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Me tocó cuidar

al abuelo…

��e llamo Marcos, Marcos Rodríguez, tengo 16 años y vivo en el munici-

pio de General Terán, que para quién no sepa, aquí se dan las mejores naranjas del mundo. Les cuento que mi pasatiempo es ir a nadar en la alberca que tene-mos aquí en el pueblo y cuando voy, me la paso suave. Hace un chorro de calor y el agua refresca. Pero, ¿qué creen...? Pues es que ahora que estoy de vacaciones no puedo ir, pues mis papás se fueron a Monterrey a unas ondas y yo me quedé a cargo del rancho y de la casa.

Bueno, a lo mejor no tanto, pe-ro… está una tía ya grande, de unos 40 y pelos y mi abuelo ya bien grande, que tiene el alzhéi-mer. Está ya bien grande, hace poco le hicimos una fiesta: cum-plía... ¡64 años! ¡Un chorro!

Mi abuelo olvida todo, pierde las llaves de la troca y dice que Feli-pe, uno de los trabajadores del rancho, le vuela el dinero. Pero, son mentiras. Felipe es bien bue-na onda y jamás le haría eso al abuelo. Es como su hijo.

Yo tengo hermanas más grandes, pero ya casadas y una vive en linares y otra en Monterrey. Me da cosa mi abuelo, yo lo quiero mucho, pero se le va grueso el avión. Dice que es general, pero se ha de confundir, pues él nació en General Terán De todos mo-dos, yo creo que hay que querer-los tal cual.

• Marcos Rodríguez, General Terán, N.L. México.

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