SanadoresHerboristas

Cazadores

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Maite Carranza - Irene Iborra

CONTRA las pinturas

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Los siete cavernícolas creen que la pintura infunde valor y quieren pintarse para ir de caza, pero los ma-yores se lo impiden. Entonces deciden hacerse con un poco de pintura y, tras ponerse a prueba y com-probar que da valor, empieza la aventura. Al fi nal, no cazan, pero accidentalmente se convierten en los primerísimos pintores de la cueva al estampar sus manos en paredes y techo.

CONTRA LAS PINTURASDEL DIABLO

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PVP 8,95 € 10127937

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A C A B A D O S

D i S E Ñ A D O R

E D I T O R

C O R R E C T O R

E S P E C I F I C A C I O N E S

nombre: Kim, Sílvia

nombre: Marta Vilagut

nombre:

Nº de TINTAS: 4+1

TINTAS DIRECTAS: P. Reflex blue U

LAMINADO:

PLASTIFICADO:

brillo mate

uvi brillo uvi mate

relieve

falso relieve

purpurina:

estampación:

troquel

título: Contra las pinturas del diablo

encuadernación: Rústica con solapas

medidas tripa: 13x19,5

medidas frontal cubierta: 13,2x19,5

medidas contra cubierta: 13,2x19,5

medidas solapas: 8

ancho lomo definitivo: 9mm

OBSERVACIONES:

Fecha:

Cazadores 50

Croma +9

Baba +12

Maite Carranza - Irene Iborra

contra laspinturas

del diablo

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DESTINO INFANTIL Y JUVENIL, 2015infoinfantilyjuvenil@planeta.eswww.planetadelibrosinfantilyjuvenil.comwww.planetadelibros.comEditado por Editorial Planeta S. A.

© del texto: Maite Carranza e Irene Iborra, 2015© de las ilustraciones de cubierta e interior: Iosu Mitxelena, 2015© Editorial Planeta S. A., 2015Avda. Diagonal, 662-664, 08034 BarcelonaMaquetación: Kim AmatePrimera edición: septiembre de 2015ISBN: 978-84-08-14522-6Depósito legal: B. 17.901-2015Impreso por EgedsaImpreso en España — Printed in Spain

El papel utilizado para la impresión de este libro es cien por cien libre de cloro y está calificado como papel ecológico.

No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del editor. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal).Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. Puede contactar con CEDRO a través de la web www.conlicencia.com o por teléfono en el 91 702 19 70 / 93 272 04 47.

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Índice1. Un león en la cueva — 11

2. Quiero ser cazador — 15

3. La pintura del diablo — 23

4. Baba no se fía — 31

5. Un chaparrón inesperado — 37

6. 23 bisontes — 45

7. Revuelto — 53

8. ¿Dónde estamos? — 61

9. La cueva del diablo — 69

10. El diablo no es lo que parece — 79

11. Ursus y Neandi — 83

12. La pintura del valor ¡por fi n! — 89

13. Dibujando en la pared — 97

14. El retrato de Pavorreal — 103

15. Las pinturas rupestres — 109

16. Revuelto de espárragos y setas — 117

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11

1Un león en la cueva

TUM, TUM, TUM

Cromi se despertó sobresaltado. ¿Qué era ese rui-do? Miró a su alrededor, pero todo estaba oscuro. Apiñados junto a su roca preferida, sus amigos Kakatúo, Roco, Orgullia, Ululú y Baba dormían a pierna suelta sin enterarse de nada. ¿Y sus padres? ¿Dónde estaban?

TUM, TUM, TUM

Cromi salió gateando de la cueva dispuesto a des-cubrir qué pasaba.

¿Qué era aquel estruendo? ¿Un bisonte resfriado?

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TUM, TUM, TUM

Unas siluetas danzantes saltaban a la luz de la luna.

TUM, TUM, TUM

Kakatúo, Baba y Roco, bostezando, lo alcanzaron a cuatro patas.

—¿Qué es eso? —susurró Kakatúo con cara de susto.

—Creo que es la ceremonia de la caza —contestó en voz baja Cromi.

—Atrae a los flis-flos, los espíritus de los animales, me lo contó mi padre —añadió la pequeña Baba.

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Un león en la cueva

—Han visto a Peloamarillo, el león cavernario, ron-dando la cueva —confesó Cromi—. Quizá van a cazarlo.

—¡Mirad! Llevan la cara pintada —dijo Orgullia, la mayor, que también se había despertado.

—¿Es para asustarlos? —preguntó Roco creyendo que era una pesa-dilla.

—Es la pintura del valor. Si te pintas la cara con esa pintura, puedes enfrentarte a un mamut tú solo —contó Cromi.

—¡Uaaaaauuuu! Los niños observaban a los cazadores sin perder detalle.

—¡Por un puñado de moscardones! —excla-mó Cromi entusiasmado—. ¡Yo seré cazador, me pondré una cinta con colmillos de león en la frente y seré invencible!

Y empezó a dar saltos imitando la danza de la caza.

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De repente, a Kakatúo se le puso el tupé de punta y comenzó a temblar como una hoja movida por el viento. Señalaba con su brazo justo detrás de Cromi.

—¡Un le… Un le… un león! En el fondo de la cueva todos pudieron ver dos pupilas amarillentas tras una melena rizada y un pelaje espeso que se movía lentamente hacia ellos.

—¡Peloamarillo!

—¡Sálvese quien pueda! —gritó Orgullia.

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15

—¡Estampida de cavernícolaaasss! —exclamó Cromi.

Y estalló el caos.

—¡Aaaah! ¡Uuuuh! ¡Ooooooh!Roco pisó a Kakatúo, Kakatúo se tropezó con Or-gullia, Orgullia puso la zancadilla a Baba y los cuatro cayeron sobre Cromi.

—¡Socorro! —gritaron los cinco, hechos una maraña de brazos y piernas.

Cromi, bajo sus cuatro amigos, levantó como pudo la cabeza y se dio cuenta de su error.

—¡Es mi madre, búhos cegatos!

Efectivamente, Croma, la mamá de Cromi, buscaba agachada sus útiles de caza. Llevaba la cara pinta-

2Quiero ser cazador

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da de color rojo ocre, tenía la melena revuelta y estaba cubierta por una piel de león cavernario. Al ponerse de pie descubrió a los niños, hechos un revoltijo en el suelo, mirándola embobados.

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17

Quiero ser cazador

—Vaya, cinco cachorros muertos de miedo. Nos vamos a cazar, portaos bien y levantaos del suelo, que lo ensuciáis.

Cromi no se lo pensó dos veces.

—Yo también voy a cazar con vosotros.

Roco y Orgullia se unieron.

—¡Y yo!

—¡Y yo!

—Los niños no podéis ir a cazar —los interrumpió Crom, el padre de Cromi—. Sois pequeños, miedo-sos y no tenéis puntería con la honda.

Cromi se adelantó, cogió la honda de su madre y lanzó un pedrusco.

—¡Yo sí! Mira.

Pero la piedra cayó... justo sobre el pie de Roco.

—¡Ayyyy! —berreó Roco saltando a la pata coja—. ¡Maldito enano!

—¡El salto del gran sapo! —bromeó Orgullia.

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El padre de Cromi se despidió de su hijo acaricián-dole la cabeza.

—Aún tienes que lanzar muchas piedras para ser un cazador.

Croma dio un beso a Cromi.

—Todavía tienes que aprender a ganarte tu pintu-ra del valor.

Cuando sus padres salieron de la cueva, Kakatúo lo señaló titubeante. Cromi tenía las mejillas teñidas de rojo.

—¡Fijaos! Cromi tiene pintura en la cara, pintura de cazador.

¡Era verdad!

Y se organizó una buena.

¡Aaaaaah!... Roco y Orgullia se tiraron en plancha sobre Cromi.

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Quiero ser cazador

Todos querían la pintura del valor, pero ninguno la consiguió. La pintura se deshizo entre tanta mano.

Los cinco se quedaron alicaídos.

—¿Y ahora qué hacemos? Sin pintura no podemos ir a cazar —se lamentó Orgullia.

Natural. Si no estaban protegidos por la pintura mágica del valor, los pisotearía un bisonte, les pega-ría un mordisco un león o los aplastaría un mamut.

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—La pintura la tiene el brrrr, Peloverde, yo lo he visto —interrumpió tímidamente Baba, que se fijaba en todo.

Cromi se levantó de un salto.

—¡Por las culebras venenosas! ¡Yo la conseguiré!

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Quiero ser cazador

Todos lo miraron espantados, el brujo Peloverde era temible. Con su bastón de cabeza de serpien-te y sus ojos relampagueantes, ningún niño osaba dirigirse a él. Decían que hasta las moscas preferían posarse en el culo de un jabalí antes que en la nariz del brujo.

Cromi también le tenía miedo. Pero no podía espe-rar a hacerse mayor.

Él quería ser cazador

¡YA!

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