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Durante la colonia, la actividad minera que se desarrol laba en la zona de Cerro de Pasco era relativamente impor tante, como lo atestiguan los diversos restos de las instalaciones metalúrgicas que aún se pueden encontrar en la región.
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Restos de una instalación metalúrgica colonial en Cerro de Pasco
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La misma instalación metalúrgica, tal como aparece en una imagen satelital
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Fundición del Siglo XIX en La Quinua (Pasco)
En 1870 se inicia la construcción del Ferrocarri l Central del Perú, l legando la l ínea a La Oroya en 1890.
A principios del siglo XX se constituye la Cerro de Pasco Corporation, la misma que – a través de su empresa subsidiaria Cerro de Pasco Railway Co. – construyó diversas l íneas de ferrocarril para comunicar sus operaciones mineras, entre ellas la que unía la mina de carbón de Goyllarisquizga con Cerro de Pasco y que posteriormente – en 1906 – se extendió hasta La Oroya, para conectarla con el Ferrocarril Central.
En 1906, la Cerro de Pasco puso en operación la Fundición de Tinyahuarco en las cercanías de Colquijirca.
Se trató entonces de la instalación metalúrgica más moderna de América del Sur, construida con las más modernas técnicas para procesar los minerales complejos que se producían en la región.
A principios de 1909 operaban en la fundición cuatro hornos de reverbero, diez hornos de calcinación y cinco conver tidores con capacidad para tratar hasta 42 mil toneladas de mineral al mes, produciendo cobre ampolloso (blister) de 99% de pureza.
El Siglo XX
La energía requerida por la fundición se generaba con vapor, hasta que en 1908 fue sustituida por energía eléctrica proveniente de La Oroya.
La instalación contaba además con una planta de lavado de carbón y una planta de fabricación de coque con 64 hornos de 5 t de capacidad cada uno(que operaron hasta el año 1971).
Entre los años 1907 y 1920, la fundición de Tinyahuarco produjo más de 30,000 t de cobre, 1,400 t de plata y 9 t de oro.
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Fundición de Tinyahuarco de Cerro de Pasco Mining. Co. (1906)
En la primera década del siglo XX se aplica industrialmente el proceso de flotación para producir concentrados y la Cerro de Pasco Mining Co. decide construir una nueva fundición en lo que entonces era una quebrada árida conocida como La Oroya para tratar concentrados.
La nueva fundición de La Oroya se construyó entre 1920 y 1922 ,con un presupuesto estimado originalmente en US$ 6 millones, pero terminó costando US$ 14 mil lones (equivalente a unos 170 mil lones de dólares de hoy).
Vista general de La Oroya en 1909
Vista de una calle de La Oroya (1909)
En septiembre de 1923, es decir, apenas un año después de que la Cerro de Pasco pusiera en operación la fundición y en respuesta a las quejas y reclamos de las poblaciones asentadas a lo largo del valle del r ío Mantaro, el Gobierno encargó al Cuerpo de Ingenieros de Minas y Aguas del Perú, la ejecución de un estudio destinado a proponer “los métodos que sería necesario establecer para suprimir o remediar los daños producidos por los humos de la Fundición de La Oroya en el ganado y la agricultura de la zona”.
El 31 de marzo de 1925, la Comisión presentó su informe final t itulado Informe sobre los Humos de La Oroya, que fue posteriormente publicado en 1926 en el Boletín N° 108 del Cuerpo de Ingenieros de Minas del Perú.
En dicho informe se describe en detalle la instalación metalúrgica, señalando que se trataba de una de las instalaciones metalúrgicas “más modernas, más completas y de mayor capacidad que existen en el mundo” y que en ese momento tenía una capacidad para tratar 1,000 toneladas de mineral por día.
Menciona también el informe que en ese momento (1924), la instalación metalúrgica estaba siendo ampliada mediante la instalación de ocho hornos de tostación adicionales, para incrementar su capacidad de tratamiento a 1,800 toneladas diarias.
En 1939 entró en operación una Planta de Ácido Sulfúrico para tratar los gases de los tostadores de cobre y en 1941 se instaló el Cottrell Central (con precipitadores electrostáticos) para la recuperación de polvos.
En 1960 se puso en operación el sistema de ventilación de la Planta de Aglomeración, la que fue posteriormente mejorada en 1966 mediante la instalación de lavadores de gases.
En 1967, la Cerro de Pasco instaló una Planta de Ácido Sulfúrico de 200 t/d de capacidad.
En 1969 entró en operación el nuevo Cottrell Caliente de la Planta de Arsénico y se puso en operación la fase I de la Planta de Tratamiento de Polvos.
En 1974, el Estado Peruano expropia a la Cerro de Pasco y forma la empresa Centromin Peru, a la que transfiere todas sus minas e instalaciones.
En 1978, Centromin instaló un nuevo precipitador electrostático húmedo en la Planta de Ácido Sulfúrico.
En 1983 entró en operación la nueva Planta de Aglomeración, con una capacidad de 810 t/d y en 1992 se instaló un fi ltro de polvo de bolsas para mejorar el ambiente de trabajo en la unidad de cernido y molienda.
En 1996, la empresa estatal Centromin presentó un Programa de Adecuación y Manejo Ambiental (PAMA) en el que se comprometió a reducir la contaminación a los niveles máximos permisibles en un plazo de 10 años, cuyo costo fue estimado en US$107 mil lones.
Ese mismo año, Centromin dio inicio al programa de habil itación urbana de 1 566 lotes unifamil iares en la zona de Curipata para trasladar gradualmente a ese lugar a la población de La Oroya.
Pero al año siguiente - en 1997 - y sin haber hecho mayores inversiones para reducir la contaminación, el Estado Peruano subastó la fundición de La Oroya y ésta fue transferida a la firma Metaloroya (luego Doe Run), empresa norteamericana a la que se le transfieren – junto con la instalación metalúrgica – los compromisos asumidos por Centromin el año anterior.
La Oroya es una de pocas fundiciones en el mundo, que es capaz de procesar minerales complejos como los que se producen en la zona central del Perú, con contenidos de arsénico, antimonio y bismuto.
El Complejo Metalúrgico de La Oroya cuenta con una tecnología que le permite procesar concentrados polimetálicos de dif ícil tratamiento, para lo cual dispone de tres circuitos integrados, siendo la única refinería de plomo que existe en Sudamérica.
El Perú es el primer productor mundial de plata y en La Oroya se refina más del 45% de la producción nacional.
El Complejo Metalúrgico de La Oroya produce zinc, plomo, cobre, plata, oro, bismuto, cadmio, indio, telurio, antimonio y selenio como metales refinados además de varios otros subproductos y aleaciones.
Durante los siguientes diez años, Doe Run logró concluir 8 de los 9 proyectos contemplados en el PAMA de Centromin, habiendo hecho una inversión de más de $300 millones de dólares para reducir la contaminación y logró hacerlo con mayor rapidez y eficacia de lo que se esperaba, ya que aprovechó de los años de buenos precios de los metales (2005 al 2008) para hacer dichas inversiones.
La empresa estima que aún se requiere invertir $170 mil lones adicionales para alcanzar los objetivos contemplados en el PAMA que fuera elaborado por Centromin.
Luego de la caída de los precios de los metales como resultado de la crisis f inanciera internacional del año 2009, Doe Run se vio en dif icultades para cumplir con el PAMA al que se había comprometido con el gobierno peruano y sol icitó una prórroga del plazo del mismo.
Al no obtener la prórroga que solicitara en la medida esperada, a mediados de 2009 Doe Run dejó de pagarle a las compañías mineras privadas a las que les había comprado sus concentrados para fundirlos, redujo luego el salario a sus trabajadores y f inalmente se declaró en insolvencia y suspendió las operaciones de la fundición y refinería de La Oroya, las que se mantienen sin operar hasta la fecha.
