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Este artículo ha sido elaborado a partir de varias fuentes, principalmente “Cómo Celebrar el Shabat”, de la Congregación B’Nai Jeshurun de Broadway, Nueva York; y “Guía para el Desarrollo de una Práctica Espiritual del Shabat” del Rabino Burt Jacobson; he adaptado los textos e introducido reflexiones personales; el epígrafe “El Shabat en las Familias Mixtas” lo he elaborado enteramente yo y los materiales de liturgia para el viernes a la noche pensados para estas familias también los he elaborado yo y son totalmente inéditos Vivir el Shabat “Recuerda el día de Shabat y santifícalo. Seis días harás tus labores y todo tu trabajo, pero el séptimo día es Shabat del Eterno tu Dios: no harás ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo ni tu hija, ni tu siervo ni tu sierva, ni tu ganado, ni el extranjero que reside contigo. Pues en seis días el Eterno creó el cielo y la tierra y el mar, y cuanto contienen, pero descansó el séptimo día; por ello, el Eterno bendijo el séptimo día y lo santificó.” Éx. 20:8-11 El impulso está presente dentro del corazón, y los seres humanos aspiran a alcanzar la felicidad, a transformar sus vidas, a acompañarse de gente compasiva y amable, y trascender, con ellos, estas vidas mundanas y santificar momentos de ellas para que así sean significativas. El 1

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Este artículo ha sido elaborado a partir de varias fuentes, principalmente “Cómo Celebrar el Shabat”, de la Congregación B’Nai Jeshurun de Broadway, Nueva York; y “Guía para el Desarrollo de una Práctica Espiritual del Shabat” del Rabino Burt Jacobson; he adaptado los textos e introducido reflexiones personales; el epígrafe “El Shabat en las Familias Mixtas” lo he elaborado enteramente yo y los materiales de liturgia para el viernes a la noche pensados para estas familias también los he elaborado yo y son totalmente inéditos

Vivir el Shabat

“Recuerda el día de Shabat y santifícalo. Seis días harás tus labores y todo tu trabajo, pero el séptimo día es Shabat del Eterno tu Dios: no harás ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo ni tu hija, ni tu siervo ni tu sierva, ni tu ganado, ni el extranjero que reside contigo. Pues en seis días el Eterno creó el cielo y la tierra y el mar, y cuanto contienen, pero descansó el séptimo día; por ello, el Eterno bendijo el séptimo día y lo santificó.”

Éx. 20:8-11

El impulso está presente dentro del corazón, y los seres humanos aspiran a alcanzar la felicidad, a transformar sus vidas, a acompañarse de gente compasiva y amable, y trascender, con ellos, estas vidas mundanas y santificar momentos de ellas para que así sean significativas. El

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Judaísmo enseña sobre esa lucha interior en cada persona, entre la inclinación hacia el bien y la inclinación hacia el mal: en medio de esa lucha interna, tratamos de comportarnos como mejor podemos, y aún así muchas veces nos equivocamos, y tenemos que volver hacia Dios, y pedir perdón, y prometer que mejoraremos la conducta, que seguiremos luchando por ser mejores personas. La religión es esa lucha, una lucha encaminada a liberar lo más importante de la tiranía de las cosas que importan menos: las fuentes tradicionales sirven para que alcancemos la naturalidad en la ética, y para ello están los rituales: para que la ética se convierta en rutina, y el rito en una parte integrante de la vida como comer o beber o pensar o hablar .. Celebramos el Shabat para aprender a santificar la vida. Separando un día cada siete días, creando durante 25 horas y media un escenario deseable, una expresión concentrada de nuestros mejores deseos y nuestros mejores proyectos: un día para el espíritu, para el alma. Kedushat Shabat, la “Santidad del Shabat”, enseña a luchar para que lo que creemos que debería ser se haga realidad, y sea efectivamente cierto. La mejor forma de empezar el Shabat o incluso el mejor prólogo al Shabat, aún antes de encender las velas, es llamar a familiares, amigos y seres queridos y desearles un feliz Shabat, diciéndoles “Shabat Shalom”. Si sabemos decir “Shabat Shalom” con absoluta sinceridad y kavaná estaremos preparados para llenar de kavaná las demás ceremonias y rituales del Shabat, y para vivir no solamente un Shabat hacia fuera, sino también, lo cual es también muy importante, un Shabat hacia dentro, hacia el interior. Empezamos pues esta aventura didáctica a través del Shabat.

El Shabat en la Torá

El precepto de honrar y guardar el Shabat es uno de los “Diez Mandamientos”. Es el día más sagrado del calendario judío. Es ocasión de descanso y refresco, físico y espiritual. ¿Qué lección aprendemos con estos versos de Éxodo? El lenguaje que la Torá usa para enseñarnos el Shabat indica el

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significado de este día y cómo lo observamos. “Recuerda el día de Shabat y santifícalo”. Zajor – “Recuerda” ¿Y qué significa “recordar” un día? ¿qué debemos recordar ese día? La Torá nos remite a la Creación de este día:

“Los cielos y la tierra, y todo cuanto contienen, fueron finalizados. En el séptimo día, Dios terminó Su obra. Dios cesó el séptimo día de todo el trabajo que había hecho. Luego Dios bendijo el séptimo día y lo llamó “santo”, porque en él, Dios finalizara la obra de la Creación”.

Gén. 2:1-3

Zajor (“Recuerda”). La Torá nos pide que recordemos que Dios creó los cielos y la tierra y el mar y las órbitas celestes y las criaturas que viven por doquier. Después de esta labor, descansó, y ese descanso en el séptimo día ha de servir como un ejemplo para nosotros. Porque, ¿acaso no tenemos también que trabajar para sostener un hogar, una familia, algunos incluso hijos, nietos,..? ¿acaso no son estas labores una colaboración en la obra de la Creación iniciada por Dios? ¿acaso no está en la propia labor de las manos en que nos implicamos semana tras semana, el impulso divino? También creamos, construimos, trabajamos, maduramos .. Pero en el Shabat, paramos, nos detenemos para admirar la obra de las manos, para regenerar el cuerpo y la mente, meditar sobre la obra de la Creación y las fuerzas invisibles que obran en ella el milagro de la vida; rejuvenecemos con el descanso, reflexionamos sobre quiénes somos. Como dijo una vez Abraham Joshua Heschel, en el Shabat no pensamos en qué tenemos, sino en quiénes somos. Es interesante que la mitsvá de “recordar el día de Shabat y santificarlo” sigue con una lista de aquellos a quienes se extiende el descanso. No solamente a la persona que asume el precepto, sino también a aquellos que nos rodean, incluso aquellas personas que trabajan en la casa, en las fábricas de nuestra propiedad .. también ellas deben descansar. Shabat no es solamente descansar del trabajo, sino también no hacer

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trabajar a otros para favorecer nuestro propio descanso. El Shabat es, pues, un descanso comunitario. En el Shabat, todos son iguales a los ojos del Eterno. “Recuerda el día de Shabat y santifícalo”. ¿Y qué significa “santificar” el Shabat? La Torá nos pide que honremos el Shabat y lo santifiquemos, es decir, que lo separemos de los seis días de trabajo. Aunque la Torá no nos dice cómo se hace esa separación. Tendremos que buscar en otros lugares ..

El Shabat en la Mishná

Más tarde, alrededor del año 200 E.C., se finaliza esa obra de interpretación de la Torá que es la Mishná y que forma el núcleo de lo que llamamos “tradición oral”. Los rabinos se preguntan, ¿qué es exactamente “trabajo”? Para ellos interpretan de manera sistemática el siguiente versículo:

“Tú debes guardar Mis Shabatot y venerar Mi santuario: Yo soy el Eterno.”

Lev. 19:30

En este versículo se hace una asociación entre el santuario y el Shabat, de manera que los rabinos entendieron que las actividades requeridas para la construcción del mismo fueron precisamente las actividades prohibidas en el Shabat. De esta manera, la Mishná lista 39 tipos de trabajo ( relacionados con la construcción del tabernáculo ) y por lo tanto prohibidos en el Shabat. Estas actividades son:

“Sembrar, arar, cosechar, hacer gavillas, trillar, aventar, seleccionar, tamizar, moler, amasar, hacer pan, trasquilar la lana, lavar la lana, golpear la lana, teñir, tejer / hilar, entretejer, hacer dos lazadas, entretejer dos hilos, separar dos hilos, hacer un nudo,

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deshacer un nudo, coser dos rotos, rasgar, cazar, sacrificar, desollar, despellejar, salar, curtir el cuero, cortar el cuero, escribir, borrar, construir, demoler, encender un fuego, extinguir un fuego, “dar el último martillazo” (finalizar una actividad previamente iniciada en la víspera del Shabat), y transportar un objeto desde un lugar privado a uno público y viceversa”.

Tratado de Shabat 7:2

Estas 39 actividades se convirtieron en la base de qué estaba permitido y qué no en la práctica tradicional del Shabat. En el Talmud y el desarrollo halájico por los poskim, se ha expandido el significado de estas actividades. Sin embargo, la interpretación que sigue como base al propio desarrollo talmúdico no es la única posible del versículo en el libro de Levítico. El versículo puede entenderse de otras formas. Efectivamente debemos descansar el séptimo día y santificar el Shabat, y venerar el santuario. Debemos cesar del trabajo que nos sirve para el sustento, y santificar ( es decir, separar ) el Shabat de los seis días de la semana ( a través del encendido de las velas, el Kidush, la Havdalá, .. ), acudir a la sinagoga ( “venerar Mi santuario” ) y también vivir el Shabat en la casa, porque la casa es mishkán m’at “un pequeño templo”.

Los símbolos y bendiciones del Shabat

¿Cómo se santifica el Shabat? ¿Cómo se separa el séptimo día de los seis días de trabajo? El Shabat es un día especial. Separamos algo más que un día: 25 horas y media, desde que se pone el sol el viernes a la tarde hasta que aparecen tres estrellas en el cielo el sábado a la noche ( normalmente 72 minutos después de la puesta de sol ). Vivir el Shabat es vivir la Edad Mesiánica, condensada en un día; es saborear el Olam HaBa, el “Mundo por Venir”. En ese momento, todos los días serán Shabat, llenos de paz y descanso y honor para todos los seres humanos.

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Tres son los símbolos del Shabat: las velas ( nerot ), el vino ( yain ) y el pan ( jalá ). Encendemos las velas y tan pronto lo hacemos, estamos recibiendo el Shabat, y más aún, asumiendo ante el Eterno que hemos procedido a la separación del séptimo día, y nos comprometemos a no hacer trabajo, a descansar y santificar, a dedicar el día al espíritu y al estudio de las Escrituras. Antes del encendido de las velas, debemos separar unas monedas o el dinero que tengamos en la cartera para el Shabat. Es preferible no usar dinero en Shabat, o al menos no hacerlo en actividades que vulneren lo que llamaremos “Shabat-conciencia” y que explicaré más adelante. Al separar estas monedas las metemos en una cajita de tsedakah “caridad” y hacemos la siguiente bendición:

“Bendito eres Tú, Dios Eterno, Soberano del Universo: Tú nos santificas a través de los preceptos, y nos has pedido que hagamos tsedakah.”

¿Cuándo encender las velas del Shabat? La práctica tradicional es encenderlas 18 minutos antes de la puesta de sol ( solemos poner las horas de comienzo y de fin del Shabat en este blog, para cada semana y para la ciudad de A Coruña ). Esos 18 minutos reciben el nombre de toséfet Shabat. La práctica reformada y la liberal es encender las velas antes de la cena del viernes a la noche, con las luces apagadas que luego se encienden cuando las velas han sido prendidas. ¿Cómo se hace el encendido de las velas? Ponemos al menos dos velas, las encendemos y atrapamos la luz con las manos, tapamos los ojos con esa luz atrapada, y hacemos la bendición:

“Bendito eres Tú, Dios Eterno, Soberano del Universo: Tú nos santificas a través de los preceptos, y nos has pedido que hagamos el encendido de las velas del Shabat.”

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Podemos hacer la bendición de otras maneras. Otras posibles fórmulas de esta bendición serían las siguientes:

“Bendecimos a la Fuente de Toda Vida, y encendemos estas luces de Shabat para descansar y separar el séptimo día de los seis días de la semana, un día para el descanso y la paz, para la tranquilidad y la espiritualidad, para compartir con la familia y con la comunidad ( un destello de la Edad Mesiánica en la que todos los días serán Shabat ).”

.. o bien ..

“Bendita eres Tú, Presencia Divina ( Shejiná ): a través de las mitsvot santificamos nuestras vidas, y entre ellas está la mitsvá de las candelas del Shabat.”

Después de las velas del Shabat, procedemos a hacer una oración por la familia. Puedes encontrar en el libro de oración esta clase de plegaria, sin embargo es buena ocasión para el intercambio de oraciones espontáneas entre los miembros de la familia o los amigos reunidos para la celebración del Shabat. Antes de empezar la cena se hace la ceremonia de Kidush. Se hace primero la bendición del vino y luego la bendición del Shabat. Se llena la copa de Kidush con vino kásher o también con otra clase de vino, puedes hacerlo también con mosto pensando en los niños. Los sefaradim suelen añadir unas gotas de agua: ( la liturgia para el Kidush que aparece a continuación está basada en el libro de oración “Gates of Prayer” )

“El día séptimo está consagrado al Eterno nuestro Dios. Con vino, señal de alegría, celebramos este día y su santidad. Damos gracias por todas estas bendiciones, por la

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vida y la salud, por el trabajo y el reposo, por el hogar y el amor y la amistad. En el Shabat, símbolo eterno de la creación, recordamos que fuimos creados a imagen y semejanza divina. Por lo tanto alzamos esta copa en acción de gracias.

Bendito eres Tú, Dios Eterno, Soberano del Universo, Creador del fruto de la vid.”

Luego añades:

“Bendito eres Tú, Dios Eterno, Soberano del Universo: Tú nos santificas a través de los preceptos para añadir espiritualidad a nuestras vidas, alegrándola con el regalo de Tu Shabat Santo, regalo de amor, recuerdo de la Creación. El Shabat fue la primera de las sagradas asambleas en el Éxodo desde Egipto. Te hemos elegido, y nos has dado la paz y la tranquilidad, separándonos de los demás pueblos a través de Tu Shabat Santo. Bendito eres Tú, Dios Eterno, que santificas el Shabat.”

Antes de empezar a comer debemos llevar nuestra servilleta de tela ( la mesa fue previamente colocada antes del Shabat, con doble mantel siempre, para que al sacudir el de arriba después de comer, no quede la mesa sin mantel porque es Shabat y las mesas deben tener un mantel por ser día de fiesta y regocijo ) . Lavamos ritualmente las manos, echando agua sobre cada mano tres veces: en la derecha primero y luego en la izquierda, luego, con las manos secas, decimos:

“Bendito eres Tú, Dios Eterno, Soberano del Universo: Tú nos santificas a través de los preceptos, y nos has pedido que hagamos el lavado ritual de las manos”.

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Es costumbre no hablar hasta que se hace la bendición del pan desde que se hizo esta bendición del lavado de las manos. Cuando llegamos de nuevo a la mesa, cogemos con la mano un poco de jalá ( pan ), digo con la mano ya que debemos evitar cortar la jalá con cuchillo o similar por ser señal de violencia. Sumergimos la jalá en la sal ( si es que previamente no hemos echado un poco de sal sobre la jalá ), y luego se dice antes de comer el trocito:

“Bendito eres Tú, Dios Eterno, Soberano del Universo, porque la tierra nos ha proveído con este pan.”

Es costumbre cubrir las jalot con un mantelillo bonito todo el rato hasta después del Kidush. Hacemos así con las dos jalot (algunas familias ponen dos jalot, esa es la práctica tradicional ) y se juntan por la parte de abajo para hacer la bendición. También podéis hacer la bendición cuando ya han cogido su trozo cada uno y lo han sumergido en la sal, y así hacerla antes de que coman el pan. Es una buena costumbre hacer la jalá en la casa el viernes a la mañana, un kilo de harina te da para cuatro barras y puedes congelar dos para la semana siguiente ( es como suelo hacer yo ). La práctica reformada y la liberal no exigen que sean dos, ni siquiera que sea jalá, basta con que sea pan leudado, ya que son recordación de los dos panes leudados que se ofrecían en la época del Templo de Jerusalén. A la bendición del pan se la llama hamotsi, porque Dios hamotsi léjem min haárets, “saca el pan de la tierra”. Si no tienes vino o mosto, haz el Kidush sustituyendo la bendición del vino por la bendición del pan y comer pan en lugar de beber vino.

Un Shabat con Kavaná

El Judaísmo liberal tiene especial afecto por la interpretación que Abraham Joshua Heschel ha hecho de la práctica sabática en su libro “El Shabat”. Una de las palabras

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más importantes de toda la Biblia es kadosh “santo”. Esta palabra resume el misterio y la majestuosidad de lo Divino. Pero, ¿cuál fue la primera cosa “santa” que tuvo el mundo? ¿fue una montaña, o un altar? No. La primera vez que la Biblia menciona algo “santo” es para referirse en el libro de Génesis al final de la Creación. “Y Dios bendijo el séptimo día y lo santificó”. No es algo espacial o físico lo que es “santo”, sino una ocasión, un momento: algo temporal, espiritual. En el Judaísmo, los lugares no siempre son lo importante, sino que en muchas ocasiones lo importante es la ocasión misma y cómo experimentamos ese momento, cómo presenciamos en ese instante a la Presencia por antonomasia que es Dios. Dios creó un espacio sagrado en medio del tiempo, el Shabat, para enseñarnos que cada uno de nuestros días tiene infinito valor. Nuestras acciones y nuestras vidas están compuestas por esos momentos sagrados. Traemos a Dios a nuestras vidas, haciéndolas “santas”. El Shabat es un día dedicado total y únicamente a eso, a lo “santo”, es pues “una catedral en el tiempo”. Para Heschel esta idea es central en el Judaísmo. El Judaísmo nos ayuda a que construyamos nuestras vidas de modo “significativo”. Celebrar el Shabat es la más santa de las opciones que hemos de tomar.

Shabat-conciencia

Una de las cosas más importantes con respecto al Shabat, es “vivir el Shabat”, y vivir el Shabat quiere decir observarlo en las formas ( los rituales ) y observarlo en el corazón ( en la clase de pensamientos y sensaciones que producimos ese día ). No basta con practicar el Shabat, hay que “vivir” el Shabat: desarrollar el amor por el Shabat o la “Shabat-conciencia”. Durante el Shabat descansamos y separamos la vida durante 25 horas y media de nuestra vida común, hacemos una excepción en el tiempo, un paréntesis: pero ese séptimo día debe ser santificado, no solamente a través de los símbolos, sino también espiritualmente. El Shabat ha de estar en la sinagoga, y en el hogar, pero también en la familia y en

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lo más interior del alma: debemos exteriorizar e interiorizar el Shabat, solamente así será un Shabat vivo. La observancia tradicional del Shabat implica abstenerse de determinadas prácticas, cientos y cientos de detalles legales, que tienen como intención crear Shabat-conciencia. Si nos fijamos en la lista de la Mishná, no solamente es una interpretación de la construcción del Mishkán. Más allá de eso, es la interpretación de una sociedad principalmente agrícola y ganadera de la construcción del Mishkán. Si te fijas en el listado de la Mishná, es el listado destinado a las actividades cotidianas de una sociedad agrícola y ganadera. Sin embargo, el Talmud aumenta ese listado de actividades y va interpretando esos términos de manera que se adecuen a una vida que poco a poco ha comenzado a ser urbana. Por eso no necesariamente son útiles para el judío moderno en pleno siglo veintiuno. Debemos buscar nuevas formas de santificar el Shabat. El Judaísmo liberal es Judaísmo post-halájico. Para nosotros, halajá no es el conjunto de regulaciones legales que se cierran en el Shulján Aruj y la Mishná Berurá; halajá es halijat, “camino”, es decir, la manera en la que la Torá “camina” en ( se adapta a ) la historia. Ello no supone derogar la regulación de la Mishná ni del Talmud de la Halajá tradicional, sino coger esos preceptos y ver cuáles de ellos pueden tener un lugar en el modo en que sentimos que debemos santificar nuestras vidas. He aquí algunos ejemplos de lo que quiero decir. Tengo una amiga que considera que lavar los platos no es adecuado para el Shabat. Los ortodoxos no prohíben hacerlo en Shabat, sin embargo lavar los platos es algo que para ella resta espiritualidad al Shabat; su Shabat es un Shabat sin lavar los platos, porque lavar los platos choca con su Shabat-conciencia. Cocinar está prohibido en Shabat en la regulación del Shulján Aruj. No suelo cocinar en Shabat excepto si voy a tener invitados el Shabat al mediodía. Cocinar esa mañana cosas típicas de Shabat para mis invitados para tener una auténtica seudá ( “comida” llena de oraciones, de estudio de la Torá, de debate sobre versículos, .. ) de Shabat, es mi modo de santificar ese día el Shabat. Otras veces en cambio no cocino el Shabat sino el día anterior, sobre todo si quiero

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dedicar mi Shabat plenamente a la meditación y al estudio de las fuentes sagradas. ¿Cómo puedes desarrollar tu Shabat-conciencia?

1) Haz una lista con el tipo de sensaciones que asocias a una práctica correcta del Shabat.

2) Piensa en qué actividades te producen esas sensaciones, y en qué cosas interfieren negativamente en ellas.

3) Experimenta con distintas actividades para ver cuáles promueven tu Shabat-conciencia.

Para mí estos son los aspectos que considero que deben formar parte de mi Shabat-conciencia: conciencia de Dios, santidad, re-creación o renovación interior, descanso, acción de gracias, alegría, libertad, amor, paz / armonía, y unidad. Para experimentar esa Shabat-conciencia necesito proceder con determinadas actividades y abstenerme de otras. Por ejemplo, estas sensaciones me ayudan a tener Shabat-conciencia: admirar el misterio de la Creación y la naturaleza ( a través de los paseos por el campo o un parque, o de la meditación ), ejercicios de aceptación ( eliminar las preocupaciones ), no centrarme en las metas sino en lo que ya tengo, sentir el presente, vivir en la Presencia ( que es Dios ), relajarme y descansar, buscar la simplicidad y no implicarme en actividades que me provoquen estrés, actividades lúdicas, espontaneidad, naturalidad ( no forzar las situaciones ), eliminar la ansiedad, la depresión y luchar contra el enfado, mirar en el interior, reconciliarme conmigo mismo y con los demás, perdonar, amar, no juzgar, aceptar a los demás tal y como son, no manipular, no destruir el mundo ni añadirle algo innecesario, actividades artísticas. ¿Y qué tipo de actividades realizo para fomentar estas sensaciones? No atender a relojes o agendas, santificar cada acto mediante las bendiciones, los rituales de la mesa del Shabat el viernes a la noche y el sábado al mediodía y a la tarde, los servicios religiosos en casa o la sinagoga, pasar tiempo en contacto con la naturaleza, meditación solitaria, yoga, estudiar las fuentes sagradas ( la porción de lecturas de esa semana y de la siguiente, el Talmud, .. ), leer poesía religiosa o la nueva lírica

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israelí ( que es fenomenal ), estar con la familia y amigos, escuchar música, bailar, cantar, ( a mí me da corte delante de los demás, pero me encanta cantar cuando nadie escucha, a veces me paso el Shabat cantando solo ), telefonear a familia y amigos si no están cerca ( suelo hacerlo antes de encender las velas el viernes a la tarde ), jugar con los niños, hacer el amor con la pareja, comer bien, beber poco, no fumar, no tomar drogas ( aunque nunca se debería fumar ni tomar drogas ni beber en exceso, no creo que sea kásher ), dormir algo ( la genial siesta española ), ir a museos, ver películas o videos con temática judía, practicar deporte y hacer ( por supuesto ) la Havdalá el sábado a la noche. Sin embargo, también es importante evitar aquellas actividades que interrumpan tu Shabat-conciencia. Por ejemplo, yo trato de evitar lo siguiente: viajar ( si no es para ver amigos o familia y celebrar con ellos una buena comida de Shabat ), usar el teléfono o el ordenador ( si no es estrictamente necesario ), la televisión ( a no ser para programas o películas con una temática adecuada para la espiritualidad del Shabat ), a veces prefiero dejar algo cocinado el viernes a la tarde para no cocinar en Shabat, no portar objetos innecesarios para el Shabat, no usar dinero a no ser que sea para una de las actividades del Shabat ( como un museo o el cine o el transporte público ); evitar los restaurantes llenos de gente o los aparcamientos caóticos y estresantes o en las zonas de la ciudad demasiado concurridas o en las que el bullicio de una ciudad que no descansa y en la que las tiendas están abiertas y la gente hace compras interrumpa la espiritualidad del Shabat. Sin embargo, es bueno que tú mismo hagas esta operación. Muchos de vosotros preferiréis una práctica tradicional del Shabat. Eso también es posible en el Judaísmo liberal. Lo que nos caracteriza no es que hemos abandonado las prácticas religiosas, sino que las adaptamos a nuestras circunstancias y a la mejor expresión de nuestra espiritualidad. Un judío liberal puede practicar el Shabat como lo hace uno ortodoxo, no porque tenga a la ortodoxia como fuente de inspiración, sino porque siente que las prácticas que están en las fuentes del Talmud y el Shulján Aruj incluso en la modernidad tienen un

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sentido para él: su Shabat-conciencia consiste en cumplir esas reglas, lo cual es respetable. Otros judíos preferimos desarrollar una Shabat-conciencia diferente, mediante una lectura diferente de las fuentes sagradas. Por ejemplo, para mí la Biblia es muy importante, más importante que la Mishná y el Talmud pues éstos solamente constituyen una lectura de la Biblia para una época determinada. En cada época el judío ha vuelto sobre la Biblia y la ha adaptado a su correspondiente época y sociedad. Como judío “bíblicamente-centrado”, me gusta volver siempre sobre la Torá y ver qué me ofrece la literalidad de la Torá: para mí el Shabat es no hacer lo que hago para ganarme la vida, que es ser jurista, para mí el Shabat es no ser jurista por un día sino simplemente un ser humano que descansa y reza y santifica su séptimo día. Para mí el Shabat es ser-Yo, y no ser-Así que es como soy el resto de la semana. En Shabat Yo-soy, sin más, y experimento mi Ser y santifico mi séptimo día en presencia del Tú-Eterno que es Dios. Tú has de elegir cuáles son las prácticas que enriquecen tu Shabat y tratar de evitar aquellas actividades que resten espiritualidad a tu Shabat. Pero, ante todo, ¡vive el Shabat!

El Shabat en las Familias Mixtas

Los matrimonios mixtos son una realidad en la comunidad judía. También ellos deben poner las bases de una práctica del Shabat. Para nosotros es muy importante que los niños sean criados en el Judaísmo, sin embargo entendemos que las celebraciones tradicionales del Judaísmo pueden resultar demasiado ajenas al cónyuge que no es judío. Una buena forma de que estas familias también practiquen el Judaísmo y también observen el Shabat consiste en que descansen el séptimo día, el sábado, y que marquen al menos el comienzo del Shabat con una mínima práctica religiosa, que puede ser como sigue: encender las velas en la cena del viernes, y bendecir el vino y el pan. Los siguientes textos han sido elaborados expresamente por mí pensando en aquellas familias en las que un cónyuge no es judío, para así facilitar

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que incluso en esos hogares brille la luz del Judaísmo y para que los niños vean la luz del Judaísmo en la mesa el viernes a la noche. Empezad encendiendo las velas y bendecid:

“El viernes finaliza, el sol se pone, y marcamos un día santo cada semana encendiendo estas velas. Dos velas ardiendo no son suficientes para sembrar o cocinar o pintar la casa .. el Shabat es una lección de vida: ¡qué pocas cosas creamos en la vida! ¡cuánto está ya elaborado, por cuántas cosas hemos de dar gracias a Dios! Fuera las farolas de la calle permanecen encendidas, simbolizando lo artificial en nuestras vidas, mientras que sobre esta mesa hemos encendido las velas del Shabat, en silencio, los rostros alrededor descubriéndose después de una semana de trabajo en la que pasamos tan poco tiempo con amigos, familiares y seres queridos; entre las luces un espacio oscuro, al igual que hay un espacio oscuro entre nosotros, y luz en medio que nos permite mirarnos, y desarrollar amor y compasión por el prójimo; fuera el azul deja paso al gris oscuro, y las estrellas empiezan a brillar, millones de ellas, constelaciones. Y una luz brilla en el interior, en lo más íntimo del alma, y esa luz crece y brilla más fuerte en el Shabat.

Baruj Atá Adonai Eloheinu Mélej haOlam, asher kideshanu bemitsvotav, vetsivanu lehadlik ner shel Shabat.”

Seguid con la bendición del vino:

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“El vino llena la copa, como la memoria. Pero, ¿hemos pensado en cómo ha llegado este vino hasta esta mesa? ¿en aquellos que plantaron la vid, recogieron la uva? ¿acaso hemos creado nosotros las fuerzas misteriosas que hicieron fermentar el vino? ¿acaso hemos creado nosotros las que nos hacen sonreír y disfrutar felizmente de la paz y el descanso del Shabat? Juntos, aquí, bebemos de esta misma copa de Kidush recordando la obra de la Creación, no como algo excepcional: ¡qué excepcional es que ocurra simplemente, en su sencillez! ¡la naturaleza es el milagro constante y Dios es la fuerza que impulsa a la semilla de la vid, y al ser humano que aprieta la uva, y la fuerza que los reúne alrededor de la mesa del Shabat.

Baruj Atá Adonai Eloheinu Mélej haOlam, Boré pri hagáfen.”

Y finalmente bendecid el pan y también la mesa llena de comida:

“Mira cómo la tierra sigue su rumbo, incluso durante el Shabat, mientras el hombre no la impulsa ni ejerce sobre ella su influencia; mira su ritmo, mira cómo saca el trigo de la tierra y el pan de la harina, recuerda cómo se dibujaban las líneas de la mano en las arrugas de la masa, mira cómo fluye el agua en los ríos y mares sin que tengas que llamarla. No creemos en la magia, pero la fuerza de Dios impulsa las fuerzas de la naturaleza, ¡ese es el auténtico milagro! Señor, no permitas que usemos estas manos para destruir o para hacer daño a los demás, guíalas hacia el

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bien y no hacia el mal, hacia la creación y no hacia la destrucción, hacia el amor y no hacia el odio, hacia la unidad y no hacia la separación, hacia la paz y no hacia la guerra.

Baruj Atá Adonai Eloheinu Mélej haOlam, Hamotsi léjem min haárets.

Dentro de un rato empezaremos a comer. Te damos gracias, Señor, por estos alimentos que vamos a recibir, por el sustento que garantizas a lo largo de los seis días de trabajo, y por la paz del Shabat. Aquí reunidos, nos miramos y nos aceptamos tal y como somos: diferentes, y aún así tan parecidos, creados por Ti a Tu imagen y semejanza, llenos de un alma que Tú nos diste al nacer, y que se parece íntimamente a Ti. Dejaste en nuestro interior una chispa de Ti mismo, que nos conduce a Ti, y que nos conduce al amor y a la reparación del mundo. Somos Tus hijos, todos nosotros, iguales ante Ti. Y por eso, juntos decimos:

Shemá Israel vejol benei adam, Kedushat shebanu Ejad. Veahavtá et Adonai Eloheja, bejol levavejá uvejol nafshejá uvejol meodeja. Veahavtá lereajá kamoja.

Anajnu modim laj al hamijiá veal hakalkalá veal hakol she noten lanu.”

Espero que este artículo os haya gustado y que os haya enriquecido de alguna manera. Si tenéis alguna duda concreta u os apetece conversar sobre el Shabat, escribidme y haced preguntas. ¡Nos enriqueceremos juntos compartiendo nuestra visión del Shabat!

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¡Yom Yom Yom!

Es imposible una práctica plena del Shabat sin las comidas del Shabat. La alegría física y el confort y placer de una buena comida, y ante todo de una comida sana ( consulta el artículo “Vivir la Kashrut” ), también son precepto a observar en el Shabat.

“Moisés dijo: “Comed eso hoy, que es día de Shabat en honor del Eterno, y hoy no lo hallaréis en el campo”.”

Éx. 16:25

Haciendo una interpretación alegórica de este versículo, los rabinos concluyeron que la repetición tres veces de la palabra yom (“día” o también “hoy” ) quiere decir que se han de hacer tres comidas en el Shabat, y no dos como los días normales. Una primera comida el viernes a la noche, que es la central ( Seudat l’leil Shabat ). Una comida el sábado al mediodía ( o Seudá Shenit ). Y una merienda el sábado a la tarde ( Seudá Shelishit ). Esta última es la que diferencia al Shabat de los demás días por eso se la llama también “tres comidas”, es decir, Shalosh Seudot. En cada una de las comidas el ritual es siempre el mismo. Debes lavarte ritualmente las manos antes de comer ( si vas a comer pan, entonces lavas ritualmente las manos, las secas y dices la bendición ; no es necesario hacer la bendición del lavado de las manos si lo que vas a comer es otra cosa distinta de pan; en esos casos las lavas porque vas a hacer las correspondientes bendiciones por cada uno de los alimentos que vas a ingerir ). Luego la bendición: la del pan ( hamotsi ) si es una comida en la que va a haber pan, esta bendición agrupa a todas las demás, de manera que si la haces sobre el pan se extiende al resto de la comida; las demás veces, si no vas a comer con pan, harás la bendición que corresponda sobre cada uno de los distintos tipos de alimento. La mejor forma de aprender las bendiciones es recordar que todas ellas tienen una estructura común:

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“Baruj Atá Adonai Eloheinu Mélej haOlam, ..”

A partir de ahí debes construir la bendición añadiendo:

“.. boré pri hagáfen” ( para las uvas, o el vino o el mosto )“.. boré pri besamim” ( para los frutos que emiten un fuerte perfume )“.. boré minei besamim” ( para las especias de olor )“.. boré pri haets” ( para los frutos que crecen del árbol )“.. boré pri ha-adamá” ( para los frutos que vienen de la tierra: hortalizas, plátano, .. )“.. boré minei mezonot” ( para todo aquello que sea masa: pasteles, galletas, cereal,.. )“.. shehakol nihié bidvaró” ( para lo demás )

Ahora ya hemos dicho la bendición que corresponde. Podemos empezar a comer. Al terminar cada una de las tres comidas, se mojan las puntas de los dedos en un cuenco con agua. Antiguamente creían que las sales de la comida podían dejarles ciegos si posteriormente tocaban los ojos sin darse cuenta. Por eso se hace esto, que se llama “últimas aguas” o maim ajronim. Luego, se hace la oración de gracias por las comidas ( o birkat hamazón ), de la que hay múltiples versiones, la más breve de todas es la que sigue:

“Baruj Eloheinu she’ajalnu misheló, uveTuvó jayinu. Baruj Hu uVaruj Shemó.”

Algunas comidas, como la primera ( el viernes a la noche ) y la segunda ( el sábado al mediodía ) empiezan con la bendición sobre el vino y por el Shabat. A esta oración la llamamos Kidush el viernes a la noche ( la hemos visto ya ) y Kidushá el sábado al mediodía. Se hace de igual manera que

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el viernes a la noche. Llenamos la copa con el vino, alzamos la copa y recitamos la oración antes de comer, si bien el texto es ligeramente distinto:

“El pueblo de Israel guardará el Shabat, observándolo en toda generación como un pacto eterno. Es una señal para siempre entre Mí y el pueblo de Israel, pues durante seis días el Eterno hizo el cielo y la tierra, y en el séptimo día descansó de todas Sus labores. Por eso el Eterno bendijo el séptimo día y lo llamó “santo” ..

Bendito eres Tú, Dios Eterno, Soberano del Universo, Creador del fruto de la vid.”

Como dijimos para la noche del viernes, en caso de no tener vino o mosto, podemos sustituir la bendición del vino por la del pan, y comer pan en lugar de beber vino y seguiría siendo Kidushá. No se hace ningún tipo de Kidush o Kidushá para la tercera comida, aunque en algunas familias es tradición leer antes de comer el Salmo 23. Los primeros reformadores tenían una profunda conciencia social, y veían que muchas familias pobres estaban sometidas a duros trabajos en las fábricas que les impedían una celebración entera del Shabat. Muchas de esas familias se veían obligadas a trabajar el sábado a la mañana o incluso también a la tarde, no pudiendo descansar. Por eso dieron mayor importancia a la celebración de la víspera del Shabat, es decir, los rituales de la noche del viernes. Así, el primer libro de oraciones liberal eliminó la Kidushá pues no era una práctica común en sus congregaciones ni miembros. Recientemente, la Kidushá se ha reintegrado a la práctica religiosa liberal.

La Música del Shabat

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Otra cosa que se hace después de comer, cuando ya se ha terminado el café o el té pero no se ha hecho maim ajronim ni tampoco la hodaiá ( acción de gracias por las comidas ) es .. ¡cantar! Estas canciones típicas fueron compuestas por autores medievales, místicos y poetas de las tradiciones sefaradí y ashkenazí, y se llaman pizmonim y zemirot respectivamente por los sefaradim y los ashkenazim. Esa es la práctica tradicional, sin instrumentos musicales pues para ellos no está permitido tocarlos en Shabat ( pues dicha práctica los ortodoxos la reservan para la reconstrucción del Templo de Jerusalén ). Sin embargo, a finales del S. XVIII, la concesión de la ciudadanía a los judíos europeos puso a estos en contacto con la genialidad de la música clásica de la época. Los judíos vieron lo bellas que eran las celebraciones en los hogares protestantes y en sus iglesias, y quedaron profundamente impactados por el órgano y los himnos, y el piano en la casa para las canciones en familia, y por la majestuosidad de los coros y las orquestas filarmónicas. Así fue como empezó la reforma de la liturgia judía, incorporando a la práctica en la sinagoga y en el hogar esas influencias venidas del exterior. Las sinagogas, ahora llamadas “templos”, produjeron sus propias corales y orquestas, tocando en los servicios el órgano mientras la congregación entonaba las oraciones ahora llenas de musicalidad y convertidas en preciosos himnos. El compositor Louis Lewandowski aportó su genialidad y los servicios reformados se llenaron de sus obras y sus melodías.

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Sin embargo, esta revolución musical no solamente alcanzó a la sinagoga sino también a los hogares. Y pronto los zemirot o pizmonim fueron sustituidos en el Shabat por hermosas y nuevas melodías sobre versículos extraídos de los salmos, entonados con el piano en las casas acomodadas de clase media, o por la flauta o el violín en los hogares más desfavorecidos. El himno que más apreciamos los judíos reformados es Hodú l’Adonai:

“Hodú l’Adonai ki Tov, ki leOlam Jasdó.”

Pero las modas pasan. Y lo bello para unas generaciones no lo es necesariamente para las siguientes. En los años sesenta y setenta del siglo veinte, llegó la época del ecologismo, el feminismo, la rebelión sexual, el movimiento comunitario ( hippie ), la new age, el pacifismo .. En los Estados Unidos y Canadá, estas corrientes jóvenes impactaron sobremanera en la comunidad judía, y pronto grupos de jóvenes, cansados del formalismo de la estructura sinagogal, formaron las primeras javurot, es decir, “grupos de amigos”, que se dedicaban igualmente a la oración y al estudio de la Torá. Con las javurot llegaron aires frescos: por un lado, el excesivo racionalismo de la Reforma había desechado durante décadas expresiones más espirituales, que ahora reclamaban su sitio; por el otro, las oraciones tradicionales empezaron a reclamar el lugar del que habían sido arrebatadas, y estos grupos juveniles empezaron a celebrar servicios más tradicionales pero más participativos: con guitarras y melodías actuales. Esos cambios también han entrado en la casa, y ahora es raro el hogar en el que al terminar la cena del viernes a la noche alguien se levante de la mesa, abra el piano, y entone el “Hodú l’Adonai”. Sin embargo, son muchas las sinagogas donde ése sigue siendo el estilo habitual. El primer sábado de cada mes, la West Central Liberal Synagogue de Londres celebra un servicio especial a las tres de la tarde, con el órgano y la coral y con los himnos de siempre, es decir, un clásico servicio reformado. También en Londres la Belsize Square Synagogue, fundada por supervivientes alemanes de la Shoá, celebra esta clase de servicios. Las sinagogas

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liberales suelen tener órgano y coro, que se usan en las ocasiones más solemnes. También en los Estados Unidos se conservan aún servicios clásicos: por ejemplo, en la Congregación Sinaí de Chicago. La música ha sido uno de los aspectos más abiertos del Judaísmo, y la comunidad judía se ha ido adaptando a lo largo de la historia a los gustos musicales venidos del exterior. La cultura circundante raras veces influye en la religión, en el ritual, en la lengua, .. sin embargo sí lo hace a través de la música, y las múltiples músicas judías son un crisol variado que merece atención y estudio. Incluso en la sinagoga, distintas comunidades judías desarrollaron múltiples sistemas de cantilación de la Parashá y de la Haftará. ¿Qué nos espera en el futuro? ¿Cómo serán las melodías de los servicios dentro de 10 ó 20 años? Habrá que esperar y ver, pero seguramente seguirán teniendo la misma función: añadir alegría al Shabat igual que lo ha hecho durante miles de años.

Neshamá Yeterá – Despedida

Durante el Shabat, el judío cuenta con un alma adicional ( neshamá yeterá ), fruto de la alegría y el reposo que protagonizan el día. Para confortarse por la pérdida de esta alma cuando el Shabat termina, es costumbre oler unas especias. Cuando el sábado a la noche se termina el Shabat al salir en el cielo tres estrellas, tenemos que proceder a la separación. Decíamos al principio que el Shabat era “santo”, y que santificar era separar. Separábamos los seis días de trabajo y el Shabat, al principio, con el Kidush. Ahora debemos cerrar esa separación en la despedida, con la Havdalá, que significa, “diferenciación”. En el blog suelo publicar la hora de finalización del Shabat para A Coruña, suelen ser 72 minutos después de la puesta de sol. El servicio de Havdalá que se ofrece a continuación es una traducción del servicio alternativo que aparece en el libro de oración “Gates of Prayer”. Es un servicio extendido de

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Havdalá, pensado con una finalidad didáctica sobre la significación del Shabat.

“El Eterno habló a Aarón: “Tú debes diferenciar lo sagrado de lo profano, lo impuro de lo puro”. Igual que Aarón, el primero de los sacerdotes, nosotros, a quienes en Sinaí se nos pidió que fuésemos un reino de sacerdotes, debemos también hacer la Havdalá, es decir, distinguir lo sagrado de lo profano, o mejor aún, lo santo de lo que es común. Para ello fue establecido el Shabat, el más precioso de los días, un día para la santidad, para descansar del trabajo, y disfrutar la libertad. Nuestros antepasados usaron el Shabat como refugio de las angustias que llenaban el mundo, como refugio de la brutalidad de la competición. Por eso esperaban el Yom shekuló Shabat, el día en que todos los días serán Shabat. Pero aquí, en este día, también lo hemos disfrutado, y ahora debemos dejarlo marchar hasta dentro de seis días.

Dios Eterno, ayúdanos a afrontar la semana que comienza con esperanza y alegría, y conquistar, incluso en medio de las horas de trabajo, algún minuto de sosiego. Y que el recuerdo del Shabat que ha pasado y el deseo por el Shabat que va a llegar, nos dé fuerza para afrontar los desafíos de la rutina. Dios nos salva y sujeta durante la semana. Procedemos pues, tal y como nos has pedido, a la separación:

( llenamos una copa de vino sobre un plato, llena hasta que desborde sobre el plato,

puede usarse otra bebida excepto leche o

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agua; encendemos la vela de la Havdalá que sujetará la persona más joven, y se

canta .. )

Hiné El Yishuatí, evtaj veló efjad.Ki Azí veZimrat Yá Adonai, vayehí li lishuá.Ushe’avtem maim besason mima’ainei ha-

ishuá.L’Adonai ha-ishuá, al Ameja Birjateja Séla!

Adonai Tsevaot imanu, Misgav lanu Elohei Yaakov Séla!

Adonai Tsevaot, ashrei adam botéaj baj!Adonai hoshía, haMélej ya’anenu veyom

karenu.

( después de cada palabra separada dicha con fuerza, los demás la repiten con fuerza, cada una

de ellas )

LaYehudim.... haitá .... orá ..

.. vesimjá .... vesasón .... veyikar ..

( y seguimos leyendo )

.. ken tihié lanu.Kos yeshout esá, uveShem Adonai ekrá.

( alzamos la copa de vino )

Bendito eres Tú, Dios Eterno, Soberano del Universo, Creador del fruto de la vid.

( no bebas, coged la caja de especias e id pasándola .. oliendo la fragancia )

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Bendito eres Tú, Dios Eterno, Soberano del Universo, Creador de todas las especias.

( alzamos la vela )

Bendito eres Tú, Dios Eterno, Soberano del Universo, Creador de la luz del fuego.

Bendito eres Tú, Dios Eterno, Soberano del Universo, que distingues entre lo santo y lo común, entre la luz y la oscuridad, entre el día séptimo y los seis días de trabajo. Bendito eres Tú, que distingues entre lo santo y lo común.

( bebes un poco de vino y apagas la vela en el vino que quedó en el plato )

La gente se saluda deseándose una ¡buena semana!

¡Shavúa Tov! ¡A Gutte Voj!

Havdalá no es solamente el final del Shabat. También significa que nos debemos separarnos de lo que no es santo, que debemos buscar siempre lo que es santo, por encima y entre las cosas comunes. Separarse de la explotación y del engaño, de la indiferencia por los más pobres, de la indiferencia por los enfermos y los mayores, separarse de la soledad y del sufrimiento, del odio y de la violencia, y promover siempre la paz entre los seres humanos y entre las naciones.”

En algunas comunidades se hace, después de Havdalá, una cuarta comida ( que se llama Seudá Reviit ) también festiva, y se entonan canciones.

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Los límites del Judaísmo

¿Qué ocurre si no puedes descansar en sábado y en tu puesto de trabajo te obligan a descansar el domingo? Puedes descansar el domingo sin problemas. Pero aún así, sería bueno que celebraseis la noche del viernes de la manera en que hemos explicado. No siempre es fácil, pero una mínima práctica religiosa os ayudará no solamente a enriquecer vuestra espiritualidad sino también servir como ejemplo educativo para vuestros hijos, que así crecerán en la práctica y vivencia del Shabat. Personalmente, creo que celebrar el Shabat en el domingo está fuera de los límites de lo que es Judaísmo. El Shabat tiene una dimensión comunitaria o colectiva: los judíos debemos celebrar el Shabat en el séptimo día, que es el sábado.

Bibliografía Recomendada

En español:

- “Una invitación al Shabat”, Comunidad Israelita de Santiago de Chile

- “Sidur”, del Rabino Ariel Edery, Comunitat Jueva ATID de Barcelona

- “Sobre el Shabat”, es un artículo que publiqué hace meses en el blog, lo encontrarás en la sección “Observancia Religiosa”

In English:

- “Siddur Lev Chadash”, Rabbi A. Goldstein, Liberal Judaism

- “Forms to Celebrate Sabbath Eve at Home”, Lillian Helen Montagu

- “On the Doorposts of Your House”, Rabbi Chaim Stern, CCAR

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- “Around the Family Table”, Rabbi Shlomo Riskin, Urim Publications

¡Shalom veKol Tov!

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