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  • ISSN 0325-2221Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropologa XXII-XXIII. 1997-1998. Buenos Aires.

    CONTROVERSIAS FILIALES: LA IMPOSIBILIDAD GENEALOGICADE LA ANTROPOLOGIA SOCIAL DE BUENOS AIRES

    Rosana Cuber (*)Sergio E. Visacovs.)' (**)

    RESUMEN

    A travs del anlisis del patrn de historizacill de su disciplina por antroplogos de BuenosAires auroadscriptos como "al!troplogos sociales ", buscamos mostrar cmo el proceso polticoargentino afect la formacill, expallsill y consolidacin de la Antropologa en este pas.Examinando la transcripcin de las jornadas por los 30 aos de la carrera de CienciasAntropolgicas ellla Universidad de Buenos Aires (/958-/988), un grupo de antroplogos narrael pasado de la disciplina no como ulla evolucin progresiva sino como la resistencia en ladiscontilluidadde un grupodejvenes sin ancestros ni linajes, siguiendo un patrn de historizacingeneracional. "Antropologa Social" se adscribe no a una disciplina cientfica, sino a una"antropologa nacional" polticamente comprometida.

    Esta perspectiva expresa, desde la perspectiva de sus actores, la estrecha relacin entre elproceso poltico y el campo acadmico universitario en la segunda mitad del siglo XX, perododonde coinciden las tres primeras dcadas de la Licenciatura en la UBA y el in crescendo de laviolencia como prcticafundante de la poltica nacional.

    ABSTRACT

    Through the analysis ofthe pattem ofhistorization oftheir discipline by anthropologists ofBuenos Aires self-ascribed as "social anthropologists ", an attempt is made to show how theArgentine political process affected theformarion. expansion, and consolidation ofAnthropologyin this country. By examining the trclIlscription of the meetings for the thirtieth anniverscuy of

    * Consejo Nacional de Investigaciones Cientficas y Tecnolgicas (CONICET) - Centro de AntropologaSocial, lOES.** Departamento de Ciencias Antropolgicas, USA.

    25

  • AmhropologicalSciences inthe UniversityofBuenosAires (1958-1988), agroup ofanthropologistsnarrates the past of the discipline not as a progressive evolution but rather as resistance indiscontinuity ofa group ofyouths without ancestors or lineages, following a generational pattemofhistorization. "SocialAnthropology" is ascribednot to a scientific discipline, but ro a politicallycommitted "national anthropology".

    This pointofview expresses,from the perspective ofits actors, the close relationship betweenthe political process and the university academic sphere in the second halfofthe twentieth century,period in which thefirst three decades ofthe School ofAnthropological Sciences in the UniversityofBuenos Aires coincide with the in crescendo ofviolence as afounding practice ofnationalpolitics.

    INTRODUCCIN

    Una de las pruebas ms contundentes del origen moderno y euro-occidental comn a lasnaciones-estado y a la antropologa l es su historizacin. Sus respectivos pasados son narrados enuna temporalidad lineal y progresiva. Prehistoria, luchas por la independencia y consolidacin delestado-nacin parecen replicarse en la etapa pre-conceptual, el desarrollo de paradigmasfundacionales y la profesionalizacin2 Sin embargo, la imposicin de tales modelos historiogrficosa realidades socio-culturales y acadmicas diversas resulta problemtica para revelar la particula-ridad de procesos nacionales y prcticas acadmicas situadas' . La nacin y la antropologa sonuniversales diferenciados.

    Una primera divisin que los analistas suelen introducir al interior del mundo capitalistacorresponde a lo que algunos investigadores llaman "antropologas centrales", nacidas con laexpansin colonial, y "antropologas perifricas"4 involucradas en procesos de "nafion-building",cuyos condicionamientos polticos y culturales modelan las prcticas disciplinariass . La antropo-loga, lejos de ser un producto acultural, deviene as tambin en eco y campo de reflexin deprocesos nacionales.

    Estas pginas analizan algunos aspectos de la historizacion disciplinar en una antropologadoblemente perifrica. Como campo emprico la Argentina ha ocupado un lugar secundario en eldesarrollo terico latinoamericano, quizs por su posicin marginal a las culturas precolombinasy aborgenes de Amazonia, Mesoamrica y los Andes. Como disciplina la antropologa argentinafue marcada por un proceso poltico que afect profundamente su formacin, expansin yconsolidacin. Y aunque la antropologa haya contado en este pas con una trayectoria centenarianacida en la segunda mitad del siglo XIX, la carrera de grado logr su institucionalizacin recinen 1957y 19586 .

    En este artculo examinamos las memorias de un grupo de profesionales argentinos sobre supasado institucional en la carrera de Ciencias Antropolgicas de la Universidad de Buenos Aires(en adelante UBA). En particular revisamos cmo historizan su disciplina quienes alcanzaron unlugar dominante en el campo antropolgico argentino desde la apertura democrtica de 1983: los"antroplogos sociales". La "Antropologa Social" tiene una breve, accidentada y discutibleexistencia en la Argentina: fue primero asignatura de la carrera de Sociologa de la UBA ; casi setransform en una orientacin de Ciencias Antropolgicas pero lo impidieron los sucesos polticosde 1966; en 1913 el rtulo "antropologa social" se us como sinnimo de una "antropologanacional" comprometida, y fue consecuentemente erradicada con la intervencin universitaria de1974 y el brutal golpe de estado de 1976. Recin en 1984, y hasta la actualidad, "AntropologaSocial" pas a designar una de las dos orientaciones de la licenciatura en la UBA, aunque consentidos variables y diversos7

    Esta trayectoria no implic una correspondencia unvoca entre denominacin y contenidos8 ,ni entre las escuelas argentinas y extranjeras. Para saber qu fue y qu es la Antropologa Socialen la Argentina podemos rastrear las formas en que sus cultores historizan la disciplina, quizs ms

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    ..

  • reveladoramente que el resultado de sus investigaciones9. Esa historia no se narra como unaprogresin desde la era de los padres hasta la consolidacin en las primeras promocionesprofesionales, sino como una resistencia en la discontinuidad; no se reconocen ancestros ni susmiembros se visualizan como parte de un linaje. En suma: su patrn de historizacin no esgenealgico sino generacional. Esta perspectiva sobre el pasado de una subdisciplina que permems recientemente buena parte del campo, expresa la estrecha relacin entre el proceso poltico yel campo acadmico universitario en la segunda mitad del siglo XX, perodo que coincide con lastres primeras dcadas de la Licenciatura en la UBA y el in crescendo de la violencia como prcticafundante de la poltica nacional.

    Para mostrar cmo esta relacin entre academia y poltica, crucial en la configuracin delcampo profesional e intelectual argentino lO , marc la constitucin del mundo antropolgico deBuenos Aires, analizamos un documento que rene las pretensiones de reconstruir el pasado de lacarrera con relatos episdicos en primera persona de algunos protagonistas del pasado disciplinar.Jornadas de Antropologa: 30 alias de la carrera de Buenos Aires (1958-1988) (en adelanteCGAJA 11 ) es la transcripcin de una reunin de 1988 para conmemorar las tres dcadas de lacarrera en la UBA. Su valor no reside, para nosotros, en su capacidad de replicar el pasado "tal cualfue", sino en su carcterconmemorati va que desde el presente intenta conservar la fisonoma moralde la colectividad.oermaneciendo fiel al.oasadol2 . Esa continuidad es reclamada en la conmemo-racin, cuando el pasado revive de un modo dramtico permitiendo conformar la identidadcomunitariaD . Por eso, sin caer en el mero "presentismo", apelamos a la verdad histrica cuandosta es invocada por los narradores de las Jornadas.

    Para que un grupo social convierta hechos del pasado en historia, debe integrarlos ennarraciones plausibles. La plausibilidad no depende tanto de criterios objetivos de ocurrencia sinode los contextos actuales donde el pasado es interpretado l4 La historia es un proceso continuo deredefinicin que opera con y desde las posiciones actuales de los agentes l5 Analizamos aqu las'prcticas de historizacin" de un grupo de antroplogos, esto es, la seleccin, clasificacin,

    registro y reconceptualizacin de la experiencia, donde el pasado se integra y recrea desde elpresente a travs de prcticas y nociones socioculturalmente especficas de temporalidad, agencia,ausalidad y transmisibilidad 16. La "memoria" es, para nosotros, un concepto nati vo que refiere una

    exigencia de fidelidad de los sujetos con el pasado representado en sus recuerdos.La genealgica es una de esas prcticas de historizacin tpicamente observada por los

    antroplogos en las sociedades preindustriales. A travs del establecimiento de lneas de filiacinen grupos de parentesco descendientes de antepasados comunes, los miembros del grupo definenu identidad mediante la continuidad con un pasado que consideran legtimo y que se transmiteiguiendo una regla de descendencia. Convertido en metfora, este mecanismo plantea filiaciones

    polticas, religiosas, cientficas o estticas. En las tradiciones metropolitanas el pasado de laantropologa se narra como un circuito genealgico de pensadores, teoras y temticas, iniciado porlos padres fundadores. Los antroplogos tambin reconocen relaciones de parentesco y filiacin,fijando las reglas de descendencia y de herencia que aseguran la reproduccin del campol7 . En esteartculo exploramos ellugarde los linajes en las prcticas de historizacin del campo antropolgicoocial de Buenos Aires.

    En tanto disciplina l8 intelectual la Antropologa conforma un campo en que la disputa porel espacio institucional es paralela a una definicin vlida de saber antropolgico. Segn PierreBourdieu, el "campo" es un sistema de relaciones objetivas definidas por las posiciones adquiridasa partir de las luchas de los agentes. Este espacio se constituye y transforma mediante luchaspolticas por el monopolio de la autoridad, el uso de una capacidad tcnica y un poder socialorientado al monopolio del saber l9 . En las disciplinas sociales y humansticas, donde se disputa una

    i in legtima del mundo social, esas batallas se vinculan necesariamente con la lucha dentro delampopoltico20 En este trabajo analizamos la historizacin de la carrera de Ciencias Antropolgicasomo un espacio de debate sobre las definiciones legtimas y aceptables de la disciplina y sus

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  • cultores. En esta polmica, la invocacin de ciertas figuras como fundadores de linaje representaelecciones tericas y empricas, y un arena para debatir proyectos nacionales donde posicionar ala disciplina y a sus agentes.

    Siendo los autores parte del campo estudiad021 , tratamos de convertir nuestras perplejidadesacadmicas en preguntas para la investigacin que no intentamos responder desde una neutralidadequidistante, ni desde una argumentacin partisana. Mediante ciertos enfoques y conceptosdisciplinarios22 analizamos el texto de las Jornadas como una construccin de la antropologaargentina que sin duda nos incluye, anclada en el dramtico proceso poltico de las dcadasconmemoradas. Ese proceso gener numerosos desafos y contradicciones que organizadores,asistentes y panelistas plantearon en sus narraciones. Para corresponder al reconocimiento de susagentes identificamos a los autores de cada intervencin tal como fueron transcriptos en lapublicacin.

    30 AOS DE MEMORIAS

    En noviembre de 1988 el Colegio de Graduados en Ciencias Antropolgicas, que desde 1974aspira a nuclear a los profesionales argentinos en la disciplina, convoc a sus miembrosarquelogos, antroplogos sociales, folklorlogos, etnlogos, antroplogos fsicos y a invitadosespeciales, a conmemorar durante dos das tres dcadas de la carrera en la UBA. Las "Jornadas delos 30 aos", como se las conoci desde entonces, tuvieron como sede a la Facultad de Filosofay Letras, donde desde 1958 se dictan las materias para optar por la Licenciatura en CienciasAntropolgicas.

    La comisin organizadora tena varios objetivos que explicit en el prlogo a la transcripcin:

    "recuperar la memoria colectiva en funcin de la elaboracin de una historia especfica /.. ./2.1 la necesidad de comprender la constitucin histrica de la Carrera en Buenos Aires, losmotivos de su creacin y los objetivos de la misma dentro de la currcula en Filosofa y Letras,los institutos que acompaaron tal surgimiento y su funcin, y, fundamentalmente, los sujetos-individuales y colectivos-, que con sus proyectos, encontrados o conciliados, llevaron acabo esa construccin. /.../ Revalorizar el papel de los sujetos como constructores del sentidohistrico, slo inteligible insertando las pequeas historias dentro de la gran historia generalde fines del '60 a fines de los 'SO en Argentina" (CGAJA:3).

    A ello se agregaba un "balance colecti vo de los primeros treinta aos" con alumnos y "colegasde todo el pas", y el festejo de las tres dcadas de la carrera (Ibid). Los cuatro miembros de lacomisin organizadora, autoadscriptos como "jvenes antroplogos y alumnos de la Carrera deBuenos Aires", se proponan rendir "tributo al esfuerzo de quienes lucharon por una Antropologacomprometida con su tiempo". Las Jornadas deban servir para "recomponer los lazos desolidaridad seriamente daados a lo largo de su historia" (lbid).

    Mientras estos "jvenes" de entre 25 y 33 aos de edad proponan un ejercicio reparador ycompensatorio en reconocimiento al esfuerzo de sus mayores, stos sugeran un camino inverso.En el primer discurso de la apertura Hugo Ratier, egresado de la primera promocin, acord en"recuperar nuestra memoria", pero dedic "el esfuerzo (de las Jornadas) a los graduados jvenesya los estudiantes, como una manera de restablecer un dilogo que alguna vez fue cortado". Citentonces la carta de "una colega joven de Buenos Aires":

    "Necesito conocer mi linaje, necesito conocer mi rbol genealgico y re-conocer puntos de

    * /.. ./ texto omitido ... puntos suspensivos en el original.

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  • referencia. Esa parte de la raz que son vos y son ustedes, sin la cual mi producto 1.. ./ habrperdido antes de empezar un pedazo de sentido" (CGAJA:5).

    La recuperacin de "toda nuestra memoria fragmentada y diseccionada en exilios, desapa-riciones y quemas de libros", deca la carta, se lograra segn Ratier al "modo de los gerontes dela tribu que van pasando la herencia a los iniciados" (Ibid).

    Las Jornadas deban entonces reunir al grupo fragmentado, re-entablar el dilogo cortado, yasegurar la transmisin. La memoria era a la vez una va para enmendar una sucesin discontinuay un material que deba ser restaurado. Instrumento y contenido ayudaran a establecer algn"sentido histrico", quizs perdido, entre la pequea y la gran historia argentina. El punto de partidapara la restauracin eran los "sujetos individuales y colectivos" que se proponan, recprocamente,como los dos polos de una relacin de filiacin interrumpida. La conmemoracin deba reconstruiruna continuidad que superara la brecha entre "iniciados" y "gerontes".

    Se convocaba entonces a escuchar a los panelistas de seis "mesas redondas" dispuestascronolgicamente. Sus coordinadores y expositores eran reconocidos como testigos y protagonis-tas de cada perodo.

    Los paneles fueron la actividad central de las Jornadas24 y el eje organizador de unatemporalidad pretendidamente lineal de la antropologa portea.1958-1966 "Constitucin de la Carrera"1966-1972 "Primer Exodo de Profesionales"1973-1974 "El antroplogo comprometido con su historia"1975-1983 "Perodo de las Formaciones Paralelas"1983-1988 "Hacia la reestructuracin de la carrera"Perspectivas ...

    Sin embargo, la denominacin caracterizadora de algunas mesas pona de manifiesto unacontradiccin tmporo-espacial que haca temer por la continuidad festejada. En la linealidad dela sucesin algunos ttulos localizaban el foco de atencin fuera de las fronteras institucionales dela UBA, haciendo que "iniciados" y "gerontes" conmemoraran la continuidad (30 aos) de unaostensible discontinuidad. Ratier explicit el desafo al concluir: "Es muy incmodo estar en elpapel de geronte ... en general" (CGAJA:5).

    LA COMUNIDAD ORIGINARIA Y LA VOLUNTAD CREADORA

    Los expositores del primer panel, hasta 1958 estudiantes de Historia, e ad riban en 1988a distintas orientaciones de la disciplina. Los "antroplogos sociale .. Mirtha Li chelli y HugoRatier, el folklorlogo Rodolfo Merlino y el arquelogo Antonio Austral recordaron los orgenesde la carrera, cuando todava integraban un grupo indiferenciado.

    Lischetti elabor una narrativa donde esos orgenes se referan como una creacin derivadade la voluntad estudiantip5. Cursando el segundo ao de Historia estos alumno tomaron contactocon Marcelo Brmida26 , profesor de la ctedra de "Antropologa", y con Fernando MrquezMiranda, profesor de "Prehistoria y Arqueologa Americana". Tras comunicarles sus deseos decrear una carrera de antropologa, los jvenes elaboraron una propuesta y la ele aron al decano:

    '...mi recuerdo nos ubica a Eduardo (Menndez), a Gorita (Carmen Muoz) y a mi, sentadosen los sillones de la antesala del decano Mornigo, en el actual rectorado. para hacerle llegar,de manera personal, la solicitud de la creacin de la carrera por parte del claustro de losEstudiantes" (CGAJ A: 11).

    No fue sta la nica vez que un panelista se refiri a los entonces compaeros por sus nombres

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  • o sobrenombres27 , reduciendo las distancias interpersonales a un listado horizontal de pares frenteal decano y los profesores identificados por sus apellidos. A travs de nominacin (nombre!sobrenombre o apellido) y status (estudiante o profesor) la panelista diferenciaba a los sectoresuniversitarios, ubicando al "claustro estudiantil" como un actor principal.

    Sin embargo, esta atribucin no poda ser completa en una estructura jerrquica donde sloprofesores y graduados se suponen habilitados para tomar decisiones acadmicas, encabezardepartamentos y dictar ctedras. Para superar el dilema la panelista present a los estudiantes enuna relacin de alianza e intercambio con los profesores: aqullos como interesados en disponerde una formacin especfica; los docentes como un cuerpo prexistente de investigadores quereafirmaba su presencia28 Segn Lischetti, los estudiantes conferan el reconocimiento a losprofesores como justos representantes de la tradicin disciplinaria que careca de la legitimidadacadmica que ya gozaban, desde 1957, tres "carreras nuevas": Sociologa, Ciencias de laEducacin y Psicologa. Al aceptar la iniciativa estudiantil, los docentes obtenan el control delespacio institucional y el consenso de los segmentos universitarios. Los alumnos se erigan ennegociadores directos frente al poder universitario y permitan, en la narracin, el desembarco desus profesores en la renovada Universidad.

    Esta versin, que no fue desmentida ni matizada por los otros dos panelistas, ubicaba a losalumnos en una posicin ambigua de autonoma y dependencia: 'adultos' para tomar decisionesy crear una carrera, pero jvenes en busca de la ltima palabra de sus mayores. Movidos por supropia voluntad y un protagonismo innovador, esta ambiguedad haca de los estudiantes seresliminales en un perodo recordado como una communitas original Tumeriana.

    "En Julo de 1958 rendimos el examen final de Antropologa, la materia que daba B6rmida.La rendimos Carmen Muoz/.. ./, Eduardo Menndez y yo. Fuimos invitados a comer a casade Jos Brmida; ritual que iba a repetirse con distintos grupos de gente" (Lischetti CGAJA: 11).

    "La relacin 1.. ./ con los profesores era muy cercana, muy cercana. Estbamos todos juntosen las fiestas, bamos a las casas de los unos yde los otros, ramos un grupo muy homogneo"(Ratier, CGAJA:IW".

    Los vnculos personales entre estudiantes y profesores borraban los lmites entre lasjerarquas ("todos juntos") y entre los mbitos domsticos y acadmicos. La "comida ritual" trashaber cumplido un requisito institucional, retraduca unajerarqua de la organizacin universitariaen otra ms ntima de la familia ("los Brmida"m) ; sta retornaba luego al mbito universitariopero en un escenario particular.

    En el Museo Etnogrfico11 convivan aquel reducido nmero de alumnos y sus profesores.La vieja "casona" de tres plantas ubicada en el centro histrico, poltico y financiero de laArgentina, era donde se dictaban las materias especficas de la carrera. Circundada por un "altarbudista" Shinto, "lanzas Massai", urnas Santamarianas, y un taller donde se ensayaba el talladopaleoltico, estaba la nica aula donde impartan sus clases los profesores de prehistoria, folklorey etnologa, las tres orientaciones reconocidas desde 1958~2 . Los ex-alumnos se recordaban unidospor un "comportamiento solidario de nuestros compaeros" (Austral, CGAJA: 17)'u .

    El Museo sintetizaba una communitas en conventual "aislamiento" de las dems carreras dela Facultad y de su edificio en la calle Viamonte, donde se dictaban las asignaturas extra-antropolgicas.

    "Yo recuerdo a Bias Alberti dando materias en la facultad y dicindome: -No; voy a ir a lafacultad a dar algunas porque si no, voy a estar dos aos en la facultad, es decir, voy a estardos aos lejos del Museo. No se poda estar dos aos lejos del Museo" (Ratier, CGAJA: 13).

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  • La Facultad estaba lejos y afuera. El Museo era el medio "natural" fuera del cual elantroplogo era "el bicho raro" (Ratier, Ibid) que

    "siempre enfureca a los ayudantes l .. .! dicindoles que en una tribu extrasima no seaplicaban ninguno de los principios que ellos estaban sosteniendo" (Herrn, CGAJA:24).

    El Museo era un hogar "imposible de dejar" donde se aprenda la Antropologa como unaforma de vida (CGAJA: 13):14 . Las jerarquas de aquella "comunidad originaria" se recordabancomo fronteras difusas de un grupo de alumnos sin diferencias internas y profesores compartiendoactividades y objetivos acadmicos. Sin embargo, el tono nostlgico con que los panelistaspresentaron este primer perodo no alcanz a borrar la tensin que subyaca a la creacin de lacarrera como hija de ese grupo indiferenciado o de la voluntad transformadora de una primerageneracin de alumnos-fundadores. Esa tensin, sutilmente apuntada en este panel, se profundizen el prximo.

    MARGINALIDAD E INTEGRACIN

    "Creo que ha quedado tambin bastante evidenciado I .. .! que la gente de Antropologa fue ungrupo bastante separatista. Separatista del resto de la facultad.I .. .! esa unidad inicial estabarelacionada, tambin, con la separacin del resto. Es decir la no participacin global en la vidapoltica de la facultad, tena, entre otras cosas una conexin con esa unidad inicial/.. .! LaAntropologa era marginal, se automarginaba de la poltica de la Universidad. Se automarginabatambin, fsicamente I .. .! (Herrn, CGAJA:23).

    Carlos A. Herrn, alumno de una promocin posterior, y director en 1988 del Departamentode Antropologa de la UBA, sealaba a "la gente de Antropologa" o del Museo como un mundosegregado. La marginalidad de estos profesionales a contrapelo de la sociedad nacional, era segnl, no tanto un ostracismo premeditado desde el poder universitari035 sino una auto-marginacinque Herrn deploraba por des-comprometida.

    "1.../esa separacin, esa falta de participacin de los antroplogos, de los estudiantes en la vidapoltica de la facultad, era de alguna manera una huida, una evasin de problemas reales enla sociedad nacional. De alguna manera la no participacin era el saberse en ese mundodorado, romntico y tremendamente atractivo del Museo Etnogrfico 1.. ./ estbamos muyatrapados, nosotros en esa vida de comunidad, cara a cara I .. .! y quizs desligados de grandesproblemas de la sociedad poltica que se estaba constituyendo en ese momento y en granmedida se estaba constituyendo a travs de la poltica universitaria" (Herrn, CGAJA:23-4).

    Los jvenes de la carrera se separaban de los estudiantes de otras disciplinas y el "claustro"

  • la Capital y su teora dominante, la Escuela Histrico-Cultural. La adscripcin terica de la carrera-comunidad alcanzaba a docentes y estudiantes del "claustro" conventual.

    "a nosotros se nos tildaba de histrico-culturales y discpulos de Brmida. Esa imagen corrapor ah. Adems /.. .! tenan cierta envidia de la gente de Buenos Aires, hacia el MuseoEtnogrfico y hacia el altar budista" (Ratier, CGAJA: 14).

    Seguidamente, el narrador aclar a su audiencia de J988: "ni histrico-culturales nibormidianos" (partidarios o seguidores de Brmida) .

    Ni en los primeros paneles ni durante las Jornadas Brmida alcanz el rango de maestro o elde fundador de la carrera, pero las narrati vas referidas al perodo inicial le asignaban una especialrelevancia. La materia que dictaba, las cenas en su casa y la mirada externa confirmaban estaimagen. Otras figuras consideradas ms afines a los alumnos permanecieron en un segundo plano.Enrique Palavecino, por ejemplo, fue recordado como el "progre"(sista):

    "(l) / .. ./ nos aporta algo. diferente a la ideologa cientfica que hegemonizaba la carrera: laescuela histrico cultural./.. .! el estudio de reas, la cultura vista desde la perspectiva de laAntropologa norteamericana, a la que va a agregar la obra de Malinowski, el evolucionismode Steward y sobre todas las cosas el trabajo de campo etnogrfico" (CGAJA: 11 ),7.

    Brmida, en vez, quedaba adscripto a la teora "que hegemonizaba" el Museo, la escuelaHistrico-Cultural nacida en Austria y Alemania a comienzos del siglo XX en reaccin alevolucionismo decimonnic038 . A poco de llegado de su Italia natal en 1946, Brmida se sum aesta lnea de investigaciones con el director del Instituto de Ciencias Antropolgicas de la Facultady del Museo Etnogrfico, el americanista italiano Jos Imbelloni. Pero Brmida no era slo esto.Traa en sus alforjas el pensamiento de Croce39

    "Tambin nos unirn los conocimientos que habamos comenzado a compartir: una teoraetnolgica, que tena mucho que ver en su sustentacin, con la sntesis que en la filosofaitaliana realizara Benedetto Croce a comienzos del siglo XX, que comienza inspirado enLabriola, el introductor del marxismo en Italia, y que va a mover a Gramsci, desde la crcelfascista, a un 'arreglo de cuentas' con Croce, en palabras de Badaloni, no tratndose de unapolmica filosfica, en sentido estricto, sinode la vida misma del pas y de su pueblo; sentimosvitalmente y necesitamos de ser comprendidos y ayudados a comprenderse para el ejerciciode la voluntad transformadora" (Lischetti, CGAJA: 11).

    Las referencias al pensamiento marxista italiano adquiran, en 1988, el carcter de una sealque tornaba aceptable dicha adhesin. A travs de Croce habran obtenido la vitalidad, elsentimiento y la voluntad transformadora que, como veremos, se convirtieron en los valoresdistintivos con que un grupo de aquellos primeros estudiantes caracteriz su posicin frente a laantropologa y la sociedad nacional. En 1988, el acceso va Brmida a estas figuras, y tambin ala lectura de Ernesto De Martino, etnlogo italiano del Folklore, la ciencia gramsciana de lasculturas subalternas40, no era valorado como un mero aprendizaje acadmico sino como un acuerdode tipo poltico ("Tambin nos unirn") para "el ejercicio de la voluntad transformadora". Laalianza era posible para los alumnos- fundadores, quienes se recordaban a s mismos ascendiendogradualmente los peldaos de la carrera acadmica y completando su trnsito genealgico.Lischetti concluy rememorando que "As llegamos a los concursos de Marzo del '66, los recuerdocon legalidad y con limpieza" (CGAJA: 12). Ese trnsito no eliminaba, sin embargo, una nacientetendencia a la integracin generacional por la que abogaban, en 1988, los "alumnos de la Facultad".Ratier, p.e., se refiri al Congreso Nacional de Estudiantes de Antropologa de 1961 en Rosario,

    32

  • "Congreso que recuerdo como uno de los ms serios a los que asist ... ramos una Antropologaa nivel nacional" (CGAJA: 14-5). Esta mencin planteaba una difcil disyuntiva en aquellosprimeros alumnos. Por un lado, reafirmaba la pertenencia generacional: sus organizadores habanprohibido el ingreso de los profesores y los estudiantes aparecan como los forjadores de unaantropologa nacional que incluyera temticas hasta entonces ignoradas: la reforma agraria y laaculturacin controlada de los indgenas. Con su "seriedad" Ratier sealaba que los alumnospodan replicar a sus mayores aunque sin su permiso ni supervisin. Pero por otro lado, Ratiercalificaba al Congreso como una "locura'" (Ibid), indicando quizs su carccer farsesco, quizs elfruto del apasionamiento bello e irrefrenable de la juventud en una sociedad crecientementemovilizada41

    Por su parte, Herrn se eriga en 1988 en portavoz de los alumnos de la Facultad cuya misinera reunir "los grandes problemas de la sociedad poltica" y la "poltica universitaria". Porentonces, record, la articulacin era cada vez ms evidente; estudiantes de la Facultad eranmiembros del foco guerrillero del 63-64 en Salta42 y las marchas estudiantiles repudiaban lainvasin de los EE.UU. a Santo Domingo y reclamaban por mayor presupuesto universitario(Neufeld, CGAJA:34).

    As, cada grupo de ex-estudiantes pona un nfasis distinto para referirse a la disyuntivagenealgico-generacional; los alumnos-fundadores apelaban a trminos acadmicos, y los "de laFacultad" a trminos polticos. Ratier reconoca que "/.. ./ ese mundo as, un poco ingenuo, un pococndido (del Museo) / .. ./ empieza a dividirse" (CGAJA: 16), pero no especific el contexto ni lascondiciones de dicho proceso, para l gradual y casi natural.

    " ...nos bamos alejando de los profesores iniciales, esa mancomunin inicial fuediscriminndose cada vez ms. Primero nos discriminamos profesores y alumnos, luego nossepararon las orientaciones, los arquelogos, los etnlogos. Por ltimo nos agrupamos porideologas polticas y buscando coherentizar lo uno con lo otro por metodologas cientficas.Del grupo inicial algunos optaron por la fenomenologa, otros por el estructuralismo o elestructural-funcionalismo, o bien por el materialismo histrico" (Lischetti, CGAJA: 12).

    Mientras estas divisiones podan ser parte de la institucionalizacin de la conznzul!itasoriginal, para Herrn "/.. ./ algn da estaramos en la vereda de enfrente, y no slo en la silla deenfrente del caf" (CGAJA:25). Otra "alumna de la Facultad" mostr que la poltica amenazabala unidad:

    "Yo les recuerdo algo que quizs ustedes no sepan: en esos aos exista y haca sus reunionesen el Museo Etnogrfico la Sociedad Asitica. La Sociedad Asitica era una sociedaddedicada al estudio de la problemtica etnogrfica /.. ./ al mismo tiempo, albergaba a una seriede personajes cuya ideologa estaba estrechamente vinculada al nazismo. Inclusive Menghinera un personaje del que yo creo que nos hemos acordado poco en el da de hoy, y yo quierorecordarlo. Es decir, el profesor Osvaldo Menghin era un prehistoriador de fama internacio-nal, aparentemente. Pero en realidad, yo creo que debera pasar a la fama y a la historia porotro hecho del cual particip. Ustedes saben que durante el perodo de Hitler, Austria fueincorporada a Alemania. Y fue l el que firm el decreto de expulsin de Sigmund Freud, dela Universidad de Viena. Ese fue nuestro profesor de Prehistoria" (Neufeld, CGAJA:34).

    Mara Rosa Neufeld, delegada estudiantil a la Junta Departamental del '65, se refera al titularde la ctedra de Prehistoria que ingres a la carrera en 1948 ni bien arrib a la Argentina43 . Agregluego que en 1966 los estudiantes estaban traduciendo documentos que probaban su participacinen el Nacional Socialismo austraco (CGAJA 1989:34).

    A esa altura del primer panel, la integracin y el separatismo aparecan como las dos caras

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  • del pasado antropolgico porteo, encarnando cada una un patrn alternativo de historizacin: elgenealgico y el generacional. El genealgico -p.e., de linajes patrilineales- se remonta a unpasado con el cual los sujetos historizadores observan continuidad y lealtad; cada generacin debetransmitir el pasado a la generacin siguiente, y sta retomarlo y transmitirlo. La historizacin enel modelo generacional resulta de la interaccin entre generaciones distintas pero opuestas eincluso hostiles; las sucesivas generaciones reciben la historia de sus antecesores pero lejos deobservar lealtad, la reinterpretan reactivamente. Esta distincin vincula a sendos modelos deproduccin historiogrfica con relaciones sociales especficas. El modelo generacional puedeencontrarse, por ejemplo, en contextos atravesados por violentas rupturas polticas de las queparticipa la sociedad44

    Ciertamente, ambos modelos estuvieron presentes en las Jornadas del '88. pero en el pasajedel primer al segundo panel expositores y auditorio actuaron el desplazamiento de un modelogenealgico a otro generacional. Dicho desplazamiento se retrotraa a un tiempo y un espacio delpasado: el traslado de las materias especficas a la nueva sede de la Facultad en la calleIndependencia, y los sucesos polticos de junio y julio de 1966. As los dos alumnos del primerpanel -hoy antroplogos sociales- fueron los primeros en admitir la victoria de la generacinsobre la genealoga, sealando uno la fractura acadmica producto de la irrupcin poltica y otracomo cuestin de carcter.

    "/.. ./ Yen el momento en que pareca que se iba a producir cierto relevo generacional. en quepareca que bamos a poder acceder a la universidad, llegan "los bastones largos'" (Ratier,CGAJA:17).

    "se me ocurre caracterizar a ese grupo inicial como ingenuo e inocente, unos tal vez ms queotros ... Pero sobre todo, ramos un grupo muy apasionado: por la Antropologa, por lapoltica, por el afn de querer dar cuenta con nuestros actos de )0 que pensbamos, de lo quesentamos. Creo que la inocencia la perdimos. Nos volvimos mucho ms serios. Pero, segnyo lo veo, conservamos la pasin" (Lischeui CGAJA: 12-3).

    Mientras ninguno de ellos puso en duda que la generacin fuera la protagonista central yuniforme del pasado, el folklorlogo de la mesa hizo un llamado por la unidad perdida, alertandoque los impactos externos haban mellado la genealoga acadmica y tambin la unidad de lageneracin:

    "/.. ./ yo quisiera rescatar algunas cosas ... evidentemente hubo una serie de cortes, una seriede interrupciones polticas, una serie de marginaciones, una serie, en momentos que nossepararon ... que nos frustraron ... Pero yo quisiera /.. ./ hacer todo lo posible para que existaese momento en que, como dijo Hugo, convivamos todos" (Merlino, CGAJA:20).

    Con esta puntualizacin el panelista revelaba la compatibilidad entre generacin y genealo-ga en los albores de la carrera, pero tambin las limitaciones de una memoria generacional privadade genealogas. Cules eran esas limitaciones y de dnde provenan?

    LOS BASTONES DE LA RUPTURA

    El cambio del primer al segundo panel se aloj en una disrupcin institucional nacional yuniversitaria. Al mes del golpe de estado del28 de junio, cuando la "Revolucin Argentina" depusoal presidente radical Arturo H. IIIia, las fuerzas de seguridad ocuparon la Universidad. Por analogacon la Alemania Nazi45, la comunidad universitaria de Buenos Aires bautiz "Noche de los

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  • bastones largos"46 al ingreso de la Polica Montada Federal en los predios y edificios de la UBA.El despliegue represivo que alcanz mayor violencia en las facultades de Ciencias Exactas y deFilosofa y Letras, desaloj a autoridades, profesores y estudiantes, y provoc la renuncia de 3000docentes en repudio a la intervencin.

    En el campo antropolgico, 1966 tena sentidos especficos. Para los ya ex-alumnos delMuseo, la "Noche" interrumpi su naciente carrera. Las renuncias dejaron vacantes los concursosganados (ver supra)41. Pero como no todos decidieron abandonar la facultad, la permanencia dealgunos estableci una divisin inexorable ya que el Museo y la Facultad no cobijaran bajo unmismo techo a los dimitentes4R. Para los "alumnos de la Facultad" el episodio instauraba un perodode "luchas" ; los estudiantes aspiraban a desempear un papel mayor en la realidad social49.Finalmente, la "Noche" cancel la reforma del plan de estudios de la carrera

    "/.. ./ de Antropologa que en ningn momento le haba quedado bien, a medida, a losestudiantes que, en realidad tambin haban propiciado su creacin" (Neufeld, CGAJA:35).

    La intencin de la reforma, que los panelistas volvieron a atribuir a la iniciativa estudiantil,naca de una insatisfaccin con el plan original cuya autora nunca se especific, y de la bsquedaen di versas al ternati vas tericas-el estructural ismo levi-straussiano, el estructural-funcionalismoingls y el psicoanlisis- en los departamentos vecinos. "Ante las necesidades tericas que ibansurgiendo, nos acercbamos a la carrera de Sociologa, que era ms cientificista" (Lischetti,CGAJA: 12)50. Una de las opciones la provey en 1962 Gino Germani, quien como director deSociologa contrat al antroplogo norteanericano Ralph Beals para dictar "Antropologa Social".Aunque sus contenidos diferan de lo im~artido en el Museo, tambin hablaban de antropologa.Sin embargo, en sus recuerdos alumnos del Museo y de la Facultad transformaban la oferta en partede su 'propia bsqueda, ms que en un programa alternativo de formacin. Ello es evidente en quela redefinicin que algunos estudiantes esperaban concretar en 1966 consista en la creacin de unacuarta ramaS I u orientacin que se sumara a las tres ya existentes: "Antropologa Social". Pero estaalternativa se imaginaba distinta a la oferta de Sociologa. Un ex-estudiante cursante de La Plata,dio algunos motivos posibles:

    "...quizs nosotros nacimos crticos, puede ser; mala suerte. Yo creo que es buena suerte /.. ./Pero sabamos que eso (Radcliffe-Brown y Evans Pritchard) tampoco nos serva /.../ no secombinaba con las enormes convulsiones que conmovan al pas. No se combinaba con elcordobazo, no se combinaba con Pampilln, no se combinaba con Bello, no se combinaba con'el mendozazo y el rosariazo. Ynosotros buscbamos, de alguna manera, que nuestro quehaceracadmico tuviera que ver con todo eso, tuviera que ver con nuestro pas, con un destino depas" (Wallace, CGAJA:41)Sl.

    La irrupcin de la poltica nacional en la academia no slo sembr dudas acerca de la utilidadde los recursos acadmicos para el diseo de campos disciplinarios autnomos con reglasespecficas. Tambin consolid la invencin de esa Antropologa Social que la "Noche" transfor-m en utopa, en un "horizonte mtico" que, como dijo Ratier, nunca pudo ser alcanzado(CGAJA: 16), pero tras el cual se alinearan estudiantes y jvenes graduados identificados con un"quehacer acadmico" comprometido "con un destino de pas" contestatario.

    Este tono fue evidente en el recuerdo del prestigioso arquelogo Alberto Rex Gonzlez,expositor y nico prehistoriador del segundo panel, quien record la presin estudiantil paracancelar el Congreso de Americanistas en protesta por la muerte de un alumno de la Universidadde Crdoba. El Congreso se realizara poco tiempo despus del golpe de estadoSJ. El incidenteplanteaba el enfrentamiento entre dos grupos, uno de los cuales se autodefina "como generacin,como estudiantes" (Wallace, CGAJA:42), pero a ello sumaba otra oposicin entre la especialidad

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  • de la Prehistoria y una presunta rama contestataria: Rex Gonzlez, un "consagrado" a cargo delcnclave antropolgico de mayor envergadura mundial, se vea enfrentado a alumnos y jvenesgraduados ms prximos a la opcin irrealizada, ambiguamente situados entre la academia y lapoltica, y decididamente apasionados por "el destino del pas". Extendiendo el llamado delfolklorlogo Merlino, pareca que la perspectiva generacional apartaba a los estudiantes an deaquellos mayores con quienes podan tener alguna afinidad. La posicin de "geronte" eraciertamente incmoda.

    Aquella Antropologa Social deba ser contestataria. Que no llegara a plasmarse en unprograma de contenidos articulados a la tradicin disciplinaria no slo se deba a la coyuntura poltica.

    "/.. ./ Lo nico que sabamos es que nuestra posicin era totalmente crtica a la Antropologaque habamos aprendido en el Museo" (Chirighini, CGAJA:37).

    "Sabamos lo que no queramos, pero no sabamos lo que queramos" (Wallace, CGAJA:40).

    La especialidad contestataria creca en el lugar vaco que profesores renunciantes del '66 yestudiantes abandonados delineaban en un clima de "xodo" y orfandad. La continuidad sufra supri mer corte y el espacio acadmico se configuraba como el de una generacin expulsada a la esperade un regreso: el de los jvenes antroplogos sociales.

    LA PASIN TRANSFORMADORA

    "Entramos en un perodo polmico sobre el cual, noto con cierta alarma, que se suele pasarmuy rpidamente. Evidentemente es una poca que suscita amores u odios. No hay nadaintermedio" (Ratier, CGAJA:47).

    Ratier, alumno fundador y renunciante en 1966, regresaba en el tercer panel de 1988 comohaba regresado en 1973, para recuperar un lapso ausente de "la memoria antropolgica" y analizarcrticamente lo que con ligereza, para l, haba sido mal caracterizado como la "poca del dulce deleche y la cultura nacional"54 .

    Aparentemente la memoria perdida involucraba a los organizadores que omitieron de undibujo de las sucesivas sedes de la Facultad, la de aquel breve perodo, el primer edificio delhospital-escuela de la UBA. Por eso Ratier reconoci que

    "Y falta porque falta en la memoria del dibujante, porque falta en la memoria de muchos deustedes. Falta adems porque cuando se demoli el Hospital de Clnicas el Ministerio deEducacin -en persona- vino a dar el primer piquetazo. Ysembr sal sobre sus ruinas paraque cayera en el olvido" (CGAJA:47).

    El panelista comenzaba por el final esta crnica del desastre. Las dos temporalidades, el '73y un momento posterior que logr instaurar el olvido, alcanz tambin a los panelistas, tiendo sushistorias de dramtica urgencia.

    "Tengo que pedir disculpas, tambin por mala memoria /.. ./ porque nos falta material de esapoca. Como saben ustedes, despus vino un perodo en que ms vala no tener en casa nisiquiera un disco de Mercedes Sosa, mucho menos un Plan de Estudios" (CGAJA:48).

    El panel iba a recordar sobre las ruinas, agregando un nuevo sentido a su ttulo "Elantroplogo comprometido con su historia".

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  • Ratier defini su disposicin a hacerse cargo de la direccin del Departamento de CienciasAntropolgicas de la rebautizada "Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires", como "undeber de militancia" (CGAJA:49). Ese deber se fundaba en la afinidad poltica con el gobiernonacional, no en una eleccin de los claustros universitarios restaurados en 1973 o en una polticaacadmica antropolgica.

    Profesores, graduados, alumnos y tambin no docentes volvan a apropiarse de la Universi-dad, pero lo hacan como jvenes y militantes: "Haba muchos egresados jvenes con un enormeentusiasmo y con muy poca experiencia" (Ratier, CGAJA:50); "Todos venamos de una experien-cia de militancia" (Ibid:48) que desembocara en "cambios estructurales" inminentes (lbid).Jvenes eran tambin algunas temticas de investigacin extraas a la tradicin antropolgica deentonces: las historietas, la poltica indgena, los medios de comunicacin y la dependencia; niEvans-Pritchard ni Radcliffe-Brown integraban los contenidos de las novedosas y politizadas"ctedras nacionales" (CGAJA:50).

    "Fueron muy importante, en este perodo tan breve (el que va de 1973 a 1975), las CtedrasNacionales /.. ./ que traan una temtica de debate nuevo y una heterodoxia bibliogrfica quehaca arder la piel de ms de un ortodoxo. Porque, por ejemplo, se lea conjuntamenteScalabrini Ortiz, Jauretche, Pern, Mao, Lenin, el Che Guevara" (Ratier, CGAJA:48).

    . La utopa de la Antropologa Social pareca prxima a concretarse. Su marca de nacimientocomo opositora al Onganiato, era afn al clima de la universidad popular. En la pasin y la urgenciade su carcter contestatario no haba lugar para la ortodoxia, o para la repeticin de modelosprexistentes, o para la genealoga.

    Sin embargo, de este clima haba excludos por un "absurdo maccartismo de izquierda contracompaeros que no militaban en agrupaciones peronistas" (Ratier, CGAJA:49). Por eso Ratierrecord su amplia convocatoria a todos los docentes, incluso a quien, "alejado momentneamente"de su ctedra, se dedicaba a "sus investigaciones":

    "/.../ el Dr. Brmida/.. ./ me vino a veren nombre de nuestro viejo conocimiento, para pedirmeque ... dijo que haba visto un cartel en la facultad que deca que lo queran echar... y me pedaque por favor le avisara con tiempo /.. ./ El investig durante esa etapa sin ningn problema"(Ratier, CGAJA:50).

    Sin aclarar los motivos del descontento, el entonces joven director de la carrera mostraba sucomprensin en virtud de un "viejoconocimiento" que se remontaba a la etapa fundacional, aunquese trataba ya de dos generaciones enfrentadas, y no de maestros y discpulos.

    y mientras la Facultad adquira la imagen de un mbito tumultuoso y renovado deantropologa social y poltica, la urgencia alcanzaba extraamente al "mundo (otrora) dorado"donde se recreaba una communitas algo diferente. Las jvenes autoridades se proponan rescataral Museo Etnogrfico de su elitismo primigenio y reparar el abandono al que se lo haba sometidoen los ltimos siete aos. Los arreglos del techo, el inventario de piezas indiscriminadas por pocas,orgenes y estilos, y la evidencia del dao provocado por factores ambientales, eran parte de unaarqueologa de salvataje patrimoniaP5. Pero esta tarea, que tendra como protagonistas a lasautoridades y a la "comunidad universitaria" --docentes, alumnos y tambin no-docentes56 -estaba destinada a efectuar una "reparacin" apasionada, joven y desinteresada57.

    "/.../ creo que nadie de los que estbamos a cargo del Museo /.../ estbamos capacitadostampoco para dirigir investigaciones. Eramos gente prcticamente recin recibida. Eramosmuy jvenes" (Palermo, CGAJA:55).

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  • Llamativamente esa reparacin tena por objeto y escenario un depsito de tradiciones, estoes, el Museo Etnogrfico. Acaso se quera recuperar la continuidad con el pasado y elaborar unagenealoga? Ciertamente, aunque la memoria de esa reparacin histrica era muy controvertida en1988, sobre todo para legitimar la identidad contestataria de la Antropologa Social.

    Para Ratier el "Museo Etnogrfico Juan Bautista Ambrosetti"

    "tuvo el cambio ms notable; porque se llam 'Centro de Recuperacin de la Cultura PopularJos Imbelloni'. Creo que si hay alguien que no tiene nada que ver con la cultura popular esJos Imbelloni. Tal vez lo que pas es que en ese momento se rescataba el pasado peronistade Imbelloni, que haba sido dejado cesante despus de la poca de Pern. De todos modosno era muy feliz el trmino..... (CGAJA:49).

    Si bien no encontraba una explicacin satisfactoria, su intervencin fue iluminadora. Enmedio del fervor transformadol'lR, el panelistajerarquiz el del nombre del Museo como "el cambioms notable"; desacredit a Imbelloni como un cono de la cultura popular; sum al perodo de lastres dcadas conmemoradas (1958-1988) los 13 aos previos, llegando a 1945, e intent subordinarla re-nominacin del Museo a una recuperacin poltica e institucional que tanto poda sergenealgica, por retrotraerse a Juan Domingo Pern, padre fundador de un linaje poltico, corriogeneracional, porque sus "recuperadores" eran jvenes con poca experiencia.

    El pasado peronista de Imbelloni al que se refera Ratier en 1988 corresponda a la dcadafundacional del peronismo, 1945-1955, cuando aqul diriga el Museo y el Instituto de CienciasAntropolgicas, al que se incorporaron Brmida primero, y Menghin despus. La puesta del Museobajo la advocacin de Imbelloni era una "reparacin histrica", como se deca entonces; la"Revolucin Libertadora" de 195519 haba expulsado a Pern del gobierno y el pas, y afuncionarios e intelectuales comprometidos con el "tirano prfugo"60; las medidas haban alcan-zado a la universidad argentina61 e Imbelloni fue una de sus vctimas. Sin embargo, en las Jornadasdel '88 los "jvenes antroplogos" del '73 se limitaron a exaltar el carcter popular del regresoperonista tras 17 aos de proscripcin, del que se mostraban partcipes activos. Consecuentemente"la vuelta" del lder mayoritario y popular fue replicada abriendo el Museo a la "comunidad" convisitas guiadas al pblico (Palermo, CGAJA:56)62. No ms el "altar budista".

    Sin embargo, en el contexto de 1988, el "regreso" de Imbelloni al campo antropolgico,encarnado en un nombre, no se consider "feliz". Miguel Angel Palermo, miembro de la Junta quedirigi el Museo en el perodo 73-74, dijo que fue un

    .....nombre absurdo, realmente, que se le dio al Museo.. .fue algo muy complicado, yo nuncalo llegu aentender, realmente. Y hoy tampoco; lo que no me disculpa l .. .!digamos que estabamuy ocupado, que me pareca ms importante discutir otras cosas, que si le ponamos JosImbelloni o no al Centro" (CGAJA: 55).

    Ratier y Palermo exponan as un dilema entre el campo antropolgico y el poltico; en stela recuperacin genealgica poda recordarse como legtima; en aqul no. Las razones erancomplejas: por una parte, la reparacin de la genealoga poltica comprometa la creacin de unacarrera de Ciencias Antropolgicas al interior de una gestin acadmica antiperonista.

    "Nuestras luchas, hasta el '65 o hasta el golpe del '66, estaban dirigidas l .. .! en contra de losintereses de los trabajadores. Nosotros luchbamos por encerrarnos l .. .! dentro de los marcosy de los muros acadmicos" (Wallace, CGAJA:41).

    Por otra parte, la reparacin de la genealoga acadmica en la figura de Imbelloni erainadmisible a la luz de lo que ocurrira desde fines de 1974 y en particular, desde J976, acerca delo cual haba demasiados testigos en 1988.

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  • CATSTROFE Y RESISTENCIA

    EI16 de setiembre de 1974 marc el inicio de una intervencin, inicialmente "fascista"63, ycon ella de un nuevo perodo que los asistentes caracterizaron por sus mltiples fracturas. El panelrespectivo se titulaba "Perodo de las formaciones paralelas". Algunos lo recordaron desde fuerade la carrera, pues haban sido expulsados o exiliados, o buscaban alternativas de formacin fuerade la facultad, o estaban presos y desaparecidos. Pero quienes cursaron en aquellos aos y debanrecordar "desde adentro" de la carrera padecieron la incomodidad de participar de un panel dondela continuidad antropolgica legtima se narraba por fuera de la institucin oficial, quedando asdesterrados de la conmemoracin. Por eso, una joven graduada inquiri con razn:

    "Cules formaciones paralelas? Si bien la mayora de nosotros -yestoy hablando de los queentramos durante la dictadura- fue consumidor de formacin paralela: cursos, bibliografa,debates ... los pocos que haba ... la sensacin durante los primeros aos (me refiero a losanteriores al 80-81, aproximadamente) era de que la Antropologa empezaba y terminaba enla facultad" (Scotto, CGAJA:89).

    Pero los organizadores tenan sus razones para imponer ese ttulo al perodo "1975-1983".Aludiendo a cursos y actividades en institutos semi-privados y en las casas de algunos ex-profesores, fuera del mbito oficial, enfatizaban uno de los objetivos de las Jornadas:

    "1.../ para algunos estudiantes que estbamos en ese momento en la Facultad, result unasuerte de encuentro con gente que l .. .!no estaba en la Facultad y la apertura a bibliografa que,de hecho, no podamos leer" (Domnguez Mon, CGAJA:80).

    Un ex-profesor del Instituto de Desarrollo Econmico y Social (IDES) ratificaba estareconexin genealgica:

    "(En el lOES y otros centros privados se busc) un mbito donde se pudiera establecer esecontacto entre antroplogos y estudiantes 1.. .1" (Bartolom, CGAJA:80).

    Esa gente, cultora de la disciplina "maldita" (arquera, CGAJA:82), sobreviva en torno alfuego de un nombre, la "Antropologa Social", que slo poda materializarse fuera de la UBA. Losexiliados externos e internos, incluyendo a quienes dictaban sus seminarios en elIDES -EstherHermitte y Carlos Herrn- yen sus casas -Bias Alberti-, ejercan una variable influencia enesta resistencia desde la clandestinidad acadmica. Pero en 1988 la Antropologa Social lograbaconcitar la simpata de antroplogos de otras especialidades. Esta convergencia era posible graciasa la poltica universitaria del Proceso de Reorganizacin Nacional (PRN) que entre 1976 y 1983extendi sin tregua el rango de los excludos. Ahora, de las Jornadas, quedaban fuera por lo menosquienes haban integrado aquella gestin.

    A la identidad entre Antropologa y Antropologa Social contribuan los efectos de esapoltica en la misma carrera. El presidente del Colegio de Graduados en 1988 record que:

    "El 30 de abril de 1979, por Resolucin n.149, el Rector de la Universidad, design unaComisin l .. .! para estudiar la reorganizacin acadmica de las carreras de Psicologa,Sociologa, Ciencias de la Educacin y Ciencias Antropolgicas. l .. .! Como consecuencia deesta comisin, se pone a trabajar una Comisin especial que trabaja sobre la carrera deAntropologa. Est integrada por Mario Califano, Amalia Sanguinetti de Brmida y JeanVellard y decide anunciar (en 1980) el cierre de la inscripcin a la carrera para el ao 1981con el propsito de transformarla en un curso de posgrado" (Alvarez, CGAJA:92).64

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  • Esta iniciativa haba rondado a las autoridades de la carrera cuando la intervencin del '75transfiri Antropologa al Departamento de Historia, mientras las carreras hermanas de Sociologay Psicologa eran deportadas a otras dependencias. Unos aos despus retomaron la idea la ya viudade Brmida y algunos de susdiscpulosfi5. El virtual cierre de la carrera cuya creacin "los Brmida"haban propiciado, fue calificado por el panel como un intento de asesinato. El coordinadorarquelogo Luis Orquera concluy su exposicin celebrando que al culminar el PRN en 1983 "LaAntropologa que habais matado, todava gozaba de buena salud" (CGAJA:82).

    Los estudiantes y el Colegio recordaron cmo lograron resistir la medidaM , mientras losprofesores se ubicaban en las antpodas. Algunos panelistas autoadscriptos a la generacin quecurs su carrera bajo el PRN, definieron al campo antropolgico de la UBA como dividido enbandos.

    "'Ustedes saben de qu puedo acusarlo yo a cada uno de ustedes. Lo que han hecho essubversivo', deca Miguel de los Ros a sus alumnos en la ctedra de Antropologa, que habasido de Brmida hasta su muerte en 1978. (Esto fue) Ante un planteo (estudiantil) de un(examen) parcial I ...r' (Arenas, CGAJA:83; nuestros parntesis).."En el '80, la sensacin bastante generalizada es que esa Antropologa I ...tla de MarceloBrmida y sus secuaces, no era la que se quera" (SCOltO, CGAJA:89).

    Mientras los panelistas mayores, ex-profesores de la carrera, hablaban de un perodoregresiv067 , los ex-estudiantes recordaban la vigilancia omnmoda en una guerra contra jvenessospechosos.

    "Algo habamos aprendido del enemigo: que por subvertir el orden de las apariencias y lainmovilidad de las cosas, la verdadera ciencia es subversiva 1.. .1" (Arenas, CGAJA:84).

    La comunidad acadmica se haba reconfigurado en el decurso de las Jornadas y uno de lostres claustros del perodo inicial sufra una profunda transformacin. Algunos profesores de laalianza original se haban convertido en "enemigos"; quienes haban resistido el "asesinato" de lacarrera se autoadscriban como estudiantes y graduados, no como docentes. Mientras, algunosprofesores que haban impartido la orientacin "maldita" desde las "formaciones paralelas" noparticiparon en las Jornadas, aludiendo razones de enfermedad.

    "Lamentablemente esta parte (de la exposicin) ha quedado muy restringida debido a lasausencias de Bias Alberti y de Esther Hermilte" (Orquera, CGAJA:83. Nuestro parntesis).

    Ambas figuras se autoadscriban como "antroplogos sociales" con distinta formacin yprolongada trayectoria; uno se haba desempeado en la Argentina y abocado a la elaboracinterica; otra recibi su especialidad en los EEUU y se dedic a la investigacin empricafis . Aunquelos dos haban ofrecido importantes espacios para la supervivencia de la Antropologa Social entre1975 y 1983, Ydesempearon cargos en la democratizacin universitaria y cientfica desde 1984,sus perfiles no fueron ponderados por los asistentes como posibles cabezas de linaje alternativo ala antropologa oficial. En 1988 las voces de filiacin estuvieron ausentes, y la continuidad de laantropologa se atribua a la entidad gremial (el Colegio de Graduados) y a los estudiantes, pasadosy actuales; asimismo, la legitimidad de la antropologa CUI1l antropologa social se esgrima en elcampo de la poltica universitaria, ms que en el de la investigacin.

    "La carrera fue defendida por los estudiantes y el Colegio de Graduados. Los jinetes delApocalipsis pasaron y aqu estamos los antroplogos conmemorando los treinta aos. Ebamos a llegar a la ciencia por la poltica y el disenso" (Arenas, CGAJA:84-85).

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  • Otra ex-alumna que finaliz su carrera en el PRN confirm el carcter de la AntropologaSocial como una utopa poltica, ms que como opcin acadmica. Al referirse a 1983 record que

    "vol vimos a una Antropologa que sabamos que no queramos. Cul era la que s queramos?Bueno, en esa cuestin es que estbamos desde antes. Pero haba que seguir haciendo ybuscando caminos para encontrar esto. Y tambin volvamos porque ramos cabezas duras.Porque TENtAMOS que estar en la Facultad oo' porque si no era 'hacerle el juego' a ellos"(Carozzi, CGAJA:87).

    En las memorias de los panelistas y de los asistentes ex-alumnos, la carrera se habatransformado en un campo de batalla, lo cual no difera de la mayora de las actividades publicasen la Argentina del perodo. La Antropologa Social, nombre de uno de los contendientes, seampliaba desde su carcter oposicional a "lo no querido" y alcanzaba por igual a proscriptos,excludos y perseguidos, y tambin a quienes haban mantenido sus puestos desde la disidencia.

    El enemigo fascista primero y militar despus, fue nominado con las tres posturas tericasque campearon en el perodo: "fenomenologa", "hermenutica", "difusionismo"; quien reuna ensu trayectoria acadmica los tres "vicios" era un viejo conocido. Marcelo Brmida, principal figurade la alianza original devenida en una presencia controvertida pero silenciosa, se transformdurante el cuarto panel en un jefe de banda que, aprovechando cada intervencin autoritaria, sehaba apropiado ilegtimamente del espacio antropolgico porteo y operado la exclusin de suscolegas y de una subdisciplina, hasta amenazar pstumamente la continuidad de la carrera misma.

    LA IMPOSIBILIDAD GENEALGICA

    "Un sistemadeexc!usin total irrumpi e impuso el nuevo discurso de la obediencia, y rompael huevo de la serpiente incubado en la prctica antropolgica. En la carrera de Antropologase llam Brmida y compaa" (Arenas, CGAJA:83).

    Las Jornadas a las que convoc el Colegio de Graduados en Ciencias Antropolgicas en 1988tenan como objetivo conmemorar la continuidad de treinta aos de una carrera universitaria. Estefin contrastaba con las fracturas y exclusiones que, como a los dems espacios de la sociedad y elEstado argentinos, la haban afectado. Los asistentes creyeron que la misin era posible, pero seencontraron frente a una continuidad distinta de la que queran celebrar.

    A diferencia de las otras nuevas carreras de la Facultad, Ciencias Antropolgicas contaba conuna mayor profundidad temporal que se remontaba, al menos, a la poca en que algunos profesoresde Historia investigaban en el Instituto de Ciencias Antropolgicas que funcionaba en el MuseoEtnogrfico. Esa continuidad, nunca explicitada en las Jornadas, la encarn quien dominacadmica y polticamente las instituciones antropolgicas porteas desde el nacimiento de lacarrera hasta despus de su propia muerte en 1978. Marcelo Brmida, profesor desde el segundogobierno peronista, sobrevivi a las purgas del '56, se transform en uno de sus primeros docentesyen relevante interlocutor de los alumnos-fundadores; permaneci en 1966 y en los agitados dasdel '73 y '74, cuando fue honrado, indirectamente, en el bautismo del Museo Etnogrfico con lafigura de su maestro Imbelloni; en 1975 fue investido como director del Departamento, cargo queocup hasta su deceso; su viuda y discpulos condujeron la carrera hasta 1982 en que tom ladireccin un etnlogo externo al crculo, Edgardo Cordeu (CGAJA:99), precisamente cuando elPRN iniciaba su veloz retirada tras la rendicin de Puerto Argentino (Malvinas) el 14 de junio.

    Sin embargo, a lo largo de esta presencia, slo la memoria del PRN69 hace de Brmida unafigura irreconciliable con la carrera misma. As, su representacin del Profesor Menghin ante unproyecto de juicio acadmico en 1965 redactado por los estudiantes (uno de ellos desaparecido) no

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  • fue mencionada en las Jornadas70 ; y si bien estuvo implicado en el rgimen de la RevolucinArgentina y no renunci a la Universidad, su presencia podia tolerarse, como en 1973-7471 Recinante la evocacin del PRN Brmida se convirti para los panelistas y asistentes en colaboracionistay encarnacin acadmica de la guerra anti-subversiva dictada por las Fuerzas Armadas. Plantelesdocentes y planes de estudio sujetos a normativas dictadas por controles externos, y estudiantesexpuestos a represalias policiales y acadmicas, eran el marco propicio para clasificar a quienesocuparon la conduccin de la carrera en esos aos bajo una categora de la que todava no habanparticipado. Una integrante de la comisin organizadora concluy el encuentro diciendo que:

    "Consideramos como logro de estas jornadas que se explicitara el lugar de la disidencia y quese nombrara al enemigo -antes slo formulado en voz baja y entre conocidos" (DomnguezMon, CGAJA: 144).

    Pero ese enemigo, un Otro por excelencia, difcilmente poda considerarse externo, pues laacusacin alcanzaba a profesores que proponan cerrar la carrera cuya creacin haban propiciado.Los "Brmida", que invitaban a sus alumnos a su casa en la communitas de origen, sintetizabanahora el ambiente proscriptivo de teoras, personas, profesores y una subdisciplina, evocando unholocausto nativo anlogo al referido en el segundo panel a travs de la figura del profesor deprehistoria de Brmida, Oswald Menghin72

    Las narraciones del comienzo y el final de las Jornadas, cuyo comn denominador encarnabala figura de Brmida, presentaban un dilema para los asistentes. Cmo construir y sostener unacontinuidad sin "celebrar", a la vez, "el huevo de la serpiente"? Y cmo participar de las Jornadasy de aquella tumultuosa historia sin ser sospechado de colaboracionista? Congruentemente, partede la solucin fue general al evento y consisti en adoptar un determinado patrn de historizacinde la carrera. Pero este patrn involucraba a algunos participantes, quienes dieron a la conmemo-racin un carcter ms concreto.

    Organizadores y panelistas acordaron en fragmentar la carrera en localizaciones tmporo-espaciales diversas: desde el interior la "creacin" (Panel 1) y el "compromiso" (Panel III), y desdeel exterior el "xodo" (Panel II) y las "formaciones paralelas" (Panel IV). Cada panel correspondaa un perodo poltico-institucional cuyos lmites coincidan con cortes abruptos. Los dos queiniciaban perodos "exteriores" (II y IV) estaban marcados por hechos de violencia de los cualesasistentes, organizadores y panelistas se presentaban como vctimas, y por lo tanto como excludode la carrera oficial. El trmino con que se design esta posicin en 1988 fue "Antropologa Social",la cual se conceba como subdisciplina contestataria, "maldita" y proscripta por los regmenes defacto. Y como, por haber sido perseguida, la Antropologa Social sta no poda ser acusada decolaboracionista, buena parte de los panelistas y asistentes a las Jornadas, y todos los miembros dela comisin organizadora coincidieron en adscribirse como "antroplogos sociales".

    Esta definicin no entraaba una estructura acadmica, con sus correspondientes jerarquasde maestros y discpulos. Y aunque algunos colegas podan en 1988 ostentar el titulo de"profesores" por su edad, trayectoria docente y produccin, muchos de los presentes prefirieronedificar una memoria generacional y no genealgica; ni siquiera una genealoga alternativa. Lageneracin estaba integrada, principalmente, por "estudiantes" y "gremialistas" en una opcin mspoltica que acadmica basada en el compromiso, el "apasionamiento" y la resistencia. En laturbulenta vida poltica y uni versitaria argentina no fueron ciertamente los criterios acadmicos losque podan garantizar la continuidad7'.

    Pero el dilema se haca ms punzante para los alumnos-fundadores, quienes en susreconstrucciones del pasado deban conciliar "satisfactoriamente" algunas discordancias: por unlado, la carrera haba nacido del acuerdo con los profesores y la communitas del Museo, y por elotro, todos sus protagonistas se haban visto implicados en uno u otro bando de los avatarespolticos, hasta llegar al holocausto de la carrera y la persecucin y desaparicin de sus cultores.

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  • Cmo explicar la mstica de la primera poca, y el aprendizaje de un modo de vida? Quinesempollaban el huevo de un ser venenoso? Y finalmente, cmo combinar la identidad polticatransformadora de aquellos jvenes alumnos de antropologa, con una administracin universitariadependiente de un rgimen proscriptivo de la voluntad popular, como el de 1955-1958? En lasrespuestas, la identidad de la carrera y de los antroplogos deba ser reconfigurada.

    Para no reducir la disciplina y la carrera a una filiacin vergonzante, quienes atestiguaron sucreacin se autoinvistieron como sus co-creadores74 pero marcando las diferencias. Fue en elcontexto de 1988 que Ratier debi diferenciar a la primera promocin de estudiantes, tan cercanaa sus profesores, como "ni histrico-culturales ni bormidianos". Sin embargo, con esta distincinlos alumnos-fundadores no parecan aspirar a un rango de profesores plenos, no slo porque suscarreras acadmicas se truncaron prematuramente en 1966, o porque sus expulsiones y exiliosexternos e internos los alejaron irremediablemente de sus eventuales sucesores; tambin porquesobre muchos de ellos penda el estigma original de la communitas con un "maestro" de dudosamoral: acaso Brmida haba cambiado en 1966 o siempre haba sido un "enemigo"? La duda tenabuenas nutrientes, pues la carrera de Ciencias Antropolgicas naca de la mano de intelectualesextranjeros oriundos de los pases del Eje, bajo una administracin nacional y universitariaantiperonista. La indignacin de Ratier ante el olvido o la trivializacin del periodo 73-74 por partede los historiadores de la disiciplina en la Argentina, era justificada; aunque breve, en ese lapsolos alumnos-fundadores regresaron para comandar la carrera bajo una administracin popular,mientras los viejos profesores eran retirados a una suerte de cuarentena. Pero en ese regreso, losalumnos-fundadores no se mostraron como profesores sino como miembros de una de lasidentidades socio-politicas ms extendidas y significativas de entonces y, sin duda, la mscastigada durante el PRN: la de la "juventud". La ratificacion de esta identidad se operara durantey despus de la abrupta interrupcin de la gestin nacional y universitaria en 1974.

    En esta continuidad, accidentada y dificil de sostener, la historizacin de la carrera difera dela que podra esperarse en un medio universitario habitado por maestros y discpulos, esto es, unagenealoga acadmica. Asistentes, panelistas y organizadores que se consideraban co-partcipes dela Antropologa contestataria o "social", se identificaron como miembros de una "generacin",trmino que se emple profusamente en las mesas dedicadas al perodo 83-88 y en la de"Perspectivas"7s. Pero este uso tena una particularidad76: las generaciones de antroplogos no seubicaban tanto en una secuencia, p.e., como cohortes o promociones77, sino en planos autnomose inengendrados de igualdad. "Seguimos siendo alumnos de Antropologa" asegur quien seradirector del Departamento de Ciencias Antropolgicas de la UBAen 1992 (Wallace, CGAJA:40)78.Esto significaba "seguir siendo", una persistencia en lajuventud y, correlati vamente, en la defensaapasionada de una utopa desde la oposicin y la resistencia. Esta resistencia se llamaba"Antropologa Social" yde ella no dejaban de visualizarse como militantes. Dicho posicionamientoentraaba, adems, una temporalidad fundacional donde el pasado se anulaba en virtud de larealizacin de un proyecto posible y nunca realizado.

    Esta identidad profesional se afirmaba en razones extra-acadmicas. Las renuncias masivastras los concursos docentes del '66, la irrupcin de jvenes en puestos directivos en 1973, y ladesaparicin y destierro desde 1975 de jvenes revolucionarios, quebraban la lnea genealgica einterrumpan el rito de pasaje a la adultez en dos perodos cruciales: la communitas original de 1958,y la communitas transformadora de 1973.

    "(AqU estamos) Conmemorando, ejerciendo juntos la memoria, para que nunca msdebamos atravesar el desierto, para que nunca ms los ms claros y los mejores, los mscomprometidos con su pueblo, deban quedar en el camino, irse, callarse o seguir gritando laausencia" (Arenas, CGAJA:85. Nuestro parntesis).

    Si la intervencin de 1966 interrumpi la primera filiacin cuando losjvenes podan devenir

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  • en adultos, los alumnos en ayudantes, y los ayudantes en profesores, la intervencin de lasuniversidades nacionales en 1975 ratificada en 1976 signific una ruptura ms drstica: muchosde los que haban vuelto como jvenes militantes a la conduccin universitaria de 1973 jamsenvejeceran, o no envejeceran en el pas; as lo evidenciaban las reiteradas menciones a colegasy compaeros desaparecidos o exiliados en casi todos los paneles. El martirologio generacional dela "Guerra Sucia" conceda as legitimidad a la Antropologa Social en el campo poltico-acadmico, donde haba sido obligada a actuar y a resistir por el Estado y sus "secuaces" de laFacultad.

    Sin embargo, cabe advertir que esa historizacin generacional no era compartida por todoslos presentes -ni ausentes- ya que no todos "eran" o podan considerarse miembros de lageneracin y colaborar para su memoria. La Antropologa Social entraaba una identidad polticade la cual quedaban excludos, por definicin, los profesores-muchos de ellos jvenes-continuadores de Brmida en la Facultad; quedaban excludos tambin quienes haban sidodocentes durante aquel perodo, pese a sus variados gestos de disenso con la conduccin de lacarrera; y quedaban excludos, adems, muchos alumnos que por entonces se sumaron a equiposo proyectos de investigacin de los profesores regulares bajo el PRN. La Antropologa Socialentraaba una identidad acadmica, si bien subordinada a la poltica, de la cual quedaban excludosaqullos que se haban dedicado a otras especialidades, como el Folklore, la Prehistoria y laEtnologa (las tres orientaciones admitidas en los orgenes de la carrera y tambin durante el PRN).Si bien folklorlogos (Merlino, Martha Blache), etnlogos (Cordeu, Alejandra Siffredi) yprehistoriadores (Anette Aguerre, Austral, Rex Gonzlez) participaron de las Jornadas y algunosde sus paneles, su condicin se consideraba distinta; algunos de ellos incluso debieron aclararreiteradamente sus posiciones en el campo acadmico y universitario durante y despus del PRN.Por ltimo, la Antropologa Social entraaba el status de "joven", con lo cual era dificilcompatibilizar la slida formacin acadmica con la liminalidad de un recin graduado o estudiantecon menores responsabilidades acadmicas, aunque con gran compromiso y apasionamiento.Hermitte no haba sido alumna de la carrera de Ciencias Antropolgicas sino de Historia, y suregreso de los EE.UU. como doctora en Antropologa Social la exclua del grupo de jvenesantroplogos sociales cum militantes de la transformacin. BIas Alberti, por su parte, podaparticipar de esta categora porque haba pertenecido a la primera promocin, y tambin por suactivismo en la izquierda perseguida y proscripta. Pero estas condiciones no le permitan ingresara la categora de "profesor" o "maestro".

    La Antropologa Social se defina, pues, como una disciplina principalmente poltica,abocada variablemente a la actividad acadmica, perseguida por los regmenes autoritarios, ydefendida por jvenes comprometidos con la transformacin social, los antroplogos sociales.Estos rasgos, comunes a las juventudes y al campo universitario argentinos hasta fines del PRN,permearon ms hondamente a la Antropologa que, a diferencia de otras Ciencias Sociales, no logrconstruir un plantel de profesores y de escuelas distintivas. Si, como en otros rdenes, laAntropologa intenta replicar, desde la Academia, la vida y las voces nativas, no es menos ciertoque en la Argentina los antroplogos en general, y los antroplogos sociales en particularconsiguieron replicar los movimientos socio-polticos tambin en sus patrones de historizacin.Edificaron una memoria generacional fragmentada temporal y espacialmente, incluso al interiorde la generacin misma, forjada en mltiples y esperados regresos. Recurrentemente amenazadapero siempre apasionada y joven, la Antropologa Social de Buenos Aires debi negar sugenealoga para asegurar la legitimidad de su ilegtima filiacin.

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  • NOTAS

    La antropologa surgi en el siglo XVIII junto a las primeras naciones-estado (Greentield 1992), como una"ciencia de naciones y pueblos" (Vermeulen y Alvarez Roldn 1995:6).

    1 Evans-Pritchard 1957; Kuper 1973; Stocking 1983.

    ~ Nuevas perspectivas pueden consultarse en los trabajos de George W. Stocking (Jr.) en los EE.UU. hasta losms recientes sobre la "polaquidad" de Malinowski (ElIen et.al. 1988; Thomton & Skalnik 1993), y losseminarios sobre el surgimiento plural de las antropologas europeas (Vermeulen & Alvarez Roldn 1995).~ "Antropologas perifricas" es el trmino que emplea George Stocking para diferenciarlas de las

    antropologas metropolitanas.

    ; Desde distintas perspectivas (Cardoso de Oliveira y Ruben 1995) pueden consultarse anlisis de lastradiciones india y brasilea (Peirano 1991. 1995). franco-canadiense (Ruben 1995), venezolana (Vessuri1995) y nordeuropea (Vermeulen y Alvarez Roldn 1995).

    6 La primera escuela de antropologa se cre en La Plata en 1906 como parte del Instituto del Museo, y noconstitua una carrera de grado, la cual fue instaurada en la Universidad de La Plata en 1957.

    7 Mientras las carreras de Antropologa Social de Salta y Mar del Plata, y las orientaciones socio-antropolgicas de Buenos Aires. La Plata y Rosario eran cerradas, la carrera de "Antropologa Social" dela Universidad Nacional de Misiones logr sobrevivir al rgimen militar de 1976-1983 Yabrir en 1995 laprimer maestra de la especialidad en la Argentina.

    ~ Bartolom 1980.

    'J Las investigaciones realizadas por profesionales autoadscriptos como "antroplogos sociales" fueronescasas y discontnuas. en buena parte debido a los avatares polticos que redundaban en la captura delaparato universitario estatal -el nico donde tena cabida la Antropologa- y de los institutos deinvestigacin, revistas especializadas y ctedras, por sectores intelectuales atines al poder poltico. Lasditicultades para la publicacin sumaron, a cuestiones institucionales, endmicos obstculos econmicosde modo que slo unos pocos trabajos vieron la luz editorial al poco tiempo de su elaboracin (p.e., Archetti& Stolen 1975; Hermitte & Bartolom 1977). Ello puede haber contribudo a la afirmacin de "/.. ./ quees muy poco lo rescatable de las investigaciones antropolgicas efectuadas hasta el presente" (Bartolom1980:212).

    10 Sigal 1991; Tern 1991.

    11 Colegio de Graduados en Ciencias Antropolgicas, Jornadas de Antropologa.

    12 Durkheim 1968.

    I~ Connerton 1989.

    I~ Peel 1984: 12.

    1; Porter Benson. Brier & Rosenzweig 1986; Wright 1985.

    16 Guber 1996.

    11 As aparecen Franz Boas en los EE.UU., Bronislav Malinowski y Radcliffe-Brown en Gran Bretaa,Marcel Mauss en Francia (Evans-Pritchard 1957:37-122; 1987; Levi-Strauss 1977:xxi-xxviii; Kuper1973; Stocking 1983).

    IX Postergamos por ahora calificarla de cientfica o humanstica, ya que esta oposicin es constitutiva de sudefinicin.

    19 Bourdieu 1975, 1983, 1985.

    20 Bourdieu 1975:91-117.

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  • 21 Visacovsky integr la comisin organizadora de las Jornadas (CGAJA:2,3) y Guber, que se encontraba enel exterior, fue mencionada por una panelista (CGAJA:87).

    22 Otros abordajes han encarado a la antropologa argentina desde la epistemologa (Schuster et.al. 1988), yla historia (Fgoli 1990, 1995; Madraza 1985; Bartolom 1980; Herrn 1990; Arenas 1990).

    23 / ./ texto omitido.... puntos suspensivos en el original.

    24 Las mesas redondas estuvieron precedidas por una ceremonia inaugural y concludas por otra "de cierre".Paralelamente se present una muestra fotogrfica de la historia antropolgica argentina a cargo deLeonardo Antoniadis.

    25 Existen, por supuesto, otras versiones sobre el origen de la carrera de Buenos Aires. Para algunos discpulosde Marcelo Brmida, la carrera es el "fruto de los profundos cambios ocurridos en la universidad argentinayen particular a raz de de las modificaciones polticas" y fue organizada a partir de las antiguas ctedrasde Etnologa y Prehistoria (Califano, Prez Diez y Balzano, en CAEA 1985:22). Otros consideran que lacarrera fue creada por la iniciativa de Oswald F.A.Menghin, Jos Imbelloni y Fernando Mrquez Miranda(Fernandez Distel, en CAEA 1985:91). En ninguna de estas dos versiones los estudiantes desempean unpapel acti vo en la creacin. Para Bias Alberti, el primero en graduarse como Licenciado de la nueva carrera,la creacin correspondi al profesor Brmida y a cierto apoyo que algunos alumnos cursantes de suasignatura dieron a la iniciativa (Comunicacin personal). Para Ciro Ren Lafn (1966), miembro delinicial plantel docente, la carrera se cre por influencias externas centradas en el filsofo Mario Bunge,el "Padre". Para el socilogo Norberto Rodrguez Bustamante, quien inaugur las Jornadas como decanode la Facultad de Filosofa y Letras en 1988, la paternidad de la carrera corresponda al director de laflamante carrera de Sociologa, Gino Germani (CGAJA 1989).

    26 El plantel docente estaba integrado por los arquelogos Fernando Mrquez Miranda (tambin historiador,primer director, fallecido en 1961), Ciro Ren Lafn y Oswald Menghin. el etnlogo Enrique Palavecino,Armando Vivante, el folklorlogo Augusto Ral Cortazar (egresado de la carrera de Letras) y elmencionado Marcelo Brmida.

    27 CGAJA:IO.

    28 En la resolucin del Consejo Directivo de la Facultad de Filosofa y Letras de la UBA del I de setiembrede 1958 que aprueba la creacin de la carrera de Ciencias Antropolgicas, se consideraba entre otrosfactores justificatorios la existencia en el pas de una honrosa tradicin en etnologa, arqueologa yprehistoria.

    2') Ver tambin Austral, CGAJA: 17, y Merlino, CGAJA:20.

    )() Se refiere a Marcelo Brmida y su segunda esposa, arqueloga del rea patagnica, Amalia Sanguinetti.31 Fundado en 1904 por uno de los pioneros de la antropologa argentina, Juan Bautista Ambrosetti, fue la

    primera institucin universitaria argentina creada con la finalidad de desarrollar cientificamente el estudiodel hombre (que comprenda antropologa morfolgica, arqueologa y etnografa). Hasta all, los estudiosantropolgicos eran desarrollados en los museos de ciencias naturales.

    32 Resolucin del Consejo Directivo de la Facultad de Filosofa y Letras del 1 de setiembre de 1958.33 Un futuro arquelogo, Austral, y un futuro folklorlogo, Merlino, nombraron a futuros antroplogos

    sociales. Jorge Bracco, Santiago Bilbao y Eduardo Menndez, como miembros del mismo grupo deactividades estudiantiles y de trabajo de campo (CGAJA: 19,20).

    J.I Tambin Ana Mara Lorandi, etnohistoriadora recibida en Historia en Rosario, que en 1988 diriga elInstituto de Ciencias Antropolgicas de la UBA, agreg que "Yeso de vivir (por eso yo no dira trabajaren un Instituto de Investigacin o en un Museo) sino de vivir en el Museo -porque uno viva adentro-da realmente un perfil profesional, una experiencia de vida que es lo que he intentado rehacer ahora desdeel Instituto ..." (CGAJA:22).

    3.\ Esta distincin vale, precisamente, porque en la poca campeaba el modelo de modernizacin de laDESAL, en el flamante Departamento de Sociologa de la UBA encabezado por Gino Germani.

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  • J La autonoma universitaria y el gobierno tripartito por claustro fueron institudos con la ReformaUniversitaria de 1918.

    37 Tambin de Augusto R. Cortazar se dijo que con "su bonhoma y su orientacin tambin ms de cortefuncionalista, el alentarnos con subsidios y becas para hacer nuestras primeras experiencias comoantroplogos de campo" (CGAJA: 11).

    3H SUS antecesores Ratzel y Frobenius y sus primeros integrantes Graebner, Ackerman, el padreSchmidt,Gusinde, Heine-Geldern, Koppers, Schebesta y el mismo Menghin, sostenan que los bienesculturales se haban difundido desde un centro geogrfico original y no de acuerdo a estadios secuenciales,paralelos y comunes a toda la humanidad.

    39 El filsofo italiano antifascista Benedetto Croce (1866-1952) suscribi a un "idealismo historicista" conraces en G.F.Hegel y G.Vico. Tanto Antonio Gramsci como el etnlogo Ernesto De Martina recibieronsu influencia en etapas tempranas de su formacin (Saunders 1984, 1993).

    40 De Martina, Cirese y Lombardi Satriani. En los tempranos '60s este aporte era novedoso tambin en elcampo poltico. Un socilogo cordobs militante de una fraccin minoritaria y no-stalinista del PartidoComunista Argentino, Francisco Aric, traduca por primera vez al castellano los Cuadernos de Pasadoy Presente (Tern 1991: 172).

    41 Austral, p.e., record haber intentado "formar un grupo estudiantil que tuviera intervencin en la polticainterna de la facultad"; seal que con los futuros antroplogos sociales Jorge Bracco y Santiago Bilbao,discuta las "falencias" de la carrera (CGAJA: 19).

    42 El Ejrcito Guerrillero del Pueblo, comandado por Jorge R. Masetti, oper en la provincia de Salta, unosaos ms tarde del primer grupo foquista conocido como "Los Uturuncos" de Tucumn (Gillespie 1987).

    43 O.F.A.Menghin naci en Merano en 1888, cuando su pueblo an integraba el Imperio Austro-Hngaro.Tras la Primera Guerra Mundial, y con el desmembramiento del Imperio, Austria perdi el Friuli, al norestede la pennsula itlica, que pas a integrar Italia. Merano permaneci del lado sur, a pocos kilmetros dela ciudad todava austraca de Innsbruck.

    44 Lisn Tolosana (1966) identificaba en Len un patrn generacional en los descendientes de pueblerinosque haban participado en la Guerra Civil (Lisn Tolosana 1966; Davis 1989). En el campo estrictamentedisciplinar, no siempre la aparicin de generaciones conlleva el divorcio de un modelo genealgico, comopuede verse en buena parte de las historias nacionales de antropologa, p.e., la brasilea, fuertementeafincada en ancestros-maestros y descendientes-discpulos. Ver infra.

    45 "Noche de los cuchillos largos" fue la matanza y purga del partido Nazi que inaugur la AlemaniaHitleriana en 1933.

    46 GiIlespie 1987:91.

    47 "/.. ./ las renuncias masivas que nos son aceptadas con fecha 30 de setiembre de 1966" (Lischetti,CGAJA:12).

    48 Neufeld, CGAJA:34.

    49 Por ejemplo, prestando asistencia a chaqueos y formoseos residentes en las reas iundadas a principiosde 1966, iniciativa que fue vedada por las FF.AA. encargadas del operativo (Neufeld, CGAJA:33-4).

    50 La carrera de Sociologa, el espacio ms dinmico de las nuevas carreras de la Facultad tras la cada delperonismo, se constitua en el vehculo del proyecto de modernizacin. Su propsito era conocer"cientficamente" la realidad social argentina para contribuir al desarrollo econmico e integrarse almundo cientfico-tecnolgico contemporneo. En dicho proyecto tena un papel relevante la "desperoniza-cin de las masas popuJares'y la gnesis de un proletariado "moderno y democrtico", no expuesto a la"manipulacin demaggica" de los "dictadores" (Tern 1991; Sigal 1991 Neiburg 1993, 1995).

    51 La "cuarta rama" fue la expresin utilizada, algunos aos ms tarde, por los grupos de jvenes delMovimiento Peronista, que abogaban por su inclusin junto a la Rama Femenina, Sindical y Polticainstauradas por Juan D. Pern para organizar su movimiento. Llamativamente, la Antropologa Social era

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  • la utopa de jvenes revolucionarios, muchos de los cuales integraron la Juventud Peronista de los '70s.Aunque es parte y cometido del presente trabajo, esta correlacin entre juventud acadmica y juventudpoltica merece mayor investigacin. Por su parte, Ratier se refiere a "rama" como una bifurcacin de laJuventud Peronista en laJP Lealtad (CGAJA:49) que se distanci de la JPrebelde tras el acto del l de mayode 1974, cuando Pern calific a la JP revolucionaria y montonera reunida en Plaza de Mayo como"estpidos imberbes". La expresin de "imberbes" haba sido mencionada por Wallace para destacar elcarcter rebelde pero ingenuo de los estudiantes de antropologa del '65.

    52 Wallace alude aqu a movimientos que adquirieron el carcter de rebeliones populares en distintasprovincias y ciudades argentinas que desembocaron en violentas protestas urbanas contra el rgimen delGeneral Ongana en 1969 en la ciudad de Crdoba (Cordobazo) e iniciaron el fin de la RevolucinArgentina. Santiago Pampilln era un estudiante de la Universidad Nacional de Crdoba, militante delPartido Comunista, que fue herido mortalmente por la Polica, en una manifestacin de protesta dos mesesdespus de la Noche de los Bastones Largos. Bello era un estudiante de la Universidad del Nordeste quefue muerto en una refriega policial porel cierre del comedor estudiantil en la ciudad de Corrientes, en 1969.

    n Rex Gonzlez record que el Congreso de Americanistasestaba en preparativos cuando el golpe de estadodel28 dejunio y la reunin debera realizarse bajoel nuevo rgimen. Los Congresos de Americanistaseran,por entonces, el evento acadmico ms destacado de la disciplina internacional. A sus reuniones asistanunos 400 delegados nacionales, todos ellos investigadores consagrados. La eleccin de la Argentina comosede para el '66 atenda a la conmemoracin del sesquicentenario de la declaracin de la independenciaargentina, en 1816. Pero esta vez los organizadores haban decidido sumar a los 700 delegados, estudiantese investigadores jvenes (CGAJA:32-33). A punto de inaugurarse el encuentro, un grupo de estudiantesy jvenes antroplogos exigi su cancelacin en protesta por la muerte de Pampilln (ver nota 52). RexGonzlez se neg argumentando que los participantes estaban en camino y que con el Congreso enfuncionamiento la condena a la dictadura tendra mayor resonancia internacional ("el congreso poda hacermucho ms desde el punto de vista general dando una proclama, haciendo una declaracin de tipo general(como se hizo) que cerrando el congreso" (CGAJA:32; parntesis original). Por ltimo, los organizadoreshaban dado muestra de su anti-oficialismo cuando, para evitar la presencia de las autoridades nacionales,trasladaron la sede del Congreso de la Capital Federal a una ciudad de la provincia de Buenos Aires(CGAJA:28-32).

    54 Ratier aluda aqu a un artculo escrito por Leopoldo J. Bartolom (1980) sobre la antropologa argentina.55 Orquera, CGAJA:46.

    56 Palermo, CGAJA:55.

    57 CGAJA:57.

    jR CGAJA:68.

    5~ La universidad, que durante el gobierno peronista entre 1946 y 1955 haba sido hegemonizada por gruposnacionalistas catlicos y excludo a los profesores pertenecientes al arco "liberal-izquierda" fue, comootras instituciones, profundamente reformada por el gobierno instaurado con el golpe militar de 1955.Estas reformas abarcaron la expulsin de los docentes comprometidos con el peronismo, la reincorpora-cin de los excludos en la etapa anterior y el concurso de todos los cargos nuevos a travs de verdaderas"pruebas de fe" consistentes en demostraciones pblicas de no compromiso con el rgimen peroista(Neiburg 1993).

    60 As se referia a Pern la prensa al1liperonista posterior a 1955.

    61 Neiburg 1993.

    62 Algo similar seal Ratier cuando record la presencia de aborgenes en la Facultad y en la carrera deCiencias Antropolgicas (CGAJA:50).

    63 Orquera, CGAJA:81.

    64 MarioCalifano y Jean Vellard eran profesores de materias etnolgicas y Amalia Sanguinelli de Prehistoria.Vellard era, en el perodo, director del Museo Etnogrfico.

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  • 65 Mario Califano, Juan Tomasini y Miguel Angel de los Ros eran investigadores del Centro Argentino deEtnologa Americana (CAEA), instituto dependiente del Consejo Nacional de Investigaciones Cientficasy Tecnolgicas (CONICET). que haba creado Brmida. El CAEA dispona de una revista titulada ScriptaEt/UlOlogica.

    6

  • 76 Este uso de la generacin es bastante diferente al de sociedades con organizacin por grupos de edad dondela generacin mantiene una relacin cierta y manifiesta con la predecesora a la que deber sustituir (Baxtery Almagor 1978).

    77 Como ocurre en el Brasil (ver Peirano 1992; Correa 1993, 1997).78 Santiago Wallace, antroplogo graduado en la Universidad de La Plata, fue director del Departamento de

    Ciencias Antropolgicas de la UBA entre 1992 y 1995.

    BIBLIOGRAFA

    Archetti, Eduardo P. & Kristi Anne Stolen1975. Explotacinfamiliar y Acumulacin de Capital en el Campo Argentino. Buenos Aires, Siglo XXI

    Editores.

    Arenas, Patricia1990. La antropologa argentina a fines del siglo XIX y principios del XX. En Runa XIX: 147-160.