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COMERCIO Y N A V E G A CIO N

E U R O P A Á F I L I P I N A S

v S - I^ G U K D ^ .

P R Ò L O G O .

En Abril de 1876 publiqué en Santander un folle­to, con este título, refutando al del Sr. D. Salvador Gonzalez Amat en los términos mas comedidos, por tratarse de un asunto de correos directos á Filipi­nas, que es objeto de acaloradas controversias en la prensa nacional.

Aquel primer folleto ha sido contestado con otro en Setiembre próximo pasado por el Sr. Amat, y en su prólogo califica m i humilde trabajo en térmi­nos, que á la verdad no lo esperabade la reconocida sensatez é ilustración del Sr. D. Salvador Gonzalez Amat, que al parecer se dá por ofendido, por im ­pugnar sus proyectos exclusivistas,encubiertos con una brillante fraseología que no puede impedir se conozca á primera lectura la tendencia que hay en el fondo de sus escritos.

Cuando vi el titulo del folleto del Sr. Amat: La M o n a r q u ía d e D . A l f o n s o x i i a n t e e l e s t a d o

ECONÓMICO Y s o c ia l DE EspAÑA, C o m p r e n d í desde luego que debía ser un folleto de gran peso; puesto que todos nuestros economistas no aciertan á re-

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solver el intrincado y pavoroso problema económi­co de nuestra nación.

Despues de una detenida lectura vi que el citado folleto no era mas que la segunda edición del pri­mero, aumentado con algunos capítulos y un pró­logo, puesto que copia íntegramente su primer folleto en este segundo.

Voy á contestar llevando por norte, el bien y fo­mento de la marina nacional y de nuestro comercio con Filipinas, que debe ser la nueva conquista al estilo de ios tiempos modernos que debemos hacer de aquel Archipiélago.

I.

Comienza el prólogo del folleto del Sr. Amat de esta manera:

«Nueve años hace que me hallo entregado com- »pletameate al estudio de la interesante y trascen- odental colonizacion y linea de vapores-correos de »las posesiones Españolas en el Archipiélago de »las Filipinas, porque desde que tengo uso dera- »zon, he considerado y considero aquel rico floron ))de la corona de España llamado á la prosperidad ))de la metrópoli».

Luego dice:«Apenas tenia concluidos mis trabajos, vino la

»revolución del año de 1868 y rota la cadena de la »tradición no tuve confianza bastante para presen- »tar m i proyecto á alguno de los muchos gobiernos »revolucionarios que se sucedieron en el corto pe- »riodo de seis años.

»Vino feUzmente la restauración en 1874 para re- »coger la gloriosa herencia de Isabel la Católica, de »Felipe I I y de Carlos III, y entonces se reanimó »mi fé perdida en las cosas del Estado».

Sin embargo de sus constantes y dilatados estu­dios, el Sr. Amat desconfió del período de la revo­lución para presentar sus proyectos , no obstante de haberse abierto casi al principio de ese período el Canal de Suez, que causaba una revolución co­mercial y marítima, facilitando nuestras relaciones marítimas con Filipinas que antes se hacía doblan­do el Cabo de Buena Esperanza y en buques de vela y ahora por ambos caminos á la vez.

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Ya veo que el Sr. Amat nada podía hacer entonces porque, caso raro y singular en un español, nos dice el Sr. Amat que habla perdido la fé en las cosas del Estado, mientras que otros españoles, al prin­cipio de esa revolución que fué reconocida por la gran república de los Estados-Unidos, saludamos como la resurrección de nuestra querida patria.

En aquella época me hallaba en Méjico dedicado al comercio.

También se comprende por qué el Sr. Amat no salió tan siquiera á la defensa de los intereses del comercio y navegación á Filipinas durante el pe­ríodo revolucionario, cuyos gobiernos ensayaron á su sabor las teorías Ubre-cambistas con gran con­tento del elemento extranjero que comercia con aquel Archipiélago, cuya conducta disgustó á mu­chos de los mismos revolucionarios.

Véase como se esplicaba un español en 1869 en un libro que publicó en 1870, titulado: A p u n t e s i n ­

t e r e s a n t e s SOBRE LAS ISLAS F IL IP IN A S .

«Los partidarios del laisscr faire,laisser aller, lema »hermoso de las escuelas libre-cambistas, se han »espantado de sí mismos, digámoslo con toda la »propiedad de la frase, al ver que en el estado ac- »tual de Filipinas tienen que combatir cosas que »en España aprueban, como la considerable rebaja »de los Aranceles de Aduanas que hizo el ministro *Sr. de Ayala hace un año, y por consiguiente la »mayor que aun ha propuesto el Sr. Becerra á las• Córtes».

Mas adelante dice:«Testigo la mencionada rebaja de los Aranceles

■que ha borrado de una plumada unapartida valio- »sa del presupuesto sin favorecer á nadie, ni al »consumidor, ni al productor de los frutos íUi- »pinos».

Seguramente aprovecharla al comercio extranjero ¿quién lo duda? Afortunadamente para España hay en Barcelona la patriótica Asociación del Fomento de la Producción Nacional que ha sido y es centine­la avanzado dé los intereses nacionales en todas sus manifestaciones y ha hecho una campaña bri­llante durante el periodo revolucionario, contra el torrente de ideas Ubre-cambistas de aquellos go­biernos, que sin querer tal vez, fomentaban con

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sus decretos poco meditados, los intereses extran­jeros en perjuicio de los nacionales.

Esa ilustre Sociedad, elevó una exposición al ex­celentísimo señor Ministro de Ultramar con fecha 13 de Julio de 1874, sobre el establecimiento de una hnea de vapores-correos á Manila; ya vé el seíior Amat que no es él quien fué el iniciador de esa em­presa, por mas que con esta cita, pretenda en lo mas mínimo rebajar el mérito de sus escritos, fruto laborioso de largos años de estudios. Tam­bién corresponde á la misma Asociación el honor de haber salido en defensa de los intereses de la marina nacional á Filipinas, elevando una sentida exposición al excelentísimo señor Ministro de Ul­tramar, pidiendo la derogación del decreto de re­forma Arancelaria de Fihpinas, fecha 29 de Abril de 1874, que fué desestimada la solicitud por Real órden fecha 18 de Mayo de 1875.

Merece citarse como se expresaba en un párrafo el informe de la Sección de Ultramar del Consejo de Estado, que precede á modo de preámbulo á esta Real órden.

«Sabido es que el comercio de Europa con Fili- »pinas era antes de la reforma Arancelaria, alimen- Dtada en su mayor parte con productos extranjeros »conducidos en bandera extranjera)). Este párrafo del preámbulo (informe) no está de acuerdo con la Memoria del Cónsul inglés en Manila de 1809, que dice así:

«En 1868 entraron en el puerto de Manila 112 bu­ques extranjeros, sumando 74.054 toneladas, y 93 españoles con 2G.762 toneladas. Los primeros casi en su totalidad en lastre en busca de cargamentos; los segundos cargados á su ida y retorno.

Es decir, que los productos extranjeros antes de la reforma Arancelaria iban casi todos en bandera nacional,alrevés de lo queasegurael informe. Cual­quiera que sepa algo del comercio Filipino, conoce desde luego que el Cónsul inglés está en lo cierto y que nuestro gobierno sufrió un error lamentable al asegurar en un documento oficial, que los pro­ductos extranjeros iban de Europa á Filipinas en bandera extranjera. Los que se dedican á los estu­dios económicos como el Sr. Amat, debieron en­tonces desvanecerestos errores que se sustentaban

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en altas regiones oíiciales, y hubiera hecho el seíior Amat un servicio señalado al gobierno, á la marina mercante y á la Nación; pero esto no era, ni es, el objeto de los escritos del Sr. Amat como se demos­trará mas adelante.

Continua el prólogo del folleto del Sr. Amat, di­ciendo:

«Que su primer folleto ha merecido la considera- »cion de la prensa española y producido dos folle- ))tos poco afortunados por cierto, siendo llegado el »caso de destruir las inocentes aseveraciones y »ofensivas palabras estampadas en los citados fo- »lletos». Fácil es que haya en mi primer folleto al­go de lo primero, puesto, que no lodos podemos ser sabios y graves como el Sr. Amat: cuya supe­rioridad de talento, que revelan sus escritos, soy el primero en reconocer, pero en cuanto á lo segun­do ruego al Sr. Amat que indique cuales son las palabras ofensivas, de mi escrito, pnra que las dé por retiradas desde luego.

II.

Pasemos al examen del articulo '3.*’ del escrito del Si’. Amant:

(íAntes de entrar en materia no puedo menos de «•mencionar algunos párrafos del bello opúsculo que «sobre las islas Filipinas publicó el digno presbite- »ro D. Esteban Vivet, que en ellas vivió por espacio »de muchos anos».

Entre esos párrafos del opúsculo que cita el se­ñor Amat, hay uno que dice:

«Si los capitales catalanes tan industriosos, quisie- »ran em])lear su dinei'O en Filipinas, las tierras »abundan allí, nada les costaría sino el trabajo de «desmontarlas, y es bien seguro que no perderían »su dinero, antes lo doblarían á vuelta de una do-• cena de años».

Comentario del Sr. Amat: «Como el ilustre pres-' »bitero D. Esteban Vivet debíamos pensar todos »los españoles». En efecto, es verdad que los cata­lanes son emprendedores é industriosos como los primeros de España, aunijue no sabemos que igual­mente lo sea el capital de los catalanes. ¿Pero no cree usted 1). Salvador que también son empren-

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dedores los españoles de otras provincias? En Fi­lipinas especialmente, desde su conquista hasta nuestros días han figurado en primera linéalos hijos de estas nobles provincias en amable compa­ñía de otros españoles.

III.

El 2.0 artículo comienza el Sr. Amat así: •«Para que mis lectores juzguen que tan solo la

-»irreflexión de sus autores pudo producir los dos »folletos que cito en mi prólogo, copiaré todos los »documentos que forman la historia de mi proyecto »y despues seguirán algunas aclaraciones».

Vamos á examinar esos documentos con nuestra irreflexión.

La exposición que presentó el Sr. Amat al señor Ministro de Ultramar tiene pasages luminosos y se expresa en lenguaje correcto,pero hay párrafos (por su sentido) que deslucen la brillantez del escrito y dice al Ministro con un tono doctoral:

«¿Cómo debe y puede remediarse el estado eco- »nómico de la nación española? Asociándose los »españoles y ayudar de un modo eficaz y político á »sus gobernantes. ¿Qué es lo que debe hacer el'pais »para progresar y desenvolverse de una manera »armónica con los intereses generales de su nacio- »nalidad? Asociarse para facilitar, y no dividirse »para imposibilitar».

Despues á vuelta de reflexiones y consejos dice: «Se trata Excmo. Señor, de desarrollar el comer-

»cío marítimo al compás de lo queexijen nuestros «centenares de leguas de costa sobre el Cantábrico, »sobre el Mediterráneo y sobre el Océano, con el »cálculo de dar vida y vuelo al proyecto para que »no muera antes de nacer».

Despues veremos como el Sr. Amat se contradi­ce en las hojas siguientes^ tratando de desacreditar á la primera línea de vapores españoles á Filipinas; es decir, trata de dividir para imposibilitar,en lugar de aplaudir y alentar á una empresa que precisa­mente ha sido su objeto, atenida á sus propios recursos, el desarrollar el comercio español con Filipinas puesto que es uno de los recursos con que vive y sostiene.

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Luego dice el Sr. Amat que Barcelona contribuyó con sus capitales á la obra del Canal de Suez y se muestra opuesto al planteamiento de la linea de vapores-correos por medio de subasta, y endilga este párrafo á guisa de consejo al Ministro:

«Además, los gobiernos de Inglaterra y Francia «no tuvieron en cuenta la base de subasta para es-■ tablecer sus lineas primitivas entre sus naciones »y la India-China, sino que por el contrario dieron ))ia esclusividad á sus iniciadores por períodos largos »y la subvención respectivamente».

¿Es Y., por ventura Sr. Amat el iniciador de la linea de vapores-correos á Manila ni aun en teoría? porque en la práctica, los iniciadores son los arma­dores y propietarios de la primera línea de vapores á Filipinas, que hoy compiten sus vapores en velo­cidad y condiciones con los primeros que surcan los mares en bandera nacional, poniéndonos de Barcelona á Manila en 20á 31 dias de navegación, mientras que la correspondencia por correos ex­tranjeros tarda mas de 50 dias.

En teoría, antes que el Sr. Amat ya he dicho que fué iniciadora la ilustre Asociación del Fomento de la producción nacional de Barcelona, sin hacer aquí mención de otros proyectos anteriores.

El párrafo conclusión de la solicitud del señor Amates digno de meditación para los políticos y gobernantes de esta Nación tan inquieta y pertur­bada.

«Los ilustres hombres sobre quienes pesa la mar­ocha de los destinos de los pueblos tienen con sus »subordinados la paciencia del maestro (1) la abne- Hgácion del protector y el cariño de un padre».

*Si estas gracias consigo de V. E. se verá admi- »tido mi proyecto en todas sus partes, y veré gus- »toso se me autoriza (2) para su planteamiento, que »solicito á quien corresponda por medio deV. E., »segurísimo como estoy de que ha de reportar á »España dias de ventura y tranquilidad y que será »mientras subsista inexpugnable pedestal á toda »institución que le favorezca sábia y patriótica- »mente».

(1) o del Santo Job .

(3) Ya lo creo b ien subvencionadu.

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Ya saben los señores gobernantes de España, para que hava paz en esta Nación, es necesario autorizar al Sr. Amat, el planteamiento de su pro­yecto y darle la subvención sin subasta, teniendo además la inapreciable ventaja, de que será inex­pugnable pedestal á toda institución que lo favo­rezca. Desde luego se podría suprimir el ejército y con las economías casi nivelar el presupuesto y hasta llegaría á pagarse integro el 5 })or 400 al con­solidado. Sensiblees que el gobierno no hayacom- prendído el alcance del proyecto del Sr. Amat,fruto laborioso de meditados estudios.

IV.

El artículo 3.® del folleto que contesto es la re­petición del primero del Sr. Amat. Comienza lia- ciendo referencia al progresivo desarrollo de la na­vegación á las Antillas, considerando el motivo á la aplicación y generalización del vapor: este moti­vo, Sr. Amat, es solo un agente parcial, hay otros motores que impulsan al desarrollo á esa llorecien- te marina que el Sr. Amat no menciona y son las bases siguientes:

Primera. El derecho diferencial de bandera per­manente que asegura las cargas á flete á nuestros buques con preferencia á otros extranjeros, en los puertos extranjeros.

Segunda, El derecho protector en harinas, vinos y demás productos nacionales en las Antillas, que asegura e¡ flete en los puertos nacionales, para nuestros buques.

Sin estas dos bases ya verla el Sr. Amat á que vapores y buques de vela quedaba reducida nues­tra marina á las Antillas.

Es necesario advertir que todos los gobiernos de la revolución han respetado estas bases, pero en cuanto á la marina á Filipinas obraron de distinta manera, dando decretos para ayudar íí bien morir, como aquel de fecha 28 de Junio de 4871, rubricado por el Sr. Avala, tijando el plazo de ocho años (lue concluye en 4870 para suprimir el derecho diferen­cial y llegar á la igualdad de banderas en el comer­cio Filipino, que es el desiderátum, del comercio ex­tranjero para que desaparezca la bandera mercante

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española de aquellos mares. En prueba de que fué un decreto para prolongar la agonía de la marina á Filipinas; hé aquí entre otras cosas lo que dice el preámbulo del citado decreto:

«De mayor interés y consideración es el segundo •punto (la solicitud de los navieros) teniendo en »cuenta por una parte las dificultades que ofrecería ))(¿á quién?) la concesion de la franquicia solicitada, »y por otra los perjuicios que su negativa produci- »ria á la industria naviera, porque no se puede des- »conocer que ba invertido grandes capitales para »poner en la mar buques de alto bordo, que iiacen »la navegación de Europa á Filipinas bajo el ampa- »roy protección de las leyes existentes». Y luego dice mas adelante: «La equidad aconseja seguir «dispensando por algún tiempo la protección para ^que de golpe no se vean los buques de que se trata »arrinconados eu los puertos» . Y concluye asi este delicioso preámbulo: «Suponiendo que el tér- »mino medio de vida de los buques referidos, sea »el de 12 á 14 años y suponiendo también que lle- •van 4 de servicio, resulta que tendrán 8 anos de »vida etc., etc.

Es decir, los navieros españoles no debian cons­truir n i comprar buques nuevos, sino vender ó de­jar morir á los existentes.

En efecto, las predicciones fatales se van cum­pliendo, y la marina nacional á Filipinas decrece vi­siblemente á medida que se acerca el plazo fatal de la supresión del derecho diferencial (Ju lio de 1879), causando el aumento y fomento de la marina extranjera.

Un sin número de buques y vapores dedicados á la navegación á Filipinas se han vendido, unos á los mismos ingleses como el Dóriga, Victoria y Glo- ria^ buques de hierro, y Fatchow y Amboto vapores etc., y otros andan á la carrera de las Antillas como el Emiliano, Buenaventura y Irurac-hat.

¿Por qué no ha de haber igual base en la legisla­ción Arancelaria de ambas colonias? ¿Por qué he­mos de ser proteccionistas en las Antillas y libre­cambistas en Filipinas? ¿Por qué no se h p de pre­ferir intereses nacionales á los extranjeros? ¿La marina nacional á la marina extranjera? ¿Cómo se sostendrán aquellas colonias para España sin una

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respetable marina mercante nacional, que fomente el comercio, ayude al gobierno en los trasportes y que nutra á su vez, á la Armada Nacional, de há­biles marineros?

La única disposición favorable para la marina mercante que ha dado el gobierno de S. M., nuestro augusto monarca D. Alfonso XTI, ha sido la reforma délas tarifas consulares (1). La marina agonizante á Filipinas espera alguna disposición favorable del gobierno de S. M., declarando permanente el dere­cho diferencial, asi como la consiguiente pequeña diferencia entre las procedencias directasé indirec­tas y se conseguirá reanimnr las empresas^ navieras, y no dudo que el nuevo señor Ministro de Ultramar se inspire, ante todo en lo que reclama el interés nacional, á despecho de los extranjeros, que nos explotan y arruinan con las ideas libre-cambistas.

La gran república de los Estados-Unidos debe su prosperidad en primer término al sistema protec­tor para sus industrias establecido en sus Arance­les de Aduanas, unido á las libertades políticas que disfrutan sus ciudadanos.

Volvamos al folleto del Sr. Amat y continuaré examinando el artículo 3 ° en el cual repite las fra­ses injuriosas para la primera línea de vapores á Filipinas, tratando de milay extranjera para España porque sus buques salen de Liverpool, que es un pecado capital, imperdonable para el Sr. Amat. Los vapores-correos de la floreciente empresa de los Sres. Antonio Lopezy C.®,suelen hacera veces sus salidas de Burdeos y con escala en Santander, van á las Antillas y á nadie se le ocurre decir por este hecho lo que al Sr. Amat, por la hnea sin subven­ción á Manila.

Se comprende que si los capitales fueran catala­nes ó bien se titulara la empresa de los señores Amat, Miret y C.®, otro seria el tono del escrito del Sr. Amat, y al efecto, léase con atención este párra­fo que dicta el Sr. Amat:

«Al considerarlas inmensas ventajas que repor- »taria á España y sus dominios el establecimiento ))de la línea objetivo de esta humilde y sincera Me- »?noria, que partiendo de uno de nuestros principa-

(1) U llim am eiite ha dado el reglamenlo de maquin istas de vapores.

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sies puertos del Mediterráneo uniformarla nuestras »comunicaciones con las posesiones españolas del »Asia bajo itinerario fijo y regular».

Ya se comprende cual es el objetivo del Sr. Amat y cual es ese uno de los puertos del Mediterráneo.

Despues de multitud de considerandos bien es­critos hay uno que no tiene desperdicio.

En la página 18, dice así:«Al considerar que si bien, no al soplo de una

»buena voluntad, puede España sustituir los merca- ».dos de Manchester, Southampton, Lóndres y Li- »verpool con los de Barcelona; Málaga, Cádiz y »Santander, siempre que exista el firme é inque- »brantable propósito de llevarlo á cabo tanto en »gobernantes como en gobernados», ¿Cómo quiereV. que se haga esa sustitución si nos separan de aquellos centros industriales algunos siglos de decadencia fabril? ¿Es posible mayor desarrollo de Droduccion cuando aun predominan en el gobierno as ideas libre-cambistas?

La nación que trabaja por rivalizar á Inglaterra en su^i productos fabrilesesla gran república Ame­ricana por medio de su sistema protector, y ios americanos son liberales y republicanos: pero en España el buen liberal, tiene que ser libre-cambista rabioso aun contra los intereses nacionales. ¡Que cándidos!

El considerando que he copiado y otros por el estilo, dán al folleto del Sr. Amat un brillo fantás­tico que no sienta bien á los escritos económicos que son la ciencia de los números.

En todo el escrito del Sr. Amat se habla mucho de Barcelona y de los capitales catalanes, para na­da menciona á los vascongados que fueron los pri­meros navegantes que ondearon el pabellón de Castilla en el extremo Oriente, y los que conquis­taron aquellas joyas preciosas de Filipinas á la co­rona de España, y en nuestros días los primeros buques de hierro que fueron á Manila han sido de la matrícula de Bilbao, y los primeros vapores mer­cantes que pasaron con el pabellón español por el Canal de Suez para Filipinas, han sido también de la matricula de Bilbao.

El primer vapor español mercante que pasó por el Canal de Suez fué el Ehro, para Bombay.

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El segundo que pasó el mismo Canal siendo el primero para Manila fué Buenaventura, matrícula de Bilbao, capitan D. Florentino de Larrínaga.

. V.

El artículo 4.® del folleto del Sr. Amat, se concre­ta á replicar al dignísimo escritor Sr. Portela, y aunque este distinguido escritor contesta victorio­samente, no puedo menos de tomar parte como es­pañol y marino en este capitulo en el cual pretende el Sr. Amat oscurecer los brillantes servicios pres­tados por la primera línea de vapores á Manila, en la reciente campaña de .Toló, y si tiene él palabras de censura para un acto patrió tico, á mi vez aplaudo y envió un sincero parabién á la dignísima empre­sa que puso expontáneamente á disposición del señor Gobernador general de Filipinas sus vapores para la conquista de Joló.

El Sr. Amat dice que no quiere citar artículos del Código de Comercio, que hacen responsables á los armadores y capitanes por faltas de su cumpli­miento. ¿Qué diria el Sr. Amat si le citáramos los artículos de otro Código en el que se halla com­prendido su escrito, tratando de nula y extranjera hasta la saciedad, á una empresa española?

Si todos los hechos patrióticos que registra nues­tra historia contemporánea fuéramos á juzgar por el estrecho criterio del Sr. Amat. ¡Cuántas glorias nacionales quedarían oscurecidas!

Para el Sr. Amat hubiera sido lo mas patriótico, con arreglo á las leyes comerciales, que la auto­ridad superior de Filipinas hubiera embargado los valores, que sus armadores hubieran protestado de danos y perjuicios y hacer pagar al Gobierno de S. M. á peso de oro aquellos servicios forzosos se­gún costumbre y práctica eu la reciente guerra ci­vil de la península.

Esto es con arreglo al Código de Comercio, señor Amat, ¿y le parece á V. que quien así lleva el rigor de la ley sacrificando á la Nación, obra con patrio­tismo? Me resisto á creer que asi piense el señor Amat, pero es el resultado lógico de la fuerza de sus argumentos.

Para qne vea el Sr. Amat como hace justicia la

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prensa nacional que no se inspira en sentimientos de exclusivismo, voy á copiar del Trurac-hat de Bilbao, fecha 24 de Marzo de 1870 y núm. 68, el si­guiente suelto:

Del Porvenir Filipino, periódico quesepublica en Manila, copiamos lo siguiente:—«Glano, Larrina- ga y Compañía.—Ya saben nuestros lectores que los Sres. Glano, Larrinaga y Compañía de Liverpool lian ofrecido al gobierno de las islas, por conducto de sus representantes en esta, el vapor León para la proyectada expedición á Joló; hecho que les enaltece sobre manera, como la prensa toda ha he­cho constar».

Pero la oferta de dichos señores abarca mas de lo que nosotros sabíamos, como se desprende de la siguiente exposición que la casa de Manila ha elevado á la autoridad superior.

«Los Sres. Glano, Larrinaga y C.' ,̂ á quienes re- »presentamos en esta plaza, tan pronto como han »tenido noticias de la expedición que contra los pi- «ratas joloanos prepara V. E., se han apresurado á »darnos por telégrafo sus instrucciones para que in- »mediatamente preparemos y pongamos á disposi- »cion del Gobierno, para que los emplee como al »servicio de la nación mejor convenga, todos los »vapores de la empresa que se hallan en este puerto• ó lleguen á él durante el tiempo que sean necesa- »rios; y hallándose en la actualidad surto en baliia »el vapor León nos apresuramos á ponerlo á dispo- »sicion de V. E., para que desde luego pueda utili- »zarlo en el importante servicio, porque la empresa »que representamos, animada siempre de patrióti- »cos sentimientos, los cede sin retribución denin-• guna clase.

»Lo que tenemos el honor de participar á V. E., •rogándole á nombre de la empresa se sirva aceptar »su oferta como una débil muestra de su acendrado »patriotismo».

«El Gobierno de las Islas acepta tan expontáneo cuanto patriótico ofrecimiento, dando las gracias á dichos señores y dando conocimiento al Gobier­no de S. M».

Son escusados los comentarlos.La Epoca fecha 28 de Diciembre de 1870, número

8810, dice al terminar una correspondencia de Ma­

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nila fecha 4 de Noviembre, es decir, recibida á los 53 dias en Madrid por correos ingleses, lo siguiente:

«Por último, en muchas correspondencias en­contramos, lamentos y censuras contra la lentitud de comunicaciones entre aquellas colonias v nues­tro país, pues la correspondencia tarda en llegar al Archipiélago Filipino desde la metrópoli mas de cincuenta dias, á causa de que los vapores ingleses hacen muchas escalas antes de depositarlas en Singapore.

»Por nuestra parte extrañamos esta lentitud, pues que hay vapores (nacionales) que hacen el Viaje de España á Manila en veintinueve dias, y nos felicilariamos de que el gobierno pudiese hallar el medio de acelerar tan importante servicio».

Ya vé el Sr. Amat lo que dicen los periódicos imparciales de la colonia y de la metrópoli, que di­fieren esencialmente de su modo de calificar á la empresa de vapores españoles á Filipinas. Está visto que los hombres de mas claro critero como el Sr. Amat pierden el tino cuando les ciega la pa­sión y el exclusivismo.

VI.

El articulo 5.« del folleto del Sr. Amat se reduce á esplicar el modo de tener linea de vapores sin subvención, buscando nueva vida á los vapores en España por medios que en mi humilde concepto son irrealizables, ni aun forzando la emigración al Archipiélago, porque la principal dificultad con que luchan los españoles en Filipinas es su falta abso­luta de conocimientos ó estudios agrícolas y la fal­ta de capital. Véase al efecto la opinion de un es- panol de larga esperiencia en el pais y amante del progreso, lo que decía en su libro publicado el año de 4870.

«Si con las facilidades que han de traer al Istmo de Suez y las reformas que haga el gobierno, se de­cidieran á \v medianos agricultores tengan la seguri­dad de que en media docena de años si son honra­dos y laboriosos centuplicarán sus capitales». Por consiguiente, lo primero que hay que hacer es di­fundir en nuestro pueblo el estudio de la agricultu­ra con especialidad el cultivo de las plantas tropi­

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cales, y despues con ayuda de algunos capitales se lograria algún pasaje. ¿Pero cómo sostener una linea de vapores sin subvención desde España sino hay elementos para ello, ni aun para cargar un par de vapores en un año? Pero como el Sr. Amat se contradice de una á otra página, dice que de Espa­ña apenas va á Filipinas 3.000 toneladas de carga al año; resultando por tanto ilusorio el contenido de su capítulo 5.® por aquello de confesion de parte.....

En el Boletín de Comercio de Santander en Setiem­bre de 1875 y en la revista La Iberia, fecha 8 de Agosto 1870,* publiqué los datos necesarios para la formación de una línea de vapores-correos á Mani­la, tomando por base de comparación el trayecto que recorren los correos á las Antillas con la sub­vención respectiva, y escuso ahora repetirlo por no alargar mas este folleto. Pero el Sr Amat nos habla del estado floreciente de las lineas de va­pores extranjeros (ingleses) que tocan en nues­tros puertos y voy á demostrarle con datos sus errores.

La revista financiera de Londres The Investor de Diciembre último, dice hablando del Pacific Steam i^avegation (correos al Brasil, Río de la Plata y Pa­cífico ) que sus vapores tocan en Santander. Ac­ciones de libras 50 pagado todo efectivo á43 1/4 ú l­timo precio.

Dividendos d e4 semestres anteriores:Eli.® nada^2.®nada, 3 ® nada, 4.0 á razón de 4 por 100 al ano, en Junio de 1876.

La revista financiera de Londres The Econo­mista fecha 25 de Noviembre 1876, página 1382, dice lo siguiente: Peninsular and Oriental Steam, la com­pañía anuncia el reparto de un dividendo de dos por 100 por el semestre que concluyó el 30 de Se­tiembre, haciendo con el dividendo interino pagado el semestre anterior en Junio un tres y X por 100 al año llegando á ser el mismo que el de 1875.

Las acciones de L. 50 cotizadas en la bolsa de Lóndres, á 36 último precio. Los vapores de esta compañía tocan en Gibraltar. Ambas compañías disfrutan subvención del Gobierno Británico, su­mando el de la Peninsular y Oriental á L. 532.815 al año.

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Guando esto pasa á las compañías de vapores de primer órden como la Peninsular y Oriental, es­pléndidamente subvencionada puede suponerse co­mo andarán las demás empresas de vapores, via Canal de Suez, sin subvención.

En cuanto á la construcción de un buen dique en labaliia de Manila es indiferente que sea Cavite ó Mariveles, reuniendo el pruiiero la ventaja de la proximidad á Manila y que se puede unir con un ferro-carril. También seria conveniente al estable­cerse los correos á la Peninsula, que se tendiera un cable eléctrico de Manila á Hongkong cuya opera­ción no exigiría mayores gastos, teniendo la venta­ja de que habria noticias diarias de Manila.

La conclusion que el Sr. Amat dà á su articulo 5.0 merece copiarse.

«AsiesquesiEspaña garantizára la colonizacion Española se contrarestarian los elementos subver­sivos en el Archipiélago y no cabe dudarlo se con­seguirán los mercados de Manchester, Southamp­ton, Lóndres y Liverpool en Santander, Cádiz, Má­laga y Barcelona».

Todo español que haya estado en Inglaterra ó sepa algo lo que es aquel pais y el nuestro, no po­drá leer este párrafo sin una sonrisa, por el entu­siasmo del Sr. Amat que considera à esta pobre España dispuesta, por arte de encantamiento, à ser rival de Inglaterra en el comercio y manufac­turas.

El asunto de la colonizacion, aparte de lo que he diclio anteriormente, merece detenidos estvidios partiendo de la base que alli tenemos al elemento chino, que fué admitido por las leyes de ludias so­lamente para la agricultura, pero hoy dia tienen to­do el comercio de segundas manos y no puede el europeo competir con ellos en economía y baratu­ra de los jornales. Algo de esto pasa en California y trae muy preocupados á los ciudadanos de aquel estado, el incremento que ha tomado la emigración de chinos que en un principio los llevaron para ocupar en los trabajos del ferro-carril del Paci­fico.

Como este asunto, aunque importante, no es■ iel rnomento pasaremos á examinar el 6."* artículo del escrito del Sr. Amat.

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vil.Kl articulo G.® dedica el Sr. Amat á contestar ú

mi folleto anterior del cual copia algunos párrafos, y \)one á continuación las siguientes preguntas que revelan la ignorancia en quese halla del movimien­to de la carga en puertos ingleses para Fihpinas.

«¿Es posible que asi discurra el Sr. Luzarraga? ¿En qué funda la seguridad de cabida en las esca­las? en la probable falta de carga en Liverpool tal vez ¿Puede satisfacer esto al comercio? ¿En qué funda la indiferencia de que los vapores salgan ó no de puerto extranjero ó español? En falta de pa­triotismo tal vez ó completa ignorancia mercantil.

"Si tal asegurara el Sr. Luzarraga inspirándose en las ideas de la compañía de que se trata, en­tonces no podría tolerársele por .mas tiempo os­tentara el glorioso nombre de Española.

«Pero me congratulo de que dicho Sr. Luzarraga se habrá equivocado y de que he de verlo de con­formidad con mis juicios». Dios me libre D. Salva­dor de estar en conformidad con sus juicios que andan muy desorientados en este asunto comercial y como V. con su aire do«;toral no prueba nada en contrario, de lo que expuse en mi folleto anterior, aguardo á que me cite V. el número de toneladas de carga que cada año salian de puertos ingleses en bandera española antes de la desdichada refor­ma arancelaria de Filipinas, y las que actualmente se les presenta á los buques españoles, y la canti­dad de carga que va por la via indirecta de Hong­kong y Singapore en bandera extraiijera. Si V. no se digna presentar estos datos ú otros análogos, tengo derecho de dudar de sus afirmaciones que descansan solo en la memoria de V. harto fatigada por sus dilatados estudios. ¿No dice V. Don Salva­dor, en la pàgina 35, la ciencia del comercio está reducida á los números? pues vengan esos núme­ros Sr. Amat y discutiremos dejando à un lado ca­lificaciones estemporáneas de patriotismo etc. que à nada conducen mas que à querer agriar la polé­mica y que no deben jamás usarse entre escritores que de buena fé y con datos desean discutir en el terreno de la prensa.

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Para que vea el Sr. Amat que deseo discutir este asunto haré una aíirmacion que tal vez le sorpren­derà. Para Julio de este año queda reducido el de­recho diferencial de bandera à 10 por 100 y para Julio de 1879 quedan igualadas las banderas en el comercio Filipino; por consiguiente si antes de ese plazo no se declara permanente el derecho diferen­cial con un 20 à 25 por 100, no habrá n¿ wna to­nelada de carga para los buques españoles en los puertos de Inglaterra, puesto que á los ingleses les sobran vaporesy buques de vela para ese comercio, contando además con el flete de retorno, pues ya sabe V. Sr. Amat, que la mayor parte de los pro­ductos filipinos van à Inglaterra. Todos los corre­dores marítimos ingleses que se ocupan con los buques españoles dicen siempre, que en breve ce­sarán de buscar carga para los buques españoles tan pronto como llegue el dia (no lejano) de igual­dad de banderas, que es Julio de 1879.

El Sr. Amat, por último, considerando estériles sus esfuerzos para conseguirdel gobierno el privile­gio de establecer vapores-correos con subvención, se declara derrotado en los siguientes términos.

«Sin todos los elementos que dejo consignados »rechazo en absoluto la idea de la línea de vapores »por sisóla, porque no entra en mis cálculos for- »mar compañías para sacrificar despues á sus ac- »cionistas».

iQué abnegación! Segnn esto, para el Sr. Amat, no hay vida, no hay comercio, ni marina á Filipinas suficiente á formar una linea de vapores-correos si no se adoptan en absolulo sus proyectos.

Hasta hoy no ha dicho el gobierno de S. M., con que clase de dificultades tropieza para el plantea­miento de los vapores-correos nacionales á Filipi­nas, pero es fácil averiguar echando una mirada á nuestra quebrantada Hacienda pública; sin embar­go, sabemos que hay un expediente informado por el Consejo de Estado dejando á la iniciativa del gobierno el fijar el punto de partida de los correos.

Anies se liacia el servicio de correos á Manila, vía Marsella, por las mensajerías francesas, ahora se hace vía Gibraltar por vapores ingleses. Estas variaciones las hace el gobierno con suma facilidad, igualmente y con una sencilla Real órden planteó

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la tercera expedición de correos á las Antillas; y si ahora no se plantea tan siquiera una expedi­ción mensual á Filipinas, será tal vez porque el gobierno de S. M. se vea contrariado por varias solicitudes parecidas á la del Sr. Amat y dudará y vacilará en escojer, aquella sociedad ó compañía que ofrezca mas garantías en la ejecución del ser­vicio postal. De otro modo no se comprende tantas facilidades para una cosa y tantas dilatorias y diñ- cultades para otra.

Si el Sr. Amat desea una discusión amplia y razo­nada sobre el comercio y navegación á Filipinas, dejemos á un lado de hablar en contra de compa­ñías como la de los Sres. Olano, Larrinaga que cumplen con sus deberes comerciales y marítimos, siendo una empresa de vapores sin subvención, no dificulta á nadie que siga el mismo tráfico, como ha sucedido últimamente, que consiguió hacer un viaje el Yapov Castilla, de Barcelona, llevando tropas á Manila aunque el viaje lo hizo bastante acciden­tado, tardando mas de sesenta dias en la navega­ción. Dejemos Sr. Amat de singularizar las ideas, procuremos ayudar al gobierno en lo posible á fin de inclinar su ánimo á que favorezca intereses es­pañoles, y entonces será mas útil y provechosa nuestra polémica para la nación, haciendo una pro­paganda en favor del comercio y navegación á Fili­pinas. Al efecto debe reformarse el arancel de las Aduanas del Archipiélago ) aun el de la Península, para que aqui se establezca la industria del refino de azúcar, y otras que se puedan crear, empleando las primeras materias que producen en abundancia nuestras feraces colonias.

El Sr. Amat habrá observado por la atenta visita de despedida que le han hecho al Excmo. Sr. Ge­neral Morlones, Capítan General electo de Filipinas, los Sres. Comisionados del Circulo Hispano-ultra- marino y de la Asociación de navieros de Barce­lona, que aquellos centros patrióticos están de acuerdo con mis ideas respecto al modo de fomen­tar el comercio y navegación á Filipinas, cuyas ideas han sido repetidas en diferentes escritos publica­dos desde Mayo de 1875 hasta el presente inclu­sive en los periódicos de Santander, Bilbao, Barce­lona y San Sebastian.

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Establecidas las reformas arancelarias en el sentido expresado se aumentan la producción nacional, el comercio y la marina de vapor, y se facilitan los medios de alimentar los vapores-cor­reos con una subvención moderada.

En conclusión: dice el Sr. Amat «que no quiere »ofender á nadie en lo mas mínimo, y si por des- »gracia hay alguna palabra en sus escritos que de »tal modo dé lugar á interpretarse, la retira». Del m ismo modo á mi vez retiro las palabras que en iguales circunstancias se crean ofensivas en mis escritos, que todos ellos son dedicados (exclusiva­mente) al bien general del comercio y marina mer­cante á Filipinas, verdaderos y poderosos motores del movimiento industrial de las naciones.

zS .̂ c/e .^^aU a^a .

Muiidaca Enero 31 de 1877.

N O T A .Según los datos particulares que he podido conscííuir en In­

glaterra: se despacharon cargados buques de vela de los puer­tos ingleses para Filipinas en bandera española como sigue:

1860.................. 10 buques con l UHX) toneladas.187 0 -13 » OrjOO »187 1 6 >. 9 5000 »187 2 2 » « 20()() »1873..- . . . 1 )) KMM) »

Sin comentarios.

A D V E R T E N C I A .

En Julio del ailo inY'Ximo pasado fui favorecido de una carta del Sr. Pu igy Llagustera (D- .losé) propagandista de la moral y el trabajo y ex-diputado de las Constituyentes de 1809, con el objeto de que no le confundiera con su señor hermano (¡ue se titula Ingeniero, (¡ue escribió solire el comercio de la Península con Filipinas ({ue contesté en mi primer folleto, sin que hasta ahora haya llegado la réplica á mis numos.

Queda servido el Sr. Puig y Llogostera (l>. Josi'*.)

Bilbao J i u n f. (Vrhnas, Corrto> 34.

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