6. tugendhat, lecciones de Ética

59
LECCIONES DE ETICA Ernst Tugendhat

Upload: cinthya-rivera-solis

Post on 23-Jun-2015

2.190 views

Category:

Documents


2 download

TRANSCRIPT

Page 1: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

LECCIONESDE ETICA

Ernst Tugendhat

Page 2: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

Titulo del original en aleman:Vorlesungen iiber Ethik© Shurkamp Verlag, Frankfurt am Main, 1993

Primera edici6n: septiembre de 1997, BarcelonaPrimcra reimpre!'>i6n·. abril del 200 I. Barcelona

© Editorial Gedisa, S.A.Paseo Bonanova, 9 I°_1a

08022 Barcelona (Espana)Tel. 93 253 09 04Fax 93 253 09 05Correo electr6nico: [email protected]://www.gedisa.com

ISBN: 84-7432-600-1Dep6sito legal: B. 16432-2001

Impreso par: CarvigrafCot, 31, Ripollet

lmpreso en EspanaPrinted in Spain

Queda prohibida la reproducci6n total 0 parcial por cualquier medio de impresi6n, enforma identica, extractada 0 modificada, en castellano 0 en cualquier otro idioma.

Page 3: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

Sexta Lecci6nLa Fundamentaci6n de la

metafisica de las costumbresde Kant: la secci6n primera

En la Leccion anterior he tratado de establecer que el con-tenido de la concepcionde Kant -el imperativo categorico,talcomo se entiende en cuanto a su contenido-- representa lainterpretacion plausible del bien. Por el contrario, defini mirechazo de la nocion kantiana de fundamentacion -unafundamentacion absoluta a partir de una razon altamenteestilizada- hasta ahora solo mediante consideraciones abs-tractas, sin recurrir aun al texto de Kant. Parece por tantorazonable, en esta y en la proxima Leccion, llevar a cabo unainterpretacion integra de la Fundamentaci6n de la metafisicade las costumbres, la obra principal de Kant sobre la etica.Este librito es quiza 10 mas grandioso que se ha escrito en lahistoria de la etica yes, al menos en sus dos primer as seccio-nes, una de las pocas obras filosoficas realmente importantesque poseemos. Liberado de las coerciones formalistas llama-das "arquitectonicas" y de las extravagancias a las que se ha-bia sometido no solo en la Critica de la raz6n pura, sino tam-bien en la Critica de la raz6n practica, escrita dos anos des-pues de la Fundamentaci6n, Kant se deja guiar aqui libre-mente por la riqueza de su genio, argumentando de modo tanpleno de fantasia como riguroso. En una obra de ese nivel seaprende tambien de sus errores.

El Prologo de este pequeno libro se propone ante todo dostareas. En primer lugar, elucida el titulo del escrito; en segun-

Page 4: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

dolugar, dice 10necesario acerca del metodo. Por 10que anun-cia su titulo, debe tratarse "unicamente" de una "fundamen-taci6n",y ello s610quiere decir que Kant ha emprendido aquinada mas que "la averiguacion y el establecimiento del princi-pia supremo de la moralidad" (Werke IV, 392). Ya aqui queriareservar a una Metafisica de las costumbres, que escribiriaconposterioridad, la exposicion en detalle (391). Kant no acla-ra la palabra "costumbres", puesto que, como 10muestra estacita,simplemente la emplea como sinonimo de "moral" (veaseLecci6n2, pp. 34-5). Pero, l,que significa una metafisica de lascostumbres? Kant dedica la mayor parte del Prologo a estapregunta. Hay que entender por "metafisica", dice, la eluci-daci6nde un ambito a partir de principios a priori (388). Latesis principal del Pr610go es que ello es posible y necesariopara la moral. Ahora bien, aqui se produce la primera decisi6nsobreel contenido. Kant cree poder extraerla simplemente dela"ideacomun del deber y de las leyes morales [sittliche]" (389)."Todoel mundo -explica- ha de admitir que una ley, parasermoralmente valida, esto es, como fundamento de una obli-gatoriedad, tiene que llevar consigo una necesidad absoluta",ytal necesidad puede encontrarse "a priori unicamente en con-ceptosde la razon pur a."

Kant se refiere aqui al mismo estado de cosas del que par-tiamos en la Leccion 2, a saber, que en los juicios morales y,por10tanto, tambien en los "mandatos" correspondientes, seexpresaun "tiene que", que parece absoluto. He intentado, porcierto,mostrar que este empleo gramaticalmente absoluto del"tieneque" no puede ocupar ellugar de una necesidad practi-caabsoluta de hecho, puesto que una necesidad practica abso-luta, si se reflexiona mejor, no tiene sentido. Kant se aferra aesta aparente "necesidad absoluta" sin intentar clarificarlameJor.

lQue sentido podria tener una necesidad practica absoluta,si efectivamente existiera? Para Kant la respuesta es obvia:debetener validez a priori. Pero esto de ninguna manera estan claro comoello presenta, incluso desde la propia perspec-tivakantiana. Pues en la Critica de la razon pura ha probadounicamenteque una proposicion teorica (es decir aquella queexpresaunjuicio), si es absolutamente necesaria, y esto quie-redecirsiempre, si su verdad es absolutamente necesaria, tie-

Page 5: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

ne que ser verdadera a priori, pero Kant no dice nada acercade que puede significar la trans posicion del concepto del apriori, definido exclusivamente para la necesidad teorica, alanecesidad pnictica de un mandato (donde no se habla en abso-luto de verdad), ni tampoco dice nada acerca de si dicho con-cepto tiene en general sentido; una situacion muy extraiia apartir de su propio planteo.

Tambien hay que considerar como extraiio el hecho de queKant, tras haber explicado en su primera Critica de maneratan inequivoca que los juicios 0 bien solo pueden ser juicios apriori a causa de su analiticidad, 0 bien, en los demas casos,deben valer sinteticamente a priori, aqui no tome en cuentapara nada dicha diferenciacion. Tenemos entonces que pre-guntarnos si este supuesto canicter a priori de 10smandatospnicticos es analitico 0 sintetico, 0 si la distincion no vale aquien absoluto. Veremos mas tarde que Kant sostenia que granparte de 10que se puede decir en la etica es, en realidad, ana-liticamente a priori, pero que estaba convencido de que unjui-cio sintetico a priori esta en la base del mandato moral mismo;sin embargo, para el esto resulta de una problematica tan pe-culiar, que nos obliga a poner un signa de interrogacion sobreel caracter obvio con el que considera, ya en el Prologo, el apriori de los mandatos morales. La razon probable por la queKant supuso que era obvio que los juicios morales deberianvaler a priori es la que, por otra parte, el mismo aduce: que nopueden ser empiricos, como ya mencione antes; pero he mos-trado tam bien que es un error aceptar que esta sea la unicaalternativa (p. 90).

Una peculiaridad adicional a la que debemos atender, y queresulta asimismo del propio punto de vista de Kant, es que el,en el texto que citamos, supone comoobvio que los mandatos,si valen a priori, deben fundarse en la "razon pura". La tesisde la Critica de la raz6n pura sostenia, por el contrario, quelosjuicios sinteticos a priori no pueden fundarse, por su senti-do, en algo asi como una razon pura, sino en nuestra concien-cia humana factica: los juicios de la geometria pura, por ejem-plo, tienen validez a priori no porque, como ellos mismos 10dicen, no pueden ser de otra manera en razon de los concep-tos, sino porque los seres humanos no podemos representarlosde otra manera. Solo porque hay juicios que, en la concepci6n

Page 6: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

de Kant, son de hecho independientes de la experiencia, esdecir,que valen a priori, y que sin embargo no 10 hacen a par-tir de la razon pura, pudo llegar a postular esta extrana exis-tencia de los juicios sinteticos a priori y, en consecuencia, asostener que los mandatos a priori de la moral deben resultarprecisamente de los "conceptos de la razon pura".

Fijemonos, empero, tambien en el aspecto positivo: el hechode que Kant haya llegado tan rapidamente a conclusiones queIeparecian cuasievidentes, y que ciertamente no 10 son, tienesu fundamento en la circunstancia de que partio del hechofenomenico indudable del "tiene que" gramaticalmente abso-luto de los mandatos morales, el cual, sin embargo, no intentoaclarar mas ampliamente.

El concepto de razon, introducido sin aclaraciones en el Pro-logo,queda al principio reservado en el curso del texto. Kantregresa a el ocasionalmente en la primera seccion, pero se es-fuerza por no cargar la argumentacion con su uso. Solo en lasegunda seccion el concepto de razon constituye la base pro-piamente dicha, pero Kant 10 introduce alIi de nuevo de unamanera que resulta legitim a tambien desde el punto de vistaformal.

AI final del Prologo, Kant ofrece una explicacion importan-te sobre el metodo que quiere emplear tanto en la primeracomoen la segunda seccion. A la tercera seccion correspondeuna posicion particular, a la que me voy a referir mas adelan-te. Kant recurre aqui a una diferenciacion, frecuente en suepoca y derivada de la matematica, entre metodo analitico ysintetico. Esta distincion no tiene nada que ver con la diferen-cia entre juicios analiticos y sinteticos. Por metodo analiticose entiende que se esta tratando un asunto complejo,del cual seindagan los fundamentos 0 principios; a ellos se pretende re-montarse y, en ese sentido, se "analiza". En cambio, un proce-dimiento es sintetico cuando, partiendo de determinados prin-cipios, se explica un hecho dado complejo, construyendolo (=sinteticamente) a partir de sus elementos. En los Prole-g6menos1 Kant ha diferenciado de manera analoga el metodoanalitico usado alIi frente al metodo sintetico de la Critic a dela raz6n pura.

El metodo usado en la primera seccionde la Fundamentaci6npretende ser analitico en el sentido de que la conciencia moral

Page 7: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

habitual constituye aquel hecho dado a partir del cual Kant,comodice al final de dicha secci6n,quiere remontarse medianteel analisis "hasta su principio" (403). Este principio se revelacomo el imperativo categ6rico. Ahora bien, si el metodo sinte-tico consistiera en el reverso exacto del procedimiento analiti-co, en la segunda secci6n Kant deberia partir del imperativocateg6rico y mostrar c6mo se obtiene a partir de ella concien-cia moral habitual. Pero Kant no piensa de modo tan esque-matico. Una mera reversi6n de ese genero seria ademas im-productiva. En realidad, Kant toma en la segunda secci6n unnuevo punto de partida, el de la "facultad practica de la raz6n"en cuanto tal (412), y trata de mostrar c6mo se puede arribaral imperativo categ6rico tambien a partir de ella. Resulta ra-

I zonable caracterizar esta via como sintetica porque el parteJ efectivamente de un principio que no es patente para la con-; ciencia moral habitual sino que requiere de una clarificaci6n yI diferenciaci6n filos6ficas, mientras que la primera secci6n es

J caracterizada, con raz6n, como analitica: Kant no parte aqui1 ciertamente de una fenomenologia general de la conciencia

moral natural, sino de un aspecto de ella, que cree poder supo-ner que seria admitido por cualquiera.

Con respecto al desarrollo de la reflexi6n tanto de la prime-ra como de la segunda secci6n, es importante tener muy claroque es 10 que pretende la argumentaci6n en cada caso. Lostextos filos6ficos nunca deben leerse como si consistieran enuna mera sucesi6n de ideas 0 tesis, no son libros de estampas,sino que poseen pretensiones argumentativas. Podria ocurrir,por ejemplo, que el imperativo categ6rico fuera fundamentablepor el metodo de la primera secci6n -pero entonces solamen-te en relaci6n con la "comprensi6n comun de la moral"- y queno 10 fuera por el metodo de la segunda, 0 a la inversa. Vere-mos, por cierto, que la fundamentaci6n no funciona por ningu-na de las dos vias, 10 cual deja abierto, comotrate sefialar en laLecci6n anterior, que a pesar de todo el imperativo categ6ricomantiene su sentido. Si no se hene un "receptor" sensible paratales diferencias, 10 mejor es dejar de ocuparse de los textosfilos6ficos.

La primera secci6n es una pieza magistral de construcci6nde pensamiento y de argumentaci6n filos6fica y,en cuanto tal,ocupa un lugar unico en Kant. Este texto esta construido de

Page 8: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

modo tal que, a partir de una unica proposicion, que abre elprimer parrafo como con un solemne toque de trompeta yque sera modificada ligeramente en el parrafo 8 (397), Kantdesarrolla analiticamente tres proposiciones -en los parrafos9 a 16-, a partir de las cuales, en el parrafo 17 (402), obtie-ne, de modo igualmente analitico, de acuerdo con su preten-sion, el imperativo categorico. (Doy por sentado que ustedesme siguen a partir de aqui con el texto de Kant numeradopor parrafos.)

El primer parrafo dice: "Ni en el mundo, ni, en general, tam-pocofuera del mundo, es posible pensar nada que pueda con-siderarse como bueno sin restricciones, a no ser tan solo unabuena voluntad" (393). La manera como Kant comienza conesta frase podria hacer pensar que ella tiene la cualidad 10gi-ca de una tesis. Pero en el parrafo 8 (397) dice que este concep-to "ya se encuentra en el sana entendimiento natural, sin quenecesite ser enseiiado, sino, mas bien, explicado" y,despues de10que hemos oido acerca del metodo a seguir en esta seccion,sabemos tambien que la proposicion solopuede tener este sen-tido. Y ahora sostengo que la pretension kantiana de haberdado en esta proposicion con un rasgo esencial de la compren-sion habitual de la moral es perfectamente legitima. La pro-posicion corresponde asimismo exactamente a la indicacionque hice al comienzo de mis reflexiones sobre el sentido deljuicio moral. La precision que hace Kant en el Prologo acercade la peculiar "necesidad" a la que se refiere un mandato mo-ral, es identica en su planteo ami indicacion acerca del senti-dogramaticalmente absoluto del "tiene que" moral, y tambienla explicacion, que encontramos ahora, de que en los juiciosmorales se trata del bien unico, que es un bien "sin restriccio-nes", es en su planteo identic a al de mi precision acerca delsentido gramaticalmente absoluto con el que hablamos de "bue-no"y "malo" en los juicios morales.

Se podria querer objetar aqui que he referido este "bien"s610alas acciones y a las personas, mientras que Kant diceque unicamente "una buena voluntad" es buena sin restriccio-nes. Pero ambas cosas apuntan a 10mismo, y la formulacionkantiana es la mas precisa. Cuando juzgamos moralmente unaaccion,10que juzgamos moralmente es la voluntad que deter-mina la accion. Cuando estamos forzados a realizar una ac-

Page 9: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

ci6n 0 cuando esta conduce a consecuencias imprevisibles, so-bre las que nuestra voluntad no ha tenido influencia, no somosmoralmente responsables de ella. Cuando enjuiciamos a unapersona en cuanto persona y no con respecto a tales 0 cualesmeritos (en cuanto cocinero, violinista, etc.), 10que enjuicia-mos es siempre su querer. Plat6n y Arist6teles expresaron yaesto con la siguiente observaci6n: cuando un hombre es buenocon respecto a una capacidad determinada, tiene siempre lacapacidad para ser 10opuesto. Lo que capacita, por ejemplo, aun medicopara curar, 10capacita igualmente para matar. Puedehacer 10uno 0 10otro seglin 10quiera. Noes aqui la voluntadaquello que se enjuicia. Por el contrario, decimos que un buenhombre es incapaz de ser 10opuesto precisamente porque en-tonces querria ser 10opuesto. Por supuesto que puede ser 10opuesto a partir de su capacidad, pero el -su voluntad- esincapaz de ello.2

8i pudiera querer ser 10opuesto, no tendria ninguna dispo-sici6n firme de la voluntad con respecto a la moral; 10que ha-bia aparecido comovoluntad seria mas bien un antojo, un ca-pricho. Una disposici6n firme para querer de determinadamanera es aquello que se denomina caracter. El cara.cter se-ria, en consecuencia, 10unico que pom:ra.-aisputar a la volun-tad la pretensi6n de afirmar que s610ella es buena "sin res-tricciones". Pero para Kant no existe tal alternativa. Inmedia-tamente en la siguiente proposici6n del parrafo 1emplea e1mismo la palabra "caracter" y quiere decir, desde luego: si 1avoluntad es 10unico que, en este sentido especial, puede serdesign ado como bueno, entonces se trata de la firme disposi-ci6n de la voluntad, es decir, el caracter. Esto esta presentetambien detras de mi indicaci6n anterior, segun la cual noenjuiciamos moralmente la acci6n individual sino a la perso-na (p. 54).Ahora bien, un buen caracter es justamente aquelloque tradicionalmente se designaba como virtud. 8eria por 10tanto un malentendido querer afirmar que la virtud no repre-senta para Kant un concepto fundamental. El hecho de quelas virtudes, en plural, no tengan importancia para el es algoque tiene otra raz6n. 8e debe a que Kant propone un unicoprincipio moral y que, por consiguiente, s610existe una unicadisposici6n correspondiente de la voluntad, es decir, s6101avirtud, no las virtudes. El hecho de que Ie resultara innecesa-

Page 10: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

ria hablar de virtudes tiene ademas otra razon, a la que mereferire mas adelante.

Solouna cosa se podria criticar en el enunciado kantiano: laformulacion, un tanto equivoca, que dice que la buena volun-tad es 10 unico que puede ser considerado sin restricciones comobueno, pues dicha formulacion sugiere el malentendido de quehay que entender esta calificacion en el sentido de "puro", "sinaguar". Incluso las elucidaciones que brinda Kant a continua-cionpodrian alimentar este malentendido. Podria sonar comosi todas las demas cosas que pueden ser buenas, ocasional-mente pudieran ser tambien malas. Kant se habria expresadode modo menos equivoco si hubiese dicho que se trata de ma-neras distintas de ser bueno, como yo 10 hice cuando dije quehay un sentido gramaticalmente absoluto y una variedad desentidos relativos de "bueno". Desde luego, no hubiera sidopropio de Kant usar este lenguaje, pero a partir de 10 que dicese desprende, sin embargo, que los demas modos de "bueno"no soloson gradualmente inferiores, sino que son esencialmentedistintos, puesto que se refieren a 10 "bueno p~!:.a". .;/

Pero estos sedan solo posibles malenfEmdidos.La unica ob-jecion de peso que podria hacerse aqui a Kant es que, al igualque en el caso de la necesidad absoluta, el solo constata el serbueno, caracterizandolo como "sin restricciones" aunque ha-bria que designarlo de manera menos equivoca como"no rela-tivo", "incondicionado", pero no intenta aclararlo mas amplia-mente. Sin duda no es preciso exigirle algo asi en este lugardel texto, donde solamente quiere articular 10 sobreentendidoen el "entendimiento comun".

El unico error que se Ie desliza ocurre en el parrafo 7 (396),cuando dice que la voluntad es ciertamente "el mas alto" pero"no el unico ni todo el 'bien"'. Ya esta forma sustantivada esextraiia. Hablamos de los "bienes" de hecho solo a proposito de10 relativamente bueno. Lo que quiere decir aqui y 10 que in-corpora luego en la "Dialectica" de la Critica de la razon prac-tica (Iller apartado), es que, ademas de la buena voluntad (lavirtud), existe todavia algo mas que pertenece a la "totalidaddel bien"; no por cierto los bienes de la felicidad enumeradosantes, que solo son buenos relativamente y que tambien pue-den ser malos, sino "la felicidad". Aqui explica Kant, sin em-bargo, que el bien moral es una parte, aunque privilegiada, de

Page 11: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

un bien mas abarcativo. En este caso, el bien moral no seria,como 10 expuse, distinto en su concepto (e incluso en su gra-matica) de otras expresiones de 10 bueno. Ello presupondria laexistencia de un concepto generico unitario del bien, que in-cluiria tanto al bien moral como a la felicidad, y, aunque Kantintenta mostrar esto en la Critica de la razon practica, su in-tento parece fracasar.

El hecho de que Kant concibiera esta extrana idea se debeal concepto here dado de un summum bonum, que se remontaa Aristoteles. AI comienzo de su Etica a Nicomaco, Aristoteleshabia equiparado este concepto de un bien supremo y abarca-dor (agathon) con la felicidad, que definia como aquello queimporta a un hombre en ultima instancia y como un todo. Sinduda es este un concepto razonable, pero en la medida en queAristoteles empleo para definirlo el termino "bien supremo",hizo un uso de la palabra "bien" que no se encuentra en ellenguaje natural, ni en el de entonces ni en el actual. Hay queobservar que Platon, con quien Aristoteles se vincula muy es-trechamente en este tema, no 10 usaba aun de ese modo.CuandoPlaton preguntaba por el bien, interrogaba acerca de que esconveniente para alguien, es decir, acerca de su bienestar, peroel bienestar mismo no era caracterizado todavia como"el bien".Por consiguiente, 10 bueno (en el sentido de 10 conveniente)era para Platon un concepto relativo; la nocion gramatical-mente absoluta del bien, esto es, el concepto espec.ificamentemoral del bien, no esta presente -en cuanto concepto- ni enPlaton ni en Aristoteles, aun cuando estaba disponible en eluso linguistico habitual de los griegos. La razon de ello es quela estrategia de la filosofia moral de Platon y Aristoteles con-sistia en mostrar que 10 moral es bueno para mi; por eso pare-cio aconsejable, desde el punto de vista terminologico, emplearpara 10 moral en cuanto tal otro termino que era tam bien co-rriente en el uso linguistico griego: to kalon, 10 bello; por ejem-plo, Platon, Republica, VI, 505 d.

Desde luego que no hay que prohibir que Aristoteles (y lastradiciones antiguas y posteriores que 10 siguieron) introduz-ca como terminus technic us un modo novedoso de empleo queno se encuentra en la lengua natural. Lo importante consisteen mantener luego clara su diferencia con respecto al sentidousual de "bueno" entendido en sentido gramaticalmente abso-

Page 12: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

luto:el nuevo concepto se refiere a 10que una persona indivi-dual quiere en ultima instancia y como un todo (sea que estodesigne"el bien" 0"todo el bien", 0 no 10haga), mientras que lanoci6nabsoluta de "bueno" que existe en ellenguaje significaaquelloque hace objetivamente preferible una acci6n 0bien elcaracter de una persona, que la convierte en objeto de elogiogeneral. Esto ultimo se adecua como caso particular, segunvimos,al significado del ser-bueno atributivo mas general, queremite igualmente ala alta estima objetiva.

Ahora se puede intentar, ya sea a la manera de Kant en laCritica de la raz6n pnictica, ya sea de otra manera, estable-cer conexiones entre las dos determinaciones, pero no se pue-den someter a un concepto mas generico unitario. Que estopodia ser asi fue sugerido a Kant por la tradici6n aristotelica,la cual resulta extrafia, no en cuanto al asunto mismo, pero sien cuanto allenguaje. Lo unico que hay que lamentar aqui esque el malentendido, insinuado ya por la formulaci6n de laprimera proposici6n del parrafo, se haya reforzado porque estebien no relativo se diferencia de todos los demas conceptos delbien s610en grado y no por principio. Puesto que ello no tieneefectos en el texto restante del parrafo 1, basta con haberlosefialado.En resumen, la afirmaci6n enunciada en la primeraproposici6n de la secci6n primera expone, en mi opini6n, demanera inobjetable, una caracteristica fundamental de todaconciencia moral, y hay que aguardar ahora para ver c6mocree Kant que puede extraer exclusivamente de ella todas lasconsecuencias que conducen al imperativo categ6rico.

Los parrafos 1y 2 tienen comoprop6sito elucidar la idea deque podemos decir que la voluntad es pura y simplementebuena. S610en el parrafo 3 se da un paso mas con la continua-ci6n del analisis de esta idea fundamental. Kant subraya aquique enjuiciamos moralmente s610el querer que determina unaacci6n, y que nuestro juicio no depende del exito de la acci6n.Pone de relieve, por cierto, a fin de evitar malentendidos, quela buena voluntad no se refiere aqui solamente al "mero de-seo", sino a la voluntad "como el acopio de todos los mediosque estan en nuestro poder" (394). Si la voluntad asi entendi-da no pudiera, a pesar de todo, llevar a cabo nada, "seria ...como una joya brillante por si misma" -asi dice la famosafrase-, "como algo que en si mismo posee su pleno valor".

Page 13: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

Veremos que, a partir de una reflexi6n determinada, Kantradicalizara mucho mas esta noci6n en el parrafo 14; s610alIise produce el contraste con el utilitarismo. La interpretaci6nque sostiene en el parrafo presente es, por el contrario, patri-monio comun de todas las concepciones morales en general(conexcepci6n de aquellas tan primitivas que no han compren-dido aun en absoluto el valor del prop6sito y que s610juzganrigiendose por las consecuencias).3 Incluso el utilitarista de-beria estar de acuerdo con el parrafo 3: aun una etica que serige por las consecuencias como el utilitarismo puede juzgarla voluntad s610segUn el criterio de si ella ha hecho todo 10que estaba en su poder.

Los parrafos 4 a 7 constituyen un comentario que no perte-nece ala argumentaci6n misma. Kant presupone aqui que todadisposici6n natural tiene una finalidad, 10cual es para el masun supuesto plausible que una premisa legitimada, y afirmapor ella, en consonancia con las concepciones pesimistas de sutiempo, que, en su uso practico instrumental, la raz6n producemas dafios que beneficios y que el mero instinto nos hubieseguiado mejor; una vez presupuestas ambas premisas, resulta-ria pens able que "la naturaleza" nos ha dado la raz6n no "comomedio para otro prop6sito", sino como fin en si misma paraposibilitar la moral. El desarollo de esta reflexi6n es mas bienabstruso y no forma parte de la argumentaci6n de esta sec-ci6n, pero es interesante que Kant introduzca aqui la raz6ncomo algo obvio y ademas en un uso absoluto, a pesar de nohablar de ella ni antes ni en la argumentaci6n subsiguientede la secci6n primera.

Kant se prepara en el parrafo 8 para el procedimiento pro-piamente analitico. Para este fin reemplaza el concepto debuena voluntad por el de deber [Pflicht]. A primera vista estepaso puede resultar algo sorpresivo, pero es inobjetable pues-to que la noci6n de deber, como dice Kant con raz6n, "contieneel concepto de buena voluntad, aunque bajo ciertas restriccio-nes y obstaculos subjetivos". "Contiene" quiere decir aqui "im-plica 16gicamente". "Deber" significa la necesidad practica alu-dida en el pr610go (obligatoriedad). Lo que Kant dice en elparrafo 8 es sencillo: el bien es el deber, y 10que quiere decircon la expresi6n "ciertas restricciones subjetivas" 10comentaluego en la segunda secci6n de este modo: un ser santo obra

Page 14: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

simplemente bien, por eso no es preciso hablar de un "tenerque";pero en el caso de los hombres, que podriamos obrar tam-biende otro modo(estas son las "restricciones"),el bien es aquelIoa 10que estamos obligados. La afirmaci6n de Kant, seglin lacual el concepto de deber (desde luego no cualquier deber, sinoel deber entendido asi: el bien es 10debido) contiene 16gica-mente la noci6n del bien sin restricciones, y por consiguientees exacta. Veremos, ademas, que nada de la argumentaci6nque sigue depende del concepto particular de deber y que, in-cluso, los distintos pasos sucesivos son mas claros si se remi-ten siempre a la noci6n inicial del bien.

Kant formula ahora tres "proposiciones", la primera en losparrafos 9-13 (397-9), la segunda en el parrafo 14 (399 s.) y latercer a en los parrafos 15-16 (400 s.). Sobre la conexi6n 16gicaentre las tres Kant dice solamente que la tercera es una "con-secuencia de las dos anteriores" (400). Pero no hay que enten-der esto de manera silogistica. La tercera proposici6n extraeunicamente una consecuencia a partir de las dos anteriores,las cuales, por su parte, deben seguirse de la primera proposi-cionfundamental de la primera secci6n.Tenemos que pregun-tarnos hasta que punto dichas conclusiones son forzosas.

El primer paso concierne al motivo por el cual una personatiene que obrar si su voluntad es buena, es decir, si obra mo-ralmente. Esta cuesti6n tiene una significaci6n fundamentalmas alIa de Kant, y hasta ahora no la he tratado en mi propiaexposici6n.

Si se observa el pasaje con mayor atenci6n, se constata queKant procede en dos pasos. El primero tiene lugar en el parra-fo9, el segundo en los parrafos 10-13 y es mucho mas radical.En el parrafo 9 Kant hace la distinci6n, usual en todas laseticas desde Arist6teles, entre una acci6n meramente "confor-me al deber" y una acci6n "por el deber". Meramente conformeal deber obra el comerciante -es el ejemplo que pone Kant-que atiende honradamente al publico, pero no 10hace a partirde los "principios de la honradez" y, por consiguiente, no "porel deber" sino "por una intenci6n egoista". Esta es la motiva-ci6ndel contractualista. Quiere parecer honrado porque Ie re-sulta ventajoso.

Kant puede pretender ahora, con raz6n, que la proposici6nque dice que s610es buena la acci6n por el deber y no ya con-

Page 15: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

forme al deber, se siga inmediatamente de su proposici6n ini-cial, que decia que s610la voluntad puede ser buena sin res-tricciones. No es buena la acci6n en cuanto tal, sino s610aque-lla que es guiada por una voluntad correspondiente, es decir,por el motivo adecuado. Debo querer obrar asi (por ejemplo,honradamente) por esa voluntad misma, pues de otro modoactuo, para decirlo en mi terminologia (p. 73), s610cuasimo-ralmente, no moralmente.

El primer paso parece estar libre de objeciones, no es tam-pocopolemico,y Kant logra de hecho derivarlo analiticamentede la primera proposici6n (acerca del bien). Por el contrario, elsegundo paso es discutible y conduce al conocido "rigorismo"kantiano. Kant ofrece aqui tres ejemplos, pero es suficiente (ymas razonable, para no entrar en las particularidades de losotros dos) que nos atengamos s610al segundo. En el ejemplodel comerciante, proporcionado en el parrafo 9, Kant distin-guia, ademas de la motivaci6n "por el deber" y "por una inten-ci6n egoista", una tercera: "por inclinaci6n inmediata". Se po-dia prescindir de ella en el caso del comerciante, porque alIi"no se podia suponer" que tuviera una inclinaci6n inmediatapor los clientes, aun cuando esto ciertamente pueda ocurrir aveces. El ejemplo del parrafo 11trata acerca de la "beneficen-cia". La intenci6n egoista, que es tan natural en el caso delcomerciante, es aqui igualmente pens able, pero Kant no lamenciona en absoluto, porque esta posibilidad no es relevantepara 10que quiere mostrar; por el contrario, en el caso de labeneficencia, es frecuente que la ejerzamos no por el debersino "por inclinaci6n inmediata".

Las intuiciones morales parecen dividirse en este punto.t Muchos dirian: s610si ayudamos a alguien por inclinaci6n, estoes, comodice Kant, por "conmiseraci6n" 0 compasi6n, podemosdecir que nosotros Ie ayudamos, mientras que Kant sostie-ne la opini6n contraria, es decir, que nuestra ayuda s610esmoral si la prestamos por el deber y no por inclinaci6n 0, for-mulado de modo menos extremo, si la inclinaci6n no ejerceninguna influencia sobre nuestra motivaci6n. "Pero supon-gamos -escribe Kant- que el animo de ese filantropo estaenvuelto en las nubes del propio dolor, que apaga en el todaconmiseraci6n par la suerte del pr6jimo... si entonces, cuandoninguna inclinaci6n 10empuja a ella, sabe desasirse de esa

Page 16: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

mortal insensibilidad y realiza la acci6n benefica sin inclina- Icion alguna, solo por deber, entonces, y solo entonces, poseeesta accion su verdadero valor moral" (398).

Este "rigorismo" de Kant, como se 10 suele llamar, es 10 queparece antipatico a mucha gente. Pero el mero enfrentamien-to de unas intuiciones con otras no puede hacernos avanzarmas en el asunto mismo. Importa ver exactamente d6nde resi-den las alternativas y,en este sentido, habra que preguntarsetambien si existe una alternativa dentro de la posicion de prin-cipiode Kant, como10 creia Schiller. Quisiera excluir desde yauna primera explicaci6n demasiado simple de las reflexionesaqui necesarias, y luego mostrar que hay una segunda quetambien es todavia excesivamente simple y que impediria lle-gar al nucleo de los problemas pendientes.

La explicaci6n a la que deberiamos renunciar por completoconsiste en decir que Kant es un hijo de su tiempo y que por suintermedio habla un determinado espiritu prusiano y pietista.No es que semejante explicaci6n hist6rica no sea tambien co-rrecta a su modo,pero en una reflexion filosofica fundamentalseria insustancial, porque como consecuencia de ello archiva-riamos meramente la posicion kantiana y no podriamos apren-der nada de ella. No debemos olvidar, sin embargo, que la tesisque nos ocupa aqui es, de acuerdo con la propia pretension deKant, una derivacion analitica de aquella primera proposicionde la seccion que parecia ser una descripcion parcial adecuadade la comprensi6n moral corriente.

La segunda explicacion, que seria ya filos6ficay que sin dudacontiene una parte de la verdad, consiste en que Kant se halladentro de una tradicion que efectua una distincion fuerte en-tre una facultad del deseo llamada "superior", determinadapor la razon, y una facultad del deseo "inferior", sensible (la delas inclinaciones), es decir, entre un querer racional y otro sen-sible; la afirmacion segun la cual una acci6n "por inclinacioninmediata" no puede ser considerada comomoral es una sim-ple consecuencia de dicha interpretacion. Tengamos en cuen-ta, con todo, que Kant no ha hablado aun de raz6n en la parterigurosa de las deducciones realizadas hasta este momento.

Los unicos conceptos que se han introducido hasta ahorason los del bien y el deber. Pero al referirnos al deber deberia-mos tambien rechazar la facil soluci6n que consiste en poner

Page 17: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

simplemente en conexi6n la interpretacion kantiana con laconciencia prusiana del deber. Tambien esto tendria, sin duda,una cierta justificaci6n. Pero debemos insistir aqui en el he-cho de que para Kant el deber significa exclusivamente unaobligatoriedad moral y que por ella se entiende simplementeaquel "tener-que" que se vincula con el concepto del bien. Espreciso aqui excluir por completo las otras connotaciones, se-gun las cuales alguien esta decidido a obrar por deber si estadispuesto a obedecer a la autoridad -piensese en el ejemploextremo de Eichmann-, puesto que el "tiene que", que es de-cisivo para el que obedece 6rdenes, no tiene nada que ver conla necesidad practica que se sigue para cualquiera del bienmoral.

Ahora podemos aclarar por que la interpretaci6n de Kantparece seguirse forzosamente de su primera proposici6n. He-mos visto que s610la buena voluntad puede ser buena sin res-tricciones. De alIi se sigue necesariamente que las accioness610pueden ser buenas cuando se realizan, no conforme aldeber, sino por el deber, es decir, por el bien. Si se agrega ahoraque el valor de la acci6n no puede ser influido adicionalmentepor las inclinaciones, esto quiere decir que ninglin otro factorpuede en absoluto desempeiiar un papel; con otras palabras,s610puede ser buena aquella acci6n cuyo unico motivo es eldeber (el bien) 0, formulado con mayor precauci6n: puedenentrar en juego otros motivos (inclinaciones), pero para la va-10raci6nmoral de las acciones s610importa si el motivo moralfue el decisivo.

i,Es esta argumentaci6n concluyente? Si 10es, si entonces lainterpretaci6n de Kant, lejos de ser la expresi6n de una idiosin-crasia hist6rica, aparece tan plausible, deberemos preguntar-nos, inversamente, a nosotros mismos, c6mo podemos justifi-car nuestras propias intuiciones opuestas. Para simplificar,nuestras intuiciones pueden reducirse probable:c.•.:mte al si-guiente comun denominador. Quien siente la interpi-etaci6nkantiana comoantipatica y fria, podria de(:ir:"cuando alguiense comporta moralmente frente a otro, apreciaIl10smas que 10haga por el otro mismo que por el deber". El motivo seria laconsideraci6n por el otro en lugar del deber. Kant preguntariaentonces a su vez: "i,quequiere decir que obraria por el otro?".Dos respuestas parecen posibles. 0 bien: "porque tengo sim-

Page 18: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

patia por el 0 Ie tengo lastima". 0 bien: "porque es un ser hu-mano".Cuando Kant habla de "inclinacion", se refiere soloa laprimera respuesta. Uno tiene, en este caso, una inclinacionespecial por ese ser humano.

La segunda respuesta no representa una tesis contraria ala kantiana. Pues hasta aqui no se ha dicho en que consiste elbien 0 el deber, y veremos mas adelante que una interpreta-ciondeterminada del imperativo categorico (en la segunda for-mulacion de Kant) puede ser entendida precisamente de talforma que, cuando obramos por el imperativo (por el deber), 10hacemos porque el otro es un ser humano. Por anticipado (pero Jya sobre la base de 10dicho en la Leccion anterior) podemosdecir: es esta universalidad la que quiere asegurar Kant me-diante su insistencia en el deber comomotivo.

Pero nuestro oponente no se dara por satisfecho con estaargumentacion. Nos advertira que hay dos posibilidades dis-tintas de comportarse moralmente frente a otro, independien-temente de las inclinaciones particulares propias y solo por-que se trata de un ser humano: 0 bien porque debo hacerlo-"por deber"-, 0 bien por amor a los seres humanos, esto es,por afecto, compasion, inclinacion, que seria ahora una suertede inclinacion universal que tambien seria la del "ama a tuprojimo, pues el es comotu" cristiano. Lo peculiarmente frio yrigorista de la etica kantiana, continuaria el contrincante,parece consistir en que Kant no solo rechaza los afectos vicia-dos de parcialidad, 10cual esta bien, sino la afectividad engeneral.

Con ell0 hemos llegado al centro de la controversia, 10quese muestra tambien en el hecho de que ya no puedo introducircomoargumento ninguna respuesta de Kant mismo, sino quedebo incluir en el dialogo a un tercero. Este precisara, en pri-mer lugar, que dicha critica concierne ciertamente al ejemplode Kant (referido a la beneficencia) y tambien a la posicionkantiana en general, pero que en ese lugar no puede referirsea la argumentacion de Kant en si misma, puesto que todaviadeja abierta la cuestion de si no se refiere al bien en tantodeterminado afectivamente, tal como10pedia el oponente. Loque en todo caso, advertira nuestro amigo, debe decirse a fa-vor de Kant, es que debemos defender el deber -la obligato-riedad- en cuanto motivo, porque el pertenece al concepto de

Page 19: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

moral (del "bien sin restricciones"). Lo que de todas formastiene que quedar en pie tras el rechazo kantiano de las incli-naciones, si se ha de conservar en generalla idea de la moral,es el hecho de que el ser-bueno es algo que la voluntad exige.Puede que apreciemos moralmente del modo mas alto a quiensolo puede sino obrar moralmente, y para quien obrar moral-mente (esto significa, empero: como se exige) es algo obvio yespontaneo, pero la espontaneidad no puede en cuanto tal serel motivo del obrar. La espontaneidad misma no puede llegara ser principio de la accion. Del rechazo kantiano por la incli-nacion debe retenerse absolutamente que, en el obrar moral,no puede ser la inclinacion en cuanto tal 10 que nos determina.Pues cuando Kant habla de inclinacion se refiere al afecto na-tural, inmediato, que podemos tener en cierto momento y quepuede ser de tal 0 cual modo,y que, por eso especialmente, notienen en cuanto tal el caracter universal exigido.

La unica posibilidad de apartarnos de Kant no consiste,pues, en poner el afecto en el lugar del deber, como 10 haraSchopenhauer, sino en entender el obrar mismo por el debercomo algo afectivo. La inclinacion en cuanto tal no puede seralgo determinante sino solo en la medida en que es una incli-nacion ya formada moralmente y esta, por consiguiente, uni-

t versalizada. Esta posibilidad tenia que parecerle a Kant con-tradictoria desde su presuposicion antropologica de la divi-sion insalvable entre la facultad de desear sensible y superior("racional").

Para poder sondear, no obstante, esta posibilidad, debemosaclarar que es 10 que se encuentra en ultima instancia detrasde las intuiciones del oponente de Kant, y esto quiere decir, enprimer lugar, por que apreciamos particularmente el obrarmoral afectivamente espontaneo y, en segundo lugar, que sesigue de la interpretacion kantiana, que solo ahora podemosconsiderar como una exposicion de aquello que obtuvo en supaso analitico.

Lo que los criticos coetaneos, en especial Schiller y el jovenHegel, censuraron de la interpretacion kantiana, fue el hechode que Kant desgarrara la naturaleza humana en dos partes,y esto no es unicamente un problema filosoficosino que, vistodesde la moral, significa que no es el hombre entero el queobra moralmente. Si yo solo obro porque me 10 mandan, ~soytodavia yo, este ser afectivo, el que obra?

Page 20: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

Ahora bien, se puede ser todavia mas esceptico respecto dela posicionkantiana. Si consideramos la tesis de Hume segUnla cual en general solo los sentimientos (es decir, las inclina-ciones)pueden ser determinantes para la accion, entonces re-sulta ser una ficcion el supuesto kantiano de que el mandato,en tanto libre de afectos, puede ser determinante de la accion;deberia admitirse que unicamente un afecto -podriamos lla-marlo el afecto especificamente moral- puede ser 10 que nosproporciona la conciencia del bien que determina la accion.Para explicitar esto con la formulacion que di del imperativocategorico en la Leccion anterior -tener consideracion porcualquiera, 0 respetar a alguien simplemente porque es unser humano-, ella seria una maxima tal que, 0 bien debemossentirla afectiuamente, de tal suerte que solonos sentimos biencuando nos consideramos de ese modo, 0 bien, en caso contra-rio, no seria nada para nosotros: lack of moral sense (sense!).

A partir de aqui, la propia interpretacion de Kant acerca deque quiere decir querer obrar por deber cuando se Ie ha retira-do la base afectiva, parece desvanecerse en una esfera extra-namente ingravida.l,Que cosa Ie daria aun fuerza motivacionalal deber que carece de toda afectividad? Y de este modo escomprensible que el psicoanalisis, por ejemplo, haya intenta-doinvestigar los impulsos inconscientes que otorgan fuerza aldeber [Sollen] asi entendido. Kant solo consigue disipar esasdudas en la medida en que ancla motivacionalmente el deberen la razon pura. El paso que opera Kant con su interpreta-cion en este lugar de la primera seccion es solamente eviden-te, en ultima instancia, si se tiene en cuenta ya aqui tanto lafundamentacion del bien en la razon pura, que emprende enla segunda seccion, comotambien especialmente la fundacionde la motivacion de la voluntad moral en la misma razon pura,intento que el mismo consideraba casi comovertiginoso y queacomete en la tercera seccion de la Fundamentaci6n. En estepunto puedo solo seiialarlo. El paso de Kant, tal como10 inter-preta, no es inconsistente pero, en primer lugar, no es conclu-yente y, en segundo lugar, podemos ver ya ahora con cuantopeso de pruebas carga Kant aqui.

El padre de la concepcion que se contrapone a la kantianaesAristoteles. Para el solo puede ser bueno quien, en sus afec-

Page 21: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

tos, dicho en terminos kantianos, en sus inclinaciones, estadirigido al bien. Seglin Aristoteles, el hombre no tiene por na-turaleza esta inclinacion moral, pero ella tam pocoproviene deun don divino 0 de la mera razon, sino que se obtiene por laeducacion, por la socializacion.4 Aristoteles tiene que decir, porcierto, "por la educacion correcta" y esto parece, 0 bien llevar aun circulo vicioso 0, dado el caso, quitarle al individuo su auto-nomia. Se puede replicar, sin embargo: el hecho de que el hom-bre no pueda alcanzar el bien moral sin una provision de ayu-da socializadora, no quiere decir que pueda ser conducido acualquier bien, seglin haya sido la educacion recibida, sino quedebe ser su bien y,si esta educado de la manera correcta, esta-ra en condiciones de poder decidir por su cuenta si quiere com-prenderse a si mismo de tal modo. De esta manera, en todocaso la interpretacion aristotelica se puede incorporar a la pre-gunta: "l,porque quiero pertenecer a una moral y precis amen-te a esta?", tal como la he desarrollado.

En cierta medida, Schiller se encuentra entre Aristoteles yKant, en virtud de la concepcion que desarrolla en su trabajoAnmut und Wurde [De la gracia y la dignidadJ. Schiller seconsidera kantiano y 10 es en todos los supuestos esenciales,como 10 admitio el propio Kant.5 La posicion de Schiller, si esconsistente, podria mostrar que incluso al kantiano Ie quedauna opcion que Kant no ha percibido. Schiller cree, comoKanty contra Hume yAristoteles, que existe una razon pura practi-ca, la cual decide acerca de 10 que es bueno yes, a la vez, deter-minante comomotivo para la buena voluntad. Schiller conce-de a Kant que el principio de la buena voluntad no solo nopuede ser proporcionado por las inclinaciones, 10 cual es obvio,sino que tampoco puede ser interpretado como una inclina-cion privilegiada (disposicion afectiva), como afirma elaristotelico. Pero no Ie resulta convincente por que no debe larazon poder instruir a nuestra afectividad de tal forma que,hasta donde sea posible, "concuerden razon y sensibilidad,deber e inclinacion",6 y el hombre entonces "este de acuerdoconsigo mismo" (87).

Habria que preguntarle ahora tambien a Schiller por queesto ha de ser asi. A partir de su texto hay dos respuestasposibles. Se puede suponer que existe, para el,junto al princi-pio moral un segundo mandato, el ya mencionado: "estar de

Page 22: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

acuerdo consigo mismo", y es sin duda este principio el quemas tarde retom6 Hegel. Pero no se 10debe entender comoun segundo principio. Schiller escribe: "Pues estoy convencidocon gran certeza ... de que la participaci6n de la inclinaci6nen una acci6n libre no demuestra nada con respecto ala puraconformidad al deber de dicha acci6n, por eso creo poderconcluir precisamente de ello,? que la perfecci6n moral delhombre resulta unicamente de la participaci6n de su inclina-ci6n en su obrar moral. Pues el hombre no esta destinado arealizar acciones morales particulares, sino a ser un ente mo-ral". Kant hubiera aprobado, naturalmente, esta ultima pro-posici6n, pero para Schiller hay que entenderla a partir de laanterior, y esto quiere decir: se trata de ser moral con la tota-lidad del ser afectivo. El hombre debe ser moral y no s610algo que hay en el.

En la medida en que 10moral (la "raz6n") impregna la afec-tividad natural, el hombre obra espontaneamente de maneramoral, y en la medida en que el hombre obra moralmente "comodesde si mismo", este libre juego de fuerzas produce la impre-si6n de la "gracia". Pero hay tambien situaciones en las que 10moral inevitablemente pide sacrificios a nuestra afectividadnatural, especialmente cuando perjudica a nuestro "instintode conservaci6n". Hay, por consiguiente, experiencias sensi-bles que no s610no pueden armonizar con la moral, sino quedeben oponerse a ella. Aquello que el hombre puede alcanzaren estos casos es unicamente el control de si (103), la "sereni-dad en el sufrimiento", y esta es la "dignidad". "AlIidonde eldeber moral orden a una acci6n que necesariamente hace su-frir a 10sensible, hay seriedad y no juego, alIi la ligereza en elejercicio nos indignaria mas de 10que nos satisfaria; alIi laexpresi6n no puede ser la gracia, sino la dignidad. Vale aquien generalla ley que dice que el hombre debe hacer con graciatodo 10que puede realizar dentro de su humanidad, y con dig-nidad, todo aquello que, para alcanzarlo, debe hacerlo sobre-pasar su humanidad" (107). Segun sean las posibilidades quese dan en las divers as situaciones, predomina 0 bien la gracia(armonia), 0 bien la dignidad (conflicto); asi comouna actitudgentil en una situaci6n que encierra un conflicto nos tiene queindignar, asi tambien produce un efecto "ridiculo" 0 "despre-ciable" aquel que realiza algo moral con dignidad alIi donde 10puede hacer con espontaneidad.

Page 23: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

La maxima de Schiller reza entonces as!: tanta gracia comosea posible, tanta dignidad como sea necesaria. La posicionparece convincente, porque en ambos casos la accion tiene lu-gar "por el deber", y esto quiere decir: el motivo determinantees siempre 10 moral: en el ambito de la dignidad, de modo ex-clusivo, como en Kant; en el ambito de la gracia, de modo noexclusivo, pero de tal forma que la motivacion adicional delafecto no determina el que sino solo el como.

~Quees exactamente 10 que hemos ganado gracias a Schiller?Schiller ha introducido una distincion en la cuestion de la mo-tivacion que no se encuentra en Kant ni tampoco en Aristoteles,y que parece correcta y valiosa, independientemente de si unocree que el principio moral mismo debe asentarse mas alIa dela afectividad, como suponen Schiller y Kant, 0 si uno 10 en-tiende, con Aristoteles, como un afecto privilegiado. Schilleraporta comonovedad frente a Aristoteles la aclaracion de comodebe comportarse el hombre con respecto a la totalidad de susafectos si quiere ser moralmente bueno. De esta cuestion re-sulta la diferenciacion entre un comportamiento moral mentegentil [anmutig] y uno moralmente digno.Tambien el que obramoralmente con dignidad obra como debe hacerlo de maneraespontanea: para Kant, precisamente porque esta determina-do por la razon; para Aristoteles (si el hubiera visto el proble-ma asi), porque 10 determina la parte de su afectividad queconstituye su caracter moral, aun cuando esto implica que otraparte de su afectividad se resiste; y tam bien Schiller hubierapodido decir, aunque no 10 hace, que aquel que actua con dig-nidad y que, en ultima instancia, esta determinado a obrar as!por la razon, al mismo tiempo 10 esta por una parte de su afec-tividad (la que esta impregnada por la razon).

Aquello que de todas formas queda en pie de la interpreta-cion de Kant, y en 10 que tambien estan de acuerdo tantoSchiller comoAristoteles, porque pertenece necesariamente alconcepto del obrar moral ("bueno sin restricciones"), es el he-cho de que solo se puede caracterizar como moral, es decir,como buena, aquella accion que esta determinada exclusiva-mente por la motivacion moral, sea cual fuere la manera comodicha motivacion se relaciona con la afectividad y con la to-tali dad de los afectos (y solo en eso se diferencian los tresfilosofos).

Page 24: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

Ahora bien, la expresi6n "motivaci6n moral" tiene diversossignificados, yaqui nos encontramos con una serie de pregun-tas que en este contexto pueden resultar desconcertantes. Alparecer son dos cosas distintas el obrar moralmente: (D por-que se quiere ser bueno, 0 (II) porque el bien es aquello que sequiere (0que la mayoria de las veces se quiere). Aqui no existediferencia alguna entre Arist6teles y Kant. Para ambos tieneuna buena voluntad s610aquel que quiere inmediatamente elbien.Alguien semejante se comprende a si mismo de ese modo(comoalguien que quiere el bien), pero ello se muestra unica-mente en su obrar, y esto no es 10que el quiere. El obrar quetiene el motivo de ser alguien bueno (D esta vinculado con elobrar que tiene el motivo de mostrarse comobueno (lID, yestoes 10que se denomina fariseismo. S610la motivaci6n del obrarque tiene inmediatamente como motivo el bien (II) puedereformularse tambien de modo equivalente asi: se llama moti-vo al contenido determinado que reside en la concepci6n delbien, de tal modo que, por ejemplo, en el caso peculiar de lamoral del imperativo categ6rico, se puede decir simplementetambien: el obra por respeto al ser humano. Resulta instructi-vo darse cuenta de que esta reformulaci6n no es posible en elotro caso (II). No se podria decir: "el obra asi porque quiere seralguien que obra por respeto al ser humano", puesto que conel "por" se nombraria ciertamente el motivo; no se puede, sinembargo, tener el motivo (A) de ser alguien que obra por otromotivo determinado (B), excepto en el proceso de educaci6n desi mismo, en el que alguien se quiere formar como aquel (A)que obrara por el motivo (B), y esta es, desde luego, una posi-bilidad que tiene sentido. En caso contrario, s610se podria te-ner el motivo A de ser alguien que obra como uno que actuapor otro motivo B.

La insistencia de Kant en el hecho de que s610obra moral-mente aquel que actua por el deber podria facilmente hacercreer que entiende la motivaci6n moral en el sentido (I). Peroesto seria un completo malentendido. SegUnKant, no obra mo-ralmente quien quiere obrar por el deber, sino quien obra por eldeber. (En la terminologia que empleara despues, s610es buenoaquel para quien la raz6n 0 la ley constituye inmediatamente elmotivo de determinaci6n de su obrar.)

De mi propia manera de exponer el concepto de moral re-sulta todavia una complicaci6n adicional. Hemos visto que el

Page 25: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

bien es algo que, por su concepto mismo, se exige reciproca-mente, y que dicha exigencia -la necesidad practica- se apo-ya en la sancion interna de indignacion y vergiienza. Kant nopudo ver esto, porque dejo sin aclarar el concepto del deber[Sollen], de la necesidad practica. Pero ustedes podrian repli-carme: l,noobtengo con esta concepcion una complicacion adi-cional? Pues ahora se origina una nueva bifurcacion en lamotivacion posible: el agente moral, l,obra como 10 hace, por-que eso es bueno, 0 10 hace para evitar la sancion interna? Meresulta dificil resolver la cuestion. Tambien para Aristotelesalguien se revel a comomoralmente motivado porque es capazde verguenza moral. Por otro lado, se podria decir: solo obra demodo autenticamente moral aquel que solo obra asi porqueello es bueno (0, en el caso especial de la moral del imperativocategorico, porque respeta a los seres humanos), sin que tengaimportancia alguna la posible sancion. Prestemos atencion,por otra parte, al hecho de que la sancion es interna, es decir,que ella solo es eficaz para quien considera que obrar asi esmalo y que, por consiguiente, ha incorporado a su identidad noactuar de ese modo.

Debo admitir que la problematica, tal comola veo, contieneuna complicacion adicional, pero ella reside en la cosa misma:no podemos hacerla mas simple de 10 que es. Adam Smith haseiialado con razon que la persona buena no actua tal como 10hace porque, de 10 contrario, seria reprobada y se enfrentariaa la indignacion -la reprobacion y la indignacion facticas notienen ninguna importancia para la persona buena-, pero queciertamente pertenece ala motivacion moral el que dicha per-sona considere su obrar, en el otro caso, como digno de repro-baci6n e indignante (vease mi Leccion 16). Pero incluso si laaccion moral en la que la sancion interna no desempeiia parael agente ninglin papel nos parece la mas pura, es decir, si elobra simplemente por el bien y,por ende, solopor respeto a losdemas, la sancion interna, no obstante, pertenece al conceptodel bien moral; a diferencia de las restantes formas del bienatributivo (un buen cantante, etcetera), simple mente no esposible definir este bien atributivo privilegiado (un buen hom-bre) de otro modo que incluyendo las exigencias reciprocas.Por 10 demas, este resultado corresponde probablemente a larealidad psicologica:parece apenas posible separar ambas mo-

Page 26: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

tivaciones. l,Mantengo mi promesa porque respeto a la perso-na, 0 porque en caso contrario me avergonzaria 0 me despre-ciaria? Se podria decir que ambas cosas son casi identicas.

Tras este largo excurso sobre la motivacion moral (que hayque diferenciar, desde luego, de la motivacion para la moral),podemos continuar la interpretacion del texto kantiano. En elparrafo 14 establece Kant la segunda proposicion, que, en suopinion, se sigue analiticamente de la primera proposicion fun-damental de la seccion primera. Este es el paso decisivo detoda esta seccion. El enunciado dice: "Una accion hecha pordeber tiene su valor moral, no en el prop6sito que por medio de ]ella se quiere alcanzar, sino en la maxima por la cual ha sido I

resuelta; no depende, pues, de la realidad del objeto de la ac- Icion,sino meramente delprincipio del querer, seglin el cual ha Isucedido la acci6n, prescindiendo de todos los objetos de la fa-cultad de desear" (399 s.).

Cuando Kant dice aqui "no en el prop6sito", el termino "pro-p6sito" significa, desde luego, 10que se ha propuesto, el fin.Ahora bien, se podria decir que toda accion esta referida afines (y Kant admitira incluso esto mas tarde, 427). La raz6npor la cual tiene que negar esto aqui para la acci6n moral esalgo que no hace explicito en este pun to, pero que, de hecho,parece que se sigue 16gicamente de modo forzoso de la prime-ra proposici6n fundamental de la secci6n primera. Si la volun-tad misma es 10unico que puede ser "bueno sin restricciones",el hecho de si es buena 0 mala no puede depender de la rea-lizaci6nde un fin determinado, puesto que entonces este fin --el"objeto de la acci6n"- tendria que ser bueno en un sentidoprevia y tambien "sin restricciones", y ello contradiria ala pro-posici6n que dice que no puede haber nada que sea bueno sinrestricciones "excepto una buena voluntad".

Esta es tambien la raz6n por la cual Kant tiene que intro-ducir en esta proposici6n el concepto de maxima. En la biblio-grafia sobre el tema se ha discutido mucho acerca de este con-cepto, pero ni su significado es dificil de entender ni tampoco10es la necesidad de incorporarlo en este punto. En una notaal parrafo 15, que en realidad deberia figurar en este lugar,asi como en una nota correspondiente en la segunda secci6n(421), Kant explica que entiende por maxima la regIa que de-termina al querer (0 al obrar). Si debe ser posible que el que-rer no se determine por un fin, parece que la unica alternativa.,

Page 27: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

consiste en que sea determinado par un regIa, y todo esto secomprende bien si la regIa es la del imperativo categ6rico.GDebeentonces decirse: algunas veces la voluntad se determina parun fin y otras veces par una regIa, que seria entonces la delimperativo categ6rico?Kant presenta allector de laFundamen-tacion, sin embargo, toda acci6n de tal forma que se produceseglin reglas. Asi se menciona comoejemplo:hago mia la maxi-ma de salir de apuros par media de una promesa mentirosa(402 s.).TambiEmla acci6n inmoral, y al parecer toda acci6n engeneral, debe caer ahara bajo una maxima. Esto puede con-fundir allector en un primer momenta. Se preguntara c6moserelaciona la referencia del querer a los fines can su referenciaalas maximas.

Kant aclar6 este asunto unicamente en un tratado tardio,La religion dentro de los limites de la mera razon. AlIi dice: "lalibertad del albedrio es de esta constituci6n tan peculiar, queno puede ser determinada a la acci6n par ningun motivo im-pulsar, salvo en la medida que el hombre la incorpore en sumaxima (que la haya convertido en regIa general, segun lacual quiere obrar)".8Es decir: tambien quien se deja determi-nar par cualesquiera fines (prop6sitos), esto es, par el hecho deque el quiere ahara precisamente esto, se deja determinar,empero, de antemano par la regIa general que consiste en que-rer siempre aquello que precisamente quiere, y esto significa,par la maxima del "amor a si mismo"9(del egoismo). A causade esta particular dificultad, que al principia s610result6 delhecho de que la voluntad moral no se puede determinar prima-riamente par un fin, Kant lleg6 a comprender de un modo nue-vo esta "constituci6n tan peculiar" del querer del hombre, asaber, que todo querer humano, incluso antes de que quieracualesquiera fines determinados y sirviendo de base a dichoquerer, se ha decidido ya par una u otra maxima fundamental;tales maximas pueden ser para Kant solamente dos: la de lamoral a la del amor a si mismo. Par eso muestra tambien, en eltratado sabre la religi6n, que el obrar par el deber, aun cuandono se deja determinar par un fin (al que a su vez determina lainclinaci6n), igualmente esta referido a fines, "pues sin refe-rencia a fines no puede haber ninguna determinaci6n de lavoluntad en el hombre".lO

Asi queda aclarada la conexi6n entre el modo como la vo-luntad se refiere alas maximas y el modo comose refiere alas

Page 28: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

fines. Me parece una de las evidencias mas profundas de lafilosofiamoral kantiana que todo querer en general, antes deser un querer esto 0 aquello, es un querer relativo a comoquieroyo considerarme a mi mismo. Se puede dejar en suspenso lacuestion de si hay que entender la maxima fundamental delamor a si mismo siempre como una decision contra la moral,como10 hace Kant.ll Si se admite la posibilidad de una lack ofmoral sense, esto no se puede ver asi, pero la tesis kantianasegun la cual solo pueden existir estas dos maximas acerca decomouno quiere entender su vida me parece que tiene un altogrado de plausibilidad.

Volvamosahora a la tesis del parrafo 14.En la etica anglosa-jona de los ultimos decenios era usual clasificar los sistemasmorales modernos que parten de un principio unitario endeontologicos y teleologicos.12 Se entiende por sistema moralteleologico (del griego telos, fin) aquel que llama buena 0 co-rrecta a una accion precisamente cuando promueve un fin de-terminado. Esto presupone que el fin, por su parte, es conside-rado como el unico bien no restringido (motivo por el cual laaccion buena, para evitar ambiguedades, se llama correcta yno buena). El prototipo de un sistema moral semejante es elutilitarismo. Se entiende por sistema moral deontologico (delgriego deon, deber) aquella etica que no hace depender la bon-dad de la volun tad de la valoracion presupuesta de un fin. Porello se considera generalmente la moral kantiana como proto-tipo de un sistema de este tipo, y Kant estatuye con precisionesta concepcion en el parrafo 14. La posicion que sustenta aquipuede designarse tambien como su peculiar formalismo. Elpropio Kant dice: si el principio de la buena voluntad no resideen su proposito, solo "puede ser determinado por el principioformal del querer en general" (400).

En un primer momento, la concepcion de Kant podria tener,tambien en este respecto, un efecto repugnante, mientras queun principio teleologico parece ser mas natural. GQue cosapuede parecer mas plausible que el hecho de que una acciones buena (correcta) en la medida en que evita danos y favoreceel bien? Pero, Gelbien para quien? La interpretacion teleologicasugiere inmediatamente la pregunta. GRayque entenderla detal modo que el bien moral se reduce a un bien relativo, 0 que10 incondicionalmente bueno se define ahora de manera nue-va? El utilitarismo hace ambas cosas: el fin por el cual se debe

Page 29: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

medir el querer moral es, en primer lugar, aquel que resultaser el mejorpara la mayoria, y,en segundo lugar, el bien abso-luto debe definirse de este modo. Pero, l,hasta que punto noson arbitrarios ambos pasos? Quiero dejar de lado la cuesti6n,muchas veces discutida, acerca de si podemos estar de acuer-do con la manera como juzgamos como buenas 0 malas lasacciones individuales,13y preguntar unicamente que actitudhubiera adoptado Kant frente a esta propuesta (pues, l,es otracosa que una propuesta?). Kant hubiera dicho, desde luego: sialguien caracteriza alguna situaci6n del mundo como buena,esto s610puede tener el sentido de que el se la propone comofin propio,es decir,que su inclinaci6n tiende a realizarla. Quienjuzga de manera utilitarista, simplemente dice que algo es bue-no para el si a todos les va mejor. Este argumento -y no veoque se Ie pueda objetar- quiere decir que, por su estructura,la concepci6n utilitarista no tiene nada que ver con la moral,aun cuando se la proclame como tal y en sus resultados con-cuerde parcialmente con nuestras intuiciones morales.

Por su parte, contra el deontologismo es usual argumentarque conduce a un fetichismo de las reglas. Como remate sir-yen de ejemplo aquellos deberes que, para Kant, cumplen dehecho un papel importante, comoocurre con el deber de man-tener las promesas. La posici6n kantiana parece culminar enesto: quien ha dado su promesa a otro no debe mantenerla porrespeto a la otra persona sino por la regIa misma. Pero con esaorientaci6n por reglas particulares no se puede llegar al nu-cleo de la controversia. La posici6n de Kant culmina, bien en-tendida, en la maxima del altruismo. Esta maxima dice: Tenen consideraci6n los intereses de los demas, respeta los dere-chos de cada uno. Si uno no se atiene alas reglas particularessino al principio moral en cuanto tal -10 que Kant, precis a-mente en el parrafo siguiente, llama "la ley"-, resulta claroque, como acabamos de ver a prop6sito del tratado sobre lareligi6n, la maxima esta referida completamente a fines. Kantincluira esto diciendo que el principio moral prescribe tratar atodo ser humano como fin en si mismo, una formulaci6n queciertamente tendremos que aclarar en ellugar pertinente.

Asi consideradas las cosas, desaparece la aparente oposi-ci6n entre la referencia a la regIa y la referencia a los hombresinvolucrados, y la referencia a la regIa, elllamado formalis-mo, asegura unicamente el universalismo exigido absoluta-

Page 30: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

mente. En mi opinion, es preciso dar la razon a Kant en cuan-to a que su "segunda proposicion" se sigue analiticamente delenunciado inicial de la primera seccion, y que debemos recha-zar una concepcion moral teleologica. Una vez admitido esto,tenemos que observar que la manera como Kant cree poderdesarrollar su alternativa a la concepcion teleologica a partirde la nocion de querer, no es convincente y, en verdad, ni si-quiera es comprensible. El valor de la accion moral, as! reza elintento kantiano de dar un contenido coherente a su compren-sian de principio, solo puede "ser determinado por el principioformal del querer en general". Pero no se ve en absoluto enque medida "el querer en general" tiene un "principio formal".Kant hace aqu! algo sin duda ingenioso, ya que esta propuestaparece ser 10 unico que se puede seguir de la proposicion ini-cial de la seccion primera sin premisas adicionales, pero elresultado es vacio.

Nos encontramos asi con un paso en el desarrollo de la ar-gumentacion de Kant cuya importancia metodologica hay queconsiderar con exactitud. Sospecho que el propio Kant habriaadmitido que este paso, tal como 10 ha dado aqui, no es en simismo evidente, puesto que, en caso contrario, no habria nece-sitado escribir la segunda seccion de la Fundamentaci6n. Soloel concepto de razon, que Kant deja aqui todavia completa-mente de lado porque no esta contenido en la comprensionhabitual de la moral, Ie permitira hablar de un principio for-mal; sera el de la voluntad racional, no el de la voluntad engeneral. No representa aun un argumento decisivo el que lapresunta derivacion del imperativo categorico en la primeraseccion, tal como es efectuada sobre la base del parrafo 14, noha resultado exitosa. Kant podria haber dicho, incluso, que eneste punto solo podia anticiparla. Tanto mayor debe ser, en-tonces, nuestra ansiedad por saber si resultara convincente launica fundamentacion decisiva, la de la segunda seccion.Todoel peso recae ahora en el concepto de razon.

Con estas precauciones podemos avanzar ahora hasta la"tercera proposicion", que Kant formula en el parrafo 15.Diceasi: "El deber es la necesidad de una accion por respeto a laley" (400). Mientras que las dos primeras proposiciones se se-guian analiticamente del primer enunciado de esta seccion, latercera resulta tambien de modo analitico, pero esta vez "como

Page 31: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

consecuencia de las dos anteriores". Es facil ver esto. La pri-mera proposicion afirmaba: Una accion es moralmente bue-na solo si esta motivada par el deber mismo (par 10 que esmandado, es decir, par 10 necesario en sentido practico). Estapura motivacion par 10 moral mismo es incorporada aharaal concepto del respeto. La segunda proposicion decia: Lamoral consiste exclusivamente en "el principia del querer".Este "principia formal" es incorporado ahara a la expresion"ley". Una accion es moral si y solo si sucede "par respeto ala ley". La pretension kantiana, segun la cualla tercera pro-posicion no agrega nada nuevo, sino que solo conecta las dosanteriores, esta justificada. Para una mejor comprension dela tercera proposicion, solo queda par seiialar que Kant noentiende aqui el deber cuasiobjetivamente como10 mandado,sino cuasisubjetivamente como la accion par el deber. Noesnecesario, en nuestro contexto, abordar ahara el dificil con-cepto del respeto, que Kant, en una forma desacostumbrada,no refiere primariamente a las personas sino a la ley mis-ma, 10 que elucida en la sagaz nota 2 de la pagina 402. Essuficiente considerar la palabra como clave de la motivacionmoral.

En el parrafo 17llega a su termino el desarrollo de la argu-mentacion de la primera seccion. Kant cree poder mostrarahara que 10 dicho antes -en esencia, el principia formal de lavoluntad en cuanto tal (la ley, que se campIeta en el parrafo15), introducido en el parrafo 14- basta para poder probarque el imperativo categorico es el contenido de la moral. Pues-to que, a partir del parrafo 14,no queda "mas que la legalidaduniversal de las acciones en general", el mandata moral solopuede decir "que pueda querer tambien que mi maxima debaconvertirse en ley universal" (402).

Si esta conclusion fuera valida, Kant habria logrado deri-var el imperativo categorico de la mera premisa, tomada de lacomprension normal de la moral, que dice que la voluntad es10 unico que puede ser buena sin restricciones. Pero la conclu-sion, desde luego, no es valida. En primer lugar, no sabemosen absoluto que quiere decir la expresion "principia formal delquerer" del parrafo 14, de modo que no podemos enjuiciar canque derecho puede ser incorporada a la expresion "legalidad

Page 32: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

universal de las acciones en general"; incluso esta ultima es, 0

bien incomprensible, 0 bien multivoca. Y el paso que va desdeaqui hasta el enunciado, mucho mas especifico, que dice "quepueda querer tambien que mi maxima deba convertirse en leyuniversal", parece completamente arbitrario. Pero no debemostampoco sopesar aqui estas palabras con tanto cuidado. Laspodemosconsiderar comouna mera anticipaci6n del argumentoque Kant crey6 que unicamente era posible pres entar en lasegunda secci6n con ayuda del concepto de raz6n practica.

Notas1. Werke, IV,263. Desde luego, el procedimiento tanto del metodo sinteti-

cocomo del analitico es analitico en el sentido de los juicios 0 conexiones deconceptos analiticos.

2.Vease Platon, Hippias menor; Aristoteles, Etica a Nicomaco VI, 1140 b22-24.

3. Vease J. Piaget, Lesjugements morales chez ['enfant, Paris, 1932, cap.2; trad. cast.: Losjuicios morales en el nino.

4. Vease Etica a Nicomaco, I, 10, y II, 1.5. Werke,VI, 23; trad. cast.: "Sobre el tratado de Schiller de la gracia y la

dignidad", en: Friedrich Schiller, De la gracia y la dignidad, De la poesiaingenua y de la poesia sentimental. Y una polemica: Kant-Schiller-Goethe-Hegel, Barcelona (trad. y compoA. Ackermann), 1985, p. 161 S.

6. F. Schiller, Werke (comp. por L. Bellermann), tomo 8; trad. cast.: veasenota 5.

7. El que esto se concluya "precisamente de ello" no es, desde luego, cier-to; la justificacion de la frase consecuente consiste en que el hombre (deter-minado afectivamente) debe obrar conforme al deber.

8. Werke VI, 23 S. [La religion dentro de los limites de la mera razon,Madrid, Alianza, 1986.]

9. Gp. cit., 3610. Gp. cit., 4.11. Vease toda la primera parte del tratado sobre la religion.12.Vease, por ejemplo, W.Frankena, Ethics, cap. 2.13. Vease, por ejemplo, B. Williams, "A Critique of Utilitarianism", en: J.

J. C. Smart y B. Williams, Utilitarianism for and against, Cambridge, 1973.

Page 33: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

Septima Lecci6nLa segunda secci6n de laFundamentaci6n de la

metafisica de lascostumbres de Kant

La primera secci6n de la Fundamentaci6n puede ser consi-

jderada comoun genial intento de sugerir, aunque quiza no dederivar, el imperativo categ6rico a partir de un aspecto cen-tral de la comprensi6n habitual de la moral. La imposibilidadde derivarlo sobre esa base resulta ya del hecho de que el as-pecto de la comprensi6n habitual de la moral del que parteKant es un rasgo fundamental de la moral en general; por esaraz6n no es posible derivar de ella la concepci6n moral especi-fica del imperativo categ6rico. La diferencia que puse de ma-nifiesto entre una comprensi6n moral en general y aquella queKant supone comosu comprensi6n usual, y que ya es una con-cepci6n determinada, es algo que no existe para el. Pero Kantera consciente del hecho de que, si hubiera que fundamentar~ngenenude manera absoluta la interpretaci6n moral del im-perativo categ6rico, s610podria hacerse con ayuda del concep-to de raz6n practica. Por eso, la parte sustancial de la segundasecci6n (traS un la"iio excurso en el que afirma que la moral nopuede tener un fundamento empirico y que, en consecuencia(1), debe tenerlo a priori, vease p. 90), comienza con el prop6si-to de querer "perseguir y exponer claramente la facultad prac-tica de la raz6n, desde sus reglas universales de determina-ci6n, hasta alIi donde surge el concepto del deber" (412). Elmetodo es ahora el sintetico: el concepto de deber no se presu-

Page 34: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

pone ya ni se deriva analiticamente de intuiciones disponi-hIes,sino que debe obtenerse si se investiga la facultad practi- I (\)cade la razon de manera suficiente.

Conceptualmente, 10 que Kant entiende aqui por facultadpractica de la razon no es algo del todo univoco, si bien resultacompletamente clara la manera comoquiere que se entiendanlas proposiciones sobre la razon practica. Kant parte de unasecuencia de enunciados algo dificil que debe ser comprendidacanexactitud (412):"Cada cosa, en la naturaleza, actua seglin 'leyes. Solo un ser racional posee la facultad de obrar por la \z.~representaci6n de las leyes, esto es, por principios; posee unavoluntad. Como para derivar las acciones de las leyes se exigeraz6n, resulta que la voluntad no es otra cosa que la razonpractica".

El hecho de que Kant no mantenga la equivalencia, enun-ciada en la ultima frase, entre volun tad y razon practica, no esalgo decisivo. En la Fundamentaci6n emplea el termino "vo-luntad" de manera ambigua, 10 que resolvera en la Metafisicade las costumbres cuando reserve la expresion "volun tad" paraesta idea de la razon practica, esto es, para la voluntad ya ' l .1

determinada por la razon, y emplee la palabra "albedrio" en el, .tsentidohabitual de querer, el cual puede ser racional 0 no serlo.if

Resulta mas dificultoso comprender a que se refiere cuando'diceque los seres racionales pueden "obrar por la representa-cionde las leyes". Esto suena como si fueran las mismas leyes,yen la misma formulacion, las que el entendimiento teoricopuede constatar en la naturaleza y luego "por cuya represen-taci6n" es posible obrar racionalmente. Ello esta desde ya ex-cluidoen virtud de que, entonces, el imperativo categorico, queno tiene equivalente alguno en una ley natural, no seria unejemplo de principio practico, 10 que, sin embargo, es afirmadounivocamente, como se mostrara en 10 que sigue.

A los imperativos hipoteticos corresponde en cada caso unaley natural, si bien no en la misma formulacion. Las leyes na-turales, en su figura mas simple, tienen la forma "Siempreque x, entonces y", por ejemplo: "Siempre que una piedra (dedeterminado tamaiio) choca contra un cristal (de un tipo de-terminado y con una velocidad determinada) (x), rompe la la-mina (y )". Solo a partir de una reformulacion se obtiene de ellael principio practico de un imperativo hipotetico: "Si quieres

Page 35: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

romper la lamina (y), arroja una piedra (de tal tipo, etc.) con-tra ella (x)". De la proposicion teorica "Siempre que x, entan-cesy" se obtiene asi la proposicion practica "Siempre que quie-ras y, haz x". Las leyes por "cuya representacion" se puede obrarno son leyes naturales ni siquiera en el caso del imperativohipotetico, pero se fundan en ellas. En el siguiente parrafa,Kant designa a estos principios practicos como mandatos dela razon y a sus "formulas" -es decir, su expresion lin-giiistica- comoimperativos. Entiende por "imperativos" y par"mandatos" exclusivamente aquellos que se fundan en la ra-zon. Desde luego, no se ha pens ado en el concepto mas ampliade imperativos gramaticales 0 de mandatos sociales.

Pero, (,que significa el hecho de que estas reglas -que ca-rresponden a las que caracterice en la Leccion 2 como reglasde razon- son "mandatos de la razon"? Dice Kant en el tercerparrafo de esta serie: estos mandatos "dicen que seria buenahacer u omitir algo" (413) y, en realidad: siempre podemosreformular la expresion "Si quieres y, haz x" como"Si quieres y,es bueno hacer x". (Podemos aqui prescindir, con Kant, de lacomplicacion siguiente: la mayoria de las veces hay variosmedios para alcanzar y, por 10 cual tiene lugar tambien la for-mulacion "mejor", en lugar de "bueno".)

Kant continua, en este lugar, asi: "es, empero, practicamentebueno 10 que determina la voluntad por medio de representa-ciones de la razon y,consiguientemente, no por causas subjeti-vas, sino objetivas, esto es, por fundamentos que son validos

-..-) para todo ser racional en cuanto tal" (413).AI comienzode todoeste rra~~to, -Kanthab:ia.-;;ugerlCfo,por el contrario, que estasleyes se llaman leyes de la razon porque "se exige razon paraderivar las acciones de las leyes" (412). A fin de poder juzgarluego la propuesta kantiana acerea de cual es el contenido delimperativo categorico,es importante aclarar la diferencia entreestas dos explicaciones.

Con esto se conecta, desde luego, la cuestion de que es 10que hay que entender en general por "razon" y por "razon prac-tica". Kant la caracteriza usualmente comola facultad de con-cluir, y a esta interpretacion corresponde la ultima explica-cion que citamos: las reglas practicas son leyes de la razon

I porque solo por la razon podemos "derivar" acciones a partirde ellas. Seria entonces caracteristico de la razon que se refie-

Page 36: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

raaproposicionesgenerales y a sus implicaciones. Pero existeunconceptomas general de razon, segUn el cual ella es la fa-cultaddejustificacion (rationem reddere) [dar razones]. Estanocionesmas general debido a que lajustificacion de un enun-ciado(0 de una accion) por medio de otros enunciados, es de-cir,pormedio de una conclusion, es solo una forma de justifi-cacionque,ademas, es relativa. Ahora bien, es la segunda sig-nificacionde razon, mas general y mas frecuente en el usalingiiisticohabitual (comparense, en particular, los vocabloscorrespondientes en otros idiomas: reason, raison), la quepresuponeKant en la proposicion donde explica la palabra"bueno".

Muchascosas hablan a favor de entender la referencia areglasde razon [uerniinftige] 0 racionales [rationale] en estesentido.Pues una regIa tal es aquella que fundamenta objeti-vamenteuna accion determinada, como dice aqui Kant, y noengeneraluna regIa de la cual puedan derivarse acciones par-ticulares.Se necesitaria la razon en este ultimo sentido, tam-bien,para poder aplicar concretamente una regIa del tipo:"Siempreque se toque el silbato, hay que apuntar el arma",aunqueciertamente no podriamos decir que se trata de unaregIade razon, y no 10 es, precisamente, porque no esta funda-mentadaobjetivamente. Ademas, unicamente este significadoampliode razon hace comprensible por que no llamamos ra-cionalal acto de su aplicacion, sino a la ley misma. Veremos,empero,que, frente ala cuestion acerca de como hay que en-tenderel imperativo categorico, Kant se oriento hacia la otrasignificacion.

Antesde ocuparse de la cuestion del contenido del impera-tivocategorico,Kant tuvo primero que decir que es, en gene-ral,10 que hay que entender por tal. Esto se comprende ahoraconfacilidad, una vez que se han introducido las formulas:"Siquieresy, haz x" = "Si quieresy, es bueno (0 10 mejor) hacerx", 0 bien(por 10 que dijimos) "Si quieres y, es racional hacer x".Kantllama hipoteticos a los imperativos de este tipo, porquehacerxes racional solo a condici6n de que se qui era y. Esto 10conduce,en la pagina 414, a contemplar la posibilidad de unimperativode la razon desprovisto de tal condicion. Este ten-dria, asi, la forma "es bueno hacer x" = "es racional hacer x",puntoy sin condicion.

Page 37: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

No cuesta trabajo comprender la primera de estas dosformulaciones, puesto que nuestrosjuicios morales tienen exac-tamente esa forma; he intentado mostrar, con todo, que en elloslos terminos "bueno" y "malo" tienen un sentido completamen-te distinto que en las reglas racionales (Lecci6n 2). Alli hesenalado que Kant precisamente no quiere decir eso,y eso mis-mo 10 expresa aqui cuando entiende una proposici6n de la for-ma "es bueno hacer x" en el sentido de "es racional hacer x".

Kant introduce su propuesta aqui, precavidamente, en sub-juntivo, pero unicamente porque deja abierta la cuesti6n acer-ca de si existe una proposici6n con esa forma. Para el lectorque no ha sido educado con Kant, no se plantea en primerlugar la cuesti6n acerca de si se encontrara un contenido paraesta forma proposicional, sino que se pregunta en que medidaesta f6rmula proposicional puede en general tener sentido. Nosenfrentamos de nuevo a la pregunta que ya habia abordado enla Lecci6n 2. Kant establece aqui, sin nombrar siquiera otrasalternativas, que la expresi6n "bien sin restricciones", mencio-nada en la primera proposici6n de la secci6n primera de laFundamentaci6n, tiene el sentido de "mandado racionalmen-te", aunque es preciso sostener, contra ella, que esta afirma-ci6n de una acci6n que debe ser en y por si misma racional, yno en relaci6n con alguna cosa, no tiene ninglin sentido.

Nos hallamos, pues, en el lugar decisivo donde Kant creepoder mostrar que hay que fundamentar el bien sin restriccio-nes de la moral, y eso quiere decir que hay que fundamentarlode manera absoluta. Dije ya en la Lecci6n 2 que aqui tenemos'que s8rl.(rm.a~antes que podamos y dar a Kant la posibi-lidad de mostrar que puede otorgar sentido a esta proposici6n,que en apariencia no 10 tiene. Kant mismo, desde luego, ve lasituaci6n met6dica de otra manera: afirma que la proposici6nes comprensible y la cuesti6n se reduce, entonces, a si es posi-ble darle un contenido determinado que sea evidente y que,por 10 tanto, sea tambien forzoso.

Kant se ocupa de dicho problema algunas paginas mas ade-lante y cree que puede solucionarlo por medio de una reflexi6nsencilla: "Cuando pienso ... un imperativo categ6rico, ya se alpunto 10 que contiene, pues como el imperativo, aparte de laley, no contiene mas que la necesidad de la maxima, de con-formarse con esa ley, y la ley, empero, no contiene ninguna

Page 38: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

condici6na la que este limit ada, no queda, pues, nada mas quela universalidad de una ley en general, a la que ha de confor-marse la maxima de la acci6n ... El imperativo categ6rico es, tpues, unico, y es como sigue: Obra s610segUn la maxima talque puedas querer al mismo tiempo que se torne ley univer-sal" (420 s.).

Kant da aqui una respuesta de contenido identico a la quehabia dado en el parrafo 17 de la primera secci6n (vease Lec-cion6, pp. 123-4). S610que alIi debio recurrir a la idea, por simisma incomprensible, de una ley del "querer en general", ',\imientras que aqui puede apoyarse en el concepto de una leyni tica dejgl.:r:a.z.Qll.cuyo sentido es inobjetable, por 10menos

enel caso de los imperativos hipoteticos. Supongamos con Kant,una vez mas, que tal ley tambien es comprensible en el casodel imperativo categorico, en el que la ley "no contiene ningu-na condici6n que la limite". La conclusi6n que extrae en lasegunda proposici6n del texto citado, que si la condicion des-aparece (es decir, el enunciado-condicional "si..."), s610queda"la universalidad de una ley en general", es, empero, sin dudaalguna, un non sequitur [no se sigueJ. Pues, si dichos impera-tivos no hipoteticos tuvieran en general sentido, obviamenteseria pens able que representaran leyes con contenidos distin-tos, como se puede ver con claridad en la forma, presuntamen-te equivalente, del juicio de valor correspondiente: "Obrar (0ser) de tal y cual modo es bueno". Para una etica de las virtu-des se sobreentiende, incluso, que existe una varied ad de di-chos enunciados.

Por consiguiente, el argumento que de hecho proporcionaKant es ciertamente falso. Pero es probable que para Kantentrara en juego la idea de que, segun uno de los significadosantes mencionados de razon -como facult ad de concluir- yla idea, para el estrechamente ligada a aquella, de que la ra-zon es la facultad de los principios,2 resulta a partir de la puraracionalidad algo asi como"la mera legalidad en general" (402).Esta expresi6n, sin embargo, es en y por si tan indeterminadaque podria significar cualquier cosa, y unicamente adquiereun sentido en la formulacion del imperativo categorico mismoque Kant ofrece al final de la cita transcripta anteriormente,formulacion que ciertamente no se sigue de los pensamientosanteriores.

Page 39: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

Recordemos ahora los dos significados de "razon" que dife-rencie mas arriba (pp. 126-7). En su fundamentacion del im-perativo categorico,Kant parece atenerse a una de ellas. Pero,puesto que se debe tratar de unafundamentaci6n, habria sidomas plausible que se atuviera a la otra fundamentacion. Sehabria podido fundamentar el imperativo categorico, por ejem-plo, de la siguiente manera: "Una accion es buena sin restric-

I cionessi se pudiera fundamentarla frente a todos, y esto quieredecir, si todos pudieran aprobarla". Tal version del imperativocategorico se asemeja bastante a la tercera formula kantianapero, segun su concepcion, la idea de justificar de esta manerael imperativo (estaria absolutamente fundamentado aquelloque se puede justificar frente a todos) pertenece a la eticadiscursiva. Al propio Kant no se Ie ocurrio la idea de funda-mentar el imperativo categorico por medio de semejante con-cepto "comunicativo" de la razon, y en la proxima Leccion, conocasion de la elucidacion de la etica discursiva, veremos quedicha idea es irrealizable.

Si continuamos de momento con Kant mismo, podemos cons-tatar ahora que ha fracas ado su intento de dar un contenidodeterminado a la idea de un imperativo categorico en el senti-do de un imperativo a partir de la razon pura (no relativa), elcual no era ya en si mismo particularmente comprensible; conello ha fracas ado tambien -si prescindimos ahora del men-cionado rayo de esperanza de la etica discursiva- el proyectokantiano de fundamentar de manera absoluta la moral (comouna consecuencia de la idea de una razon pura practica).

Esto no significa, desde luego, que el imperativo categorico,tal como 10 formula Kant en la llamada primera formulacional final del texto citado, carezca de todo sentido. En la Leccion5 intente mostrar que representa, de hecho, el sentido masplausible que puede darse al concepto del bien moral: ala ex-celencia objetiva del hombre en cuanto ser cooperativo. Sinembargo, no se puede fundamentar de la manera como pensoKant, y con ello se ha rellenado un hueco que tuve que dejarabierto en virtud de mi tesis de que el imperativo no se puedefundamentar en absoluto, a saber, el que se referia al conceptode razon.

Debo sefialar aun una peculiaridad significativa en la for-mulacion del imperativo categorico, que por cierto no hay que

Page 40: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

derivar del texto precedente. Kant dice, con raz6n, que tengoquepader querer que la maxima segun la cual obro se torneleyuniversal. Es sin duda claro que el querer del cual se trataaqui es el querer habitual, aun pre-moral y egoista, pues unquerer es moral en la medida en que se deja determinar por elimperativo categ6rico. Por consiguiente, el querer que se pre-senta en la formulaci6n del imperativo todavia no es moral. Yel asunto al que se alude es tambien claro. Por ejemplo, porraz6n de nuestros intereses, no queremos que otros nos hagandano,y de ahi se sigue que no "podemos querer" que la maxi-ma (por ejemplo, que acabo de seguir 0 de ponderar) de hacerdano a otro si me conviene, se torne "ley universal", puestoque esto significaria que todos, si les conviene, me harian con-tinuamente dano.

Esta referencia inevitable al querer empirico en el impera-tivo categ6rico, que en apariencia era puramente a priori, fueal parecer una molestia irritante para Kant, por 10cual inclu-so la suprimi6 en la Critica de la raz6n practica. AlIi el impe-rativo categ6rico es formulado como sigue: "Obra de tal modo, \que la maxima de tu voluntad pueda valer siempre, al mismotiempo, como principio de una legislaci6n universal" (§ 7). Enla Fundamentaci6n ha procedido mas adecuadamente. Aquiexplica que existen muchas maximas -por ejemplo, romperuna promesa- que no pueden "ser siquiera pensadas" comoleyuniversal, y "mucho menos se pueda querer que deba serlo"(424).Pero en otros casos es perfectamente posible pensar queesto en general suceda (por ejemplo, que los seres humanos sehagan dano mutuamente), si bien es "imposible querer" que esosuceda. Kant dijo, tambien en la Fundamentaci6n, que aque-110smandatos morales que se fund an en la imposibilidad depensar su universalizaci6n poseen una dignidad superior, yesto debe estar en conexi6n con el hecho de que ellos no pare-dan contener ninguna referencia al querer empirico egoista(pues es un error, como veremos, sostener que los mandatosasi fundamentados definen3 la clase de los llamados deberes"perfectos"). La formulaci6n de Kant, "mucho menos se puedequerer ..." es digna de atenci6n. Pues, wor que no deberiamos,por 10menos, poder querer (0 desear) algo irrealizable? Habraque preguntarse, empero, de que se trata realmente en el casode la evaluaci6n moral incluso de la primera clase de maxi-

Page 41: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

mas inmorales: l,del hecho de que no se puede pensar s.uuni-versalizaci6n, 0 de que no se la puede querer?

Kant parece dar una respuesta a ello en el siguiente parra-fo, que remite sin duda al no poder querer. Es ellugar al queme he referido en la Lecci6n 5 (p. 78). Kant dice aqui que noso-tros -sin distinguir de cuMde los tipos de deber mencionadosse trata- "efectivamente no queremos" que una maxima in-moral se torne ley universaL Y se puede decir ahora, como 10hice en la Lecci6n 5, que es aquf dande Kant nombra la verda-dera base del imperativo categ6rico, mientras que la presuntaderivaci6n a partir de la raz6n pura practica era una funda-mentaci6n ficticia. Esta base verdadera consiste, comodije, enque Kant propone una moral que corresponde, en su conteni-do, alas reglas del contractualismo, pero que se diferencia deel en el hecho de que las reglas deben obedecerse de manerauniversal por si mismas 0 por las otras personas; ello a su veztiene su base en que, primero, todos aceptamos de hecho elcontractualismo por interes propio y,segundo, en que es plau-sible que, si nos comprendemos moralmente de una manera"natural", 10 hacemos guiandonos por una concepci6n del ser-bueno que se determina as!.Veremos mas adelante en conexi6nconAdam Smith (Lecci6n 15)que el imperativo categ6rico per-mite ampliar, sin embargo, su base mas alIa de los contenidoscontractualistas.

Con esto he terminado la discusi6n propiamente dicha de laetica kantiana, que me pare cia necesaria como apoyo de mipropia concepci6n;podria conduir ahora la interpretaci6n deKant, si no fuera porque el posterior desarrollo de la argu-mentaci6n de esta segunda secci6n de laFundamentaci6n con-tiene aun ideas importantes, muchas veces sagaces y en todocaso instructivas, aun cuando uno no este de acuerdo con ellas.

Voya proceder en tres pasos. En primer lugar, me ocuparede las dos formulaciones restantes del imperativo categ6rico,que mencione brevemente en la Lecci6n 5. Luego me referire alos cuatro famosos ejemplos, cuya correcta comprensi6n es deimportancia por razones de principio. Finalmente, entrare enel comienzo de la tercera secci6n, donde, con ocasi6n de la pre-gunta por la posibilidad de una motivaci6n de la raz6n, se hacepatente un punto debil adicional en el ensayo kantiano de fun-damentar la moral en la raz6n.

Page 42: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

La segunda formula del imperativo categorico dice asi: "Obradetal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona comoen la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismotiempoy nunca solamente como un medio" (429).z,ComollegaKant a esta formulacion y que relacion tiene con la primera?

El concepto fundamental sobre el que Kant construye estasegunda formula, y que no aparece en ella, es el de "fin en simismo".Veremos que, en ultima instancia, este no es un con-ceptoy que, no obstante, de alIi no se origina ninglin inconve-niente para dicha formulacion.

La grandeza de un filosofo se muestra a menudo en el hechode que no expone una cuestion de la manera mas facil posibley que no teme las contradicciones aparentes. Primero aclara,en la primera seccion de la Fundamentaci6n, que "una accionpor el deber" no puede tener "su valor moral en el prop6sitoque por medio de ella se quiere alcanzar", es decir, en el fin,sinoen el principio formal mismo de la voluntad (vease p. 117).Pero luego Kant sorprende allector, en el intrincado parrafoque introduce ala segunda formulacion (427), cuando explicaque un fin tambien puede ser "dado por la mera razon" y que,por eso, debemos distinguir entre "los fines que, como efectos 'de su accion, se propone a su capricho un ser racional (finesmateriales)" y los fines "objetivos", que "valen para todo serracional". Kant presupone aqui 10 que unicamente formula demanera explicita en el tratado sobre la religion, esto es, que"sin referencia a fines ... no puede haber ninguna determina-cion de la voluntad en el hombre" (vease p. 118).

Pero, z,que debemos representarnos en general como "finobjetivo"? La explicacion usual que da Kant de "fin"4apuntaal hecho de que, en su sentido propio, un fin solo puede seraquello que aqui designa como fin subjetivo, aquello que "unser racional se propone a su capricho como efecto de su ac-cion". Nos enfrentamos, pues, ados cuestiones: en primer lu-gar, z,que tenemos que entender en general por fin objetivo?En segundo, suponiendo que 10 hubiera, wor que Kant se vioobligado, no obstante, tanto en la primera seccion de la Fun-damentaci6n como en el primer paragrafo de la Critic a de laraz6n practica, a recurrir a la forma del querer, y a destacarlafrente a la "materia" (al objeto del querer) como 10 unico mo-ralmente relevante?

Page 43: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

Kant responde ala primera pregunta en el parrafo siguien-te: "Pero suponiendo que haya algo cuya existencia en S1mis-ma posea un valor absoluto, algo que, como fin en S1mismo,pueda ser el fundamento de determinadas leyes ..." (428), yprosigue en el parrafo subsiguiente, en la misma forma tetica,con la afirmacion: "Ahora yo digo: el hombre, y en general todoser racional, existe como fin en S1mismo". Y aclara esto recu-rriendo a su famosa distincion entre personas y cosas, dondelas cosas son seres que poseen solo un valor relativo, a saber,r para nuestro querer, mientras que las personas son seres cuya

J existencia tiene un "valor absoluto". Kant habla, mas adelan-1 te, tambien de "valor interno, esto es, dignidad" (435).

Es llamativo que Kant no creyera posible llevar a cabo estedesarrollo argumentativo de otra manera que mediante unaserie de afirmaciones. El lector tiene que preguntarse que esun fin en S1mismo, un fin que no se piensa como esencialmen-te relativo a un querer, y que es un fin absoluto, que, del mis-mo modo, no hay que entender como relativo a un querer 0 auna apreciacion. GNocontradicen ambos el sentido de "fin"y"valor"?

En el siguiente parrafo Kant emprende la tarea de hacercomprensible esta idea y proporcionar asimismo la fund a-mentacion del principio que debe seguirse de ella. "As1-escri-be- se representa necesariamente el hombre su propia exis-tencia, y en este respecto es ella un principio subjetiuo de lasacciones humanas. AS1se representa, empero, tambien todoser racional su existencia, a consecuencia del mismo funda-mento racional, que para m1vale; es, pues, al mismo tiempoun principio objetivo" (429).

Este argumento es, desde luego, una falacia. Del hecho deque cada uno se represente su propia existencia de una mane-ra determinada y de que todos los demas tengan el mismo"principio subjetivo", no se sigue nunca un "principio objetivo"en el sentido de Kant, que deber1a consistir en que entoncestodos tendr1an que representarse la existencia de cualquiera(y no solo la propia) de igual manera. Por otra parte, Gcomollega Kant a suponer que todos se representan su propia exis-tencia como fin en S1mismo? Si el fin en S1mismo, como Kant10 acaba de hacer, se define desde el comienzo como"fin objeti-vo que vale para todo ser racional", nadie puede representarse

Page 44: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

de esta manera su propia existencia mejor que la de todos losdemas. leon respecto a que, debemos preguntar, pudo Kant,canderecho, exigir un tipo peculiar de referencia de un indivi-duoa su propia existencia? Aquello que Kant veia aqui, si bienpococlaramente, era que el fin ultimo de todo hombre es supropia existencia. El fen6meno al que remite es el que vislum-braba Heidegger (y antes que el,Arist6teles) cuando decia queaquell0 que concierne a un hombre en ultima instancia es supropio ser. Pero este fin extremo, por mucho que se diferenciede los demas fines, es empero un fin subjetivo y Kant 10carac-teriza, en consecuencia, como"principio subjetivo": es el objetode nuestro querer. Del hecho de que el fin ultimo (subjetivo)sea para todo hombre su propia existencia, no se sigue en ypar si ningun principio objetivo, y por fin ultimo no se entien-de, precisamente, 10que decia Kant cuando se referia al "finen si".

Por sugerentes que sean estas afirmaciones de Kant, no sa-bemos todavia que es un fin en S1 mismo ni c6mo resulta de elun principio practico de la raz6n. Por eso deberemos tomarotro camino para averiguarlo, que Kant insinua tanto al finaldel primer parrafo de esta serie (428) como al final del tercero(428)y,por ultimo, al comienzo del cuarto. En cada caso, Kantargumenta de tal forma que dice: debemos aceptar un fin en simismo,debemos aceptar que el hombre tiene un valor absolu-to, porque, en caso contrario, no puede valer el imperativo ca-teg6rico en su primera formulaci6n. Desde este punto de vistase comprende por que se quedaron tan teticos los intentos defundamentar directamente la segunda formulaci6n del impe-rativo categ6rico. La verdadera fundamentaci6n de la segun-da f6rmula consiste en que se encuentra implicita en la pri-mera. En un pasaje posterior, Kant 10dice explicitamente: "Pues isi en el uso de los medios para todo fin debo yo limitar mi Imaxima a la condici6n de su validez universal (primera for- Imulaci6n), esto equivale a que el sujeto de los fines, esto es, elser racional mismo, no deba nunca ponerse por fundamentode las acciones como simple medio, sino como suprema condi- Ici6n limitativa en el uso de todos los medios, esto es, siempreal mismo tiempo como fin (segunda formulaci6n)" (438).

Kant llama pues la atenci6n sobre el hecho de que si no seentiende el imperativo categ6rico, en su primera formulaci6n,de manera contractualista, sino como principio moral, ello

Page 45: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

implica que en ultima instancia los demas hombres son deter-minantes para nosotros, y que obramos por ellos (segunda for-mulaci6n).

De cualquier forma, la referencia a un fin en sf mismo siguepareciendo enigmatica. En la misma secci6n donde se encuen-tra el pasaje citado, Kant proporciona un indicio: un fin en sfmismo "debera pensarse aquf, no como un fin a realizar, sinocomoun fin independiente y,por tanto, de modo negativo" (437).Tambien esto resulta, sin duda, crfptico.l,No contradice al con-cepto de fin la idea de un fin independiente? Sin embargo, puedeayudarnos a avanzar la aclaraci6n de que el fin debe "pensar-se aquf de modo negativo". S610tenemos que dejar de lado laexpresi6n, de por sf innecesaria, de "fin en sf mismo", limitan-donos a formular el imperativo en su segunda versi6n: "Nouses nunca a los hombres meramente como medios". CuandoKant dice que la primera formulaci6n del imperativo implicala segunda, quiere decir que, cuando nos comportamos frentea los demas segUnla primera, ello implica que no los instrumen-talizamos. Como 10he indicado en mi propia exposici6n en laLecci6n 5, el imperativo categ6rico culmina en el mandato: iNoinstrumentalices a nadie! Expresado de modo positivo: jRes-petalo como sujeto del derecho! 0 tambien se puede decir, conKant: iRespetalo en su "dignidad"!

Mas, l,no podemos decir, de igual manera, respetalo comoun fin en sf mismo, 0 bien como un ser que tiene un valor abso-luto? Pero mediante dichas expresiones, el mandato queda, enapariencia, cimentado por una supuesta cualidad que corres-ponde al hombre ya en sf mismo, y con ello el mandato, equivo-cadamente, se ontologiza. No es sensato decir: al hombre en ypor sf Ie corresponde ser un fin en sf mismo 0 un valor absolu-to, es decir, tener dignidad. Asf s610quedan palabras vadascuyo sentido no es justificable. Por el contrario, se puede decir:en la medida en que respetamos a un hombre como sujeto delderecho, es decir, como un ser frente al cual tenemos deberesabsolutos, Ie conferimos dignidad y un valor absoluto. Valorabsoluto y dignidad se definen, entonces, de esta manera y nose presuponen como algo ya disponible. Y se puede definir asf,desde luego, la expresi6n "fin en sf mismo", pero ciertamentees mejor abandonarla del todo; con ello no se pierde nada de 10que Kant quiere decir.

Page 46: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

Estudiemos ahora la segunda versi6n del imperativo cate-g6ricoen su peculiar formulaci6n. l,Por que dice Kant que de-bemosobrar de tal modo que usemos a los demas (omitire porahora la cuesti6n de los deberes consigo mismo) "siempre comoun fin al mismo tiempo y nunc a solamente como un medio"?lNo se concede aqui demasiado, en la medida en que implici-tamente se dice que es licito usar al otro como medio si 10 to-mamos en cuenta al mismo tiempo como fin? Creo, sin embar-go,que Kant ha logrado aqui una formulaci6n magistral. Nousar a nadie en general como medio seria una exigencia ab-surda. Si yo, por ejemplo, cierro un trato con otro 0 Ie comproalguna cosa, 10 uso como medio para mis fines, y wor que de-beria estar prohibido, si yo 10 usa al mismo tiempo como... si,comoque? Aqui se insintia de nuevo la inadecuada formula-ciondel "fin en si mismo". Pero ella no tiene en y por si valoralguno,porque no proporciona ningtin criterio sobre c6modeboobrar.Unicamente en los ejemplos que da Kant queda claro 10que tenemos que colocar aqui. En el segundo grupo de ejem-jplos dice que el otro debe poder "estar de acuerdo con mi ma-nera de conducirme frente a el" (430), yes esta formulaci6n laquepodemos introducir mas arriba. Me es licito usar a alguiencomomedio para mis fines cuando el otro, por su parte, puedeestar de acuerdo con mi acci6n, es decir, por ejemplo, cuando eltrato comercial es justo. Kant dice en el cuarto ejemplo: "Puessiendo el sujeto fin en si mismo, los fines de este deben sertambien, en 10 posible, mis fines" (430).Podriamos invertir estode tal modo que llegariamos a la definici6n: nos comportamosfrente a un ser humano como fin en si mismo precisamentecuando tomamos en consideraci6n sus fines (sin duda quedasin resolver: en que medida). Ahora bien, esto quiere decir quela expresi6n "fin en si mismo" puede entonces ser abandona-da, y no necesitamos ahora emplear el vago mandato negativo"jNoinstrumentalices al otro!", sino que este adquiere un sen- ~tido positivo: "jConsidera los fines de los demas!" De esta ma-nera se obtiene: todos los fines son, en cada caso, subjetivos,mios 0 de otro, pero el imperativo categ6rico esta referido afines, no a la ficci6n de fines en si mismos, sino a los finessubjetivos habituales de los demas, y se trata ahora del "finobjetivo" (moralmente mandado) que consiste en considerarlos fines de los demas. Este fin es, de hecho, "formal", como

Page 47: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

afirma Kant, puesto que resulta del principio formal del impe-rativo categorico en su primera formulacion.

La tercera version del imperativo categorico se presenta endos formas, que R. J. Paton ha designado como formula 3 y3a.5 La primera de eHas acentua el aspecto de la "autonomiade la voluntad" (433) y dice asi: "Racer todo por la maxima deuna voluntad tal que al mismo tiempo pueda tenerse a si mis-ma comouniversalmente legisladora respecto del objeto" (432).Esta es en realidad una variante de la primera formulacion,pero acentua particularmente un aspecto que quedo fijado yaen el parrafo 14 de la primera seccion, a saber, que el impera-tivo categorico resulta de la forma de la voluntad misma (esdecir, del querer racional). Kant dice aqui con agudeza que lavoluntad racional no obedece a ninguna instancia extrana sinosolo a si misma. Sin embargo, cuando habla aqui de la autono-mia de la voluntad, debemos recordar que tiene dos nocionesde voluntad (vease p. 125). Cuando yo destacaba la importan-cia de la autonomia del individuo {rente a la moral en la Lec-cion 5, me referia desde luego solo ala independencia del que-rer en sentido habitual, es decir, al querer que Kant denominaarbitrio. La expresion usada por Kant, la autonomia (auto-legislacion) de la voluntad, se refiere, sin embargo, al querer enel otro sentido, al de la voluntad "racional". Por eso,en realidad,no es el hombre 10 autonomo en este sentido, sino algo en elhombre; sin duda, si verdaderamente "la razon" consiste en esto,comoKant creia, se puede decir tal vez que se trata de "nuestramejor parte". Pero esta interpretacion de la libertad, seglin lacual solo se es libre si se cumplen determinadas condiciones,la Hamada libertad positiva, puede facilmente oscurecer el sen-tido propio de libertad y de autonomia.

De esta manera, no me parece que la formula 3 proporcionealgo nuevo, y hay que poner, mas bien, un signa de interroga-cion a la expresion kantiana de autonomia. La formula 3a,que Kant trata, de modo equivoco, como una variante de laanterior, parece ser mucho mas importante. Aqui se introduceel concepto de "reino de los fines", por el que entiende el "ideal"de un "enlace sistematico" de todos los seres racionales en lamedida en que se traten "nunca comosimple medio, sino siem-pre al mismo tiempo'como fines en si mismos" (433). Esto per-mite a Kant reformular el imperativo categorico de tal suerte

Page 48: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

que "todo ser racional debe obrar como si fuera por sus maxi-mas siempre un miembro legislador en el reino universal delosfines" (438). Queda claro en que medida hemos ganado con •elloun aspecto nuevo, si atendemos ala explicaci6n que ofreceKant cuando dice que el imperativo categ6rico asi entendidomanda "tomar sus maximas siempre desde el punto de vistade el mismo y al mismo tiempo desde el de todos los demasseres racionales como legisladores ..." (438). Esta formulaci6nconduceinmediatamente a la versi6n que he sugerido ya en laLecci6n 5: "Obra de modo tal con respecto a todos como que-rrias que, desde la perspectiva de cualquier persona, todos obra-ran" (vease, p. 80). Puede decirse que esta es simplemente unareformulaci6n de la primera versi6n, pero tal que la preguntaacerca de c6mopuedo yo querer que todos obren es reemplaza-da por la pregunta acerca de c6mo puede cualquiera quererque todos obren. Se puede decir, por cierto, que tambien Kantqueria que la primera f6rmula se entendiera asi, de tal formaque se eliminan las preguntas particularmente capciosas quese Ie hacian a Kant, sobre todo en torno a este "yo".

Se puede afirmar, en resumen, que las f6rmulas 3 y 3a uni-camente subrayan matices particulares de la primera, con 10cuallas dos formulaciones realmente distintas son la primeray la segunda, que Kant mostr6, de modo convincente, comoequivalentes. Sin embargo, el mismo ha recalcado que uno hacebien en proceder "en el enjuiciamiento moral siempre seglin elmetodo mas estricto", esto es, seglin la primera f6rmula (0bienla 3a) (436). Esto resulta especialmente claro cuando se consi-dera el problema que Kant mismo, por razones determinadas,ha puesto casi entre parentesis, a saber, el de la colisi6n entredeberes. Es un mandato, por ejemplo, salvar la vida de al-guien cuando esta en peligro y es un mandato, asimismo, nomentir. l.Que hago cuando s610puedo salvar la vida de alguienempleando una mentira? R. M. Hare ha dado una respuestade principio que me parece convincente:6 la pregunta acercade c6mo querria cualquier persona que se obrara en generalno se debe aplicar ahora alas maximas particulares sino aambas en su conexi6n. Hare ha hecho aqui la importante dis-tinci6n entre universalidad y generalidad. Toda cuesti6n mo-ral, aun la concreta, es universal en el sentido de que se pre-

Page 49: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

gunta: ;,c6moquerria cualquiera que se obrara en una situa-ci6n de tal tipo? Hare dice, con raz6n, que en la educaci6n y enla experiencia morales comenzamos con los mandatos simplesmas generales, y cuanto mas experiencia acumulamos, tantomas hemos aprendido a aplicar el principio universal alassituaciones que no son ya generales, en el sentido de abstrac-tas, sino universales, en el sentido de que siempre se trata deun tipo de situaci6n que hay que juzgar desde la perspectivade cualquiera. Por tanto, aqui es siempre la primera formula-ci6n la que nos guia, mientras que la segunda, aunque nombraun presupuesto fundamental, no ofrece criterio de aplicaci6nalguno. Usamos comomedio al asesino potencial que busca a suvictima en la medida en que Ie mentimos (el no puede "estar deacuerdo" con nuestra acci6n),comomedio para salvar al otro, ys610en virtud de la primer a f6rmula puede decirse que no sepuede proceder en sentido inverso.7

Voya ocuparme ahora de los cuatro ejemplos de Kant, queel aclara dos veces: una, despues de la primera formulaci6ndel imperativo categ6rico, y luego, de nuevo, tras la segunda.La funci6n de estos ejemplos consiste en que Kant quiere mos-trar por su intermedio que del principio unico del imperativocateg6rico resultan en efecto todos los mandatos que reconocela conciencia moral habitual. Este fragmento es conservadoren su intenci6n; presupone que valen efectivamente los debe-res reconocidos por la conciencia habitual. Hay que decir, sinembargo, que el sentido del imperativo categ6rico es tambiencritico y progresista: no todos los mandatos que se considera-ban validos en tiempos de Kant, 0 como los aceptaba Kant,resisten frente al imperativo categ6rico.

Kant clasifica los deberes por una parte en negativos y posi-tivos (llamados perfectos e imperfectos), y por otra parte endeberes para consigo mismo y para con los demas.8 De alli seobtienen cuatro clases de deberes, y cada ejemplo ilustra unade ellas. Cuando Kant discute el segundo ejemplo, se refiereexplicitamente a toda una clase de ejemplos.

Comenzare con los deberes para con los demas. El segundoejemplo esta dedicado a los deberes negativos frente a los de-mas; el cuarto, al deber positivo (Kant menciona aqui s610uno).El segundo ejemplo es el que representa menores dificultades

Page 50: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

para el metodo kantiano. Toma como caso la maxima "cuandocreoestar apurado de dinero, quiero pedir un prestamo y pro-meter su devolucion, aun cuando se que no 10 voy a realizarnunca" (422). Kant afirma que la universalizacion de dichamaxima deberia, como el 10 expresa, "contradecirse". No sepuede hablar de una verdadera contradiccion, y Kant se ex-presa con mayor claridad cuando dice que haria "imposible" lapromesa, porque si la maxima se cumpliera de modo general,nadie se fiaria de una promesa de alguien. Lo que queria de-cir, en este caso, es que la universalizacion satisfaria inclusoel criterio estrecho, no solo de que no podriamos quererla, sinoque ello seria ademas imposible. Esto no parece muy plausi-ble. La institucion de la promesa dejaria de existir solo si to-dos por capricho mantuvieran un as veces una promesa y larompieran otras. Si la maxima, por el contrario, dice que solose puede romperla cuando se cree estar en una necesidad es-pecial, cuyo alcance, dado el caso, el otro desconoce, la univer-salizacion de la maxima no llevaria a no creer en general enlas promesas, sino solamente a creer en ellas con precaucion.Esto es precisamente 10 que ocurre en realidad, y la institu-cion de la promesa funciona, con todo, mas 0 menos bien. Con-tra esto, Kant podria haber dicho, con razon, que no podemosquerer la universalizacion de la maxima mencionada, puestodos quieren poder confiar en la promesa que se les ha hecho.Si esta reflexion es correcta, Kant se ha equivocado al creerque el criterio, en su opinion mas estricto, de la impensabilidadfunciona al menos en algunos casos.

Tambien se ha equivocado, con seguridad, con respecto a laclase a la cual es aplicable dicho criterio, si es que 10 es enabsoluto. Kant afirmaba que vale para todo deber "perfecto",es decir, negativo. Los deberes de tal tipo son aquellos que con-",lRt.tln Qn quo no os licit.o hacor aIg"una co';u; pOI' ej(:J1Tlplu, lJer-judicar a otros. En la segunda explicacion del segundo ejem-plo, Kant menciona los "ataques a la libertad y a la propiedadde los demas" (430). Es claro, en estos casos, que, por exagera-da que fuera la formulacion de la maxima de obrar mal, aluniversalizarla no se obtendria nada impensable. Noes de-seable una guerra de todos contra todos, pero es perfectamen-te pensable. Lo que Kant ha pasado por alto aqui es que sucriterio de la impensabilidad solo puede abarcar aquellos de-

Page 51: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

beres que se refieren a instituciones. Estos son especialmentelos deberes de mantener las promesas, no mentir y no robar.Estas instituciones son las que implican siempre una confian-za mutua, que desapareceria si fueran traicionadas univer-salmente.

El cuarto ejemplo esta consagrado al deber positivo de ayu-dar en caso de necesidad. La tesis de Kant dice aqui que nopuedo querer que se universalice la maxima de no ayudar,porque entonces yo, en caso de necesidad, tampoco recibiriaayuda. Existen dos objeciones contra este argumento. La pri-mera seria que Kant argumenta de manera contractualistaaqui, y en ese caso, no se trataria de una regIa moral sino deuna regIa de sagacidad. Sin embargo, esto es un malentendi-do:9 Kant no dice que seria aconsejable ayudar a otro que 10necesitara porque luego el probablemente me ayudaria en cir-cunstancias similares, sino que el mandato moral forzoso deayudar al otro resulta del hecho de que tengo en claro que noquerria ser desatendido en circunstancias semejantes.

La segunda objecion es, sin embargo, mas relevante. Se po-dria argumentar que mucha gente que se encuentra en unasituacion segura no necesita temer la universalizacion de lamaxima de no ayudar. 0 bien, si esto aun suena demasiadopragmatico: hay hombres que son demasiado orgullosos comopara aceptar ayuda, aunque les vaya muy mal. GAcasono valepara ellos el mandato?

Este es ellugar donde se puede aclarar la importancia de larectificacion que emprende Kant con la formulacion 3a (veansepp. 138-9). La objecion mencionada valdria solo para algu-nos individuos si se preguntan: "GPodriayo querer que estamaxima se tornara ley universal?" En cambio desaparece siuno se pregunta: "GLoquerria cualquiera?"

El primer y tercer ejemplo estan dedicados a los supuestosdeberes para consigo mismo. El primero concierne ala prohi-bicion de suicidarse. El argumento de Kant reza asi: "Una na-turaleza cuya ley fuese que el mismo sentimiento que estadestinado a estimular el fomento de la vida, tambien puedadestruirla, seria contradictoria y no podria subsistir comona-turaleza" (422). Este argumento no es solo evidentemente in-valido,lOsino que hay que tener por principio en claro que noes posible derivar deberes con respecto a uno mismo a partir

Page 52: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

del imperativo categ6rico, por 10menos, en su primera formu-laci6n, puesto que el imperativo significa ordenar acciones yabstenciones en virtud de la consideraci6n de que uno no po-dria querer que los demas se comportaran de tal modo conrespecto a uno mismo. Esto se volvera especialmente clarocon ocasi6n de la elucidacion que da Kant en apoyo del contrac-tualismo en la pagina 424 y que vimos antes (vease p. 78).

El tercer ejemplo debe rechazarse tambien por su caractersofistico. El resultado es que, tal como Kant entiende el impe-rativo categ6rico, no puede haber deberes para consigo mis-mo. Debe admitirse, sin duda, que la argumentaci6n que pro-porciona, sobre la base de la segunda f6rmula del imperativo,a favor del primer ejemplo en su segunda elucidaci6n, parecea primera vista mucho mas plausible. Escribe: Si un hombre"para escapar de una situacion dolorosa, se destruye a si mis-mo, hace uso de su persona como mero medio para conservaruna situaci6n tolerable hasta el fin de la vida. Mas el hombreno es una cosa; no es, pues, algo que el pueda usar como simplemedia; debe ser considerado, en todas sus acciones, como finen S1. No puedo, pues, disponer del hombre, en mi persona,para mutilarlo, corromperlo 0 matarlo" (429).

Este argumento de no poder "disponer" de si mismo debetener un efectoconvincente sobre los que piensan cristianamente,y es ciertamente esto 10que ocurri6 con Kant. Pero tenemosque dudar de si el argumento cristiano, segun el cual mi vidaha sido otorgada por Dios y por eso no puedo disponer libre-mente de ella, conserva todavia algun sentido una vez que se10ha secularizado. Se ve aqui que Kant opera con un conceptocon varios matices de "fin en si mismo". Aqui 10emplea comosi se refiriera con el a la indisponibilidad, pero hemos visto(pp. 137-8) que en el segundo y cuarto ejemplos 10utiliza detal modo que usar a alguien como fin en si mismo quiere decirconsiderar sus fines subjetivos. Estos das conceptos no se pue-den reducir a un denominador comun, y el primero solo ten-dria sentido en un contexto teo16gico.Aunque este segundoargumento para la prohibici6n del suicidio, a diferencia delprimero, parezca plausible a primer a vista, debe ser igualmenterechazado.

En este lugar puede ser conveniente una observaci6n deprincipio sobre la importancia de los deberes con respecto a

Page 53: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

uno mismo dentro de la idea de moral en general. Muchos eti-cosactuales, entre ellos, por ejemplo, Mackie y Habermas, de-finen la moral de tal modo que se refiere, en cuanto a su conte-nido, solo alas relaciones intersubjetivas, es decir, a los debe-res para con los demas. Desde luego, cada uno puede, en prin-cipio, definir una palabra como quiera. Pero quien define elconceptode moral de tal manera que excluye los deberes paraconsigo mismo, hace asi imposible cualquier argumentacionfrente a aquellas morales que, como la cristiana, contienendichos deberes como un componente esencial. He intentadomostrar, en la Leccion 5, que la concepcion plausible del ser-bueno, que reivindica una moral no trascendente, excluye losdeberes para consigo mismo, pero esto se apoya en una argu-mentacion moral. Si se define ya la nocion de moral de modotal que los deberes para consigo mismo quedan excluidos, seimposibilita la discus ion con todos aquellos que considerancomo inmorales determinados comportamientos con respectoa uno mismo.

Para concluir, quiero ahora aclarar el sentido de la pregun-ta que plante a Kant en la tercera seccionde la Fundamentaci6n.En la segunda seccion habia clarificado en primer lugar el con-cepto de un imperativo categorico -esto es, de un mandatopuro de la razon- y luego, en las tres formulaciones, el conte-nido que unicamente el imperativo categorico puede tener. Yacon anterioridad al transito hacia la primera formula habiaseiialado que todavia no era en absoluto claro si y como eraposible dicho imperativo.

l.Que quiere decir Kant con esta pregunta por la posibili-dad? La introduce en la pagina 417 y se ocupa, primero, de lacuestion acerca de como es posible un imperativo hipotetico.Se trata, dice, de la pregunta acerca de como"puede ser pen-sada la coercion de la voluntad que el imperativo expresa". Lapregunta de Kant puede facilmente provocar un malentendi-do,puesto que no se trata de comopuede ser pens ado el impe-rativo en cuanto mandato, sino de como hay que entender elhecho de que sea decisivo para la voluntad.

Para Kant, la pregunta no ocasiona dificultades en el casode los imperativos hipoteticos. Pues, "el que quiere el fin, quieretambien (en tanto que la razon tiene influencia decisiva sobresus acciones) el medio indispensable mente necesario para al-

Page 54: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

canzarlo, si esta en su poder. Esa proposicion es, en 10 que res-pecta al querer, analitica" (417). A fin de poder comprenderdespues por que la pregunta correspondiente en el caso delimperativo categorico Ie produce dificultades tan grandes, esimportante que aclaremos la estructura de la proposicion queKant considera como analitica. Si llamamos a la persona, P, ala accionmandada, x, y al fin,y, resulta asi: "P (si se deja deter-minar exclusivamente por la razon) quiere necesariamente xsi quierey". (Podemos aqui, con Kant, prescindir de las adicio-nes necesarias tales comoque P no tiene razones para no que-rer x, y que a la vez se hace abstraccion de todo otro propositodeP) La condicion que Kant formula en el parentesis es, des-de luego, forzosamente necesaria; una accion racional se dife-rencia de una accion irracional precisamente por el hecho deque si la persona (sin tener en cuenta otras condiciones mar-ginales) quiere el fin, quiere tambien el medio necesario si sedeja determinar por la razon.

Vemos que, a proposito de la pregunta por la "posibilidad"del imperativo, Kant retoma la cuestion tratada en la primeraseccionacerca de la motivacion de la voluntad, solo que alIi sela aclaraba exclusivamente en cuanto al contenido, mientrasque ahora se interroga por la posibilidad de dicha motivacion.Esta cuestion no ofrece dificultades en el caso del imperativohipotetico, puesto que un ser racional se define por el hecho deque, si quiere un fin y se deja determinar por su propia racio-nalidad, quiere tambien el medio. Pero no tiene que dejarsedeterminar por su racionalidad; en este caso se habla de "de-bilidad de la voluntad".

Pero asi formulada la pregunta, GPorque debe, empero, en-frentarse a una dificultad particular en el caso del imperativocategorico? Aqui, como con ocasion de la introduccion del im-perativo categorico (vease p. 127), podemos, a partir de la ca-racterizacion ya mencionada del caso de los imperativos hipo-teticos, simplemente dejar de lado la proposicion "si..." ("si elquiere y"), y obtendremos con ello el enunciado: "P, si se dejadeterminar exclusivamente por la razon, quiere necesariamen-te x". GPorque no ha de ser esta proposicion igualmente anali-tica como ocurre en el caso del imperativo hipotetico? Cierta-mente, en este enunciado se entiende por razon la razon purapractica, mientras que antes se entendia la razon en sentido

Page 55: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

habitual, pero esta diferencia no habia tenido ninguna impor-tancia en la introduccion de los dos tipos de imperativo, y unodeberia, ante todo, sorprenderse de que Ie produzca dificulta-des a Kant decir: si el hombre esta determinado por la razonpura, obra como 10 manda la razon, es decir, moralmente.

Veremos de inmediato que la tercera seccion misma no apor-ta claridad alguna. Es unicamente en una nota, que Kant afia-de en el lugar correspondiente en la segunda seccion, dondepodemos reconocer donde vio la dificultad. Alli dice: "Enlazocon la voluntad, sin condicion presupuesta por ninguna incli-nacion, el acto a priori y,por tanto, necesariamente ... Es esta,pues, una proposicion practica, que no deriva analiticamenteel querer una accion de otra anteriormente presupuesta ..., sinoque 10 enlaza inmediatamente con el concepto de la voluntadde un ser racional, como algo que no esta contenido en ella"(420).Este texto tampoca aclara del todo el problema, pues enla primera proposicion y en la primera mitad de la segunda,Kant describe unicamente 10 que ya sabemos, mientras que lasegunda mitad no es del todo exacta, dado que, una vez presu-puesta la posibilidad de una razon pura practica, wor que nodeberia decirse que esto esta contenido "en el concepto de lavoluntad de un ser racional"?

Sin embargo, es la primera proposicion de esta nota la quehace comprensible la dificultad de Kant. Lo que verdadera-mente esta en juego aqui es el presupuesto antropologico se-gUnel cual el hombre solo actua a partir de sus inclinaciones.Puede desconcertar el que Kant comparta aqui la presuposi-cion de Hume, segUnla cual unicamente los sentimientos pue-den determinar la accion. Hume habia extraido como conse-cuencia natural de ello que la razon en cuanto tal no puede sernunca 10 que determina la accion. Pero Kant quiere que la ra-zon en cuanto tal pueda determinar la accion, y asi obtiene,comoya 10 habia hecho en la Crftica de la raz6n pura con refe-rencia al principio de causalidad, una superacion aparente deHume, al mismo tiempo que reconoce su evidencia solo me-diante un salta mortale, y en ambos casos en virtud del recur-so a una supuesta proposicion sintetica a priori.

Si examinamos una vez mas la proposicion formalizada talcomo la indique anteriormente: "P, si se deja determinar ex-clusivamente por la razon, quiere necesariamente x", podemos

Page 56: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

observar que Kant no la discute, sino que unicamente pone encuestioncomopuede P dejarse determinar exclusivamente porla razon, y sin inclinaciones. El enunciado que dice que el hom-bre,si se deja determinar por la razon pura, querra necesaria-mente x, es de hecho analitico; pero esto ya ha sido mostradoen la segunda seccion. Pero la posibilidad de dejarse determi-nar por la razon pura debe parecer un milagro a partir de lainterpretacion de Hume ("y no debemos anadir, a partir dela unica interpretacion plausible?) de la motivacion humana.Vemoscuan inauditamente pesada es la carga de pruebas teo-ricas que Kant ha asumido con la idea de un obrar por la ra-zonpura practica, carga que los partidarios modernos de unamoral racional no perciben ya: no solo es dificil (yen mi opi-nion, imposible) obtener evidencia a favor de una proposicionque enuncia que hacer algo es racional en y por SI mismo, y nosolorelativamente, sino que tambien la motivacion correspon-diente atenta contra 10 que es antropologicamente aceptable.Esto obliga a Kant a recurrir a una proposicion sintetica a priorique, a su vez, Ie obligara a admitir que el hombre solo puedeser moral si se 10 considera al mismo tiempo comomiembro deun mundo suprasensible. Kant era consciente,al menos,de hastaque punto eran abstrusas las premisas adicionales que debe-ria presuponer una moral racional (si se prescinde de que laidea misma es absurda).

La proposicion sintetica practica a priori, de la que Kanthabla dos veces en la seccion segunda de la Fundamentaci6n(420 y 440), debe consistir, por tanto, en mostrar que el sersensible hombre, con todo, puede ser determinado por la razonpura. Kant se ocupa de esta tarea en la tercera seccion. Pero alcomienzo de su tercer parrafo describe dicha tarea de modocompletamente incorrecto: "Sin embargo, sigue siendo esteprincipio una proposicion sintetica: Una voluntad absoluta-mente buena es aquella cuya maxima puede contenerse a SImisma siempre, considerada en SI misma como ley universal;pues por medio de un analisis del concepto de una voluntadabsolutamente buena no puede ser hallada esa propiedad dela maxima" (447). Este enunciado muestra la inseguridadde Kant con respecto a esta cuestion, que el mismo considera-ba en ultima instancia como central, pues en la primera sec-cion ha hecho justamente aquello que, en esta cita, dice que no

Page 57: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

es posible: por descomposicion del concepto de una buena vo-luntad pura y simple ha intentado justificar esa propiedad dela maxima de "considerarse a si misma comoley general". Pre-cisamente esta deberia ser la parte analitica de la empresaetica, que comprende todavia el segundo parrafo.

Mortunadamente, este lapsus no tiene efectos ulteriores enel texto. Kant sefiala, en la siguiente proposicion, que 10 pecu-liar de un enunciado sintetico consiste en que debe haber unatercer a cosa mediante la cual se deba vincular el concepto su-jeto con el concepto predicado. Sujeto y predicado son, en nues-tro caso, el hombre por una parte y la razon pura pnictica porla otra; Kant aclara ahora que el "concepto positivo de liber-tad" representa esta tercera cosa y hace posible la vinculacionrequerida. En los dos primeros parrafos de la seccion tercera,Kant ha explicadoque la voluntad es libre negativamente cuan-do "puede ser eficiente con independencia de causas extrafiasque la determinen", y dicha libertad, entonces, es al mismotiempo positiva cuando contiene una legalidad propia, es de-cir, cuando es, en este sentido, autonoma. La voluntad es libreen este sentido cuando es libre con respecto a la sensibilidad(a las inclinaciones) y se determina, al mismo tiempo, por unalegalidad propia: la razon pura.

El resultado, pues, es el siguiente: el hombre puede ser de-terminado por la razon solo si es pens ado como libre en estesentido mas bien fantasioso. Puesto que en el mundo de laexperiencia no existe una libertad de ese tipo, es preciso admi-tir que el hombre, en la medida en que debe poder actuar mo-ralmente, es miembro de un mundo suprasensible, y Kant creehaber mostrado, en la Critica de la razon pura, la posibilidadde que esto sea asi.

Pero, (,ha mostrado acaso realmente 10 que creia tener quesefialar? El hombre era libre de dejarse determinar 0 no por larazon incluso en el caso del imperativo hipotetico. Lo que de-beria haberse mostrado para el caso del imperativo categoricoes que el hombre puede ser determinado por la razon pura.Pero 10 que ha mostrado ahora Kant es esto: si el hombre eslibre (en el sentido peculiar de Kant, es decir, libre de influen-cias sensibles), entonces esta determinado por la razon pura,tiene que estar determinado por ella. Parece que ello solo sepuede completar con: y si no 10 esta, no puede estar determi-

Page 58: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

nado por la razon pura. El hombre se divide, ahora, en dospartes: en un ser racional y un ser sensible.

l,N0 se ha perdido con ello aquel "puede", aquella libertadque consiste en la libertad de ser 0 no ser moral? El conceptode libertad que utiliza Kant en la tercera seccion de la Funda-mentaci6n es la libertad de la llamada voluntad, no del llama-doarbitrio, y no es esto 10 que entendemos habitualmente porlibertad, una libertad del sf-no, sino una libertad de (la sensi-bilidad), que al mismo tiempo es una libertad para (la razon).Yano concierne al contexto de nuestra problematica el hechode que con ello Kant ha obstruido el problema verdadero de lalibertad, que no atane ala "voluntad" (en su terminologia) sinoal "arbitrio". En su tratado sobre la religion ha visto el proble-ma, tratado aquf, acerca de comose puede insertar en su liber-tad "intelectual" la libertad en sentido habitual, pero no 10 haresuelto (vease tambien la Crftica de la raz6n pura, B 570-85).Hasta que punto se puede abusar del concepto "positivo" delibertad se ha mostrado ante todo en el caso de Hegel, paraquien la libertad verdadera se convierte en la verdadera nece-sidad,11 una idea que habfa sido preparada ya por la concep-cion kantiana. Es preciso, antes que nada, aclarar que todaesta problematica de una libertad racional en cuanto libertadfrente alas inclinaciones constituye un problema que es con-secuencia exclusiva (y por cierto necesaria) de la idea de pen-sar la concepcion moral que Kant planteo como fundamenta-da en la razon pura.

Notas1. Werke, VI, 226.2.Vease Critica de la razon pura, B 356.3. Vease la nota a la p. 422.4. Vease Critica deljuicio, § 10.5.H. J. Paton, The Categorical Imperative (El imperativo categoricol, Lon-

dres, 1947, caps. 17 y 18.6. R. M. Hare, Freedom and Reason, Oxford, 1963, 1.3.7. Kant ha decidido el ejemplo citado justamente del modo inverso, con

una extraiia argumentaci6n, vease su tratado "Uber ein vermeintes Rechtaus Menschenliebe zu lUgen", Werke, VIII, 423-430; trad. cast. por MarioCaimi: "Sobre un supuesto derecho a mentir por amor al pr6jimo", en: Cua-demos de Etica (Buenos Aires) (1987), 2-3, pp. 9-15. La raz6n de principiopor la que las colisiones de deberes no desempeiiaban para Kant ninglin

Page 59: 6. Tugendhat, Lecciones de Ética

papel era la suposicion de que los deberes negativos tienen prioridad sobrelos deberes positivos. De esta manera, excepto en el caso de deberes positi-vos en conflicto, no pueden originarse colisiones, puesto que el deber negati-vo se cumple incluso cuando la persona no hace nada. Por ello no puedenpresentarse colisiones entre deberes negativos, y toda colision entre un de-ber positivo y uno negativo se decide a favor del negativo. El hecho de quelos deberes negativos tengan que ser ponderados en general como mas fuer-tes que los positivos puede resultar, visto desde el planteo fundamental delimperativo categorico, de la aplicacion (indicada por Hare) de la primeraformulacion del imperativo a la totalidad de una situacion compleja, peroprecisamente del mismo imperativo puede resultar, tambien, que un deberpositivo tenga prioridad sobre uno negativo, como 10 muestra el ejemplo delasesinato si se 10 entiende correctamente. Esta problematica sera retomadaen la Leccion 16.

8.Vease, ademas de la nota en la Fundamentaci6n, p. 421, especialmentela "Introduccion a la teoria de las virtudes" en la Metaphysik der Sitten,Werke,VI, 379 ss; trad. cast.: La metafisica de las costumbres, Madrid, Tecnos,1989.

9. Este punto ha sido clarificado, en particular, por J. Ebbinghaus en suarticulo "Deutung und Missdeutung des kategorischen Imperativs" [Inter-pretacion y mala interpretacion del imperativo categoricol (veanse susGesammelte Aufsiitze, 1968, pp. 80-96).

10. Es llamativo en este argumento el acentuado empleo del concepto denaturaleza. Paton ha dicho (The Categorical Imperative, cap. 15) que paraKant era decisiva una determinada concepcion teleologica de la naturaleza,e interpret a la llamada formulacion 13 de esta manera. Pero Kant ha intro-ducido esta version ("obra como si la maxima de tu accion debiera tornarse,por tu voluntad, ley universal de la naturaleza") como una mera variante dela primera formulacion y solo como una mejor ilustracion. Hace uso aqui dela idea, sostenida en los escritos teoricos, de que se debe entender por natu-raleza en sentido "formal" la legalidad universal. Concebir que la maximase torne ley universal es solo una variante de concebirla como ley natural.Toda otra interpretacion adjudicaria a Kant el error grosero de haber intro-ducido de contrabando, en el transito de la primera a la segunda variante dela formulacion 1, un factor adicional que no se menciona en ninguna parte.

11. Vease mi Selbstbewusstsein und Selbstbestimmung, p. 349 s.