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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA UNIDAD IZTAPALAPA DIVISIÓN CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES DOCTORADO EN HUMANIDADES LÍNEA DE INVESTIGACIÓN EN TEORÍA LITERARIA EL ESPACIO POÉTICO EN LA NARRATIVA DE LOS APORTES DE MAURICE BLANCHOT A LA TEORÍA LITERARIA Y DE ALGUNAS AFINIDADES CON LA ESCRITURA DE SALVADOR ELIZONDO TESIS DE INVESTIGACIÓN DOCTORAL QUE PRESENTA NORMA ANGÉLICA CUEVAS VELASCO ASESORA:DOCTORA SANDRA LORENZANO MÉXICO, D.F., ABRIL DE 2004

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  • UNIVERSIDAD AUTNOMA METROPOLITANA UNIDAD IZTAPALAPA

    DIVISIN CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES

    DOCTORADO EN HUMANIDADESLNEA DE INVESTIGACIN EN TEORA LITERARIA

    EL ESPACIO POTICO EN LA NARRATIVADE LOS APORTES DE MAURICE BLANCHOT A LA TEORA LITERARIA

    Y DE ALGUNAS AFINIDADES CON LA ESCRITURA DE SALVADOR ELIZONDO

    TESIS DE INVESTIGACIN DOCTORAL QUE PRESENTA

    NORMA ANGLICA CUEVAS VELASCO

    ASESORA: DOCTORA SANDRA LORENZANO

    MXICO, D.F., ABRIL DE 2004

  • EL ESPACIO POTICO EN LA NARRATIVADE LOS APORTES DE MAURICE BLANCHOT A LA TEORA LITERARIA

    Y DE ALGUNAS AFINIDADES CON LA ESCRITURA DE SALVADOR ELIZONDO

  • AGRADECIMIENTOS

    Me es muy grato dejar aqu constancia de mi gratitud al Consejo Nacional de

    Ciencia y Tecnologa por el apoyo otorgado para la realizacin de esta tesis

    doctoral. Tambin hago aqu explcitos mis agradecimientos a la Universidad

    Autnoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa, por el soporte acadmico que

    respalda esta tesis, producto del programa de doctorado que curs en esta

    Institucin; especialmente quiero destacar el apoyo incondicional de la doctora

    Aralia Lpez y el de la doctora Mara Jos Rodilla, quienes, desde la

    coordinacin del programa, me brindaron su invaluable confianza en mi

    proyecto de investigacin. Asimismo, expreso mi gratitud a la doctora Nara

    Arajo y a la doctora Ana Rosa Domenella, pilares del Seminario Colectivo de

    Tesis, por haber puesto sus valiosos juicios y observaciones en este trabajo.

    Agradezco la comedida labor de lectura que hicieron Nara Arajo, Rosa

    Beltrn, Leticia Mora y Renato Prada. No quisiera dejar de sealar la atenta

    labor de Nara: tanto en el detalle como en la problematizacin ms intensa, sus

    observaciones y sugerencias han encerrado el nimo de la pregunta abierta al

    dilogo.

    Con Sandra Lorenzano, que crey en mi proyecto, la deuda es muy

    grande. Siempre supo cmo guiarme y siempre estuvo cerca, no slo para fijar

    las fechas de las asesoras en las que discutimos los avances, sino cerca con

    toda la apertura para comprender y respetar mis ideas y enriquecrmelas con

  • NORMA ANGLICA CUEVAS VELASCO 4

    las suyas. Esta tesis que ahora presento es fruto de la disciplina, el rigor y la

    seriedad, pero tambin es fruto de la admiracin y el ejemplo que he

    encontrado en mis maestros. As pues, a Sandra Lorenzano, por la confianza,

    la gua, la fortaleza y el temple. A Renato Prada, por el inicio, la formacin y la

    amistad: mi agradecimiento a quien ha sido mi maestro desde que ingres a la

    Licenciatura en Letras Espaolas en la Universidad Veracruzana. Excelente

    investigador y mejor amigo de quien conozco el rigor, la disciplina y la

    responsabilidad acadmica.

    Finalmente, mi gratitud a todas aquellas personas que han credo en m;

    tambin, a aquellas que directa o indirectamente han tenido que ver con la

    culminacin de este esfuerzo.

  • NDICE

    0. Introduccin 8

    CAPTULO PRIMERO1. Prolegmenos para una teora de la literatura como espacio 261.1. Espacio y tiempo 351.2. Espacio versus espacialidad 391.3. Narracin y descripcin 421.3.1. La descripcin como elemento generador de espacios 441.3.1.1. Los espacios en los textos narrativos 501.3.1.2. Los objetivistas franceses: el nouveau roman 54

    CAPTULO SEGUNDO2. El silencio de un hombre llamado Maurice Blanchot 772.1. Hablar de Maurice Blanchot o escuchar Blues 912.2. El espacio literario o la mirada de Orfeo 992.3. La muerte del autor o la ausencia del yo en el espacio literario 1122.4. La participacin del lector en el espacio literario 122

    CAPTULO TERCERO3. El espacio literario y el nivel metatextual 1363.1. Del espacio literario al espacio potico 1533.2. El espacio potico en la narrativa 1583.2.1. La escritura fragmentaria: entre relato y reflexin 161

    CAPTULO CUARTO4. De hablar con los muertos a callar con los vivos 1724.1. El espacio literario de Salvador Elizondo 183

    CAPTULO QUINTO5. El espacio potico en El hipogeo secreto 2035.1. De cmo se podra leer sin saber leer una desnovela 203

    A manera de conclusinEl espacio potico: un puente entre filosofa y literatura 217

    Bibliografa 225

  • Sera una pena que si hemos rehabilitado nombres como el de Bajtnpara la teora literaria actual y la del futuro, no hiciramos lo mismo opor ms razones, con Maurice Blanchot. Que se trate de teora en laliteratura y no de teora de la literatura no debera entristecernos oasustarnos, sino ms bien hacernos sonrer como Lzaros que fingen,slo fingen, estar muertos.

    Manuel Asensi

    No es fcil hablar de Blanchot.Emmanuel Levinas

    El nombre de Maurice Blanchot, tan mtico como mal conocido en elcontexto de la crtica literaria de nuestro siglo, encierra tantos enigmas,que hablar de l mejor dicho, de su obra, tras la que su creador seoculta de manera inexpugnable resulta prcticamente imposible sincaer en la parfrasis.

    Rafael Conte

    No es fcil captar el carcter excepcional que entraa la aventura de??Espace littraire. Las reflexiones que hace Blanchot sobre Mallarm,Kakfa, Rilke o Hlderlin parecen responder a la pretensinesclarecedora de un crtico literario, pero la lectura no surge ah mismosino del movimiento en el que escribir es ya la apertura del espacioliterario que slo puede transformarse en experiencia al escribir-se.

    Jos M. Cuesta Abad

  • La atraccin es para Blanchot lo que, sin duda, es para Sade el deseo,para Nietzsche la fuerza, para Artaud la materialidad del pensamiento,para Bataille la transgresin: la experiencia ms profunda y msdesnuda del afuera. Pero hay que entender bien lo que con estapalabra se est designando: la atraccin, tal y como la entiendeBlanchot, no se apoya en ninguna seduccin, no irrumpe ningunasoledad, no funda ninguna comunicacin positiva. Ser atrado, noconsiste en ser incitado por el atractivo del exterior, es ms bienexperimentar, en el vaco y la indigencia, la presencia, el hecho de queuno est irremediablemente fuera del afuera.

    Michel Foucault

    Qu es un filsofo? Tal vez se trate de una pregunta anacrnica. Perole dar una respuesta moderna. En otro tiempo se deca: es un hombreque se asombra; hoy dir, usando la expresin de Georges Bataille: esalguien que tiene miedo.

    Maurice Blanchot

    Mi deuda con Bataille es de orden estrictamente formal, iconogrfica,de hecho. A Bataille le debo la fotografa del suplicio, publicada en Leslarmes d?Eros como documento esttico cargado de contenidopsicolgico capaz de ser convertido en efecto. Por lo que respecta aBlanchot yo creo que casi todos los escritores de mi tiempo estamosen deuda con l. Ha dado a los escritores de mi edad la nocin deespacio-tiempo de la escritura. La escritura como fenmeno en elsentido filosfico: algo que acontece, algo que puede ser observadoy, tal vez, descrito.

    Salvador Elizondo

  • INTRODUCCIN

    Es bien sabido que el despunte de la potica lingstica (Roman Jakobson) y el

    vigoroso desarrollo de los estudios de semitica potica (A. J. Greimas)

    dibujaron, entre los aos veinte y los sesenta del siglo XX, una lnea divisoria

    entre las que se consideraban las tareas de incumbencia cuando no de un

    pretendido dominio para el crtico o estudioso de las manifestaciones

    lingsticas, la literaria en primer orden, y el escritor. Segn este entendido, al

    crtico le corresponda el derecho de valorar la obra en cuanto tal, a l le estara

    permitido teorizar, mientras que al escritor, en tanto autor, nicamente podra

    concedrsele hablar de la hechura de su obra en trminos de oficio, pero sin

    otorgar reconocimiento a su capacidad de emitir juicios a partir de la obra

    literaria. Escritor o crtico, pero no ambas cosas respecto de la obra propia. En

    consecuencia, lo ms que se podra esperar era que el escritor fuera

    abonndonos su teora potica en charlas, entrevistas, ensayos literarios o

    filosficos. As, no solamente podra conocerse la experiencia literaria de un

    escritor respecto a una de sus obras en especial, sino que se dejaba asomar su

    concepcin misma de escritura.

    Sin hacer a un lado los trabajos crticos o las reflexiones autorales, habra

    que volver a la pregunta de si no es acaso la obra misma la que da origen a esas

    dos posibilidades de discurso y a mltiples lecturas que, en no pocos casos,

  • TESIS DE INVESTIGACIN DOCTORAL 9

    llegan a congeniar con una u otra posturas. En tal sentido, me gustara

    considerar como axioma que el mejor lugar para expresar una visin de la

    literatura es, por mucho, la obra misma; que la estructura y la forma logradas

    por el escritor son ya parte de su concepcin de objeto literario, de la obra de

    arte literaria, en fin, de la literatura que todo autor consciente de su hacer va

    generando como sistema, como unidad o, acaso, como fragmentos. Es as

    como a pesar del auge de esta postura terica, la inmanentista, una veta de los

    estudios lingstico-filosficos ha reconocido el valor que el pensamiento

    literario de los escritores puede cobrar si se sistematiza a la luz de la obra, sea

    por los escritores mismos, sea por algn lector avisado en los quehaceres de la

    teora literaria o, mejor an, de la filosofa de la literatura. Claros ejemplos de

    teora literaria en la literatura nos los ofrece la narrativa moderna: los escritores

    de novelas y/o cuentos se han encargado de diluir aquella lnea que separaba el

    acto creativo del trabajo crtico o la reflexin terico-literaria1.

    En este marco de la teora literaria, se puede decir que hacia los aos

    cincuenta del siglo XX empieza a engrosar un cordn que trenza dos hilos: el

    de la inmanencia o autonoma de la obra y el de la teora o pensamiento

    literario en su interior (menciono tan solo dos nombres: Maurice Blanchot y

    Roland Barthes). Se trata de una de las reflexiones ms interesantes de la

    potica moderna: la manifestacin de la experiencia artstica al interior de la

    1 No son pocos los autores cuya escritura en una fusin de filosofa y literatura. Estarelacin constituye una lucha no siempre bien aceptada por ubicarse en la frontera de dosdominios que se prefieren bien diferenciados por cierto tipo de crtica, sobre todo poraqulla que reconoce otro tipo de racionalidad diferente a la argumentativa. En losescritores que trabajan a un tiempo la racionalidad argumentativa y la racionalidad potica,menciono tan slo los que de inmediato vienen a mi memoria: Kafka, Dostoiesvki, taloCalvino, Faulkner, Hemingway, Borges, Cortzar, Piglia, Julieta Campos, SalvadorElizondo, Jorge Cuesta (Vid. Infra., p. 19).

  • NORMA ANGLICA CUEVAS VELASCO 10

    obra creativa con fundamento en la apropiacin de los avances lingsticos y

    las propuestas filosficas de la hermenutica ontolgica heideggeriana.

    A la par de los conceptos y categoras que se multiplicaron a raz del

    innegable xito del estructuralismo francs, principalmente en el terreno de la

    narrativa, una nocin casi olvidada por los estudios literarios cannicos vena

    mostrando de qu manera el escritor interviene en la obra. Esta intervencin

    no es, por supuesto, mediante la intromisin del autor persona, se trata ms

    bien de la presencia de una voz distante del yo que escribe. Una voz que

    discurre, para el caso que me interesa, sobre el arte de narrar y,

    fundamentalmente, sobre la escritura como ejercicio: a medida que la obra

    procura realizarse escribe Blanchot pasa por la prueba de la imposibilidad.

    All, la palabra no habla sino que es, en ella no comienza nada, nada se dice,

    pero ella es siempre de nuevo y siempre vuelve a comenzar2. La nocin a que

    me refiero es la de espacio literario fundada originalmente por Maurice Blanchot

    en su libro ??espace littraire (1955), en el que la propuesta central va por la va

    de considerar que el lenguaje (para Blanchot hablar de lenguaje es siempre

    hablar de lenguaje literario, de literatura) no es temporalidad (presencia), sino

    espacio (ausencia), aunque los acercamientos estructuralistas, narratolgicos y

    algunos estudios hermenuticos se empeen en sealar el tiempo como su

    mejor caracterstica. A partir de esta idea se puede empezar a comprender que

    el concepto de espacio es considerado como el elemento que define al ser

    mismo de la literatura. En esta concepcin espacial de la literatura, la huella de

    2 Maurice Blanchot: El libro que vendr (1959). Trad. Pierre Place. Caracas, Monte vila,1969, p. 243. El ttulo original, Le livre vevir, sugiere la traduccin de El libro por venir, quees ms literal y ms adecuada a la propuesta que encierra. No se trata de un libro que llegar,sino de la virtualidad, de la posibilidad de su llegada. El libro por venir se espera siempre,nunca acaba de llegar.

  • TESIS DE INVESTIGACIN DOCTORAL 11

    Mallarm se asoma cuando se habla del libro como el espacio donde la obra

    concede el simulacro de la literatura.

    Aunque Blanchot no lo afirme categricamente, la nocin de espacio

    literario se refiere, al menos, a dos periodos: al del proyecto de escritura bajo el

    que se va conformando el texto y el de la lectura que lo lleva al trmino de

    obra. A propsito de Blanchot, Michel Foucault escribe:

    Lo que, antes incluso que el estructuralismo, ha hecho apreciar a eseexcelente escritor que es Maurice Blanchot es el hecho de que en realidaduna obra no es de ninguna manera la forma de expresin de unaindividualidad particular. La obra conlleva siempre, por as decir, la muertedel propio autor. Slo escribimos para al mismo tiempo desaparecer. Laobra existe en cierto modo por s misma, como el derramamiento desnudo yannimo del lenguaje, y es esta existencia annima y neutra del lenguaje delo que ahora hay que ocuparse. La obra se compone de ciertas relaciones enel interior del lenguaje mismo. Ella es una estructura particular en el mundodel lenguaje, en el discurso y en la literatura3.

    El punto medio, el equilibrio de un acercamiento al texto literario estara dado

    por el reconocimiento tanto de la autonoma de la obra como del sistema de

    ideas en torno a la literatura que la propia obra muestra. A decir verdad, la

    nocin de espacio literario va en busca de la descripcin del espacio de la escritura y,

    por supuesto, de su contraparte: la lectura. Escritura y lectura vienen a ser las

    dos caras del espacio literario; ambas se asemejan porque son, en su fundacin,

    actos en solitario, en silencio. Que la lectura se ejecute en un acto de soledad

    no quiere decir que est destinada a comprenderse sola, aislada. La obra slo

    es tal cuando de esa lectura en soledad se pasa a la lectura de la obra sobre el

    trasfondo de otras obras, si bien como lo seala Blanchot la lectura que

    3 Extracto de Dits et crits, T. I, p. 660 publicado en la revista Archipilago (nm. 49, 2001, p.42) bajo el ttulo Relato de la memoria sin recuerdo. Seleccin de textos sobre Blanchot.Se trata de un conjunto de textos seleccionados y traducidos por Isidro Herrera.

  • NORMA ANGLICA CUEVAS VELASCO 12

    busque hallar al ser de la obra deber prescindir de todo, menos de la lectura

    autntica, de la lectura que se enfrenta nicamente a la obra como

    individualidad. No es este el lugar para detenerse en Blanchot y su nocin de

    espacio literario, baste la mencin de algunos elementos para sealar hacia dnde

    me dirijo.

    Este espacio literario es tan amplio que, para conocerlo, ha venido

    segmentndose en unidades ms especficas: espacio construido, espacio

    ficcional, espacio lrico, espacio dramtico, espacio diegtico, espacio

    narrativo4, segn la perspectiva de anlisis o interpretacin adoptada. El

    espacio que me interesa, aquel en el cual el escritor vierte la potica de la obra

    y un excedente de sentido que contiene una propuesta terica sobre la

    literatura, bien podra delimitarse en relacin al segundo texto que est en

    espera de ser develado por un lector comprometido con la hechura y

    composicin de la obra, tanto en su estructura como en su forma. En un paso

    de avanzada, me gustara pensar que esa particularidad del espacio literario podra

    recibir el nombre de espacio potico dado que lo que me interesa es abstraer del

    texto narrativo el metatexto que me permita hablar de un pensamiento literario

    sostenido por y dentro de la obra narrativa literaria, de ah que mencionara la

    teora literaria en la literatura y no sobre la literatura. Quiere decir esto que en el

    binomio espacio potico, potico no se refiere a la cristalizacin de la

    modalidad potica en un texto, a su poeticidad, sino que est concebido en

    funcin a la potica encarnada en el texto, esto es, como una teora interna de

    la literatura o, para ser ms precisa, sera mejor decir: espacio potico en tanto

    que concibo a la potica como una teora inmanente del discurso literario.

    4 Como muestra de los acercamientos al texto desde la nocin de espacio, Vid. Luz AuroraPimentel: El espacio en la ficcin; la representacin del espacio en los textos narrativos. Mxico, SigloXXI-UNAM, 2001.

  • TESIS DE INVESTIGACIN DOCTORAL 13

    Cada vez que utilice el concepto de metatexto me referir a l en los

    trminos en que Iuri M. Lotman lo define en su clsico ensayo El texto en el

    texto, a saber, el texto es una formacin finita, delimitada, cerrada en s

    misma, con una estructura inmanente especfica y categora de frontera; pero si

    bien el texto se encuentra codificado, este cdigo requiere ser reconstruido:

    aunque el lenguaje es por s mismo cerrado, al presentarse en relacin con el

    texto se manifiesta inconcluso y abierto. Un texto es una codificacin generada

    por el lenguaje, es un entretejido de sentidos y tales son, a su vez,

    reorganizados al interior del propio texto en relacin a la cultura. De las dos

    funciones bsicas que cumple el texto en la cultura: ser trasmisor de

    significados y ser generador de nuevos sentidos, la segunda es la que

    considerar como punto de inters en esta investigacin.

    El rasgo distintivo bsico del texto en esta segunda funcin es su carencia dehomogeneidad interna. El texto representa un dispositivo formado como unsistema de espacios semiticos heterogneos en cuyo continuum circula algnmensaje inicial. No se presenta ante nosotros como una manifestacin de unsolo lenguaje: para su formacin se necesitan como mnimo dos lenguajes.Ningn texto puede ser descrito adecuadamente en la perspectiva de unnico lenguaje5.

    Potencialmente todo texto es, segn nuestro autor, un metatexto.

    El texto en el texto es una construccin retrica especfica en la que ladiferencia en la codificacin de las distintas partes del texto se hace un factormanifiesto de la construccin autoral del texto y de su recepcin por ellector. El paso de un sistema de toma de conciencia semitica del texto aotro en alguna frontera estructural interna constituye en este caso la base degeneracin del sentido. Esta construccin, ante todo, intensifica el elementodel juego en el texto: desde la posicin de otro modo de codificar, el textoadquiere rasgos de una elevada convencionalidad, se acenta su carcterldico: su sentido irnico, pardico, teatralizado, etc. Al mismo tiempo seacenta el papel de las fronteras del texto, tanto las externas, que lo separan

    5 Iuri Lotman: El texto en el texto en La semiosfera; semitica de la cultura y del texto. T. I.Trad. Desiderio Navarro. Madrid, Ctedra, 1996, pp. 96-97.

  • NORMA ANGLICA CUEVAS VELASCO 14

    del no-texto, como las internas, que separan los sectores de diferentecodificacin6.

    Los casos ms simples de metatexto o de texto en el texto son aquellos

    textos que duplican el modo de codificacin del total del espacio de la obra en

    un sector de ella, por ejemplo, la novela en la novela, el filme en el filme,

    etctera. Los ms complejos, seran aquellos casos en que el modo de

    codificacin es diferente. Aqu me ocupar de la narracin y la teora

    subterrnea o secreta que fragmenta a aqulla.

    Relaciono la nocin de espacio potico con el concepto de metatexto en

    tanto vale decir que en las obras a que me refiero, aquellas que implican un

    acto crtico o terico-literario, existe una relacin entre un lenguaje primero,

    que es propiamente literario, ficcional, y un lenguaje segundo, que habla de la

    literatura7. Este segundo lenguaje, no es, en sustancia, diferente al primero.

    Hay dos lenguajes contrarios en perfecto equilibrio: uno de ficcin y otro de

    reflexin que dan lugar, en el instante en que se funden, a un espacio potico. A

    partir de esto sera posible distinguir dos modos de ejercer el trabajo crtico; al

    menos desde la perspectiva del estrecho campo al que vengo refirindome

    aqu. Por un lado, estaran los estudios literarios semiticos y lingsticos, que

    como he sealado, se ocupan de manera exhaustiva en describir los modos de

    organizacin de ese lenguaje primero. Por otro lado, se halla una tendencia que

    centra su inters en lo que la escritura es; no se trata de modelos o sistemas

    conceptuales acabados como tales, ms bien se trata de elucubraciones,

    6 Ibid., pp. 102-103.7 De la dificultad que representa la adecuada combinacin de la reflexin y la ficcin paraproveer al pensamiento de un lenguaje que le sea fiel se ocupa Michel Foucault en elcaptulo tercero de El pensamiento del afuera (Valencia, Pre-textos, 2000), en el que se dedica aestudiar el pensamiento literario de Maurice Blanchot.

  • TESIS DE INVESTIGACIN DOCTORAL 15

    formulaciones o reflexiones crticas ladeadas hacia la filosofa sin ser, porque

    no lo buscan, sistemas filosficos.

    Este paso adelantado exige una descripcin, ms o menos detallada, de

    los objetivos que persigo: este estudio nace de un inters centrado en la

    riqueza terica contenida en un cierto tipo de textos: discursos narrativos

    literarios que pueden agruparse en torno al concepto de metatextualidad. Si

    bien los procedimientos para autoimplicarse, para reflexionar sobre s mismos

    en tanto textos, sobre su estatuto narrativo o, en general, sobre lo que es la

    escritura literaria, obedecen a tcnicas y estrategias discursivas diferentes,

    propias de un modo especfico de concebir la operacin de la escritura, es

    ineludible la presencia de una dimensin argumentativa (explcita o implcita)

    encaminada a la valoracin de la obra de arte literaria y de las prcticas que

    conlleva su constitucin en cuanto tal. En consideracin a esta finalidad,

    recupero la nocin de espacio literario que Maurice Blanchot fundara hacia 1955

    y a partir de ella me propongo introducir la nocin de espacio potico como una

    forma de nombrar aquella dimensin que permitira hablar de teora en la

    literatura.

    No pretendo ofrecer una especie de estudio crtico de un autor y su

    obra en el conjunto de la creacin potica contempornea mexicana; tampoco

    busco valorar una obra empleando un determinado modelo terico. Tan slo

    quiero servirme de unos textos para ilustrar el tema de mi disertacin. Si, como

    se ver, dirijo mis conjeturas hacia la obra de Salvador Elizondo, es porque

    tengo por cierto que su escritura manifiesta gran afinidad con el pensamiento

    blanchotiano, como lo sealar llegado el momento. Por esta misma razn no

    intentar siquiera valorar el papel de Elizondo en relacin a la Generacin de

  • NORMA ANGLICA CUEVAS VELASCO 16

    Medio Siglo8. Mi inters, entonces, est dirigido hacia un cierto tipo de texto

    literario que en su modalidad explcitamente narrativa combina otras

    modalidades de codificacin para crear un espacio de reflexin terico

    literaria. Me refiero, para decirlo de manera figurada, a textos con dos rostros:

    uno de superficie que es narrativo y otro paralelo de carcter reflexivo. De ah

    que sea el concepto de metatextualidad en el que me apoye en la identificacin

    y abordaje de este tipo de textos. No se trata, como pudiera sugerirlo lo

    antedicho, de desentraar una nueva teora literaria, sino de ver a qu teora o

    lnea de pensamiento sera factible asociar la escritura de Salvador Elizondo,

    particularmente la de El hipogeo secreto.

    Amalgamar reflexiones con la historia es, nos dice uno de los personajes

    de Ricardo Piglia, una forma de retardar la accin: Pensar es una forma de

    crear suspenso, dice. Construir un espacio entre un acontecimiento y otro

    acontecimiento, eso es pensar9. Quiero considerar la posibilidad de que, en

    no pocos casos, el intersticio creado por la sucesin de una accin a otra

    constituye un espacio que es continente de un pensamiento literario, una serie

    heterognea de ideas que, sin embargo, pone de manifiesto un conjunto de

    reflexiones en torno al lenguaje literario. Un espacio en donde el lenguaje

    8 Adolfo Castan ubica la obra de Salvador Elizondo en la llamada Generacin de MedioSiglo, y destaca como afinidad entre sus miembros una cierta preferencia por la literaturaque no trata una realidad concreta. La escritura se realiza, para nuestros autores, al interiorde la obra, de modo que el realismo y el naturalismo no son ms que objeto de unaespontnea sospecha. Junto con Salvador Elizondo se considera como parte de este grupo aJuan Garca Ponce, Ins Arredondo, Jos de la Colina, Jorge Ibargengoitia, Sergio Pitol,Jos Emilio Pacheco, Carlos Valds y Alejandro Rossi. (Cfr. Adolfo Castan: Lasficciones de Salvador Elizondo en Arbitrario de literatura mexicana. Mxico, Vuelta, 1993, p.143).9 Ricardo Piglia: El fluir de la vida en Cuentos con dos rostros. Mxico, UNAM, 1999, p. 90. Laedicin que cito es una seleccin de Marco Antonio Campos que se acompaa de uneplogo escrito por l mismo y un prlogo de Juan Villoro que vale la pena leer conatencin por el nfasis, atemtico si se quiere, que pone en el nivel metatextual de loscuentos reunidos en el volumen.

  • TESIS DE INVESTIGACIN DOCTORAL 17

    muestra lo que es la literatura. A esta unidad de fbula y de reflexin, se

    asemeja el espacio literario de Maurice Blanchot.

    Insistir an ms sobre el mismo punto. Como de lo que se trata es de

    recuperar la codificacin terica en torno a la recuperacin del pensamiento

    literario blanchotiano, no establecer un corpus de estudio, solamente me

    centrar en una novela: El hipogeo secreto de Salvador Elizondo. Ser invencin de

    s misma y reflexin sobre el acto de escritura son las dos caractersticas

    fundamentales del texto que me permitir, por va del comentario

    interpretativo, derivar un cuerpo de ideas a partir de conocer tanto el sistema

    operativo que despliega el escritor al interior de su produccin creativa como

    los modos en que decide enfrentar el hacer literario y las varias concepciones

    de objeto artstico o de obra literaria que se desprenden de todo ello.

    Encuentro oportuno afirmar, como lo hace Foucault, que cualquier obra no

    dice solamente lo que dice, lo que cuenta, su historia, su fbula, sino, adems,

    dice lo que es la literatura. Lo que ocurre simplemente es que no lo dice en dos

    tiempos; lo dice en una unidad10. Unidad por cuanto hace al espacio textual,

    pero no-unidad en cuanto hace a la fragmentariedad con que se muestra. He

    aqu una paradoja (unidad y no-unidad) que deber retomar ms adelante.

    Sin pasar por alto el valor esttico manifiesto en la complejidad de la

    estructura narrativa de la obra en cuestin, los esfuerzos estarn encaminados

    hacia una descripcin comprensiva e interpretativa del nivel metatextual

    10 Michel Foucault: De lenguaje y literatura. Trad. Isidro Herrera Baquero e Introduccin dengel Gabilondo. Barcelona, Paids, 1996, p. 72. lvar Camps anota este dato: En 1961Blanchot conoce el manuscrito de Historia de la locura, de Michel Foucault, e informafavorablemente para su publicacin. Aunque nunca llegan a conocerse personalmente,existen fuertes lazos entre Blanchot y Foucault, reconocidos por ambos (tras la muerte delfilsofo publicar el escrito Michel Foucault tal y como lo imagino). (Vid. Revista Anthropos,nms. 191-192, 2001, p. 25).

  • NORMA ANGLICA CUEVAS VELASCO 18

    considerado, subrayo, como una dimensin argumentativa de carcter terico,

    que posibilitara la integracin de una lnea conceptual con los atributos

    necesarios para sostener la existencia de una teora literaria dentro de la propia

    literatura o, incluso, de una filosofa de la literatura al modo en que el mismo

    Blanchot o Foucault lo proponen.

    Por otra parte, pretendo sugerir que la asimilacin que hicieron algunos

    de nuestros escritores del pensamiento literario de Blanchot, origin nuevas

    propuestas estticas, formas literarias diferentes y reflexiones sobre la escritura

    acordes a esas nuevas formas. La puesta en prctica de la escritura

    metaficcional en Amrica Latina y la reflexin sobre la produccin de la

    escritura en la obra literaria son buenos ejemplos de la influencia que ejercer

    esta teora en la literatura. Menciono, en el marco de la literatura mexicana, tan

    slo algunos nombres: Octavio Paz, Salvador Elizondo, Julieta Campos, Juan

    Garca Ponce, Juan Vicente Melo y Jos Emilio Pacheco.

    Si bien la pasin que me mueve es la obra literaria, el verdadero fin de

    esta investigacin es la disertacin terica.

    El reto no es sencillo. Sin la precipitada intencin de agotar la naturaleza

    de la problemtica que debe enfrentarse, sera ilustrativo mencionar que, en

    algn momento, habr que (de)mostrar que El hipogeo secreto contiene, al

    menos, su propia potica; en otras circunstancias las perspectivas autoalusivas

    e intertextuales nos darn la oportunidad de conocer el modo en que la novela

    intenta explicar o interpretar otro u otros textos o a s mismo por lo cual se

    podra hablar de texto autoconsciente. Sea lo que fuere, vale la pena subrayar,

    de nueva cuenta y con una ligera variacin, que la apuesta es por la develacin

    de una reflexin tericoliteraria encarnada en las obras estticas literarias y en

    afinidad con la nocin de espacio literario fundada por Maurice Blanchot.

  • TESIS DE INVESTIGACIN DOCTORAL 19

    Las tareas por cumplir son varias y muy ambiciosas, por lo que asumo

    desde ahora el carcter no concluyente de mi propuesta, cuya finalidad, en

    tanto que disertacin, es abrir el debate terico sin aspirar al establecimiento

    de un modelo de anlisis.

    En primer lugar hay que recuperar la potica filosfica de Maurice

    Blanchot en torno a su espacio literario con el objetivo de abrir un debate que

    posibilite conocer luego el valor de las aportaciones tericas vertidas por

    algunos escritores en sus obras creativas. Esto no sera ms que el marco de la

    propuesta que ya adelant: proponer el concepto de espacio potico como el

    espacio de reflexin sobre la escritura ficcional en torno al concepto

    blanchotiano de espacio literario.

    Una vez articulada la declaracin de principios tericos, habra que

    destacar el nivel metatextual de El hipogeo secreto con la finalidad de abstraer las

    categoras, nociones o conceptos bajo los cuales Elizondo enfrenta la

    operacin de la escritura. Asimismo, al sistematizar tales componentes se har

    necesario, al menos, un paseo, por la obra ensaystica del autor sin la ambicin

    quirrgica que se requiere para apreciar cabalmente su riqueza lingstica,

    entre la variedad de aristas que la novela contiene.

    Por ltimo, al dilucidar el sentido de la dimensin poticodiscursiva del

    nivel metatextual de las obras literarias, se estara en posibilidad de abordar la

    competencia y el modo de participacin del lector en el proceso de la puesta

    en obra del texto que encarna una teora. En este sitio es donde se recuperar

    el marco terico que se habra expuesto anteriormente, a saber, el pensamiento

    literario de Blanchot. Se dar cuenta, aqu, del efecto de sentido que se genera

    a partir de la advertencia de una serie de modificaciones retricas y poticas en

    la estructura del texto narrativo; es decir, habra una disertacin respecto de la

  • NORMA ANGLICA CUEVAS VELASCO 20

    peculiar forma en que un lector descubre el sistema conceptual sin anular el

    valor esttico de la obra en turno; es decir, sin olvidar que se est ante una

    obra literaria cuya intencionalidad, como se sabe, es ser recibida como objeto

    esttico y no, por ejemplo, como un tratado filosfico. Con esto pretendo

    esbozar el papel activo del lector al grado de ser considerado un hacedor del

    texto. A continuacin, teniendo como punto de referencia El hipogeo secreto,

    intentar percibir el modo de operacin de conceptos tales como escritura,

    autonoma, apertura, autor, personaje, lector, objeto literario, pero no a partir

    del conocimiento de los diferentes discursos tericos de la literatura sino a

    partir de su praxis, pues quiero creer, tambin, que la teora contenida en las

    obras es la que verdaderamente nos auxiliara a comprenderlas de modo cabal.

    Tengo por cierto que el escritor emite reflexiones igual que lo hace el terico o

    el crtico de la literatura, pero se distingue de los ltimos por hacerlo mediante

    un lenguaje creativo, de ah que me interese recuperar la lnea ontopotica de

    Blanchot; ese camino abismal que, para decirlo con Rafael Conte11, da miedo

    a los filsofos y deja impotente a la crtica.

    La oracin tpica de este estudio podra enunciarse como sigue:

    El espacio potico, que es una forma concreta del espacio literario, se refiere

    al conjunto de comentarios, reflexiones o digresiones de carcter terico

    literario enunciados en la textura ficcional y en consonancia con ella, de tal

    modo que la configuracin discursiva de una obra determinada resulta ser clara

    expresin de ese pensamiento literario que se despliega en el acto de la

    escritura.

    A riesgo de parecer repetitiva, me gustara volver sobre el propsito que

    anima este trabajo de investigacin: el marco terico no me est dado de11 Vid. Rafael Conte: Cuatro textos sobre obras de Blanchot en Anthropos, nms. 192-193,2001, pp. 189-199.

  • TESIS DE INVESTIGACIN DOCTORAL 21

    antemano por un modelo de anlisis literario, ni siquiera por una lnea de

    investigacin propiamente reconocida por las teoras literarias actuales, ms

    bien caminar por los linderos de la teora literaria y la filosofa de la literatura.

    El trabajo fundamental es lograr construir un referente terico que valide mi

    propuesta de hablar de la existencia de un espacio potico en la narrativa; para ello

    tendr la base ineludible, como ya se sabe, de la obra ensaystica del francs

    Maurice Blanchot, cuya presencia en las letras hispanoamericanas de los aos

    sesenta ha sido determinante, ya en la actividad de la escritura creativa, ya en

    el ejercicio del trabajo crtico. De esto dan cuenta algunos textos ficcionales de

    No Jitrik, Sylvia Molloy y Hctor Tizn, en cuya escritura Sandra Lorenzano12

    encuentra la impronta de Blanchot; Octavio Paz, Julieta Campos, Salvador

    Elizondo, Juan Garca Ponce, Juan Vicente Melo, quines han reconocido su

    deuda con el pensador francs en ms de una ocasin. Por otra parte,

    reconozco la huella blanchotiana en los trabajos crticos de Jos Pedro Daz13

    sobre Felisberto Hernndez, en Una retrica del silencio de Lisa Block de Behar14,

    en los ensayos crticos de Gustavo Lespada15, que tambin interpret algunos

    relatos de Felisberto Hernndez desde una ptica blanchotiana y en la prctica

    de la literatura comparada que realiza actualmente Bruce Novoa16 sobre las

    12 Sandra Lorenzano: Escritura de sobrevivencia; narrativa argentina y dictadura. Mxico, UAM-I,Beatriz Viterbo Editora y Manuel ngel Porra, 2001.13 Jos Pedro Daz: Introduccin a las Obras completas de Felisberto Hernndez. T. I.Montevideo, Arca-Calicanto, 1981.14 Lisa Block de Behar: Una retrica del silencio. Mxico, Siglo XXI, 1984.15 De Gustavo Lespada, pienso, especficamente, en su ensayo Felisberto: una esttica delo inacabado. Notas para una lectura de Nadie encenda las lmparas, a partir de Elacomodador de Felisberto Hernndez, que result ganador del segundo premio otorgadopor la Academia Nacional de Letras del Uruguay, en el concurso A 50 aos de Nadieencenda las lmparas de Felisberto Hernndez, en diciembre de 1997.16 Juan Bruce Novoa dio lectura a la ponencia La errancia intertextual como discursometaliterario, texto en que afirma encontrar los elementos suficientes para argumentar que

  • NORMA ANGLICA CUEVAS VELASCO 22

    narraciones de Juan Garca Ponce en franca relacin intertextual con las obras

    de Maurice Blanchot.

    En este orden de ideas, la bsqueda de este referente epistemolgico o

    marco terico pondr de relieve la complejidad discursiva de una de las

    novelas de Salvador Elizondo con el afn de cruzar afinidades entre su

    pensamiento y el de Blanchot respecto de la escritura literaria.

    En cuanto al asunto del texto en el texto, como es bien sabido, la

    bibliografa terica deja de ser abundante si descartamos las reelaboraciones o

    revisiones de obras publicadas por Grard Genette, Lucien Dllenbach, Mieke

    Bal o Iuri Lotman, por ejemplo. En el rubro de la bibliografa aparecern los

    ttulos que, desde otras perspectivas, han recuperado la nocin de espacio

    como elemento indispensable para la comprensin de la obra literaria; destaco

    el libro de la mexicana Luz Aurora Pimentel. No me detendr ahora en esto,

    solamente mencionar, grosso modo, el aspecto que cada captulo enfatiza.

    Esta investigacin se organiza en cincos captulos y un balance final. El

    primer captulo, presenta, de manera introductoria, un breve planteamiento

    acerca de los tpicos de la narratividad y del espacio desde una perspectiva de

    la semitica del discurso, lo cual me permite crear un asidero para presentar a

    Maurice Blanchot, sin querer encasillarlo como semilogo. De modo tal que,

    en el segundo, desmonto algunas de las ideas ms ricas del pensador francs

    con el fin, casi atrevimiento, de describir el concepto de espacio literario. Como

    se ve, si consideramos la riqueza de las propuestas de Maurice Blanchot y la

    ausencia de las mismas en los tratados de teora literaria, el punto gravitatorio

    de esta investigacin reside en la posibilidad de ir construyendo, desde este

    algunas narraciones de Garca Ponce, que l llama homenajes, son una suerte de parfrasisde textos de Blanchot. Sptimo Congreso de Literatura Mexicana Contempornea. El Paso,Texas, 2002.

  • TESIS DE INVESTIGACIN DOCTORAL 23

    momento, un marco terico que permita no slo recuperar el pensamiento

    terico literario de Maurice Blanchot, sino que sea pertinente para hacer otra

    lectura (una lectura otra) de una novela a la que la crtica le debe todava

    varias pginas.

    Sobre el fundamento blanchotiano, el tercer captulo es un esfuerzo por

    argir a favor de una nocin que d cuenta de la presencia de la teora en la

    literatura. En consonancia con esta idea y a propsito de Blanchot, conviene

    citar in extenso la postura de Manuel Asensi: La diferencia entre de y en es

    aqu capital. En el caso de la teora de la literatura se parte del supuesto segn el

    cual la literatura es un objeto para un metalenguaje, de tal forma que lenguaje

    literario y metalenguaje son heterogneos. Esta manera de entender el discurso

    sobre la literatura es el dominante dentro del canon de la teora literaria del

    siglo XX inspirada en los principios cientificistas de la lingstica sistemtica.

    La teora en la literatura, en cambio, parte de la idea de que la literatura es un

    objeto para s misma constituyendo a su vez el sujeto y el objeto de su propia

    reflexin. En este planteamiento el lenguaje literario y el discurso sobre la

    literatura son homogneos e indistintos17. Los autores que participan de esta

    segunda manera de ejercer la teora no cuadran completamente dentro de los

    esquemas que perfilan las escuelas y los ismos terico-literarios; no siempre

    son bien recibidos en la academia, se duda incluso de que sean ms tericos (o

    filsofos) que escritores, ms cientficos que creadores, y no obstante

    17 Nota bene: No hay contradiccin entre esta postura y la definicin de metatexto queasumimos anteriormente. En efecto, cuando la codificacin es heterognea es porqueexisten al menos dos lenguajes: el lenguaje y el metalenguaje, pero ello no exige que sudiccin sea distinta. La teora en la literatura es un caso del texto en el texto muy particulardebido a la relevancia que adquiere el fenmeno de duplicacin; ya no afecta tan slo elmodo de codificacin en una seccin de la obra sino que toda la obra habla de s misma yde lo que la escritura es, lo que es la literatura.

  • NORMA ANGLICA CUEVAS VELASCO 24

    constituyen el oscuro objeto del deseo de muchos de los interesados en estas

    disciplinas. Sklovski, Heidegger, Bachelard, Barthes, Derrida, de Man, son

    algunos de sus ms ilustres representantes. Y, por supuesto, Maurice

    Blanchot18.

    Los autores que ejecutan una teora en la literatura parten de una

    presuposicin epistemolgica muy clara: estn convencidos de que la

    literatura es un lenguaje omnicomprensivo, mucho ms potente en cuanto al

    (des)conocimiento que los lenguajes cientficos y, por ello mismo,

    absolutamente inabordable desde un supuesto exterior. La literatura no es un

    objeto del conocimiento sino el sujeto del conocimiento por excelencia19, o,

    en palabras de Blanchot: la literatura anuncia que toma el poder.

    El hecho de proponer el concepto de espacio potico como espacio

    reflexivo sobre la escritura ficcional en ella misma, en la literatura, responde a

    la inquietud de abordar los discursos literarios desde su propia y especfica

    constitucin. En estos apartados intento validar la oracin tpica que he

    sealado arriba.

    Y como bien se sabe, la teora literaria slo tiene razn de ser por la

    existencia de la obra literaria; en los captulos subsecuentes me acerco a un

    18 Manuel Asensi: Vampiros y literatura. La teora en la literatura de Maurice Blanchot enAnthropos, nms. 192-193, 2001, p. 68. Un poco ms adelante Asensi hace rpida revista alcontexto terico en que se ubica Blanchot: [] el texto ms potente de Blanchot sobre y enla literatura aparece publicado en 1947 (hablo de La littrature et le droit la mort) y queun germen de ste es una resea del libro de Jean Paulhan Les fleurs de Tarbes que data de1941 y que lleva el ttulo de Comment la littrature est-elle posible?. Para situar estoseventos basta tener en cuenta que durante los aos cuarenta Muka?ovsky est produciendotodava buena parte de su obra dentro del contexto del estructuralismo checo (por ejemplo,el ensayo Sobre el estructuralismo data de 1946), Hjelmslev publica su obra Prolegmenos auna teora del lenguaje (1943), ve la luz el trabajo de Levi-Strauss El anlisis estructural enlingstica y en antropologa (1945), y Sartre da a conocer su libro Qu?est-ce que la littrature(1947).19 Ibid., p. 68.

  • TESIS DE INVESTIGACIN DOCTORAL 25

    autor y a una obra. Salvador Elizondo y su Hipogeo secreto son comentados a la

    luz (si es posible usar esta frase en relacin a l y al pensador francs que me

    ocupa) del pensamiento literario de Maurice Blanchot. Har una descripcin

    panormica de los ensayos de Elizondo en el cuarto captulo; en el quinto,

    propongo un esbozo de anlisis descriptivo de la novela, apenas lo

    indispensable para apuntar una conjetura de El hipogeo secreto con base en el

    concepto de espacio potico y, por supuesto, relacionada con la nocin de

    espacio literario. Para desarrollar este captulo, me he atrevido a dar por hecho

    que el lector, si bien puede no estar completamente de acuerdo con mi

    propuesta, al menos tiene claro cules son mis razones para hablar de espacio

    potico y no de espacio literario tal y como Blanchot nos los propone.

    Hacia el final de este informe de investigacin, hay un balance. No hablo

    de conclusiones porque, como es obvio, este trabajo recupera una veta que

    empiezo a explorar con todos los riesgos que una actividad como esta depara

    a quien decide caminar por la fina lnea, la frontera, que separa a la literatura de

    la filosofa. Que las separa, pero que tambin las une.

  • CAPTULO PRIMERO

    1. Prolegmenos para una teora de la literatura como espacioNadie duda que el principio de la autonoma literaria1 emitido por los

    formalistas rusos constituye un vector indispensable en las investigaciones

    literarias, pero si bien era necesario reconocerle al discurso literario su

    individualidad en tanto obra de arte y darle as un nuevo estatuto a la literatura

    respecto de otras manifestaciones culturales, nunca se busc aislarla ni del

    escritor ni del lector, pues la bsqueda de los Formalistas se encaminaba hacia

    la valoracin equilibrada entre los estudios trascendentales y los inmanentes: el

    arte como procedimiento o artificio consiste en desautomatizar el lenguaje

    cotidiano (Shklovski)2. La escuela del mtodo formal hizo dos contribuciones

    de suma importancia a la teora del texto narrativo: la de B. Tomachesvski3

    relativa a la temtica y a los motivos como elementos que suministran

    1 La idea de autonoma literaria tiene su primera aparicin en el discurso de los futuristas,quienes consideran que la palabra potica debe ser atendida en s misma. Los formalistasrusos retoman y extienden el concepto con el propsito de sealar que los juegos derelaciones de dependencia de la literatura con otros textos (social, poltico, pedaggico,biogrfico, etctera) deben ser posteriores al reconocimiento de que un texto literario tienevalor por s mismo; es decir, la autonoma literaria exige reconocer que la funcin potica esla primera y la ms propia de las funciones que pueda tener un texto literario. (Una revisinrazonada de esta cuestin la encontramos en Renato Prada Oropeza: La autonoma literaria;funcin y sistema. Mxico, Universidad Autnoma de Zacatecas, 1989).2 Vctor Shklovski: El arte como artificio en Tzvetan Todorov (comp.): Teora de laliteratura de los formalista rusos. Mxico, Siglo XXI, 1999, pp. 55-70.3 Boris Tomachesvski: Temtica en T. Todorov, op. cit., pp. 199-232.

  • TESIS DE INVESTIGACIN DOCTORAL 27

    cohesin y coherencia a la prosa narrativa, y un tiempo despus pero con

    factura ciento por ciento formalista por organizar su modelo a partir del

    reconocimiento de un sistema de relaciones formales como lo es el hecho de

    considerar la historia como una sucesin lgica de acciones que definirn a su

    vez a los actores que las ejecutan, tenemos a V. Propp con su Morfologa del

    cuento4.

    Los principios metodolgicos de la escuela formalista tuvieron sus

    repercusiones en el estructuralismo europeo (francs sobre todo) y en el new

    criticism norteamericano. Es gracias al impulso formal que se superan los

    lmites de la crtica estilstica y se privilegia la descripcin de la organizacin

    interna del texto. A pesar de las diferencias, la estilstica europea y el

    formalismo compartan la perspectiva inmanentista de los objetos literarios. Es

    un hecho que el acercamiento al discurso esttico literario como sistema

    integrado por elementos discretos ha permitido grandes logros dentro de los

    estudios literarios de carcter inmanente (Algirdas-Julien Greimas, Teun van

    Dijk, Roland Barthes, Umberto Eco, Grard Genette, por citar algunos

    tericos que han elaborado gramticas formales). Sin embargo, desde que el

    estructuralismo subray de manera exagerada la fase explicativa del proceso de

    descripcin del sentido del discurso literario, se han relegado otros

    componentes del texto que ayudan a puntualizar la finalidad esttica. Es bien

    sabido, por ejemplo, que la narratologa disciplina semiolgica fundada en

    principios formales describe a los textos narrativos como conjuntos

    macroestructurales, concentrndose en la descripcin del relato, elemento que

    no es exclusivo de la configuracin del texto literario, sino de otros que no

    tienen finalidad esttica: un discurso historiogrfico o un reportaje

    4 Vladimir Propp: La morfologa del cuento. Trad. Lourdes Ortiz. Madrid, Fundamentos, 1970.

  • NORMA ANGLICA CUEVAS VELASCO 28

    periodstico. Tal parece que, a pesar de su amplitud propositiva, la narratologa

    sigue excluyendo aspectos importantes en el proceso de la participacin literaria5.

    Este dominio de los aspectos sintcticos (relato) en los estudios

    narratolgicos del texto comienza a ceder terreno ante el empuje de otros

    menos atendidos: los pragmticos y los semnticos (co-relato). Podra decirse

    que esos aspectos son de carcter semntico extensional y configuran la

    organizacin semitica del hecho literario como espacios tericos en los que se

    desarrolla la teora de la narracin. Por ser una sucesin de estados y

    transformaciones la narracin se asocia a la temporalidad, pero ello no quiere

    decir que el espacio no importe en su constitucin. Asociar la actividad de

    escribir con la categora del tiempo ha sido, durante siglos, una tradicin en los

    estudios literarios; pareciera incluso que escribir se rige tan solo por el tiempo6,

    5 Aunque se atribuye a los tericos de la recepcin el haber insistido en adjudicar al lectorun papel activo en el acto de la lectura, no pienso aqu en las propuestas de la Escuela deConstanza. La nocin de participacin que aqu sealo tiene que ver, quiz slo como unmero desplazamiento semntico, con la propuesta de Octavio Paz cuando ensaya el deslindeentre poesa y poema en las primeras pginas de El arco y la lira: El poema es unaposibilidad abierta a todos los hombres, cualquiera que sea su temperamento, su nimo o sudisposicin. Ahora bien, el poema no es sino eso: posibilidad, algo que slo se anima alcontacto de un lector o de un oyente. Hay una nota comn a todos los poemas, sin la cualno seran nunca poesa: la participacin. Cada vez que el lector revive de veras el poema,accede a un estado que podemos llamar potico (p. 51). La nocin de participacin comienzaa perfilarse an antes de ser mencionada: todas las obras desembocan en la significacin; lo que elhombre roza se tie de intencionalidad: es un ir hacia? El mundo del hombre es el mundo del sentido (p.46). La obra, plena de sentido, requiere de la participacin del hombre en dos extremos: conla creacin de la obra, el artista otorga un sentido a los materiales con los cuales la elabora,participa de ellos transformndolos. Y del otro lado, aqul que recibe la obra participa desta otorgndole un sentido, que segn Octavio Paz, ya trae consigo. (El arco y la lira enObras, T. I. La casa de la presencia; poesa e historia. Mxico, FCE, 1998).6 Esta postura en la teora de la literatura es deudora del pensamiento esttico-filosfico. EsKant, en su Crtica de la razn pura, el primero en sealar que de las dos formas puras de losfenmenos que son el tiempo y el espacio, el primero es el que tiene precedencia en cuantoal sentido interno, mientras que el espacio la tiene en el sentido externo, en la percepcinexterna. En esta lnea parece inscribirse el cronotopo de Bajtn: Aqu el tiempo se condensa,se vuelve compacto, visible para todo arte, mientras que el espacio se intensifica, seprecipita en el movimiento del tiempo, de la trama, de la Historia. Los ndices del tiempo se

  • TESIS DE INVESTIGACIN DOCTORAL 29

    que la linealidad del relato bastara para generar lo que la literatura logra

    manifestar. Si se parte de la idea de que el sustrato de la narracin es el relato y

    de que el conjunto de relaciones de los aspectos sintcticos intensionales

    definen su realidad narrativa, entonces puede entenderse que sea el tiempo el

    que ocupe la posicin central. Con todo, el texto literario guarda estrecha

    relacin con otros elementos diferentes al tiempo.

    Para Michel Foucault, por ejemplo, es en el mismo siglo XX cuando se

    rompen estos parentescos (literatura-tiempo) y empieza a revalorarse el

    lenguaje desde la nocin de espacio7.

    Espacio, puesto que cada elemento del lenguaje slo tiene sentido en la redde una sincrona. Espacio, puesto que el valor semntico de cada palabra ode cada expresin est definido por el desglose de un cuadro, de unparadigma. Espacio, puesto que la misma sucesin de los elementos, elorden de las palabras, las reflexiones, los acordes entre las diferentespalabras, la longitud de la cadena hablada obedecen, con ms o menoslatitud, a las exigencias simultneas, arquitectnicas, espaciales porconsiguiente, de la sintaxis. Espacio por fin, puesto que, de una manerageneral, slo hay signo significante, con un significado, mediante leyes desustitucin, de combinacin de elementos, as pues, mediante una serie deoperaciones definidas en un conjunto, por consiguiente en un espacio. Ydurante mucho tiempo, creo, hasta prcticamente ahora, se han confundidolas funciones anunciadoras y recapituladoras del signo, que son de hechofunciones temporales, con lo que le permita ser signo, ya que lo que lepermite a un signo ser signo no es el tiempo, es el espacio8.

    La literatura parece revelarse como cosa de espacio, fundamentalmente. El

    espacio es el lugar donde se cristaliza, donde se vuelve tangible la accin

    descubren en el espacio, el cual es percibido y mensurado despus del tiempo (M. Bajtn:Teora y esttica de la novela. Trabajos de investigacin. Madrid, Taurus, 1989, p. 237-238).7 En opinin de Antonio Domnguez Garrido, no son pocos los tericos que destacan lapreeminencia del espacio sobre el tiempo; algunos dice hacen resaltar el papel del espacioen cuanto determinante de la estructura narrativa. La novela del siglo XX sigue haencontrado en el espacio su punto de anclaje: Ulises, La montaa mgica, Manhatan Transfer oLa colmena. (El texto narrativo. Madrid, Sntesis, 1996).8 Michel Foucault: Op. cit., 1996, p. 96.

  • NORMA ANGLICA CUEVAS VELASCO 30

    narrativa: es el espacio textual. El espacio ya no es visto slo como el marco de

    la accin, su punto de referencia; al contrario, el espacio es su verdadero

    motor. La tarea planteada por Foucault es que exista un lenguaje que haga

    aparecer a la vez los valores semiolgicos nuevos y el espacio en que se

    espacializaron; es decir, un lenguaje capaz de nombrar en s mismo aquello que

    lo constituye como tal.

    De la importancia del espacio en relacin a los actos de lenguaje se

    percat, primero que nadie, segn M. Blanchot, Mallarm, quien siempre

    tuvo conciencia del hecho, desconocido hasta l y acaso despus de l, de que

    la lengua es un sistema de relaciones espaciales infinitamente complejas cuya

    originalidad no nos permite recobrar ni el espacio geomtrico ordinario, ni el

    espacio de la vida de subordinacin9. Que Mallarm cierra un ciclo y abre

    otro no deja lugar a dudas, pero que tengamos claro, a partir de l, que la

    poesa es espacio, que escribir es cosa de espacio se lo debemos ms bien a los

    lectores crticos que como Blanchot supieron acoger esa nueva literatura, ese

    nuevo gnero: el poema crtico. Entre los nuestros, Octavio Paz as lo revela:

    En la dispersin de sus fragmentos El poema no es ese espacio vibrantesobre el cual se proyecta un puado de signos como un ideograma que fueseun surtidor de significaciones? Espacio, proyeccin, ideograma; estas trespalabras aluden a una operacin que consiste en desplegar un lugar, un aqu,que reciba y sostenga una figura: fragmentos que se reagrupan y buscanconstituir una figura, un ncleo de significados. Al imaginar el poema comouna configuracin de signos sobre un espacio animado no pienso en lapgina del libro: pienso en las Islas Azores, vistas como un archipilago dellamas de una noche de 1938, en las tiendas negras de los nmadas en losvalles de Afganistn, en los hombres de los paracadas suspendidos sobreuna ciudad dormida, en la luna que se multiplica y se anula y desaparece yreaparece sobre el pecho chorreante de la India despus del monzn.Constelaciones: ideogramas. Pienso en una msica nunca oda, msica paralos ojos, una msica nunca vista. Pienso en Un Coup de ds. [] La escritura

    9 Maurice Blanchot: El libro que vendr. Trad. Pierre Place. Caracas, Monte vila, 1969, pp.265-266.

  • TESIS DE INVESTIGACIN DOCTORAL 31

    potica alcanza en este texto su mxima condensacin y su extremadispersin. Al mismo tiempo es el apogeo de la pgina, como espacioliterario, y el comienzo de otro espacio10.

    A decir de Foucault, es el espacio lo que mejor nos ayudara a comprender lo

    que la literatura es. No se pretende, ni por asomo, imponer el espacio como el

    nico recurso para comprender el lenguaje, solamente se quiere sealar, esto s

    enfticamente, que en el espacio es donde el lenguaje desde el principio se

    despliega, fluye sobre s mismo y traza sus figuras, es decir, se configura11. En

    el espacio el lenguaje se metaforiza, es ah donde es literatura12.

    No es necesario revisar una cantidad considerable de definiciones del

    trmino espacio para darnos cuenta de la dificultad para conceptualizarlo.

    10 Octavio Paz: Los signos en rotacin en El arco y la lira en La casa de la presencia; poesa ehistoria. Mxico, FCE, 1998, p. 251. Los signos en rotacin se public por vez primera en larevista Sur, en 1965, pero el autor lo agrega a la segunda edicin de El arco y la lira a manerade Eplogo; as es como aparece en el tomo primero de sus obras completas que aqu cito.11 Los procesos de figuracin, configuracin y refiguracin estn suficientemente explicadospor Paul Ricoeur en Los juegos con el tiempo en Tiempo y narracin II; configuracin deltiempo en el relato de ficcin. Trad. Agustn Neira, Mxico, Siglo XXI. 1995, pginas 469-532.12 La literatura, el hecho potico, es estudiado por la potica a la que, segn J. J. Lanz, puededefinirse como la disciplina que estudia el espacio donde acontece el hecho potico. Comotoda definicin agrega sta se establece, en principio, entre la tautologa y la puraabstraccin, pero apunta algunos elementos interesantes sobre el trmino definido: indica,por ejemplo, que se trata de un conocimiento con aspiraciones cientificistas, cuyametodologa, por lo tanto, puede formularse y transmitirse, y no de un saber intuitivo;seala que su objeto de estudio acontece en un espacio determinado y objetivable, definido ydelimitado, y que lo caracterstico de ese espacio es precisamente que en l ocurra el hechopotico que comnmente se denomina poema, en su existencia puntual y poesa, en su sentidogenrico. La funcin de la potica ser precisamente, por un lado, precisar ese espacio potico,semejante al espacio literario definido por Maurice Blanchot, prximo al espacio deexistencia del Libro de Mallarm, y, por otro lado, analizar los elementos que hacen de seun espacio potico, suministrando una serie de instrumentos para su anlisis ycomprensin. (J. J. Lanz: Potica en H. G. Gadamer et al. Diccionario de hermenutica,Bilbao, Universidad de Deusto, 1998, pp. 625-626).

  • NORMA ANGLICA CUEVAS VELASCO 32

    En la mayora de los casos se trata de un trmino que se emplea de manera

    metafrica; esta situacin obliga a una prudencia aguda en su tratamiento13.

    En el campo de la teora literaria ha sido la concepcin aristotlica de

    espacio como lugar la que con notable nfasis ha influido la mayora de

    los ismos literarios.

    La cuestin del lugar ha sido dilucidada por Aristteles especialmente en ellibro IV de la Fsica [] Un resumen de sus tesis da el siguiente resultado: (I)El lugar no es simplemente algo, sino un algo que ejerce cierta influencia, esdecir, que afecta al cuerpo que est en l. (II) El lugar no es indeterminado,pues si lo fuera sera indiferente para un cuerpo determinado estar o no enun lugar determinado. Pero no es indiferente, por ejemplo, para cuerpospesados tender hacia el lugar de abajo, y para los cuerpos livianos tenderhacia el lugar de arriba. (III) El lugar, aunque determinado, no estdeterminado para cada objeto, sino, por as decirlo, para clases de objetos. (IV)Aunque el lugar sea una propiedad de los cuerpos, ello no significa que elcuerpo arrastre consigo su lugar. As, el lugar no es ni el cuerpo (pues si lofuera no podra haber dos cuerpos en el mismo lugar en diferentesmomentos), ni tampoco algo enteramente ajeno al cuerpo. (V) el lugar esuna propiedad que no injiere a los cuerpos ni pertenece a su substancia; noes forma, ni materia, ni causa eficiente, ni finalidad. No es tampocosubstrato, pues entonces sera equivalente al receptculo platnico o algosemejante a l. (VI) El lugar puede ser comparado a una vasija, siendo lavasija un lugar transportable. (VII) El lugar se define como un modo deestar en. (VIII) El lugar puede definirse como el primer lmite inmvil delcontinente, [] como el lmite del cuerpo continente14.

    Sin embargo, es justo decirlo, esta concepcin aristotlica del espacio como

    lugar llega a rebasar sus propios lmites al reconocer la existencia de ciertas

    configuraciones en las que, durante su instauracin discursiva, el espacio

    resulta ser un sistema de relaciones de orden real (espacio fsico) o de orden

    imaginario (espacio psicolgico). Los dos conceptos seala Ferrater Mora

    13 Para tener una idea ms precisa de la problemtica que impone el tratar de definir esteconcepto, vase el Espacio en el Diccionario de filosofa de J. Ferrater Mora. Barcelona,Ariel, 2001, pp. 1079-1088 y Xavier Zubiri: Espacio. Tiempo. Materia. Madrid. AlianzaEditorial, 1996, particularmente El espacio en cuanto tal, pp. 36 y ss.14 Jos Mara Ferrater Mora. Op. cit., pp. 2219-2220.

  • TESIS DE INVESTIGACIN DOCTORAL 33

    pueden ser compatibles en tanto el espacio fsico no anula la posibilidad de

    que haya operaciones como la orientacin en el espacio o la formacin de

    sistemas espaciales particulares en virtud de la distinta disposicin de objetos

    en los mismos; es decir, el espacio fsico debe tener ciertas caractersticas que

    permiten que las entidades o los organismos se asocien espacialmente de

    distintos modos. A la vez, el espacio psicolgico es un modo determinado

    de estar en el espacio fsico; en particular es el modo como un organismo se

    encuentra en, vive, y experimenta, el espacio fsico15.

    Si bien esta distincin no es admisible en las posturas tericas cannicas

    de la literatura, no ha de negarse que la nocin de espacio psicolgico (o

    imaginario) subyazga al modo en que se organiza el espacio fsico, de ah mi

    afirmacin de que la concepcin de espacio como lugar es finalmente

    rebasada16.

    En el mbito de la semitica, el trmino espacio tiene diversas acepciones

    que giran en torno a la idea de ser un objeto construido. La particularidad de

    los diferentes puntos de vista desde los cuales se puede definir el espacio,

    radica en mostrar el artificio mediante el cual dicha construccin se origina, se

    establece o se modifica segn la participacin del sujeto que lo proyecta fuera

    de s y de los sujetos que estn o estarn inmersos en l. En este orden de ideas

    se ubica la nocin de espacio que nos ofrece Renato Prada en Literatura y

    realidad; nuestro autor se refiere al espacio como a una organizacin semitica

    que presupone la copresencia de un t (autor implcito) y un yo (lector

    implcito) involucrados en un sistema. Adems, contina explicando, la

    15 Ibid., p. 108.16 El ejemplo ms claro de este paso ms all que exige, en literatura, todo tratamiento delespacio fsico lo constituye La potica del espacio de Gastn Bachelard. En este libro el espacioes un surtidor de imgenes poticas en tanto que se trata de un espacio habitado. En elsiguiente captulo volver sobre este punto.

  • NORMA ANGLICA CUEVAS VELASCO 34

    metfora espacio nos lleva a poder imaginar que un discurso puede transitar de

    un espacio a otro entrando, al hacerlo, en relaciones de horizonte y marcos

    que hacen que este discurso adquiera diferentes valores de sentido17.

    Como se ve, el espacio puede indicar o una separacin o una unin entre

    dos cuerpos, pero es, de todos modos, una distancia; distancia entre dos sujetos

    o entre un sujeto y un objeto; es decir, aquello que media entre dos cuerpos es

    el espacio. Y es el espacio, la distancia, lo que permite valorar la existencia del

    Otro, de lo otro que es la obra. La sucesin es la esencia del tiempo, pero sin

    espacio no habra permanencia.

    Pierre Ouellet es muy claro cuando dice que el espacio no solamente

    puede reducirse a la res extensa ni a la res cogitans, ni a la cosa especializada ni a la

    razn espacializante. El espacio, nos dice,

    no es solamente un modo de existencia o de manifestacin del mundoobjetivo, que nos fuera dado totalmente en su extensin, ni tampoco unmodo de conocimiento o de auto-revelacin de la conciencia subjetiva, quese diera toda completa a s misma a travs de representaciones; es lacondicin del Lebenswelt o mundo de la vida, como dice Husserl, y no de lasola existencia de las cosas o de las ideas 18.

    Me interesa que Ouellet (formado dentro de la semitica greimasiana) destaque

    la idea, a mi parecer consonante con la de Blanchot, de que el espacio al

    mismo tiempo que parece comn a todos nunca es propiedad de nadie: el

    espacio se ve o se representa, pero tambin se vive, es decir, es experiencia. De

    modo tal que a la luz de las reflexiones del semilogo, es posible considerar

    que el espacio literario de Blanchot indaga sobre las formas de coexistencia del

    17 Renato Prada Oropeza: El espacio esttico literario en Literatura y realidad. Mxico, FCE-UV-BUAP, 1999, p. 534.18 Pierre Ouellet: Topos, ethos, ikenon. Geopoltica de la imagen (Trad. Georgina Gamboa)en Semitica y esttica; tpicos del Seminario de Estudios de la Significacin, nm. 9, enero-junio,2003, pp. 83-100.

  • TESIS DE INVESTIGACIN DOCTORAL 35

    escritor (autor) y su actividad que da origen a la obra. El arte facilita la

    representacin de lo que el artista verdadero sabe considerar a decir de

    Blanchot como esencias intemporales. Esta representacin constituye la

    intemporalidad del arte.

    Uno los cambios de este modo de concebir la literatura, la escritura como

    cosa de espacio, repercute directamente en la teora literaria. El siglo XX nos

    hace ver la dispersin de la teora, del sujeto, del arte. De esto se dieron cuenta

    Mallarm, Blanchot, Barthes, Derrida, Foucault, pero tambin Octavio Paz y,

    por supuesto, Salvador Elizondo. Recordemos, a modo de summa ontopotica, las

    reflexiones de Octavio Paz:

    la figura del mundo se ensanch: el espacio se hizo infinito o transfinito;el ao platnico se convirti en sucesin lineal, inacabable; y los astrosdejaron de ser la armona csmica. Se desplaz el centro del mundo y Dios,las ideas y las esencias se desvanecieron. Nos quedamos solos. Cambi lafigura el universo y cambi la idea que se haca el hombre de s mismo; noobstante los mundos no dejaron de ser el mundo ni el hombre los hombres.Todo era un todo. Ahora ese espacio se expande y disgrega; el tiempo sevuelve discontinuo; y el mundo, el todo estalla en aicos. Dispersin delhombre, errante en un espacio que tambin se dispersa, errante en su propiadispersin. En un universo que se desgrana y se separa de s, totalidad queha dejado de ser pensable excepto como ausencia o coleccin de fragmentosheterogneos, el yo tambin se disgrega19.

    1.1. Espacio y tiempoDesde la perspectiva de la gran mayora de las teoras contemporneas del

    lenguaje potico que, como seale anteriormente, han centrado su atencin en

    la temporalidad, una narracin (la novela de modo particular) se distingue por

    la sucesin de estados y transformaciones que sufren los personajes durante el

    proceso accional en que se involucran. Al lado de la descripcin de los19 Octavio Paz: Los signos en rotacinen Op. cit., pp. 261-63.

  • NORMA ANGLICA CUEVAS VELASCO 36

    personajes, de los dilogos y las acciones, destacan dos elementos

    fundamentales por su alto contenido humano: el espacio y el tiempo son

    tambin elementos bsicos en el mundo de la accin. La novela recibe la

    consideracin de arte temporal, como la msica; crea un mundo de ficcin

    situado en el tiempo, puesto que el discurso es forma de una historia y sta es

    un conjunto de motivos que se suceden implicando cambios: sucesin y

    movimiento son los elementos de toda historia real y fingida, y sobre ellos se

    miden y se sealan el tiempo y el espacio20.

    Las coordenadas espaciotemporales determinan los marcos de

    enunciacin y suministran la verosimilitud a la narracin. A estas relaciones de

    espacio y tiempo, Mijail Bajtn las designa con el trmino cronotopo, que refiere

    la implicacin de ambas dimensiones en la narracin, pero en relacin a la

    imagen del hombre en una poca dada. La propuesta de Bajtn ms que una

    bina es una terna: tiempo-imagen del hombre-espacio. La cronotopia de un

    texto es lo que, en grados distintos, permite crear la ilusin de realidad en

    correspondencia a un perodo cultural determinado; es decir, el estudio del

    cronotopo puede sealar lneas culturales y formas en la constitucin de la

    novela muy diferentes en cada poca; el cronotopo determina la unidad

    artstica de la obra literaria en sus relaciones con la realidad, pues en el arte y

    en la literatura todas las determinaciones espacio-temporales son inseparables,

    y siempre matizadas desde el punto de vista emotivo-valorativo21. Antonio

    Garrido Domnguez interpreta el concepto de cronotopo de la siguiente manera:

    20 Ma. del Carmen Bobes Naves: La novela. Madrid, Sntesis, 1998, p. 166.21 Mijail Bajtn: Teora y esttica de la novela. Trabajos de investigacin. Madrid, Taurus, 1989, p.393.

  • TESIS DE INVESTIGACIN DOCTORAL 37

    El cronotopo es importante como forma de conocimiento sensorial lossentidos adoptan una expresin necesariamente espacio-temporal, pero enel mbito literario su trascendencia se incrementa al convertirse en centrorector y base compositiva de los gneros (muy en especial, los narrativos).En este sentido es posible establecer una historia de los gneros novelescostomando nicamente en consideracin su naturaleza cronotpica. [] Ensuma, el concepto de cronotopo eleva el espacio y el tiempo a la condicinde protagonistas de la estructura narrativa.22

    Al abordar la riqueza que encierra el concepto bajtianiano de cronotopo, Jos

    Manuel Abad Cuesta puntualiza que se trata de fenmenos indisociables, de

    polos en equilibrio alternante. Respecto a la categora de espacio anota lo

    siguiente:Espacio es geografa (con sus sentidos fsicos, socio-econmicos y polticos)y tiene una funcin significante locativa en cuanto que organiza unasrealidades con respecto a otras o a un eje de referencia convencionalmenteestablecido. El espacio es estructura social (estratificacin, relacionesmultilaterales dentro de un conjunto de usos e intercambios) y disposicinde los objetos de la realidad segn una perspectiva fsica y humana(verticalidad-horizontalidad, localizaciones del tipo centralidad-excentricidad,altitud-profundidad, de acuerdo con sistemas cosmolgicos, axiolgicos,simbolgicos, etc.) que tiene sentido, ms all de su mera justificacinprctica, como condicin de experiencia previa al acto comunicativo peroactualizada, como forma a priori de la actividad semitica por ste23.

    Es decir, el cronotopo de una obra de imaginacin, como lo son las novelas,

    siempre encarna un mundo habitado o habitable. El espacio, no se puede

    negar, nace de los pliegues del tiempo, pero es el primero el que objetiva al

    segundo. La relacin entre lenguaje y espacio revela algo ms que

    descripciones profundas, apunta a la mirada que recorre la distancia que da

    origen a lo literario. A propsito de la relacin del tiempo con la mirada,

    conviene transcribir, en su extensin, una entrada del Diccionario de Semitica, en

    la que nos explica este vnculo:22 Antonio Garrido Domnguez: El texto narrativo. Madrid, Sntesis, 1996, p. 209.23 Jos Manuel Cuesta Abad: Teora hermenutica y literaria. Madrid, Visor, 1991, pp. 224-225.

  • NORMA ANGLICA CUEVAS VELASCO 38

    El espacio formalizado por los procedimientos de localizacin, deprogramacin y de aspectualizacin espaciales, puede ser continuo odiscontinuo (constituido por lugares discretos); la presencia explcita oimplcita de un actante observador antropomorfo se traduce por unaarticulacin figurativa de los lugares conforme a las capacidades humanas:siendo a menudo predominante el sentido de la vista, la divisin del espacio en dos lugaresdistintos es generalmente figurada por la presencia de un obstculo a la mirada (lnea dehorizonte, muro) que delimita una oposicin entre el dentro y el afuera24; estaoposicin genera, a su vez, una divisin de los objetos y de los sujetos enpresentes y ausentes; la relacin de juncin (del nivel de superficie) seencuentra as pues, modulada por la conversin operada en el niveldiscursivo: la conjuncin, por ejemplo, es coincidencia del sujeto y delobjeto en el mismo espacio, pero el objeto puede estar muy cerca, al alcancede la mano, o ms lejos, visible, pero inaccesible sin desplazamiento. Laaspectualizacin espacial describe los modos de paso de un lugar a otro: lasalida de un lugar es el incoativo del recorrido de la distancia que separa eselugar del lugar previsto; la llegada al lugar previsto es el terminativo. Latensividad, en el orden espacial, puede ser figurada, por ejemplo, por unrostro detrs de un vidrio: gracias a la vista, el actor est ya conjunto con elobjeto de valor situado fuera, pero el vidrio constituye un obstculo a lasalida. Notemos que un lugar es susceptible de recibir un vertimientosemntico que es el equivalente del rol temtico para un actor; un lugarpuede valorizar o desvalorizar al actor que se encuentra all y eldesplazamiento puede modificar la competencia modal de un sujeto, desuerte que un lugar puede ocupar un rol actancial25.

    Con este texto se constata la afirmacin de que mientras el tiempo alude al

    orden del relato, al modo de existencia de las cosas, el espacio lo hace, de

    modo similar, al correlato, a la coexistencia o a la existencia de las cosas en su

    simultaneidad. Vemos, tambin, que la concepcin del espacio como lugar

    rebasa los lmites impuestos por la existencia de las cosas en el Universo: ya no

    se trata nicamente, en la configuracin semntica, de un lugar donde un

    actante lleva a trmino su papel, sino que el lugar mismo adquiere cierta

    24 Nota bene: Este es precisamente el punto de vista de Maurice Blanchot al elegir el mito deOrfeo. Veremos, en el captulo siguiente, cmo es que la mirada de Orfeo hacia Eurdicerepresenta esa distancia insondable que existe entre el autor y lo que escribe.25 A. J. Greimas y J. Courts: Espacializacin en Semitica; diccionario razonado de la teora dellenguaje. Tomo II, Madrid, Gredos, 1991, pp. 91-92. El nfasis es mo.

  • TESIS DE INVESTIGACIN DOCTORAL 39

    autonoma al grado de estar en condicin de ocupar un rol actancial con

    facultad de transformar el valor de un actor.

    Resulta esclarecedora la reflexin de Merleau-Ponty acerca del binomio

    espacio-tiempo, y particularmente del fenmeno de la simultaneidad:

    Cuando digo que veo un objeto a distancia, quiero decir que ya lo tengo oque todava lo tengo, que est en el porvenir o en el pasado a la vez que enel espacio. Se dir, quiz, que eso es slo para m: en s la lmpara quepercibo existe a la vez que yo, la distancia se da entre objetos simultneos, yesa simultaneidad est incluida en el sentido mismo de la percepcin. Sinduda. Pero la coexistencia, que, en efecto define el espacio, no es ajena altiempo, sino que es la pertenencia de dos fenmenos a la misma ondatemporal. En cuanto a la relacin del objeto percibido y de mi percepcin,no los enlaza en el espacio y fuera del tiempo: son contemporneos. El ordende los coexistentes no puede ser separado del orden de los sucesivos, oms bien dicho, el tiempo no es slo conciencia de una sucesin26.

    En efecto, la sucesin y la coexistencia de los objetos son indisolubles,

    mantienen una relacin de implicacin. El espacio es esa mirada de renuncia a

    lo que se desea poseer: Es Orfeo renunciando a Eurdice porque slo as

    podra conservarla.

    1.2. Espacio versus espacialidadAdems de un concepto, el espacio narrativo es ante todo una realidad textual,

    cuyas virtualidades (o posibilidades) de concrecin (o realizacin) dependen en

    primer trmino del poder del lenguaje y de otras convenciones artsticas. Se

    trata de un espacio ficticio que tiende a crear la ilusin de realidad, sin que sea

    este como si una condicin sine qua non para la existencia de un mundo ficcional.

    Desde la ptima greimasiana, por ejemplo, el texto narrativo literario genera a

    26 Maurice Merleau-Ponty: Fenomenologa de la percepcin. Trad. Emilio Uranga. Mxico, FCE,1957, p. 293.

  • NORMA ANGLICA CUEVAS VELASCO 40

    nivel de las estructuras narrativas ms profundas o elementales tres fenmenos

    que configuran la discursivizacin o puesta en discurso del texto:

    actorializacin, temporalizacin y espacializacin. El primero se refiere al

    revestimiento de las figuras actanciales (sujeto y objeto en el eje deseo;

    destinador y destinatario en el eje de la comunicacin) en actores y, ya a nivel

    de la manifestacin, en personajes; el segundo tiene que ver con la

    organizacin sintctica de las funciones que ejercen aquellas figuras; es decir, la

    temporalizacin da cuenta de la cantidad y calidad de la sucesin de estados y

    transformaciones que los sujetos de la narracin sufren o ejercen en el

    desarrollo de un programa narrativo. La temporalizacin es el proceso por el

    cual el tiempo de la digesis (historia) se configura textualmente como el nico

    vlido para la comprensin del discurso. Este tiempo del discurso se

    caracteriza, segn Grard Genette, por presentar un orden entre el tiempo del

    discurso y el tiempo de la historia: la no correspondencia entre ambos tiempos,

    esto es, la ruptura del tiempo de la historia por el del discurso se llama

    anacrona y puede haberla de dos tipos: hacia atrs (analepsis) o hacia adelante

    (prolepsis); el tiempo se distingue tambin por mantener una duracin de tales

    interrupciones, sea por la existencia de pausas descriptivas, de escenas, de

    sumarios o de elipsis; y se caracteriza, de igual modo, por registrar una frecuencia

    que marca un ritmo gil o lento segn sea que la narracin recurra a la anfora,

    a la iteracin, a la repeticin o simple y sencillamente se concrete a contar lo

    que sucede las veces que suceda27.

    Igual que la actorializacin y la temporalizacin, la configuracin del

    espacio, se despliega simultneamente en dos dimensiones: la sintctica y la

    semntica. Sintcticamente el espacio es un elemento estructural que permite la

    27 Vid. Grard Genette: Figuras III. Trad. Carlos Manzano. Barcelona, Lumen, 1989.

  • TESIS DE INVESTIGACIN DOCTORAL 41

    construccin de la composicin narrativa; semnticamente el espacio es un

    signo que remite a la situacin de los actores y, posteriormente, de los

    personajes28.

    Adems de estas dos dimensiones (sintctica y semntica), existen dos

    modalidades en que la instancia de la espacialidad tiene mucho que ver en el

    proceso de desarrollo del discurso. El discurso tiene lugar en la representacin

    de un espacio diegtico, que es en donde han tenido lugar los eventos, es decir,

    los acontecimientos relatados: en el discurso ocurre la representacin de un

    espacio, el de la digesis, aqul donde se realizan los acontecimientos relatados.

    [] La espacialidad de la historia relatada es evocada e imaginada a partir del

    discurso que la sugiere, inducida por el narrador o por los personajes

    narradores, y relacionada con su punto de vista29.

    Al fenmeno de que el espacio exista solamente como una

    configuracin discursiva que genera su propio referente topolgico, se le llama

    espacializacin. Por cuanto hace al sujeto enunciador, la espacializacin

    comprende una serie de operaciones a nivel de la enunciacin y del enunciado

    con la finalidad de proyectar fuera de s una organizacin espacial casi

    autnoma, que valga como marco en el que se inscriban los diferentes

    programas narrativos y sus varias formas de encadenamiento, es decir, esta

    organizacin espacial determinar, en gran medida, la textura del texto. En

    resumen, la espacializacin es la operacin fundamental en el proceso de

    transformacin de la historia en discurso, mediante una estructura narrativa

    que consiste en la conversin del espacio de la historia en un espacio verbal en

    28 Para una visin clara de la diferencia y/o revestimiento de actores en personajes convienerevisar El relato en perspectiva; estudio de teora narrativa de Luz Aura Pimentel coeditado en 1998por Siglo XXI y la UNAM.29 Helena Beristin: Espacialidad en Diccionario de retrica y potica. Mxico, Porra, 2001,pp. 197-198.

  • NORMA ANGLICA CUEVAS VELASCO 42

    el que se desenvuelven los personajes y situaciones mediante procedimientos

    tcnicos y estilsticos entre los que destaca la descripcin.

    1.3. Narracin y descripcinDe acuerdo con Genette, se afirma que es ms fcil que se describa sin narrar a

    que se narre sin describir. La descripcin est siempre presente, pues como

    hemos visto, sin ella las configuraciones seran casi imposibles. Y ello tiene una

    explicacin muy clara: la narracin es predominantemente temporal, pero est

    subordinada a la descripcin que es predominantemente espacial; de modo que

    sera posible concebir el espacio ms bien como una dimensin del relato

    inherente a las propias formas del lenguaje que le da origen. El curso de la

    narracin hace que el lector experimente sensaciones rtmicas variadas: la

    lentitud o la velocidad dan paso a los efectos de suspenso o agilidad en el

    ritmo de la narracin. Cuando una narracin es sumamente sincopada por la

    descripcin se vive la desazn de que no pasa nada, cuando en realidad el

    relato no deja de avanzar. El tiempo parado en la novela es el efecto de hacer

    cesar el movimiento al cambiar la narracin por la descripcin. El movimiento

    que seala los cambios y el paso de un motivo a otro, no se tiene en cuenta y el

    narrador se sita en un punto fijo para describir un panorama, procurando

    para el arte literario una aproximacin al arte espacial30.

    La desaceleracin en el relato se debe a la presencia de la pausa que

    mediante la descripcin rompe con el contenido diegtico e instaura una nueva

    modalidad en el discurso. Tal ruptura no es, sin embargo, absoluta, ya que

    puede, aunque parezca una contrariedad, potenciar la narracin. El que lo

    30 Ma. del Carmen Bobes Naves: Op. cit., p. 170.

  • TESIS DE INVESTIGACIN DOCTORAL 43

    descriptivo se halle en todos los niveles del relato parece ser una caracterstica

    de cierto tipo de novela que busca a travs de la dilacin de los eventos

    interiorizar la descripcin, pero sin pretender anular la progresin accional.

    Este tipo de novela-descripcin o novela-digresin tiene una clara expresin

    en el movimiento del nouveau roman. (Posteriormente me detendr en este

    punto.)

    Al lado de la pausa, est la digresin reflexiva, cuya presencia en la

    composicin de la narracin provoca el efecto de reposo de la accin. La

    distincin consiste en que la digresin introduce una modalidad discursiva

    diferente: discurso abstracto, valorativo y marcadamente reflexivo.

    Las caractersticas descritas son las que hacen reconocer en la descripcin

    una invitacin a la mezcla de gneros, y al hibridismo discursivo, la tendencia

    a la fragmentacin y al detalle del relato moderno y, en suma, la trascendencia

    de la forma espacial [] figuran entre los factores ms relevantes del estatuto de

    normatividad que poco a poco va adquiriendo la descripcin 31.

    Ya en el primer apartado de este captulo qued apuntado el hecho de

    que es en el siglo XX cuando el espacio y con l la descripcin encuentra en

    la literatura una fuerte presencia; despus de conocer la opinin de varios

    tericos del lenguaje literario podra afirmarse incluso que hay dos hitos

    fundamentales: el movimiento del nouveau roman y la aparicin del poema en

    prosa32. En ambos casos, la preferencia por la descripcin por sobre la narratio

    obedece a un inters por alcanzar la creacin de la imagen, de la iconizacin de

    la lengua, a travs de la presentacin de las cosas en simultaneidad.

    La narracin y la descripcin son dos modalidades del discurso literario

    que se renen o se separan segn sea la intencionalidad de la construccin del31 Antonio Garrido Domnguez: Op., cit., p. 219-220.32 Ibid., p. 220 y ss.

  • NORMA ANGLICA CUEVAS VELASCO 44

    espacio textual que es el texto literario. Mientras la descripcin se rige por la

    continuidad y la duracin, la narracin se rige por la sucesin de estados y

    transformaciones, es decir, por la discontinuidad. Que la descripcin como

    concluye Genette est siempre anclada a la narracin y, por lo tanto, es vista

    como un aspecto de la narracin es cuestin indiscutible, pero tambin es

    cierto que la descripcin hace resaltar el espacio y hace como si la literatura ms

    que leerse, se habitara33.

    1.3.1. La descripcin como elemento generador de espacios34

    En el campo de la teora literaria no son muchos los trabajos que abordan la

    descripcin como una modalidad discursiva que, unida a la modalidad

    narrativa, instaura el mundo narrativo en los textos de ficcin. La investigacin

    ms completa, en francs, sigue siendo la de Phillippe Hamon: Introduccin al

    anlisis de lo descriptivo (1981). En Mxico, son las investigaciones de Luz Aurora

    Pimentel las ms especializadas, razn esta por la que me detengo en una

    exposicin detallada de sus propuestas, pero tambin porque as ser menos33 El inicio de La noche de ngeles es un buen ejemplo de cmo la descripcin se desplaza porencima de la narracin y logra, al mismo tiempo presentarnos a los personajes centrales:ngeles apenas distingua los ojos del barquero, como canicas negras, enloquecidas, y elmovimiento de sus brazos, tan rtmico que pareca remar en el aire. Remar en el aire e ir aelevar la barca en cualquier momento. [] Y el golpe del remo fue como una paletada en elvaco. El viento frenaba la barca. Quiz tan slo haban tenido la ilusin de avanzar ypermanecan en el mismo punto inicial, soportando intilmente el fro y la ansiedad.Cuando una noche as se desata y sus mil cadenas baten sobre la tierra es preferibleresignarse a la inmovilidad, dejar de suponer, de planear, de soar. Olvidarse. (IgnacioSolares: La noche de ngeles. Mxico, Diana, 1991, pp. 10, 12).34 El tema de la descripcin en teora literaria no ha sido trabajado en abundancia, quiz seaque la perspectiva de la retrica clsica an pese sobre ella (la descripcin era vista como unornamento que le permita al orador manifestar sus facultades como tal), sin embargo, ladescripcin ha tomado el lugar que le corresponde. Los trabajos de Phillippe Hamon(1981); Ral Dorra (1989); Mara Isabel Filinich (1999) y, por supuesto, los de Luz AuroraPimentel (1998 y 2001) dan cuenta de ello. (Vid. Bibliografa).

  • TESIS DE INVESTIGACIN DOCTORAL 45

    ardua la tarea de evidenciar que el espacio como lugar rebasa sus propias

    posibilidades en tanto categora de anlisis para transformarse en un concepto

    o una nocin que fluye por todo el texto.

    Engarzando la semitica y la hermenutica literaria,35 el libro El espacio en

    la ficcin. F