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EL TRABAJO DOMÉSTICO REMUNERADO La Institucionalización Sociocultural y Jurídica de la Desigualdad: EN HONDURAS Línea Estratégica: Autonomía Económica de las Mujeres

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EL TRABAJO DOMÉSTICO

REMUNERADO

La Institucionalización Sociocultural y Jurídica

de la Desigualdad:

Agencia Españolade CooperaciónInternacionalpara el Desarrollo

EN HONDURAS

Línea Estratégica:

Autonomía Económica

de las Mujeres

Esta investigación proporciona información relativa a la evolu-ción y situación actual del trabajo doméstico remunerado en sus vínculos con el trabajo doméstico no remunerado. Se anali-zan las condiciones de vida de las mujeres que se desempeñan en esta ocupación y de los hogares contratantes. De igual forma se examina el marco jurídico regulatorio sobre este tema. Ofrece recomendaciones para generar cambios legislativos y lineamientos para las políticas públicas a fin de generar la construcción de una agenda y estrategia de incidencia política sobre este tema.

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Agencia Españolade CooperaciónInternacionalpara el Desarrollo

Línea Estratégica:

Autonomía Económica

de las Mujeres

EL TRABAJODOMÉSTICO

REMUNERADO

A dos aguas entreocupación remuneraday pilar del cuidado

HONDURAS

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CRÉDITOS

Coordinación:Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer, UNIFEMOficina Regional para México, Centro América, Cuba y República DominicanaAgenda Económica de las Mujeres (AGEM), ww. unifem.org.mx

Elaborado por:Nessy Martínez - CoordinadoraKarla CuevaDigna López

Tegucigalpa M. D. C, Marzo 2010

Revisión Técnica:UNIFEM-AGEMInstituto Nacional de la Mujer (INAM)Secretaría Técnica en la Mujer del COMMCA/SICA

Institución Colaboradora:CONSEJO DE MINISTRAS DE LA MUJER DE CENTROAMERICA (COMMCA)

Edición de texto y corrección de estilo:Iván Larreynaga Pacas

Concepto, diseño gráfico e ilustración de portada:Paola Lorenzana y Celina Hernández

Diagramación:Eunice Abigail Hernández

Publicación realizada por el Consejo de Ministras de la Mujer de Centro América del Sistema de Integración Centroamericana (COMMCA/SICA), gracias al apoyo financiero del Fondo España/SICA de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). Marzo 2010. www.sica.int.fes/

©2009 Consejo de Ministras de la Mujer de Centro América del Sistema de Integración Centroamericana.www.sica.int/commca/

Se permite la reproducción total o parcial de los materiales aquí publicados siempre y cuando no sean alterados en su contenido y diseño gráfico, se asignen los créditos correspondientes y se haya autorizado por el COMMCA/SICA.

Se prohíbe la reproducción con fines lucrativos.

640.4I59 La Institucionalización sociocultural y jurídica de la desigualdad : el trabajo doméstico remunerado en Hondurasa / investigación ysv comp. Nessy Martínez, Karla Cueva, Digna López ; ed. Consejo de Ministras de la Mujer de Centroamérica del Sistema de Integración Centroamericana (COMMCA/SICA). – 1ª. ed. – Tegucigalpa, Honduras : Secretaría Jurídica del Sistema de la Integración Centroamericana (SG-SICA), 2010. 158 p. ; 28 cm.

ISBN: 978-99923-898-8-1

La Institucionalización sociocultural… 2010 1. Economía doméstica. 2. Trabajo remunerado-República Dominicana. 3. Ama de casa. 4. Violación de derechos humanos. 5. Conflicto social. 21 Marco Sierra, Yolanda, 1968-, comp. I. Duarte, Isis, comp. II. Título.

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índiceIndice

PresentaciónResumen Ejecutivo

INTRODUCCIÓNI. Antecedentes II. Objetivos del estudioIII. Marco Teórico-Conceptual y MetodológicoIV. Contenido del documento Capítulo IEvolución y Situación Actual del Trabajo Doméstico Remunerado I.1 Algunos rasgos relevantes del mercado laboral hondureño

I.1.1 Evolución del trabajo doméstico remunerado 2001 – 2007I.1.2 La oferta Actual del trabajo doméstico remuneradoI.1.3 La demanda Actual del trabajo doméstico remuneradoI.1.4 La transnacionalización del trabajo de cuidad

Capítulo II Los Derechos Laborales de las y los TrabajadoresDomésticos y su Tutela.II.1 La calidad del trabajo doméstico remuneradoII.2 El marco Legal VigenteII.3 El acceso de las/os trabajadores domésticos remunerados a la justicia

Capítulo IIIImplicaciones del Trabajo Doméstico Remunerado sobre las Trabajadoras Domésticas Remuneradas y sus Familias.III.1 Impactos personales

III.1.1 Impacto sobre sus oportunidades de desarrollo profesional/laboralIII.1.2 Impacto sobre sus condiciones de vidaIII.1.3 Impacto sobre su posición de Género

III.2 Impactos sobre el nivel de vida de sus familias

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Capítulo IV Conclusiones y Recomendaciones Principales Recomendaciones para las Políticas Públicas y Estrategias de Cabildeo IV.1 Conclusiones generalesIV.2 Principales hallazgos y recomendaciones para las políticas públicas

IV.2.1 Oferta y demandaIV.2.2 Condiciones laboralesIV.2.3 Investigación y producción de estadísticasIV.2.4 Políticas públicas

Bibliografía, Siglas y Abreviaturas

Anexo Anexo 1. Tablas EstadísticasAnexo 2. Resultados del Taller con expertas de GéneroAnexo 3. Detalle de Actividades de CampoAnexo 4. Instrumentos de la Investigación de CampoAnexo 5. Acuerdo No. 006 JD 2008

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Presentación

El Consejo de Ministras de la Mujer de Centroamérica del Sistema de la Integración Centroamérica (COMMCA/SICA), es consciente del rol que desempeñan las mujeres en el desarrollo económico y social de los países que integran el SICA, así como de la crudeza con la que se está sintiendo en la región la crisis económica mundial. El contexto actual requiere de acciones de política pública de forma urgente a fin de reducir los factores de vulnerabilidad, falta de opciones laborales y de seguridad que enfrenta la población más pobre de la región dada la brusca pérdida de puestos en la económica formal y la mayor precarización de la economía informal.

Esta población es eminentemente femenina, una vez más son las mujeres quienes cargan con el mayor peso de las crisis socioeconómicas, agravándose la situación de inequidad en cuanto al goce de sus derechos humanos y por ende de su calidad de vida y la de sus familias. Viven día a día la fragmentada y heterogénea realidad centroamericana que entre otras, genera dramáticas brechas de género, obligando, sin más dilación, a construir un espacio socioeconómico regional como medio para mejorar el desarrollo de sus países y la región.

La creciente integración de las mujeres en el mercado laboral y el incremento de hogares con jefatura femenina, son factores que están provocando cambios

en la composición de los hogares y al mismo tiempo en la distribución del las tareas del cuidado de los personas. El trabajo doméstico remunerado suele ser una solución para este dilema pero la pregunta que no debemos dejar de hacernos es ¿hasta qué punto esta ocupación está aportando a la equidad de género?

Por otra parte, la falta de oportunidades de empleo y la agudización de la situación económica de los hogares ha conllevado también a lo que se conoce como la feminización de la migración. Una gran parte de las mujeres que emigran se ubican en el trabajo doméstico remunerado en los países receptores de esa migración siendo éstos, en su gran mayoría, países con mayor desarrollo que el país de origen. Los análisis sobre los flujos migratorios están motivando la reflexión sobre la falta de políticas de cuidado en los países de destino así como en los impactos para las familias de las mujeres en sus países de origen. Entonces aquí nos surge otra interrogante- ¿hasta qué punto está siendo útil para la sociedad el crecimiento en trabajo doméstico remunerado?

La presente publicación busca ser un insumo para promover un mayor conocimiento sobre el trabajo doméstico remunerado, ampliando así la conciencia sobre las brechas entre los derechos de las personas trabajadoras en el sector y sobre la necesidad de que se

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considere como un sector económico que requiere de políticas específicas que lo dignifique como un tipo de trabajo en el mercado laboral. Esta fuente de empleo a la que miles de familias recurren como un mecanismo de conciliación entre el trabajo doméstico, y de mercado, y una estrategia de sobrevivencia para miles de familias pobres merece gozar de las normas laborales globales, evitando la violación de los derechos humanos de las personas trabajadoras.

Mayra Díaz MéndezPresidenta Pro Tempore COMMCA

Julio-Diciembre 2009

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RESUMENEJECUTIVO

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El estudio sobre trabajo doméstico remunerado se enmarca en el Plan de Acción del Consejo de Ministras de la Mujer en Centro América (COMMCA 2006-2009), en su interés de avanzar en los temas de igualdad y autonomía económica de las mujeres. De igual forma, en los objetivos programáticos del Instituto Nacional de la Mujer, (INAM), en su calidad de organismo rector de la Política Nacional de la Mujer, responsable de implementar las política de igualdad de Oportunidades para la Mujer.

La iniciativa de desarrollar esta investigación, que tiene un alcance regional, contó con el apoyo brindado, a través de la línea de género, del Programa de Cooperación con Centro América (SICA-AECI) y el programa regional de la “Agenda Económica de las Mujeres” (UNIFEM-PNUD). El objetivo del estudio es generar información sobre el trabajo doméstico remunerado, su relación con el trabajo doméstico no remunerado y las condiciones de vida de las mujeres en la región centroamericana, vía acercamientos por país, para identificar cambios legislativos y líneas de política pública prioritarios frente a este tema.

El documento recoge la evolución del trabajo doméstico remunerado en sus diferentes manifestaciones, y desde una perspectiva integral, a través del período 2001-2007; enfatiza en la situación actual; establece interrelaciones con el comportamiento económico y social; y ofrece un conjunto de recomendaciones de políticas públicas para la incidencia del tema.

Algunos rasgos del comportamiento del TDR entre 2001 y 2007 son:

• La participación promedio del trabajo doméstico remunerado en la PEA ocupada total, bajo sus

distintas modalidades, se ubica en un 3.21% entre los años 2001-2007.

• El comportamiento de la PEA ocupada en el trabajo doméstico remunerado durante el período de estudio aparece un tanto errático, en los años 2002 y 2005 su crecimiento fue negativo, luego se recupera hasta situarse en 4.18% en el año 2007.

• En las ciudades de Tegucigalpa y San Pedro Sula se da la mayor concentración de este tipo de trabajo.

• Es destacable el repunto que ha tenido el trabajo doméstico por cuenta propia. El TDR bajo esta categoría ocupacional pasó de representar el 5.5% del TDR total en el 2001, al 37% en el 2007. El crecimiento es significativamente notorio en los últimos dos años (2006 y 2007) y es el que le ha dado mayor dinamismo a este tipo de trabajo.

La oferta de trabajo doméstico remunerado se caracteriza por:

• Fundamentalmente, se trata de mujeres. La presencia femenina en este tipo de trabajo sigue siendo francamente predominante. En promedio, durante el período estudiado, alrededor de un 94% de estos trabajadores/as son mujeres. Es notario el decrecimiento observado en la tasa de participación de los hombres en este tipo de trabajo que cayó más de 3 puntos en los años 2006 y 2007 para colocarse alrededor del 2.6% de la ocupación masculina total. Lo anterior está asociado al incremento de empleos en el sector de la construcción, telecomunicaciones y transporte.

• Mayoritariamente jóvenes (entre 15 y 24 años).

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• Provienen de hogares en condición de pobreza. Del total de personas dedicadas a realizar trabajo doméstico remunerado, casi el 76% vive en condición de pobreza y más del 50% en pobreza extrema. Esta condición es más severa para las mujeres. Un 76.4% vive en pobreza y 51.5% en pobreza extrema, en tanto que a los hombres la pobreza les afecta en menor porcentaje: 56% en condición de pobreza y 34.6% en pobreza extrema.

En relación a la demanda de TDR, los resultados del estudio indican que:

• Es extremadamente bajo el porcentaje de hogares con servicio doméstico con dormida dentro y, durante el período analizado, presenta una tendencia descendente clara. La demanda de trabajo doméstico a tiempo completo y con dormida dentro se sitúa en alrededor del 1.5% del total de hogares para 2007, es decir, aproximadamente unos 21,700 hogares hondureños son los que contratan este tipo de trabajo. A principios de la década actual, era el 2.13% del total de hogares los que utilizaban este tipo de servicio.

• El factor con la más obvia influencia sobre la demanda de esta modalidad de TDR lo constituye el nivel de ingresos de los hogares. Más del 86% de los 24,527 hogares hondureños que contratan este tipo de servicio se ubican en los quintiles más altos de ingresos (Q4 y Q5) y el porcentaje de hogares en cada uno de estos quintiles es superior al promedio: 1.64% y 4.91% respectivamente. Vale la pena anotar que dentro de estos quintiles la frecuencia de contratación de TDR es mayor entre los hogares jefeados por mujeres que entre los jefeados por hombres en el quintil 4 (2.13% vs 1.41%) y menor en el quintil 5 (3.35% vs 5.61%).

Sin embargo, es notorio el aumento en los últimos años de trabajadoras/es domésticos mayores de 50 años.

• Principalmente, de origen rural y personas nacidas en las ciudades principales, viviendo en condición de marginalidad.

• Su perfil educativo es relativamente bajo. Del total de personas ocupadas en labores de trabajo doméstico en 2007, el 82.5% manifestó tener algún tipo de estudio y un 17.5% ninguno. El porcentaje de trabajadores domésticos sin ningún tipo de estudio se eleva a casi un 27% en el caso de los hombres. Así mismo es más alto, entre mujeres y hombres mayores de 50 años (38% y 36% respectivamente).

• El problema de la falta de educación es sustancialmente menor entre las mujeres jóvenes. Las trabajadoras entre 15 y 24 años (que representan la mayoría de las mujeres TDRs) representan apenas un 7% del total de trabajadoras domésticas sin ningún nivel educativo, mientras que las trabajadoras de 50 años, o más, representan un 38.2%. El mejor perfil educativo lo presenta el grupo de mujeres entre 15 y 24 años: ellas representan el 45% de las que tienen estudios primarios completos y el 54% de las que han completado la educación secundaria y 39% de las que tienen algún año aprobado de estudios superiores.

• Las principales diferencias con los hombres son: i) ellos no presentan esta vinculación entre menor edad y mayor nivel educativo (por ejemplo, entre los hombres con secundaria aprobada no hay ninguno cuya edad esté comprendida entre 15 y 24 años; y 65% de ellos tienen más de 34 años); y ii) no hay ningún hombre que haya alcanzado un nivel educativo superior al de secundaria.

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En relación con las condiciones laborales y derechos de los y las TDRs:

La presente investigación permitió llegar a conclusiones sobre las condiciones y formas como las trabajadoras/es domésticas/es desarrollan su trabajo.

Lo más notorio es que el TDR se realiza bajo condiciones de inequidad social al estar regulado por un régimen laboral distinto al resto de los ocupados; desde allí ya es excluyente y violatorio, en términos de un tratamiento diferenciado en la misma ley que debería proteger por igual a todos los trabajadores, definición de una jornada de trabajo superior a las 8 horas diarias, la no consideración de aspectos como salario, modalidad de contrato y beneficios sociales. Las condiciones de invisibilidad en que se realiza y la discrecionalidad que se le deja al contratante para definir las relaciones de trabajo, contribuyen aun más a las condiciones de inequidad y exclusión. Es característica de este tipo de trabajo la extensa jornada sobre todo en la modalidad de empleada/o doméstica con dormida dentro.

En caso de conflicto hay limitaciones en la ley para un tratamiento adecuado. El carácter privado e individual de este tipo de trabajo ofrece limitaciones a la misma autoridad para la aplicación de la justicia, en vista que las autoridades de la Inspectoría de Trabajo no pueden accesar al espacio donde éste se desarrolla y comprobar las denuncias.

Las fuentes consultadas dieron información sobre algunos casos de abuso físico y psicológico, situación que es agravada por el desconocimiento de las involucradas tanto de las leyes que pueden invocar para su protección como de las instancias adonde acudir.

• Básicamente, esta demanda se constituye alrededor de los hogares donde la mujer forma parte de la PEA. La información disponible, tanto cualitativa como cuantitativa, refleja que en la gran mayoría de los hogares donde se contrata trabajo doméstico, independientemente de su modalidad, las mujeres (jefas o cónyuges) tienen empleo (casi nueve de cada diez de estos hogares). Sin embargo, la frecuencia de contratación de TDR en este tipo de hogares es sólo ligeramente superior al promedio: 1.62% de los hogares con jefas/cónyuges económicamente activas cuenta con TDR.

• La presencia de niños/as en los hogares también parece tener algún nivel de influencia sobre la contratación de servicio doméstico. El porcentaje de hogares jefeados por hombres que contratan servicio doméstico con dormida dentro se incrementa de 1.58% a 1.98% entre los hogares que cuentan con miembros entre 13 y 18 años y a 1.70% entre los hogares que cuentan con miembros de 6 años o menos. En el caso de los hogares jefeados por mujeres que contratan este tipo de servicio, el porcentaje se incrementa de 1.35% a 1.74% entre los hogares que cuentan con miembros de 6 años o menos. Los datos de la encuesta propia refuerzan la hipótesis de esta influencia ya que hay una fuerte presencia de hogares contratantes con niños/as: casi 7 de cada 10 trabajadoras encuestadas reportan la presencia de niños/as en los hogares contratantes.

• Por último, es importante notar que, dada la baja proporción de hogares que hace uso del TDR, la principal forma de atención de la demanda de servicios de cuidado de las/os miembros de los hogares sigue siendo el trabajo doméstico y de cuidado no remunerado que también es asumido fundamentalmente por mujeres.

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Elementos del marco legal vigente:

• Como ya se había anotado, en el país los derechos laborales de las trabajadoras domésticas se regulan bajo un régimen especial que marca diferencias en relación al resto de las ocupaciones

• El Código de Trabajo reconoce los siguientes derechos específicamente para las y los trabajadores domésticos:

a. Oportunidad para asistir a la escuela nocturna (artículo 155);

b. Vacaciones remuneradas (artículo 156);c. Derecho de preaviso e indemnización (artículo

161)d. Derecho a que, en caso de enfermedad u

hospitalización, el patrono gestione los gastos y el asilo del o la trabajadora en hospital o centro de beneficencia, y costee los gastos y atenciones de emergencia (artículo 165)

• En otros artículos del Código de Trabajo vigente se establecen exclusiones que afectan negativamente los derechos laborales de las y los trabajadores domésticos remunerados. Entre otros: artículo 325 en el tema de la regulación de la jornada máxima legal de trabajo; artículo 154 con disposiciones sobre días de descanso, feriados o de fiesta nacional, horas de descanso diario y en días feriados (si son trabajados; artículo 139 que autoriza el contrato verbal en el caso de las/os trabajadores domésticos.

• Leyes especiales, como la Ley del Séptimo Día y Décimo Tercer Mes en Concepto de Aguinaldo (1982) y el Reglamento del Décimo Cuarto Mes de Salario en Concepto de Compensación Social (1995), aunque no establecen excepciones, no son aplicadas en la práctica en el caso de las/os trabajadores domésticos.

• Las/os trabajadores domésticos remunerados están excluidos de la Ley de Salario Mínimo.

Entre los principales elementos del marco legal vigente que tutelarían efectivamente los derechos (laborales y otros) de las y los trabajadores domésticos remunerados, podrían destacarse:

• La Ley de Igualdad de Oportunidades: este instrumento puede ser el marco que vuelva la mirada al trato igual de las mujeres en el ámbito laboral, tomando en cuenta que el trabajo doméstico remunerado incorpora a más mujeres que hombres. El artículo 53 de dicha Ley puede inspirar la incorporación del trabajo doméstico a las diversas categorías de la Ley de Salario Mínimo, sobre todo para fijar un salario justo y equitativo

• El del Régimen Especial de Afiliación Progresiva del Sector de Trabajadores Domésticos referido al goce de acceso a los servicios del Instituto Hondureño de Seguridad Social es otro aspecto a considerar. Este acuerdo está en revisión a fin de que sea de carácter obligatorio (la voluntariedad es su principal limitación actual).

En lo relacionado al acceso de los y las TDR a la justicia, son muy pocos los casos de TDR que se presentan ante instancias administrativas o judiciales, en comparación con el gran número de personas empleadas en este sector, tal como lo ha revelado el presente estudio. Dicha situación podría estar reflejando el desconocimiento de las instancias de protección mencionado por las TDRs encuestadas y entrevistadas; la falta de autorreconocimiento de los y las trabajadoras domésticas como sujetas de derecho; y la efectividad con que instancias como la Inspectoría de Trabajo se desempeñan en la detección, recopilación, seguimiento y resolución efectiva de los casos interpuestos.

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ser mujer, además, la sociedad, la escuela y la organización comunitaria las educa, las ve y las coloca de manera diferente en relación con los miembros del hogar que son varones.

Actualmente al interior de los hogares de las empleadas domésticas se siguen dando procesos de socialización que reproducen esquemas de género y que podrían incentivar la inserción de las mujeres al trabajo doméstico.

Por otro lado, las cifras revelan que el trabajo doméstico sigue un patrón generacional en su práctica ya que la mitad (49.5%) de las empleadas señaló tener familiares que se dedican o han dedicado al trabajo doméstico, de éstas el 41.6% es su madre, 26.4% su hermana y el 21.8% su tía. Como se puede apreciar este trabajo ha sido desempeñado por familiares cercanos a la empleada y en todos los casos se trata de mujeres del núcleo familiar.

• Desde el punto de vista de los hogares contratantes hay una percepción positiva de contar con una (o) doméstica porque les ayuda a llevar mejor las responsabilidades familiares y laborales.

• Honduras es un país que ha avanzado muy poco en articular redes de apoyo en el tema de la economía de cuidado. Aspectos como cuidado de los infantes y adultos mayores no es concebida como una responsabilidad pública.

• Bajo esta situación cobra vital importancia el papel de los hogares, son ellos y a su interior, las mujeres las que sustentan el peso de las obligaciones de cuidado. De aquí deriva también la importancia del trabajo doméstico remunerado en la medida que forma parte de la cadena de alternativas a

En lo relacionado a los impactos del TDR en la vida de las empleadas domésticas y sus familias, se pueden destacar:

• Un factor positivo es que el trabajo doméstico ofrece a las mujeres la posibilidad de generar un ingreso que les permite apoyar económicamente a su familia y cubrir sus gastos personales, contribuyendo de esa forma al logro de su autonomía económica. Ellas ven en este trabajo una oportunidad para alcanzar a futuro condiciones de vida mejor para ellas y su grupo familiar. Si tiene la oportunidad de estudiar se sienten mucho mejor y manifiestan un nivel aceptable de satisfacción.

• El tema que más les afecta es estar separadas de su familia, sobre todo las que tienen hijos/as. Expresan: que tener que trabajar lejos de sus lugares de origen favorece la desintegración familiar producto de la distancia que las separa del resto de su familia y tener una relación afectiva a través del tiempo y la distancia.

Les preocupa dejar a sus hijos (as) bajo la tutela de sus madres; es algo que les afecta por el temor a perder el cariño de sus hijos/as por el limitado tiempo que permanecen con ellos, además, manifiestan que se están perdiendo momentos importantes en la crianza de sus hijos.

Según la opinión de ellas son los hijos/as los que pagan las consecuencias del conflicto que viven al tener que atender dos hogares (68.1%). En los casos de las mujeres casadas y sin hijos/as, éstas manifiestan que es la relación de pareja la que se ve afectada por la distancia que separa a la pareja y la dificultad de poder mantener los vínculos afectivos.

• Otro aspecto que expresan es ser verbalmente discriminadas desde sus hogares por el hecho de

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que recurren los hogares para hacer frente a sus responsabilidades familiares en el tema de cuidado y la búsqueda de ingresos.

• No se da una vinculación fuerte entre Estado, sector privado y hogares, los servicios de cuidados básicamente descansan en los hogares. Este es un tema en el que el sector privado ha incursionado muy poco, derivado quizás de la estructura de costos que es alto y la poca capacidad de la población para cubrirlos. Instituciones como las iglesias en sus distintas modalidades y algunas organizaciones sin fines de lucro contribuyen con algunas acciones a labores de cuidado.

Principales hallazgos y recomendaciones para la política pública

1.- Oferta y demanda de TDR

Lo relevante es que la oferta de trabajo doméstico se ha incrementado en la modalidad de cuenta propia. En tanto las modalidades de tiempo completo con dormida dentro y dormida fuera han tenido un comportamiento conservador a lo largo del período de estudio.

Ésta se concentra en el grupo etário entre 15 y 24 años en el sexo femenino. Es notorio el incremento alrededor de un 16.22 % de la oferta en población mayor de 50 años con mayor representación de los hombres (30.30%). Sin dejar de recordar que, en términos absolutos, este grupo es significativamente minoritario.

La población dedicada a este tipo de trabajo se ubica mayoritariamente entre el primero y tercer quintil de ingreso.

Son los hogares con un alto perfil de ingreso económico los que demandan TDR, los mismos están ubicados entre el cuarto y quinto quintil.

Los hogares donde la mujer forma parte de la fuerza laboral es donde la demanda de TDR es más alta (99.16).

Principales recomendaciones de políticas:

• Profesionalizar el trabajo doméstico remunerado en sus diferentes ocupaciones específicas mediante procesos de capacitación con miras a mejorar el perfil de las personas dedicadas a estas labores y elevar la demanda.

• Estimular la creación de bolsas de empleo donde concurran oferentes y demandantes.

• Establecer un observatorio del mercado laboral para darle continuidad a los resultados del estudio y velar por la protección de los derechos de las y los trabajadores domésticos.

Estrategias para el cabildeo de las recomendaciones:

• El INAM, en una acción coordinada con la STSS y el INFOP, debe celebrar un convenio para institucionalizar cursos de capacitación para este tipo de empleo.

• Que las trabajadoras domésticas sean beneficiadas con cursos de capacitación en el marco del programa Mi Primer Empleo.

• Incluir un componente de trabajo doméstico remunerado en el observatorio de mercado laboral que ya funciona en la STSS.

• Abrir el programa de bolsas de empleo a nivel de las oficinas municipales del INAM y de la STSS.

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Diferenciación significativa en el monto del salario. El salario de la mujeres es menor en comparación a los hombres que desarrollan trabajo doméstico. Las tareas masculinas para este tipo de trabajo están más definidas en tanto la mujer hace de todo en el hogar.

Hay un alto grado de desconocimiento por parte de los y las empleadas domésticas tanto de sus limitados derechos como de las instituciones responsables de la tutela de los mismos.

Hay una sobrecarga de trabajo para la persona que lo ejecuta dando lugar a la doble jornada y triple jornada de trabajo femenina. La mujer padece más en su doble condición de madre- empleada por la falta de socialización del trabajo doméstico al interior de los hogares.

Los conceptos de trabajo decente se ponen en entredicho en la medida que a la empleada doméstica se le paga por hacer todas las tareas del hogar (sin excepción, desde cuidar niños y enfermos hasta bañar y alimentar animales).

Violaciones y abusos de tipo físico, sexual, psicológico y económicos directos o velados del grupo familiar en perjuicio de los y las empleadas.

Hay violación a convenios internacionales donde el país es signatario: como ser la Convención de todas las formas de discriminación contra la Mujer. El marco legal es excluyente y discriminatorio al tratar bajo la categoría de régimen especial en el Código de Trabajo lo relacionado con el trabajo doméstico, dándose un tratamiento diferenciado tanto de hecho como de derecho.

2.- Condiciones laborales

El trabajo se realiza bajo condiciones de total inequidad social y flagrante violación a los derechos humanos. Es violatorio en la medida que deja por fuera los principios de igualdad de oportunidades y no deja espacios para que las personas tengan vida propia (especialmente la modalidad de cama dentro). Se les visualiza como seres sin voluntad ni voz.

Relaciones totalmente asimétricas entre contratante y contratado(a), prevaleciendo relaciones de dominación entre género y clase. En algunas regiones del país se dan incluso relaciones de servidumbre.

Invisible en la medida que se desarrolla al interior de los hogares, es decir, a puerta cerrada y al margen de la institucionalidad.

Individualista, es un trabajo donde no hay asociación lo que dificultad la toma de conciencia por parte de ellos y ellas de su propia realidad.

Hay arraigados patrones sexistas que influencian las relaciones de trabajo, marcando diferencias entre el trabajo realizado por hombres y los realizados por mujeres (más valorizado el trabajo del hombre).

Desvalorizado, en la medida que es un trabajo que no exige una calificación laboral de la fuerza de trabajo y se considera como una extensión natural de las actividades propias del hogar, cae en la categoría de trabajos de baja remuneración. Por otra parte, su aporte no figura en las cuentas nacionales. No se dimensiona su contribución en el trabajo productivo.

Hay inequidad en las modalidades de contratación, tipo de contratos, duración de la jornada, derechos laborales y salario en relación con el resto de los ocupados.

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La mayoría de los aspectos laborales, que son derechos reconocidos para otras ocupaciones, en esta caso, son discrecionales (voluntad) del contratante.

Es un trabajo donde comúnmente no media contrato escrito de trabajo. Lo que afecta la seguridad jurídica y crea vicios de inestabilidad laboral y de ingreso para la contratada, en la medida que puede ser cancelada en cualquier momento. De igual manera afecta al hogar contratante en vista que la empleada no se siente obligada a conservar su trabajo y sucede con frecuencia que abandona el hogar sin previo aviso.

Se da una sobreexplotación, las jornadas laborales superan los marcos legales establecidos para otro tipo de ocupaciones que son reguladas por el Código de Trabajo (En promedio 12 a 14 horas mínimo, de 5 de la mañana hasta 9 y 10 de la noche, para personas que duermen dentro).

Total desprotección social, en el país es característica la falta de políticas y programas de protección social, en el caso específico de ellas y ellos la cobertura es muy limitada.

El trabajo por cuenta propia abre la posibilidad para que las relaciones laborales sean más abiertas, flexibiliza los horarios, los períodos de remuneración, pero igual da lugar a mayor desprotección social, porque no obliga al contratante a nada.

No hay capacidad de denuncia por parte de ellas y ellos, derivado del desconocimiento de las instancias hacia las cuales acudir, el procedimiento a seguir y nivel de confianza. Otro elemento que resaltaron es la falta de tiempo para dedicar a la gestión y la creencia de que las autoridades no les prestarían atención por ser personas de baja posición social y económica.

Principales recomendaciones de políticas:

Revisión de marco legal vigente específicamente el Código de Trabajo, en lo referido al tratamiento del trabajo doméstico remunerado afín de hacer una nueva valoración de derechos en el plano legal, económico y social. Lo que implicaría ver aspectos de jornada de trabajo, salario y prestaciones sociales y laborales, derechos humanos. Bajo este marco las recomendaciones específicas abordarían:

• Que se elimine “la remisión a la costumbre del lugar” la relación laboral en materia de trabajadores domésticos y se regule únicamente por vía de ley.

• Que se elimine el término servidor doméstico por el de trabajador(a) doméstico(a) en el capítulo referido en el Código de Trabajo.

• Que se difunda ampliamente el concepto de trabajo doméstico, abarcador de muchas categorías, que fomentan entre los mismos trabajadores la discriminación.

• Exigir el cumplimiento del proceso legal al interior de la Secretaría de Trabajo.

• Hacer estudios de factibilidad para su incorporación en las políticas nacionales del Salario Mínimo.

• Revisar y adaptar la normativa a los principios fundamentales de derechos humanos.

• Elaboración de un Protocolo para el cumplimiento de los principios en el ámbito laboral.

• Promover la investigación y constatación de las denuncias.

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• La academia hasta hace muy pocos años ha incluido en el currículum los estudios de género, alterna algunos semestres diplomados sobre el tema, pero no se enfoca en el tema del trabajo doméstico remunerado y no remunerado como tal, de allí que la perspectiva del mismo es limitada.

• En el tema de producción de datos es destacable la información que ofrece el INE a través de los censos y encuestas, especialmente la Encuesta Permanente de Hogares de Propósitos Múltiples, donde se encuentran datos de la categoría ocupacional “empleada doméstica” y permite elaborar series, pero es insuficiente para una apreciación completa del fenómeno que nos permita hacer interrelaciones desde varios contextos.

• De igual forma en el país se carece de información sistematizada que nos permita aproximarnos a la caracterización del trabajo doméstico no remunerado y trabajo voluntario.

Principales recomendaciones de políticas:

• Debe elaborarse una encuesta específica sobre el trabajo doméstico remunerado y no remunerado.

• Que el INE institucionalice la Encuesta del Uso del Tiempo.

• Incorporar en todas las fuentes de datos (censos, encuestas de hogares, encuestas de ingresos y gastos y encuestas de condiciones de vida, etc.) del INE preguntas relacionadas con el trabajo doméstico remunerado.

• Alianzas estratégicas con las diferentes universidades para que se incluyan en las propuestas de tesis temas relacionadas con el trabajo doméstico.

• Que se revise la jornada laboral y la obligatoriedad de incluirlas/os en un régimen educativo.

• Afiliación obligatoria al seguro social y definición de un salario base.

• Obligatoriedad del contrato escrito y registrado en la Secretaría de Trabajo.

Estrategias para el cabildeo de las recomendaciones:

• Llegar a las instancias correspondientes a través de propuestas formales (vía Decreto de Ley) por ser más rápido el proceso. Utilizando la iniciativa de ley que tiene la Secretaría de Trabajo y Seguridad Social.

• Acción Legislativa directa con las comisiones del Congreso Nacional entre ella: Comisión de la Mujer, Comisión de la Niñez y la Familia, Comisión de la Juventud.

• Alianzas estratégicas entre le INAM, STSS y comisionado Nacional de Derechos Humanos, organizaciones gremiales y sociedad civil, para impulsar las iniciativas de ley, divulgar masivamente el resultado de los estudios y hacer campañas de socialización.

3.- Investigación y Producción Estadística

• Las investigaciones sobre el tema son escasas, sólo se cuenta con el estudio de la OIT sobre trabajo infantil, que ofrece una caracterización del problema a nivel nacional.

• No se disponen de estudios para el abordaje del tema desde una perspectiva integral que permita hacer comparaciones y conocer con más propiedad la evolución del fenómeno.

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• Incluir en los pensum académicos de nivel superior el tema de equidad de género.

Estrategias para el cabildeo de las recomendaciones:

• Utilizar los diferentes convenios que el INE tiene a nivel institucional, para hacer posible la incorporación de preguntas en sus respectivas fuentes de datos.

• Convenios con las diferentes universidades del país.

• Alianzas estratégicas con las instancias correspondientes para la gestión de recursos para realizar la encuesta de uso del tiempo.

• Incidencia ante el Banco Central para que visibilicen el aporte de las mujeres trabajadoras.

4.- Políticas Públicas

• En términos de políticas públicas hay que reconocer que el tema de trabajo doméstico remunerado es visto desde la amplia gama de acciones de la política social. No hay un tratamiento específico para abordar su problemática. De igual forma las políticas de empleo no se detienen en acciones para impulsar o establecer marcos legales para este tipo de empleo.

• Las acciones del estado de bienestar están enfocadas a apoyar acciones en materia de desarrollo social para los grupos de población viviendo en extrema pobreza, de manera que ellos y ellas son vistos desde de esta perspectivas y no como una categoría como tal.

• Las acciones de las organizaciones de sociedad civil van orientadas a promover la participación

de la mujer en los diferentes espacios, pero no se identificaron acciones específicas para las y los trabajadores domésticos.

Principales recomendaciones de políticas:

• Se recomienda una regulación específica que garantice el cumplimiento de los derechos laborales desde el espacio donde se desarrolla la labor (los hogares contratantes, ya que en la actualidad los inspectores no pueden entrar a los mismos para realizar inspecciones).

• Reglamentar en el marco de la Ley de Igualdad de Oportunidades para la Mujer (LlOM)

• La STSS deberá hacer gestiones para que se le otorgue a la inspectoría del trabajo las facultades para inspeccionar o ejercer su trabajo como ministro de fe pública en el tema de TDR.

• El Estado debe crear redes de apoyo (centros de cuidado infantil) para las hijas e hijos de las y los trabajadores domésticos. De igual forma facilitar el acceso de la mujer al mercado laboral. Se debe coordinar acciones con el sector privado para apoyar este tipo de iniciativas y crear, en el marco de la proyección social de las mismas, centros de cuido y escuelas para los hijos/as de éstas.

Estrategias para el cabildeo de las recomendaciones:

• Divulgación del contenido del estudio en las instancias de toma de decisiones. Entre otras: Gabinete de Desarrollo Social, Consejo Consultivo de Sociedad Civil para la Estrategia de Reducción de la Pobreza y organizaciones gremiales.

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• Campaña nacional de sensibilización en el tema de los aportes del trabajo doméstico al desarrollo nacional, utilizando los medios de comunicación masiva (programa educativos por radio y televisión).

• La Secretaría de Trabajo y Seguridad Social, el Programa de Asignación Familiar(PRAF), la Red Solidaria, El Fondo Hondureño de Inversión Social (FHIS) deben focalizar acciones en este grupo de población.

• La Secretaría de Educación (a través de su presupuesto) debe apoyar financieramente las instituciones que tienen programas de atención a los y las trabajadores domésticas.

• Crear al interior de la STSS una unidad especial para atender la problemática del trabajo doméstico.

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INTRODUCCIÓN

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Este estudio se enmarca en el Plan de Acción del Consejo de Ministras de la Mujer de Centro América (COMMCA) para el período 2006-2009, en su interés por fortalecer los temas de igualdad y autonomía económica de las mujeres; y en los objetivos programáticos del Instituto Nacional de la Mujer (INAM), en su calidad de organismo rector de la Política Nacional de la Mujer, que impulsa la formulación de políticas y propicia acciones y espacios en la búsqueda de igualdad de oportunidades para la Mujer. Así mismo es consistente con los acuerdos de la X Conferencia Regional sobre la Mujer en América Latina y El Caribe (Conferencia de Quito – 2007).

El estudio es parte de una iniciativa del COMMCA, con alcance regional, y fue apoyada por el programa regional de la “Agenda Económica de las Mujeres – Fase II” (UNIFEM/PNUD) y el Programa de Cooperación con Centro América (SICA – AECID), a través de su Línea de Género. El estudio ha sido desarrollado con los mismos objetivos en siete países: Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y República Dominicana.

En el desarrollo de este estudio en Honduras, jugaron un rol importante diversos actores públicos y privados. Entre ellos destacamos la contribución significativa del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), que en el marco del convenio institucional con el INAM brindó las facilidades para el acceso a sus bases de datos y asumió la responsabilidad del procesamiento de los indicadores seleccionados. Reconocemos especialmente su apertura para incluir en la boleta de la Encuesta de Hogares de mayo 2008 una pregunta relacionada con el tema, con el objetivo de precisar la cantidad de hogares que contratan trabajo doméstico bajo las diferentes modalidades.

Agradecemos, así mismo, la contribución del Instituto María Auxiliadora que apoyó la investigación de campo

cediendo el espacio y el tiempo para desarrollar con sus alumnas los grupos focales.

Muy especialmente valoramos y reconocemos los aportes de cada una de las personas dedicadas al trabajo doméstico y de los hogares contratantes contactadas a lo largo del trabajo de campo. Así como también, los valiosos aportes del conjunto de funcionarios y funcionarias y representantes de organizaciones amigas, que nos brindaron entrevistas y participaron en los talleres de trabajo.

El documento recoge la evolución del trabajo doméstico remunerado, en sus diferentes manifestaciones y desde una perspectiva integral, a través del período 2001-2007. Enfatiza en la situación actual, establece interrelaciones con el comportamiento económico y social, a la vez que ofrece un conjunto de recomendaciones de políticas públicas para el tratamiento del tema y la incidencia sobre el mismo.

Esperamos que los resultados del estudio que aquí se presentan contribuyan a: i) fortalecer el trabajo del INAM, en su función rectora de la Política de Igualdad de Oportunidades, de cara a este sector de mujeres, cuyo aporte central al funcionamiento social no ha conseguido todavía el reconocimiento adecuado; ii) impulsar el accionar, especialmente, de la Secretaría de Trabajo y Seguridad Social, en su función de tutelar los derechos laborales, pero también del resto de instituciones públicas de los diferentes poderes con competencia en el tema, a fin de propiciar espacios y acciones para la formulación e implementación de políticas y estrategias encaminadas a superar las desigualdades existentes, creando los marcos y sistemas legales apropiados para el aseguramiento de un trabajo doméstico digno, justo y enmarcado en ley; y iii) fortalecer el trabajo de incidencia en el tema, desde las organizaciones de la sociedad civil, especialmente desde las organizaciones de mujeres.

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I. Antecedentes

El estudio sobre trabajo doméstico remunerado y sus interrelaciones con el no remunerado surge como una iniciativa del Consejo de Ministras de la Mujer en Centro América (COMMCA), en su interés de avanzar en los temas de igualdad y autonomía económica de las mujeres. El trabajo doméstico remunerado y no remunerado es todavía un tema ausente en el marco de las políticas públicas. Por la naturaleza del trabajo (“puertas dentro”) y la falta de voz de las personas que lo desempeñan, con frecuencia el tema no es relevado en las investigaciones de interés público y privado, dando paso con ello a una gran injusticia social y contribuyendo de esta forma a perpetuar relaciones de dominación y discriminación. Se encontraron dos estudios elaborados con anterioridad en el país bajo el auspicio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), a través de su Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil. Uno de ellos es una recopilación y análisis del marco legal relacionado con el trabajo doméstico infantil; y el otro, es un diagnóstico sobre el mismo tema publicado en el año 2003. Este último, constituye un aporte muy útil para caracterizar la problemática en este segmento de población. Entre sus conclusiones se resaltan algunos avances en materia legal pero también la significativa brecha entre la norma o contenido formal de la ley y la protección real de los derechos de la población infantil trabajadora, destacando la debilidad existente a nivel institucional para la aplicación de estos marcos jurídicos. Además, se ofrecen evidencias de la existencia de relaciones de explotación económica, violación de derechos humanos, ilegalidad en los arreglos laborales y violencia física y sexual. Por último se presenta un conjunto de recomendaciones para aumentar los niveles de incidencia en las políticas públicas y formular estrategias de intervención.

Con el presente estudio estaremos contribuyendo en parte a saldar una deuda con las personas que realizan este tipo de trabajo, al poner en evidencia la condición y posición de las mismas en el mercado de trabajo, en la sociedad y al interior de los hogares. A su vez, se ofrece una caracterización del fenómeno, en el marco de varios contextos y perspectivas, para favorecer el diseño de políticas, marcos legales y estrategias para el mejor tratamiento de este trabajo.

II. Objetivos del Estudio

El objetivo general que se planteó el estudio fue el de generar información sobre el trabajo doméstico remunerado, su relación con el trabajo doméstico no remunerado y las condiciones de vida de las mujeres en la región centroamericana, vía acercamientos por país, para identificar cambios legislativos y líneas de política pública prioritarios frente a este tema. Específicamente, se buscaba:

1. Dimensionar y caracterizar el trabajo doméstico remunerado y sus implicaciones en la vida y autonomía de las mujeres en general y, en particular, sobre las mujeres ocupadas en esta actividad.

2. Dimensionar y caracterizar el trabajo doméstico no remunerado y la relación entre ambos (trabajo doméstico remunerado y no remunerado) en cuanto a categorías como autonomía, relaciones de poder, etc.

3. Determinar la relevancia del trabajo doméstico remunerado no sólo como alternativa de empleo para mujeres sino entendido en un marco más amplio de contextos nacionales caracterizados por:

• Una creciente participación femenina en el mercado de trabajo.

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• Una creciente feminización de los flujos migratorios. Dados los flujos migratorios sur-sur (entre países de la región centroamericana) y sur-norte, la ubicación de este tipo de trabajo en este contexto, así como la identificación de su papel en la reproducción social de los países de origen y destino, debe ser parte del análisis.

• La prevalencia marcada de la sub-valoración social del trabajo doméstico.

4. Identificar las relaciones entre trabajo, Estado y familia, mediante el análisis de las principales políticas vigentes, tanto en materia económica como social.

5. Identificar y priorizar recomendaciones en la normativa legal y en la política pública tendientes a la superación de los problemas detectados. En particular, las políticas relacionadas con los ámbitos priorizados por el COMMCA: jornada laboral, ingresos, seguridad social y organización. Es importante también explorar alternativas que puedan contribuir a la ampliación de las opciones laborales para estas trabajadoras.

6. Diseñar estrategias que viabilicen las recomendaciones del estudio tanto en el ámbito centroamericano como nacional.

III. Marco teórico – conceptual y metodológico

El abordaje teórico conceptual de la presente investigación se hizo a partir del análisis de tres elementos fundamentales:a. La división sexual de trabajo y algunas de

sus implicancias en el ordenamiento social y económico.

b. La economía desde la perspectiva de género.c. La “economía de cuidado” y los sistemas de

bienestar.

La división sexual de trabajo persiste aún en los tiempos actuales. Los roles de hombres y mujeres continúan asociados a la percepción histórica de la presencia predominante del hombre en la esfera pública y de la mujer en la esfera privada, referida esta última al trabajo dentro de hogar y las responsabilidades familiares. La acción del hombre, asociada al trabajo productivo, que crea valor económico mientras que el trabajo de la mujer, asociado a la reproducción de la especie humana. Este último es un hecho importante desde el punto de vista social pero que no adquiere valor económico, al interior de los hogares ni ante los agentes del mercado. Es decir, existe una división o asignación de roles para hombres y otro para mujeres. Hay una clara división del trabajo que se extiende hasta el mercado laboral mismo, donde se ubica a las mujeres, preferentemente, en actividades relacionadas con sus “habilidades naturales” (empleadas de la salud, maestras, entre otras).

Diferentes motivaciones, tanto económicas como sociales, han impulsado en las últimas décadas una creciente presencia de mujeres en la fuerza laboral. Esta participación laboral femenina se da en condiciones de una marcada desigualdad social, en la medida en que las responsabilidades familiares no se han socializado con el resto de los miembros del hogar y son ellas las que tienen que compartir su tiempo entre el mercado laboral y el trabajo del hogar, dando lugar a lo que se conoce como la “doble” o “triple jornada” como una situación común entre las mujeres.

En nuestras sociedades hay una aceptación generalizada de las labores del hogar y cuido de los hijos/as y las

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personas dependientes como responsabilidades de las mujeres. En el imaginario social, en esta esfera sólo entran ellas. De aquí la necesidad de compartir sus obligaciones con otras mujeres, algunas de las cuales pueden ser miembros de la familia, que se acompañan unas a otras en estas tareas tales como madres, hermanas, abuelas, hijas; y en otros casos, las que se agrupan bajo la categoría de empleadas domésticas remuneradas.

El problema de la desigualdad de género en el ámbito doméstico-familiar ha sido tema de preocupación de muchas/os autores. Por ejemplo, según Pautassi (2007), “hoy podríamos afirmar que la ‘desigualdad atrapa las mujeres’”. Este concepto puede ser refutable dados los avances en el tema de la igualdad formal entre varones y mujeres, particularmente en términos de equiparación de derechos e igualdad de oportunidades en el mundo del trabajo y en muchos ámbitos públicos. Pero sigue siendo válido para reflejar el hecho de que “se ha perpetrado y reproducido la desigualdad en el ámbito doméstico”. La misma autora afirma que “la desigualdad nos atrapó en el ámbito de las relaciones de conciliación entre lo público y lo privado, entre las responsabilidades productivas y reproductivas”.

Al considerar la economía desde la perspectiva de género un elemento central es el reconocimiento de la estrecha vinculación entre lo público y lo privado, entre lo que se conoce como trabajo productivo y trabajo reproductivo. Esta vinculación está en la base del funcionamiento del sistema económico. El trabajo productivo descansa sobre la base del trabajo reproductivo porque éste es el que genera las condiciones para que la fuerza de trabajo produzca. De allí la necesidad de avanzar en el análisis hacia la justa valoración de este tipo de trabajo en la economía en su conjunto y al interior de las familias.

Como parte del desarrollo del pensamiento económico feminista, ha surgido el concepto de la economía

de cuidado y los sistemas de bienestar, evidenciando la interacción de tres sectores: el público, el privado (mercado) y los hogares (fundamentalmente las mujeres) en la atención a las demandas de cuidado de la sociedad. El Estado interviene tanto como responsable del marco político como prestador directo de servicios de cuidado; el sector privado, vía el mercado, oferta servicios de cuidado (las trabajadoras domésticas remuneradas son parte de este sector) y los hogares en su rol fundamental de proveedores no remunerados de servicios de cuidado. Lo que sí es importante anotar es la necesidad de una mayor articulación de ambos sectores; público y privado; en el tema de cuidado apoyando a los hogares y especialmente a las mujeres en este tipo de responsabilidades.

Hay una frontera muy estrecha entre lo que debemos entender como trabajo doméstico remunerado y no remunerado ya que básicamente son la misma cosa en término que es trabajo de mujeres, aún cuando no disponemos de datos sobre trabajo doméstico no remunerado podemos hacer algunas consideraciones partiendo del alto número de mujeres que figuran como inactivas y de la falta de cobertura de servicios de cuidado en el ámbito público, privado y a nivel comunitario. Ante la falta de alternativas son básicamente las mujeres (diferentes edades y relaciones de parentesco) las que asumen ese rol.

III.1 Planteamiento técnico-metodológico de la investigación

La investigación se propuso un análisis contextualizado del tema del trabajo doméstico remunerado (oferta, demanda y condiciones), considerando sus vinculaciones con:

• La situación y las dinámicas de cambios económicos y sociales de los países (tantos los de origen interno como externo);

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• El marco legal y las políticas públicas vigentes más relevantes para el objeto de estudio;

• La creciente participación en actividades económicas de otras mujeres (que hacen o podrían hacer uso de las/os trabajadores domésticos);

• El trabajo doméstico no remunerado;

• Las condiciones de vida personal y familiar de las trabajadoras domésticas y de las mujeres que las contratan.

De forma tal que la investigación nos permitiera:

• Disponer de información sobre el comportamiento de la oferta y la demanda del trabajo doméstico remunerado, y los factores y limitantes que han venido influyendo en su comportamiento.

• Contar con el perfil socioeconómico de las/os

trabajadores domésticos y las condiciones bajo las cuales ellas realizan ese tipo de trabajo.

• El número de hogares y las características de los hogares que contratan trabajo doméstico en el país.

• Los alcances y vacíos del sistema jurídico vigente.

• La políticas públicas relacionadas con el trabajo doméstico.

El análisis integrado de todos estos elementos permitiría desarrollar una propuesta de recomendaciones de política que pudieran contribuir a la superación de los problemas detectados, así como identificar posibles alternativas para el “advocacy” de las mismas.

La revisión de las estadísticas oficiales disponibles sobre el TDR permitiría además la formulación de recomendaciones para el mejoramiento de la producción estadística en el tema con el fin de contar, en el futuro, con información de calidad tanto para profundizar el conocimiento sobre el tema como para facilitar el seguimiento a su dinámica en el tiempo.

Para asegurar el hilo conductor de la investigación se diseñaron un conjunto de preguntas orientadoras que se agruparon en cuatro temas:

• Oferta del trabajo doméstico remunerado y su

dinámica reciente:a. ¿Ha variado el nivel y balance de género de

la oferta de TDR en los últimos años?b. ¿Cuál es el perfil socio-demográfico actual de

las/os trabajadores domésticos remunerados?c. ¿Cuáles son los problemas de calidad que

caracterizan al trabajo doméstico remunerado y los impactos principales de este tipo de inserción laboral sobre las/os trabajadores domésticos remunerados y sus familias?

• Demanda del trabajo doméstico remunerado y su dinámica reciente:d. ¿Cuáles son las características principales de

los hogares que pueden estar influenciando su demanda de trabajo doméstico remunerado?

• El tratamiento legal y político del empleo doméstico remunerado:e. ¿Cuáles son los aportes principales del marco

legal vigente, y su aplicación, a las condiciones /características del trabajo doméstico remunerado?

• Influencia de otras políticas públicas, sociales y económicas:

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f. ¿Existen elementos de políticas públicas sociales y/o económicas que pueden estar influenciando (o haber influenciado en los últimos años), directa o indirectamente, el nivel y condiciones de la oferta y/o la demanda de trabajo doméstico remunerado?

Para el desarrollo del estudio se estableció el uso combinado de técnicas investigativas cuantitativas y cualitativas, con fuentes secundarias y primarias. Se partió de un diseño previo de la investigación como marco regional para los estudios nacionales. Una de las primeras actividades realizadas fue un taller metodológico regional donde los equipos de investigación de cada país consensuaron los alcances del estudio, la metodología y las posibles fuentes de información a utilizar.

III.2 La investigación con fuentes secundarias

El equipo de investigación de Honduras, después de una valoración de las fuentes oficiales disponibles, optó por utilizar la Encuesta Permanente de Hogares de

Propósitos Múltiples. Las razones que justificaron esta selección fueron: es una fuente con cobertura nacional, se levanta dos veces por año, permite construir series y tiene enfoque de género. Además, cubre aspectos del mercado laboral, pobreza, género, demografía, entre otros, y contiene información específica sobre trabajo doméstico, aunque limitada. Otras fuentes que fueron aprovechadas son: Censo Nacional de Población 2001, Módulo de Migración y Remesas Internacionales 2006, la Encuesta de Ingresos y Gastos 1998/1999 y la Encuesta de Costo de Vida.

Es necesario anotar que encontramos vacíos o debilidades en las estadísticas oficiales relacionadas con el tema del TDR. Ello no permitió desarrollar todos los indicadores establecidos en el marco regional. Por ejemplo: i) las fuentes sólo nos permitieron establecer la proporción de hogares que hacen uso del servicio doméstico con “dormida dentro” ya que no hay forma de conocer el total de hogares que hace uso de este servicio en las diferentes modalidades de contratación; ii) aún dentro de estos hogares no es posible saber

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cuántas de las personas ubicadas como “empleados/as domésticas” (dentro de la relación con el/la jefe/a de hogar) efectivamente lo son, ya que se incluyen en esta categoría familiares de los y las empleadas domésticas que viven en el hogar contratante, aún si no realizan trabajo doméstico para dicho hogar; iii) algunos datos importantes para el análisis del tema de trabajo doméstico remunerado no son relevados por los instrumentos disponibles: el lugar de nacimiento (lo que imposibilita identificar la existencia o no de un patrón de migración interna relacionado con esta ocupación); el nivel y tipo de participación organizada (siendo la baja o inexistente organización uno de los problemas serios que afecta a este grupo de trabajadoras/es); la organización del trabajo doméstico y de cuidado no remunerado en los hogares (que permitiría un mejor análisis sobre las vinculaciones entre el trabajo doméstico y de cuidado no remunerado y el TDR); y el porcentaje de hogares que contratan trabajo doméstico bajo todas las modalidades (Este es el aspecto que se incluyó en la encuesta de mayo 2008). De igual forma no se cuenta con información relacionada con el porcentaje del ingreso que los hogares destinan al pago del servicio doméstico y tampoco fue posible disponer de datos que permitieran analizar la inserción de las mujeres hondureñas migrantes como TDRs en los países de destino.

A la par de los procesamientos de estadísticas oficiales, se desarrolló el proceso de recopilación y análisis de la información documental. Entre la información documental revisada se incluyeron: memorias institucionales, informes técnicos, documentos de políticas y estudios relacionados.

III.3 La investigación de campo

Posteriormente, se inició el levantamiento de la información de fuente primaria o de campo. Las actividades de investigación de campo realizadas para la obtención de información cualitativa incluyeron: grupos focales, entrevistas individuales y colectivas

así como construcción de historias de vida con trabajadoras domésticas remuneradas; grupos focales con empleadoras; y entrevistas institucionales. A todo lo anterior, se sumó: una reunión con empleadas/os del INAM y miembros (as) de otras instituciones públicas para presentar los avances de la investigación y obtener retroalimentación para el proceso; y un panel con expertas en el tema de género, aspectos jurídicos y políticas públicas, para compartir inquietudes y fortalecer el capítulo de recomendaciones y estrategias.

Completó el trabajo de campo la realización de una encuesta a trabajadoras domésticas remuneradas activas que fue aplicada a una muestra cualitativa (por cuotas) de 400 personas. Los criterios para el establecimiento de las cuotas fueron: las dos ciudades que concentran la mayor cantidad de trabajadoras domésticas remuneradas, incluyendo la capital; la modalidad del trabajo (tiempo completo con dormida dentro, tiempo completo sin dormida dentro, y tiempo parcial para uno o más hogares); dos grandes rangos de edad (menores de 35 años y de 35 años o más); y nivel socioeconómico de los hogares contratantes (superior y medio). La encuesta se realizó en Tegucigalpa y San Pedro Sula, en agosto de 2008, aplicando una boleta1 de más de cien preguntas que cubrieron aspectos demográficos, sociales y económicos.

IV. Contenido del Informe

El Informe ha sido estructurado en 4 capítulos sustantivos. El capítulo uno va orientado a hacer una valoración de la evolución de la oferta y demanda del trabajo doméstico y sus interrelaciones con las condiciones de la economía nacional. El capítulo dos comprende lo relacionado con los derechos laborales de las y los trabajadores domésticos y su tutela, a través de la mirada a las condiciones de trabajo y el análisis del marco legal

1 Esta boleta fue la misma utilizada en el resto de los países participantes en el estudio.

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vigente. El capítulo tres aborda las implicaciones del trabajo doméstico remunerado sobre la vida personal de las/os trabajadores domésticos remunerados y sus familias, viendo aspectos de oportunidades de desarrollo profesional y laboral, valoraciones de género y sobre el nivel de vida de sus familias. El capítulo cuatro recoge una visión general del trabajo doméstico remunerado su rol e importancia, los hallazgos y principales recomendaciones de políticas y estrategias.

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I. EVOLUCIÓN Y SITUACIÓN ACTUAL DEL

TRABAJO DOMÉSTICO

REMUNERADO

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I.1 Algunos rasgos relevantes del mercado laboral hondureño

En base a información de la Encuesta Hogares del INE, Honduras para el año 2007, cuenta con una población en edad de trabajar (PET)2 de 5,721.704 personas. De cada diez habitantes, 7.5 son PET. El 45.5% de esta población se ubica en el área urbana y el 54.5% en el área rural. Las mujeres representan el 52.3% de la PET, 48.8% son urbanas y el 51.2% rurales.

¿Pero cuántos hondureños tienen oportunidad de formar parte de la Población Económicamente Activa (PEA) y encontrar un puesto de trabajo? La PEA3 la constituyen 2,921.363 personas (51% de la PET). Un 65.2% de la PEA es hombre y sólo un 34.8% es mujer. El porcentaje de ocupación es del 97% tanto para los hombres como para las mujeres.

De la PEA ocupada, el 47.5% es urbana y el 52.7% es rural. Los hombres tienen mayor participación entre los 35 y los 44 años, el 97% de los mismos está trabajando o buscando activamente trabajo. En el

caso de las mujeres, la mayor tasa de participación se da entre los 30 y 39 años, alcanzando un valor de 52%. El mayor nivel de ocupados se da en el sector terciario, con 50.3% empleos, seguido del primario con una participación de 34.8%. La participación de los hombres es de 40.5% y el de las mujeres 68.6%.

El mercado laboral hondureño se caracteriza por su dualidad entre lo que representa el trabajo asalariado y el de “cuenta propia” en una proporción de 47.5% y 40.8% respectivamente. El resto 11.7% es trabajador no remunerado. Entre los años 2001 y 2007, no se observan cambios significativos en la estructura del mercado laboral, en términos de categoría ocupacional. La oferta de empleo ha tenido un comportamiento positivo pero moderado a nivel de los diferentes sectores. Aproximadamente, se han generado en promedio 91,221 empleos anuales, observándose un relativo mayor dinamismo en el trabajo por cuenta propia (Cuadro No. 1).

Hay gran cantidad de personas que teniendo las condiciones para trabajar se quedan fuera del sistema. Aún cuando la economía ha tenido un desempeño favorable en los últimos cinco años no ha habido una correspondiente generación de empleo a nivel interno, por lo que muchas personas emigran anualmente

1 Oficialmente se define como Población en Edad de Trabajar (PET): a la población de 10 años y más.2 Población Económicamente Activa (PEA): Población de 10 años y más que manifiesta tener algún empleo o bien no tenerlo pero haber buscado activamente trabajo.

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buscando una oportunidad de trabajo. El país sigue enfrentando problemas tanto para generar empleo como para asegurar la calidad del mismo.

I.1.1 Evolución del trabajo doméstico remunerado 2001 - 2007 El trabajo doméstico en el país se realiza bajo varias modalidades, trabajar para un sólo hogar con dormida dentro, trabajar para un sólo hogar con dormida fuera; ambas modalidades son registradas en las estadísticas bajo la categoría de trabajo doméstico remunerado; y las personas que realizan este trabajo por cuenta propia, mismas que pueden trabajar para uno o varios hogares, por día o una determinada cantidad de horas o por tarea. La participación en el empleo como trabajadoras/es doméstic/asos de la PEA ocupada se ubica en un 3.21% promedio entre los años 2001-2007, con algunas ligeras inflexiones en los años 2002 y 2005, donde su crecimiento fue negativo, recuperándose luego hasta situarse en 4.18% en el año 2007. La presencia femenina en este tipo de trabajo es predominante.

Uno de los cambios observables más relevantes es el creciente peso del trabajo doméstico en la modalidad de cuenta propia (ver Cuadro No. 16 en el anexo

estadístico, parte A). El trabajo doméstico bajo la categoría ocupacional de trabajo asalariado, en algo más de un lustro (6 años), apenas se incrementa en 10,170 personas, pasando de aproximadamente 60,602 personas en el 2001 a 70,772 en el 2007, para un incremento interanual promedio de alrededor de 1,695 empleos. En contraste, el trabajo doméstico por cuenta propia ha tenido un crecimiento significativo pasando de representar un 5.5% (3,544 empleos) del total del empleo doméstico en el 2001, a un 37.25% (42,018 empleos) en el 2007. Este crecimiento es especialmente notorio en los últimos años (2006 y 2007) y es el que fundamentalmente explica el crecimiento del trabajo doméstico en el período analizado. Una posible explicación para esta dinámica es el hecho de la jornada de trabajo bajo esta modalidad, según los datos disponibles, es alrededor de las 8 horas y las/los trabajadores tienen la libertad de regresar a dormir a sus hogares y ver diariamente a sus familiares, compartir con su pareja, involucrarse en actividades de la crianza de los hijos y ayudarles en las tareas escolares. De alguna forma, puede considerarse que les ayuda a sobrellevar de mejor forma el conflicto entre las responsabilidades hogareñas y las laborales.

Un segundo cambio observable, obviamente conectado con el anterior, es la clara tendencia decreciente del

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trabajo doméstico a tiempo completo y con dormida dentro. Según los datos (Gráfica No.1), el número de hogares que utilizan este tipo de servicio doméstico se redujo en términos absolutos entre 2002 y 2007 y su peso relativo sobre el total de hogares del país también se redujo, al pasar de 2.1% a 1.5%. Esta reducción es aún mayor entre los hogares jefeados por mujeres: en el 2002, 2.4% de estos hogares contaban con este tipo de servicio; y en 2007, este porcentaje ser redujo a un 1.35% (Ver Cuadro No. 3 en anexo estadístico, parte A).

Quizás este fenómeno se relacione con el “envejecimiento” relativo de la oferta de trabajadoras/es domésticas/os (ver Cuadro 1D en el anexo estadístico, parte A), dado que podemos suponer que a medida que las personas tienen más edad, su nivel de responsabilidades familiares se incrementa y por ello, es posible que prefieran la modalidad de trabajo por cuenta propia. También es probable que el costo del servicio restrinja las posibilidades de acceder al mismo a los hogares de mayores ingresos (ver Cuadro No. 51 en el anexo estadístico, parte A).

El trabajo doméstico remunerado es fundamentalmente urbano. Estas áreas concentran las dos terceras partes del total de este tipo de empleo. Sólo los centros urbanos del

Distrito Central y la ciudad de San Pedro Sula aglutinan el 32.2% del total de trabajadoras/es domésticas/os remunerados. Además, continúa siendo un trabajo eminentemente femenino (ver Cuadro 1A en el anexo estadístico, parte A). Entre 2001 y 2007 con la excepción del 2003, más del 90% de este empleo es ocupado por mujeres, y en 2006 y 2007, ellas representan más del 97% del mismo. Por otra parte, este tipo de empleo representa únicamente un 0.19% del total de la ocupación masculina frente a un 11.5% de la ocupación femenina (ver Cuadro 1C en el anexo estadístico, parte A).

Es probable que la decreciente participación de los hombres en este tipo de empleo, en los últimos años, esté asociada al incremento de empleos en el sector de la construcción, telecomunicaciones y transporte. Según datos oficiales (Banco Central: 2007), el resultado económico nacional ha presentado un comportamiento creciente en los últimos cuatro años. En el año 2007, lo sectores más dinámicos que contribuyeron a este crecimiento fueron: el sector agrícola (13.3%), la industria manufacturera (20.9%), comercio (11.2%), el sector de la construcción que tuvo un crecimiento promedio en los últimos 2 años de 8% y el de transporte en 7.5%. Todos estos sectores demandan fuerza de trabajo masculina de

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baja calificación. La misma fuente resalta el crecimiento de la inversión privada en 14.0% y 18.6% en los dos últimos años, especialmente vinculado a la construcción en soluciones residenciales y establecimientos comerciales e industriales en las principales ciudades. El sector de las comunicaciones también ha ido creciendo en forma significativa en los últimos 3 años (21.5%, 15.1% y 14.0%, respectivamente) por la expansión de la telefonía celular, abriendo oportunidades de trabajo para hombres (como peones en el cableado subterráneo, por ejemplo) y para jóvenes de ambos sexos, con formación media completa o incompleta, en actividades de promoción y venta de estos servicios.

El trabajo doméstico remunerado se concentra claramente en la ocupación específica denominada “empleado(a) doméstico(a)”, denotando su bajo nivel de especialización dado que bajo esta ocupación se ubican las personas que realizan más de una sola tarea (ver Cuadro comparativo 06-07 en anexo estadístico, parte A). Tanto en 20064 como en 2007, esta ocupación representa más del 55% del total del empleo doméstico remunerado y más del 98.37% de las personas en esta ocupación son mujeres. La segunda ocupación más frecuente es la de “lavandera(o)” con más del 35.19% de estos/as trabajadores/as. Se presume que las lavanderas son, principalmente, trabajadoras por cuenta propia y de tiempo parcial5. I.1.2 La oferta actual del trabajo doméstico remunerado

En este apartado presentamos un acercamiento a la oferta actual (2007) de trabajo doméstico remunerado vía las características de las personas ocupadas en este tipo de empleo. Como ya mencionamos, el 97.1% de este empleo es desempeñado por mujeres. Por tal razón,

la caracterización que aquí se ofrece se concentra en las mujeres y sólo resalta las diferencias significativas existentes entre ellas y los hombres que también desempeñan ocupaciones de trabajo doméstico.

La oferta a nivel nacional en el año 2007, y a pesar de una tendencia decreciente entre 2001 y 2007, sigue concentrándose en las edades más tempranas (ver Cuadro No. 17 en el anexo estadístico, parte A). El 33% de las mujeres se ubica en el rango de 15 a 24 años de edad, rango que presenta la mayor concentración, probablemente vinculado, al menos en parte, al hecho de que éste es el único espacio donde la mujer puede trabajar siendo menor de edad y donde no se le exigen documentos. Si sumamos las mujeres con edades entre 25 y 34 años (23%) y las de 25 a 44 años (20%), encontramos que casi 8 mujeres de cada 10 empleadas como trabajadoras domésticas remuneradas son menores de 45 años. La situación en el caso de los hombres es diferente: apenas un 13% se ubica en el rango de 15 a 24 años y menos de 6 hombres de cada 10 empleados en este tipo de trabajo tienen menos de 45 años.

Pero, por otra parte, es notorio el incremento del peso relativo de trabajadores mayores de 50 años que se ha duplicado para ambos sexos, entre 2001 y 2007 (ver Cuadro No. 1.D en el anexo estadístico, parte A). Es probable que el incremento de la oferta en este rango de edad tenga una relación directa con la posibilidad de contratarse como cuenta propia, sobre todo en el caso de las mujeres ya que, como se ha expresado antes, esta modalidad les ofrece la posibilidad de poder atender tanto sus responsabilidades en el hogar que las contrata, como sus obligaciones familiares. Sin embargo, es importante anotar que el porcentaje de los hombres trabajadores domésticos en este rango de edad (36.4%) es más del doble que el correspondiente a las mujeres (15.8%). Otro aspecto que puede estar influyendo en el incremento de la oferta en la población mayor de 50 4 Único año para el que se cuenta con información comparable.

5 Los resultados de la encuesta propia, realizada en el marco de esta investigación, refuerzan esta presunción.

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años es que, ante la falta de protección social, se ven en la necesidad de trabajar para su propio sustento.

Los resultados de la encuesta propia, realizada en el marco de la investigación, confirman la persistencia del origen rural de las trabajadoras domésticas. Esto también fue confirmado en los grupos focales realizados. Sin embargo, según los datos oficiales, el 57.9% de estas trabajadoras reside en el área urbana, que es donde mayoritariamente se genera este tipo de empleo.

Del total de mujeres ocupadas en labores de trabajo doméstico, un 17.3% no tiene ningún nivel educativo contra un 27% de los hombres.

El problema de la falta de educación es sustancialmente menor entre las mujeres jóvenes. Las trabajadoras entre 15 y 24 años representan apenas un 7% del total de trabajadoras domésticas sin ningún nivel educativo, mientras que las trabajadoras de 50 años o más representan un 38.2% (ver Cuadro No. 18 en el anexo estadístico, parte A). Este comportamiento se repite entre los hombres con porcentajes un poco menores (6.6% y 36%, respectivamente).

Las mujeres se concentran más que los hombres en el nivel primario, pero los superan ligeramente en niveles educativos superiores a éste (17.5% de las mujeres tiene algún grado de secundaria o más vs 16.9% de los hombres).

El mejor perfil educativo lo presenta el grupo de mujeres entre 15 y 24 años: ellas representan el 45% de las que tienen estudios primarios completos y el 54% de las que han completado la educación secundaria y 39% de las que tienen algún año aprobado de estudios superiores. La peor situación a este respecto la presentan las mujeres de 50 años o más: 83% de estas mujeres tienen sólo algún grado aprobado de primaria o ningún nivel educativo. Las principales diferencias con los hombres son: ellos no presentan esta vinculación entre menor edad y mayor nivel educativo (por ejemplo, entre los hombres con secundaria aprobada no hay ninguno cuya edad esté comprendida entre 15 y 24 años; y 65% de ellos tiene más de 34 años); y no hay ningún hombre que haya alcanzado un nivel educativo superior al de secundaria.

Del total de mujeres trabajadoras domésticas, únicamente un 9.2% asiste a algún centro educativo (contra un 3.7% de los hombres). De cada 10 mujeres que estudian, más de 8 tienen entre 15 y 24 años y menos de un 6% supera los 34 años de edad. En el caso de los hombres, el total de los que estudian tienen entre 25 y 34 años de edad. (Ver Cuadro No. 21 del anexo estadístico, parte A).

La mayoría de las mujeres trabajadoras domésticas remuneradas pertenecen a hogares en condición de pobreza: 51.5% en pobreza extrema y 24.9% en pobreza relativa. Dicho de otro modo, casi ocho de cada diez trabajadoras domésticas provienen de hogares en condición de pobreza. En el caso de

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los hombres, la incidencia de la pobreza es menor, el 34.6% vive en pobreza extrema y el 21.4% en pobreza relativa, para un total de menos de seis hombres de cada diez trabajadores domésticos remunerados en condición de pobreza. (Ver cuadro 20 en anexo estadístico, parte A).

Lo anterior está asociado a varios factores. En el área rural, donde se concentra la pobreza, el sector agrícola abre oportunidades especialmente para ellos. Labores como chapeo, des-hierba, aguar animales y ordeñar vacas son nichos propios de los hombres. Por otra parte, está demostrado que el hombre tiende a percibir un salario más alto que la mujer.

A lo anterior se agregan percepciones y valores consistentes con la cultura patriarcal todavía vigente. El cabeza de familia, que generalmente es el padre, tiende a favorecer al hijo varón en el acceso a los medios de producción. En las familias campesinas, los padres tienden a heredar a los hijos varones, por considerarlos más aptos y responsable para cuidar y administrar los bienes familiares. De igual forma persiste la idea que la mujer al alcanzar determinada edad busca pareja y pasa a formar parte de otra familia. Según (CEPAL: 2007) “Las mujeres se unen más tempranamente que los varones y asumen en una alta proporción la condición de cónyuges durante la vida adulta”.

Se podría concluir que la oferta para este tipo de trabajo está constituida mayoritariamente por mujeres de origen rural, relativamente jóvenes (aunque con una creciente participación de mujeres de 50 años o más), con bajo perfil educativo y en condición de pobreza.

I.1.3 La demanda actual del trabajo doméstico remunerado

La demanda de trabajo doméstico parece estar condicionada por varios factores, entre ellos: el nivel

de ingreso de los hogares, la situación laboral de las mujeres del hogar, el número de miembros en edades tempranas y adultos mayores y la prevalencia de algunos estereotipos de género en la sociedad.

Una primera relación que parece clara es la que se da entre el nivel de ingresos de los hogares y la contratación de trabajadoras domésticas remuneradas, al menos en el caso del trabajo con dormida dentro6. Más del 86% de los 24,527 hogares hondureños que contratan este tipo de servicio, se ubica en los quintiles más altos de ingresos (Q4 y Q5). Ello indica que a mayor nivel de ingresos en los hogares, mayor la probabilidad de que se contraten servicios domésticos bajo esta modalidad. (Ver cuadro No. 3 en el anexo estadístico, parte A).

Un segundo elemento que parece influenciar la contratación de servicio doméstico es la condición de económicamente activas de las mujeres, jefas o cónyuges, en los hogares. Según los datos oficiales, en casi 9 de cada 10 hogares que tienen mujeres jefas o cónyuges y contratan servicio doméstico con dormida dentro, la mujer es parte de la PEA (Ver Cuadro No. 60 en el anexo estadístico, parte A). Los datos de la encuesta propia también confirman esta relación: Más de 7 de cada 10 mujeres encuestadas que trabajan para un solo hogar, reportaron que las mujeres, jefas o cónyuges, de los hogares contratantes son parte de la PEA; y apenas un 9% reportó que se dedicaban exclusivamente al trabajo del hogar. (Ver Cuadro No. 27 en anexo estadístico, parte B). Aún cuando hemos resaltado Tegucigalpa y San Pedro Sula como espacios con alta presencia de TDR, hay ciudades intermedias como Comayagua, Choloma, Cortés, la Ceiba y Santa Rosa de Copán que demandan mano de obra calificada, estas ciudades intermedias quedan en su mayoría en el corredor central de desarrollo y se han convertido en centros industriales

6 Las estadísticas oficiales no permiten caracterizar los hogares que emplean trabajadoras/es domésticas/os en otras modalidades (tiempo completo sin dormida dentro o a tiempo parcial).

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7 Es muy probable que se trate de las tareas domésticas que normalmente realizan las mujeres, como empleadas domésticas, y no se esté considerando las tareas de cuidado propiamente dicho.

y algunas de ellas por tradición son ciudades turísticas y en la actualidad han cobrado mucho auge debido a las políticas de promoción del turismo interno. Lo anterior hace pensar en un posible incremento a futuro de la participación económica de las mujeres en la fuerza laboral y al mismo tiempo un aumento de la demanda de servicio doméstico.

Las mujeres que participaron en los grupos focales expresaron que contar con una trabajadora doméstica les ayuda a llevar de mejor forma las responsabilidades familiares y laborales. Manifestaron sentirse mejor al saber que dejan sus hijos/as al cuidado de una persona y que también les alivia la carga doméstica. Señalan que después de algún tiempo (seis meses o más) aumenta el nivel de confianza en ellas. En la mayoría de los casos la empleada doméstica es la que organiza su tiempo y las contratantes dejan en manos de ellas el manejo del hogar. Hay un buen nivel de satisfacción sobre este tipo de trabajo entre las mujeres empleadoras consultadas.

En términos de la demanda de cuidado de los hogares (ver Cuadro No. 53 en el anexo estadístico, parte A), la presencia de niños/as en los hogares también parece tener algún nivel de influencia sobre la contratación de servicio doméstico. El porcentaje de hogares jefeados por hombres que contratan servicio doméstico con dormida dentro se incrementa de 1.58% a 1.98% entre los hogares que cuentan con miembros entre 13 y 18 años, y a 1.70% entre los hogares que cuentan con miembros de 6 años o menos. En el caso de los hogares jefeados por mujeres que contratan este tipo de servicio, el porcentaje se incrementa de 1.35% a 1.74% entre los hogares que cuentan con miembros de 6 años o menos. Los datos de la encuesta propia refuerzan la hipótesis de esta influencia ya que hay una fuerte presencia de hogares contratantes con niños/as: casi 7 de cada 10 trabajadoras encuestadas reportan la presencia de niños/as en los hogares contratantes.

La presencia de ancianas/os sólo aparece con alguna significación en el caso de los hogares jefeados por mujeres que contratan servicio doméstico con dormida adentro. El porcentaje de estos hogares se incrementa de 1.35% a 1.65% entre los hogares que tienen miembros de 65 años o más. En la encuesta propia, esta situación fue mucho menos frecuente que la presencia de niñas/os: un 19% de las trabajadoras encuestadas en el marco de este estudio reportaron la presencia de ancianas/os en los hogares contratantes.

Para explorar la posible influencia de la organización de la oferta de cuidado no remunerado (a partir de los miembros de los hogares), sólo se cuenta con información de la encuesta propia e información cualitativa de los grupos focales realizados. Es importante tener en cuenta que en el caso de la encuesta propia, se trata de percepciones de las trabajadoras domésticas sobre los hogares contratantes.

Según los resultados de la encuesta, sólo un 30% de las encuestadas reportó que había otras personas, en su mayoría miembros, en los hogares contratantes que realizaban tareas domésticas7 de forma regular. La responsabilidad de este trabajo sobre las mujeres es clara: El 95% de las personas identificadas por las encuestadas son mujeres: El 52% son las jefas o cónyuges de estos hogares, el 19% son hijas del/a jefe de hogar; el 20% otras familiares; y el 4% otras trabajadoras domésticas remuneradas (ver Cuadro No. 29 en anexo estadístico, parte B). Esta condición “femenina” de las responsabilidades domésticas y de cuidado es probablemente una fuente importante de la demanda de trabajo doméstico remunerado cuando las mujeres contratantes participan en el mercado laboral (siempre que se cumplan condiciones de ingreso adecuadas y la oferta de trabajo de cuidado no remunerado sea

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insuficiente). En todos los casos consultados se identificó que las responsabilidades familiares recaen sobre las mujeres, independientemente de si tienen un empleo o no. La creencia de que “la cocina es para la mujer y la calle para los hombres”, expresión típica en el país, es reforzada por la escuela, la iglesia y la sociedad. Si la mujer sale a trabajar fuera del hogar debe dejar una sustituta. En la mayoría de los casos se trata de parientes, pero también vecinas y amigas. Una opción en crecimiento es la empleada doméstica.

Tomando en cuenta los hallazgos sobre la influencia de distintos factores sobre la demanda de TDR, es posible visualizar dos escenarios para el comportamiento de esta demanda a futuro:

• Uno de ellos es que las ciudades intermedias (por la dinámica económica y/o las políticas de estimulo a la inversión y generación de empleo) puedan abrir oportunidades de trabajo para las mujeres y al aumentar la participación de éstas en la PEA, también se generen oportunidades para el trabajo doméstico, sobre todo en la modalidad de cuenta propia siempre que el ingreso de las asalariadas permita cubrir ese servicio. Al cierre de este informe, datos de la Encuesta de Hogares 2008, reflejan que hay un total de 92,442 hogares que contratan servicio doméstico, un 66% bajo la modalidad de dormida fuera y el resto con dormida dentro. Esto indica que hubo un crecimiento significativo del número de hogares con trabajadoras domésticas remuneradas con dormida dentro con respecto a 2007, aunque el crecimiento de la cifra puede estar influenciado por el mejoramiento del nivel de captación de este tipo de trabajo en la encuesta (ver cuadro No. 93 en anexo estadístico, parte A).

• El otro escenario es que con los efectos de la crisis mundial, se estima que el ritmo de crecimiento de

la economía nacional sea menor a lo observado este año y el ingreso de los hogares se puede ver afectado negativamente, lo que no les permitiría contratar servicio doméstico.

I.1.4 Transnacionalización del trabajo de cuidado

Hay limitaciones de información oficial para hacer precisiones sobre este tema que se ha convertido en un fenómeno de primer orden en las relaciones entre los países del norte y los del sur e, incluso, entre los mismos países del sur. No se cuenta con datos sobre las labores que realizan las personas emigrantes en el país de destino. Sin embargo, el perfil educativo relativamente bajo de la población hondureña migrante: primaria (59.3%) y secundaria (32.2%); y su condición de ilegalidad (60.5%) permiten la casi certeza de que mayoritariamente se insertan en empleos de baja calificación de los que seguramente forma parte el TDR.

En un estudio reciente (Rosales: 2008) se afirma que las mujeres que emigran hacia España son contratadas, en su mayoría, como empleadas domésticas, para realizar tareas de cuidados de personas mayores, niños y niñas. Se tiene información no oficial de que mujeres hondureñas de zonas fronterizas con El Salvador, podrían estar migrando hacia este país para desarrollar este tipo de actividades en hogares donde las mujeres han migrado hacia Estados Unidos.

Según datos oficiales (INE: 2006), hay 246,620 personas en el exterior. Más de nueve de cada diez de estas personas emigraron hacia Estados Unidos (91.4%). Muy lejos, se ubican México y España en un segundo lugar. Y más lejos aún, Centroamérica.

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Del total de emigrantes, el 70.4% es hombre y el 29.6% mujer. El 77.5% es joven comprendido en las edades de 15 a 34 años, en este tramo de edad los hombres representan el 47% y las mujeres 17.3%. Más del 91% de las/os migrantes aduce como razón de su migración la búsqueda de trabajo.

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II. LOS DERECHOS LABORALES

DE LAS Y LOS TRABAJADORES

DOMESTICOS Y SU TUTELA

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II.1 Calidad del trabajo doméstico remunerado

Es importante reconocer que en el caso del trabajo doméstico remunerado en el país prevalecen condiciones bien diferenciadas con el resto de las ocupaciones. En este caso en particular las políticas de igualdad de oportunidades y no discriminatorias no han tenido mayor incidencia y uno de los motivos es, y ha sido, que el tema que nos ocupa no ha estado en la agenda pública, derivado, al menos en parte, del nivel de invisibilidad que tiene este tipo de trabajo. Después de una revisión a las políticas públicas con enfoque de género y de generación de empleo es oportuno señalar que la problemática del trabajo doméstico remunerado no ha sido tratada como tal. El mismo queda sumido en el marco de la política social.

En el país hay un marco regulatorio para el ejercicio del trabajo compilado en varias leyes, vinculadas en su mayoría a tratados internacionales, pero fundamentalmente la normativa está contenida en el Código del Trabajo, pero en el caso del trabajo doméstico remunerado se regula bajo un régimen especial donde se establecen diferencias significativas en el tema de la jornada laboral, y derechos laborales que iremos desarrollando en cada acápite.

Aunque el tema será abordado en detalle en el siguiente acápite, vale la pena mencionar que en el país se cuenta con un marco regulatorio para el ejercicio del trabajo, compilado en varias leyes vinculadas, en su mayoría, a tratados internacionales, aunque la normativa está fundamentalmente contenida en el Código de Trabajo. Este Código regula el trabajo doméstico remunerado bajo un régimen especial, que establece diferencias significativas en diversos derechos laborales.

Para aproximarnos a la calidad del trabajo doméstico remunerado se planteó la exploración de algunos indicadores. A continuación se presentan los principales hallazgos a este respecto.

II.1.1 La remuneración laboral

En el país la remuneración salarial mínima para todas las ocupaciones está definida en la Ley del Salario Mínimo, excepto para los/as trabajadores/as domésticos/as. El salario de las personas ocupadas en trabajo doméstico es una cantidad definida por la persona contratante y, en los momentos actuales, se podría pensar que tiene alguna influencia entre oferta y demanda, ya que no hay ningún instrumento jurídico que señale algo al respecto.

Según los datos del INE (Ver Cuadro No. 36 en anexo estadístico, parte A), la remuneración8 promedio de las personas ocupadas en trabajo doméstico remunerado es de US$ 204.01, siendo mayor para los hombres que para las mujeres. La remuneración promedio de estas últimas equivale a menos de un 57% de la de los hombres.

El nivel de remuneración parece variar con la edad, con una relación más clara y directa en el caso de las mujeres trabajadoras domésticas. El rango de 15 a 24 años (donde se concentra una proporción importante de las empleadas domésticas) presenta la menor remuneración promedio y es el grupo que presenta la menor brecha de género (el ingreso promedio de las mujeres es más de 91% del de los hombres). La remuneración crece para los siguientes rangos de edad hasta llegar a las trabajadoras de 50 años o más donde se reduce nuevamente. Las brechas de género se incrementan también con la edad, pero especialmente para el grupo entre 35 y 44 años (cuya remuneración

8 Esta remuneración incluye tanto el salario monetario como el salario en especie (estimado su valor, de acuerdo a la metodología establecida por el INE para tal efecto).

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promedio es de poco más de un 40% de la de sus homólogos masculinos).

De forma un tanto inesperada, la remuneración promedio entre el personal no calificado ocupado en la maquila (US$ 171.27) es inferior a la de las/os trabajadoras/es domésticas/os remuneradas/os (Ver Cuadro No. 42 en anexo estadístico, parte A). La situación de las mujeres trabajadoras domésticas es mejor que la de los hombres ya que la remuneración promedio de las primeras representa más del 135% de sus homólogas en la maquila, mientras que en el caso de los hombres, su remuneración promedio es poco menos del 105% de la de sus homólogos en la maquila. No parece haber explicación para estas diferencias: ambos tipos de ocupaciones son consideradas “no calificadas” y, aunque no se dispone de datos estadísticos al respecto, es dudoso que la jornada laboral de las/os trabajadoras/es de la maquila sea inferior, al menos significativamente, a la de las/os trabajadoras/es domésticas/os.

La encuesta propia nos ofrece datos sobre la remuneración monetaria (ver Cuadro No. 5 en anexo estadístico, parte B). El salario mensual promedio del total de encuestadas es de US$ 163.12, un

poco mayor que el dato ofrecido por la EHPM 2007 (US$ 155.69). Seis de cada diez encuestadas, independientemente de la modalidad de trabajo, se concentran en los rangos de US$ 151 a 200 (alrededor de un 34%) y US$ 101 a 150 (alrededor de un 25%). El salario mensual promedio es similar entre las trabajadoras a tiempo completo con o sin dormida dentro (alrededor de US$ 157), pero se eleva en el caso de las trabajadoras a tiempo parcial hasta poco más de US$ 175. Además, entre las que ganan más US$ 300 mensuales, son las trabajadoras a tiempo parcial las que alcanzan mayor salario.

II.1.2 La jornada laboral

Según el Código de Trabajo la duración de la jornada laboral es 44 horas a la semana, pero para las trabajadoras domésticas asalariadas este promedio se eleva hasta 52 horas semanales, casi siete horas por encima de sus homólogos masculinos cuyo promedio (45 horas) se aproxima a la norma establecida (ver Cuadro No. 37.B en anexo estadístico, parte A). Las mujeres asalariadas en el rango etario de 15 a 24 años son las que presentan la carga horaria más pesada: 55 horas promedio, muy por encima de la de los hombres

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asalariados de la misma edad, cuyo promedio no llega a 39 horas. Entre las trabajadoras por cuenta propia la jornada semanal promedio se reduce a 24 horas y es menor que la de los hombres (38 horas).

Según los datos aportados por la encuesta propia, la jornada semanal difiere entre las que trabajan a tiempo completo y las que trabajan a tiempo parcial para uno o más hogares.

Las que presentan una mayor jornada laboral (62 horas) son las trabajadoras a tiempo completo y con dormida dentro, donde más de siete de cada diez trabajan más de 48 horas y casi cinco de cada diez, lo hacen por más de 60 horas. En segundo lugar (53 horas) se ubican las que trabajan a tiempo completo sin dormida dentro, donde más de cinco de cada 10 trabajan entre 40 y 48 horas por semana y menos de dos de cada 10 lo hacen por más de 60 horas9.

La menor jornada laboral la presentan las trabajadoras a tiempo parciales para uno o más hogares. Su jornada promedio es de 33 horas semanales y ocho de cada diez trabajan menos de 40 horas. Poco más de cinco de cada diez trabajan entre 30 y 39 horas semanales. Este comportamiento diferenciado de las trabajadoras a tiempo parcial (cuenta propia), apuntalaría la idea de que este tipo de modalidad se ha convertido en una opción efectiva para las mujeres ya que les permite combinar mejor su tiempo laboral con el de cuidado de su familia. No obstante, también implica un riesgo aún mayor de desprotección laboral.

Más del 95% de las trabajadoras a tiempo completo encuestadas disponen de un día libre o más por semana. El 86% disfruta sus días libres semanalmente y el resto lo hace quincenal (2 ó 3

días) o mensualmente (4 días). El casi 5% restante tiene menos de un día libre por semana (ver Cuadro No. 12 en anexo estadístico, parte B).

II.1.3 El contrato de trabajo

El contrato verbal es lo predominante en este tipo de empleo. Según los datos oficiales (ver Cuadro No. 39 en anexo estadístico, parte A), el 97.2% de las/os trabajadores domésticos no tienen contrato escrito. Además, el contrato escrito es más frecuente entre los hombres (7%) que entre las mujeres (2.6%).

Probablemente debido a que la encuesta propia fue realizada en los dos principales centros urbanos del país, los resultados de la misma presentan una situación relativamente mejor que los datos oficiales: más del 6% de las trabajadoras encuestadas dijeron contar con un contrato escrito. Este porcentaje se reduce a menos de un 5% en el caso de las trabajadoras a tiempo completo sin dormida dentro; y a 5.3% para las trabajadoras a tiempo parcial. Por el contrario, se incrementa a casi un 9% en el caso de las trabajadoras a tiempo completo con dormida dentro. (Ver Cuadro No. 26 en anexo estadístico, parte B).

La misma encuesta (ver Cuadro No. 9 en anexo estadístico, parte B) nos indica que los aspectos más frecuentemente tratados en el arreglo inicial con sus empleadoras/es son: las labores a realizar, los días de la semana que hay que trabajar, el monto del salario, el horario de trabajo y la frecuencia del pago. Alrededor de nueve de cada diez encuestadas mencionaron estos temas. El tema de la cantidad y frecuencia de días libres fue mencionado por casi siete de cada diez encuestadas. Los temas menos mencionados fueron los relacionados con las vacaciones, el pago del aguinaldo y el seguro. La situación, en términos del cumplimiento de lo acordado, parece ser positiva:

9 Para mayor detalle, ver Cuadro No.13 en anexo estadístico, parte B.

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alrededor de nueve de cada diez encuestadas expresaron que todos los aspectos acordados con sus empleadoras/es se habían cumplido.

II.1.4 Acceso a otras prestaciones sociales

En términos de otras prestaciones sociales, las y los empleados domésticos, según el régimen especial que los regula, tienen derecho a permiso para asistir a la escuela nocturna, gozar de 10 horas de descanso diario, vacaciones pagadas y derecho a preaviso. El resto de las personas ocupadas tienen derecho a aguinaldo o treceavo mes de salario, gozar de vacaciones, estar afiliados al seguro social y gozar de días feriados.

Aún y cuando el derecho al estudio está garantizado en el Código de Trabajo, en la práctica, son muy pocas las opciones nocturnas accesibles para ellas, y cuando esta opción existe, se da en lugares distantes o fuera de la colonia o barrio en el que la TDR trabaja, lo que dificulta su traslado a dicho centro y puede poner en riesgo su misma seguridad personal. El bajo porcentaje de trabajadoras domésticas que están estudiando (9.02%), según cifras oficiales y la encuesta propia, podría ser reflejo de estos problemas.

Es importante hacer notar, sin embargo, que las personas trabajando en este tipo de ocupaciones pueden ejercer su derecho a la educación a través de los programas de educación formal alternativa, que son una opción innovadora que facilita su incorporación al sistema educativo. La metodología y horarios pueden facilitar el acceso de los y las trabajadoras domésticas remuneradas a la escuela. Iniciativas tales como el Maestro en Casa, proyecto desarrollado por el Instituto Hondureño de Educación por Radio (IHER), el Programa de Educación Básica para Todos (EDUCATODOS) financiado por el Gobierno de Honduras y USAID, y

algunos institutos en las grandes ciudades del país (entre otros), pueden estar incorporando en su matrícula a personas trabajadoras domésticas. Específicamente, en el caso del proyecto del IHER, entrevistas realizadas como parte de la investigación de campo, permitieron confirmar su presencia en la matrícula del mismo (las trabajadoras domésticas entrevistadas están ejerciendo su derecho a la educación aprovechando los fines de semana). Estos espacios son ideales para que ellas, además de los conocimientos del currículo educativo básico, adquieran conciencia de sus derechos, beneficios, y sobre todo, de las instancias que les protegen. Dichas iniciativas merecen el apoyo del Estado para ser replicadas en otras ciudades o localidades a fin de favorecer el acceso de los y las trabajadoras domésticas remuneradas a la educación y profesionalización.

Muy recientemente bajo el amparo del Artículo 50 de la Ley de Igualdad de Oportunidades para la Mujer se ha abierto la posibilidad para la afiliación de las y los trabajadores domésticos y sus hijos al Seguro Social. En términos del acceso a este beneficio, según los resultados de la encuesta propia (ver Cuadro No. 10 en anexo estadístico, parte B), apenas un 5% (20) de las trabajadoras reportó contar con seguro social y un 11% (44) dijo contar con un seguro privado. El seguro social es pagado mayoritariamente por ellas mismas (14 de las 20 que tienen este tipo de seguro). En contraste, el seguro privado es pagado mayoritariamente por sus empleadoras/es (34 de las 44 que tienen este tipo de seguro).

En relación al goce de vacaciones, según la misma fuente (ver Cuadro No. 11 en anexo estadístico, parte B), siete de cada diez trabajadoras a tiempo completo tienen vacaciones. La frecuencia de las mismas es variable, pero la anual es la mayoritaria (43%). Vale la pena anotar que más de un 28% de estas trabajadoras

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expresaron no tener nunca vacaciones. El porcentaje se incrementa entre las trabajadoras sin dormida dentro (38%) y disminuye entre las trabajadoras con dormida dentro (20%). Casi ocho de cada diez de las que tienen vacaciones, las disfrutan descansadas y con pago. No obstante, un 19% de las con dormida dentro y un 13% de las sin dormida dentro, expresaron que se las dan descansadas pero que no reciben el sueldo correspondiente a este período.

Con respecto al aguinaldo, como prestación al cierre de cada año, menos de seis de cada diez encuestadas que trabajan para un solo hogar dijeron recibirlo. La situación es todavía peor cuando se trata del pago del aguinaldo proporcional por retiro del trabajo (renuncia o despido): menos de dos trabajadoras de cada diez dijeron haberlo recibido como parte de su pago final. El pago de vacaciones proporcionales por renuncia o despido y el pago del catorceavo mes, como prestación de cierre año, presentan un comportamiento similar; y sólo se incrementa a cuatro de cada diez trabajadoras cuando se trata del preaviso (en caso de despido). (Ver Cuadro No. 14 en anexo estadístico, parte B).

II.2. El Marco legal vigente

En Honduras, el marco regulador en materia de trabajo lo sigue constituyendo el Código de Trabajo, aprobado mediante Decreto Legislativo 189 del 1º de Junio de 1959, con sus respectivas reformas, interpretaciones y derogaciones a lo largo de estos años. Se suman a éste Código algunas normas especializadas que han introducido varios cambios en cuanto a los derechos y regulaciones al trabajo de las mujeres y la infancia, tales como la Ley de Igualdad de Oportunidades para la Mujer y el Código de la Niñez y la Adolescencia.

Estas normas han sido producto de la adopción de los principales Convenios Internacionales en materia de

Derechos Humanos, como la Carta Internacional de Derechos Humanos10. Sumados a estos instrumentos, la Convención para la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW) y la Convención sobre los Derechos del Niño/a. Pueden agregarse además, los Convenios 14, 29, 32, 35, 45, 62, 81, 87, 95, 98, 10011, 105, 106, 108, 11112, 116, 122, 138, 169 y 182 de la Organización Internacional del Trabajo (en materia de protección a los/as trabajadores(as) que han sido ratificados por el país.

Sin embargo, aun y cuando diversas normas nacionales (además del Código del Trabajo) han sido puestas en vigencia para adaptarse a los principios y compromisos derivados de la adopción de los instrumentos internacionales, en materia de trabajo doméstico, muy poco ha cambiado desde 1959.

Con la entrada en vigencia de la Ley de Igualdad de Oportunidades para la Mujer en 2000, que tutela el principio de no discriminación entre las personas el trabajo doméstico sigue siendo regulado por el Código de Trabajo.

La norma más reciente que pretende proteger a los y las trabajadoras domésticas remuneradas es el Reglamento del Régimen Especial y de Afiliación Progresiva al Seguro Social de los(as) Trabajadores(as) Domésticos(as), impulsado por el Artículo 50 de la

10 Constituida por tres instrumentos paradigmáticos en materia de Derechos Humanos: la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1966) y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966). Dichos Instrumentos incorporan y consideran el principio fundamental de la no discriminación y el de la igualdad de las personas, así como los derechos de primera, segunda y tercera generación.11 Adquiere su importancia ya que desde 1956, año de su ratificación, el Estado de Honduras se compromete a garantizar la aplicación del principio de igualdad de remuneración entre la mano de obra masculina y femenina por un trabajo de igual valor.12 Al igual que el Convenio 100, en 1960 se ratificó el Convenio relativo a la Discriminación en Materia de Empleo y Ocupación, el cual establece en su artículo 1 el término discriminación como “cualquier distinción, exclusión o preferencia basada en motivos de raza, color, sexo, religión, opinión política, ascendencia nacional u origen social que tenga por efecto anular o alterar la igualdad de oportunidades de trato en el empleo y la ocupación” Considera además que los términos empleo y ocupación incluyen tanto el acceso a los medios de formación profesional como la admisión en el empleo en las diversas ocupaciones y las condiciones de trabajo.

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Ley de Igualdad de Oportunidades. Dicho artículo establece que las mujeres que trabajan en el servicio doméstico estarán protegidas por el Instituto Hondureño de Seguridad Social, bajo un régimen especial. Esta Ley estimaba la reglamentación de este régimen por la Secretaría de Trabajo dentro del término de seis (6) meses después de la entrada en vigencia de la Ley. Este Reglamento fue finalmente aprobado mediante Acuerdo Número JD-0006-JD-2008 y publicado en el Diario Oficial La Gaceta el 9 de agosto del presente año 2008 y se complementa con el Artículo 4, literal (b) de la Ley del Seguro Social.

Sin embargo, este Régimen Especial tiene la particularidad que está sujeto a la voluntariedad de la empleadora o empleador, o a que las mismas trabajadoras y trabajadores domésticos se afilien directamente. Por tanto, su exigibilidad no es asimilable al grado de obligatoriedad para con este derecho que tienen los trabajadores y trabajadoras en general, por lo que la exclusión todavía es evidente. Igualmente, tal como lo expresa el Artículo 2, su ámbito de aplicación es gradual y progresivo, en todas las áreas geográficas en donde el IHSS tenga cobertura, por lo que no lo hace todavía accesible a todos y todas las TDR y sus hijos e hijas. Esto puede explicar que a la fecha (diciembre 2008) solamente se han afiliado a este Régimen 450 personas que laboran en la ciudad de Tegucigalpa, de las cuales, el 95% son mujeres. El servicio únicamente se ha hecho efectivo en la capital de la República y, de acuerdo a las autoridades del Departamento de Afiliación del IHSS se comenzará a prestar servicio en San Pedro Sula en fechas próximas.

De igual manera, según algunas autoridades consultadas a través de la Secretaría del Trabajo, y en el marco del Plan Nacional de Empleo Digno, la protección del derecho a la seguridad social de los y las trabajadoras domésticas remuneradas se ampliará con la propuesta de obligatoriedad de la afiliación

al IHSS a través de la aprobación por el Congreso Nacional. Autoridades de la Secretaría de Trabajo manifestaron que a través de la Junta Directiva del Seguro Social este proyecto de Ley ha sido trasladado al Congreso Nacional, sin embargo, el mismo no ha sido discutido y aprobado en dicha Cámara, por tanto, la afiliación continúa siendo voluntaria.

Entre algunos otros elementos que oficializan o perpetúan este trato desigual para las y los trabajadores domésticos remunerados está la consideración de este tipo de trabajo bajo la especialización de ciertos tipos de trabajos en el Código. Esta especialidad del tipo de trabajo lleva a que pocos derechos de las personas en el trabajo doméstico le sean conferidos, al contrario a lo que sucede en el resto de los y las trabajadoras.

Expresamente, el Artículo 154 del Código de Trabajo determina las excepciones o diferencias en el caso del trabajo doméstico, en comparación con los trabajadores (as) en general:

a. No se les aplican las disposiciones sobre días de descanso, feriados o de fiesta nacional;

b. Gozarán de un descanso absoluto de diez (10) horas diarias, de las cuales ocho (8) son nocturnas y continuas y dos (2) se destinan a las comidas.

c. Durante los días feriados o fiesta nacional, deben forzosamente disfrutar de un descanso adicional de seis (6) horas.

d. Sería entonces solamente en estos días feriados que las y los trabajadores domésticos trabajarían la jornada de ocho (8) horas.

e. Tendrán derecho a un (1) día de descanso remunerado por cada seis (6) de trabajo.

El Código de Trabajo identifica expresamente derechos conferidos a las personas trabajadoras domésticas, los que se resumen en cuatro:

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a. Oportunidad para asistir a la escuela nocturna (Artículo 155);

b. Vacaciones remuneradas (Artículo 156);c. Derecho de preaviso e indemnización (Artículo

161)d. Derecho a que en caso de enfermedad u

hospitalización, la persona empleadora gestione la atención del o la trabajadora en hospital o centro de beneficencia y cubra los gastos, razonables, de conducción,y atenciones de emergencia y demás (Artículo 165)

En cuanto al goce de una jornada laboral establecida para este tipo de trabajo es preciso destacar el Artículo 325 del Código, como una disposición excluyente y diferenciada hacia los Trabajadores Domésticos cuando determina que “Quedan excluidos de la regulación sobre jornada máxima legal de trabajo los siguientes trabajadores: a)...; b) Los del servicio doméstico, ya se trate de labores en centros urbanos o en el campo…”.

No obstante lo anterior, el párrafo tercero del artículo 325 establece que tales trabajadores (que son excluidos de la regulación de la jornada máxima legal) no podrán ser obligados a permanecer más de doce (12) horas diarias en su trabajo y les da el derecho dentro de dicha jornada a un descanso de hora y media (1 ½) fraccionada en períodos no menores de 30 minutos. Esta disposición en la práctica no se cumple ni tampoco es invocada por los y las trabajadoras domésticas. Prueba de ello es la alta cantidad de trabajadoras encuestadas, en el marco de este estudio, que reportaron trabajar más de 70 horas semanales. El mismo párrafo tercero del Artículo 325 establece la obligación de la Secretaría de Trabajo de reglamentar los alcances de este artículo (para establecer mecanismos legales y criterios uniformes que regulen las jornadas en estos tipos de trabajo). Sin

embargo, a la fecha y en materia de trabajo doméstico, no se han presentado estas iniciativas.

Otro elemento que contribuye a la desprotección de los y las trabajadoras domésticas es el carácter verbal de los contratos de trabajo. Aunque para el resto de los y las trabajadoras se estipula y acostumbra el contrato escrito, en materia de trabajo doméstico el Código de Trabajo expresamente determina en el Artículo 139 que el contrato podrá ser verbal13.

Sumado a lo anterior, el Código de Trabajo refuerza la desprotección en cuanto a la contratación de los y las TDR al reafirmar en el Artículo 149 párrafo segundo que “en lo que no se hubiere previsto en el contrato, se estará a la costumbre del lugar”. Esto abre la puerta para que se den cambios arbitrarios en el monto del salario o en la cantidad de tareas a realizar o en la ya pesada carga laboral, sin que medien los elementos protectores que se consignan, por el contrato escrito (Artículo 37), para el resto de los trabajadores.

II.2.1 Las leyes especiales en materia de trabajo

Los beneficios conferidos a través de la Ley del Séptimo Día y Décimo Tercer Mes en Concepto de Aguinaldo (1982) y el Reglamento del Décimo Cuarto Mes de Salario en Concepto de Compensación Social (1995) no son en la práctica reconocidos a los y las trabajadoras domésticas remuneradas, aunque ambas normas establecen el beneficio para todos los trabajadores permanentes. Sin embargo, la aplicación de la costumbre en materia de trabajo doméstico, y su visibilización como un régimen especial dentro del Código de Trabajo, ha provocado

13 En la misma situación se encuentran otros tipos de trabajos como los denominados trabajos accidentales: los que no exceden 60 días de duración, o son por obra determinada, así como las labores agrícolas o ganaderas.

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la percepción de que este tipo de actividad se excluye del goce de los anteriores beneficios. En la práctica, al igual que sucede con el Régimen Especial y de Afiliación Progresiva al Seguro Social, el pago de ambos salarios está sujeto a la voluntad de la persona empleadora. No obstante, a criterio de las autoridades del Ministerio del Trabajo consultadas, si estos beneficios le son pagados una vez a la persona trabajadora doméstica, ésta adquiere el derecho a percibirlos en los años subsiguientes.

El trabajo doméstico no está específicamente incorporado a la Ley del Salario Mínimo y su Reglamento, más orientada a otorgar este beneficio a los trabajadores(as) dentro de una respectiva industria. Entre los trabajos sujetos a regímenes especiales, la Ley del Salario Mínimo establece disposiciones específicas únicamente en relación al trabajo a domicilio, más no hay una expresa referencia a las personas laborando como empleadas o empleados domésticos en los hogares.

Esta invisibilización del tipo de trabajo lleva a la diversidad de criterios para pagar al o la trabajadora un salario justo, y a la no aplicación de los ajustes y modificaciones que periódicamente, y de forma tripartita,14 se realizan al salario mínimo.

Para calcular el salario mínimo de los y las trabajadoras domésticas remuneradas, cuando éstos interponen sus casos, la Secretaría de Trabajo y Seguridad Social algunas veces lo subsume dentro de la categoría de Servicios Comunales, Sociales y Personales. No obstante, la no identificación expresa del trabajo doméstico en la Tabla de Salario Mínimo deja abierta la posibilidad de que la persona empleadora establezca un salario inferior al mínimo general establecido para los y las trabajadoras en el sector servicios.

Las anteriores aristas del fenómeno contrastan igualmente con lo que la Organización Internacional del Trabajo considera como trabajo decente: “aquella ocupación productiva que es justamente remunerada y que se ejerce en condiciones de libertad, equidad, seguridad y respeto a la dignidad humana” (Fernández: 2003).

Entre los principales elementos del marco legal vigente que tutelarían efectivamente los derechos (laborales y otros) de las y los trabajadores domésticos remunerados, podrían destacarse:

a. La Ley de Igualdad de Oportunidades: este instrumento puede ser el marco que vuelva la mirada al trato igual de las mujeres en el ámbito laboral, tomando en cuenta que el trabajo doméstico remunerado incorpora a más mujeres que hombres. El Artículo 53 de dicha Ley puede inspirar la incorporación del trabajo doméstico a las diversas categorías de la Ley de Salario Mínimo, sobre todo para fijar un salario justo y equitativo, en el mismo espíritu que inspiró la Ley de Igualdad de Oportunidades. Durante la publicación de este informe, la ley estaba siendo revisada.

b. La existencia del Régimen Especial de Afiliación Progresiva del Sector de Trabajadores Domésticos, el que otorga a las personas incorporadas al trabajo doméstico remunerado el beneficio de la seguridad social, incluidos sus hijos e hijas. Una amplia difusión de este beneficio también es importante, tomando en cuenta que las personas trabajadoras domésticas también laboran fuera de las grandes ciudades del país, en donde el desconocimiento de derechos es mayor, tanto por patronos(as) como por las mismas personas trabajadoras.

14 A través de la Comisión de Salario Mínimo, formada por representantes patronales, representantes de los obreros y representantes del sector gubernamental.

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En relación a las organizaciones de la sociedad civil que apoyan a las trabajadoras domésticas remuneradas, muy pocas han sido identificadas. La mayor labor de acercamiento al TDR ha sido por las acciones en relación al trabajo infantil y los Convenios de la OIT en esta materia suscritos por Honduras, en particular a través de la organización Red Hondureña para el Desarrollo en Equidad de Género (REHPADEG) y el Proyecto Reyes Irene Valenzuela, encaminados a la protección de las trabajadoras domésticas adolescentes. Desde 1971 existe el Sindicato de Trabajadores del Servicio Doméstico, con personería jurídica otorgada por la Secretaría de Trabajo y Seguridad Social. Sin embargo, su existencia es desconocida para la mayoría de los y las trabajadoras domésticas remuneradas en el país, ya que actualmente es un Sindicato inactivo, desconocido incluso por la Secretaría de Trabajo y Seguridad Social.

II.3 El acceso de las y los trabajadores domésticos remunerados a la Justicia

En general, desde el punto de vista del acceso a la justicia, hay que tomar en cuenta que existen percepciones, valoraciones o actitudes en las personas ocupadas en el trabajo doméstico remunerado que limitan su demanda efectiva de protección legal a sus derechos. La falta de reconocimiento social de la importancia de la labor que desempeñan hace que estas personas, en una buena mayoría, resten valor a su trabajo y hasta a sí mismas. Esta desvalorización puede estar reforzada a través de las mismas normas legales que hacen un manejo diferenciado de este tipo de trabajo. Es importante, además, considerar que un buen número de estas personas (sobre todo mujeres) comenzaron a laborar siendo niñas, originarias de regiones del interior del país, habiendo debido interrumpir su proceso educativo, por lo que el desconocimiento de sus derechos puede ser aún mayor.

Sumado a lo anterior, estas personas al desconocer las instancias de protección, sobre todo en las grandes ciudades, se sienten fuera del amparo legal que el resto de los y las trabajadoras tienen. La falta de acceso a oportunidades también pudiera provocar esta percepción acerca de su trabajo. Un ejemplo de esto es la dificultad para obtener créditos, como el resto de las personas trabajadoras15.

Muy pocos son los casos de trabajadoras domésticas que se presentan ante instancias administrativas o judiciales, en comparación con el gran número de personas empleadas en este e tipo de trabajo. Dicha situación podría estar reflejando el desconocimiento de las instancias de protección ya mencionado, la falta de autorreconocimiento de los y las trabajadoras domésticas como sujetas de derecho y la efectividad con que instancias como la Inspectoría de Trabajo se desempeñan en la detección, recopilación, seguimiento y resolución efectiva de los casos interpuestos.

La Secretaría de Trabajo, según los datos de la Unidad de Planeamiento y Ejecución de la Gestión (UPEG), reporta la asistencia de forma general de 8,218 mujeres a nivel nacional en 2007 ante las oficinas de dicha Secretaría, pero abarcadas bajo la gran rama de actividad de servicios comunales, sociales y personales, bajo la cual, en la práctica, se incluye a las trabajadoras domésticas. La UPEG es la instancia que genera las estadísticas institucionales, pero, al igual que en el caso del Programa de Mujer Trabajadora, el trabajo doméstico remunerado no es una categoría que sea sistematizada en forma específica. En relación a la resolución de dichos casos, su escasez incluso incide en su representación gratuita ante los Tribunales del Trabajo por medio de la Procuraduría

15 Entrevista Directora del Programa Mujer Trabajadora, Secretaría de Trabajo. Septiembre 03, 2008.

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del Trabajo. En opinión del Procurador General del Trabajo los casos son pocos debido a que la Procuraduría se persona ante los Juzgados de Trabajo de Oficio, o una vez agotada la parte administrativa, pero los casos de trabajadoras domésticas son particularmente escasos ante esta instancia. A pesar de que durante el presente año se han presentado ante la Inspectoría de Trabajo dieciséis (16) casos de TDR, solamente uno de éstos fue interpuesto ante el Juzgado Primero de Letras de Trabajo.

El mismo criterio es expresado por las autoridades judiciales. De acuerdo a personal del Juzgado Segundo del Trabajo de Francisco Morazán, en ocho años de trabajo, solamente se conoce de un caso en el que la parte demandada haya sido requerida, por sentencia, a indemnizar a la trabajadora doméstica. El Juzgado Primero de Letras igualmente reporta la existencia de uno o dos casos interpuestos ante dicha instancia en esta ocupación.

Por su parte, el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos16 reporta la interposición de quejas o denuncias ante dicho organismo en materia de trabajo doméstico, los que han sido resueltos una vez se requiere a los patronos al pago de salarios, que es la problemática más frecuente que se denuncia ante dicha instancia. Se revela además que el CONADEH en algunas ocasiones ha remitido los casos ante los Juzgados del Trabajo, también en las oficinas regionales, o se ha obligado a los patronos a realizar los pagos adeudados a las trabajadoras domésticas.

En cuanto a los problemas en la administración de la ley que contribuyen a la indefensión legal de las y los trabajadores domésticos remunerados, las personas entrevistadas destacaron entre otros problemas:

a. Se identifica como un problema de aplicación de la ley la dificultad de los (as) Inspectores (as) de Trabajo para acceder a las casas de habitación, para asegurar la investigación de los casos a ellos presentados.

b. En los grupos focales las entrevistadas opinaron que no conocen las instancias donde acudir, no saben donde están ubicadas, como llegar a ellas, y piensan que sus denuncias no serían atendidas porque ellas son pobres y las autoridades no le darán importancia. Además, fue planteado el problema del tiempo que podría estar ligado a procesos muy lentos.

La anterior información reconfirma la necesidad ya mencionada de dar a conocer a los y las TDRs sus derechos, tal como se hace con el resto de los y las trabajadoras, para lo que se requerirán mecanismos efectivos de divulgación, así como del papel que las instancias protectoras desempeñan para que la Ley, en primer lugar, sea revisada y acorde con los principios fundamentales de no discriminación y equidad y, en segundo lugar, éstas no sólo sean elaboradas y aprobadas, sino aplicadas efectivamente. Un ejemplo de brecha entre la norma y su aplicación es el Régimen Especial y de Afiliación Progresiva al Seguro Social, al cual todavía no acceden la gran mayoría de trabajadores y trabajadoras a quienes se pretende proteger.

16 Entrevista Coordinadora del Programa de Derechos de la Mujer, CONADEH, noviembre 02, 2008.

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III. IMpLICACIONES

DEL TRABAJO DOMÉSTICO

REMUNERADO SOBRE LAS/OS

TRABAJADORES DOMÉSTICOS

REMUNERADOS Y SUS FAMILIAS

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“María piensa que haberse subido a un bus y salir de su casa a buscar empleo en compañía de su prima, dejando su hija en la aldea al cuidado de su madre, le ha dado la oportunidad de encontrar un hogar donde la tratan bien, tiene un empleo y hoy puede hacer frente a los gastos de su hija y ayudar a su mamá, también tiene la oportunidad de estudiar”.

“Marlene en su historia de vida cuenta que siendo trabajadora doméstica concluyo sus estudios primarios y secundarios y que gracias a ello hoy su vida ha cambiado y ha podido hacer otro tipo de trabajo”.

III.1 Impactos Personales

III.1.1 Oportunidades de desarrollo profesional/laboral

De acuerdo con la información obtenida a través de varias técnicas de investigación aplicadas como la encuesta a profundidad de las trabajadoras domésticas, los grupos focales, entrevistas individuales e historias de vida, las mujeres dedicadas a esta labor ven en su trabajo una oportunidad desde diferentes perspectivas.

Expresan, por ejemplo, que provienen de hogares muy pobres y que ha sido el deseo de ayudar a su familia y de superación personal lo que les ha impulsado a salir en la búsqueda de un trabajo. Decisión que es compartida con los miembros del hogar.

Las comunidades de donde estas mujeres son originarias no ofrecen oportunidad para completar la educación primaria, generar un ingreso u obtener un empleo. Sus comunidades son muy pobres, la mayoría aisladas y el sistema educativo generalmente asegura sólo los tres primeros grados de la educación primaria. Para poder cursar el resto de los años a veces tienen que trasladarse a otras comunidades donde funciona

la escuela completa. No obstante, en la actualidad hay diferentes alternativas para que la población pueda completar estudios primarios en sus comunidades de origen a través de las escuelas del Proyecto Hondureño Educativo Comunitario (PROHECO).

Con el perfil que migran, que es en las edades de 15 años en adelante, con muy poca formación y en algunos casos agravados por la situación de ser madres adolescentes solteras, sus oportunidades de trabajo son limitadas. Sólo el trabajo doméstico le proporciona un hogar, comida y un salario. Además, en la mayoría de los casos, no necesitan sus papeles personales para que las contraten y suele bastar la referencia de la pariente o amiga que las motivo a migrar. Ellas ven en este tipo de trabajo suficientes beneficios para aceptarlo. De allí que los otros beneficios que les correspondería por “derecho” no los exigen porque su prioridad está en encontrar un trabajo lo más rápidamente posible. Un estudio de la OIT (2003) recoge la idea que las motivaciones de las mismas chicas y sus proyectos de vida son determinantes para migrar y buscar un empleo como trabajadoras domésticas. Así, esperan generarse oportunidades para estudiar, suplir sus necesidades personales e independizarse. Desde luego, no necesariamente estas aspiraciones se concretan.

De acuerdo a la información obtenida a través de la encuesta propia (ver Cuadro No. 3 en anexo estadístico, parte B), un 47% de las mujeres ocupadas en el empleo doméstico empezó a trabajar antes de cumplir los 18 años (y casi un 15% con menos de 15 años). Esto significa que un alto porcentaje de mujeres se incorpora al mercado laboral teniendo que abandonar el sistema educativo, en la mayoría de los casos, en el nivel de educación básica, como lo evidencian los datos oficiales del INE (2007) ya mencionados.

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“Empecé a trabajar como trabajadora domestica a la edad de 11 años y el problema es que nosotros no contábamos con un recurso como para poder estudiar porque mi abuelita era una persona de escasos recursos… entonces tuve que trabajar mucho tiempo, hasta como la edad de 18 años empecé a sacar ciclo común” María.

No obstante la presencia de escuelas, colegios nocturnos oficiales y algunos centros de formación vocacional que funcionan los domingos en las ciudades receptoras, y que podrían ser una alternativa para que las empleadas pudieran terminar sus estudios, llama la atención el bajo porcentaje de trabajadoras domésticas que están estudiando, según las fuentes consultadas.

Entre las condiciones de trabajo que podrían influir de manera negativa para que las empleadas puedan estudiar se encuentran las extensas jornadas de trabajo, especialmente entre las que tienen de 15 a 24 años. Es relevante señalar que este es un rango de edad importante para que las mujeres puedan alcanzar niveles educativos superiores que les permitan ampliar sus oportunidades de desarrollo profesional y laboral y, por ende, mejorar sus condiciones de vida. Ante estas características particulares de las jornadas de trabajo de las empleadas domésticas resulta difícil que éstas puedan tener el tiempo necesario para asistir a una institución educativa.

Es importante señalar que, independiente de estar o no estudiando, según los resultados de la encuesta propia, al 68.80% de las empleadas domésticas le gustaría cambiar en el futuro a otro trabajo diferente al actual. De éstas se observa una diferencia por edad, mientras que al 66.1% de mujeres menores de 35 años les gustaría cambiar a otro trabajo, solamente el 33.9% de las mujeres mayores de 35 años señala lo mismo (ver Cuadro No. 25 en anexo estadístico,

parte B). Se puede apreciar entonces una suerte de conformismo con el trabajo doméstico en el grupo de mujeres mayores de 35 años.

Esta misma tendencia también puede observarse entre las mujeres ocupadas en la modalidad de tiempo completo con dormida, de las cuales el 63.2% manifiesta estar satisfecha con su trabajo. Entre las razones que explican esta satisfacción con el empleo doméstico y que fueron exteriorizadas por las mujeres está el hecho de considerar que el trabajo doméstico es una opción para ellas al no tener acceso a otros empleos que les permitan poder apoyar económicamente a sus familias. Además, perciben como uno de los beneficios de este trabajo el aprendizaje que han adquirido en el uso de aparatos electrónicos y en el perfeccionamiento de ciertas tareas del oficio doméstico como por ejemplo el arte culinario.

Si bien tanto las mujeres que estudian, como las que no lo hacen, desean en el futuro cambiar a otro trabajo diferente al empleo doméstico, se observa una diferencia entre este grupo de mujeres en cuanto a las expectativas de vida que tienen. Las mujeres que estudian tienen como expectativa continuar sus estudios para poder optar a un trabajo diferente que les garantice mejores condiciones de vida y con el cual puedan continuar apoyando económicamente a sus familias, no así las que no estudian quienes no logran visualizarse en un empleo distinto al trabajo doméstico.

“Yo tengo planes de seguir estudiando y buscar una carrera que me pueda servir a mí para ir buscar otro trabajo…” Sandra

“A mí también me gustaría estudiar porque la mayoría de nosotras como estamos ahorita como que no lo ocupan para otro trabajo… y si me gustaría seguir estudiando y sacar mis metas...” Rosa

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Otro factor importante de señalar es que el trabajo doméstico sigue un patrón generacional en su práctica. Es desempeñado por anteriores generaciones de las trabajadoras domésticas y practicado actualmente por otros miembros cercanos de la familia como por ejemplo: primas, hermanas e, incluso, hasta sus madres.

Sumando a los elementos anteriores el tiempo de permanencia en el trabajo doméstico que en el 56% de las trabajadoras encuestadas es mayor de cinco años y la gran proporción (71.4%) de encuestadas que solamente ha laborado como trabajadoras domésticas, podemos suponer que difícilmente se da una movilidad laboral en este grupo de mujeres que les permita acceder o otras ocupaciones a fin de desarrollarse a nivel profesional y laboral. Es así como ellas ven en este tipo de trabajo prácticamente su única alternativa. De allí que los otros beneficios que les correspondería por “derecho” no los exijan porque su prioridad es tener un trabajo sin importar las condiciones de éste.

“Si…nos ayuda el trabajo doméstico porque las que no tenemos recursos ni educación, no podemos ir a otro trabajo. Nos ayuda bastante”. Cindy

III.1.2 Impactos sobre sus condiciones de vida Ellas opinan que tener un trabajo les da seguridad de ingreso, con lo que ganan cubren sus gastos personales, los gastos de la escuela (las que estudian) y apoyan a sus familias. Les da independencia y aprenden a tomar sus propias decisiones. Los hogares donde prestan sus servicios las mujeres consultadas, en el marco de este estudio, están en la categoría de medios y altos ingresos. En estos

hogares, según su opinión, las condiciones de vida, las costumbres, la forma de relacionarse y desarrollar las tareas es muy diferente a los de sus hogares. Señalan que al inicio pasan por un proceso de adaptación y aprendizaje para poder desarrollar el trabajo; y que este período es uno de los más difíciles para ellas porque tienen que aprender a relacionarse con el o la patrona y el resto de los miembros del hogar, aprender sus gustos y costumbres, ir conociendo el carácter de cada uno y la forma de hacer las labores del hogar. Reconocen que sacan enseñanza de este tipo de trabajo porque aprenden a relacionarse y adquieren buenas costumbres.

Las trabajadoras consultadas se sienten internamente valorizadas y la mayoría expresó que recibe buen trato. Generalmente hay una persona en la casa con la cual se entienden y les da las instrucciones del trabajo y comparte responsabilidades, es decir, hay algunas “patronas” que les ayudan en algunas labores. Sin embargo, la vida de estas mujeres trascurre al interior de un hogar sin tener la posibilidad de establecer relaciones sociales con otras personas al exterior del hogar que las contrata. Como consecuencia, la ausencia de redes sociales de apoyo las convierte en un blanco vulnerable para la discriminación y la explotación laboral.

Por otro lado, por su condición de mujer, a la cual socialmente se le ha delegado la responsabilidad del cuidado del hogar y de los hijos, las empleadas domésticas experimentan un conflicto interno al tener que atender dos hogares.

Así, más del 31% de las mujeres encuestadas de 35 años o más cree que es difícil cumplir con su trabajo pagado y al mismo tiempo con el cuidado de su familia. Señalan que los aspectos que más contribuyen a esa dificultad son: la falta de tiempo para poder hacer todo

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lo que tiene que hacer (68%), reclamos o quejas de sus hijos (as), compañeros u otros familiares (66%), ella misma se siente culpable frente a su familia (48%), sus amistades o vecinas la critican por no dedicar suficiente tiempo a la familia o la casa (32%).

El elemento que les causa más problema o les resulta más difícil de atender a este grupo de mujeres es el cuidado de los hijos(as)(70%), a quienes ellas sienten que no pueden dedicarles el tiempo que quisieran por dedicarlo al cuidado de los hijos/as de personas particulares.

Un riesgo al que se exponen las empleadas por su condición de género es el de ser objeto de abuso físico, y en algunas ocasiones sexual, por parte de sus patrones o de los hijos de éstos. Las empleadas creen que el hecho de permanecer mucho tiempo a solas con sus patrones hombres o con los hijos de éstos puede favorecer que unos o los otros pretendan abusar de ellas sexualmente. Sin embargo, señalan que esta situación se puede dar en los casos en que los hijos de sus patrones “no están educados”, es decir, cuando no se les ha enseñando a respetarlas.

Señalan además que hay hogares contratantes en donde no se permiten mujeres embarazadas ni con hijos. Esto evidencia la discriminación de la que son objeto las mujeres por su condición de género.

Por otro lado, las empleadas contratadas bajo la modalidad de “dormida dentro” carecen de una jornada de trabajo definida; sin embargo se puede decir que, en general, su jornada se extiende desde las 5:00 a.m. hasta las 7:00 p.m. Este horario limita las posibilidades de que las empleadas puedan desarrollar otro tipo de actividades diferentes al oficio doméstico durante el día.

Las empleadas que trabajan bajo la modalidad de tiempo parcial, si bien tienen una carga horaria menor, cumplen una doble función al tener que realizar todos los oficios domésticos en su casa antes y después de realizar el trabajo doméstico en el hogar que las contrata. Esto implica un doble esfuerzo por parte de estas mujeres quienes se ven en la necesidad de tener que atender casi de una manera simultánea dos hogares diferentes.

Las empleadas manifiestan no tener tiempo para otro tipo de actividades que no sea su trabajo, se podría suponer que, el hecho de que un 92.7% de las empleadas encuestadas no participe en ningún tipo de organización, actividades sociales ni forme parte de redes de apoyo; es una consecuencias de ello.

Al interior del empleo doméstico se puede observar una diferencia en la valoración que las empleadas le atribuyen a su trabajo de acuerdo a la sub ocupación en la que se ubican. Para el caso, algunas de las empleadas consideran que trabajar en hogares de ingresos altos les da status porque tienden a homologar la situación de estos hogares con sus propias aspiraciones.

Por otro lado, algunas sienten que ser “niñera” es más digno e importante que el resto de las empleadas de la casa (cuando se da el caso que son varias). En tanto la cocinera siente que “ser cocinera” y tener que servir a los miembros del hogar y además, a la niñera, les disminuye su nivel de influencia en el hogar y la desvaloriza.

En el caso de los hombres que desempeñan trabajo doméstico en la sub categoría de motoristas o de guardias de seguridad, el caso es todavía más serio. En primer lugar se sienten valorizados respecto al resto de los trabajadores porque hacen un trabajo

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diferente, tienen que tener destrezas para manejar un automotor, conocimiento de mecánica y manejo de armas y sistemas de comunicación. Además, los patronos comparten algunos secretos con ellos y es más alto el nivel de confianza, son mejor pagados que el resto de los y las trabajadores bajo la percepción que su trabajo implica más riesgos, mayores niveles de responsabilidad y exige más calificación.

III.1.3 Impacto sobre su posición de género

Las empleadas domésticas señalan ser verbalmente discriminadas desde sus hogares por el hecho de ser mujer. Además, la sociedad, la escuela y la organización comunitaria las educan, las ven y las colocan de manera diferente en relación con los miembros del hogar que son varones. Se les considera seres débiles, menos dotados en capacidad intelectual y que necesitan la protección de los mayores u hombres para poder enfrentar los retos de la vida. Si en el hogar existe la posibilidad de que algún miembro salga a estudiar para avanzar en los estudios, de preferencia lo hace el varón porque se considera que corre menos riesgo y está más dotado para administrar el peculio familiar. Hasta hace algunos años, incluso, en los hogares con posibilidades económicas en el país, la educación estaba centrada en el varón, mientras las hijas se quedaban en casa ayudando a la madre y esperando que alguien la desposara.

Actualmente, como en la mayoría de los hogares hondureños, al interior de los hogares de las empleadas domésticas se siguen dando procesos de socialización que reproducen esquemas de género y que podrían incentivar la inserción de las mujeres al trabajo doméstico. Un ejemplo muy claro es la división sexual del trabajo que señala

que son las mujeres las que se encargan de hacer el oficio doméstico y del cuidado de los hijo/as y los hombres los encargados del trabajo de campo. Además, persiste la idea de que este es un trabajo de “mujeres” y por lo tanto es natural que sean ellas las que tengan que desempeñarlo ya sea en el hogar sin ser remunerado o en el caso de que se presente la oportunidad, fuera del hogar y remunerado.

Un esquema de género que también podría incentivar la inserción de mujeres al trabajo doméstico es la creencia de que este tipo de trabajo ofrece ciertos beneficios a las mujeres como tener un salario que les queda libre (ya que no gastan en comida ni hospedaje) y que pueden utilizar para comprar las cosas necesarias para sus hijos/as y familia. Lo anterior resulta sumamente atractivo para las mujeres que, siendo madres solteras, ven en el empleo doméstico una oportunidad para mantener a sus hijos/as.

“…yo por ejemplo yo tengo a mi hijo y a mi hijo no le falta nada porque yo desde que él nació yo me he dedicado a trabajar para él, tenerlo calzado, con comida, ya el niño tiene tres años ya va al kínder entonces tengo que comprarle todo lo que…y a mí me alegra! porque de ver que él ya va grande y quiero que se gradúe y que sea de bien”.

Por otro lado, las cifras revelan que el trabajo doméstico sigue un patrón generacional en su práctica ya que la mitad (49.5%) de las empleadas señaló tener familiares que se dedican o han dedicado al trabajo doméstico, de éstas el 41.6% es su madre, 26.4% su hermana y el 21.8% su tía. Como se puede apreciar este trabajo ha sido desempeñado por familiares cercanos a la empleada y en todos los casos se trata de mujeres del núcleo familiar.

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Conjugando los elementos anteriores más el nivel de pobreza de los hogares de donde provienen, resulta fácil entender que sea la mujer, que en muchos casos es madre soltera, jefe de hogar, que tiene en promedio más hijos que mantener respecto al hombre (INE, 2007) la que, mayoritariamente ha incursionado en el trabajo doméstico remunerado.

No obstante esta inserción en el mercado laboral (a través del empleo doméstico), conlleva que este grupo de mujeres tenga que enfrentarse en muchas ocasiones a situaciones de discriminación, no sólo por su condición de género sino por su condición ocupacional.

“Tienden a menospreciar a las personas porque no tienen un título, una profesión pero en realidad es un trabajo tan importante que uno desempeña como el trabajo que ellos hacen, son tan importantes lo que ellas hacen como lo que nosotros hacemos como trabajadoras domésticas”. María

La discriminación por género se evidencia en el hecho de que el ingreso de los hombres ocupados en el trabajo doméstico supera en forma significativa al de las mujeres.

A nivel laboral el trabajo doméstico es uno de los puestos ubicado en los niveles más bajos de las escalas salariales ya que se piensa que no se necesita mayor instrucción para desempeñarlo.

Socialmente es un trabajo cuyas empleadas son vistas como personal de servidumbre, personas que están al servicio de lo que necesita el patrón, sumado a esto los estereotipos de género citados anteriormente hacen que el trabajo desempeñado por mujeres sea un trabajo invisibilizado y desvalorizado ya que,

generalmente, lo que se hace no se visualiza como en otras ocupaciones.

“No tenía ninguno de esos beneficios, a veces trabajaba, a veces me pagaban, a veces me volvían a sacar el dinero prestado, lo prestaba y no regresaba entonces eso pasó pero yo tenía en mi mente pues superarme y como fuera me las tenía que aguantar”.

Aplicando el análisis de género a la valoración social del empleo doméstico, fácilmente se puede identificar que el trabajo doméstico desempeñado por mujeres tiene menor valoración que el desempeñado por hombres, esto producto de los esquemas de género vigentes en nuestra sociedad que desvaloriza el trabajo que es desempeñado al interior de una casa, sea remunerado o no y, por otro lado, le atribuye mucho valor al trabajo que es realizado fuera de la casa y con un grado de autonomía o simplemente por un hombre.

A pesar de todo, uno de los aspectos que las mujeres consultadas valoran como positivo es el simple hecho de tener un trabajo con el cual puedan generar un salario, lo que les da cierta independencia económica, aprenden a tomar decisiones sobre sus ingresos y les produce un sentimiento de bienestar al poder ayudar a sus familias.

III.2 Impacto sobre el nivel de vida de sus familias

Tomar la decisión de incursionar en el mercado laboral a través del empleo doméstico conlleva impactos en las condiciones de vida de la familia de las empleadas domésticas, algunos de los cuales se pueden valorar como positivos y otros como negativos.

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Un impacto positivo es que el trabajo doméstico ofrece a las mujeres la posibilidad de generar un ingreso que les permite apoyar económicamente a su familia, el cual en la mayoría de los casos (85.3% según datos de la encuesta propia) representa la mitad o más del ingreso familiar. Además, existe una percepción positiva del trabajo doméstico de parte de las empleadas, quienes consideran que a través de este empleo contribuyen al bienestar familiar y a paliar la condición de pobreza.

“Yo veo cosas positivas…ahora tenemos el pan de cada día al menos y sí…nos ha ayudado bastante, ahora no sufrimos de hambre, tenemos ropa, nos ha ayudado muchísimo”. Marla

De igual manera los hombres17 consultados dedicados a la jardinería por cuenta propia cuyo ingreso promedio es de 400 a 600 lempiras diarios (hacen de 2 a 3 casas al día a un promedio de 200 lempiras por casa) utilizan sus ingreso para cubrir las necesidades básicas de su hogar. Los hombres dedicados a la vigilancia privada también resuelven con sus ingresos las obligaciones familiares.

Sin embargo, lo anterior sólo es una alternativa de vida e ingreso, que no asegura que la situación de los hogares de los y las empleadas domésticas no tenga carencias. Sobre todo por tratarse de hogares que tienen en promedio 5.4 hijos/as, ante lo cual es difícil pensar que el ingreso que reciben logra cubrir todas las necesidades de sus hogares.

Las cifras indican que un alto porcentaje (78.29%) de los y las empleadas domésticas se ubican en los tres primeros quintiles de ingreso, con lo que se demuestra que su nivel de vida es limitado para cubrir el costo de sus hogares.

Un factor importante que podría perpetuar la situación de pobreza de este grupo de personas es el patrón generacional que se observa en el empleo doméstico ya mencionado. La fuente principal de motivación para incorporarse en el trabajo doméstico parece ser un familiar cercano a la empleada doméstica. Se podría decir que la presencia de trabajadoras domésticas en la familia aumenta la probabilidad de que otros miembros de la familia, particularmente mujeres, se ocupen también en el empleo doméstico. Vale la pena anotar, sin embargo, que todas las madres que estudian y que fueron consultadas en los grupos focales expresaron que no quieren que sus hijas(os) en el futuro se contraten como tales, motivo por el cual ellas están muy interesadas en la educación de sus hijos(as) ya que ven a través de los estudios una oportunidad para una vida mejor.

La jefatura femenina de los hogares de las empleadas domésticas generalmente está siendo ocupada por la madre de la empleada, la cual asume tanto la responsabilidad económica del hogar como del cuidado de los hijos/as de las empleadas. En este sentido, el apoyo económico que las empleadas puedan brindar a sus hogares resulta de vital importancia para el mantenimiento del hogar.

Según los resultados de la encuesta propia (ver Cuadro No. 29 en el anexo estadístico, parte A), casi ocho de cada diez hogares de los y las trabajadoras domésticas cuenta con miembros menores de 12 años. Esto significa que se requiere de alguien que ofrezca el servicio de cuidado a estos menores que probablemente son hijos/as de las empleadas. Los resultados de la encuesta propia indican que la persona que se ocupa de este servicio de cuidado, en el 96.9% de los casos, es algún familiar que vive en el hogar de las trabajadoras. Entre los parentescos más mencionados entre esta familiar y la trabajadora están: madre, hija y hermana (mencionadas por el

17 En las colonias residenciales tienen contratos mensuales aún cuando sólo trabajaran 15 días al mes su salario es superior al mínimo aprobado para la empresa privada. (3,500.00 lempiras mensuales equivalentes a 183.94 dólares).

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50%, 30% y 21% de las encuestadas, respectivamente, como parte de las personas que las ayudan). Esta ayuda no es pagada en el 83% de los casos. Cuando es la madre la responsable del cuidado del hogar y de los hijos/as, la retribución que se les ofrece tiene un valor más simbólico que real.

Por otro lado, la información obtenida sobre el nivel educativo de las/os miembros de los hogares de los/as trabajadoras domésticas (ver Cuadro No. 34-B en anexo estadístico, parte A) revela datos importantes en relación a la posibilidad de que se dé una movilidad social de estos hogares en las siguientes generaciones. Según los datos oficiales, aproximadamente tres de cada diez miembros en edad escolar no asisten a ningún nivel del sistema escolar. Entre los y las miembras de los hogares menores de 18 años, el mayor porcentaje de no asistencia se da entre las/os menores de 6 años.Esta baja participación podría estar asociada a varios factores, entre ellos las limitadas oportunidades que ofrece el sistema educativo para la educación preescolar (alrededor del 30% de cobertura en la actualidad). El segundo lugar lo ocupa el grupo de entre 13 y 17 años (17% no asisten a la escuela) lo que podría estar vinculado a los patrones culturales que prevalecen en nuestro país en los cuales prima el trabajo infantil por sobre la educación que pudieran recibir los hijos/as. Esta situación podría generar un efecto negativo sobre el futuro de los hijos, y especialmente las hijas, de los trabajadores domésticos quienes, de no lograr un nivel educativo adecuado, difícilmente lograrán alternativas de ocupación distintas al empleo doméstico.

Un último aspecto del trabajo doméstico remunerado que las empleadas consultadas perciben como negativo es el tener que trabajar lejos de sus lugares de origen, lo que favorece la desintegración familiar producto de la distancia que separa a madres de hijos (as) hermanos, tíos y el resto de la familia y limita las

posibilidades de mantener una relación afectiva a través del tiempo y la distancia. El tener que dejar a sus hijos (as) bajo la tutela de sus madres es algo que les afecta por el temor a perder el cariño de sus hijos/as producto del limitado tiempo que permanecen con ellos, además, manifiestan que se están perdiendo momentos importantes de la crianza de sus hijos.

“…cuando uno tiene hijos es difícil porque uno piensa que los hijos pueden perder el amor de la madre, yo por ejemplo yo del niño lo dejé cuando él tenía un añito, entonces él le dice mamá a mi mamá, entonces yo para que me diga mamá le tengo que prometer algo porque él dice que no puede decirme mamá y pienso que en eso a mí me ha afectado bastante porque yo quiero que él me tenga cariño como madre pues pero él le tiene más cariño a mi mamá que a mí...entonces me da tristeza a mí” Xiomara

Según la opinión de ellas son los hijos los que pagan las consecuencias del conflicto que viven al tener que atender dos hogares (53% de las encuestadas identificaron a hijos/as como los más afectados por este conflicto). En los casos de las mujeres casadas y sin hijos éstas manifiestan que es la relación de pareja la que se ve afectada por la distancia que separa a la pareja y la dificultad de poder mantener los vínculos afectivos.

“pues yo creo que los más afectados son los hijos porque ellos son los que sufren las consecuencias porque uno tiene que trabajar, tiene que dedicarle más tiempo al trabajo que a los hijos, si se acordó les dio de comer y sino pues hay los dejo de hambre”. Cyndi

No obstante lo anterior, los avances tecnológicos en materia de comunicación, específicamente la llegada al mercado de los celulares ha venido a paliar las

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brechas comunicacionales que existían hace algunos años atrás entre las empleadas domésticas y sus familiares. De esta manera, el celular ha constituido un puente de comunicación de vital importancia entre este grupo que en algunos casos es el único medio de comunicación con el que cuentan. Comunicarse con su familia es un paliativo para la lejanía y ellas se sienten reconfortadas y más animadas al intercambiar saludos y noticias con su familia.

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IV. CONCLUSIONES pRINCIpALES.

RECOMENDACIONES pARA LA pOLÍTICA

pÚBLICA Y ESTRATEGIAS pARA

SU CABILDEO

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Honduras es un país con altos índices de pobreza que viene saliendo de un alto endeudamiento externo, situación que ha dejado muy pocos recursos para invertir en el bienestar de las personas. Actualmente con los recursos derivados de la condonación de la deuda externa se está enfatizando en dos sectores básicos: educación (con el objetivo de aumentar su cobertura y calidad) y salud (para incrementar el acceso a servicios básicos de salud, infraestructura sanitaria y agua potable). En términos de invertir en las personas es importante resaltar los esfuerzos que se hacen por extender los servicios de educación preescolar como un programa nacional.

Pero, el País ha avanzado muy poco en articular redes de apoyo en el tema de la economía de cuidado. Este aspecto descansa en una alta proporción en los hogares, en vista que el papel del Estado es limitado, tanto por factores objetivos como los estrechos presupuestos públicos, como por factores culturales y educativos. Producto de las dificultades económicas, y como parte del largo proceso de ajuste estructural, en carácter de medidas compensatorias, se crearon programas bajo la modalidad de bonos que han sido considerados como un alivio económico para cubrir los costos de la canasta de alimentos y algunos gastos escolares, pero que no van orientados a aliviar la carga de cuidado. En definitiva, no se cuenta con políticas dedicadas a la economía de cuidado, ni se visualizan en el corto plazo iniciativas en ese sentido y no encontramos evidencias de la existencia de un interés explícito del Estado para cumplir su rol en el tema del cuidado.

Aspectos como el cuidado de infantes y personas mayores no son concebidos como una responsabilidad pública. Las acciones que se pueden identificar quedan limitadas a grupos de población que son y han sido empleados estatales, a los hijos(as) menores de 6 años y compañeras de hogar (en período de

embarazo), con la anotación de que los beneficios son limitados. Las leyes de los institutos de previsión social dejan por fuera algunos servicios de seguridad social; acceso al Seguro Social; a las personas que gozan de la categoría de jubilados, con el agravante que las pensiones por servicios prestados, invalidez, vejez y muerte son sumamente raquíticas. Precisamente por estos problemas, hay personas que aun habiendo alcanzado la edad establecida no se jubilan. La alternativa de los seguros privados no es viable para la gran mayoría de la población por los bajos niveles de ingreso. La red de hospitales públicos es deficitaria en cobertura y calidad de atención. La mayoría de la población no tiene acceso a servicios de cuidados derivados de la acción estatal.

Entre los servicios del Estado figuran las acciones y programas de la Secretaría de Trabajo y Seguridad Social, el Instituto de la Niñez y la Familia, la Red Solidaria y el Programa de Asignación Familiar. El Instituto de la Niñez y la Familia cuenta con 360 centros para atender infancia y juventud en riesgo social y la Secretaría de Trabajo, en apoyo a la mujer trabajadora bajo el Programa de Protección Social, cuenta con 9 guarderías en 8 ciudades del país, en la actualidad atienden aproximadamente 560 niños y niñas a nivel nacional. El programa tiene como objetivo apoyar a la madre que trabaja ofreciendo servicio de cuidado seguro a sus hijos y a la vez iniciándolo en la educación preescolar. Se reciben niños/as de 2 a 6 años. Se da preferencia a la madre soltera y se reciben hasta 3 niños/as por familia. El servicio es prácticamente gratuito. El programa cubre servicios de alimentación, salud, educación y recreación. Por lo general, sin embargo, los programas estatales tienen problemas de cobertura.

Para el sector privado este tema tampoco ha sido área de interés. Lo que se observa en los últimos años es

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el funcionamiento de centros de cuidado de niños y niñas donde se da inicio a la educación preescolar. Su costo es relativamente alto (en promedio una jornada de 8 horas cuesta entre 125.00 a 150.00 dólares al mes) pero se observa que muchos padres y madres, especialmente las parejas jóvenes con adecuados niveles de ingreso, resuelven en parte el problema de cuidado de sus hijos e hijas por esta vía. Algunas parejas donde ambos trabajan prefieren esta opción a dejar sus hijos/as en casa al cuidado de una trabajadora doméstica, ya que consideran que es más seguro y la atención es de mejor calidad. Es probable que el bajo número de iniciativas privadas se derive del costo, que es alto, y la poca capacidad de la población para cubrirlos.

A nivel comunitario los esfuerzos en este tipo de responsabilidades son escasos o inexistentes. Hay que anotar, sin embargo, el papel de las iglesias, bajo sus distintas denominaciones, y el trabajo de algunas organizaciones sin fines de lucro que manejan algunos centros de apoyo para personas mayores en algunas ciudades del país. Si bien el impacto es muy limitado en cobertura por motivos presupuestarios ayuda a enfrentar el problema del cuido. Frente al uso de esta oferta también conspiran restricciones culturales ya que en el país no se considera “aceptable” que las familias coloquen a sus familiares mayores en asilos o centros de cuidado de día, lo que contribuye a que esta responsabilidad siga en manos de las mujeres dentro de sus hogares. En realidad, la sociedad en su conjunto, el Estado y algunas instituciones como la iglesia en sus diferentes acepciones refuerzan el papel de la familia y en forma particular la figura de las mujeres asociadas a las labores de cuidado de niños, enfermos y personas mayores.

En síntesis, no se observa una articulación adecuada Estado – sector privado – organizaciones sociales

para la atención de la demanda de cuidado de la población. Es más, a veces decisiones del Estado originan incrementos en la demanda de cuidado. Tal es el caso de la medida que se tomó, con el afán de mejorar la cobertura y evitar la deserción escolar, sobre todo en el área rural, de partir la jornada educativa en dos turnos en la escuela pública, lo que de alguna forma ha multiplicado los problemas de cuidado de niñas y niños al interior de los hogares.

En este contexto, cobra vital importancia el papel de los hogares que continúan asumiendo la mayor parte del trabajo de cuidado de las personas. Son ellos y a su interior, las mujeres, las que soportan el peso de estas obligaciones. De aquí deriva también la importancia del trabajo doméstico remunerado en la medida que forma parte de las alternativas a las que recurren los hogares para hacer frente a sus responsabilidades familiares en el tema de cuidado y en la misma búsqueda de ingresos.

Esta situación se complica con la creciente participación de las mujeres en el mercado de trabajo, producto de la crisis de ingreso de los hogares, que no ha sido compensada con políticas y/o acciones por parte del Estado y el sector privado para apoyar con las responsabilidades familiares. Igual ocurre al interior de los hogares, la pareja y el resto de los miembros (sobre todo los hombres) no asumen su corresponsabilidad en este tema.

Nos preguntamos ¿qué hacer con niños, niñas y las personas mayores en un país donde la población menor de 12 años y mayor de 65 años supera el 30% del total y es la que demanda mayores servicios de cuidado? No hay otra alternativa a la vista. Son los hogares los que asumen esta responsabilidad y, al interior de ellos, las mujeres. De esto se derivan dos cosas, la sobrecarga de trabajo femenina y la necesidad de apoyo para cubrir esta

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demanda. De allí, la importancia del trabajo doméstico remunerado. La dinámica creciente del número de personas, especialmente mujeres, dedicadas al trabajo doméstico remunerado puede estar siendo, al menos, alimentada por la confluencia de dos situaciones: la de las mujeres que salen al mercado a buscar ingresos para cubrir el presupuesto familiar y no disponen de apoyo no remunerado para atender la demanda de cuidado de sus hogares; y la de un contingente de personas con poca o nula preparación dispuestas a contratarse como empleadas domésticas como su, prácticamente, única alternativa de vida y sustento.

IV.1 Conclusiones generales

El trabajo doméstico remunerado es un trabajo esencialmente de mujeres (97,12%) con una todavía fuerte concentración en mujeres jóvenes de 15 a 24 años y una tendencia creciente de población mayor de 50 años y más.

Es un fenómeno social asociado al nivel de pobreza de los hogares. Esta pobreza parece ser un elemento importante para impulsar a las personas a emplearse en el trabajo doméstico remunerado. Trabajo que se distancia significativamente de lo entendido como “trabajo decente”.

Es característica de este tipo de trabajo su invisibilidad, sub-valoración, alto grado de discriminación y presencia de relaciones de dominación entre género y clase.

El trabajo doméstico remunerado, como componente de la oferta privada de servicios de cuidado, es una alternativa para los hogares de ingresos medios y altos en las ciudades principales de Tegucigalpa y San Pedro Sula, y algunas emergentes, o ciudades intermedias. Los hogares que demandan trabajo doméstico, al menos en el caso de la modalidad de tiempo completo con dormida dentro, se ubican mayoritariamente en el

quinto quintil de ingresos. Dados los niveles de pobreza que afectan a la población hondureña, es lógico que el número de hogares que cuentan con este tipo de servicio doméstico sea sumamente bajo y con dinámica decreciente en los últimos años.

El TDR está dominado por la ocupación “empleada doméstica” (55.3%) y “lavandera” (35.2%), aunque la segunda es más común en la categoría ocupacional de trabajadoras por cuenta propia.

IV.2 Principales hallazgos y recomendaciones de políticas

IV.2.1 Oferta y demanda

Lo relevante es que la oferta de trabajo doméstico se ha incrementado en la modalidad de cuenta propia. En tanto las modalidades de tiempo completo con dormida dentro y dormida fuera han tenido un comportamiento conservador a lo largo del período de estudio.

La oferta se concentra en el grupo etario entre 15 y 24 años en el sexo femenino. Es notorio el incremento en alrededor de un 16% de la oferta de población mayor de 50 años, con mayor peso aún entre los hombres trabajadores domésticos (más del 30%).

La población dedicada a este tipo de trabajo se ubica mayoritariamente entre el primero y tercer quintil de ingreso. Un 80% de las y los que realizan esta labor, son pobres y más del 50% de ellos y ellas no tiene la posibilidad de cubrir la canasta básica de alimentos. Ellos y ellas se ubican en el grupo de población donde más de un 22% vive con ingresos de un dólar o menos por día (INE: 2007).

Son los hogares con un alto perfil de ingresos los que demandan TDR a tiempo completo y con dormida adentro. Probablemente vinculado a los mayores

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niveles de pobreza entre los hogares en que la mujer está como cabeza o jefa de hogar, más de siete de cada diez hogares que contratan este tipo de servicio doméstico son jefeados por hombres.

Casi nueve de cada diez hogares que contratan servicio doméstico a tiempo completo y con dormida adentro, tienen a sus jefas o cónyuges como parte de la PEA.

Principales recomendaciones de políticas

• Profesionalizar el trabajo doméstico remunerado en sus diferentes ocupaciones específicas mediante procesos de capacitación con miras a mejorar el perfil de las personas dedicadas a estas labores y elevar la demanda.

• Estimular la creación de bolsas de empleo donde concurran oferentes y demandantes.

• Establecer un observatorio del mercado laboral para darle continuidad a los resultados del estudio y velar por la protección de los derechos de las y los trabajadores domésticos.

Estrategia:

• El INAM, en una acción coordinada con la STSS y el INFOP, debe establecer un convenio para institucionalizar cursos de capacitación para este tipo de empleo.

• Que las trabajadoras domésticas sean beneficiadas con cursos de capacitación en el marco del programa Mi Primer Empleo.

• Incluir un componente de trabajo doméstico remunerado en el Observatorio de mercado laboral que ya funciona en la STSS.

• Abrir el programa de bolsas de empleo a nivel de las oficinas municipales de la mujer al interior de las alcaldías y oficinas regionales de la STSS, acción que podría apoyarse desde algunas organizaciones de sociedad civil y espacios regionales que ya existen.

IV.2.2 Condiciones laborales

El trabajo doméstico remunerado se realiza bajo condiciones de total inequidad social y flagrante violación a los derechos humanos. Es violatorio en la medida que deja por fuera los principios de igualdad de oportunidades y no deja espacios para que las personas tengan vida propia (especialmente la modalidad de cama dentro). Se les visualiza como seres sin voluntad ni voz.

Relaciones totalmente asimétricas entre contratante y contratado(a), prevaleciendo relaciones de dominación entre género y clase. En algunas regiones del país se dan relaciones de servidumbre.

Es clasista y en algunos casos racista (León: 2007) en la medida que es ejercido por mujeres y hombres viviendo en condición de pobreza, provenientes del área rural o zonas marginales urbanas y en algunos casos, en varias zonas del país es desempeñado en su mayoría por personas de origen étnicos, tal es el caso de la zona atlántica.

Invisible en la medida que se desarrolla al interior de los hogares, es decir, a puerta cerrada y al margen de la institucionalidad.

Individualista, es un trabajo donde no hay asociación lo que dificultad la toma de conciencia por parte de ellos y ellas de su propia realidad.

Hay arraigados patrones sexistas que influencian las relaciones de trabajo, marcando diferencias entre el trabajo realizado por hombres y los realizados por mujeres (más valorizado el trabajo del hombre).

Es desvalorizado en la medida en que es un trabajo que se considera no exige contar con una calificación laboral y es visto como una extensión natural de las

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actividades propias del hogar (cuyo aporte no figura en las cuentas nacionales y, por lo tanto, no se dimensiona su contribución al trabajo productivo). En consecuencia, cae en la categoría de trabajos no calificados y de baja remuneración.

Hay inequidad en las modalidades de contratación, tipo de contratos, duración de la jornada, derechos laborales y salario en relación con el resto de los ocupados.

Diferenciación significativa en el monto del salario. El salario de la mujeres es menor en comparación a los hombres que desarrollan trabajo doméstico.

Las tareas masculinas para este tipo de trabajo están más definidas, en tanto la mujer hace de todo en el hogar.

Hay un alto grado de desconocimiento por parte de los y las empleadas domésticas tanto de sus limitados derechos como de las instituciones responsables de la tutela de los mismos.

Hay una sobrecarga de trabajo para la persona que lo ejecuta dando lugar a la doble jornada y triple jornada femenina. La mujer padece más en su doble condición de madre-empleada por la falta de socialización del trabajo doméstico al interior de los hogares.

El concepto de trabajo decente se pone en entredicho en la medida que a la empleada doméstica se le paga por hacer todas las tareas del hogar (sin excepción, desde cuidar niños y enfermos hasta bañar y alimentar animales) y sus condiciones laborales son francamente inadecuadas.

Violaciones y abusos de tipo físico, sexual, psicológico y económicos directos o velados del grupo familiar en perjuicio de las y los empleadas.

Hay violación a convenios internacionales donde el país es signatario: como ser la Convención de todas las formas de discriminación contra la Mujer.

El marco legal es excluyente y discriminatorio al tratar bajo la categoría de régimen especial en el Código de Trabajo lo relacionado con el trabajo doméstico, dándose un tratamiento diferenciado tanto de hecho como de derecho.

La mayoría de los aspectos laborales, que son derechos reconocidos para otras ocupaciones, en este caso, son discrecionales (a voluntad de la persona contratante).

Es un trabajo donde comúnmente no media contrato escrito de trabajo. Lo que afecta la seguridad jurídica y crea vicios de inestabilidad laboral y de ingreso para la contratada, en la medida que puede ser cancelada en cualquier momento. De igual manera afecta al hogar contratante en vista que la empleada no se siente obligada a conservar su trabajo y sucede con frecuencia que abandona el hogar sin previo aviso.

Se da una sobreexplotación, las jornadas laborales superan los marcos legales establecidos para otro tipo de ocupaciones que son reguladas por el Código de Trabajo (datos de los grupos focales y la encuesta propia evidencian que las trabajadoras con dormida dentro exceden en alto porcentaje la jornada de trabajo diaria y semanal).

Total desprotección social, en el país es característica la falta de políticas y programas de protección social, en el caso específico de trabajadores/as domésticas la cobertura es muy limitada.

El trabajo por cuenta propia abre la posibilidad para que las relaciones laborales sean más abiertas, flexibiliza los horarios, los períodos de remuneración,

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pero igual da lugar a mayor desprotección social, porque no obliga a la persona contratante a nada.

No hay capacidad de denuncia por parte de ellas y ellos, derivado del desconocimiento de las instancias hacia las cuales acudir, el procedimiento a seguir y el bajo nivel de confianza en las instituciones. Otros elementos que contribuyen a este problema son: la falta de tiempo y la creencia de que las autoridades no les prestarían atención por ser personas “sencillas y humildes”.

Principales recomendaciones de políticas

Revisión de marco legal vigente específicamente el Código de Trabajo, en lo referido al tratamiento del trabajo doméstico remunerado a fin de hacer una nueva valoración de derechos en el plano legal, económico y social. Lo que implicaría ver aspectos de jornada de trabajo, salario y prestaciones sociales y laborales, derechos humanos. Bajo este marco, las recomendaciones específicas incluirían:

• Que se elimine “la remisión a la costumbre del lugar” la relación laboral en materia de trabajo doméstico y se regule únicamente por vía de ley.

• Que se elimine el término servidor doméstico por el de trabajador (a) doméstico en el capítulo correspondiente en el Código de Trabajo.

• Que se difunda ampliamente el concepto más amplio de trabajo doméstico, abarcador de muchas categorías (hay varias categorías como motoristas, seguridad que no se consideran empleados domésticos), que contrarreste la existencia, entre las/os mismos trabajadores domésticos, de discriminación.

• Exigir el cumplimiento del proceso legal al interior de la Secretaría de Trabajo.

• La remuneración de las/os TDR debe ser incluida en las políticas nacionales del Salario Mínimo. (Previo a la elaboración de un estudio de factibilidad)

• Revisar y adaptar la normativa a los principios fundamentales de derechos humanos.

• Elaboración de un Protocolo para el cumplimiento de los principios en el ámbito laboral.

• Promover la investigación y constatación de las denuncias.

• Que se revise la jornada laboral y se cumpla con lo que señala el Código de Trabajo en el sentido que se le den a las/os TDR las facilidades para continuar estudios.

• Afiliación obligatoria al Seguro Social y definición de un salario base.

• Obligatoriedad del Contrato escrito y registrado en la Secretaría de Trabajo.

Estrategia:

• Llegar a las instancias correspondientes a través de propuestas formales (vía Decreto de Ley) por ser más rápido el proceso. Utilizando la iniciativa de ley que tiene la Secretaría de Trabajo y Seguridad Social.

• Acción Legislativa directa con las comisiones del Congreso Nacional entre ellas: Comisión de la Mujer, Comisión de la Niñez y la Familia, Comisión de la Juventud.

• Alianzas estratégicas entre el INAM, la STSS y el Comisionado Nacional de Derechos Humanos, organizaciones gremiales y sociedad civil, para impulsar las iniciativas de ley.

IV.2.3 Investigación y Producción Estadística

Las investigaciones sobre el tema son escasas, sólo se cuenta con el estudio de OIT sobre trabajo infantil que ofrece una caracterización del problema a nivel nacional.

No se disponen de estudios con un abordaje integral del tema que permitan hacer comparaciones y darle seguimiento a la evolución del fenómeno.

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La academia, hasta hace muy pocos años, ha incluido en el currículo los estudios de género, diplomados sobre el tema, pero no se enfoca en el tema del trabajo doméstico remunerado y no remunerado como tal, de allí que la perspectiva del mismo es limitada.

En el tema de producción de datos es destacable la información que ofrece el INE a través de los censos y encuestas, especialmente la Encuesta Permanente de Hogares de Propósitos Múltiples, donde se encuentran datos de la categoría ocupacional “empleada doméstica” y permite elaborar series pero es insuficiente para una apreciación completa del fenómeno que nos permita hacer interrelaciones desde varios contextos.

De igual forma, en el país se carece de información sistematizada que nos permita aproximarnos a la caracterización del trabajo doméstico no remunerado y trabajo voluntario.

Principales recomendaciones de políticas

El país carece de estudios o encuestas de uso del tiempo que ayude a tener información amplia sobre esta variable.• Debe elaborarse una encuesta específica

sobre el trabajo doméstico remunerado y no remunerado.

• Que el INE institucionalice la Encuesta del Uso del Tiempo.

• Incorporar en todas las fuentes de datos (censos, encuestas de hogares, encuestas de ingresos y gastos, y encuestas de condiciones de vida, etc.) del INE preguntas relacionadas con el trabajo doméstico remunerado y no remunerado.

• Alianzas estratégicas con las diferentes universidades para que se incluyan en las propuestas de tesis temas relacionadas con el trabajo doméstico.

• Incluir en el pensum académico de nivel superior el tema de equidad de género.

Estrategia:

• Utilizar los diferentes convenios que el INE tiene a nivel institucional para hacer posible la incorporación de preguntas en sus respectivas fuentes de datos.

• Convenios con las diferentes universidades del país.

• Alianzas estratégicas con las instancias correspondientes para la gestión de recursos para realizar la encuesta de uso del tiempo.

• Incidencia ante el Banco Central para que visibilicen el aporte de las mujeres trabajadoras.

IV.2.4 En términos de Políticas Públicas

En términos de políticas públicas hay que reconocer que el tema de trabajo doméstico remunerado es visto desde la amplia gama de acciones de la política social. No hay un tratamiento específico para abordar su problemática. De igual forma las políticas de empleo no se detienen en acciones para impulsar o establecer marcos legales para este tipo de empleo. Las acciones del Estado están enfocadas a apoyar acciones en materia de desarrollo social para los grupos de población viviendo en extrema pobreza, de manera que las trabajadoras/es domésticos son vistos desde de esta perspectiva y no como una categoría ocupacional que necesita apoyo especifico dadas sus particularidades.

Las acciones de las organizaciones de sociedad civil van orientadas a promover la participación de la mujer en los diferentes espacios, pero no se identificaron acciones específicas para las y los trabajadores domésticos.

A nivel de trabajo de voluntariado, y en la ciudad de Tegucigalpa, es destacable el trabajo del Instituto

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Maria Auxiliadora con su escuela dominical que abre espacio para que las domésticas estudien la escuela primaria acelerada y la secundaria; el Instituto Hondureño de alfabetización de adultos para hombres y mujeres; y el Centro Reyes Irene que apoya en aspectos educativos pero enfocando en el trabajo doméstico infantil.

Principales recomendaciones de políticas

• Se recomienda una regulación específica que garantice el cumplimiento de los derechos laborales desde el espacio donde se desarrolla la labor (los hogares contratantes, ya que en la actualidad los inspectores no pueden entrar a los mismos para realizar inspecciones).

• Reglamentar en el marco de la Ley de Igualdad de Oportunidades para la Mujer (LlOM)

• La STSS deberá hacer gestiones para que se le otorgue a la inspectoría del trabajo las facultades para inspeccionar o ejercer su trabajo como ministro de fe pública en el tema de TDR.

• El Estado debe crear redes de apoyo (centros de cuidado infantil) para las hijas e hijos de las y los trabajadores domésticos, y exigir el cumplimiento por parte de las/os empresarios de las obligaciones a este respecto establecidas por ley.

• El Estado debe apoyar financieramente las instituciones que tienen programas y proyectos orientados a las y los TDR entre ellos la escuela dominical del Instituto Maria Auxiliadora, el Programa Reyes Irene y el centro de alfabetización de Adultos.

Estrategia

• Divulgación del contenido del estudio en las instancias de toma de decisiones. Entre otras: Gabinete de Desarrollo Social, Consejo Consultivo

de Sociedad Civil para la Estrategia de Reducción de la Pobreza y organizaciones gremiales.

• Campaña nacional de sensibilización en el tema de los aportes del trabajo doméstico al desarrollo nacional, utilizando los medios de comunicación masiva (programas educativos por radio y televisión).

• La Secretaría de Trabajo y Seguridad Social, el Programa de Asignación Familiar (PRAF), la Red Solidaria, El Fondo Hondureño de Inversión Social (FHIS) deben focalizar acciones en este grupo de población.

• La Secretaría de Educación (a través de su presupuesto) debe apoyar financieramente las instituciones que tienen programas de atención a los y las trabajadores domésticas.

• Crear al interior de la STSS una unidad especial para atender la problemática del trabajo doméstico.

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BIBLIOGRAFÍA,SIGLAS Y

ABREVIATURAS

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Agencia Española de Cooperación Internacional para el DesarrolloPrograma Regional “La Agenda Económica de las Mujeres – Fase II”Banco Central de HondurasConsejo de Ministras de la Mujer de CentroaméricaInstituto Nacional de la MujerInstituto Nacional de EstadísticaInstituto Nacional de Formación ProfesionalOrganización Internacional del TrabajoPoblación Económicamente ActivaPoblación en Edad de TrabajarPrograma Hondureño de Educación Comunitaria Secretaría de Trabajo y Seguridad SocialSistema de Integración Centroamericana Trabajo Doméstico RemuneradoTrabajadoras Domésticas Remuneradas ActivasUniversidad Nacional Autónoma de Honduras

AECID:AGEM:BCH:COMMCA:INAM:INE:INFOP:OIT:PEA:PET:PROHECO:STSSSICATDRTDRAUNAH

Abreviaturas/siglas

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ANEXOS

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Anexo 1. Tablas Estadísticas

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Anexo 2. Resultados del Taller con expertas de GéneroIntroducción: Con el objetivo de recoger recomendaciones de políticas y estrategias para el mejoramiento del Trabajo doméstico remunerado, el día 13 de diciembre del 2008, se llevo a cabo un panel de expertas en temas

de género, desarrollo y mercado laboral, estas fueron las principales conclusiones.

Panel de Expertas: Síntesis de Resultados.

Hallazgo/Temas de mercado de trabajo (Oferta

y demanda)

Recomendaciónde políticas públicas

Políticaespecífica

Estrategiade cabildeo

Hay 112,799 personas dedicadas al trabajo doméstico 97.22% son mujeres.

Lo relevantes es que la oferta de tra-bajo doméstico se ha incrementado en la modalidad de cuenta propia. En tanto las modalidades de tiempo completo con dormida adentro y dormida afuera han tenido un com-portamiento conservador a lo largo del período de estudio.

La oferta se concentra en el grupo etáreo entre 15 y 24 años en el sexo femenino. Es notorio el incremento alrededor de un 15 % de la oferta en población mayor de 50 años con mayor representación de los hombres.

La población dedicada a este tipo de trabajo se ubica mayori-tariamente entre el primero y tercer quintil de ingreso.

Son los hogares con un alto perfil de ingreso económico los que deman-dan TDR, los mismos están ubicados entre el Cuarto y quinto quintil.

Los hogares con jefatura masculina (74%) son los que mayoritariamente demandan trabajo doméstico.

Los hogares donde la mujer forma parte de la fuerza laboral es donde la demanda de TDR es más alta.

Son las ciudades de Tegucigalpa y San Pedro Sula los que demandan en mayor medida este tipo de trabajo.

Profesionalización del Trabajo doméstico por ocupación especifica

Bolsa de empleo de mer-cado domestico (fichas)

Observatorio del mercado de trabajo domestico

Elaborar una propuesta de escala salarial de acuerdo a las ocupaciones específi-cas y experiencia

Introducir cambios en la currículo educativa de la educación no formal y aprovechar la plataforma del Instituto Nacional de formación profesional (INFOP)

Fortalecer las instituciones del sector público y priva-do que tienen programas de apoyo a la mujer.

Masificar las acciones del programa EDUCATO-DOS.

En el marco del Plan de empleo Digno.

En el marco del observa-torio del mercado laboral que ya cuenta la STSS

Elaborar un programa de profesionalización y celebrar un convenio entre INAM, STSS, Secretaría de Educación e INFOP.

Divulgar las opciones de oferta y demanda de trabajo doméstico a través de varios canales de co-municación: Entre ellos La Dirección de empleo de la STSS, a través de boletines radiales del INAM, emisoras locales, programas radiales de la Sociedad Civil, canal de TV del gobierno y otros programas radiales de carácter privado que tienen apertura para apoyar el tema.

Divulgación de resultados

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II. Hallazgos/ Tema condiciones laborales

Recomendación de política públicas

Política especifica Estrategia de cabildeo

Las actuales condiciones en que se desarrolla vulneran el principio de no discriminación e igualdad entre las personas;

Relaciones asimétricas entre em-pleador y empleado. En algunos casos todavía prevalecen las relacio-nes de servidumbre;

El ámbito en que se realiza favorece su invisibilidad;

Sumamente desvalorizado( en tér-mino de status y salario)

La norma entra en conflicto con los principales Convenios internacio-nales

La “especialidad” del régimen fa-vorece la exclusión y desprotección

Los pocos beneficios de los que no son excluidos dependen de la volun-tad del empleador;

Jornadas ilimitadas de trabajo (entre 74 a 90 horas semanales)

Verbalidad del contrato

Las TDR desconocen en gran me-dida sus derechos y las instancias de protección.

Pocos casos han llegado a instan-cias administrativas y judiciales.

Incluirse desde el eje de Economía y Mercado de la Política Nacional de la Mujer;

Incluirse dentro del Plan Nacional de Empleo Digno

Que se incorpore en las reformas al Código de Trabajo, basado en la violación a derechos hu-manos fundamentales.

En el marco del nuevo Plan de Igualdad de opor-tunidades y en la Ley de organizaciones gremiales

Campaña fuerte y coordi-nación interinstitucional tanto entre patronos como en trabajadores (as).

Socialización amplia del trabajo doméstico com-partido en el hogar (trans-versalización del enfoque de género en el hogar

Que se elimine la remisión a la costumbre del lugar la relación laboral en materia de trabajadores domésticos y se regule únicamente por vía de ley.

Que se elimine el término servidor doméstico por el de trabajador (a) domésti-co en el capítulo referido en el Código de Trabajo.

Que se difunda amplia-mente el concepto de tra-bajo doméstico, abarca-dor de muchas categorías, que fomentan entre los mismos trabajadores la discriminación

Desarrollar experiencias piloto de organización de los TDR como asociacio-nes o sindicatos;

Promoción de la orga-nización a través de los grupos sociales;

Exigir el cumplimiento

Coordinación entre insti-tuciones rectoras para la inclusión.

Que lo rectore y realice articulaciones el INAM entre instituciones públicas y el sector privado.

Llegar a las instancias correspondientes a través de propuestas formales (vía Decreto de Ley)

Socializar los resultados del presente estudio en organizaciones de sociedad civil y organizaciones gremiales.

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II. Hallazgos/ Tema condiciones laborales

Recomendación de política públicas

Política especifica Estrategia de cabildeo

Que sea un régimen es-pecial dentro de la Ley del Salario Mínimo.

Que se revise la jornada laboral y laObligatoriedad de inclu-irlas/os en un régimen educativo.

Afiliación obligatoria al Seguro Social, y definición de un salario base.

Del proceso legal al interior de la Secretaría de Trabajo;

Promover la investigación y constatación de las denuncias.

Hacer estudios de factibili-dad para su incorporación en las políticas nacionales del Salario Mínimo.

Revisar y adaptar la normativa a los principios fundamentales de DD HH.

Elaboración de un Proto-colo para el cumplimiento de los principios en el ámbito laboral.

Plan de Igualdad de Oportunidades, revisión del Código de trabajo. Plan de empleo Digno.

Establecerse los derechos mínimos de salud, salario, alimentación y educación deberían ser obligatorios.

Revisión de la jornada de trabajo.

Obligatoriedad del Contrato escrito y regis-trado en la Secretaría de Trabajo.

Profesionalización de los trabajadores (as) que derive en mayor cono-cimiento de sus derechos

Acción Legislativa directa (comisiones especiales del Congreso Nacional)

Iniciativa que debe ser canalizada por la STSS y el INAM.

Aprovechar los espacios del Comisionado de Derechos Humanos.

El INAM y la Secretaría de Trabajo en armonía con las Organizaciones Gremiales y sector privado deben armonizar un convenio en este sentido.

Acción directa ante el Con-greso Nacional (hay una iniciativa que se va enviar estos días con ese fin)

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III. Hallazgos / Tema de inves-tigación y producción de datos

Recomendación de política públicas

Política especifica Estrategia de cabildeo

Las investigaciones sobre el tema son escasos, solamente se cuenta con el estudio de OIT sobre trabajo infantil, que ofrece una caracterización del problema a nivel nacional

No se disponen de estudios para el abordaje del tema desde una perspectiva integral que permita hacer comparaciones y conocer con más propiedad la evolución del fenómeno.

La academia hasta hace muy pocos años ha incluido en su currículo los estudios de género, alterna algunos semestres diplomados sobre el tema, pero no se enfoca en el tema del trabajo doméstico remunerado y no remunerado como tal, de allí que la perspectiva del mismo es limitada.

La información disponible en el INE es insuficiente para una apreciación completa del fenómeno, que nos permita hacer interrelaciones desde varios contextos.

De igual forma en el país se carece de información sistematizada que nos permita aproximarnos a la car-acterización del trabajo doméstico no remunerado y trabajo voluntario.

El país carece de estudios o encues-tas de uso del tiempo que ayude a tener información amplia sobre esta variable.

Publicar los tabulados que el INE elabora con los datos relacionados con el tema del trabajo doméstico remunerado.

Que el equipo consultor identifique los vacíos en-contrados de información en la encuesta de hogares sobre el trabajo doméstico remunerado y no remu-nerado, y a la vez presente una propuesta de cómo rescatar información sobre el tema.

Realizar jornadas de social-ización con los docentes para que se sensibilicen sobre el tema y puedan sugerir y apoyar inves-tigaciones o estudios sobre trabajo doméstico.

Que el INE realice perió-dicamente la encuesta del uso del tiempo

Incorporar en todas las fuentes de datos (censos, encuestas de hogares, en-cuestas de ingresos y gastos y encuestas de condicio-nes de vida, etc.) del INE preguntas relacionadas con el Trabajo Doméstico Remunerado

Alianzas estratégicas con las diferentes universidades para que se incluyan en las propuestas de tesis, temas relacionadas con el trabajo doméstico.

Incluir en los pensum aca-démicos de nivel superior el tema de equidad de género.

Que el INE, institucionalice la encuesta del uso del tiempo

Utilizar los diferentes convenios que el INE tiene para hacer posible la incorporación de preguntas en sus respectivas fuentes de datos.

Convenios con las diferen-tes universidades del país.

Alianzas estratégicas con las instancias correspon-dientes para la gestión de recursos para realizar la encuesta

Que se haga incidencia para que el Banco Central visibilicen el aporte de las mujeres trabajadoras

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IV. Hallazgos en el Tema de Políticas Publicas

Recomendación de política públicas

Política especifica Estrategia de cabildeo

En términos de políticas públicas hay que reconocer que el tema de trabajo doméstico remunerado es visto desde la amplia gama de acciones de la política social. No hay un tratamiento específico para abordar su problemática. De igual forma las políticas de empleo no se detienen en acciones para impulsar o establecer marcos legales para este tipo de empleo.

Las acciones del Estado de bienestar, están enfocadas a apoyar acciones en materia de desarrollo social para los grupos de población viviendo en extrema pobreza, de manera que ellos y ellas son vistos desde de esta perspectivas y no como una categoría como tal.

Las acciones de las organizaciones de sociedad civil van orientadas a promover la participación de la mu-jer en los diferentes espacios, pero no se identificaron acciones

Es factible en el marco de la Ley de Igualdad de Oportunidades para la Mujer

La revisión del Código de Trabajo

Ley del Seguro Social

Se recomienda una regulación específica que garantice el cumplimiento de los derechos laborales desde donde se desarrolla la labor.

Reglamentar en el marco de la LIOM, que se le otorgue a la inspectoría del trabajo las facultades para inspeccionar o ejercer su trabajo como ministro de fe pública

El Estado debe crear redes de apoyo (centros de cui-dado infantil), para las hijas e hijos de las y los traba-jadores domésticos.

Divulgación del contenido del estudio en las instancias de toma de decisiones: Gabinete de Desarrollo Social, Grupo de Socie-dad Civil, organizaciones gremiales.

Campaña nacional de sensibilización en el tema de los aportes del trabajo doméstico al desarrollo nacional.

La Secretaría de Tra-bajo y Seguridad Social, el Programa de Asignación Familiar(PRAF), la Red Soli-daria, El Fondo Hondureño de Inversión Social (FHIS), deben focalizar acciones en este grupo de población

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Anexo 3. Detalle de Actividades de Campo

Tipos de Actividades del Trabajo de Campo

A. Personas que participaron en 2 grupo focales Empleadas domésticas remuneradas.

Debido a la confidencialidad garantizada al grupo de mujeres que participaron en los grupos focales no se puede mencio-nar sus nombres, sin embargo si podemos decir que en el primer grupo participaron 12 mujeres ocupadas en el empleo doméstico remunerado y en el segundo grupo participaron 10. Estas mujeres trabajan en hogares de clase media y alta, se ubican en un rango de edad de 17 a 25 años.

B. Listado de personas consultadas en calidad de Hogares contratantes

C. Historias de vida.

El mismo criterio señalado anteriormente aplica para las personas que accedieron a contarnos sus historias de vida, fueron 2 personas que actualmente no se ocupan en el empleo doméstico pero que iniciaron su vida laboral como empleadas domésti-cas. Actualmente se encuentran en una mejor posición laboral gracias al acceso que tuvieron a la educación.

Participantes: Magdalena Vásquez (negocio propio) Ex trabajadora doméstica

Técnica utilizadaCantidad de actividades

realizadasFuente o grupo a quien fue aplicada

Grupos focales 2 Empleadas domésticas dctivas

Grupos focales 1 Hogares contratantes

Entrevistas a profundidad

2 Hogares contratantes

Entrevistas a profundidad

3 Instituciones claves

Historias de vida 2 Ex empleadas domésticas

Panel de expertas 1 Expertas en el tema, funcionarias/os del marco institucional del INAM, ONG´s,

Investigadoras.

Nombre personas consultada

Técnica utilizadaOrganización/

InstituciónCargo

Miriam Pineda Grupo focal Universidad Tecnológica

de HondurasOrientadora

Floripe Sandoval Grupo focalBanco Central de

HondurasAnalista DEPTO Estudios

Económicos

Fanny Corrales Grupo focal Laboratorio FARINTER Visitadora Médica

Rosaura Manueles Grupo focalCooperativa de maestros

COHACELSecretaria de Junta Directiva

Armida López Grupo focal Universidad Nacional Autónoma de Honduras

Docente Facultad de Economía

Norma Castillo Grupo focal Universidad Nacional Autónoma de Honduras

Docente Facultad de Economía

Wendy Soto Grupo focal Proyecto Forestal

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D. Entrevistas individuales sobre Políticas Públicas

E. Listado de personas que participaron en el Panel de expertas (verlo al final)Metodología:Objetivo: En base a los hallazgos recoger recomendaciones de políticas y Estrategias. Se desarrollo la siguiente agenda:

1. Presentación de los hallazgos (Exposición)2. Trabajo en grupo en base a unas matrices en 4 temas 3. Oferta y demanda 4. Condiciones laborales 5. Investigación y producción de datos 6. Políticas públicas.

Participantes en el Panel de expertas/ Sobre Políticas Públicas en el marco del estudio sobre Trabajo Do-méstico Remunerado

4 de Noviembre 2008 Hotel Maya

Nombre Institución 1. Floripe Sandoval BCH Banco Central 2. Eda Alicia meza CDM Centro de Derechos de la Mujer3. Claudia Méndez COIPRODEM Consejo de la Niñez4. Armida López IIES/UNAH Instituto de Investigación de la Universidad Nacional 5. Martha Leiva INE Instituto de Estadísticas6. Gloria Velásquez INE

Nombre Técnica utilizadaOrganización/

InstituciónCargo

Gloria RoblesEntrevista a profundidad

Instituto María Auxili-adora

Encargada Programa de Educación Adultos

Mirna FloresEntrevista a profundidad

Universidad Nacional Autónoma de Honduras

Docente Facultad de Sociología

Gerardo ValladaresEntrevista a profundidad

Centro de Recursos de Empleo

Gerente

Damaris Flores Secretaría de TrabajoCoordinadora del Programa

de previsión social

Ricardo Puerto Fiscalía de la Mujer Fiscal

Indira MejíaComisionado de Dere-

chos Humanos Jefe del programa

Derechos de la Mujer

Ana Leonor Meza Entrevista Secretaría de TrabajoCoordinadora del Programa

Mujer Trabajadora

Noel David Inocente Deras

Entrevista Secretaría de Trabajo Procurador de trabajo

Merary Centeno Entrevista Secretaría de Trabajo Inspectora de Trabajo

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7. Tania Suyapa Programa Programa de Trabajo Infantil Mc Carthy Reyes Irene Valenzuela 8. Ana Leonor Avila Programa de Mujer Jefe del Programa 9. Merary Centeno Trabajadora STSS Inspectora 10. Noel David Inocente Procurador Secretaría de Trabajo y Seguridad Deras General de Trabajo11. Emilio Mazier ACI/Participa ONG12. Norma Castillo IIES/UNAH 13. Lidi G Ortega CEM-H Centro de Estudios de la Mujer14. Honorina Rodriguez AECID ONG15. Reina Martínez INAM/ Instituto Nacional de la Mujer16. Servio Tulio Mendoza INAM Instituto Nacional de la Mujer17. Esther Suyapa Vásquez Caritas ONG18. Silvia Felipe AGEM/PNUD 19. Amparo Canales INAM/AGEM 20. Helen Mudgett UNIFEM 21. Rosible Gómez AGEM/PNUD22. Nessy Martínez Consultora del Estudio 23. Digna Lopez Equipo de investigación 24. Karla Cuevas Equipo de investigación 25. Lorena Guillén STSS

Modelo de matriz MATRIZ DE TRABAJO EN GRUPOInstrucciones: identificar recomendaciones de políticas específicas y estrategias de cabildeo

I. MERCADO DE TRABAJO

Hallazgos- OFERTA y DEMANDA

Política Especifica Recomendación de

PolíticaEstrategia

Hay 112,799 personas dedicadas al trabajo doméstico 97.22% son mujeres.

Lo relevantes es que la oferta de trabajo doméstico se ha incrementado en la mo-dalidad de cuenta propia. En tanto las modalidades de tiempo completo con dormida adentro y dormida afuera han tenido un comportamiento conservador a lo largo del período de estudio.

La oferta se concentra en el grupo etáreo entre 15 y 24 años en el sexo femenino. Es notorio el incremento alrededor de un 15 % de la oferta en población mayor de 50 años con mayor representación de los hombres.

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I. MERCADO DE TRABAJO

Hallazgos- OFERTA y DEMANDA

Política Especifica Recomendación de

PolíticaEstrategia

La población dedicada a este tipo de trabajo se ubica mayoritariamente entre el primero y tercer quintil de ingreso.

Son los hogares con un alto perfil de ingreso económico los que demandan TDR, los mismos están ubicados entre el Cuarto y quinto quintil.

Los hogares con jefatura masculina (74%) son los que mayoritariamente demandan trabajo doméstico.

Los hogares donde la mujer forma parte de la fuerza laboral es donde la deman-da de TDR es más alta.

Son las ciudades de Tegucigalpa y San Pedro Sula los que demandan en mayor medida este tipo de trabajo

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Anexo 4. Instrumentos de la Investigación de Campo

INSTRUMENTO 1

GRUPO FOCAL“TRABAJADORAS DOMESTICAS REMUNERADAS”

Acceso al Trabajo Doméstico1. Además de empleadas domesticas ¿han estado empleadas en otros puestos de trabajo? ¿En cuales?2. ¿Cómo fue que decidieron entrar a trabajar en labores domésticas?3. ¿Tenían alguna otra opción para hacer un trabajo distinto al trabajo doméstico? ¿Cuál? ¿Por qué no la tomaron?

Labores Realizadas en su Trabajo1. ¿Te dijeron qué labores tenías que realizar cuando te contrataron? ¿Cuáles?2. Actualmente ¿haces las cosas para las que te contrataron? ¿Qué cosas más?

Percepciones, Expectativas y valores de las Trabajadoras Domésticas1. ¿Tiene planes de trabajar en otras ocupaciones?2. ¿En qué les gustaría que trabajaran las niñas de su familia cuando crezcan?3. ¿Qué creen que piensa la gente de las mujeres trabajadoras domésticas?4. ¿Creen que este trabajo ayuda a las mujeres?¿De qué manera? 5. ¿Piensan que este trabajo tiene riesgos para las mujeres que lo realizan? 6. ¿Sientes que tus hijos o familias están mejor cuando haces este tipo de trabajo? ¿Por qué? 7. ¿Qué cosas han cambiado en tu vida/en tu familia desde que haces este trabajo? ¿Cuáles son positivas?

¿Cuáles son negativas?8. ¿Creen ustedes que tienen derecho a presentar sus denuncias/reclamos cuando su patrón/patrona no respeta

sus derechos laborales?¿Por qué?. 9. Según su opinión ¿Cuáles son las razones por las cuáles la mayoría de empleadas domésticas no reclaman sus

derechos (como el pago del salario, su derecho a vacaciones, etc.)? 10. ¿Creen ustedes que el trabajo domestica debería de ser pagado igual que cualquier otro oficio que realizan los

hombres? ¿Por qué?

Condiciones laborales

1. ¿Crees que el dinero que ganas te alcanza para cubrir tus necesidades? ¿Por qué?2. ¿Qué se resuelve con ese dinero? ¿Qué no se resuelve con ese dinero?3. Además de tu salario ¿que otros beneficios tienes como empleada doméstica?4. Cuando te emplearon ¿Firmaste un contrato? ¿Qué tipo de contrato?5. ¿Cuánto tiempo tienes de trabajar en tu actual trabajo?6. ¿Qué horario de trabajo tienes? 7. ¿Crees que recibes un trato justo de parte de tu patrono/a? ¿Por qué?8. Si trabajas fuera de tu lugar de origen ¿Dé que manera te afecta estar trabajando como empleada doméstica

lejos de tu casa/familia? 9. ¿Este tipo de trabajo te permite realizar otras actividades como las que hacías en tu lugar de origen? ¿Por qué?10. ¿Cómo resuelve tu patrona/o cuando faltas un día al trabajo?11. ¿Cómo resuelve tu patrona/o cuando se pierde alguna cosa en la casa o dañas/quiebras un artículo/cosa?12. ¿Tienes opción de trabajar en otro trabajo distinto a este?13. ¿Quién te da las órdenes en tu trabajo?

Entorno familiar de la Trabajadora Doméstica

1. ¿Tienen hijos o parientes que dependan económicamente de ustedes?

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2. ¿Mientras ustedes trabajan quien cuida de ellos? 3. ¿De qué manera le pagan a la/s personas que cuidan a sus hijos o familiares?4. ¿Quien es la persona que sostiene económicamente a la familia?5. ¿Quien es la persona que responde ante los problemas de la familia?6. En sus casas ¿Qué hacen las mujeres? ¿Qué hacen los hombres?7. ¿Quién toma las decisiones y quién da las ordenes en sus familias? ¿Por qué?8. ¿A quien se obedece en su familia? ¿Por qué?9. ¿A quién se le atiende primero al momento de servir la comida? ¿Por qué?10. ¿Ayudan los hombres en los oficios domésticos? ¿Por qué?11. ¿Qué piensan en su familia cuando un niño quiere ayudar con los oficios domésticos?12. ¿Con qué juegan las niñas en sus familias?13. ¿Quienes de su familia han trabajado como empleadas domésticas? 14. Actualmente ¿Quién/es de su familia trabaja como empleadas domésticas?15. ¿Hay en sus familias personas que han trabajado en otras ocupaciones además de empleadas domesticas?

¿En cuales? 16. ¿Alguien de tu familia las ha motivado a trabajar como empleada doméstica? ¿Quién/es?17. En tu familia ¿Quiénes son los más perjudicados por tu trabajo? ¿Por qué? 18. ¿Cómo te sientes tú con esto? 19. ¿Pueden darme un ejemplo de cómo este tipo de trabajo afecta en sus relaciones familiares?20. ¿Qué piensa tu esposo/compañero de hogar de que tu salgas a trabajar? ¿Esta de acuerdo?¿Por qué?21. ¿Quién decide en tu familia en qué gastar el dinero que ganas?22. ¿En qué utilizas el dinero que ganas?23. ¿Cómo haces cuando se enferma uno de tus hijos y tienes que ir al trabajo?24. ¿Quién ayuda con las tareas de tus hijos?25. ¿Hacen un presupuesto en tu familia? ¿Cómo se distribuyen los gastos?

Conocimiento de Defensoría

1. ¿Conoces tus derechos laborales, por ejemplo: tus días libres, tu aguinaldo, feriados, prestaciones, otros?2. ¿Conocen las instituciones/organizaciones que trabajan en la defensa de sus derechos laborales? ¿Cuáles? 3. ¿Sabes qué es el Ministerio de Trabajo?4. ¿Saben cuales son los procedimientos que se deben de seguir al momento de presentar una denuncia?5. ¿Alguna vez han utilizado los servicios de las instituciones que protegen sus derechos laborales? ¿Con que

motivo? 6. ¿Se sienten satisfechas con la respuesta que se les dio a su reclamo/denuncia?7. ¿Creen ustedes que las leyes de nuestro país protegen sus derechos?8. ¿En su opinión se aplica correctamente ley en cuanto a la protección de sus derechos?9. ¿Cuántas veces han recurrido a una institución a presentar una denuncia?10. ¿Creen ustedes que tienen derecho a presentar sus denuncias/reclamos cuando su patrón/patrona no respeta

sus derechos laborales?¿Por qué?. 11. Según su opinión ¿Cuáles son las razones por las cuáles la mayoría de empleadas domesticas no reclaman sus

derechos (como el pago del salario, su derecho a vacaciones, etc.)?

Conflictos entre responsabilidades familiares y laborales

1. ¿Qué tipo de problemas tienes en tu familia por estar ocupada en este trabajo teniendo también una familia a la que cuidar?2. ¿Cómo los resuelves? ¿Qué es lo más difícil?3. ¿Cómo te sientes teniendo responsabilidades en dos hogares? 4. En tu familia ¿Quiénes son los más perjudicados por tu trabajo? ¿Por qué? 5. ¿Cómo te sientes tú con esto? 6. ¿Pueden darme un ejemplo de cómo este tipo de trabajo afecta en tus relaciones familiares?

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INSTRUMENTO 2

GRUPO FOCAL“EMPLEADORAS DE TDR”

Razones de la Demanda de TDR

1. ¿Cuáles son las razones por las que decidieron contratar los servicios de una empleada doméstica?

Condiciones laborales de las empleadas

1. ¿Qué actividades/tareas delegan en sus empleadas domésticas?2. ¿Cuál es la duración de la jornada de trabajo de su empleada doméstica? 3. ¿Cuál es la modalidad de su contrato: permanente, por días, media jornada, por horas?. 4. ¿Se firmó un contrato de trabajo entre usted y su empleada?5. ¿Cómo se definieron las condiciones de trabajo que tendría su empleada? 6. ¿Conoce los derechos laborales de las empleadas domésticas según la Legislación Laboral Nacional de Honduras? 7. ¿Cuáles de ésos derechos le otorga usted? (vacaciones, aguinaldo, feriados) 8. ¿Cuáles son las razones más frecuentes por las que ha despedido a una empleada doméstica?9. ¿Le da permiso a su empleada cuando tiene que atender una necesidad familiar? ¿Por qué?10. ¿Cómo resuelve usted cuando una empleada le pide permiso por tener un hijo/a ó familiar enfermo?11. ¿Han pensado alguna vez como atienden las empleadas domésticas las responsabilidades familiares en sus hog-

ares? ¿Han platicado con su empleada doméstica de este tema?

Oferta del TDR1. ¿Ha sido fácil para ustedes contratar a una empleada doméstica cuando la han necesitado? 2. ¿Cuáles creen ustedes que son las razones por las cuales no ha sido fácil encontrar una trabajadora domestica

actualmente?3. ¿Está satisfecha con la rapidez con la que encuentra una empleada doméstica cuando la necesita? ¿Por qué?

Percepciones y valores del TDR

1. ¿Cómo se sienten al tener que delegar las responsabilidades del hogar en otra persona?2. ¿Está bien para ustedes como “mujeres” delegar esas responsabilidades? ¿Por qué? 3. ¿Qué opinan sus parejas e hijo(as) al respecto?4. ¿Creen ustedes que el trabajo doméstico debería ser pagado igual que cualquier otro trabajo? ¿Por qué? 5. ¿Creen ustedes que es necesario contratar a una empleada doméstica para que realice los oficios de la casa?6. ¿Creen que el trabajo doméstico es un trabajo que puede ser realizado por cualquier miembro de la familia? ¿Por qué?7. ¿Si el trabajo doméstico es realizado por un miembro de la familia debería de ser pagado? ¿Por qué?8. Al contratar a una empleada doméstica ¿Qué beneficios creen que deberían de tener por desempeñar ese tipo de

trabajo? ¿Por qué?9. ¿Qué actividades no delegan en sus empleadas domésticas? ¿Por qué?10. ¿Qué actividades/tareas creen que sólo pueden ser realizadas por ustedes? ¿Por qué?11. ¿Cómo valora usted y su familia de la labor que realiza la trabajadora doméstica?12. ¿Cree usted que es necesario que se elabore un contrato de trabajo entre la empleada y la empleadora para garantizar

los derechos de las empleadas domésticas? ¿Por qué?13. ¿Cree usted que la empleada doméstica deberían de gozar del beneficio del Seguro Social?14. ¿Cuáles cree usted que son las razones por las cuales la mayoría de las empleadoras no les otorgan ese beneficio a las

empleadas domésticas?

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Roles de género en los hogares de las contratantes de TDR

1. ¿Quién decidió contratar los servicios de una empleada domestica?2. ¿Quién paga los servicios de la empleada doméstica?3. ¿Quién es la persona que asigna las tareas y responsabilidades del trabajo que realiza la empleada doméstica?4. En caso de no poder contratar a una empleada doméstica ¿Qué otras alternativas tendrían ustedes para poder

cubrir las necesidades de cuidado de sus hijos y/o familiares?

Conflicto familia/trabajo de empleadoras de TDR

1. Para las personas que trabajan ¿Realizan alguna/as actividad (es) relacionada con el oficio doméstico al regresar de su trabajo?¿Cuáles?

2. ¿De qué manera la contratación de una empleada doméstica les ayuda a solucionar el conflicto que vive una mujer cuando trabaja fuera de la casa y debe/tiene que atender el hogar?

3. Si tienen niños (as)…al regresar de su trabajo ¿Quién los atiende? ¿Quién ayuda con las tareas escolares a sus niños/as?

4. A lo largo del día está en contacto continuo con su empleada, atendiendo todas las responsabilidades domésticas o, por el contrario, no recibe llamadas referentes a cuestiones familiares y personales?

5. ¿Durante el fin de semana realizan labores domésticas? ¿Qué tipo de labores?

INSTRUMENTO 3

GUÍA PARA ENTREVISTACON INFORMANTES CLAVES

1. ¿Conoce usted de organizaciones que brindan servicios de apoyo legal a las trabajadoras domésticas en la defensa de sus derechos? ¿Cuáles?

2. ¿Dónde están ubicadas estas organizaciones? 3. ¿Qué ciudades/sectores/colonias atienden?4. Como institución/organización ¿Han presentado propuestas al gobierno que busquen mejorar la situación/

condición de las empleadas domesticas?5. ¿Qué tipo de propuestas?6. ¿Qué población atienen en su institución/organización?7. ¿Qué tipo de servicios ofrecen?8. ¿A cuantas personas atendieron en el último año en su institución/organización?9. ¿Que tipo de reclamos o denuncias fueron atendidos en el ultimo año?10. ¿Cuantas empleadas domesticas fueron atendidas en cada uno de estos reclamos o denuncias?

INSTRUMENTO 4

ENTREVISTA-HISTORIA DE VIDA

1. ¿Qué edad tiene?2. ¿Qué nivel de escolaridad tiene?3. ¿De dónde es originaria?

Laboral

1. ¿Cuénteme como inicio su vida laboral? ¿Qué edad tenía?2. Después de su primer trabajo ¿En qué otros trabajo se ha desempeñado, incluyendo el empleo actual? ¿Actual-

mente a que se dedica?

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3. Nos puede compartir como fue su experiencia como empleada doméstica.4. ¿Volvería a trabajar en ese tipo de empleo? ¿Por qué?5. ¿Qué tipo de beneficios recibía usted cuando fue empleada doméstica?6. ¿Cuáles son las razones por las que decidió cambiar de trabajo?7. ¿Qué factores cree que le ayudaron para poder optar a otros trabajos diferentes al trabajo doméstico?8. ¿Creen usted que la mayoría de las empleadas recibe un trato justo de parte de sus empleadoras? ¿En su caso

recibía un trato justo? ¿Cuénteme como la trataba su patrona?9. ¿Creen que el trabajo doméstico le ofrece beneficios a las mujeres y sus familias? 19.- ¿Qué tipo de beneficios?10. En su opinión ¿Cuáles son las razones por las que las mujeres trabajan como empleadas domésticas?11. ¿Qué piensa del trabajo doméstico?12. Si tienes hijas ¿Le gustaría que alguna de ellas cuando crezca trabaje como empleada doméstica? ¿Por qué?13. ¿En qué te gustaría que trabajara(n)?

Familia

1. ¿Qué hacen las mujeres y qué hacen los hombres en su casa? 2. ¿Quién toma las decisiones y quién da las ordenes en su familia? ¿Por qué?3. ¿A quien se obedece en su familia? ¿Por qué?4. ¿A quién se le atiende primero al momento de servir la comida? ¿Por qué?5. ¿Ayudan los hombres en los oficios domésticos? ¿Por qué?6. ¿Quién es el responsable de cuidar a los/las niñas? ¿Por qué?7. ¿Qué piensan en su familia cuando un niño quiere ayudar con los oficios domésticos?8. ¿Con qué juegan los niños y las niñas en sus familias?9. ¿Hay en su familia personas que trabajan como empleadas domésticas? ¿Quiénes?

INSTRUMENTO 5

PROTOCOLO DE ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN

INSTRUMENTOS LEGALES E INSTANCIAS DE PROTECCIÓN

“ESTUDIO HONDURAS: TRABAJO DOMÉSTICO REMUNERADO. A dos aguas entre ocupación y pilar de los cuidados”

Lugar y fecha____________________________________________________

Nombre entrevistada(o)___________________________________________

Institución______________________________________________________

Cargo__________________________________________________________

En su opinión:

1. ¿Hasta qué punto el marco legal vigente contribuye al mantenimiento de las condiciones/características del trabajo doméstico remunerado?

2. ¿Cuáles son los principales elementos del marco legal vigente que oficializan el trato desigual de las personas em-pleadas como trabajadoras/es domésticos remunerados?

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3. ¿Cuáles son los principales elementos del marco legal vigente que tutelarían efectivamente los derechos (laborales y otros) de las y los trabajadores domésticos remunerados?

4. ¿Existen problemas en la administración de la ley que contribuyen a la indefensión legal de las y los trabajadores domésticos remunerados? Mencione.

5. ¿Existen organizaciones de la sociedad civil que apoyan a las trabajadoras domésticas remuneradas?

6. ¿Existen percepciones, valoraciones o actitudes en las personas ocupadas en el trabajo doméstico remunerado que limita su demanda efectiva de protección legal a sus derechos? Mencione cuáles.

7. ¿Qué acciones puntuales realiza o ha realizado su institución/ organización en materia de trabajo doméstico remu-nerado? Describa.

8. ¿Cuáles han sido los grandes logros de su institución u organización en materia de trabajo doméstico remunerado?

9. ¿Cuenta su institución /organización de datos estadísticos actualizados que enriquezcan la información brindada en el presente instrumento?Detalle.

Muchas gracias por su colaboración!!!!

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Anexo 5. Acuerdo No. 006 JD 2008

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EL TRABAJO DOMÉSTICO

REMUNERADO

La Institucionalización Sociocultural y Jurídica

de la Desigualdad:

Agencia Españolade CooperaciónInternacionalpara el Desarrollo

EN HONDURAS

Línea Estratégica:

Autonomía Económica

de las Mujeres

Esta investigación proporciona información relativa a la evolu-ción y situación actual del trabajo doméstico remunerado en sus vínculos con el trabajo doméstico no remunerado. Se anali-zan las condiciones de vida de las mujeres que se desempeñan en esta ocupación y de los hogares contratantes. De igual forma se examina el marco jurídico regulatorio sobre este tema. Ofrece recomendaciones para generar cambios legislativos y lineamientos para las políticas públicas a fin de generar la construcción de una agenda y estrategia de incidencia política sobre este tema.