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1 TEMA: 1. La pequeña locomotora de vapor Aplicación: Servicio HECHOS: Una pequeña locomotora de vapor debía arrastrar un largo tren. Andaba muy bien hasta que llegó a una em- pinada colina. Entonces, por mucho que se esforzaba, no lograba mover el largo tren. Tiró y tiró. Sopló y resopló. Retrocedió y avanzó. ¡Chu- chu! ¡Chu-chu!, pero era inútil: los vagones no subían por la colina. Al final, la locomotora dejó el tren y echó a andar sola por las vías. ¿Creen que había dejado de trabajar? ¡Claro que no! Iba en busca de ayuda. “Sin duda en- contraré a alguien que me ayude”, pensaba. La peque- ña locomotora cruzó la colina y continuó la marcha. ¡Chu-chu! ¡Chu-chu! Pronto vio una gran locomotora de vapor que se en- contraba en un tramo lateral. Parecía muy grande y fuerte. Pasando al lado, la pequeña locomotora dijo: -¿Me ayudarías a traer mi tren desde el otro lado de la colina? Es tan largo y pesado que no puedo sub- irlo. La locomotora grande miró a la locomotora pequeña y le dijo: -¿No ves que he terminado mi día de trabajo? dijo-. Me han fregado y lustrado para mi próximo viaje. No, no puedo ayudarte. La pequeña locomotora lo lamentó, pero continuó su camino. ¡Chu-chu! ¡Chu-chu! Pronto, llegó adonde otra locomotora grande descansaba en un tramo lateral. Soplaba y resoplaba, como si estuviera cansa- da. “Ella podrá ayudarme”, pensó la pequeña locomotora. Se le acercó y preguntó: -¿Me ayudarías a traer mi tren desde el otro lado de la colina? Es tan largo y pesado que no puedo sub- irlo. La segunda locomotora respondió: -Acabo de llegar de un viaje muy largo. ¿No ves que estoy muy cansada? ¿No puedes conseguir otra máquina que te ayude? -Lo intentaré dijo la pequeña locomotora, y reanudó la marcha. ¡Chu-chu! ¡Chu-chu! Al rato se en-

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TEMA:

1. La pequeña locomotora de vapor

Aplicación: Servicio

HECHOS:

Una pequeña locomotora de vapor debía arrastrar un

largo tren. Andaba muy bien hasta que llegó a una em-pinada colina. Entonces, por mucho que se esforzaba,

no lograba mover el largo tren.

Tiró y tiró. Sopló y resopló. Retrocedió y avanzó. ¡Chu-

chu! ¡Chu-chu!, pero era inútil: los vagones no subían por la colina.

Al final, la locomotora dejó el tren y echó a andar sola

por las vías. ¿Creen que había dejado de trabajar?

¡Claro que no! Iba en busca de ayuda. “Sin duda en-contraré a alguien que me ayude”, pensaba. La peque-

ña locomotora cruzó la colina y continuó la marcha. ¡Chu-chu! ¡Chu-chu!

Pronto vio una gran locomotora de vapor que se en-contraba en un tramo lateral. Parecía muy grande y

fuerte. Pasando al lado, la pequeña locomotora dijo:

-¿Me ayudarías a traer mi tren desde el otro lado de la colina? Es tan largo y pesado que no puedo sub-irlo.

La locomotora grande miró a la locomotora pequeña y le dijo:

-¿No ves que he terminado mi día de trabajo? –dijo-. Me han fregado y lustrado para mi próximo viaje. No, no puedo ayudarte.

La pequeña locomotora lo lamentó, pero continuó su camino. ¡Chu-chu! ¡Chu-chu! Pronto, llegó adonde otra locomotora grande descansaba en un tramo lateral. Soplaba y resoplaba, como si estuviera cansa-

da. “Ella podrá ayudarme”, pensó la pequeña locomotora. Se le acercó y preguntó:

-¿Me ayudarías a traer mi tren desde el otro lado de la colina? Es tan largo y pesado que no puedo sub-

irlo.

La segunda locomotora respondió:

-Acabo de llegar de un viaje muy largo. ¿No ves que estoy muy cansada? ¿No puedes conseguir otra máquina que te ayude?

-Lo intentaré –dijo la pequeña locomotora, y reanudó la marcha. ¡Chu-chu! ¡Chu-chu! Al rato se en-

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contró con una locomotora pequeña, igual que ella. Se le acercó y dijo:

-¿Me ayudarías a traer mi tren desde el otro lado de la colina? Es tan largo y pesado que no puedo sub-

irlo.

-Claro que sí –dijo la locomotora pequeña-. Me alegrará ayudarte, si puedo.

Así, las pequeñas locomotoras regresaron a donde estaba el tren. Una locomotora se puso a la cabeza

del tren, y la otra a la parte trasera. Resoplaron, chirriaron, pistonearon, y al final arrancaron. Poco a poco los coches se pusieron en movimiento y subieron la empinada colin y mientras lo hacían, las dos

locomotoras se pusieron a cantar:

-¡Creo-que-puedo! ¡Creo-que-puedo! ¡Creo-que-puedo! ¡Creo-que-puedo! ¡Creo-que-puedo! ¡Creo-que-

puedo! ¡Creo-que-puedo! ¡Creo-que-puedo! ¡Creo-que-puedo!

¡Y pudieron! Muy pronto habían subido la colina y bajaban por la otra ladera. Ahora estaban de nuevo en la llanura, y la pequeña locomotora podía arrastrar el tren sin ayuda. Así que agradeció a la otra lo-

comotora la ayuda que de manera tan servicial le había otorgado y se despidió muy contenta.

MENSAJE:

En ocasiones nos cuesta trabajo brindar nuestra ayuda a los demás ya sea por cansancio o por estar ocupados en otras actividades. Es importante que mantengamos una disposición de servicio a los demás

para contribuir en las tareas de cada día y facilitar el trabajo a realizar.

MÁXIMA: “Todos podemos hacer algo siempre por los demás”

COMPROMISO:

Hoy ayudaré en mi grupo a realizar con gusto las diversas actividades del día.

ORACIÓN: Señor Dios:

Gracias por este día, Y por la vida.

Ayúdanos a encontrar el gozo en el servicio a los demás.

Amén

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TEMA:

2. A la caza de sonrisas

Aplicación: Servicio

HECHOS:

La princesa de las hadas estaba enferma y aunque los médi-cos no descubrieron el problema, dos pequeños dragones

descubrieron que lo que la había puesto enferma es que ya nunca veía sonrisas. Así que empezaron a buscarlas por toda

la tierra, pero no las encontraron, y viajaron volando por

todos los planetas y estrellas en busca de sonrisas.

Viajaron tanto y tanto sin encontrar ninguna, que uno de ellos decidió dar la vuelta para estar con la princesa cuando

muriese. Pero el otro decidió seguir, y justo en el siguiente

planeta al que se dirigió, uno pequeño y oscuro que ni se veía, encontró que todas las sonrisas del mundo estaban allí

reunidas haciendo una fiesta. El dragón les contó lo que pa-saba, y sin dudarlo millones de sonrisas le acompañaron en

su viaje de vuelta; en cuanto la princesa de las hadas vio

tantísimas sonrisas, recuperó su alegría y su salud. Agrade-ció enormemente al dragón por su gran ayuda en ese mo-

mento y le pidió que continuara siendo tan dispuesto y servi-cial con los demás.

El primer dragón, aquel que se había dado la vuelta, se alegró enormemente de haber tenido un amigo

más perseverante, servicial y paciente que él mismo.

MENSAJE: En algún problema o situación, la actitud y la disposición de servicio que mostremos harán la gran dife-

rencia para su pronta y adecuada resolución.

MÁXIMA:

“Cualquier servicio o ayuda que otorgues, bríndalo siempre con cariño”

COMPROMISO:

Hoy me esforzaré por dar un poco más de ayuda a quien lo requiera.

ORACIÓN:

Señor Jesús, ayúdanos a seguir tu ejemplo

de servicio y bondad.

Haz que estemos dispuestos a ayudar a nuestros hermanos

en sus diversas necesidades.

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TEMA:

3. El Camino al Cielo

Aplicación: Servicio

HECHOS: Había una vez un niño caminando por el campo, cuando

entre las nubes vio un angelito cantando una bella can-ción, que enseguida desapareció. El niño pensó que por

allí debían estar las puertas del cielo, y sería divertido ver

qué había. Así que comenzó a construir una gran torre de madera para llegar a las nubes, pero cuando fue muy alta,

se derrumbó. Lo intentó también con adobe, con ladrillos y acero, pero su torre siempre se derrumbaba.

Cuando iba a abandonar, volvió a ver al angelito, rodeado de más ángeles, y al atender a la canción escuchó que su

mensaje era que allí sólo se podía llegar si se quería con

el corazón y se realizaban todos los días buenas acciones. La curiosidad desapareció, y deseó con todas sus fuerzas

subir con ellos al cielo. Pero no pudo, y vencido por la im-potencia y la pena, se sentó y comenzó a llorar. Lloró,

lloró y lloró tanto, tanto, que al salir el sol apareció en

aquel lugar un magnífico arcoíris, que precisamente fue a parar a la nube, donde se abrieron las puertas del cielo.

Y el niño recorrió aquel camino sobre el arcoíris lleno de

alegría, pues comprendió que sólo con verdaderos deseos del corazón, buenas acciones de servicio y ayuda al próji-

mo, además de los sentimientos de nobleza y amor, se puede abrir el camino del cielo.

MENSAJE: Dios nos invita cada día a ser felices y a experimentar el gozo que da el servir con gusto a los demás;

hoy nos muestra que el camino que lleva hacia Él es fácil de encontrar, pues cada acción, sentimiento y deseo bueno siempre nos acercarán a su amor.

MÁXIMA: “El que da algún servicio a su prójimo, en realidad lo brinda a Dios”

COMROMISO: Hoy me esforzaré por realizar buenas acciones en mi salón y con mis compañeros (de ayuda, de com-

pañía)

ORACIÓN:

Dios bueno, a tus ojos agradan enormemente

las buenas acciones y el servicio. Ayúdanos a llenar nuestro día con ellas

y a llevarlas a cabo con mucho amor.

Amén

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TEMA:

4. El niño que no quería ayudar

Aplicación: Servicio

HECHOS:

Eduardo era un niño muy despreocupado, pasa-ba todo el día jugando a la pelota.

Cuando su mamá le pedía que la ayudara a al-

guna tarea, siempre se quejaba y le decía que

no era justo, que él era pequeño y que abusa-ban de su persona; la mamá mejor ya no le ped-

ía ayuda, prefería hacerlo sola para terminar pronto. Eduardo pensaba que había sido inteli-

gente de su parte quejarse como lo había hecho,

porque así ya no le pedían que cooperara en los quehaceres.

Su mamá pensaba en la manera de hacerlo re-

capacitar y tuvo una idea: A la semana siguien-te, la señora llegó con un enorme pastel y

Eduardo la vio y se le antojó. De pronto, la seño-

ra, dándose cuenta que su hijo la escuchaba, dijo en voz alta: “¡ay!, ahora ¿cómo me voy a

terminar el pastel, si está muy grande y Eduardo es muy pequeño para comerlo?”.

El niño recordó que en mucho tiempo no le había ayudado en nada a su mamá porque le decía que era

muy pequeño para hacerlo; entonces, le dio pena pedirle pastel –eso me saco por no querer ayudar

nunca en casa- pensaba el niño y se sintió muy triste al darse cuenta de su error. Aquí tengo todo para sentirme feliz, -reconoció el niño- y mi mamá me quiere mucho y yo no me he portado nada bien. De

ahora en adelante, prometo que cambiaré y le ayudaré en casa, porque aunque sea pequeño, hay mu-cho que puedo hacer.

Y así lo hizo: se convirtió en un niño servicial, dispuesto a cooperar con gusto en todo lo que pudiera; se

sintió feliz al darse cuenta que era esa una forma de corresponder al gran amor que le tenía su mamá.

MENSAJE:

Dios observa a aquellos que sirven a su prójimo y siempre estará agradecido y premiará su esfuerzo.

MÁXIMA: “El servicio es una gran fuente de alegría” COMPROMISO: Hoy ayudaré a quien lo necesite, aunque no me lo pida.

ORACIÓN: Dios nuestro:

Gracias por todos y cada uno de los regalos de tu amor.

Enséñanos a ser agradecidos

y a compartirlos con los demás. Amén

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TEMA:

5. La nube avariciosa Aplicación: Servicio

HECHOS:

Érase una vez una nube que vivía

sobre un país muy bello. Un día, vio

pasar otra nube mucho más grande y sintió tanta envidia, que decidió

que para ser más grande nunca más daría su agua a nadie, y nunca más

llovería.

Efectivamente, la nube fue crecien-do, al tiempo que su país se secaba.

Primero se secaron los ríos, luego se

fueron las personas, después los animales, y finalmente las plantas,

hasta que aquel país se convirtió en un desierto. A la nube no le importó

mucho, pero no se dio cuenta de

que al estar sobre un desierto, ya no había ningún sitio de donde sacar

agua para seguir creciendo, y lentamente, la nube empezó a perder tamaño, sin poder hacer nada para evitarlo.

La nube comprendió entonces su error, y que su avaricia y egoísmo serían la causa de su desaparición,

pero justo antes de evaporarse, cuando sólo quedaba de ella un suspiro de algodón, apareció una suave

brisa. La nube era tan pequeña y pesaba tan poco, que el viento la llevó consigo mucho tiempo hasta llegar a un país lejano, precioso, donde volvió a recuperar su tamaño.

Y aprendida la lección, siguió siendo una nube pequeña, modesta, que comprendió que su finalidad era

dejar caer agua. Ahora, gracias a que estuvo dispuesta a servir de era manera, sus lluvias eran tan ge-nerosas y cuidadas que convirtieron aquel país en el más verde, más bonito y con más arcoíris del mun-

do.

MENSAJE:

En ocasiones nos resulta difícil dar nuestra ayuda a los demás así como poner a su servicio nuestras capacidades. Es necesario que reconozcamos la importancia que tiene mantener una actitud de coope-

ración para con todos

MÁXIMA: “Hay más dicha en dar que en el recibir”. COMPROMISO:

Hoy ayudaré con gusto a mi maestra y a mis compañeros.

ORACIÓN: Señor:

Ayúdanos a reconocer nuestras virtudes

y aceptar nuestras diferencias para ponerlas al servicio de los demás.

Amén

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TEMA:

6. Mirando por la ventana

Aplicación: Servicio

HECHOS:

Había una vez un niño que cayó muy enfermo. Tenía que estar todo el día en la cama sin poder

moverse. Como además los niños no podían acercarse, sufría mucho por ello, y empezó a de-

jar pasar los días triste y decaído, mirando el cie-

lo a través de la ventana.

Pasó algún tiempo, cada vez más desanimado, hasta que un día vio una extraña sombra en la

ventana: era un pingüino comiendo un bocata de chorizo, que entró a la habitación, le dio las bue-

nas tardes, y se fue. El niño quedó muy extraña-

do, y cuando no sabía qué habría sido aquello, cuando vio aparecer por la misma ventana un

mono en pañales inflando un globo.

Al principio el niño se preguntaba qué sería aque-llo, pero al poco, mientras seguían apareciendo

personajes locos por aquella extraña ventana, ya

no podía dejar de reír, pues a esto siguió un cer-do tocando la pandereta, un elefante saltando en

cama elástica, o un perro con gafas que sólo hablaba de política...Por si no le creían, no se lo contó a nadie.

Aquellos personajes terminaron alegrando el espíritu y el cuerpo del niño, y en muy poco tiempo me-

joró notablemente y pudo volver al colegio. Allí pudo hablar con todos sus amigos, contándoles las co-sas tan raras que había visto. Entonces, mientras hablaba con su mejor amigo, vio asomar algo extraño

en su mochila. Le preguntó qué era, y tanto le insistió, que finalmente pudo ver el contenido de la mo-

chila: ¡¡Allí estaban todos los disfraces que había utilizado su buen amigo para intentar alegrarle!! Y desde entonces, nuestro niño nunca deja que nadie esté solo y sin sonreír un rato.

MENSAJE:

Hay muchos aspectos positivos en nuestro interior para poner al servicio de los demás, tales como la

alegría, la amistad y el amor. Con esto, podemos hacer mucho no sólo por nuestros semejantes, sino también por nosotros, pues haciendo sentir bien a los demás, nos sentiremos cada vez mejor y contri-

buiremos así a crear un ambiente de bienestar.

MÁXIMA: “Para poder servir a Dios debemos hacerlo primero con nuestros semejantes”

COMPROMISO: Hoy ayudaré algún compañero que no conozca.

ORACIÓN: Gracias, Dios bendito,

por el regalo de la amistad. Ayúdanos a ser serviciales

con nuestros amigos

y con todas las personas que amamos. Amén

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TEMA:

7. La pequeña locomotora de vapor

Aplicación: Servicio

HECHOS:

Una pequeña locomotora de vapor debía

arrastrar un largo tren. Andaba muy bien hasta que llegó a una empinada colina.

Entonces, por mucho que se esforzaba, no lograba mover el largo tren.

Tiró y tiró. Sopló y resopló. Retrocedió y avanzó. ¡Chu-chu! ¡Chu-chu!, pero era

inútil: los vagones no subían por la coli-na.

Al final, la locomotora dejó el tren y echó a andar sola por las vías. ¿Creen

que había dejado de trabajar? ¡Claro que no! Iba en busca de ayuda. “Sin duda

encontraré a alguien que me ayude”,

pensaba. La pequeña locomotora cruzó la colina y continuó la marcha. ¡Chu-chu!

¡Chu-chu!

Pronto vio una gran locomotora de vapor que se encontraba en un tramo lateral. Parecía muy grande y fuerte. Pasando al lado, la pequeña locomotora dijo:

-¿Me ayudarías a traer mi tren desde el otro lado de la colina? Es tan largo y pesado que no puedo sub-irlo.

La locomotora grande miró a la locomotora pequeña y le dijo:

-¿No ves que he terminado mi día de trabajo? –dijo-. Me han fregado y lustrado para mi próximo viaje. No, no puedo ayudarte.

La pequeña locomotora lo lamentó, pero continuó su camino. ¡Chu-chu! ¡Chu-chu! Pronto, llegó adonde

otra locomotora grande descansaba en un tramo lateral. Soplaba y resoplaba, como si estuviera cansa-da. “Ella podrá ayudarme”, pensó la pequeña locomotora. Se le acercó y preguntó:

-¿Me ayudarías a traer mi tren desde el otro lado de la colina? Es tan largo y pesado que no puedo sub-irlo.

La segunda locomotora respondió:

-Acabo de llegar de un viaje muy largo. ¿No ves que estoy muy cansada? ¿No puedes conseguir otra máquina que te ayude?

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-Lo intentaré –dijo la pequeña locomotora, y reanudó la marcha. ¡Chu-chu! ¡Chu-chu! Al rato se en-

contró con una locomotora pequeña, igual que ella. Se le acercó y dijo:

-¿Me ayudarías a traer mi tren desde el otro lado de la colina? Es tan largo y pesado que no puedo sub-irlo.

-Claro que sí –dijo la locomotora pequeña-. Me alegrará ayudarte, si puedo.

Así, las pequeñas locomotoras regresaron a donde estaba el tren. Una locomotora se puso a la cabeza del tren, y la otra a la parte trasera. Resoplaron, chirriaron, pistonearon, y al final arrancaron. Poco a

poco los coches se pusieron en movimiento y subieron la empinada colín y mientras lo hacían, las dos locomotoras se pusieron a cantar:

-¡Creo-que-puedo! ¡Creo-que-puedo! ¡Creo-que-puedo! ¡Creo-que-puedo! ¡Creo-que-puedo! ¡Creo que-puedo! ¡Creo-que-puedo! ¡Creo-que-puedo! ¡Creo-que-puedo!

¡Y pudieron! Muy pronto habían subido la colina y bajaban por la otra ladera. Ahora estaban de nuevo

en la llanura, y la pequeña locomotora podía arrastrar el tren sin ayuda. Así que agradeció a la otra lo-

comotora la ayuda que de manera tan servicial le había otorgado y se despidió muy contenta.

Mensaje:

En ocasiones nos cuesta trabajo brindar nuestra ayuda a los demás ya sea por cansancio o por estar

ocupados en otras actividades. Es importante que mantengamos una disposición de servicio a los demás

para contribuir en las tareas de cada día y facilitar el trabajo a realizar.

Máxima:

“Todos podemos hacer algo siempre por los demás”.

Compromiso:

Hoy ayudaré en mi grupo a realizar con gusto las diversas actividades del día.

Oración:

Señor Dios:

Gracias por este día,

Y por la vida. Ayúdanos a encontrar el gozo

en el servicio a los demás. Amén

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TEMA:

8. El niño que alegró a todo un país

Aplicación: Servicio

HECHOS:

Había una vez un país triste en el que todos estaban tristes. No había

nada especial allí, la gente era normal y llevaban vidas normales, pero eran tristes.

Un día nació un niño que era realmente bueno: siempre pensaba en los

demás y los ayudaba, era ordenado y alegre, obedecía a la primera,

muy servicial.... y así con todo. Y resultó que este niño hacía que la gente que le conocía dejara de estar triste, y tuviera ganas de imitarle

y ser como él: alegre, bueno, dispuesto siempre a ayudar a cualquier persona. Y a donde iba el niño, iba transformando el lugar. De esta

manera, el país triste se fue transformando poco a poco en un país

alegre y en el que toda la gente se ayudaba con gusto.

Como el niño viajó a todas partes, al final transformó el país entero; así, el que antes era un país triste, pasó a llamarse el País de la Alegría

y del Servicio.

MENSAJE:

Cada ser humano es diferente y posee cualidades particulares; es importante aprender a ponerlas al servicio de los demás y saber que por medio de la ayuda que otorgamos recibiremos muchas bendicio-

nes.

MÁXIMA:

“Cada servicio realizado con el corazón traerá felicidad y paz interior”. COMPROMISO:

Hoy me esforzaré por dar un servicio a alguien con gusto y alegría.

ORACIÓN:

Señor Dios: Que toda la ayuda y el servicio

que podamos brindar a alguien en este día sea bendecido por ti

para que rinda fruto abundante,

según tu voluntad. Amén.

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TEMA:

9. El alegre barrendero Aplicación: Servicio

HECHOS:

Estaban un chico de aspecto desalineado con sus amigotes pasando el día en un parque de atraccio-nes; habían ido muy temprano y todo estaba vacío y limpio, cuando vieron al barrendero del parque, can-tando y bailando mientras barría.

Como todo estaba tan limpio, les hizo mucha gracia verle trabajar tan alegre desde tan pronto, y no de-jaron de contar chistes y gastarle bromas pesadas. Pero él no se molestaba y seguía barriendo su limpia calle, así que comenzaron a tirar papeles y bolsas al suelo, "para darle trabajo". Cuando llegaron más visitantes y vieron al chico junto con sus amigos ti-rando bolsas y basura al suelo, pensaron que era uno de los juegos del parque, y lo mismo pensaron los siguientes y los siguientes, y antes de que nadie pudiera darse cuenta, el parque estaba hasta arriba de basuras ¡y el buen barrendero no daba abasto! A nadie parecía importarle, pero empezó a ocurrir algo extraño:

Según pasaba el tiempo, las atracciones del parque se iban vaciando y cada vez había más personas cabizbajas mirando el suelo, hasta que al final del día nadie hacía cola en los divertidos juegos del par-que y todo el mundo se dedicaba a mirar al suelo. "Pero bueno", se decían los encargados del parque, "¿qué estará pasando?" Pues... ¡que todos estaban buscando algo!

Resultó que a lo largo del día, a todo el mundo se le terminó cayendo algo al suelo, pero como estaba lleno de bolsas, papeles y suciedad, en cuanto algo caía.. ¡era casi imposible encontrarlo!

Y como aquello no tenía remedio, tuvieron que ponerse de acuerdo para limpiar el parque entre todos y luego encontrar sus cosas. Estaban muy cansados y algunos hasta se enojaron por la tarea que realizar-ían, pero, animados por el ejemplo de servicio y buen humor del barrendero, lo hicieron cantando y bai-lando, con muchas ganas. ¡Fue tan divertido, que desde aquel día crearon un juego nuevo en el parque: donde todos, armados de escobas y bolsas, se dedicaban a limpiar un rato riendo y bailando! Todos reconocieron también el poco valor que habían dado al servicio que día a día ofrecía el barrendero y desde entonces se comprometieron a cuidar más el parque manteniéndolo limpio.

MENSAJE: Es común que nos acostumbremos a que alguien se ocupe de determinados quehaceres y damos por hecho de que siempre se realizarán, restando importancia al trabajo que esas personas realizan, sin cooperar ni ayudar en nada. Es necesario que valoremos el trabajo que cada uno lleva a cabo y mostrar una actitud de servicio y de respeto con quienes lo llevan a cabo. MÁXIMA: “Toda actitud de servicio es siempre bendecida por Dios”. COMPROMISO: Hoy seré servicial al ayudar a mantener limpio y ordenado mi salón. ORACIÓN:

Gracias, Señor, por las personas que día a día

nos brindan su ayuda y su trabajo. Haz que tengamos con ellas

una actitud de servicio y de respeto. Amén

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TEMA:

10. El origen de la felicidad

Aplicación: Servicio

HECHOS:

Había una vez un niño que era muy feliz, aunque no tenía mu-

chos juguetes ni dinero. Él decía que lo que le hacía feliz era hacer cosas por los demás, ayudarlos siempre en todo lo que

podía, y que eso le daba una sensación genial en su interior, pero realmente nadie le creía, y pensaban que no andaba muy

bien de la cabeza. Dedicaba todo el día a ayudar a los demás, a dar limosna a los más pobres, a cuidar de los animales, y

raras veces hacía algo para sí mismo.

Un día conoció a un famoso médico al que extrañó tanto su

caso, que decidió investigarlo y con un complejo sistema de cámaras y tubos, pudo grabar lo que ocurría en su interior. Lo

que descubrieron fue sorprendente: cada vez que hacía algo

bueno, un millar de angelitos diminutos aparecían para hacerle cosquillas justo en el corazón.

Aquello explicó la felicidad del niño, pero el médico siguió estudiando hasta descubrir que todos tene-mos ese millar de angelitos en nuestro interior. La pena es que como hacemos tan pocas cosas buenas,

andan todos aburridos haciendo el vago.

Y así se descubrió en qué consiste la felicidad, y gracias a ese niño todos sabemos qué hay que hacer

para llegar a sentir cosquillitas en el corazón.

MENSAJE:

En nuestro interior todos albergamos sentimientos de nobleza y bondad, los cuales debemos aprender a vivir y disfrutar poniéndolos al servicio de los demás.

MÁXIMA:

“Cada servicio realizado con amor será siempre una buena ocasión para acercar a Dios a las personas”

COMPROMISO:

Hoy me esforzaré por realizar mis trabajos con alegría y actitud servicial

ORACIÓN:

Gracias, Señor,

por el amor, la alegría y la bondad. Ayúdanos a descubrir estos regalos en nuestra vida

y ponerlos al servicio de los demás.

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TEMA:

11. Servir a los demás en la cotidianeidad.

Aplicación: Servicio

HECHOS:

Algunos otros detalles de servicio que pasamos por alto, se

refieren a la convivencia y a la relación de amistad. Hagamos unas breves consideraciones:

Esforzarnos por descubrir pequeños detalles de servi-

cio en lo cotidiano y lo común: ayudar a recoger los

platos después de la comida, mantener en orden los

efectos personales (sea en casa o el trabajo), ceder el paso o el lugar a una persona, llevar documentos u

objetos en vez de esperar que alguien venga por ellos…

Observa cuántas cosas hacen los demás por tu perso-

na y sin que lo pidas. Cada una de ellas puedes con-

vertirla en un propósito y una acción personal.

Dejar de pensar que "siempre me lo piden a mí". Observa el número de veces que te niegas a

servir, seguramente serán muchas y frecuentemente. Existe un doble motivo para esta insisten-

cia, primero: que nunca ayudas, y segundo: se espera un día poder contar contigo

Si algo se te pide, no debes detenerte a considerar lo agradable o no de la tarea, sin aplazar el

tiempo, comenzar inmediatamente sino considerarlo una carga.

Esperar a recibir atenciones tiene poco mérito y cualquiera lo hace; para servir eficazmente hace falta

iniciativa, capacidad de observación, generosidad y vivir la solidaridad con los demás, haciendo todo aquello que deseamos que hagan por nosotros, viendo en los demás a su otro yo.

MENSAJE:

A veces creemos que para poder servir debemos parecernos a los santos y pasamos mucho tiempo es-perando tener la oportunidad de hacer grandes cosas, pero si empezamos desde nuestro entorno y ayu-

damos con alegría a quienes nos rodean, habremos comprendido lo que es verdaderamente servir.

MÁXIMA: “El servicio no son las buenas intenciones sino los pequeños detalles hacia los demás”. COMPROMISO:

Hoy ayudaré en mi casa a recoger la mesa.

ORACIÓN:

Gracias Dios, porque con tu ejemplo me enseñas

cada día cómo debo servir a los demás. Amén.

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TEMA:

12. El Conejo de la luna

Aplicación: Servicio

HECHOS:

Entre todos los animales de un bosque,

cuatro se hicieron muy amigos: el mono, la nutria, el elefantito y el conejo. La ama-

bilidad del conejo brillaba desde su inter-ior como la luz de la luna. Todos los que

se acercaban a él se sentían inspirados.

Así, sus tres amigos el mono, la nutria y el elefantito empezaron a cambiar sus defec-

tos.

El mono, a quien siempre le había gustado

hacer bromas y molestar a todos, se vol-vió más considerado y ayudaba a todos

los animales. La nutria, que siempre había sido muy tragona y egoísta con la comida,

ya que se guardaba todo el pescado para

ella, empezó a repartirlo y a ayudar a los demás. El elefante, que siempre había

sido muy reservado y nunca decía a los otros animales dónde estaban los manan-

tiales, empezó a compartir lo que sabía y a ayudar a los demás. Y el conejo se vol-

vió todavía más amable y el brillo de esa bondad y amabilidad de su corazón fue incluso más intenso

que antes. Y un día el conejo tuvo una idea y llamó a sus cuatro amigos:

- Como nosotros tenemos mucha comida y agua, y mucho amor y amistad, podríamos ofrecer nuestros alimentos y nuestros sentimientos al resto del mundo, a los pobres y a los niños hambrientos.

Y mientras el conejo bondadoso decía esto, pasó por allí el espíritu celestial y escuchó lo que estaba diciendo. Se quedó tan sorprendido de la bondad del conejo, que decidió seguir muy atento a todo lo

que ocurriera a partir de aquel momento. Era increíble que un simple conejo fuera tan bueno y desinte-resado. Entonces decidió ponerlo a prueba.

Al día siguiente, el ser celestial bajó a la tierra disfrazado de mendigo y llamó a los animales del bosque:

“Ayudadme por favor, me he perdido y tengo hambre y sed”

Todos los animales acudieron corriendo hacia el mendigo.

-Nosotros te ayudaremos – le dijeron. Te daremos comida y agua y te ayudaremos a encontrar el cami-

no de vuelta a casa.

El mono saltó a un árbol y bajó con unos cuantos mangos y se los ofreció al mendigo. La nutria se me-

tió en el río, pescó varios peces y también se los ofreció al mendigo. El elefante corrió hacia un manan-

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tial que había descubierto, sorbió con su trompa toda el agua que pudo y se la ofreció al mendigo.

Entonces el conejo se acercó y dijo:

-Lo más valioso que tengo son mis zanahorias para comer; te las puedes llevar.

El gran espíritu estaba sorprendido del gesto mostrado por el pequeño conejo. Entonces le dijo:

-Tu amor y tu capacidad de servicio superan todo lo que he visto en esta tierra. Todo el mundo debería conocer tu acto desinteresado. Te voy a colocar en la luna para que todos cuando te vean, te recuerden

y aprendan de ti. Aparecerás en cada luna llena y tu amor brillará en la luz de la luna.

Y con estas palabras, elevó al conejo hacia el cielo y lo colocó en la luna. Todavía hoy se puede ver su silueta en las noches de luna llena. Así que, la próxima vez que haya luna llena, sal a mirar el cielo y

verás un conejo en la luna y recuerda que, igual que le ocurrió al conejo, si regalas algo precioso podrás

recibir a cambio algo muy especial.

MENSAJE:

El verdadero regalo es darse por entero, sin restricciones. El servicio, cuando se ama, no coloca límites a los gestos de ternura. Seamos siempre serviciales, pero no esperemos el reconocimiento de nadie.

MÁXIMA:

Si regalas algo precioso podrás recibir a cambio algo muy especial.

COMPROMISO:

Ayudaré a mis compañeros siempre que lo necesiten.

ORACIÓN: Señor

te pido que me ayudes

a ser cada vez más servicial con mis compañeros.

Amén

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TEMA:

13. La abejita rebelde

Aplicación: Servicio

HECHOS:

Había una vez una abejita que vivía muy triste en el panal, siempre decía: “¿Por qué las abejas tenemos

que trabajar para los demás?, nosotros no comemos miel y nos cansamos de hacerla todo el día. Al día

siguiente convocó a sus amigas a una junta en la que

las convenció de no trabajar. Pronto las flores comen-zaron a marchitarse ya que nuestra amiga abeja no

tomó en cuenta que también las abejas ayudan a poli-nizar las flores. Fue entonces que se dio cuenta del

gran error cometido, hablaron todas las abejas nueva-

mente y decidieron recomenzar su tarea.

MENSAJE:

Dios conoce lo que cada una de sus criaturas son capaces de hacer, por eso a cada una da la tarea co-rrespondiente; todos estamos incluidos en su obra diaria en el servicio que cada uno debe hacer.

MÁXIMA:

El que sirve a su prójimo sirve a Dios.

COMPROMISO:

Hoy ayudaré a mis compañeros con lo que yo haga mejor.

ORACIÓN: Que en este día tan lindo que nos regalas, Padre bueno,

descubramos la alegría de servir a los demás. Amén

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TEMA:

14. El pequeño escribiente florentino Aplicación: Servicio

HECHOS: En Florencia, Italia, vivía una familia compuesta por el pa-dre, la madre y los tres hijos. El mayor se llamaba Carlo. El padre era empleado en los ferrocarriles. Como el sueldo que ganaba no era suficiente, por las noches trabajaba co-mo escribiente (copiaba a mano cartas y otros documen-tos). Lo hacía porque deseaba ofrecer a sus niños la mejor educación posible.

Aunque sabía que Carlo era un poco despistado y disculpa-ba sus pequeños olvidos, era muy exigente en cuanto a su desempeño en la escuela. Carlo, por su parte comprendía el esfuerzo que estaba haciendo su padre. Sabía, además, que estaba perdiendo la vista por forzarla tanto de noche. En una ocasión le propuso ayudarlo.

-¡De ninguna forma! -respondió el señor-. No quiero que al día siguiente estés cansado y te distraigas de tus estudios.

El pequeño no quedó conforme con la respuesta y planeó hacer algo. Por las noches esperaba despierto a que su padre terminaba su tarea de copista y se recostaba a descansar un rato. Entonces, Carlo se dirigía al escritorio y trabajaba hasta el amanecer.

Lo hizo así durante varias semanas. El padre no se daba cuenta de que las copias aumentaban, pues las hacía de forma mecánica y todos los documentos se parecían entre sí. Cuando fue a entregar el mate-rial, le sorprendió ver que recibía más dinero del acostumbrado, pero no dijo nada. Con los ingresos extra que obtuvo compró ropa de invierno para que los niños no pasaran frío.

Al cabo de un tiempo, el maestro de Carlo se quejó: el niño parecía siempre adormilado y no ponía in-terés en los estudios. El padre lo regañó. Pero Carlo no contó su secreto y se siguió levantando por las noches a trabajar. Al paso de los días, se veía cansado y su madre pensó que quizá estaba enfermo.

Una noche, mientras hacía sus copias, el pequeño escuchó ruido. No prestó demasiada atención y siguió con su trabajo. Al poco rato oyó que alguien suspiraba atrás de él. Era su padre. El señor lo abrazó y le ofreció una disculpa.

-Querido Carlo. De veras que ya no veo lo que ocurre a mi alrededor. Doy gracias por tener un hijo co-mo tú. MENSAJE: Un valor se realiza, se hace pleno, cuando se convierte en un hábito; es entonces cuando somos virtuo-sos. Debemos evitar y rechazar todo aquello que se oponga al bienestar de nuestro mundo personal y al del gran mundo al que pertenece la humanidad; es por ello que tenemos que dar lo mejor de nosotros mismos y siempre estar dispuestos a servir a nuestros semejantes. MÁXIMA: “El servicio que otorguemos, cuando se realiza con amor, es doblemente valioso” COMPROMISO: Hoy ayudaré a mi mamá o a mi maestra en alguna tarea en especial (recoger mis juguetes, ordenar el salón etc.)

Señor Jesús despierta en mí el deseo

de servir a mis semejantes y seguir tu ejemplo en todo momento.

Amén

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TEMA:

15. Una madriguera abarrotada

Aplicación: Servicio

HECHOS:

Un conejo construyó una estupenda madriguera en la que vivía felizmente. Lo hizo tan bien, que cuando llegaron

unas grandes lluvias que inundaron prácticamente todo el bosque y las casas de numerosos animales, la suya quedó

a salvo. Pronto empezaron el resto de animales a pedirle que les dejara pasar aquel invierno en su casa, uno detrás

de otro, hasta que la madriguera estaba totalmente llena y

no cabía nadie más, pero al conejo no le importó la inco-modidad porque se sentía generoso, además de que esta-

ba dando un servicio muy noble a los demás.

Un día de primavera, cuando todos habían vuelto a rehacer

sus casas, el conejo andaba paseando tan despistado que no se dio cuenta de que un lince planeaba atraparle. Uno

de los animales que había vivido en casa del conejo le ad-virtió justo antes de ser cazado, y le ofreció cobijo. El lince

entró y lo buscó, pero el conejo pudo escapar hasta llegar

a ocultarse en casa de otro de sus amigos. Así, durante todo un día, el lince persiguió al conejo de cueva en cueva

y de madriguera en madriguera, pero éste pudo salvarse ayudado por todos aquellos a quienes había ofrecido cobi-

jo, y aún por muchos otros que estuvieron encantados de ayudarle. Se sintió enormemente feliz, no sólo de escapar

del lince, sino de haber llegado a tener tantos amigos, lo

que sucedió gracias a su generosidad y capacidad de servi-cio.

MENSAJE:

Cada día se presentan ante nosotros situaciones en las que de maneras diversas podemos ayudar a al-guien y otorgar algún servicio. Es importante que seamos conscientes de lo que podemos hacer por los

demás y llevarlo a cabo siempre con buena actitud y desinteresadamente.

MÁXIMA: “Dar siempre sin esperar nada a cambio tiene una gran recompensa”

COMPROMISO:

Hoy brindaré algún servicio a quien lo necesite y agradeceré la ayuda que reciba de los demás.

ORACIÓN: Que en este día, Padre bueno,

Nuestro corazón esté pleno de agradecimiento hacia los demás

y con el firme propósito de servir a nuestros hermanos. Amén

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TEMA:

16. El árbol gruñón

Aplicación: Servicio

HECHOS:

El árbol gruñón, aunque era el más grande del bosque y no necesitaba de su sombra para nada, nunca la

compartía con ninguno de los animales, y no les deja-ba sentarse cerca.

Un año, el otoño y el invierno fueron terribles y el

árbol, sin sus hojas, iba a morir helado. Una niña, que

había ido ese invierno a vivir con su abuelita, descubrió al árbol tiritando y fue por una gran bufanda para abri-

garle. El espíritu del bosque se le apareció, y le contó por qué aquel árbol estaba tan sólo y nadie le ayuda-

ba, pero a pesar de todo, la niña decidió abrigarle.

La primavera siguiente, el árbol había aprendido de la

generosidad y la bondad de la niña, y cuando esta se sentó junto a su tronco, le dio la mejor de las sombras

como agradecimiento. El espíritu del bosque lo vio y

fue a contarlo a todos los animales, que a partir de aquel año pudieron tener siempre la mejor sombra,

porque el árbol aprendió que con seres generosos, amables y serviciales el mundo era un lugar mucho

mejor para vivir.

MENSAJE:

En ocasiones nos resulta difícil compartir con los demás lo que tenemos o simplemente no nos damos cuenta de sus necesidades. Procuremos mostrar mayor atención a estos aspectos, para que compartien-

do y estando dispuestos a ayudar aumenten en nosotros los sentimientos de bondad, caridad y servicio

al prójimo.

MÁXIMA: “Para otorgar con gusto un servicio, primero llena tu corazón de amor”

COMPROMISO: Hoy expresaré mi cariño a algún amigo y le brindaré mi ayuda en lo que necesite.

ORACIÓN: Dios bueno:

Haz que en nuestros corazones exista siempre

un gran amor por nuestros semejantes así como el deseo de servir a los demás.

Amén

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TEMA:

17. El niño de las mil cosquillas

Aplicación: Servicio

HECHOS:

Pepito Chispiñas era un niño tan sensible, tan sensible, que tenía cosquillas en el pelo. Bastaba con tocarle un

poco la cabeza, y se rompía de la risa. Y cuando le daba esa risa de cosquillas, no había quien le hiciera parar.

Así que Pepito creció acostumbrado a situaciones raras: cuando venían a casa las amigas de su abuela, siempre

terminaba desternillado de risa, porque no faltaba una viejecita que le tocase el pelo diciendo "qué lindo niño".

¡Y los días de viento eran toda una aventura, pues Pepi-

to andaba por el suelo de la risa en cuanto el viento movía su melena, que era bastante larga porque en la

peluquería no costaba nada que se riera sin parar y no había quien pudiera hacerlo!

Verle reír era, además de divertidísimo, tremendamente contagioso, y en cuanto Pepito empezaba con sus cos-

quillas, todos acababan riendo sin parar, y había que interrumpir cualquier cosa que estuvieran haciendo. Así

que, según se iba haciendo más mayor, empezaron a no dejarle entrar en muchos sitios, porque había muchas

cosas serias que no se podían estropear con un montón

de risas.

Pepito hizo de todo para controlar sus cosquillas: llevó mil sombreros distintos, utilizó lacas y gominas ultra fuertes, se rapó la cabeza e incluso hizo un curso de yoga para ver si podía aguantar las cosquillas

relajándose al máximo, pero nada, era imposible. Y deseaba con todas sus fuerzas ser un chico normal,

así que empezó a sentirse triste y desgraciado por ser diferente, hasta que un día en la calle conoció un payaso especial.

Era muy viejecito, y ya casi no podía ni andar, pero cuando le vio triste y llorando, se acercó a Pepito

para hacerle reír. No le tardó mucho en hacer que Pepito se riera y empezaron a hablar. Pepito le contó su problema con las cosquillas y le preguntó cómo era posible que un hombre tan anciano siguiera

haciendo de payaso. -No tengo quien me sustituya- dijo él, -y tengo un trabajo muy serio que hacer.

Pepito le miró extrañado; "¿serio?, ¿un payaso?", pensaba tratando de entender. Y el payaso le dijo: -Ven, voy a enseñártelo.

Entonces, el payaso le llevó a recorrer la ciudad, parando en muchos hospitales, casas de acogida, al-

bergues, colegios... Todos estaban llenos de niños enfermos o sin padres, con problemas muy serios,

pero en cuanto veían aparecer al payaso, sus caras cambiaban por completo y se iluminaban con una sonrisa. Su ratito de risas junto al payaso lo cambiaba todo, pero aquel día fue aún más especial, por-

que en cada parada las cosquillas de Pepito terminaron apareciendo, y su risa contagiosa acabó con

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todos los niños por los suelos, muertos de risa.

Cuando acabaron su visita, el anciano payaso le dijo, guiñándole un ojo. -¿Ves ahora qué trabajo tan

serio? Por eso no puedo retirarme, aunque sea tan viejito. - Es verdad -respondió Pepito con una sonri-sa, devolviéndole el guiño- no podría hacerlo cualquiera, habría que tener un don especial para la risa. Y

eso es tan difícil de encontrar... -dijo Pepito, justo antes de que el viento despertara sus cosquillas y sus

risas.

Y así, Pepito se convirtió en payaso, sustituyendo a aquel anciano tan excepcional, y cada día se alegra-ba de ser diferente, gracias a su don especial.

MENSAJE:

A cada uno Dios nos otorgó un don particular y lo hizo para que cada uno pusiera al servicio esa cuali-

dad y construir conjuntamente nuestra felicidad y bienestar.

MÁXIMA:

“Todo lo que nos hace diferentes nos hace a la vez especiales, y siempre hay formas de aprovechar esos dones”

COMPROMISO:

Hoy participaré y ayudaré con gusto en las diversas actividades del día junto a todos mis compañeros

ORACIÓN:

Señor Jesús: Haz que sintamos siempre

un deseo pleno y sincero de ayudar con amor

a nuestros hermanos.

Amén

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TEMA:

18. El regalo mágico del conejito pobre

Aplicación: Servicio HECHOS: Hubo una vez en un lugar una época de muchísima sequía y hambre para los animales. Un conejito muy pobre caminaba triste por el campo cuando se le apa-reció un mago que le entregó un saco con varias rami-tas."Son mágicas, y serán aún más mágicas si sabes usarlas" El conejito se moría de hambre, pero decidió no morder las ramitas pensando en darles buen uso.

Al volver a casa, encontró una ovejita muy viejita y pobre que casi no podía caminar."Dame algo, por fa-vor", le dijo. El conejito no tenía nada salvo las rami-tas, pero como eran mágicas se resistía a dárselas. Sin embargo, recordó como sus padres le enseñaron des-de pequeño a compartirlo todo, así que sacó una rami-ta del saco y se la dio a la oveja. Al instante, la rama brilló con mil colores, mostrando su magia. El conejito siguió contrariado y contento a la vez, pensando que había dejado escapar una ramita mágica, pero que la ovejita la necesitaba más que él. Lo mismo le ocu-rrió con un pato enfermo y un gallo lastimado, de forma que al llegar a su casa sólo le quedaba una de las ramitas.

Al llegar a casa, contó la historia y su encuentro con el mago a sus papás, que se mostraron muy orgu-llosos por su comportamiento y cuando iba a sacar la ramita, llegó su hermanito pequeño, llorando por el hambre, y también se la dio a él.

En ese momento apareció el mago con gran estruendo, y preguntó al conejito ¿Dónde están las ramitas mágicas que te entregué? ¿Qué es lo que has hecho con ellas? El conejito se asustó y comenzó a excu-sarse, pero el mago le cortó diciendo ¿No te dije que si las usabas bien serían más mágicas? ¡Pues sal fuera y mira lo que has hecho!

Y el conejito salió temblando de su casa para descubrir que a partir de sus ramitas, ¡¡todos los campos de alrededor se habían convertido en una maravillosa granja llena de agua y comida para todos los ani-males!! Y el conejito se sintió muy contento por haber obrado bien, y porque la magia de su generosi-dad y la enseñanza de amor de sus padres hubiera devuelto la alegría a todos.

MENSAJE: Es muy valioso el hecho de considerar las necesidades de los demás y tratar de ayudar a resolverlas; el contar con una actitud de generosidad y servicio será un factor fundamental para lograrlo.

MÁXIMA: “Toda obra de servicio y generosidad, llevada a cabo con amor, es una joya preciosa a los ojos de Dios”

COMPROMISO: Hoy ayudaré a mis compañeros con especial atención y cariño.

ORACIÓN: Padre bueno:

Toma en tus manos nuestros deseos de ser buenos y serviciales

con todos y cada uno de nuestros hermanos, para que con tu bendición se vuelvan una realidad.

Amén

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TEMA:

19. El río serio Aplicación: Servicio

HECHOS: Había una vez un río serio y solitario. No recordaba cuándo, sin duda hacía mucho tiempo, había decidido que no quería aguan-tar nada ni nadie, y echó de sus aguas a peces, plantas y cual-quier otro animal que encontró. Y su vida pasó triste y solitaria durante muchos siglos.

Un día, una niña llegó a la orilla de aquel río con una pequeña pecera circular; dentro estaba Escamas, su pececito más queri-do, a quien había decidido dejar en libertad porque no podía acompañarle en su viaje a otro país. Cuando Escamas cayó al agua, sintió inmediatamente la soledad de aquel río; trató de hablar con él, pero éste, muy serio, sólo le invitó a marcharse. Escamas era un pececillo muy alegre, y no quiso darse por ven-cido. Preguntó y preguntó, y nadó y nadó, y finalmente co-menzó a dar saltitos por el río…

El río, con los saltitos, comenzó a reír, pues le hacían muchas cosquillas, y en poco tiempo se sintió de tan buen humor que comenzó a hablar con Escamas. Casi sin darse cuenta, antes del primer día se hab-ían hecho muy amigos, y el río se pasó toda aquella noche pensando lo divertido que era tener amigos y lo mucho que los había echado de menos. Se preguntaba por qué nunca los tenía, pero no podía re-cordarlo. A la mañana siguiente, Escamas despertó al río con unos saltitos muy juguetones... y entonces el río recordó por qué había decidido ser un río tan serio: ¡tenía muchísimas cosquillas y no podía sopor-tarlas! Ahora recordaba perfectamente cómo había echado a todo el mundo el día que decidió que ya no iba a aguantar las cosquillas ni un día más. Pero al recordar lo triste y sólo que se había sentido du-rante años, se dio cuenta de que aunque tuviera sus pequeños inconvenientes, siempre era mejor tener amigos y tratar de estar alegre; comprendió también que tenía mucho que ofrecer para alegrar la vida de los demás: contaba con su gran belleza, el sonido de sus aguas corriendo…podía además ser hogar de muchos peces, saciar la sed de todo aquel que bebiera así como aliviar el intenso calor a quien se sumergiera en él.

Y así, el río no volvió a estar solo, porque siempre había alguien que necesitaba de él; el río se sintió muy contento de poder servir a los demás y de contar ahora con muchos amigos que diariamente lo visitaban.

MENSAJE: En ocasiones nos resulta difícil compartir con los demás lo que somos y lo que tenemos por diversos motivos, ya sea por miedo, timidez o por molestia, olvidándonos así de que lo más importante es ofre-cerlo en servicio a nuestros semejantes y dejando de lado una manera muy bella de encontrar la felici-dad.

MÁXIMA: “El camino que conduce a la felicidad es el del servicio a nuestros hermanos”

COMPROMISO: Hoy me esforzaré por no molestarme con mis compañeros y procuraré estar contento y ayudar con gusto.

ORACIÓN: Gracias, Señor,

por mostrarnos que es con amor y con la actitud de servicio que debemos vivir cada día.

Ayúdanos a imitar tu ejemplo. Amén

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TEMA:

20. El experimento de la Señorita Elisa

Aplicación: Servicio HECHOS: La señorita Elisa aquel día había propuesto un nuevo reto a sus alumnos: la alegría, y lo había hecho en plan desafío de récord. Les había nombrado "recaudadores" de alegría, para ver qué se les ocurría con tal de provocar la alegría de los que les rodeaban. Y aunque todos hicieron cosas realmente encantadoras, aquella vez Carla Simpatías dejó a todos con la boca abierta. Algunos días después del encargo de la señorita Elisa, Carla apa-reció cargando un gran saco. - Aquí traigo toda la alegría que he recaudado en estos días -dijo sonriente. Todos estaban expectantes, pero la niña no quiso mostrar el contenido del saco. En vez de eso, sacó una pequeña caja, tomó una cámara de fotos instantánea, y le entregó la caja a la maestra. - Ábrala, señorita Elisa. La profesora abrió la caja despacio y miró en su interior, y una gran sonrisa se dibujó en su rostro; en ese momento, Carla le hizo una fotografía. Luego le entregó la foto y un papel. La maestra leyó el papel en silencio, y cuando terminó, señaló con gesto de sorpresa el gran saco. - Así que eso es… - ¡Sí! -interrumpió la niña, deshaciendo el nudo que cerraba el saco- ¡un gran montón de sonrisas! Y del saco cayeron cientos de fotos, todas ellas de variadas y bellas sonrisas. El resto de la clase lo dedi-caron a explicar cómo a Carla se le había ocurrido iniciar una cadena para alegrar un poquito a las per-sonas: en la caja sólo había una foto con una gran sonrisa, y todos, al abrirla, sentían la alegría que transmitía y respondían a su vez con una sonrisa, casi sin querer. Carla les sacaba una foto con su pro-pia sonrisa, y les entregaba un papelito donde les pedía que hicieran lo mismo con otras personas, y le enviaran una copia de las fotografías a la dirección de su casa. Y durante aquellos días y meses, el buzón de Carla no dejó de llenarse de las fotos de las sonrisas de tanta gente agradecida, ayudando a todos a comprender que el simple hecho de sonreír ya es un regalo para todo el mundo. MENSAJE: Sonreír y estar de buen humor es una forma estupenda de transmitir alegría sin esfuerzo y es también una forma de servir a los demás, pues al compartir una sonrisa el beneficio es tanto para quien la recibe como para quien la otorga, pues ambos se llenan de alegría y de paz interior. MÁXIMA:

¡Tratemos de estar contentos cada día para llenar el corazón de energía y de alegría por vivir! COMPROMISO: Hoy haré mis actividades y ayudaré a mis compañeros y maestra con alegría. ORACIÓN:

Dios amoroso, Gracias por regalarnos la capacidad de sonreír.

Ayúdanos a poner a tu servicio este don que nos has dado

para contribuir en el bienestar nuestro y de los demás.

Amén

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TEMA:

21. Un encargo insignificante

Aplicación: Servicio

HECHOS:

El día de los encargos era uno de los más espera-

dos por todos los niños en clase. Se celebraba du-rante la primera semana del curso, y ese día cada

niño y cada niña recibía un encargo del que debía

hacerse responsable durante ese año. Como con todas las cosas, había encargos más o menos inte-

resantes, y los niños se hacían ilusiones con recibir uno de los mejores. A la hora de repartirlos, la ma-

estra tenía muy en cuenta quiénes habían sido los

alumnos más responsables del año anterior, y éstos eran los que con más ilusión esperaban aquel día. Y

entre ellos destacaba Rita, una niña amable y tran-quila, que el año anterior había cumplido a la per-

fección cuanto la maestra le había encomendado.

Todos sabían que era la favorita para recibir el gran encargo: cuidar del perro de la clase.

Pero aquel año, la sorpresa fue mayúscula. Cada

uno recibió alguno de los encargos habituales, co-mo preparar los libros o la radio para las clases,

avisar de la hora, limpiar la pizarra o cuidar alguna

de las mascotas. Pero el encargo de Rita fue muy diferente: una cajita con arena y una hormiga. Y

aunque la profesora insistió muchísimo en que era una hormiga muy especial, Rita no dejó de sentirse desilusionada.

La mayoría de sus compañeros lo sintió mucho por ella, y le compadecían y comentaban con ella la in-justicia de aquella asignación. Incluso su propio padre se enfadó muchísimo con la profesora, y animó a

Rita a no hacer caso de la insignificante mascotilla en señal de protesta. Pero Rita, que quería mucho a su profesora, prefería mostrarle su error haciendo algo especial con aquel encargo tan poco interesante:

- Convertiré este pequeño encargo en algo grande -decía Rita.

Así que Rita investigó sobre su hormiga: aprendió sobre las distintas especies y estudió todo lo referen-

te a sus hábitat y costumbres, y adaptó su pequeña cajita para que fuera perfecta. Cuidaba con mimo toda la comida que le daba, y realmente la hormiga llegó a crecer bastante más de lo que ninguno

hubiera esperado…

Un día de primavera, mientras estaban en el aula, se abrió la puerta y apareció un señor con aspecto de

ser alguien importante. La profesora interrumpió la clase con gran alegría y dijo: - Este es el doctor Martínez. Ha venido a contarnos una noticia estupenda ¿verdad?

- Efectivamente. Hoy se han publicado los resultados del concurso, y esta clase ha sido seleccionada

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para acompañarme este verano a un viaje por la selva tropical, donde investigaremos todo tipo de in-

sectos. De entre todas las escuelas de la región, sin duda es aquí donde mejor habéis sabido cuidar la delicada hormiga gigante que se os encomendó. ¡Felicidades! ¡Seréis unos ayudantes estupendos!.

Ese día todo fue fiesta y alegría en el colegio: todos felicitaban a la maestra por su idea de apuntarles al

concurso, y a Rita por haber sido tan paciente y responsable. Muchos aprendieron que para recibir las

tareas más importantes, hay que saber ser responsable con las más pequeñas, pero sin duda la que más disfrutó fue Rita, quien repetía para sus adentros "convertiré ese pequeño encargo en algo gran-de" .

MENSAJE:

No se necesita de grandes hazañas para demostrar nuestra capacidad, basta con aceptar humildemente

las tareas que día a día realizamos, realizarlas con agrado y ser conscientes de que es una forma de servir a Dios y a nuestros semejantes.

MÁXIMA:

“En cada servicio, en cada actividad que lleva a cabo con amor, ahí está presente Dios”

COMPROMISO:

Hoy haré con gusto mis trabajos y mis tareas.

ORACIÓN:

Señor Dios: Tú encuentras agradable

el servicio llevado a cabo con sencillez y humildad.

Haz que día con día obremos así,

para transmitir estas actitudes a nuestros hermanos.

Amén