se la llevarían, y que nunca volverían a verla otra

vez.

Elena de repente se sintió fría. ¿Sus padres se habían planteado la intención

de regalarla? Sentía como todos los recuerdos de su infancia se fueron

rompiendo. En un instante, James estaba a su lado. —Respira —dijo

suavemente. Jadeando, Elena cerró los ojos y se concentró en inhalar y

exhalar respiraciones profundas. Que sus padres, sus queridos padres, la

habían asumido como un proyecto temporal, era devastador. Ella nunca

había dudado de su amor hasta el momento.

Ella tenía que saber toda la verdad. —Sigue.

—Honestamente, ese fue el final de mi amistad con tus padres, y el final en

la Sociedad Vitale —dijo James, tomando otro largo trago de su whisky con

té—. No podía creer que nadie más en la sociedad Vitale vio el problema

con la crianza de un niño a la cúspide de la adolescencia y luego de su

renuncia por siempre, y no podía creer que tus padres, que yo sabía que

eran agradables y personas inteligentes estuvieran de acuerdo a ese plan.

Nos graduamos y cada uno se fue por caminos separados y no escuché de

tus padres hasta pasados unos doce años.

—¿Has oído algo de ellos, entonces? —preguntó Elena en voz baja.

—Tu padre me llamó. Los Guardianes se habían puesto en contacto con

ellos, listos para llevarte. Sin embargo, Thomas y Elisabeth no te dejarían

ir. —James sonrió con tristeza—. Ellos te querían demasiado, pensaban que

no estabas lista para salir de casa, eras solo una niña. Se habían dado

cuenta de que habían aceptado demasiado pronto el plan de Los

Guardianes, que no se dieron cuenta de lo que te esperaba, y que no

podían dejar ir a su hija sin saber a ciencia cierta que era lo mejor para

ella. Así que Thomas me pidió ayuda para protegerte. Ellos sabían que yo

me había incursionado en la brujería, cuando estaba en la universidad —

agitó la mano con modestia cuándo Elena miró hacia él—. Sólo pequeña

Page 163: 9 hunters moonsong (1)

magia, pero él y Elisabeth estaban desesperados. Así que reuní todo el

conocimiento que pude con la intención de ayudarlos.

Hizo una pausa, y una sombra se posó sobre su rostro. —Por desgracia,

era demasiado tarde, pocos días después de nuestra conversación, antes

de que incluso fuera a Fell’s Church, tus padres murieron en un accidente

de coche. He comprobado en los últimos años, pero no me pareció que los

Guardianes hubieran puesto sus manos sobre ti. Y ahora que estás aquí, no

creo que sea una coincidencia.

—Los Guardianes mataron a mis padres —dijo Elena con voz apagada—. Yo

lo sabía, pero no lo sabía… pensé que fue un accidente. —Ella estaba

luchando para envolver su mente alrededor de los secretos de su infancia.

Al menos en el extremo que sus padres no habían sido capaz de alejarla de

ellos. La habían querido, como ella pensaba que habían hecho.

—Ellos tienden a conseguir lo que quieren —dijo James.

—¿Porqué no me llevaron, entonces? —preguntó Elena.

James negó con la cabeza. —No lo sé, pero creo que hay una razón por la

que estás en Dalcrest ahora, donde comenzó para ti y para tus padres.

Creo que algún tipo de tarea se realizará aquí, y vienen a por tus poderes.

—¿Tareas? —preguntó Elena—. Pero yo tenía poderes una vez pero los

Guardianes se los llevaron. —Le habían quitado sin piedad sus alas y todas

sus habilidades. ¿Iban a devolvérselas cuando fuera el momento adecuado?

James suspiró y se encogió de hombros. —Los planes a veces tienen

formas curiosas de presentarse, incluso aquellos que están condenados

desde el principio —dijo—. Tal vez estas desapariciones son el primer

signo de ello, no sé, sin embargo, como dije en clase, Dalcrest es el centro

de una gran cantidad de actividad paranormal. Tiendo a pensar que,

cuando tu tarea se presente, lo sabrás.

—Pero yo no soy… —Elena tragó saliva—. No entiendo lo que todo esto

significa, yo sólo quiero ser una chica normal, ahora podría. Aquí.

James se inclinó sobre la mesa y le acarició la mano, sus ojos profundos

pozos de simpatía. —Lo siento, querida —le dijo—. Yo no querría ser el

que cargara con esto, pero te daré cualquier ayuda que pueda. Thomas y

Elisabeth querrían eso.

Elena sintió que no podía respirar. Tenía que salir de esta acogedora

cocina, lejos de los ávidos ojos de James. —Gracias —dijo, se apresuró a

empujar la silla fuera de la mesa y levantarse—. Me tengo que ir ahora, sin

embargo. Te agradezco que me contaras todo esto, pero tengo que pensar.

Le prestó atención a su alrededor todo el camino hasta la puerta de

entrada, claramente no estando seguro de si debía dejarla ir, y Elena estaba

a punto de gritar cuando llegó a la galería.

—Gracias —dijo otra vez—. Adiós. —Ella caminaba rápidamente sin mirar

hacia atrás, chasqueando sus zapatos contra el cemento de la acera.

Cuando ella estaba fuera de la vista de la casa de James, Damon se deslizó

entre las sombras uniéndose a ella. Elena mantenía la cabeza erguida,

parpadeando para alejar las lágrimas que se habían acumulado en sus ojos.

Por ahora este secreto sería de ella.

Page 164: 9 hunters moonsong (1)

37

Traducido por Sprinkling

Corregido por Nikola

Ethan tenía a Chloe, la estaba sosteniendo estrechamente en sus brazos

como una parodia de un abrazo de amor. Matt gimió más profundo en su

garganta y se tensó hacia ella, pero no pudo moverse, no pudo ni siquiera

abrir la boca para gritar. Los grandes ojos marrones de Chloe estaban fijos

en él, y estaban llenos de terror. Mientras Ethan inclinaba la cabeza en su

cuello, Matt mantenía su mirada y trataba de enviar a Chloe un mensaje

reconfortante con sus ojos.

Está bien, Chloe, pensó. Por favor, no dolerá mucho tiempo. Se

fuerte. Chloe gimió, congelada, sus ojos en los de Matt como si su mirada

firme fuera la única cosa manteniéndola de caerse en pedazos.

Manteniendo sus ojos en los suyos y su respiración lenta, Matt trató de

emanar calma, trató de tranquilizar a Chloe, mientras su mente trabajaba

frenéticamente. Incluyendo a Ethan, había quince Vitales. Todos vampiros.

Los otros Vitales estaban mirando tranquilamente desde detrás del altar,

dejando a Ethan tomar la dirección y engendrar las promesas.

Los cuerpos de cuatro de las promesas yacían a los pies de Ethan ahora.

Habían estado fuera de la escena por muchas horas al menos, sus cuerpos

pasando de la transición que los llevaría de cadáveres a vampiros.

Incluyendo a Matt y a Chloe, había seis promesas dejadas. Mientras más

esperara Matt para luchar, las peores posibilidades podrían pasar.

Pero, ¿qué podía hacer Matt? Si sólo pudiera romper esta involuntaria

quietud, si sólo no fuera un prisionero impotente. Trató de moverse de

nuevo, esta vez enfocando toda la fuerza en levantar su brazo derecho. Sus

músculos se tensaron con esfuerzo, pero después de casi treinta segundos

de tratar, se detuvo con disgusto. Se estaba agotando, y no se estaba

moviendo una pulgada. Lo que sea que lo sostenía era fuerte.

Pero podía descubrir un modo de liberarse, luego seria capaz de agarrar

una antorcha de la pared, tal vez. Debajo de su túnica, su cuchillo de

bolsillo pesaba en el bolsillo de sus pantalones. Los vampiros se

quemaban. Cortar sus cabezas los mataba. Si pudiera sólo contener a los

vampiros lo suficiente para empujar a Chloe y cualquiera otra promesa que

pudiese agarrar fuera de la habitación, luego podría volver más tarde con

refuerzos y luchar con una oportunidad de ganar.

Pero si no podía romper este hechizo o compulsión que estaba

manteniéndolo en su lugar, cualquier plan que se le ocurriera seria inútil.

Ethan levantó su cabeza del cuello de Chloe, sus afilados y largos dientes

saliendo de su garganta, y lamió con gentileza la roja sangre que goteaba

Page 165: 9 hunters moonsong (1)

de la herida de su cuello. —Lo se, cariño —murmuró—, pero es sólo por un

momento. Y luego viviremos por siempre.

Los ojos de Chloe se nublaron y aletearon cerrados, pero aún estaba

respirando, aún viva. Había aún una oportunidad para ella.

A los pies de Ethan, Anna se agitó y gimió. Mientras Matt la miraba con

horror, sus ojos se abrieron de golpe, y levantó la vista a Ethan, su

expresión confusa pero adoradora.

¡No! Matt pensó. ¡Es demasiado pronto!

Como si hubiese atrapado el pensamiento, Ethan se giró a Matt y le guiñó

un ojo. —Las hierbas en la mezcla que bebieron trabajaba para diluir tu

sangre y acelerar tu metabolismo —dijo, su voz tan casual y amigable

como si estuviesen hablando en la cafetería—. No estaba seguro si

funcionaría, pero parece como que si. Hace que la transición vaya mucho

más rápido. —Su sonrisa se amplió—. Soy un importante bioquímico, tú

sabes. —La boca de Ethan se manchó con sangre, y Matt se encogió pero

no pudo mirar lejos de los dorados ojos que lo sostenían.

Es posible, Matt pensó por primera vez, que tal vez no sobreviva a esto. Su

estomago rodó con nauseas. Realmente no queria convertirse en un

vampiro.

Si las nuevamente transformadas promesas se estaban levantando tan

pronto, las ya escasas probabilidades serían rápidamente imposibles.

Nuevos vampiros, recordó la transformación de Elena de nuevo en el

invierno, despertaban viciosos, irracionales, hambrientos, y fanáticamente

comprometidos con el vampiro que lo había transformado.

Ethan bajó la cabeza para morder el cuello de Chloe de nuevo, mientras

Anna se ponía en pie con una fluida, inhumana gracia. En el otro lado del

altar, Stuart estaba ahora comenzando a removerse, una larga pierna

cambiando sin cesar contra la negra madera del suelo. Su garganta

quemaba con sollozos de frustración sin voz, y Matt sintió su ultima llama

de esperanza comenzar a flaquear y morir. No había escapatoria.

De repente, la puerta en el extremo más lejano de la cámara explotó hacia

adentro, y Stefan barrió dentro.

Ethan levantó la vista con sorpresa, pero antes que él o los otros vampiros

pudieran moverse, Stefan voló a través de la cámara y arrancó a Chloe de

los brazos de Ethan. Ella cayó de plano frente al altar, sangre corriendo

bajo su cuello. Matt no podía decir si aún estaba respirando, aún se

aferraba a la vida como un humano, o no.

Stefan agarró a Ethan de su larga túnica y lo estrelló contra la pared.

Sacudió al vampiro de cabello rizado tan fácilmente como un perro podría

sacudir a una rata.

Por un momento, el terrible miedo que mantenía a Matt en este agarre se

aflojó. Stefan sabia que esto estaba sucediendo, Stefan lo había

encontrado. Stefan los salvaría.

Los otros Vitales estaban acelerando hacia Stefan ahora mientras él luchaba

con Ethan, sus largas túnicas flotando detrás mientras suavemente se

adelantaban, moviéndose como uno.

Page 166: 9 hunters moonsong (1)

Stefan era sin duda mucho más fuerte que cualquiera de ellos. Arrojó a una

vampira vestida de negro, la que le había tendido la copa, Matt pensó, lejos

de él fácilmente, y navegó a través de la cámara como si no fuese más

pesada que una muñeca de trapo, aterrizando en un arrugado montón

contra la pared opuesta. Sonriendo viciosamente, Stefan arrancó la

garganta de otro con sus dientes, y ella cayó en el suelo y se quedó quieta.

Pero había muchos de ellos, y sólo un Stefan.

Después de algunos minutos de mirar la pelea, Matt podía ver que esto era

inútil, y su corazón se hundió. Stefan era mucho más antiguo, y mucho

más fuerte, que ningún otro vampiro en la habitación, pero juntos lo

superaban. La marea de la batalla estaba girando, y lo estaban abrumando

a través de la pura fuerza de su número. Ethan estaba libre de él ahora,

enderezando su túnica, y cuatro de los vampiros Vitale, trabajando juntos,

fijaron los brazos de Stefan detrás suyo. Anna, sus ojos brillando,

chasqueó hacia él viciosamente.

Ethan agarró una antorcha de la pared de detrás suyo y miró a Stefan

especulativamente, ausentemente lamiendo la sangre del torso de su

mano. —Tuviste tu oportunidad, Stefan —dijo, sonriendo.

Stefan paro de luchar y colgó inerte entre los vampiros que sostenían sus

brazos.

—Espera —dijo, levantando la vista a Ethan—. Quieres que me una a ti. Me

pediste que me una a ti. ¿Aún me quieres?

Ethan inclinó su cabeza pensativamente, sus dorados ojos brillando.

—Lo hago —dijo—. Pero, ¿qué me dirás para hacerme creer que quieres

unirte a nosotros?

Stefan lamió sus labios. —Deja ir a Matt. Si lo dejas ir a salvo, me quedaré

en su lugar —hizo una pausa—. Palabra de Honor.

—Hecho. —Ethan dijo inmediatamente. Movió sus dedos en el aire sin sacar

sus ojos de Stefan, y Matt se tambaleó, de repente liberado de la

compulsión que lo había mantenido en su lugar.

Matt aspiró un largo suspiro y luego corrió estrechamente hacia el altar y

Chloe. Tal vez no era demasiado tarde. Aún podía salvarla.

—Detente. —La voz de Ethan agrietada imperativamente a través de la

habitación. Matt se congeló en el lugar, un vez más incapaz de moverse.

Ethan lo miró—. No ayudas. No peleas —dijo fríamente—. Te vas.

Matt miró implorantemente a Stefan. Seguramente no suponía que sólo se

fuera, que abandonara a Chloe y a Stefan y los otros vampiros Vitale.

Stefan lo miró de vuelta, sus rasgos rígidos. —Lo siento, Matt —dijo

categóricamente—. La única cosa que aprendí sobre estos años es que a

veces tienes que rendirte. La mejor cosa que puedes hacer justo ahora es

irte. Estaré bien.

Y luego, discordantemente intrusita y repentina estaba la voz de Stefan en

la cabeza de Matt. Damon, dijo ferozmente.Trae a Damon.

Matt tragó saliva y, mientras la compulsión de Ethan lo liberaba una vez

mas, asintió lentamente, tratando de verse derrotado mientras aún

señalaba a Stefan con sus ojos que el mensaje había sido recibido.

Page 167: 9 hunters moonsong (1)

No podía mirar a las promesas. No importaba cuan apresurado estaba, algo

o todo de ellos moriría antes de que regresara. Tal vez Stefan sería capaz

de salvar a algunos de ellos. Tal vez. Tal vez sería capaz de salvar a Chloe.

Su corazón golpeteaba con terror, su cabeza giraba con miedo, Matt corrió

por la salida y por ayuda. No miró atrás.

38

Traducido por Lauriplin

Corregido por Nikola

Bonnie no tenía sus llaves. Sabía exactamente donde estaban, pero eso no

le servía de mucha ayuda. Estaban encima de la mesita de noche que había

al lado de la limpia y sencilla cama individual de Zander.

Maldijo y dio patadas a la puerta, las lágrimas le corrían por la cara, ¿cómo

iba a coger sus cosas?

Un chico le abrió la puerta de su edificio.

—Jesús, relájate —le dijo.

Pero Bonnie ya le había empujado y estaba corriendo escaleras arriba hacia

su habitación.

Por favor, que estén aquí, pensó, aferrándose a la barandilla, por favor. No

tenía ninguna duda de que Elena y Meredith la consolarían, la ayudarían,

sin importar lo que ella les había dicho mientras discutían. Ellas ayudarían

a Bonnie a averiguar qué hacer.

Pero quizá estaban fuera. Y ella no tenía ni idea de donde encontrarlas, no

tenía ni idea de donde pasaban el tiempo libre estos días. ¿Cómo se había

distanciado tanto de sus mejores amigas? Se preguntó, pasándose las

manos por las mejillas, esparciendo sus lágrimas y mocos. ¿Por qué las

había tratado tan mal? Ellas sólo intentaban protegerla. Y tenían razón

sobre Zander; tenían tanta razón. Suspiró miserablemente.

Page 168: 9 hunters moonsong (1)

Cuando llegó al final de las escaleras, Bonnie llamó a la puerta de su

habitación con el puño, oyendo rápidamente movimiento dentro. Estaban

en casa. Gracias a Dios.

—¿Bonnie? —dijo Meredith sorprendida al abrir la puerta—. ¡Oh, Bonnie!

Cuando Bonnie se lanzó, sollozando, a los brazos de Meredith. Esta la

abrazó fuerte e intensamente, y, por primera vez desde que se había

alejado de Zander y había corrido por la escalera de incendios, Bonnie se

sintió a salvo.

—¿Qué te pasa Bonnie? ¿Qué ha pasado? —Elena estaba al lado de

Meredith, mirándola con preocupación, y parte de Bonnie se dio cuenta de

que la cara asustada y blanca de Elena estaba marcada por las lágrimas.

Ella había interrumpido algo, pero no podía pensar en eso ahora.

Más allá de Elena, se vio a sí misma en el espejo. Su pelo sobresalía

alrededor de su cara en una nube roja salvaje, tenía los ojos vidriosos y su

pálido rostro estaba cubierto de suciedad y lágrimas. Estoy, pensó en una

silenciosa semis-histérica risa, como si me hubieran perseguido hombres

lobo.

—Hombres lobo —se lamentó mientras Meredith tiraba de ella dentro de la

habitación—. Son todos hombres lobo.

—¿Qué quieres…? —Meredith se interrumpió—. Bonnie, ¿te refieres a

Zander y sus amigos? ¿Son hombres lobo?

Bonnie asintió con la cabeza, enterrando su cara en el hombro de Meredith.

Meredith la echó hacia atrás y la miró a los ojos.

—¿Estás segura, Bonnie? —le preguntó suavemente.

Ella miró a Elena y ambas miraron el cielo a través de la ventana.

—¿Los has visto cambiar? No es luna llena todavía.

—No —dijo Bonnie intentando recuperar el aliento tomando bocanadas de

aire entre sollozos—. Me lo dijo Zander. Y entonces, ¡oh, Meredith! Era tan

horrible, corrí y ellos me persiguieron. —Ella les explicó lo que había

pasado en el tejado y los jardines del colegio.

Meredith y Elena se miraban entre sí con curiosidad y luego miraban de

nuevo a Bonnie.

—¿Por qué te lo contó? —preguntó Elena—. No podía esperar que tuvieras

una buena reacción ante la noticia, habría sido más fácil mantenerlo en

secreto.

Bonnie sacudió la cabeza impotente. Meredith arqueó una ceja hacia ella.

—Hasta los monstruos se enamoran —dijo—. Pensé que sabías eso, Elena.

—Echó un vistazo a su bastón de caza, apoyándose a los pies de su cama—

. Bueno, se acerca luna llena. Ahora sabré que buscar.

Bonnie la miró con horror.

—¿No vas a cazarlos, verdad? —Era una pregunta estúpida, lo sabía.

Si Zander y sus amigos estuvieran detrás de los asesinatos y las

desapariciones del campus, Meredith tendría que cazarlos. Era su

responsabilidad. Era responsabilidad de todas, realmente, porque eran las

únicas que sabían la verdad, eran las únicas que podían mantener a todo el

mundo a salvo.

Page 169: 9 hunters moonsong (1)

Pero Zander, algo dentro de ella aullaba de dolor. Zander no…

—Ninguno de los ataques ocurrieron durante luna llena —dijo Elena

pensativamente. Meredith y Bonnie parpadearon hacia ella.

—Eso es verdad —coincidió Bonnie, frunciendo el ceño mientras recordaba.

—No sé cómo no nos dimos cuenta de eso antes, Bonnie —dijo—. Piensa

bien antes de responder. Tú has pasado mucho tiempo con Zander y sus

amigos. ¿Hubo algo en ellos que te haga pensar que podrían hacer daño a

alguien, daño de verdad, mientras no están en forma de lobo?

—¡No! —dijo Bonnie automáticamente. Entonces se detuvo, pensó y dijo

más despacio—. No, no lo creo. Zander es muy amable, y no creo que él

pudiera esconder eso. No todo el tiempo. Ellos hacen el bruto, pero nunca

les he visto pegarse, excepto entre ellos. E incluso cuando es entre ellos, ni

siquiera se pegan realmente, sólo juegan.

—Sabemos que quieres decir —dijo Meredith secamente—. Lo hemos visto.

Elena se colocó un mechón de pelo detrás de la oreja.

—Las desapariciones tampoco fueron en luna llena —dijo,

pensativamente—. Aunque supongo que podrían haber estado

secuestrando a gente y mantenerla prisionera, planeando matarla cuando

se convirtieran en hombres lobo. Pero eso… quiero decir, no he tenido

mucha experiencia con hombres lobo, a parte de Tyler, pero no me suena

mucho a hombre lobo. Demasiado estéril.

—Pero… —Bonnie se sentó en su cama—. ¿Crees que hay una posibilidad

de que Zander y sus amigos podrían no ser los asesinos? Entonces,

¿quienes son los asesinos? —se sintió desconcertada.

Meredith y Elena intercambiaron una mirada sombría.

—No te creerías las cosas que pasan en este campus —dijo Elena—. Vamos

a ponerte al día.

Bonnie se frotó la cara con las manos.

—Zander me dijo que él era un buen hombre lobo —dijo—. Que no hacía

daño a la gente. ¿Eso es posible? ¿Existen de verdad hombres lobo buenos?

Meredith y Elena se sentaron junto a ella, cada una a un lado y la

envolvieron con sus brazos.

—¿Tal vez? —dijo Elena—. Eso espero, Bonnie. Por ti.

Bonnie suspiró y se acurrucó más cerca de ellos, apoyando la cabeza en el

hombro de Meredith.

—Al menos no estoy sola. Estoy tan contenta de tenerlas chicas. Siento que

nos peleáramos.

Elena y Meredith la abrazaron más fuerte.

—Siempre nos vas a tener —le prometió Elena.

Un martilleo salvaje llegó de la puerta. Elena miró a Bonnie, que se tensó

visiblemente en la cama, pero mantuvo las manos en la cara, y luego a

Meredith, que asintió firmemente y alcanzó su bastón. Se les había

ocurrido a ambas, que si Zander quería hablar con Bonnie, sabía

exactamente donde vivía. Elena abrió la puerta y Matt se desplomó dentro.

Él vestía una larga túnica con capucha negra y sus ojos estaban

desesperados mientras jadeaba por recuperar el aliento.

Page 170: 9 hunters moonsong (1)

—¿Matt? —dijo con sorpresa, y miró a Meredith que se encogió de hombros

y bajó el bastón que tenía.

—¿Qué pasa? ¿Qué llevas puesto?

Él agarró a Elena por los hombros, sujetándola demasiado fuerte.

—Stefan está en peligro —dijo, y ella se congeló—. La Sociedad Vitale, son

vampiros. Stefan me salvó, pero él no puede luchar contra todos —les

explicó rápidamente lo sucedido en la cámara secreta de debajo de la

biblioteca, cómo había llegado Stefan a rescatarle y le había mandado a

pedir ayuda—. Están matando. Están cambiando a todos los novatos en

vampiros. Ni siquiera sé que tiene planeado Ethan para Stefan. Tenemos

que volver. Y necesitamos a Damon.

Meredith cogió su bastón de nuevo y, con cara sombría, recogió el bolso de

las armas que tenía en el armario. Bonnie se puso de pie, también,

apretando los puños y con la mandíbula firme.

—Voy a llamar Damon —dijo Elena, cogiendo el teléfono.

Damon la había dejado en su habitación después de acompañarla desde la

casa de James, pero probablemente seguía cerca. Stefan en peligro. Si él…

Si algo le sucedía, si algo le pasaba mientras estaban separados, mientras

ella seguía dolida y era su culpa, Elena nunca se lo perdonaría. La culpa era

como un cuchillo en el estómago. ¿Cómo podía haberle hecho daño a

Stefan así? Ella se sentía atraída por Damon, es cierto, le amaba, pero no

tenía ninguna duda de que Stefan era su amor verdadero. Y ella le había

roto el corazón. Haría cualquier cosa para salvar a Stefan. Moriría por él si

hacía falta.

Y, mientras escuchaba el sonido del otro lado de la línea, se dio cuenta de

que sin lugar a dudas, Damon también haría cualquier cosa por salvar a

Stefan.

Page 171: 9 hunters moonsong (1)

39

Traducido por Krispipe

Corregido por Nikola

Stefan no había tenido un plan cuando accedió a permanecer en el lugar de

Matt. Sólo sabía que tenía que salvar a Matt, y ahora esperaba que Damon

viniera por él. Las muñecas de Stefan le dolían con un sordo, palpitante

dolor insistente que era casi imposible ignorar. Intentó una vez más estirar

las cuerdas que los sujetaban a la silla, girando las muñecas de izquierda a

derecha en la medida de lo que podía para tratar de aflojar sus

restricciones, pero era inútil. No podía quitarlas.

Miró a su alrededor aturdido. La habitación parecía serena y misteriosa de

nuevo ahora, como lo había hecho la primera vez que dio una patada en la

puerta. Un buen lugar para una sociedad secreta. Antorchas ardían

intensamente, flores estaban dispuestas alrededor del improvisado altar.

Los Vitale se habían tomado el tiempo para limpiar después de unirse a él y

matar a las promesas.

Las cuerdas estaban cruzadas sobre su pecho y su estómago y terminaban

alrededor de su espalda; sus tobillos y rodillas estaban atados a las patas

de la silla, los codos y las muñecas a los brazos de la silla. Estaba bien

atado, pero era alrededor de las muñecas donde más dolían, porque

estaban puestas sobre su piel desnuda. Y quemaban.

—Están empapadas en verbena de modo que estarás demasiado débil para

liberarte, pero me temo que debe picar un poco —dijo Ethan

agradablemente, como si estuviera explicando un elemento interesante de

la cámara secreta de la arquitectura a su huésped—. Mira, puedo ser nuevo

en esto, pero sé todos los trucos.

Stefan apoyo la cabeza contra el respaldo de la silla y miró a Ethan con

ferviente disgusto. —No todos los trucos, sospecho.

Ethan era arrogante, pero Stefan estaba bastante seguro de que no había

sido un vampiro durante mucho tiempo. Si Ethan fuera aún humano, si

Page 172: 9 hunters moonsong (1)

nunca se hubiera convertido en vampiro, Stefan adivinó que tendría un

aspecto más o menos igual que el de ahora.

Ethan se agachó delante de la silla de Stefan alzando la vista a su cara,

llevando la misma sonrisa cálida y amistosa, como cuando había tratado de

convencer a Stefan de que se uniera a ellos. Parecía un tipo agradable,

alguien con quien querrías relajarte y confiar en él, y Stefan lo miró. La

sonrisa era una mentira. Ethan era un asesino cuya máscara era menos

evidente que las de los otros vampiros Vitale, eso era todo.

—Probablemente tienes razón sobre eso —dijo Ethan pensativo—. Me

imagino que hay todo tipo de trucos que has aprendido en, ¿cuánto es?,

¿quinientos años? Trucos que yo no sé todavía. Podrías ser muy útil para mí

en ese sentido, si decides unirte a nosotros después de todo. Hay un

montón de cosas que puedes enseñarnos sobre todas estas cosas de

vampiros. —Él destelló una atractiva sonrisa de nuevo—. Siempre he sido

un buen estudiante.

Cosas de vampiro.

—¿Qué quieres de mí, Ethan? —preguntó Stefan con cansancio. Había sido

una noche larga, unas semanas largas, y las cuerdas empapadas en

verbena estaban perjudicando sus brazos, enturbiando sus pensamientos.

Ethan sabía cuántos años tenía. Ethan sabía qué ofrecerle cuando le habló

por primera vez de la Sociedad Vitale. No era una coincidencia que fuera él

el que estaba en esta sala, entonces, Ethan no estaba buscando a cualquier

vampiro. —¿Cuál es tu plan aquí? —preguntó Stefan.

La sonrisa de Ethan se ensanchó. —Estoy construyendo un ejército de

vampiros invencible, por supuesto —dijo alegremente—. Sé que suena un

poco ridículo, pero todo es cuestión de poder. Y el poder nunca es ridículo

—se lamió los labios nerviosamente, mostrando un destello de delgada

lengua rosada—. Mira, yo solía ser sólo una de las personas comunes. Era

igual que todos los otros en el campus. Mis mayores logros eran buenas

calificaciones en los exámenes o el hecho de tener el liderazgo de algún

club secreto de la universidad. No creerás lo floja que solía ser la Sociedad

Vitale. Sólo magia blanca y culto a la naturaleza. —Hizo una pequeña

mueca de autocrítica: Mira lo tonto que fui una vez. Te estoy contando algo

de lo que me avergüenzo de mí mismo, así que confía en mí—. Pero luego

descubrí cómo conseguir un poder real.

Después de atar a Stefan, Ethan se había ido eficientemente de regreso a

drenar a las promesas, uno tras otro, dejando caer los cuerpos tan pronto

como terminaba con ellos. Se habían ido todos a través de sus transiciones

ahora y estaban de vuelta en sus pies. Parecían irritables y desorientados,

gruñendo y hablándose bruscamente unos a otros y mirando a Ethan con

indisimulada adoración.

Típicos nuevos vampiros. Stefan los miró con recelo. Hasta que se hubieran

alimentado bien, se cernerían sobre el borde de la locura, y sería fácil para

Ethan perder el control de ellos. Luego, sería aún más peligroso.

—Las promesas necesitan comer —dijo Ethan con calma a una mujer con

túnica detrás de él—. Cinco de ustedes llévenlos fuera y enséñenles a

Page 173: 9 hunters moonsong (1)

cazar. Tú lidera la partida de caza y elige a quien quieras que vaya contigo.

El resto se quedará aquí y ayudará a vigilar a nuestro invitado.

Stefan vio a las promesas prepararse.

Ocho de los seguidores de Ethan se quedaron, situándose a los lados de la

habitación. Stefan había logrado matar a otro durante la pelea, rasgando su

garganta, pero el cuerpo recogido en alguna parte.

Stefan dio un pequeño gemido involuntario. Era difícil pensar aturdido,

estaba demasiado cansado, y la verbena estaba empezando a herirle todo

el cuerpo, no sólo en sus doloridas muñecas, sino en cualquier lugar que

las cuerdas tocaban a través de su ropa. Damon, por favor, ven rápido. Por

favor, Damon, pensó.

—¿Vas a liberar a nueve vampiros recién creados en el campus? —le

preguntó a Ethan, su mente reaccionando contra el asunto en cuestión—.

Ethan, ellos matarán gente. Personas que fueron tus amigos, quizá. Vas a

llamar la atención sobre ustedes mismos. Ya hay policía en todo el campus.

Por favor, llévalos al bosque a cazar animales. Pueden vivir con la sangre

de animales —escuchó una nota suplicante entre su propia voz mientras

Ethan se limitó a sonreír con aire ausente, como si fuera un niño pidiendo

ir a Disneyland—. Vamos, Ethan, no ha pasado mucho desde que eras

humano, también. No puedes mantenerte al margen y tener estudiantes

inocentes asesinados.

Ethan se encogió de hombros, dándole palmaditas ligeramente a Stefan en

el hombro mientras empezó a aproximarse para hablar con otro de sus

secuaces. —Tienen que estar fuertes, Stefan. Los quiero en su punto más

alto para el próximo equinoccio. Y hemos matados a un montón de

estudiantes inocentes ya —dijo sobre su hombro.

—¿Equinoccio, Ethan? —Stefan gritó con frustración. Miró frenéticamente a

la puerta por la cual las promesas y sus escoltas se habían ido. Les llevará

un tiempo seleccionar víctimas. No tantos estudiantes estaban caminando

por el campus solos por la noche en estos días. Si él pudiera liberarse, si

Damon llegara ahora mismo y lo liberara, todavía podrían detener la

masacre. Si todos estos vampiros, nuevos vampiros no estuvieran sueltos

en el campus, no habría una masacre.

Ethan no podría haber convertido al resto de la Sociedad Vitale todos a la

vez, se dio cuenta. El número de asesinatos que habrían cometido los

recién convertidos como grupo, habría sido imposible de disfrazar como

algunas desapariciones. Esta debe haber sido la primera ceremonia de

iniciación. ¿Y quién había convertido a Ethan? Se preguntó. ¿Había un

vampiro más viejo en algún lugar del campus?

Damon, ¿dónde estás? No tenía ninguna duda de que Damon vendría si

podía.

A pesar de sus sentimientos por Elena, las cosas habían cambiado lo

suficiente entre él y Damon para saber que podía confiar en su hermano

para rescatarlo. Había una roca sólida entre ellos ahora, algo que no estaba

allí hace un año, o en los cientos de años anteriores. Cerró los ojos y se

oyó a sí mismo dar una risa seca y dolorosa. Parecía un momento

Page 174: 9 hunters moonsong (1)

inoportuno para comenzar a tener revelaciones sobre sus propias

cuestiones de familia.

—Así que —dijo Ethan informalmente, volviendo a su lado y acercando una

silla—, estábamos hablando sobre el equinoccio.

—Sí —dijo Stefan, una ácida picadura en su tono.

No iba a dejar que Ethan viera cómo estaba anhelando hacia la puerta,

expectante. Tenía que mantener la calma, para que Damon pudiera tener el

elemento sorpresa de su lado. Debía de mantener a Ethan hablando,

mantenerlo distraído en el caso de que Damon llegara, por lo que fijó una

expresión de interés en su cara y miró a Ethan con atención.

—En el momento del equinoccio, cuando el día y la noche están

perfectamente equilibrados, la línea entre la vida y la muerte se encuentra

en su momento más débil y permeable. Este es el momento en que los

espíritus pueden cruzar entre los mundos. —Ethan comenzó

dramáticamente, moviendo una mano en una amplia extensión.

Stefan suspiró. —Ya sé eso, Ethan —dijo impacientemente—. Simplemente

ve al grano. —Él podría tener que mantener a Ethan distraído, pero no tenía

que alimentar su ego.

Ethan bajó la mano. —Recuerdas a Klaus, ¿verdad? —preguntó—. ¿El autor

de tu linaje? Estamos resucitándolo. Con él al frente de nuestras filas,

seremos invencibles.

Todo se quedó inmóvil por un momento, como si el corazón de latido lento

de Stefan se hubiera detenido finalmente. Luego inhaló una respiración.

Sentía como si Ethan le hubiera golpeado en la cara. No pudo hablar por un

momento. Cuando pudo, exclamó: —¿Klaus? Klaus el vampiro que… —Ni

siquiera pudo terminar la frase. Su mente estaba llena de Klaus: el Antiguo,

el vampiro Original, el loco. El vampiro que había controlado los

relámpagos, que se había jactado de no haber sido convertido, que

simplemente era. En los primeros recuerdos de Klaus, él le había contado a

Stefan, que llevaba un hacha de bronce; él fue un bárbaro en la puerta,

entre los que los que destruyeron el Imperio Romano. Afirmaba que él

comenzó la raza de los vampiros.

Klaus había secuestrado el espíritu de Elena y había torturado a la inocente

Vickie Bennet hasta la muerte por diversión. Había convertido a Katherine,

primero en vampiro, después en una muñeca cruel en lugar de una

persona, la cambió hasta que ella fue cruel e insensata, deseosa sólo de

atormentar a los que una vez amó. Stefan, Damon y Elena lo mataron en el

pasado, pero fue casi imposible, hubiera sido imposible sin los espíritus de

un batallón de inquietos fantasmas de la Guerra Civil vinculados a los

campos de batalla empapados en sangre de Fell´s Church.

—Klaus el que convirtió al vampiro que te convirtió a ti —dijo Ethan

alegremente—. Fue otro de sus descendientes quién me encontró en

Europa este verano en mi viaje al extranjero. La convencí para que me

convirtiera en vampiro. Me enseñó algunos trucos, también, cómo usar la

verbena, y cómo el lapislázuli puede protegerte del sol. Puse lapislázuli en

los pines que usamos ahora, así que todos los miembros lo tienen sobre

Page 175: 9 hunters moonsong (1)

ellos en todo momento. Ella fue muy útil, esta vampira que me convirtió. Y

me lo contó todo sobre Klaus. —Él sonrió cálidamente a Stefan de nuevo—.

Ya ves, yo debería gustarte, Stefan. Somos casi primos.

Stefan cerró sus ojos por un momento. —Klaus estaba loco —trató de

explicar—. No trabajará contigo, te destruirá.

Ethan suspiró. —Reamente creo que puedo trabajar con él, sin embargo —

dijo—. Soy muy persuasivo. Y le estoy ofreciendo soldados. Me han dicho

que le gusta la guerra. No hay ninguna razón para que nos rechace,

queremos darle todo lo que quiere —hizo una pausa y miró a Stefan, sin

dejar de sonreír, pero había una nota ahora en esa amplia sonrisa que a

Stefan no le gustaba, una falsa inocencia. Lo que fuera que Ethan le iba a

pedir a Stefan ahora, él ya sabía la respuesta—. ¿Significa eso que no estás

interesado en unirte a nuestro ejército, primo? —preguntó con fingida

sorpresa.

Apretando los dientes, Stefan tiró contra las cuerdas una vez más, pero no

se movieron. Miró arriba a Ethan. —No te ayudaré —dijo—. Nunca.

Ethan se acercó, inclinando su rostro hasta el nivel del de Stefan. —Pero

ayudarás —dijo ligeramente, un rastro de autosatisfacción en sus ojos—.

Quieras o no. Ya ves, lo que necesito sobre todo para traer de vuelta a

Klaus es sangre —pasó las manos por sus rizos, sacudiendo la cabeza—. Es

siempre sangre para este tipo de cosas, ¿te has dado cuenta? —añadió.

—¿Sangre? —preguntó Stefan inquietamente. Los vampiros jóvenes no

estaban nunca cuerdos, en su opinión, la primera oleada de nuevos

sentidos y poderes eran suficientes para desconcertar a alguien. Estaba

empezando a pensar, sin embargo, que el dominio de Ethan sobre la

cordura podría no haber sido tan fuerte para empezar. ¿Había convencido a

alguien para que lo convirtiera en vampiro?

—La sangre de sus descendientes, específicamente. —Ethan asintió con la

cabeza con aire de suficiencia—. Es por eso que estaba tan encantado de

encontrarte aquí en el campus. Hice un seguimiento de los descendientes

de Klaus este verano, después de que hablé con el primero que me

convirtió en lo que ella era. Algunos de ellos me dieron la sangre de buena

gana, cuando se enteraron de lo que yo quería hacer. No todos los

descendientes de Klaus son ingratos como tú. Sólo necesito un poco más, y

después tendré suficiente. Tuya, por supuesto. —Y sus ojos se movieron

arriba hacia la puerta que Stefan había observado disimuladamente todo

este tiempo, esperando a Damon—, y la de tu hermano. ¿Supongo que

estará aquí en cualquier momento?

El corazón de Stefan se desplomó, y se quedó mirando abiertamente la

puerta. Damon, por favor, mantente alejado,pensó desesperadamente.

Page 176: 9 hunters moonsong (1)

40

Traducido por Krispipe

Corregido por Nikola

Damon se movía rápido, y Elena y los otros tuvieron casi que correr para

mantenerse al día con él mientras se dirigían a la biblioteca.

—Típico de Stefan, sacrificarse a sí mismo —murmuró con rabia—. Podría

haber pedido ayuda cuando se dio cuenta de que algo estaba pasando. —

Se detuvo un segundo para que los demás se pusieran al día y los miró—.

Si Stefan no puede manejar a algunos vampiros recién creados por él

mismo, me avergüenzo de él —dijo—. Tal vez deberíamos dejarlo después

de todo. La supervivencia del más apto.

Page 177: 9 hunters moonsong (1)

Elena tocó su mano suavemente, y, después de un momento, Damon se

apresuró hacia la biblioteca. Ella no creyó por un instante que él fuera a

dejar a Stefan cautivo. Ninguno de ellos lo hacía. Las líneas tensas y

tirantes de su rostro mostraban que Damon estaba exclusivamente

centrado en el peligro en el que su hermano estaba, su rivalidad olvidada

temporalmente.

—No son sólo unos pocos vampiros —dijo Matt—. Hay alrededor de

veinticinco de ellos. Lo siento, chicos, he sido un idiota —movió el bastón

que Meredith le había dado, el bastón de Samantha, con determinación en

una mano.

—No es tu culpa —dijo Bonnie—. No podías saber que tu fraternidad, o lo

que sea, era maligna, ¿no?

Si alguien los hubiera visto cruzar el campus, Elena estaba segura que

habría sido una vista alarmante: ella y Bonnie aferradas a unos fuertes y

grandes cuchillos de caza que Meredith les había dado, sólo la mitad oculta

bajo sus chaquetas. Matt sosteniendo el bastón, y Meredith tenía su propio

bastón en una mano. Pero era pasada la medianoche, y el camino que

seguían estaba desierto.

Sólo Damon no llevaba un arma, y él era claramente un arma.

Su fachada humana parecía haberse levantado, y su expresión enojada

podría haber estado tallada en piedra, excepto por la visión de afilados

dientes blancos entre sus labios y la oscuridad aparentemente insondable

de sus ojos.

Cuando llegaron a la biblioteca cerrada, Damon no se pausó, obligando a

las puertas de metal a abrirse con el chirrido de la separación del metal.

Elena miró a su alrededor con nerviosismo. Lo último que necesitaban era

que apareciera la seguridad del campus, pero los caminos cerca de la

biblioteca estaban a oscuras y vacíos.

Todos siguieron a Damon hasta el sótano y al interior de los pasillos de las

oficinas administrativas. Finalmente, él se detuvo fuera de la puerta

marcada como Oficina de Investigación donde él y Elena se habían

encontrado a Matt una vez. —¿Esta es la entrada? —le preguntó a Matt y,

ante su asentimiento de cabeza, rompió eficientemente la cerradura de la

puerta—. Todos ustedes permanezcan aquí. Sólo Meredith y yo vamos a

bajar —miró a Meredith—. ¿Quieres matar algunos vampiros, cazadora?

Vamos a cumplir con tu destino, ¿de acuerdo?

Meredith recortó su bastón en el aire, y una lenta sonrisa tiró de las

comisuras de su boca. —Estoy lista —dijo al fin.

—Yo también voy —dijo Elena, manteniendo su voz firme—. No voy a

esperar aquí mientras Stefan está en peligro. —Damon aspiró, y ella pensó

que iba a discutir con ella, pero en su lugar suspiró.

—Todo derecho, princesa —dijo, su voz lo más suave de lo que había

estado desde que Matt les contó lo que le había ocurrido a Stefan—. Pero

haz lo que yo, o Meredith, te digamos.

—Yo no voy a esperar aquí —dijo Matt obstinadamente—. Esto es mi culpa.

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Damon se volvió hacia él, torciendo la boca en una mueca de desprecio. —

Sí, es tu culpa. Y nos contaste que Ethan te puede controlar. No quiero

conseguir tu cuchillo en la espalda mientras estamos luchando contra tus

enemigos.

Matt bajó la cabeza, derrotado. —Está bien —dijo—. Bajen dos tramos de

escaleras, y verás las puertas a la habitación en la que están. —Damon

asintió con la cabeza bruscamente y retiró la trampilla.

Meredith lo siguió por las escaleras, pero Matt atrapó el brazo de Elena se

dirigía detrás de ellos. —Por favor —dijo rápidamente—. Si alguna de las

promesas aún parece racional, incluso si son vampiros, tratar de sacarlos.

Tal vez podamos ayudarlos. Mi amiga Chloe… —En las líneas severas de su

rostro, sus pálidos ojos azules estaban asustados.

—Lo intentaré —dijo Elena, y apretó su mano. Intercambió una mirada con

Bonnie, luego siguió a Meredith a través de la trampilla.

Cuando llegaron a la entrada de la cámara de la Sociedad Vitale, Meredith y

Damon presionaron sus espaldas contra las puertas talladas de madera.

Observando, Elena pudo ver una similitud por primera vez entre ellos.

Ahora que se enfrentaban a una batalla, Meredith y Damon ambos tenían

sonrisas ansiosas.

Uno… dos… contó Damon en silencio… tres.

Ellos se juntaron. Las puertas dobles volaron hacia el interior, y las cadenas

que las habían mantenido cerradas salieron disparadas. Damon acechó el

interior, sin dejar de sonreír con una reluciente sonrisa viciosa, Meredith

erguida y alerta tras él, su bastón a punto.

Figuras oscuras se abalanzaron sobre ellos, pero Elena estaba mirando más

allá, buscando a Stefan.

Entonces sus ojos lo encontraron, y todo el aliento salió precipitadamente

de ella. Él estaba herido. Atado firmemente a una silla, él levantó una

pálida cara para saludarla, sus ojos verdes agonizaban. Desde su brazo,

sangre roja oscuro goteaba constantemente, agrupándose en el suelo bajo

su silla.

Elena se volvió un poco loca.

Cargando a través de la habitación hacia Stefan, fue sólo medio consciente

de uno de los encapuchados saltando hacia ella, y de Damon capturándolo

a mitad del camino, rompiendo casualmente su cuello y dejando el cuerpo

caer al suelo. Distraída, registró el golpe de la madera contra la carne

cuando Meredith capturó otro atacante con su bastón de modo que cayó

con convulsiones cuando la esencia concentrada de la verbena de las púas

del bastón llegó a su torrente sanguíneo.

Y entonces ella estaba en cuclillas junto a Stefan, y, por un momento al

menos, nada más importaba. Él estaba temblando un poco, sólo los más

débiles temblores, y ella le acarició la mano, cuidadosa de la herida en el

antebrazo. Elevadas crestas rojas corrían alrededor de sus muñecas por

debajo de las cuerdas, manchas de sangre en su superficie.

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—Verbena en las cuerdas —murmuró él—. Estoy bien, sólo date prisa. —Y

entonces—, ¿Elena? —Bajo el dolor de su voz, una incipiente nota de

alegría.

Ella esperaba que él pudiera leer todo el amor que sentía en sus ojos

mientras le devolvía la mirada. —Estoy aquí, Stefan. Lo siento mucho. —

Sacó el cuchillo que Meredith le había dado y comenzó a ver las cuerdas

que lo sujetaban, con cuidado de no cortarlo, tratando de no tirar de las

cuerdas más apretadas. Él hizo una mueca de dolor, y luego las cuerdas

alrededor de sus muñecas se rompieron.

— Tus pobres brazos —dijo ella, y buscó en sus bolsillos algo para detener

la sangre, finalmente, acaba quitándose la chaqueta y sosteniéndola contra

el corte. Stefan tomó la chaqueta.

—Vas a tener que cortar el resto de las cuerdas, también —dijo, su voz

tensa—. No puedo tocarlas por la verbena.

Ella asintió y se puso a trabajar en las cuerdas que sostenían sus piernas.

—Te amo —le dijo, concentrándose en su trabajo, sin levantar la vista—. Te

amo tanto. Te he hecho daño, y nunca quise. Nunca, Stefan. Por favor

créeme. —Terminó de cortar a través de las cuerdas alrededor de sus

rodillas y tobillos y miró casualmente a la cara de Stefan. Lágrimas, se dio

cuenta, corrían por su rostro, y las enjuagó lejos.

El ruido sordo de otro cuerpo contra el suelo y un grito de rabia salió de

detrás de ellos. Pero los ojos de Stefan mantenían los de ella sin vacilar. —

Elena, yo… —suspiró—. Te quiero más que nada en el mundo —dijo

simplemente—. Ya lo sabes. Sin condiciones.

Ella tomó una honda y estremecedora respiración y se limpió las lágrimas

de nuevo. Tenía que ser capaz de ver, tenía que mantener sus manos sin

temblar. Las cuerdas alrededor de su torso estaban enlazadas y trenzadas.

Tiró de ellas, buscando donde había lo suficiente para empezar a cortar, y

Stefan siseó de dolor.

—Lo siento, lo siento —dijo ella rápidamente, y empezó a cortar a través de

la cuerda tan rápidamente como se atrevió—. Stefan —comenzó de

nuevo—, el beso con Damon, bueno, no puedo mentir y decir que no siento

nada por él, pero el beso no fue algo que había planeado. Quiero decir, ni

siquiera estar con él esa noche, simplemente sucedió. Y cuando nos viste,

ese beso, él acababa de salvarme la vida… —Ella estaba tropezando con

sus palabras ahora, y se fue apagando—. No tengo ninguna excusa real,

Stefan —dijo rotundamente—. Sólo quiero que me perdones. No creo que

pueda vivir sin ti.

La última de las cuerdas se rompió, y las aligeró de su alrededor antes de

levantar la vista, asustada y llena de esperanza. Stefan la estaba mirando,

sus labios esculpidos torciéndose en una media sonrisa. —Elena —dijo y la

Page 180: 9 hunters moonsong (1)

atrajo hacia sí en un breve y tierno beso. Luego la empujó contra la pared—

. Quédate fuera de esto, por favor —dijo, y salió cojeando hacia la lucha,

todavía débil por la verbena, pero llegando a sacar un vampiro fuera de

Meredith y hundiendo sus propios colmillos en su cuello. No es que ella

necesitara su ayuda. Meredith era increíble. ¿Cuándo había llegado a ser

tan buena? Elena la había visto luchar antes, por supuesto, y ella había sido

fuerte y rápida, pero ahora la chica alta era tan graciosa como una bailarina

y mortal como un asesino.

Estaba luchando contra tres vampiros, quienes la rodeaban con rabia.

Girando y pateando, moviéndose casi tan rápido como los monstruos

contra los que estaba luchando, a pesar de que su velocidad era

sobrenatural, lanzó uno de sus pies, enviándolo volando, y, en un siguiente

movimiento suave, golpeó a otro en la cara, dejando al vampiro

tambaleándose hacia atrás con las manos en alto, medio ciego.

Había cuerpos esparcidos por el suelo, evidencia de la habilidad de

Meredith y la rabia feroz de Damon. Mientras Elena observaba, Stefan

arrojó el cuerpo drenado del vampiro con quien había estado luchando, y

miró a su alrededor. Sólo Ethan y los tres vampiros que rodeaban a

Meredith se mantenían en pie.

Damon cogió a Ethan en la carrera, retrocediendo nerviosamente fuera

mientras Damon iba hacia él, acribillándole con fuertes golpes con la mano

abierta. —…Mi hermano —escuchó a Damon murmurar—. Insolente

cachorro. ¿Crees que sabes algo, niño, crees que quieres poder? —Con un

súbito movimiento violento, agarró el brazo de Ethan y tiró. Elena pudo oír

el chasquido del hueso.

Stefan pasó a Elena, dirigiéndose a Meredith de nuevo, y se detuvo por un

momento. —Ethan estaba tendiendo una trampa para Damon —dijo

secamente—. No sé por qué me preocupé. Claramente, él no sabía a quién

estaba tratando de atrapar. —Elena volvió a asentir, reprimiendo una

sonrisa. La idea de cualquier nuevo vampiro sacando lo mejor de Damon,

con toda su experiencia y astucia, parecía ridículo.

A continuación la marea de la batalla giró de repente. Uno de los vampiros

con los que Meredith estaba luchando esquivó su golpe y, medio se inclinó,

se arrojó contra ella, golpeando a la delgada muchacha en el aire. Hubo un

momento interminable donde Meredith parecía que estaba volando, con los

brazos en jarras, y luego se estrelló de cabeza en la pesada mesa a modo

de altar en la parte delantera de la habitación.

La mesa se tambaleó y cayó con un ruido sordo. Meredith se quedó

inmóvil, sus ojos cerrados, inconsciente. Elena corrió junto a ella y se

arrodilló, sosteniendo su cabeza en su regazo. Los tres vampiros con los

que Meredith había estado luchando estaban peor parados. Uno de ellos

tenía sangre constantemente corriendo por su rostro, otro cojeaba, y el

último estaba doblado de nuevo como si algo hubiera sido herido en su

interior, pero aún podían moverse. En un instante, habían rodeado a

Stefan.

Page 181: 9 hunters moonsong (1)

Mientras Damon gruñía y se volvía, cambiando su postura para ayudar a su

hermano, Ethan vio su oportunidad y se lanzó contra Damon. Más rápido

de lo que el ojo de Elena podía seguir, sus dientes estaban excavando la

garganta de Damon, chorros brillantes de sangre volando. Tenía un

cuchillo en una mano y estaba tratando de cortar a Damon al mismo

tiempo que lo mordía. Con un grito de dolor y conmoción, Damon arañó a

Ethan, tratando de arrojarlo lejos. Elena cogió su cuchillo de nuevo y corrió

hacia ellos.

Pero dos de los vampiros restantes estaban sobre Damon en una fracción

de segundo, tirando de sus brazos hacia atrás. Una atrapando el oscuro

pelo de medianoche de Damon en la mano, tirando de la cabeza del viejo

vampiro hacia atrás para exponer su garganta más completamente a los

dientes de Ethan.

Desequilibrado, Damon se tambaleó hacia atrás y por un momento, captó

la mirada de Elena, su suave rostro con consternación. Aterrorizada, Elena

agarró la parte posterior de uno de los vampiros, y lo tiró al suelo sin ni

siquiera mirarlo. Stefan, por su parte, estaba atrapado en una lucha con

otro vampiro, desesperado por llegar a su hermano.

Damon era un guerrero mejor y de más experiencia que cualquiera de los

vampiros que lo estaban atacando. Pero si ellos empujaban su ventaja

momentánea, usando su superioridad numérica, podrían derribarlo antes

de que pudiera recuperarse. Ella aferró con más fuerza el cuchillo y se puso

en pie otra vez, sabiendo en su corazón que sería demasiado tarde para

salvarlo pero que tenía que intentarlo.

Un borrón gruñendo salió disparado más allá de ella, y Stefan, libre de su

adversario, se estrelló contra Ethan, lanzándolo a través del cuarto,

enviando su cuchillo volando. Sin detenerse, arrancó uno de los otros

vampiros del brazo de Damon y rompió su cuello. En el momento en el que

el cuerpo cayó al suelo, Damon había despachado perfectamente al otro.

Los hermanos, ambos jadeantes, intercambiaron una larga mirada que

parecía llevar un gran cantidad de comunicación tácita. Damon se limpió

una mancha de sangre carmesí de su boca con el dorso de su mano.

De repente, un brazo estaba alrededor del cuello de Elena, y el cuchillo fue

arrancado de su mano. Ella estaba siendo arrastrada hacia arriba. Algo

afilado se estaba metiendo en el tierno hueco en la parte inferior de su

cuello. —Puedo matarla antes de que incluso puedan llegar hasta aquí —

dijo la voz de Ethan, demasiado fuerte en su oído. Elena sacudió un brazo

hacia atrás, tratando de agarrar su pelo o su cara, y él pateó con saña sus

piernas, dejándola desequilibrada, y poniéndola más cerca—. Puedo

romperle el cuello con un brazo. Puedo apuñalarla con su propio cuchillo y

dejar que se desangre. Sería divertido.

Él estaba sosteniendo su cuchillo, notó Elena, presionado contra su

garganta. Su otro brazo colgaba suelto, y curiosamente doblado. Damon lo

había roto, recordó Elena. Stefan y Damon se congelaron y luego se giraron

muy lentamente hacia Elena y Ethan, la cara de ambos cerradas y

Page 182: 9 hunters moonsong (1)

cautelosas. Luego la de Damon rompió en un rictus de rabia. —Deja que se

vaya —gruñó—. Te mataremos en el segundo en que ella golpeé el suelo.

Ethan se echó a reír, una risa muy genuina para alguien en un

enfrentamiento de vida o muerte. —Ella todavía estará muerta, sin

embargo, así que creo que podría valer la pena. No están pensando en

dejarme salir de aquí de todos modos, ¿no? —Se giró hacia Stefan, su voz

burlona—. Sabes, he oído todo sobre los hermanos Salvatore de algunos de

los otros descendientes de Klaus. Dijeron que tú eras aristocrático y

hermoso, y con un temperamento terriblemente caliente. Que Stefan era

moral, y Damon era implacable. Pero también dijeron que estaban ambos

locos de amor, siempre de amor. Es su error fatal. Así que, sí, creo que mis

posibilidades son mucho mejores cuando tengo a la novia en mi poder. ¿De

quién es novia, en realidad? No puedo decirlo.

Elena se estremeció.

—Espera un segundo, Ethan. —Stefan extendió su mano

reconciliadoramente—. Aguanta. Si te comprometes a no traer de vuelta a

Klaus y dejar a Elena ir a salvo, te daremos lo que quieras. Saldrás de la

ciudad y no te seguiremos. Estarás seguro. Si sabes sobre nosotros, sabes

que cumpliremos nuestra palabra.

Detrás de él, Damon asintió de mala gana, sus ojos fijos en el rostro de

Elena.

Ethan volvió a reír. —No creo que tengas nada que yo quiera más, Stefan —

dijo—. El resto de la Sociedad Vitale, incluyendo los nuevos iniciados,

volverán pronto, y creo que van a inclinar la balanza de vuelta a mi favor.

—Él apretó su brazo alrededor del cuello de Elena—. Hemos matado a

muchos estudiantes en este campus. Seguramente uno más no se notará.

Damon siseó con rabia y empezó a avanzar, pero Ethan gritó: —¡Alto ahí,

o…

De repente, él se sacudió, y Elena sintió un agudo y punzante dolor en la

garganta. Chilló horrorizada y se agarró a su cuello. Pero era sólo un

rasguño de la navaja. Mientras Stefan y Damon estaban impotentes y

furiosos, el brazo de Ethan soltó su cuello. Él hizo un repugnante sonido de

gorgoteo. Elena saltó lejos tan pronto como su agarre se debilitó.

Sangre estaba corriendo en largos regueros espesos desde el torso de

Ethan, y su boca se abrió en estado de shock cuando se aferró a sí mismo y

lentamente cayó hacia delante, un agujero en su pecho llenándose de

sangre.

Detrás de él, Meredith se levantó, pelo al viento, sus generalmente frescos

ojos grises ardiendo como brasas oscuras en su cara. Su bastón estaba

bañado en sangre de Ethan.

—Le di en el corazón —dijo, su voz feroz.

—Gracias —murmuró Elena cortésmente. Ella se sentía… realmente… muy

rara, y no fue hasta que empezó a caer que pensó, Oh, no, creo que me voy

a desmayar. Borrosamente, vio tanto a Damon como a Stefan corriendo

hacia adelante para cogerla, y cuando llegó un momento más tarde, la

sostenían con fuerza dos pares de brazos.

Page 183: 9 hunters moonsong (1)

—Estoy bien —dijo—. Fue sólo… por un segundo, estaba… —Sintió un par

de brazos tirar de ella más cerca por un momento, y luego soltarla,

cambiando al otro par. Cuando levantó la vista, Stefan estaba apretándola

con fuerza a él. Damon estaba parado a unos metros de distancia, su

rostro ilegible.

—Sabía que vendrías a salvarme —dijo Stefan, sosteniendo a Elena, pero

mirando a Damon.

Los labios de Damon se contrajeron en una pequeña sonrisa a

regañadientes. —Por supuesto que sí, idiota —dijo con voz ronca—. Soy tu

hermano. —Se miraron el uno al otro durante un buen rato, y luego los

ojos de Damon se movieron a Elena, aún en los brazos de Stefan, y lejos—.

Vamos a apagar las antorchas e irnos —dijo enérgicamente—. Todavía

tenemos unos catorce vampiros que encontrar.

41

Traducido por °Torto°

Corregido por Nikola

Page 184: 9 hunters moonsong (1)

Matt pensó que hacía una eternidad que él y Bonnie esperaban en la

pequeña y oscura oficina de la librería. Se habían esforzado en escuchar

algún sonido para tratar de comprender lo que estaba ocurriendo ahí

abajo. Bonnie caminó, apretando sus manos y mordiendo sus labios. Él se

apoyó contra la pared con su cabeza baja y por las dudas mantuvo un buen

control del bastón de Samantha.

El sabía de todas las puertas, pasajes y túneles de ahí abajo, muchos de los

cuales no sabía a donde conducían, pero no se había dado cuenta que su

sistema a prueba de sonido fuera tan bueno. No habían escuchado nada.

De repente la trampilla se elevó y Matt se tensó, elevando el bastón, hasta

que vio la cara de Elena.

Meredith, Elena, Stefan, y Damon salieron cubiertos de sangre, pero

básicamente bien, si la forma entusiasta en la que Elena y Meredith le

estaban contando a Bonnie lo que había pasado, con sus palabras

superpuestas es una indicación de ello.

—Ethan está muerto. —Stefan le contó a Matt—. Había algunos de los otros

Vitales allá abajo en la lucha, pero ninguna de las promesas. Él los mandó

afuera a cazar.

Matt se sintió triste y extrañamente feliz al mismo tiempo. Él había

imaginado a Chloe y a todos sus amigos de compromiso, muertos bajo las

manos de Damon y Stefan. Pero no lo estaban. No muertos, no realmente.

Pero si transformados, vampiros ahora.

—Van a ir a cazarlos —dijo él, apuntando sus palabras a Stefan y Damon, y

a Meredith también. Ella asintió, su cara resuelta, Damon miró hacia otro

lado.

—Tenemos que hacerlo —le dijo Stefan—, tú sabes eso.

Matt miraba fijamente sus zapatos. —Sí —dijo—, lo sé. ¿Pero si tienen una

oportunidad podrían hablar con algunos de ellos? Si pueden, si son

razonables y nadie está en peligro. Por ahí podrían aprender a vivir sin

matar gente, si ustedes les muestran como, Stefan. —Frotó la parte de

atrás de su cuello—. Chloe era… especial. Y las otras promesas eran

buenas personas. Ellos no sabían en lo que se estaban metiendo. Merecen

una oportunidad.

Todos estaban en silencio. Después de un tiempo, Matt levantó la vista y

encontró a Stefan mirándolo, sus ojos verdes oscuro con simpatía y su

boca trazando una línea tirante con dolor. —Voy a hacer todo lo que pueda

—dijo amablemente—. Te puedo prometer eso. Pero nuevos vampiros, en

realidad, los vampiros en general, pueden ser muy impredecibles. Puede

que no seamos capaces de salvar a ninguno de ellos y nuestra prioridad

deben ser los inocentes. Igualmente vamos a tratar.

Matt asintió. Su boca sabia agria y sus ojos quemaban. Se percató de lo

cansado que se encontraba. —Eso es todo lo que puedo esperar —dijo

ásperamente—. Gracias.

—¿Entonces hay todo un cuarto lleno de vampiros muertos ahí abajo? —

Bonnie preguntó, arrugando su nariz con disgusto.

Page 185: 9 hunters moonsong (1)

—Exactamente —dijo Elena—. Encadenamos nuevamente las puertas, pero

desearía poder cerrar la cámara permanentemente. Eventualmente alguien

va a bajar y la última cosa que este campus necesita es otra investigación

por asesinato, u otra horrible leyenda.

—¡Ta-da! —dijo Bonnie, sonriendo ampliamente y sacando una pequeña

bolsa de su bolsillo—. Por fin algo que puedo hacer. —Ella levantó la

bolsa—. ¿Recuerdan todas las horas quela Sra. Flowersme hizo pasar

estudiando hiervas? Bien, conozco hechizos para cerrar y guardar, y tengo

las hierbas que necesito justo aquí. Pensé que iban a servirnos tan pronto

como Matt nos dijo que íbamos a una cámara secreta subterránea.

Se veía tan feliz con ella misma que Matt tuvo que sonreír un poco a pesar

de la pesadez en su interior al pensar en Chloe y los demás afuera en la

noche.

—Puede que no funcionen por más de un día o dos —ella añadió

modestamente—, pero definitivamente van a disuadir a las personas de

investigar la trampilla por ese tiempo.

—Eres maravillosa Bonnie —dijo Elena y espontáneamente la abrazó.

Stefan asintió. —Podemos deshacernos de los cuerpos mañana —dijo él—.

El amanecer está demasiado cerca como para hacerlo ahora.

Bonnie se puso inmediatamente a trabajar, rociando plantas secas a lo

largo de la trampilla. —Hisopo, sello de Salomón, y hojas de Damiana —

dijo ella cuando vio a Matt observándola—. Son para fortalecer las

cerraduras, proteger del mal, y protección en general.La Sra.Flowersinsistió

tanto con estas cosas que finalmente terminé aprendiéndolas. Es una pena

no haberla tenido ayudándome con mi tarea en la secundaria. Podría haber

aprendido algunos de esos verbos en francés.

Damon los observaba, sus ojos entreabiertos. —Nosotros también

deberíamos buscar nuevos vampiros —dijo—. Los vampiros no son

animales de manada. No van a cazar juntos por mucho tiempo. Una vez

que se separen podremos agarrarlos —le dijo a Stephan.

—Yo también voy —dijo Meredith. Miró a Damon desafiándolo—. Voy a

acompañar a Matt a la casa y después me encontrare con ambos.

Damon sonrió, una peculiar cálida sonrisa, que Matt nunca había visto,

dirigida a Meredith. —Te estaba hablando a ti también cazadora —dijo él—.

Te has vuelto mejor.

Después de un segundo, ella le sonrió de vuelta, con una pizca de humor

en sus labios. Matt pensó que estaba viendo algo que podría llegar a ser el

principio de una amistad entre ellos.

—¿Entonces los Vitales estaban definitivamente detrás de todas las muertes

y desapariciones? —Matt le preguntó a Stefan, sintiéndose un poco

enfermo. ¿Cómo pudo haber pasado tanto tiempo con Ethan y no haberse

dado cuenta que era un asesino?

La cara de Bonnie se puso tan blanca que las pocas pecas se veían como

pequeños puntos negros en un papel. Luego su color vino flotando de

vuelta, sus orejas y cachetes tornándose de un rojo brillante. Se paró

inestablemente. —Debería ir a ver a Zander —dijo ella.

Page 186: 9 hunters moonsong (1)

—Hey —dijo Matt alarmado, y se movió para bloquear la puerta—. Todavía

hay un montón de vampiros afuera, Bonnie. Espera a que alguien te

acompañe.

—Sin mencionar que tienes otros compromisos —dijo Damon secamente,

mirando las hierbas dispersas en frente de la trampilla—. Después de que

hagas tu brujería mojo, puedes ir a ver a tu mascota.

—Lo sentimos, Bonnie —dijo Meredith, cambiando su peso incómodamente

de un pie al otro—. Deberíamos haber confiado en que tu reconocerías un

buen hombre cuando lo vieras.

—¡Correcto! Todo esta perdonado. —Bonnie dijo alegremente, y se dejó

caer nuevamente en frente de las trampillas—. Sólo necesito decir un

hechizo —pasó sus manos por las hiervas—. Existo sigmun —murmuró—.

Servo quis est intus.

Mientras guardaba algunas de las hierbas en su bolsa, Bonnie seguía

sonriendo, parando, mirando al espacio, y luego saltando un poco. Matt le

sonrió cansadamente. Bien por Bonnie. Alguien debía tener un final feliz.

Él sintió como una fuerte y fina mano tomaba la suya. Al darse vuelta

descubrió a Meredith a su lado. Ella le sonrió con simpatía. Cerca de ellos,

Elena apoyaba su mano tentativamente en el brazo de Stefan. Ambos

tenían sus ojos fijos en Bonnie. Damon estaba parado quieto mirándolos a

todos con casi una cariñosa mirada.

Matt se apoyó contra Meredith, consolado. Sin importar lo que había

pasado, por lo menos estaban todos juntos. Sus verdaderos amigos

estaban con él. Por fin había llegado a casa, a ellos.

***

El sol estaba bajo en el este cuando Bonnie subió por la escalera de

incendios, sus pies golpeando con cada paso. Mientras caminaba por el

lado del edificio, vio a Zander sentado con su espalda contra la dura pared

de concreto, al borde del techo. El volteó a mirarla mientras ella se

acercaba.

—Hola —dijo ella. Estaba tan excitada de verlo en su camino hacia allí, que

Elena y Meredith dejaron de lado su culpa y se rieron de ella, pero ahora se

sentía demasiado extraña e incomoda, como si su cabeza fuera demasiado

grande. Ella sabía que era muy probable que él no quisiera hablar con ella.

Después de todo ella lo había acusado de ser un asesino, lo cual era un

enorme error para que una novia cometa.

—Hola —dijo él lentamente. Hubo una gran pausa y luego palmeó el

concreto a su lado—. ¿Quieres sentarte? —preguntó—. Sólo estoy mirando

el cielo. —Él dudó luego—. Habrá luna llena en un par de días.

Mencionar la luna llena se sintió como un desafío. Bonnie se sentó a su

lado y se metió de lleno en el tema. —Siento haberte llamado asesino —

dijo—. Ahora sé que estaba equivocada al acusarte de las muertes en el

campus. Debí haber confiado más en ti. Por favor acepta mis disculpas —

terminó ella apresuradamente—. Porque te extraño.

—Yo también te extraño —dijo Zander—. Y comprendo que fue un shock.

Page 187: 9 hunters moonsong (1)

—En serio Zander —dijo Bonnie, y lo empujó un poco con su cadera—.

¿Simplemente me dices que eres un hombre lobo? ¿Te mordieron cuando

eras un niño? Porque sé que ser mordido es la única forma de convertirse

en hombre lobo sin matar a alguien. Esta bien, ahora sé que no eres

asesino, pero Meredith te vio con una chica que recién había sido atacada.

Y… tenías moretones, muy feos moretones por todas partes. Creo que

tenía todo el derecho de pensar que algo era extraño en ti.

—¿Extraño? —Zander rió un poco, pero con un dejo de tristeza—. Supongo

que es un poco extraño si lo miras de esa manera.

—¿Me lo puedes explicar? —preguntó Bonnie.

—Esta bien, lo voy a intentar —dijo Zander reflexivamente. Se estiró y

alcanzó su mano, dándola vuelta y jugando con sus dedos—. Como

aparentemente sabes, la mayoría de los hombres lobos son creados al ser

mordidos o por tener el virus de los hombres lobos en su familia y activarlo

matando a alguien en un ritual especial, o un terrible ataque, que

generalmente daña permanente a la persona, o un intencionado acto de

maldad para sacar el poder del lobo. —Él hizo una mueca—. Explica en

parte porque los lobos tenemos tan mala reputación. Pero hay otro tipo de

hombre lobo.

Miró a Bonnie con una especie de tímido orgullo. —Vengo de la manada

original de hombres lobo.

Original. La mente de Bonnie corría a mil. Inmortal, ella pensó, recordó a

Klaus, que nunca fue humano. —Entonces… ¿eres extremadamente viejo?

—preguntó dudosamente.

Ella suponía que estaba bien para Elena salir con chicos que vieron pasar

los siglos. Incluso podía llegar a ser romántico. Un poco.

A pesar del enamoramiento que había tenido por Damon, Bonnie siempre

se había imaginado saliendo con alguien cercano a su edad. Incluso el

inteligente y lindo Alaric de Meredith parece algo viejo para ella, y él sólo

está en sus veintes.

Zander se rió súbitamente y apretó fuertemente su mano. —¡No! —dijo él—

. ¡Recién cumplí los veinte el mes pasado! Los hombres lobo no son así,

estamos vivos. Vivimos, morimos. Somos como todos los demás. Nosotros

sólo…

—Se transforman en lobos súper fuertes y súper rápidos —dijo Bonnie con

aspereza.

—O.K., esta bien —dijo Zander—. Entendí el punto. Sin embargo, la

manada Original es como la familia original de hombres lobos. La mayoría

de los hombres lobo son infectados por algún tipo de virus místico. Puede

ser heredado, pero está latente. La manada Original desciende del primer

hombre lobo, los que eran cavernícolas excepto en la luna llena. Está en

nuestros genes. Somos diferentes a los hombres lobo regulares. Podemos

impedirnos cambiar si lo necesitamos. Podemos aprender a cambiar

cuando no hay luna llena, aunque es difícil.

—Si puedes impedir cambiar, ¿alguno de ustedes dejó de ser hombre lobo?

—Bonnie preguntó.

Page 188: 9 hunters moonsong (1)

Zander la acercó. —Nunca dejaremos de ser hombres lobo, incluso si

nunca cambiamos. Es lo que somos. Duele no cambiar cuando hay luna

llena. Es como si cantara para nosotros, y la canción se vuelve más fuerte y

clara cuanto más se acerca a estar llena. Estamos ansiando cambiar cuando

eso pasa.

—Wow —dijo Bonnie. Entonces sus ojos se ampliaron—. ¿Entonces todos

tus amigos también son miembros de la manada Original? ¿Están todos

emparentados?

—Um —dijo Zander—. Supongo. Pero el parentesco puede estar montado

muy atrás. No es como si todos fuéramos primos hermanos ni nada por el

estilo.

—Que extraño —dijo Bonnie—. O.K., manada Original, lo entendí —

acurrucó su cabeza en el hombro de Zander—. Cuéntame el resto.

—O.K. —dijo Zander nuevamente. Corrió su pelo fuera de sus ojos y pasó

un brazo por los hombros de Bonnie. Se estaba volviendo un poco frío al

estar sentados en el concreto, y ella descansó su cabeza contra la calidez

de su costado—. Entonces, Dalcrest es una zona roja para las actividades

paranormales. Verás, están estas cosas llamadas líneas de poder…

—Ya lo sé —dijo Bonnie enérgicamente—. Sigue con tu parte.

Zander la miró. —O… K —dijo el lentamente—. De todas formas, el

Consejo Superior de Hombres Lobo manda a algunos de nosotros a

Dalcrest todos los años como estudiantes. Para que podamos monitorizar

cualquier peligro. Supongo que somos como perros guardianes. Perros

guardianes Originales.

Bonnie se rió. —El Consejo Superior de Hombres Lobo.

Zander la empujó en las costillas. —Cállate, no es gracioso —dijo—. Son

muy importantes. —Bonnie rió de nuevo, y él la codeó gentilmente—. Con

todas las desapariciones y ataques, las cosas no han sido buenas este año

en el campus —continuó él—. Mucho peor de lo que son normalmente.

Estuvimos investigando. Un grupo de vampiros en una sociedad secreta en

el campus está detrás de todo esto. Estuvimos combatiéndolos y

protegiendo a la gente cada vez que podemos. Pero no somos tan fuertes

como ellos, excepto en la luna llena. Por eso los moretones y el por qué tu

amiga me vio protegiendo a una chica que recién había sido atacada.

—No te preocupes. Esta noche nos ocupamos dela SociedadVitale —dijo

Bonnie con aires de suficiencia—. Bueno, con el líder por lo menos, y

algunos de los otros —modificó ella—. Todavía hay un montón de

vampiros en el campus, pero nos vamos a deshacer de ellos.

Zander se volteó y la miro por un largo rato antes de hablar. —Creo —dijo

por fin en un tono de voz neutral—, que es tu turno de explicarte.

Bonnie no era muy buena organizando apropiadamente explicaciones

lógicas, pero hizo su mejor esfuerzo, yendo y viniendo en el tiempo,

agregando notas al margen y recordando cosas a medida que avanzaba. Le

contó de Stefan y Damon, y como todo había cambiado desde que los

hermanos vampiros habían llegado a Fell’s Church el año pasado, y Elena

se había enamorado de ellos. Le contó del trabajo sagrado de Meredith

Page 189: 9 hunters moonsong (1)

como cazadora de vampiros, sus propios dones como psíquica y su

entrenamiento como bruja.

Dejó un montón de cosas afuera, todo sobrela Dimensión Oscura, la

negociación de Elena con los Guardianes, porque era realmente confuso.

Quizás le diría luego para que no fuera sobrecargado con información.

Igualmente contar las cosas llevó mucho tiempo.

—Huh —dijo Zander cuando ella terminó, y luego rió.

—¿Qué? —preguntó Bonnie.

—Eres una chica extraña —dijo Zander—. Aunque bastante heroica.

Bonnie llevó su cara al cuello de él, respirando felizmente el olor particular

de Zander: suavizante de telas, algodón desgastado, y hombre limpio.

—Eres extraño —dijo ella y luego añadió admirativamente—, y un héroe

real. Estuviste luchando contra los ataques de vampiros por semanas para

proteger a todo el mundo.

—Somos toda una pareja —dijo Zander.

—Sí —dijo Bonnie. Se sentó derecha y lo miró, luego alargó una mano y

pasó sus dedos por su suave y pálido pelo, acercando su cara más cerca de

la de ella—. A pesar de todo —dijo ella, justo antes de que sus labios se

tocaran—, lo normal está sobrevalorado.

42

Traducido por Krispipe

Corregido por Nikola

Elena, Stefan y Damon se dirigieron hacia la residencia de Elena juntos, y la

tensión vibraba fuertemente entre ellos.

Elena había tomado la mano de Stefan automáticamente mientras

caminaban, y él se había puesto rígido y luego gradualmente relajado, por

lo que ahora su mano se sentía natural en la de ella.

Las cosas no eran como habían sido entre ellos, todavía no. Pero los ojos

verdes de Stefan estaban llenos de un tímido afecto cuando la miraba, y

Elena sabía que podía hacer las cosas bien. Algo había cambiado en Stefan

cuando Damon vino a rescatarlo, cuando Elena lo desató y le dijo cuánto lo

sentía. Tal vez Stefan sólo necesitaba saber que lo que fuera que había

entre ella y Damon, él era el primero para ella. Nadie lo estaba dejando

fuera.

Elena abrió la puerta y todos entraron. Habían pasado sólo unas pocas

horas desde la última vez que había estado allí, pero también habían

ocurrido muchas cosas que parecían como algún lugar de hace mucho

tiempo, los posters, la ropa y el osito de peluche de Bonnie, todas reliquias

de una civilización perdida.

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—Oh, Stefan —dijo Elena—, estoy tan contenta de que estés a salvo —

alargó la mano y se abrazó a él y, igual que cuando tomó su mano, él se

tensó por un momento antes de devolverle el abrazo.

—Me alegro de que ambos estén a salvo —se corrigió, y miró a Damon. Sus

ojos negros se encontraron con los de ella con frialdad, y ella supo que, sin

tener que hablar de ello, él entendía que las cosas no iban a ir en el camino

que habían ido. Ella amaba a Stefan. Ella había elegido.

Cuando Stefan les contó el plan de Ethan de tomar la sangre de ambos

hermanos y utilizarla para resucitar a Klaus, ella se horrorizó. No sólo por

el peligro en el que Stefan había estado, o por la idea aterradora de Klaus

vivo de nuevo, y sin duda vengativo contra ellos, sino debido a la trampa

que Ethan le había tendido a Damon. Había planeado tomar lo mejor de

Damon, el reticente, a menudo desfigurado, pero aun así fuerte amor que

tenía por su hermano, y usarlo para acabar con él.

—Estoy eternamente contenta de que estén ambos bien —dijo otra vez, y

se acercó a abrazar a Damon, también.

Damon entró en sus brazos de buen grado, pero, mientras ella lo abrazaba

con fuerza, él hizo una mueca.

—¿Qué está mal? —preguntó Elena, desconcertada, y Damon frunció el

ceño.

—Ethan me cortó —dijo, el ceño convirtiéndose en un gesto de dolor—.

Estoy un poco dolorido. —Tiró de su camisa, acariciando el borde roto, y la

puso hacia arriba, exponiendo una franja de pálida piel tensa. Contra la

blanca piel Elena vio el largo corte ya sanando.

—No es nada —dijo Damon. Le disparó a Elena una malvada sonrisa—. Una

pequeña bebida de un donante dispuesto y voy a estar tan bien como

nuevo, lo prometo.

Ella negó con la cabeza hacia él en tono de reproche, pero no le contestó.

—Buenas noches, Elena —dijo Stefan, y rozó su mejilla suavemente con la

palma de su mano—. Buenos días, en realidad, supongo, pero trata de

dormir un poco.

—¿Van a ir tras los vampiros? —preguntó ella con ansiedad—. Tengan

cuidado.

Damon rió. —Me aseguraré de él se ocupe de los vampiros más

repugnantes —dijo—. Pobre Elena. La vida normal no va tan bien, ¿verdad?

Elena suspiró. Ese era el problema, ¿no? Damon nunca entendería por qué

ella quería ser una persona normal. Él pensaba en ella como su princesa

oscura, quería que fuera como él, ser mejor que la gente normal. Stefan no

pensaba que ella era una princesa oscura; él pensaba que era un ser

humano.

¿Pero lo era? Pensó brevemente en contarles sobre los Guardianes y los

secretos de su nacimiento, pero simplemente no podía. No en este

momento. Todavía no. Damon no sabría por qué esto le molestaba. Y

Stefan estaba tan pálido y cansado después de su terrible experiencia con

las cuerdas empapadas de verbena que no podía hacerlo cargar a él con

sus temores sobre los Guardianes.

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Mientras pensaba esto, Stefan se tambaleó, sólo una fracción, y Damon lo

alcanzó de forma automática para estabilizarlo.

—Gracias —dijo Stefan—, por venir a salvarme. A ambos.

—Siempre te salvaré, hermanito —dijo Damon, pero estaba mirando a

Elena, y ella oyó el eco de cuando le había dicho las mismas palabras a

ella—. A pesa de que podría estar mejor sin ti —agregó Damon.

Stefan le dio una sonrisa cansada. —Es hora de irnos —dijo.

—Te amo, Stefan. —Elena rozó sus labios contra los de él suavemente.

Damon le dio una breve inclinación de cabeza, su rostro neutro. —Duerme

bien —dijo.

Entonces la puerta se cerró detrás de ella, y Elena estaba sola. Su cama

nunca había parecido más cómoda o tentadora, y se acostó con un suspiro,

mirando la suave luz que empezaba a romper a través de la ventana.

La Sociedad Vitale había desaparecido. El plan de Ethan se había detenido.

El campus era más seguro, y un nuevo día estaba amaneciendo. Stefan la

había perdonado, y Damon no se había ido, no se había vuelto contra ellos.

Esto era, por ahora, lo mejor que podía esperar. Elena cerró los ojos y se

quedó dormida de buena gana finalmente. Mañana sería otro día.

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Epílogo

Traducido por Sprinkling

Corregido por Nikola

Ethan jadeó, tomando una larga bocanada de aire, y tosió al despertar,

todo su cuerpo sacudiéndose. Todo dolía.

Cautelosamente, se dio una palmaditas, encontrando que estaba pegajoso

con sangre medio seca, cubierto con una veintena de pequeñas lesiones.

Levantándose, ya sintió curándose el sangrado en la espalda con delicados

dedos. El bastón que le había metido la niña había rozado su corazón, pero

no lo había traspasado. Medio centímetro hacia un lado, y habría estado

muerto. Realmente muerto, esta vez, no no-muerto.

Agarrándose de una silla tapizada de terciopelo con una mano, Ethan se

impulsó para ponerse de pie y miró a su alrededor. Sus tenientes en la

Sociedad Vitale, sus amigos, yacían muertos en el suelo. Los hermanos

Salvatore, y las chicas que estaban con ellos, habían escapado.

Nerviosamente, tanteó en un bolsillo y suspiró con alivio mientras su mano

se cerraba en un pequeño frasco. Sacándolo, miró el espeso líquido rojo

dentro. La sangre de Stefan Salvatore. Buscó en el mismo bolsillo y sacó

una tela en la que había una larga mancha de color marrón rojiza. La

sangre de Damon Salvatore.

Tenía lo que necesitaba.

Klaus se elevaría de nuevo.